Rana, número equivocado

Una llamada telefónica, a un número equivocado, puede dar mucho juego, y ser un acierto...

En este relato, os voy a contar cómo, por error en un número de teléfono, conocí a una mujer, apodada “Rana”, y cómo, poco a poco, empecé a formar parte de su vida las 24 horas del día.

Empiezo a narrar la historia.

**En

Campodón

, Villaviciosa de Odón. Sábado por la mañana.**

Me había levantado algo inquieto, con la sensación de que iba a pasar algo ese día, pero no sabía, con exactitud, de qué se trataba, generalmente, las sensaciones así, son señal de que algo iba a pasar realmente, aunque nunca sabía si iba a ser algo bueno o no.

Me puse a ver las noticias, en uno de esos canales que emiten noticias todo el rato, cuando mi móvil, sonó, pero colgaron, se cortó la llamada, sin darme tiempo a responder.

Fui a ver quién había llamado, agregué el número, que no conocía, a la agenda, y me dispuse a saludar a esa persona, a través de

Whatsapp

, para tratar de investigar su identidad.

Me pidió disculpas, porque, al parecer, se había equivocado de número, tenía algún dígito mal copiado, y le había aparecido yo, en lugar de la persona a la que quería conocer.

En realidad, quería conocer a un chico que, una amiga le iba a presentar, pero, aparecí yo.

Esa persona, se identificó, finalmente, me dijo que se llamaba Marta, aunque la apodaban “Rana”, sin embargo, en ningún momento me dijo Rana el motivo de ese apodo. (Y, aún hoy, sigo sin saberlo)

Me dijo que tenía 29 años, uno menos que yo en ese momento, que trabajaba en una empresa muy conocida en una buena oficina, en Madrid, y que estaba soltera, pero muy abierta a encontrar el amor, así como a echar un polvo, si surgía la ocasión, no se cerraba a nada que pudiera pasar.

Yo le expliqué que, debido a mi situación laboral, mi tiempo libre era escaso, de hecho, me pillaba en casa, casi por casualidad, porque había hecho mal día, y no había acudido a la oficina, porque no tenía citas programadas, aunque, estaba pendiente del móvil, por si surgía alguna urgencia.

Estuvimos cerca de tres horas hablando, por

Whatsapp

, y, como el día había mejorado, había salido el sol, y, la conversación con Rana, era, cada vez, más interesante, decidí aceptar la propuesta de Rana, de quedar y conocernos, en un céntrico bar de Madrid, ese mismo día, para tomar el aperitivo, y ver lo que pasaba.

Según fue avanzando la mañana, y la conversación, me tuve que sacar un moco, y pasarme al PC, para seguir más cómodo la conversación, así que la situación, prometía.

En resumen, había quedado con Rana, en una hora, en un bar, para ver si había suerte, y conseguía follármela.

Me arreglé, con cierta rapidez, pues, al vivir a las afueras, tardo un buen rato en llegar al centro de Madrid, agarré el coche, y me fui a la cita con Rana.

En el bar, primer encuentro con Rana

Llegué a las inmediaciones del bar donde había quedado con Rana, aparqué como pude, el coche, y fui al bar, pues se acercaba la hora de la cita.

No había visto una foto de Rana, pero Rana sí había visto la mía, la del perfil de

Whatsapp

, por lo que, al llegar al bar, una chica, pronunció

mi

nombre.

Sin duda, era la que mejor estaba, de todo el bar, algo que me sorprendió, pues ligar, es algo que me cuesta bastante, y, más

aún,

lograr que una chica, que esté buena, se fije en mí.

Rana llamó mi atención, desde el primer momento en el que la pude ver en el bar.

Llevaba un vestido corto de cuero negro, unas botas altas negras, de tacón fino, y medias negras; pero, lo que más me llamó la atención, es que llevaba gafas, y, el ojo derecho, tapado con un parche.

Pese a que iba entera de cuero, no parecía, para nada, una puta, sino una mujer muy estilosa, guapa y femenina, pues era ropa de una conocida marca gallega muy normal.

Físicamente, Rana es castaña, en torno a 170cm, tetas naturales, pero de buen tamaño, cuerpo natural, con buenos abdominales (Se los vi después), pero, sin cuidar/entrenar en el gimnasio o con dieta estricta, muy femenina y muy elegante, y, lo mejor, con buen carácter, y muy forofa del Real Madrid.

Rana, me sonrió, y, ahí fue cuando me

di

cuenta, de que también llevaba aparato dental, me saludó con un beso en la mejilla, y empezamos a hablar, aunque, antes, el camarero me preguntó por la consumición y yo le pedí una cerveza, para atajar los nervios y el shock de ver semejante mujer.

Estuvimos un rato charlando, primero, la conversación giró en torno a sus ojos y a su boca, pues le pregunté el porqué de llevar un ojo tapado, y Rana, me dijo que tenía algunos problemas de ansiedad, pero que, no poder ver bien, le calmaba bastante; de hecho, me explicó que lo llevaba siempre puesto, y, que sólo se lo quitaba, en la ducha, y, cuando se dedicaba a una de sus aficiones, la pintura, pues tiene hasta un pequeño taller, donde pinta.

Lo de la boca, llevar aparato, me dijo que, desde que era pequeña, era algo que le fascinaba, los aparatos dentales, por lo que, en cuanto tuvo oportunidad, encontró una dentista que se lo puso, aunque le costó un suplemento importante.

Después de eso, y yo ya con un calentón importante, que mi polla lo empezó a notar, pues se puso dura, los temas de conversación fueron, sobre todo, de Economía, que nos interesaba, debido a nuestras profesiones, ambas en ese espectro, a los dos, y, en torno a una hora después, al ver que teníamos muchos gustos en común, Rana me propuso que fuéramos a un sitio más tranquilo, para seguir hablando, y, tal vez, poder hacer algo más...

En el supermercado con Rana

Yo le propuse, ir a mi casa, a Villaviciosa, comer allí, cualquier cosa, y pasar el resto de la tarde, quizás ver alguna película, o algo de fútbol, o bueno, que pasara lo que tuviera que pasar...

Rana aceptó, pero me dijo que pasáramos por un supermercado, pues supuso que yo no tendría nada de comida para ofrecer, en mi casa.

Lo que Rana hizo a continuación, antes de salir del bar, en dirección al supermercado, me puso más caliente, de lo que ya estaba de por sí.

Se puso un abrigo largo negro de cuero, de esos, tipo

Mátrix

, que había guardado en el bar, para que no se le estropeara, y, después, se sacó de uno de los bolsillos, unos guantes, también de cuero negro, y se los puso.

Al salir del bar, fuimos a un supermercado, el más cercano que vimos abierto, e hicimos algo de compra, yo, al vivir solo, tengo algo de experiencia en este tipo de tareas.

Compramos algo de sushi, chocolate, pues Rana me dijo que era una de sus pasiones a nivel gastronómico, y una botella de vino blanco, para beberla y celebrar nuestro encuentro.

Por supuesto, Rana, atraía todas las miradas, casi más de mujeres,

que,

de hombres, todo hay que decirlo, y eso, me gustaba y me ponía muy cachondo.

Al salir del supermercado, el tiempo atmosférico, volvió a cambiar, y nos cayó una buena tormenta, tuvimos que ir a agarrar el coche, como si viniera una bigotuda a besarnos, para evitar que el abrigo de Rana se mojara y pudiera estropearse.

Llegamos al coche, guardé la compra en el maletero, le abrí la puerta del copiloto a Rana, y arranqué para ir, en dirección a mi casa.

En mi casa, pero ya, por primera vez, con Rana

Durante el trayecto en coche, Rana se quitó el abrigo largo de cuero, y lo puso en el asiento trasero del coche.

El vestido de cuero negro que llevaba, era algo escotado, y dejaba entrever, el sujetador negro que llevaba debajo.

Le pregunté a Rana, por pura curiosidad, y, sin revelar todavía, mis gustos por el BDSM, el dolor y demás cosas que narro en mis relatos, si tenía mucha ropa de cuero, y Rana me respondió que sí, que intentaba que, cada día, llevara algo de cuero, a menos que el calor se lo impidiera, pero que, lo que más le gustaba, y nunca perdonaba, incluso en pleno verano, era llevar botas.

Finalmente, llegamos a mi casa, en

Campodón

, aparqué el coche en el garaje, saqué las bolsas con la compra, y fuimos a mi cocina, para empezar a preparar la comida.

Antes de empezar a preparar la comida, puse el abrigo largo de cuero de Rana, a buen recaudo.

Mientras se preparaba la comida, Rana fue abriendo la botella de vino blanco, agarró dos copas, y sirvió el vino en las copas.

Yo puse el sushi en los platos, y nos sentamos en la mesa de la cocina, a comer y a beber.

Durante la comida, yo me di cuenta de que, si realmente quería triunfar, y lograr algo con rana, me tendría que sacar un moco, y lanzarme al ruedo.

Me di cuenta de eso, porque Rana me miraba mucho, y con muchas ganas de hacer algo, pero no acababa de arrancarse, por si acaso yo la rechazaba.

Así que le dejé las cosas a Rana claras, para que no hubiera malos entendidos.

Le dije a Rana que, por mi situación de trabajo, al no poder tener demasiado tiempo libre, sólo me podría permitir una relación de pareja, en el que mi pareja, siempre una mujer (Y

cis

), se sintiera bien y disfrutara, siendo un trofeo y/o un objeto.

Le expliqué que me gustaba el BDSM, el dolor, le hablé de mis fetichismos y de mis gustos raros, y Rana se lo tomó bien, porque me dijo que, muchos de esos gustos, los compartía conmigo.

De hecho, ella estaba abierta y dispuesta a ser la sumisa de alguien, sin importar de quien, pues me dejó bien claro, que estaba dispuesta a lo que fuera, cuando me escribió, por la mañana, y por error, le habían dado el número de un Amo, que estaba buscando sumisa, pero, aparecí yo.

Una vez que ya estaban las cosas claras, comenzamos a hablar de límites, algo en lo que Rana me dijo, que esa palabra, no estaba apenas en su vocabulario, salvo por las cosas manifiestamente ilegales, como menores de edad, por ejemplo, pero, salvo eso, no tenía límites

Es más, me dijo que buscaba por Internet, fotos de mujeres a las que les cagaban o les ponían agujas, y se ponía muy cachonda viéndolas, imaginando ser como ellas.

Mi grado de excitación, era cada vez mayor, sinceramente, me entraron ganas de empezar a besar a Rana y no soltarla en años, pero me contuve un poco.

Nos comimos, para finalizar la comida, el postre de chocolate, una palmera enorme, que nos repartimos entre los dos.

Preparé dos cafés, uno para cada uno, y, cuando ya tenía el café preparado, y se lo iba a dar a Rana, ésta hizo algo que me gustó tanto, que propició que no pudiera contenerme más y la tuviera que besar.

Ojo, lectores sensibles, puede ser desagradable lo que viene a continuación.

Rana, se sacó un moco, se lo metió en la boca, sorbiéndolo, y se lo tragó; me dijo que ella, el café, se lo tomaba con moco...

Para mí, fue algo así, como la guinda al pastel, así que la tuve que besar. (Y pregunto a los lectores/as, ¿Qué

habríais

hecho vosotros/as en esta situación?

Para tomarnos el café, fuimos ya para el salón, tras el beso; no pude tomar a Rana de la mano, pues llevábamos los cafés, y estábamos con las manos ocupadas.

Rana me estuvo explicando que, desde pequeña, se sacaba mocos, y se los comía, que se consideraba una cochina, pero que era algo que le gustaba, a pesar de que fuera un poco extraño.

Cuando me dijo eso, me entraron, si cabe, aún más ganas de follármela, y así se lo dije, a lo que Rana, me respondió, que, si

tantas ganas tenía

yo de follármela, que no sabía a qué estaba esperando, porque ella también estaba muy cachonda, y deseando que me decidiera a dar el paso.

Nos tomamos el café con rapidez, y, ahora ya sí, pude tomar a Rana de la mano, y subimos a mi habitación.

En el dormitorio, con Rana

Al llegar a mi habitación, empecé a desnudar a Rana, vi que llevaba el sujetador negro y un mini tanga, por debajo del vestido, a modo de ropa interior.

Pero, Rana, era una caja de sorpresas, pues, cuando ya la pude ver, (casi) completamente desnuda, vi que, en su culo, llevaba algo, pero, dentro de su culo.

Le pregunté a Rana, sobre lo que llevaba en su culo, y me dijo que era un

plug

anal, ese sí que lo llevaba siempre, sólo se lo quitaba en la ducha, para ir al baño, pero, lo mínimo.

Rana me explicó, que se lo ponía como

auto-castigo

, porque le excitaba mucho.

Por si fuera poco, llevaba también una prenda de ropa, muy especial, un

corset

, muy apretado, pero que sólo se veía, cuando se quitaba el vestido, lo llevaba por debajo.

Era un

corset

, también de cuero negro, que dejaba sus tetas al aire, bueno, tapadas por el sujetador.

Después, llegó el turno de Rana, de quitarme la ropa a mí.

Una vez que ya Rana me había quitado todo, yo sí me quedé completamente en bolas, Rana alucinó con mi polla, y, me dijo que, antes de que me la follara, le haría mucha ilusión, chuparme la polla, y llenarse la tripa (Se lo quería tragar, cuando me corriese) con mi semen.

Así es que, le dejé a Rana que me la chupara, no calculé lo que tardé en correrme, porque, sinceramente, debido a la excitación del momento, y a todo lo que había pasado en tan poco tiempo, pues perdí un poco la noción del tiempo.

Antes de que Rana empezara a chupármela, y dado el gusto de Rana por los mocos, decidí ponerla a prueba, así que yo me saqué un moco, lo puse en mi polla, para que Rana se lo llevase, al chupármela.

El coño de Rana chorreaba, al ver el moco en mi polla...

Cuando ya me iba a correr, decidí que era mejor no avisar a Rana, pues, al fin y al cabo, me había dicho que se lo iba a tragar todo, y, así fue, me corrí y se lo fue tragando; al acabar, me dejó la polla bien limpia, y ella se quedó con toda la cara llena de semen, por limpiarme a mí.

Después de la mamada de Rana, no dejé que se fuera a limpiar al baño, pensaba que era mejor no bajar el ritmo, y seguir la fiesta.

Fui un momento a la nevera pequeña, con refrescos, que tengo en la habitación donde duermo, y agarré una bebida energética; cuando Rana me vio, me dijo que le diera un poco, pues, al parecer, aparte de querer cargar las pilas, como yo, era un poco adicta a ese tipo de bebidas.

Después de beber y cargar pilas, la fiesta siguió, pero eso será, en el próximo capítulo, que, por hoy, ya he escrito mucho.

El autor acepta comentarios, emails sobre los diversos relatos.

Próximamente, seguiré escribiendo más partes de algunos de los relatos, voy retomando, cada día, algunas de las series, sed pacientes.