Ramsés, Venus y Afrodita (5)
Desde un triángulo hasta las mas tiernas e iracundas sensaciones, pasando por las sensaciones de un enorme SadoMaso. Espero que os gusre esta parte, al menos a los más ansiosos de escenas especiales. Un beso fuerte para quién lo lea. Sandra Raquel.
Amor, amor y amor........pero sobre todo Roberto y nosotras dos
Después de unos minutos de alta intensidad y sin que Roberto d
e
jara de lamer nuestro flujos, quedamos extenuadas y separamos nuestros labios preñados de amor y deseo. Miré a Victoria y ví en sus ojos el amor mas puro e intenso que hubiese visto en mi vida. Sólo había notado aquella expresión hacía unas horas junto a Roberto...y supe que estaba ante mi destino, pero como modo mas inmediato antes mis amores absolutos.
No pronunciamos palabra alguna, pero nuestras miradas eran tan puras que todo lo demás sobraba. Roberto debió de darse cuenta y subió su cara impregnada de nuestros flujos hasta las nuestras y las dos sin decirnos palabra, limpiamos su cara rodeándole con nuestros brazos mas exteriores. Y así quedamos los tres unidos por primera vez.
Durante unos minutos, nuestros tres cuerpos estuvieron unidos como si se tratase de uno sólo. Sudorosos y compactados, como intentando guarecer el amor, para que no escapase de nuestros cuerpos.
En cuanto Victoria y yo misma, nos sentimos mas tranquilas, pensamos y nos lo comunicamos con la mirada, que era llegado el momento de amar a nuestro anfitrión, amigo y sobre todo amante.
Observé como Victoria, era la primera que dedicaba una sonrisa de amor y sensualidad a nuestro amor conjunto. Mirando a Roberto, comprobé que estaba dispuesto para amarnos hasta el final de los tiempos y me entregué definitivamente a ellos dos. Supe, que había encontrado el amor total y perfecto. Y me propuse que jamás se perdiese si podía remediarlo de algún modo.
Victoria primero y después Roberto, me miraron con los ojos prietos de sensualidad y simplemente, les devolví la misma imagen. Y a partir de ese momento, todo empezó a funcionar. Podía apreciar como Victoria, realizaba mas o menos los pensamientos míos. Al parecer estábamos tan unidas y vinculadas, que ni siquiera teníamos que mirarnos para saber lo que la una esperaba de la otra.
Cuando actué yo, supe que Victoria lo estaba aguardando y entre las dos, nos dedicamos a amar al ser que nos protegía y del que además estábamos enamoradas.
Roberto, empezó con Victoria, pero mis caricias eran esenciales para ellos dos, como así lo mostraban con sus manos de contactos tiernos sobre cada una de las zonas erógenas de todo mi ser. No hacía falta que nos mirásenos a la cara, pues el amor y la pasión clamaban fuertemente entre nosotros tres.
Me encantaba, verles llenos de ansiedad y pasión, porque yo me sentía igual que ellos sin que mi cuerpo estuviese siendo amado por alguno de ellos dos. Pero es que los tres éramos la esencia del amor perfecto. Y por tanto, me limitaba a hacer cosas que antes había hecho Roberto con nosotras dos, como caricias y besos llenos de ardor y pasión en cada uno de ellos.
Y sé que disfrutaban sintiéndome cerca de sus ansiedades y placeres emergentes. Mis caricias eran tan tiernas y tan llenas de amor, que sabía que era lo que deseaban sus dos cuerpos desnudos y sobre todo mis amores infinitos. Podía observar como Roberto culebreaba en el interior de Victoria. Su pene entraba suave, mientras ella se extasiaba llena de convulsiones de placer. Miraba la cara de los dos y me sentía plena y feliz de sentir la pasión y el ardor de sus miradas. Y Roberto la asediaba dulcemente, pero sin dejarla descansar un solo segundo y ésto hacía que Victoria se removiera bajo el contacto de su amor.
Miraba el pene de Roberto, entrar y salir de la vagina totalmente encharcada de mi amor. Y sentía que la mía estaba del mismo modo.
Me notaba tan satisfecha de sentirles gozar, que mi cuerpo se aceleraba al ritmo de cada uno de los suyos. En un instante que Victoria me miró con los ojos turbios de placer, acerqué mis labios a los suyos y recibí toda la felicidad que estaba gozando. Y cuando miré a Roberto, hizo lo mismo. Sus besos me hacían estallar en mi interior, pero Victoria ya estaba entrando en la barrena del orgasmo, mientras Roberto se sentía como el macho dominante y sólo actuaba para dar placer a sus dos hembras, a una de las cuales estaba haciendo vivir la maravillosa agonía del placer, mientras la otra estaba deseosa de experimentar esas mismas sensaciones.
Victoria, terminó por correrse entre estertores de placer, mientras el pene de Roberto la penetraba hasta lo mas profundo de su matriz, mientras la besaba y respiraba sus jadeos de placer y gratitud.
En cuanto Roberto se salió de la vagina de Victoria y mientras ésta, se arqueaba llena de placer, se acopló dentro de la mía. Sentí su pene, fuertemente armado, pero estábamos tan lubricados, que no sentí mas que placer. Notaba como se colaba en mi canal vaginal poco a poco. Era algo tan extremadamente ardiente y maravilloso que comencé a jadear de placer, mucho antes de que hubiese terminado de entrar en mí. Para cuando llegó a tocar mi matriz, mi cuerpo se arqueaba lleno de pequeñas convulsiones de placer.
Sentía su pene arrastrarse ardiente y encolerizado dentro de mi cuerpo, mientras le miraba a los ojos y le decía con mi mirada vidriosa que le amaba y que era feliz. Su mirada algo mas seria que la mía, también me decía lo mismo según entraba y salía de mi vagina.
Me sentía bajo su dominio total, como minutos antes lo hubiera estado Victoria. Sabía que no podría soportar mucho mas tiempo sin explotar en un ruidoso orgasmo ante ellos dos.
Pero era tan grata la sensación que me romovía inmersa en un inmenso placer, mientras miraba con ojos vidriosos, preñados de placer, a los de Victoria y los de Roberto. Pero era Victoria quien mas me hacía gozar con su mirada ardiente y sensual. Estaba exhausta del orgasmo recién cobrado junto a Roberto, pero sus ojos me llenabas de gozo y pasión, mientras aquella culebra se apoderaba de mi interior y me dominaba para mi placer.
Miraba alternativamente a Roberto y Victoria y me sentía a cada segundo mas cerca de la explosión de mi placer. Los ojos de Roberto denotaban una cantidad de placer que me alucinaban, ya que parecía a punto de estallar en un orgasmo brutal, pero sin embargo era yo la predispuesta y de acción inmediata a conseguir aquel efecto.
Sentía su polla, cada vez mas grande y tensa dentro de mí, que se arrastraba lenta y otras veces se clavaba sin piedad dentro de mi cuerpo. Hasta que llegado un punto de no retorno, exploté en un orgasmo ruidoso y removiéndome cuanto podía, mientras las manos de Victoria, sujetaban mi mano derecha y su boca se posaba sobre la mía, para respirar mis espasmos y jadeos.
Durante varios minutos, me removí cubierta de estertores y sensaciones maravillosas y agónicas de placer, sin que Roberto dejase de penetrarme, aunque mas suavemente. En cuanto me derrumbé, se retiró de mí y dijo :
Chicas, os estáis portando muy bien y deseo que estéis disfrutando. Yo me he aplicado un retardadror, para haceros feliz todo cuanto pueda.
Eso nos explicaba por qué había conseguido llevarnos a las dos al orgasmo, mientras él parecía tan fresco. Le miramos agotadas, pero agradecidas, mientras el decía :
Ahora, os reconfortaré con una sesión de penetración en serie. En la que me corra, será la elegida para amarme con la boca. Será una sesión de ano, vagina, vagina, ano y repitiendo esta serie hasta que me corra en una de vosotras, así que preparaos mis zorritas. Una encima de la otra, para dejarme vuestros agujeros juntos.
Victoria, fue quien se quedó tumbada en la cama y yo me coloqué sobre ella y las dos separamos nuestras piernas para facilitarle la entrada a nuestros conductos respectivos. Así tenía la posibilidad de volver a estar cerca de ella y besarla, mientras nuestros jadeos eran bebidos recíprocamente.
Supe que la estaba taladrando el ano, porque su mirada y rostro cambiaron completamente, mientras la besaba y la decía mil palabras de amor. Pero su rostro denotaba un placer desconocido para mí y sobre todo cuando la polla de Roberto la dilataba el esfinter, llegando a rozar mis nalgas con su vientre.
Después de unos minutos de frenesí en los que el rostro de mi amor, cambió completamente, la sentí suspirar, para al poco volverse a contraer y aferrarse a mi cuerpo. Y supe que su vagina esta siendo sometida de nuevo. Sin embargo sus espasmos eran mas lentos y sus besos me llegaban mas tiernos y plácidos.
Ahora si podía sentir el roce del pubis de Roberto rozar contra mi vagina ardientes y mojada. Me sentía descontralarme a cada presión de su cuerpo contra el de Victoria, que a su vez resoplaba en mi cara cono los semicerrados y mascullando frases inconexas de pasión y ardor.
Cuando noté un cambio en su cara y expulsar la respiración en un largo jadeo, me di cuenta que yo era el siguiente objetivo.
Y en efecto, sentí la punta de su verga ahondar en mi conducto vaginal y como se colaba dentro de mí, sin que fuera capaz de respirar. La sentí tan firme como minutos antes y me debatí en mil exclamaciones de placer, mientras babeaba sobra la boca de Victoria y la llenaba con mis jadeos. Pero ella, realmente era mi auténtico amor y hubiera respirado mi aire, solo por el hecho de ser yo misma.
Después de una agonía de placer, sin límites, sentí que se escapaba de mi vagina, para acoplarse de inmediato en mi conducto anal. Y me penetró, pero de un modo tan brutal que pegué mis labios fuertemente contra los de Victoria para ahogar mi grito, mas de sorpresa que de dolor. Segundos después, sus penetraciones solo me hacían enloquecer de placer y cuando ya sentía el camino hacia mi explosión de placer, se retiró de mi ano, para introducirse de nuevo en mi vagina.......y el orgasmo que perdí por un conducto, lo recogí y lo lancé contra su polla despiadada que me golpeaba en interior, como si deseara destruirme.
Victoria, con sus manos, sus mimos y sus besos consiguió recomponerme, mientras seguía siendo follada sin contemplaciones por Roberto. Y así siguió hasta que mi cuerpo volvió a adquirir la tonalidad suficiente para descubrir de nuevo el placer.
Pocos segundos después se retiraba de mí y veía los ojos de Victoria ponerse blancos. Estaba siendo penetrada en la vagina, pero con mucho ímpetu ya que las dos saltábamos ante las embestidas que la daba dentro de su cuerpo. Y entonces me dediqué yo a cuidarla y mimarla y beber sus babas que se le caían de placer por las comisuras de sus labios.
Cuando Victoria, estaba palpitando y temblando como una posesa, Roberto cambió de conducto, dejándola medio muerta de sensaciones. Pero en cuanto sentí que algo empujaba a mi amor, la ví poner lo ojos en blanco y se corrió de la forma mas contundente que había conocido antes.
Pero Roberto, no paró de penetrar su ano ni un solo segundo, hasta hacerla alcanzar de nuevo el placer, con embestidas feroces, en donde nuestros dientes entrechocaban, debido a los impactos de Roberto sobre el cuerpo de Victoria. La miraba a los ojos y la besaba llena de amor y supe, sin lugar a dudas que estaba a punto de correrse de nuevo.
Su cara lo anunciaba plenamente, pero antes de que lo consiguiera sentí las embestidas mas aceleradas y como nuestras caras entrechocaban, decidimos en silencio colocar una cabeza al lado de la otra, para evitar esos golpes brutales. Y cuando Victoria se comenzaba a tensar, sentimos una enorme embestida y un alarido de placer que se me heló la sangre. Y de ese modo, explotaron al unísono los dos en un orgasmo tan brutal, que hube de agarrarme fuertemente al cuerpo de ella, para no ser lanzada al exterior.
Los alaridos y apretones de ambos se enfocaron contra mi cuerpo. Y tuve que soportar sus pellizcos y alaridos infernales, durante algo mas de 2 minutos.
Pasado ese tiempo, se relajaron y Roberto cayó a mi izquierda, haciéndome rodar sobre Victoria y quedar sobre él, para a continuación dejarme a su lado izquierdo. Tanto Victoria como yo, nos abrazamos suavemente al tórax maravillos y sudoroso de Roberto y dejamos reposar nuestras cabezas en el mismo, mientras nos calmábamos los suficiente.
Cuando todos estuvimos mas tranquilos, Roberto nos dijo :
Mis niñas han estado maravillosas y por tanto, haremos un breve descanso para tomar algo que nos vigorice. Victoria, ¿qué te apetece beber?.
Gracias, amor.....me vendría bien algún licor no muy fuerte......necesito algo estimulante, me has dejado medio muerta.
Muy bien, Victoria...Creo que un Bailey's te irá muy bien, aunque si es por estimulación, lo mismo deseas unos azotes........jajajajajaja
No, creo que el licor estará bien............
¿Y tú, Sandra?.
Yo, lo mismo que Victoria.
O sea unos azotes, ¿no?.
No, la misma bebida que ella, amor.
Es una pena.......¡en fin!......os la preparararé enseguida. Mientras descansad un poco, tardo un minuto y os voy a matar a orgasmos.
Nos miramos las dos, entre asustadas y a la vez poseídas por la lascivia del momento, mientras Roberto se levantaba y nos asestaba un fuerte manotazo en nuestras nalgas. No llegamos a gritar, pero dimos un respingo las dos, mientras él se alejaba riéndose.
A los pocos minutos volvía con tres copas. Una se la dio a Victoria y la otra a mí. Alzamos los tres las copas y bebimos un corto sorbo. Y la verdad es que nos sentimos agradecidas de semejante detalle.
Prácticamente no hablamos una palabra. La verdad es que sobraba cualquier comentario, los tres éramos conscientes que aquello era un descanso dentro de la encarnizada batalla que librábamos.
Pasados unos minutos de descanso, Roberto nos volvió a palmear las nalgas, pero varias veces y con manotazos mas severos, mientras decía :
Animo chicas. Ha llegado el momento del placer total. Y lo haremos de un modo tal, que no quedará agujero en vuestro cuerpo sin gozar. Además, yo contribuiré a que alternativamente, cada una, me sienta dentro de su ano.
Le miré un poco sorprendida y al mirar a Victoria, supe que mi sorpresa era igual a la suya, pero ya Roberto nos explicaba :
No pongáis esas caras. Alguna vez habréis hecho el 69, ¿no?. Pues se trata de eso, pero yo contribuiré a realzar el placer de las dos al mismo tiempo. Necesito que una de las dos se coloque debajo de la otra. Decididlo entre las dos y la elegida que se tumbe estirada y los brazos pegados a sus costados.
Miré a Victoria y susurrando las dos, quedamos en que yo fuera la que me tumbara. Y se lo dijimos a Roberto.
Muy bien, Sandra túmbate pero mantén tus piernas abiertas y dobladas, para que la boca de Victoria se acople en tí. Y tu Victoria, arrodíllate a ambos lados de sus brazos descansando tu vagina y ano sobre la boca de Sandra y retuércela lentamente los dos pezones hasta que yo diga que pares.
Me tumbé y mantuve mis piernas dobladas y muy abiertas. Y en pocos segundos, Victoria colocaba sus rodillas a ambos lados de mis brazos y se dejaba caer sobre mi cara. Mi boca se aprestó a paladear su sexo y ano, mientras mi lengua recorría lentamente de un extremo a otro, a la vez que Victoria se apoderaba de mis pezones y comenzaba a hurgarlos, retorciéndolos lentamente. Me sentía mas histérica de lo que hubiese podido estar antes, pero por las contracciones de Victoria, supe que no era la única. Mi lengua la trabajaba su zona íntima con tanto frenesí que notaba como algún flujo de placer se escapaba de su interior.
Sentía el ano y la vagina de ella, como se restregaban de placer contra mi boca pringosa de la fusión de sus flujos y los salivales míos. Mis pezones me hacían arder de deseo y me hubiera encantado acariciarme o tocarla a ella, pero las mantenía quietas a ambos lados de mi cuerpo.
Bueno Victoria, ya está bien, suéltala los pezones y acopla tu boca en su sexo. Puedes utilizar tus manos y tu boca como lo desees, pero has de conseguir que se vuelva loca de placer. Entre Sandra y yo, te devolveremos todo el placer que podamos.
En cuanto dejó mis pezones, que me abrasaban de la torsión constante la sentí llegar hasta mi sexo mojado y como su boca lamía el interior y los laterales del mismo. Entonces Roberto, separó mi boca de su vagina y bajó su pene hasta mi boca, que abrí para dejarlo entrar. Me sentí empalada sin poder apenas saborearlo, mis flujos salivares aumentaron al ritmo de su polla al hundirse una y otra vez dentro de mi boca.
Cuando por fin se retiró de mi boca, la hizo pegarse a la vagina de Victoria, mientras mis ojos apreciaban la maniobra de Roberto de apuntalar su polla en el ano de ella. Era una escena de una extremada intensidad libidinosa.
Sentí como Victoria se percataba del contacto en su ano. Y sin que pareciera que hacía mucha fuerza, pude ver, sin dejar de lamerla la vagina, como la polla iba siendo tragada por el recto de Victoria, hasta que los testículos de Roberto quedaron sobre mi cara y no me permitieron ver mas.
Pero enseguida, al separarse pude de nuevo contemplar una escena que me alborataba casi mas que las caricias que ella me daba. La polla salía empapada de sus jugos, mezclados con los de mi saliva y chorreaban sobre mi boca, desde su esfínter.
Me sentía como flotando de placer y estaba segura que Victoria, también se sentía flotar, porque a veces cesaba en su ritmo frenético contra mi sexo, pero enseguida se reactivaba y creía morirme de sensaciones.
Roberto era incansable y entraba y salía del ano de Victoria, unas veces rápido y otras muy lentamente. Nuestros jadeos y resoplidos, ya eran constantes. Y nuestros cuerpos estaban empapados en sudor desde hacía minutos. A veces nuestras lametadas resonaban como chasquidos. En algunos momentos me ayudaba de las manos para cogerme a los costados de Victoria y controlar mi postura.
Los testículos de Roberto no cesaban de golpear mi cara en cada embestida sobre el ano, ya dilatado y chorreante de sustancias de ella. En un momento, se detuvo y tras sacarlo del ano, lo introdujo de nuevo en mi boca. Clavándose en ella una y otra vez, hasta hacerme volver loca. En breves acometidas lo retiró de mi boca para clavarlo sin previo aviso sobre el anhelante ano de Victoria, que tras sentirlo entrar en su cuerpo, se separó un poco de mí y lanzó un alarido.
Pero solo fue por la sorpresa, porque al instante siguiente seguía atormentando mi sexo de un modo aún mas enérgico. Me sentía al borde del orgasmo, pero sin embargo nunca llegaba del todo. Pensé para mí que Roberto nos debía de haber puesto algo en las copas, porque no era normal que con el placer que sentía no me hubiese corrido ya. Y lo mismo pensaba de Victoria, que se removía como una loca sobre mi cara, mientras era sodomizada sin descanso.
La oía respirar y jadear, casi gritando, pero ella tampoco alcanzaba el orgasmo. Roberto por su parte, ahora ya se le notaba mucho mas excitado y su polla parecía querer destrozar el ano de Victoria. Sus entradas eran mas vigorosas y sus testículos golpeaban mi cara con mucha mas furia, hasta que llegado un momento, le noté que se tensaba y se clavaba del todo sobre Victoria, para lanzar un grito y expulsar la lechada dentro de su recto.
Quedamos las dos en silencio, semirígidas y pude escuchar como sonaba el torrente de esperma dentro del ano de Victoria. Y en cuanto Roberto se separó un poco, puede ver la lechada que rebosaba del ano de ella a borbotones y que llegaba a mi boca. Y me dediqué a beber aquel elixir, sin dejar de mamar la vagina, pringosa de los flujos de los tres.
Cuando Roberto dejó de expeler su esperma, se retiró de Victoria y a la vez que yo separaba mi boca de su vagina, la polla algo mas flácida y cubierta de restos, se anclaba en mi boca, pero sin ejercer presión alguna. Sólo deseaba que la dejara limpia y brillante. Y así lo hice lo mejor que pude y con mis ojos vidriosos del placer tan brutal que experimentaba todo mi ser.
Roberto, definitivamente se separó de nosotras y nos dejó que siguiéramos trabajándonos mas a nuestro aire, mientras yo limpiaba los restos de su ano y vagina y los bebía sin dejar de acariciarla.
Unos minutos después, con una fuerte palmetada en las nalgas de Victoria, dijo :
Victoria, Sandra. Intercambiaréis ahora las posiciones. ¡Rápido, vamos, vamos!.
Y dentro de lo que nos permitían nuestros temblores y sofocos, nos separamos y nos cruzamos nuestras miradas preñadas de placer, sin decirnos nada. Cuando Victoria, estuvo tumbada y con sus piernas dobladas y separadas, coloqué mis rodillas a ambos lados de sus brazos, para descansar mi sexo y ano en su cara, que fueron lamidos a continuación, mientras yo tenía sus pezones erectos entre mis dedos y los retorcía lentamente, pero con fuerza.
En cuanto Roberto, lo creyó oportuno, dejé los pezones ya muy enrojecidos y me tumbé sobre su vientre, hasta que mi cabeza quedó entre sus muslos. Y dediqué mi lengua y mis dedos a masajear la vagina y el ano, ya tan dilatado y chorreante de los perpetuos de flujos, mientras sentía como la lengua de ella me destrozaba los nervios del placer que seguía acumulando.
Victoria era maravillosa al arrastrar su lengua por mi palpitante zona sexual y me hacía jadear sobre su vagina, lo que me constaba que la enloquecía mucho mas aún. De repente, sentí que su lengua se apartaba de mi sexo y noté como un frescor especial. Supe que Roberto estaba mojando su polla en la boca de Victoria y que en breves segundos, la culebra me taladraría el ano, hasta hacerme morir de placer.
Pero yo seguía con las caricias abrumadoras en la vagina de Victoria y mis dedos hurgaban su ano que poco a poco iba adquiriendo su anchura normal, pero sentía como sus muslos se apretaban contra mi cabeza y como todo su vientre temblaba debajo de mí.
A los pocos segundos, volví a sentir la lengua de Victoria, a la vez que un contacto de algo muy caliente y húmedo en la entrada de mi conducto anal. Y supe que sería penetrada sin miramientos. Y antes de que pudiese asimilar semejante pensamiento, mi esfinter se abrió y abrió, llegando a pensar que se rasgaría en cualquier momento, pero solo fue una sensación mas. La culebra seguía avanzando dentro de mi cuerpo, mientras me sentía estremecida de sensaciones múltiples en todo mi ser.
A duras penas, conseguía concentrarme en seguir lamiendo el sexo de Victoria, aunque ella si me pasaba la lengua de fuego por mi vagina, mientras la polla de Roberto llegaba hasta el final del recorrido de mi recto. Le sentí detenerse, mientras respiraba entrecortadamente y jadeaba y resoplaba contra la vagina enrojecida de Victoria y ésta se removía a cada presión mía.
Sentí que la polla volvía a ponerse en movimiento y mis ansias y placeres tan comprimidos, volvieron a desatarse dentro de mí. Sentía como el sudor salía despedido de cada uno de los poros de mi piel y se unían al de Victoria, para restregar nuestros cuerpos constantemente.
Y la polla comenzó a viajar por mi recto de un modo que mis lágrimas cayeron de mis lagrimales y se mezclaron con mis flujos salivares y los que aportaba Victoria por su sexo ansioso de explotar. Deseaba estallar en un orgasmo ya, pero aunque el placer era brutalmente alto, no llegaba. Y las sensaciones que me aportaban las embestidas fuertes y continuas de la polla, me hacían sentirme a punto de perder la noción de todos los elementos.
El placer era tan inmenso, que rabiaba continuamente. Y como podía se lo traspasaba con mi lengua a Victoria, que a su vez me trabajaba de un modo cada vez mas rápido y enérgico. Ya no podía mas, todo mi cuerpo se comenzaba a tensar, cuando sentí que Roberto se detenía en lo mas profundo de mi ano y apretaba fuertemente en mi interior. Y Victoria me atenazó la cabeza con sus muslos, con tanta fuerza que solo podía respirar desde dentro de su vagina.
Y como por una especie de casualidad o milagro, sobrevino el terremoto mas brutal que me hubiera sucedido en la vida, a la vez que sentía como algo inmenso y ardiente se agolpaba en mi interior, exploté en un orgasmo vaginal con gran profusión de flujos, que activó a su vez el orgasmo de Victoria, mojando toda mi cara y debiendo tragar sus flujos ardientes e impelidos de una gran fuerza.
Resoplábamos las dos, mientras Roberto vociferaba como un loco y me golpeaba las nalgas con manotazos fuertes, a la vez que Victoria se agarraba a mis tetas y las retorcía rabiosa de placer.
Todo duró muy poco, pero fue tan brutal que cuando nuestros cuerpos se fueron distendiendo, con un solo toque de Roberto, mi cuerpo cayó innerme a un lado de Victoria. Mi respiración era aterradora, mis jadeos largos y asincopados y mi cuerpo era como una piltrafa. Casi no sentía absolutamente nada.
Cuando me serené un poco y comencé a ser consciente de los dos, observé que Victoria estaba tan angustiada como yo y que su cara era una aglomeración de flujos muy variados. Miré a Roberto y lo vi entero, aunque se le notaba algo cansado.
Pero en cuanto él, nos vio que movíamos un poco nuestras piernas y otras partes del cuerpo, nos dijo :
Bueno chicas, os habéis portado bastante bien. Espero que hayáis disfrutado.
Le miramos las dos de un modo extraño. No nos sentíamos aún con ganas de hablar, aunque reconocíamos que había sido la sesión mas placentera de nuestras vidas.
¡Venga, perezosas!....vamos a la ducha para poder dormir un poco después.
Y con alguna que otra palmada en nuestras nalgas, nos hizo salir de la cama hasta caer al suelo. Nos levantamos y caminamos con una flojedad casi infinita hasta el baño. Como casi, no nos sujetábamos en pie, nos dejó medio tumbadas en la bañera y cogiendo el mando de la ducha, descargó una fuerte y torrencial lluvia de agua helada, sobre nuestras caras y cuerpos.
Hasta que poco a poco, fuimos siendo capaces de incorporarnos entre gritos y manotazos. En cuanto estuvimos empapadas y ya no manoteábamos tanto, se metió él junto a nosotras y nos lavó cada una de las partes de nuestro cuerpo con una esponja inundada de gel.
Pasados unos 45 minutos y ya con nuestros cabellos secos, salimos en dirección a la habitación. Roberto, quitó las sábanas manchadas de sudor y mil flujos y colocó unas nuevas, como si lo hubiera hecho con una varita mágica.
En cuanto con un gesto, nos indicó la cama, nos lanzamos las dos, como si fuera una piscina y le aguardamos a él, que nos sonreía sin cesar. Se adentró en la cama entre nosotras dos y extendió sus brazos, para que nosotras acopláramos nuestras cabezas en los mismos, pero tanto Victoria como yo, las dejamos sobre su tórax.
Roberto, sólo tuvo que rodearnos los costados con sus enormes brazos y en menos de 1 minuto Victoria ya se había dormido y yo....cerré los ojos...y.......
No sabía cuanto tiempo habría pasado desde que nos durmiéramos, paro al despertar ya era de día y Roberto se separaba de nosotras dos. Victoria abrió los ojos, al tiempo que Roberto salía de la cama. Y nada mas verme, se abrazó a mí y nos besamos como dos locas. Roberto, nos interrumpió, diciendo :
Chicas, yo voy a hacer un pis, quizás vosotras también lo deseéis, el sexo aún no se ha acabado y tengo una sorpresa para vosotras dos. ¿Venís?.
Nos miramos y salimos disparadas de la cama, hasta llegar a su lado. Nos abrazó a las dos y nos besó en la boca, varias veces a cada una. Me encantó sentir sus labios prietos y maravillosos. Luego con una palmetada en las nalgas de cada una, nos fuimos corriendo hasta el baño.
Dejé que Victoria orinase, en presencia de nosotros dos. Cuando terminó, la sustituí yo y meé con un gran estruendo de mis pises chocando contra los de Victoria. Y en cuando terminé, Roberto me sacó dando un tirón a mi mano y se puso él a orinar, consiguiendo un escándalo mucho mayor y formando una espuma brutal de todos nuestros orines.
En cuanto acabó, sacudió su enorme polla para expulsar las últimas gotas y dijo :
Chicas, de nuevo a la cama, os queda mucho sexo aún. Pero éste es una sorpresa especial. ¡Venid!.
Le seguimos como dos pánfilas por cada lugar que iba. De un arcón, cogió unas cuerdas y siguió caminando y nosotras detrás algo excitadas por saber que es lo que iba a hacer. De un armario del dormitorio, cogió una bolsa de cuero negro. Y se dirigió hacia la cama. Dejó la bolsa en el suelo y dijo :
Chicas, a la cama de nuevo. Tumbaos juntas una al lado de la otra y bocarriba. Y extended vuestros brazos juntos, para que os ate esas dos muñecas.
Le obedecimos, mas excitadas aún que antes y tras tumbarnos y extender los brazos que teníamos mas juntos, nos miramos mientras él, nos anudaba la cuerda a nuestras muñecas. Una vez que estuvieron bien sujetas, pasó la cuerda por los barrotes del cabecero y el extremo de la cuerda lo trajo de nuevo hacia nosotras. De este modo mi brazo derecho y el izquierdo de Victoria, estaban unidos y estirados por encima de nuestras cabezas. Nos indicó que estirásemos los otros brazos y una vez en la misma postura que los anteriores, nos ató las muñecas que faltaban.
Entonces, se separó un poco de nosotras y cogiendo la bolsa, sacó una pareja de dildos dobles y tanto Victoria como yo misma, supimos en que iba a consistir la sesión siguiente.
Roberto, procedió a colocarme a mí primero los dildos. Dejé que metiera uno en mi ano, aunque me sentí algo extraña. Y luego el de mi vagina, que hizo que mis pezones se pusieran erectos al sentir esos dos apósitos dentro de mi cuerpo. Una vez los dos dildos acoplados, los unió entre sí y se fué hacia Victoria, que se dejó colocar los apósitos sin decir palabra alguna.
En cuanto las dos, tuvimos instalados los dildos, Roberto procedió a atar nuestros tobillos, siguiendo el mismo orden que con nuestras muñecas. Y Victoria y yo quedamos frente a frente, con nuestros pezones clavados en los pechos de la otra. Roberto cogió el pezón que quedaba a la vista de cada una y rozó uno con otro, hasta que jadeamos de sensaciones. Entonces, simplemente nos los retorció hasta que gritamos como dos locas, para terminar volviendo a rascarlos unos contra el otro. Y dijo :
Estupendo, dos chicas enamoradas juntas para el placer. Con dos pezones irritados y otros dos ansiosos. Pondremos el mecanismo en funcionamiento, para que os sintáis mas plenas.
Metió sus dedos entre nuestros muslos y tocó algo que comenzó a producir vibraciones en los dildos que teníamos acoplados. Las sensaciones, eran muy agradables. Y cuando nos vio a su antojo, nos anunció :
Queridas, voy a preparar algo de almorzar, disfrutad solas durante un rato, pero vendré a ver como váis de ánimo. ¡Disfrutadlo, chicas!.
Y en cuanto se fue, nos quedamos solas, mirándonos llenas de un amor tan sublime que nuestrso labios se fundieron hasta que nuestros sentidos fueron capaces de captar las sensaciones agradables que subían desde nuestras cavidades. Intentamos hablar, pero el ardor que acumulábamos por momentos nos impedía hacerlo y seguíamos proporcionándonos caricias y mimos sin cesar. Nuestros cuerpos se restregaban el uno contra el otro y aunque nuestros pezones sensibilizados nos hacían exclamar de sensaciones, nuestros cuerpos se frotaban sin descanso.
No sabíamos el tiempo que llevaríamos allí solas, pero cuando apareció Roberto y nos encontró frotando nuestros cuerpos la una con la otra, dijo :
Vaya, mis niñas están deseosas de placer. Bien, sería una falta mía si no os pudiese proporcionar mas placer.
Y le vimos que se acercaba a nosotras y pensamos, creo, que nos follaría a cada una por el ano, pero solo hurgó entre nuestros muslos para elevar la intensidad de los vibradores. Luego mientras las sensaciones, aumentaban considerablemente dentro de nuestros cuerpos, se acercó a nosotras y toqueteó nuestros pezones aún doloridos. Los pellizcó un poco, para después hacernos rodar y coger los otros dos pezones vírgenes. En los que hizo la misma operación que con los primeros.
Gritamos y resoplamos, sin dejar de temblar. Se retiró de nosotras y antes de salir, nos dio un par de fuertes manotazos en las nalgas a cada una. Y salió de la habitación, dejándonos doloridas y vibrando levemente nuestros cuerpos.
Miré a Victoria y ví sus ojos tan húmedos como los míos. Y para intentar escondernos de las sensaciones, que comenzaban a ser algo molestas, unimos de nuevo nuestras bocas, para aliviar de algún modo aquellas sensaciones.
Pero la vibración ya se comunicaba hasta por nuestras tetas. Nos apretábamos la una contra la otra, para intentar mitigar de algún modo aquellas sensaciones que no nos permitían concentrarnos en nosotras dos.
El tiempo pasaba y pasaba. Me sentía fatal y sabía que Victoria, debía estar por el estilo, cuando apareció Roberto de nuevo. Pensamos que nos soltaría ya, para ir a comer, pero estábamos muy equivocadas. Nos sonrió y dijo :
Chicas, tenéis suerte, aún queda media hora para comer y podréis seguir disfrutando de este placer tan especial.....
Y acercó sus dedos hasta nuestros vibradores y la vibración aumentó de tal modo que nos horrorizamos las dos. Gritamos y gritamos, pero él simplemente nos sonrió y se alejó dejándonos solas con semejante suplicio.
Ahora era todo infernal. Nuestros cuerpos temblaban por dentro con zumbido molesto en extremo, que nos producía fuertes sensaciones de angustia y ansiedad y por otro, nuestros jadeos y retorcimientos, para intentar disimular los otros efectos.
Rodábamos por la cama las dos, para intentar que los dildos se salieran de nuestras cavidades, pero todo era inútil y nuestra angustia y jadeos, subían de grados por momentos. Gritábamos llamando a Roberto, una y otra vez, hasta que ya medio afónicas nos apretamos la una contra la otra y lloramos desconsoladas mientras nuestros cuerpos repiqueaban sin cesar.
Ni siquiera nos dimos cuenta, cuando Roberto, detenía los vibradores. Y sólo fuimos concientes, al sentir que alguien nos desataba. Miré a mi izquierda y le ví desatarnos. Miré a Victoria y la besé llena de amor.
Pocos minutos después, salíamos las dos algo ofendidas y cabizbajas hasta el salón. Roberto, iba en medio de las dos, rodeándonos con sus brazos. Al llegar la salón, dijo :
Chicas, no quiero ver esas caras. Sé que estáis molestas conmigo, pero también sé que eso cambiará en menos de 1 minuto. Ahora iréis a la piscina y nadaréis como dos sirenas para mí. Y lo haréis, porque realmente os escanta todo cuanto ha pasado, aunque quizás me haya pasado un poco en lo último.
Ví como Victoria, le miraba con lágrimas en los ojos, aunque no ví ni un ápice de rencor en su mirada. Yo, por mi parte, no sentía rencor alguno hacia él. Para mí era mi Dios, así que lo que me hiciera, fuera lo que fuera, se lo agradecería. Y lo haría porque sólo sentía amor con él.
Animé a Victoria a llegar hasta la piscina y una vez en el borde, nos dimos la mano y nos dejamos caer en el agua. Nuestros cuerpos se sumergieron casi silenciosos y según descendíamos hasta tocar el fondo, nuestras miradas se cruzaron y a medida que ascendíamos, nos abrazamos y subimos a la superficie con nuestros labios pegados.
Cuando nuestras cabezas emergieron del agua, nuestros labios seguían manteniéndose pegados. Tomamos aire y nadamos lenta y armoniosamente por todo el contorno de la piscina, como dos sirenas enamoradas hasta llegar a un punto en donde las piernas de Roberto estaban metidas en el agua.
Y sin mediar mirada alguna, tanto Victoria como yo misma, nos abrazamos a cada una de sus piernas, pegando nuestro rostro a la que poseíamos en ese instante. Roberto, nos acariciaba el pelo y observé como Victoria volvía a mirar a Roberto y supe, que se acababa de enamorar de él. Y éso me gustó mucho mas aún que el encuentro de los tres la tarde anterior. Acababa de nacer la unión completa entre los tres.
Pero Roberto, no se desentendía de mí. Creo, que para él yo era su Diosa. Con sus fuertes brazos, cogió los nuestros y nos izó a pulso hasta dejarnos sentadas chorreando en el borde de la piscina junto a él. Y las dos nos acurrucamos contra él, abrazándole y apretándolo contra nuestros cuerpos temblorosos de la emoción. Roberto, solo nos tocaba los pechos, muy suavemente y de repente, rompiendo el silencio, dijo :
Bueno, ¿alguna de mis niñas tiene hambre?.
Le miramos las dos y nuestras sonrisas volvieron a renacer y todo pareció convertirse en felicidad. Roberto, nos tendió unas batas ligeras y después de quitar un poco de exceso de agua, nos las pusimos y nos sentimos felices de poder compartir nuestra vida con aquel ser.
Quizás Victoria no le viese con los mismos ojos que yo, auque tal como la había visto reaccionar en la piscina, estaba bastante claro que estaba colada por él.
La verdad es que nos sentamos en los sillones de mimbre con un almohadón como base y nos sentimos plenas. Mirábamos las dos a aquel macho desnudo que nos decía cosas sin parar. Y creo que se dio cuenta de su desnudez y disimuladamente se puso un bañador y una camiseta.
La verdad es que Roberto era lo mejor en hombre que yo había conocido. Quizás un poco rudo en algunas cosas y en otras quizás un poco juguetón. Pero sobre todo un hombre completo en lo esencial. Y notaba que la mente de Victoria, sentía lo mismo que yo pensaba.
Roberto hablaba y hablaba, sin parar, mientras nosotras le escuchábamos embobadas y reíamos de vez en cuando sus chistes o gracias. Pero según servía la comida, nos dijo :
Comed tranquilas, tenemos todo el tiempo del mundo. Además después cuando tomemos café y licores, será el momento ideal para la entrega de regalos, ¿os parece?.
Las dos asentimos y miramos la enormidad de comida que nos servía en cada plato, pero la verdad es que hambre debíamos tener, yo al menos me hubiese comido hasta los manteles de papel.
La comida, abundante, pero ligera fue una satisfacción inmensa. Sobre todo al poderla regar con aquel vino tan bueno que Roberto guardaba en su bodega.
Cuando pasamos a los cafes y los licores, Victoria y yo reíamos de un modo incontenible, provocada por sus gestos y componendas verbales. Roberto también lo hacía, pero era mas calmado que nosotras dos.
Cuando conseguimos serenarnos un poco los tres, Roberto dijo :
Bueno chicas, compartamos los regalos. Es el momento adecuado.
Victoria y yo nos miramos de un modo especial y nos levantamos, con la bata ya medio abierta a por los regalos que estaban en el salón. Cogí las cajas mías y miré a Victoria. Las suyas eran pequeñas, aunque una de ellas parecía pesar un poco mas de lo normal.
Y salimos a la piscina, en donde Roberto ya tenía a nuestra vista nuestros regalos. Y había 4 cajas. Yo había pensado que solo tendría dos cajas, una para Victoria y otra para mí. Y fue Roberto quien dijo :
Que sea Sandra, quien ofrezca primero los regalos. Luego lo hará Victoria y por último yo.
Me sentí algo turbada al tener que mostrar los regalos que tenía para ellos dos. Pero cogí la caja grande y se la entregué a Victoria.
La abrió rasgando el papel y nada mas abrirla, la ví poner los ojos en blanco y mirarme con los ojos empañados en lágrimas. Sólo dijo :
Gracias mi amor, es lo mas bonito que he visto en mi vida.
Y me besó en los labios, mientras enseñaba el vestido superpuesto en su semi desnudo cuerpo.
Cuando conseguí serenarme un poco de la emoción, miré a Roberto y dije :
Mi regalo para tí es muy pobre, amor. Pero es que no he tenido tiempo de preparar algo mas oportuno, fue todo tan rápido........
¿Tienes un regalo para mi?. Pero si no te he dejado un solo momento libre.......
Y le entregué una pequeña caja. Nada mas abrirla vio un par de pinzas y un par de folios escritos. Miró las pinzas y a mí. Y procedió a leer los folios. Ví como ponía sus ojos en blanco y como pasaba de la indignación a la sonrisa maravillosa, para al final decirme :
Sandra, este regalo vale mas que mil veces su precio en oro. Victoria, me ha regalado las dos pinzas que se puso en los pezones por orden mía, cuando nos conocimos en el chat. Y unas líneas explicando todo cuanto sintió a raíz de ese instante.
Sandra, eso es algo que yo jamás hubiese pensado en regalar. Roberto, la verdad es que nuestro amor es maravilloso. Gracias Sandra, por permitirme ser tu amiga y tu amante, porque para mí, la vida sin tí carecería de importancia.
Jo, no me digáis eso que me haréis llorar.
Tranquila mi niña. Es un regalo maravilloso y estoy seguro que lo recordaremos durante mucho tiempo. Bueno, Victoria, es tu turno.
Y Victoria, primero entregó una caja pequeña a Roberto. La abrió con demasiada parsimonia, cosa que nos estaba poniendo frenéticas0, pero cuando lo abrió tanto Roberto como yo misma, nos quedamos boquiabiertos. Eran unos gemelos de oro y brillantes, un sujetacorbatas y un reloj de oro, ambos.
Roberto, a pesar de tener cosas de aquel nivel, se sintió mas afectado de lo que hubiese sido normal en él. Y simplemente dijo, "gracias amor".
Y entonces ví como la cara de Victoria se transfiguraba al entregarme mi regalo. Mientras lo abría ella me miraba a los ojos como suplicando que me gustase. Y nada mas abrir la caja, supe el porqué de su mirada. Era una figura con tres personajes. Uno, un varón en pie, tocando el pelo de una joven de pelo oscuro, que a su vez daba sus pechos a otra joven de cabellos trigueños, que la miraba con ojos tiernos de amor, mientras parecía mamar de ella. Y los tres seres desnudos y mostrando bien sus sexos.
Me quedé contemplando aquella figura como embobada. Pero la verdad es que Roberto, también la miraba sin decir nada. La giramos varias veces y por fin, mirando a Victoria, me acerqué a ella y la di un beso largo y apasionado en los labios, mientras posaba mi mano derecha sobre sus pechos, medio desnudos.
Cuando me retiré de sus labios, la dije :
Gracias, mi amor. Es preciosa. Es la figura de nosotros tres, unidos en el amor y el sexo. Me encanta. ¿Qué te parece...........Roberto?
Pues, que no tengo palabras para describir lo que siento, admirando este conjunto, sólo que es fantástico.
Me estáis haciendo poner tonta, con vuestras palabras. Simplemente la ví y supe que estaba hecha para los tres y que sería ideal para Sandra. Bueno, quizás hubiese valido también para tí, Roberto. Pero la seleccioné como regalo a Sandra. Además, ella siempre ha estado en el medio de nosotros dos, igual que en la figura.
Si, es verdad. Jo, me encanta Victoria. Es como si estuviese hecha a propósito, para nosotros tres.
Bueno chicas, ha llegado mi turno.
No, Roberto, aún tengo un regalo mas para Sandra. ¿Puedo?.
Pues claro, que puedes Victoria, entregáselo y después lo haré yo.
Cogí una cajita cuadrada, muy plana. Rasgué el papel de seda con manos temblorosas y nada mas abrir la cajita, pude admirar un conjunto de gargantilla y pendientes, cubiertos de puntos brillantes de un azul oscuro muy vivo. Miré a Victoria, quien me dijo :
Sandra, son lapislazulli, es el mineral por excelencia de mi país. Y tú debes tener algo de mi país, además de a mí.
Jo, Victoria......ahora si que no sé que decir...........
No digas nada mi amor. Junto a tí las palabras sobran. Tu eres todo mi universo y lo que he traído es muy poco para lo que siento hacia tí.
Un par de lágrimas se desprendieron de mis ojos, cayendo suaves sobre mis pechos. Pero fui incapaz de decir algo mas. Victoria, me besó en los labios y sorbió mis lágrimas.
Venga, chicas ahora ya es mi turno. Primero esta cajita para Victoria y que ahora ya no tendrá tanta fuerza.
Victoria la cogió y la abrió con manos temblorosas, hasta descubrir un magnífico collar de brillantes, con pulsera y pendientes a juego. Pudimos ver como sus ojos hacían chirivitas ante los mil resplandores de los brillantes.
Victoria, casi hemos coincidido en los regalos para mujeres. Espero que te guste. Va mi admiración por tí en este regalo, además de en este otro. ¡Abrelo!.
Tomó en sus manos la nueva caja, que era extremadamente fina y nada mas abrirla, vio un disco DVD, preparado para cualquier sistema, con una nota. La leyó y miró a Roberto como dudando de su contenido. Pero Roberto, dijo :
No es una broma, es una composición por ordenador de varias de las sesiones mías con Sandra y algunas contigo. Y espero que te guste, los personajes se parecen mucho a nosotros tres.
Yo también alternaba mi mirada entre Victoria, su regalo y Roberto, pero no dije nada. Fue Roberto, quien habló y dijo :
Bueno, ya es el turno de Sandra. Por cierto Victoria, si te apetece la podremos ver después. Toma Sandra, ésto es para tí.
Tomé en mis manos una caja grande y supe que se trataba del vestido. Nada mas abrirlo, mis ojos se llenaron de lágrimas, igual que los de Victoria, mientras Roberto sonreía silenciosamente.
Le dí las gracias y le besé llena de gratitud. Entonces, él añadió :
Queda este regalo, pero casi estoy por no dártelo. No desearía que te enfadaras ahora conmigo.
Esas palabras me dejaron intrigada. Miré a Victoria y ella estaba tan sorprendida como yo, que dije :
No me enfadaré. Nunca podría enfadarme contigo y menos por un regalo.
Toma, pero estás avisada.
Era una caja tan grande como la del vestido, la abrí y ante nuestros ojos aparecieron todo tipo de objetos de tormento y placer. Un látigo de cuero negro trenzado y muy fino y brillante, terminado en bolitas espinosas. Una fusta de color azul muy elástica. Un juego de grilletes para manos y pies. Un collar de perra, adornado con púas y su cadena correspondiente. 2 dildos vaginales, uno de ellos vibrante y el otro con accesorios en su interior y también vibratorio. Otro dildo anal. Dos juegos distintos de pinzadores para pechos o vagina.Y por último un juego de mordazas de bola de varios colores.
Le miré algo avergonzada. Miré a Victoria, sin saber que decir. Ella tomó en sus manos el látigo negro y lo admiró durante unos segundos. Yo no sabía que decir. Estaba anonadada ante semejante regalo. Y sin levantar mi mirada hacia Roberto, dije "gracias....".
Sabía que no te iba a gustar. Lo siento, fue mi primera idea Sandra.
No, si es muy bonito, pero es que no se que decir.....perdóname.
Roberto, Sandra, animaos.....es un látigo precioso. Y para que veas que me gusta, deseo probarlo un poco luego........venga anímate, amor.
Buena idea Victoria. A la tarde, lo probaréis las dos. Primero Sandra y después tu, así estaréis mas calentitas para la juerga de esta noche.
Las palabras de los dos me animaron un poco y sonreí a los dos. Y dije :
Sí, la verdad es que es un regalo muy apropiado para mí.
Bueno chicas, ahora a nadar como dos sirenas para mí. Os voy a someter a un concurso. Tiraré monedas al fondo de la piscina y bajaréis con las manos atadas a la espalda, para cogerlas con las labios. En los pies llevaréis zapatillas de goma cerradas, para que no os tiente el atrapar las monedas con los dedos. Aquella de las dos que mas monedas saque hasta donde estaré sentado, me la follaré en presencia de la otra.
Y sin mediar palabra alguna mas se acercó a mí, para atarme las manos a la espalda. Una vez atada, se acercó a Victoria y la ató de igual modo. Nos dejó de rodillas en la parte de la piscina en que el agua nos cubría los muslos. El se fue al otro extremo, que era donde cubría mas de 5 metros y mientras hacia ruido con sus pies en el agua, iba arrojamdo las monedas.
Cuando concluyó de tirarlas, dejó de patear y nos dijo :
Ahora podéis volveros. Cuando diga ya, comenzará la prueba. Y la que en 15 minutos consiga colocar mas monedas en la red, será la ganadora y me la follaré. Sandra, tu red es roja y estará a mi izquierda. Victoria, tu red es la de mi derecha y será verde. Ahora podeis acercaros hasta donde el agua os cubra los pechos.
Muy bien, parad ahí un segundo, que voy a mear........
Cuando terminó de mear, sobre la misma piscina, dijo :
Ahora empieza la prueba.........podéis jugar........
Y las dos, sin mirarnos nos zambullimos en el agua, con nuestras manos atadas en busca de una moneda que capturar con nuestra boca, para subirlas hasta nuestra red.
Sabía que Victoria estaba cerca de mí, pero en un momento determinado la perdí de vista y busqué, pateando hasta rozar mis pechos contra el fondo de la piscina, una moneda que capturar.
Encontré una a los pocos segundos y tras meterla en mi boca, ascendí para buscar a Roberto y depositarla en mi red. Lo divisé a pocos metros de mí y buceé de nuevo hasta llegar a la altura de su pierna izquierda. Emergí y deposité la moneda en mi red. Una vez hube cogido el aire suficiente, me volví a zambullir para llegar al fondo.
No conseguí ver a Victoria en momento alguno y cuando atrapé la siguiente moneda, ascendí de nuevo, algo mas rápida pues el aire ya me faltaba.
Al llegar arriba, deposité la segunda moneda, pero cuando tomaba aire para una nueva inmersión, mi pelo se enredó en algo. Y pateé intentanto liberarme, pero todo fue inútil. Algo me arrastraba por el borde, hasta la parte que no cubría de la piscina.
Cuando fui capaz de saber en donde se enganchaba mi pelo, Gorky me hizo apoyar mis tetas sobre el borde la piscina mientras me colocaba una mordaza en mi boca, apartando mi pelo empapado y apretando las correillas en mi nuca y me hacía salir del agua, al tiempo que escuchaba a Roberto, decir :
De acuerdo, llevátela, pero no tardéis mucho........
Miré descompuesta a Roberto, pero al parecer Gorky ya había pactado con él y simplemente me llevaba a algún lugar fuera de su alcance.
Caminaba confusa y chorreando agua de mis cabellos y el resto del cuerpo, pero Gorky simplemente iba un paso por delante de mí, asiendo mi pezón izquierdo, sin importarle si sentía dolor o no.
Salimos de la casa y vi una furgoneta aparcada, frente a mí. Me condujo hasta ella y tras abrir el portón, me empujó dentro, hasta que mis piernas entraron y lo cerró. No se precupó de nada mas y le escuché como se subía a la misma y la ponía en marcha.
El recorrido no fue muy largo y a los pocos minutos, se abría el portón de nuevo y veía a Gorky, que tirando de mi pelo, me sacaba con malos modos del mismo. Seguía empapada, aunque ya no chorreaba agua, la había dejado dentro de la furgoneta.
Me hizo caminar bastante aprisa, dándome manotazos en las nalgas y en las tetas constantemente, hasta que llegamos a una casa grande.
Nada mas llegar, la puerta de aquella casa se abrió y apareció un hombre de aspecto bastante agresivo, quien nada mas verme sonrió ampliamente, mientras saludaba a Gorky, sin siquiera mirarle.
Pasad, vaya una puta mas bonita, que traes. Un poco húmeda, pero será una gloria darla calor.
Hola Pierre. Ya veo que te ha gustado esta zorrita........habrá que aprovechar el tiempo, no tengo mas de tres horas. No es mía, es de Roberto y me la ha prestado.
Tres horas.......bueno tres horas, dan para mucho. Realmente es guapa la puta ésta. Ven Gorky, estamos en la bodega tomando unos vinos, se animarán los chicos con esta preciosidad.
Pierre, aunque eso no importa, aún no es una esclava de verdad. No tienes mas que mirarla los ojos de terror que tiene.
O sea que nos traes una virgen, una primicia. Mejor que mejor. Me encantan las chicas aterradas.
Me sentía mas violenta de lo que hubiera podido soñar alguna vez. Las manos de Pierre jugueteaban con mis pezones, mientras intentaba por todo los medios rehuirlas, aunque era algo casi imposible para mí.
Bajamos hasta la bodega y Pierre, fue anunciando a gritos que venía Gorky con una virgen. A cada palabra de aquel ser, me sentía peor y no sabía que hacer para liberar mi dolorido pezon de las manos de aquel sádico.
Nada mas entrar, mi mundo se vino abajo y me vi ante una horda de hombres, ya bastante animados por el alcohol que se echaron sobre mí para toquetearme con todo su descaro, mientras Gorky sonreía y se separaba de mí, para servirse un buen vaso de vino.
Vaya una puta mas guapa has traido, eso hay que celebrarlo. Pero primero centremos a esta puta en un lugar seguro, para que la podamos calentar a nuestro antojo.
Y me hicieron dar varios pasos mas para terminar en un punto, en donde a mis manos atadas a mi espalda, ataron un click de una cadena que caía del techo y la tensaron, hasta que mi cuerpo se quedó ligeramente arqueado hacia adelante, manteniendo una fuerte tensión en mis brazos estirados atados en mi espalda.
Tuve que separar un poco mis piernas para poder mantener el equilibrio, ya que solo podía apoyarme en medio pie, mientras ellos reían y decían cosas sobre mí, sin que pudiera oirles.
Después de vaciar un par de vasos de vino y algunas tapas, uno de ellos se acercaba hacia mí con una fusta de caballo, golpeándola contra la palma de su mano.
Me la restregó suavemente por los pechos, la cara, los costados y las nalgas, haciéndome temblar de sensaciones, mas de miedo que de otra cosa.
Gorky, esta hembra es magnífica en cada una de sus partes, me dan ganas de calentarla un poco.
No te prives Julio, si te apetece calentarla, caliéntala....de hecho, lo mejor sería hacerla bailar a ritmo de la música, ¿no os parece?.
Es una estupenda idea, bailaremos los 5 con la puta. Poned un buen ritmo y veamos como se menea este putón.
Me sentía morir por la postura y por las palabras que decían cada uno. Sus miradas me impresionaban menos, aunque me humillaban constantemente.
La música comenzó a sonar y con los primeros compases, los primeros roces de aquella fusta. Al principio eran suaves y solo me hacían cosquillas en mis nalgas, pero a medida que la musica aceleraba el ritmo, los azotes se iban haciendo mas y mas, contundentes, aunque sin llegar a ser excesivos.
Y sin poder gritar, solo me contorsionaba con cada sacudida que recibía mi cuerpo expuesto. Mis pies se movían como intentando paliar el dolor que recibían mis carnes.
Era como si me rasgaran con una cuchilla, aunque no me producía aparentemente marcas, sin embargo las sensaciones eran odiosas y un picor fuerte se apoderaba de mi cuerpo con cada azote.
Con los movimientos histéricos de todo mi cuerpo, al ser azotado, los golpes cada vez caían en zonas aún mas sensibles. Mis lágrimas y mi rabia interior, eran parejas.
La fusta, unas veces caía en mis nalgas y otras en mis muslos, haciéndome rabiar de dolor.
Ante mí se colocó Pierre, quien asiéndome de ambos pezones, me sujetó mientras me seguían azotando por detrás. Pero aún así me movía y con eso solo conseguía que mis pezones fueran estirajeados por las rudas manos de Pierre. Este estaba feliz de ver mi sufrimiento y mis espasmos, pues sonreía con cada gesto de dolor mío. Me separaba las tetas estirando de mis pezones, sin misericordia. Una y otra vez. Y los retorcía constantemente, mientras yo temblaba y movía mi cabeza como una histérica.
Pierre, tirando hacia sí de mis pezones, le dijo a mi castigador, que me golpeara las tetas de arriba a abajo y vuelta, varias veces cada una, que eso me haría poner mas caliente.
Y el otro lo hizo casi al instante, sintiendo cada latigazo en mis pechos, que me hacían ver las estrellas. Era un dolor irresistible, pero no podía hacer mas que soportarlo. No tenía posibilidad de pedir clemencia o huir.
Chicos, esta puta es una maravilla. Fijaos en su coño depilado y como se le mueve la rajita con cada movimiento. Que lástima que no sea nuestra, podríamos hacerla locuras en todo su cuerpo.
Todos asentían riendo y me sobaban con el mayor descaro, aunque muchos pellizcaban mi vagina, mientras mis ojos expresaban el dolor que me producían esas caricias sádicas. La fusta seguía morticando diversas partes de mi anatomía. Ahora se había prendado de mi pubis depilado y lo calentaba sin cesar, aunque los golpes no fueran muy fuertes, me sentía fatal.
Con cada latigazo, temblaba y me retorcía ante las risotadas de todos ellos. Pierre y Gorky, se reían desde mas lejos, mientras me convulsionaba ante los azotes, pellizcos y hasta manotazos.
Pasado ya bastante tiempo, Gorky comentó algo con Pierre, que dijo :
Chicos, se acabó la fiesta, descolgadla y traedla aquí. La quitaremos esa mordaza para que pueda paladear nuestro estupendo vino.
Los azotes cesaron y me descolgaron de la cadena y tras estar ante Pierre, Gorky me quitó la mordaza, sientiendo mi boca dolorida. Pero no grité, solo se escaparon de mis labios mis jadeos por el sufrimiento padecido.
¿Lo ves Pierre?......es una puta muy dócil. ¡¡ Y guapa !!.
Es cierto Gorky, me encantaría tenerla un día entero. Me gustan sus tetas y su culo, realmente son una maravilla. En fin, ya la veremos en otra ocasión, espero. Ahora putita, bebe un poco para calmar tus ansiedades. Verás que no estás marcada, solo nos hemos divertido y a la vez calentado un poco para nuestro gozo.
Y era cierto, solo sentía los picores de los azotes, pero salvo que mi cuerpo estaba muy colorado, no había marcas de ningún tipo.
Pierre, no sabía la hora que era...........ufffff, Roberto, me va a poner a parir. Ya te llamaré. Vamos, zorra....debemos regresar a tu nido.
Y salimos de la casa apresuradamente. Subí a la furgoneta en el asiento delantero y Gorky, poniéndose al volante, arrancó y salimos disparados de aquel lugar. Miré hacia atrás pero nadie había para despedirnos.
Que raro con la hora que es, que Roberto no mehaya llamado. ¡¡ Joder, si es que se me ha acabado la bateria de la mierda de teléfono éste !!. Bueno, llegaremos hasta casa y la cargaré allí mismo, algún mensaje debe de haber, si ya se han ido de casa.
Nada mas llegar, pude ver que todo estaba tranquilo. Ni rastro de Roberto o Victoria. Salí del coche ayudada por Gorky y entramos en la casa. En efecto la casa estaba a solas. Gorky conecto su móvil a un cargador, cuando no fuimos de encontrar alguna nota de ellos. Y una vez que pudo localizar su buzón, le ví cambiar varias veces de expresión. Al principio un poco preocupado, pero después su semblante se iba animando mientras me miraba desnuda ante él.
Cuando colgó, se situó tras de mí y desatándome, me dijo :
Bueno, no ha sido tan malo. Nosotros hemos llegado tarde, pero tu amiga y Roberto, se han ido bastante antes de la hora a la que deberíais asistir a la fiesta. Así que estás a mi custodia, por lo que queda de día y hasta mañana a medio día, en que nos juntaremos todos para comer.
No es posible que él, me haya dejado aquí sola........no puede ser, me estás engañando.
Sandra, deja de comportarte como una niña pequeña.
Me acerqué a él y le di un fuerte manotazo en la mejilla, que le hizo volver la cara. En cuanto se repuso, sus ojos me quemaron y yo me sentí mas hundida de lo que estaba, pero no le pedí perdón. Se limitó a cogerme la cara entre sus manos y decirme :
Parece que te has quedado mejor así, ¿verdad?. Mejor, ahora ya estamos en paz, pero voy a ponerte reglas entre nosotros dos. Y deberás cumplirlas todas, una por una. A solas, tu serás mi esclava para todo. Nada de comentarios a Roberto a tu amiga. Cuando estemos todos juntos, demostrarás hacia mí cariño y sensación de que soy un amigo muy allegado para tí. Y lo mas importante, coincide con el primer punto.......los azotes que te debía dar, ya no existen....con ser mi esclava los tendré cuando me de la gana. Ahora, ¿deseas darme otra bofetada mas?.
No le respondí.
Así me parece mucho mejor. Ahora comeremos algo, ¿no te parece?. Veamos que hay por aquí.
Me sentía abrumada. No sólo, no tenía a mi amor junto a mí, sino que además admitía de su amigo que me ultrajara a su antojo. Sabía de antemano que se me presentaba una tarde noche muy negra para mí, pero era incapaz de protestar ante semejante humillación. Era como si realmente perteneciera a Gorky, a pesar que era solo el amigo de Roberto, pero había algo en él que me impulsaba a ser dócil y sumisa.
Preparó una comida fría, a base de ensalada y piezas de fiambre. Y me puse a comer sin preocuparme de lo que me esperaba. ¿Para qué iba a preocuparme?.......sería humillada y maltratada por él o por sus amigos. Confiaba que no nos moviésemos de la casa, pero dado el temperamento inquieto de Gorky, era mucho aventurar para mí.
Comí sin sentirme mal, aunque estuviese desnuda ante él, mientras me hablaba de mil cosas a las que no prestaba la mas mínima atención. Bebía de aquel vino que tanto gustaba a todos, aunque la verdad es que a mí, me agradaba su sabor y paladar un montón.
Cuando terminamos de comer, se levantó de la mesa y tras darme un par de manotazos bastanta fuertes en las nalgas, me dijo que fregase los platos, mientras él daba una vuelta por la casa.
Estaba enjabonando ya los cubiertos, cuando apareció con la caja de sado que me había regalado Roberto. Y dijo :
Sandra, ¿sabes que ésto?.
Es uno de los regalos de Roberto.
Ah, ya entiendo........sí, es muy apropiado para una zorra como tú. ¿Ya los has probado?.
No, al parecer debía probarlos esta tarde con Victoria, pero como todo se ha cambiado, imagino que lo probará mañana conmigo.
Sandra, no has de preocuparte. Yo mismo te lo haré probar ahora. No debemos dejar regalos tan preciados en el olvido. Ven, sécate las manos y salgamos a la piscina. Te daré unos azotes para que sepas como es tu regalo. ¿Estarás mas animada ahora, verdad?.
Pues no, no deseo probar mi regalo contigo.
¿Cómo has dicho?. ¿Acaso pretendes insinuar que no soy de tu agrado?.
No, no he querido decir eso. Solo que no deseo que los utilices tú, conmigo.
O sea, que no soy digno de una zorra como tú, ¿no es eso?.
No, de verdad.....solo es que de probarlo, desearía que fuera con Roberto, solo por eso, de verdad.
Vaya con la zorra que me ha caido en suerte. Vale te respeto, llamaré a Roberto a ver que dice.....¿es lo que prefieres?......¿que le moleste por este asuntillo?.
No, no le llames....no deseo molestarle con esas cosas.......solo, que me gustaría no probarlos contigo......por favor, no es nada personal.
Bien, está bien.....no le molestaré y no los usaré contigo.........¿Te apetece que salgamos un poco a tomar el sol?.
Gorky, preferiría estar dentro de la casa o en la piscina, ahí afuera hace demasiado calor ahora.
Precisamente por eso lo decía, puta. Te voy a poner en plena solanera, para que te tuestes bien. Un par de horas harán de ti una piltrafa, pero además te haré sentir sed y muchas cosas mas.
Y sin mediar palabra mas, me cogió de los pelos y sin que me resistiese apenas, me sacó al exterior en donde sentí el fuerte cambio de temperatura. Hacía mucho calor, mas que otros días, pero eso era lo que él buscaba.
Una vez fuera del cobijo agradable de la casa, me llevó hasta la parte de tierra seca, pensé en pedirle clemencia, pero preferí no hacerlo. Sabía que estaba enfadado conmigo y que me haría pasarlo mal. El calor era muy sofocante y casi no se podía respirar, me llevó hasta una cadena que descendía de un poste en donde Roberto castigaba a sus chicas tiempo atrás. El sol caía de lleno sobre mi cuerpo, pero Gorky estaba dispuesto a mortificarme sin piedad. Al menos, era lo que me parecía entender. Me ató en mitad de la explanada con las manos por encina de mi cabeza. Me pellizcó y retorció los pezones, hasta que las lágrimas se me saltaron.
Aún así, me siguió pellizcando y hasta golpeando en el vientre. Acto seguido, me hizo separar los muslos y ató mis tobillos a unas anillas en la ardiente arena. Al mirar hacia abajo, entre mis piernas pude ver un hormiguero, sin mucha actividad, pero que me dieron escalofríos solo de pensar en que me pudiesen recorrer el cuerpo esos bichos.
Gorky, se alejó hacia la casa y me sentí aterrada ante mi nueva situación. El sol me hacía sentir mal, mi piel se calentaba a toda velocidad y no corría una sola brisa. La verdad es que la explanada estaba protegida por las dunas y el aire casi no la rozaba.
Pasaron los minutos y me sentía ya muy agobiada, por algunos insectos que se posaban sobre mi cuerpo desnudo, sin que pudiese hacer nada por evitarlos o auyentarlos. Sobre todo moscas y algún mosquito pequeño. Y cuando comenzaba a desesperarme un poco, oí el ruido de la puerta de la casa y le ví aparecer descendiendo a la explanada.
Cuando llegó a mi, el sudor estaba en todo mi cuerpo y las moszas, se adueñaban de algunas partes de mi cuerpo.
Sandra, parece que has hecho amistades. Creo que puedo ayudarte. Mira este frasco, es un aroma especial que hace ponerse nervioso a tus amigos. Pero veo que debes estar pasando sed, ¿verdad?.
Si, por favor, dame un poco de agua.
Si, te daré agua. Que descuido el mío. Toma bebe pequeña.
Y sorbí con ansiedad, para descubrir al segundo trago que era agua salada, escupiéndola con fuerza.
Aaarrrrrrggggggg.....puuuaaaaaff...puaaggff
Vaya, asi me lo agradeces.....bien. Haré que sientas sed de verdad y que tus amigos te socorran. Ahora como una buena chica abrirás la boquita, para que pueda poner un poquito de sal. ¡¡ Abrela o te meto pimiento dentro del coño y el culo !!, tu decides zorra de mierda.
Y abrí la boca, sin poder contener mis lágrimas. Y tragué la sal que me echaba dentro de la boca. En cuanto terminé de tragarla, sentí que me abrasaba por dentro. Pero Gorky, sabía ser sádico y cogiendo el frasco de la pimienta, untó sus dedos y me los pasó por entre los labios vaginales y dentro de mi ano.
A continuación, me colocó una mordaza de bola en la boca y me selló el ano y la vagina con cinta adhesiva.
Sentí que el infierno estaba dentro de mi cuerpo. Me removía asustada y sobro todo aterrorizada por las sensaciones espantosas dentro de mi cuerpo. Sin embargo, Gorky aún me pinzó los pezones con unas campanillas. No sentía demasiada opresión, pero las campanillas no cesaban de sonar debido a mi estado convulsivo.
Y se sentó en la sombra a fumar un cigarrillo, mientras se deleitaba con mis espasmos nerviosos. Cuando acabó el cigarrillo se acercó a mí y pensé que lo apagaría en algun lugar de mi cuerpo, pero simplemente lo echó cerca del hormiguero. Antes de marcharse, roció algunas partes de mi cuerpo con agua azucarada, mientras decía :
Sandra, esto es para que no estés muy sola, mientras me echo un rato la siesta. Espero que disfrutes con tus nuevos amigos y que les pases parte de tu ardor.
El sol picaba ya mucho, pero las sensaciones horribles en mis zonas íntimas y el ardor terrible en mi garganta, me hacían morir de angustia. Mis pies estaban enganchados a las anillas en la tierra, pero podía moverlos ligeramente. Intentaba paliar los efectos de los urticantes dentro de mis partes sensibles y aunque encogía mis piernas y estrechaba mi pubis, las sensaciones eran altamente odiosas.
Me picaban aquellas partes tanto, que creía estar muriendo a cada momento. Para guarecerme del sol, ocultaba mi cabeza entre mis brazos elevados, pero el resto de mi cuerpo estaba expuesto completamente a los rayos asesinos de aquel sol, que nos daba la vida.
Para empeorar todo mas aún, los insectos se posaban y revoloteaban sobre mi cuerpo, sin contar con las hormigas que ascendían por mis piernas y con sus pasos me hacían enloquecer de sensaciones variables, ya que mi piel estaba hiper sensibilizada con la acción del sol.
Las campanillas me enloquecían de tal modo que era imposible parar sus sonidos, ya que mis pechos se cimbreaban continuamente. Mi respiración era rítmica pero poséida de un agustioso arratres por mis fosas nasales.
El sol, el sol..........ohhhhhh, no podía soportarlo mas. Mis carnes estaban ya tan delicadas y sensibles, que hasta cuando expulsaba el aire de mi cuerpo y rozaba mi piel lo sentía martirizarme.
Y los horribles picores de mi sexo, me hacía enloquecer a cada segundo, un poco mas. Estaba desesperada y con tan pocas ganas de resistir, que cuando ya me derrumbaba, escuché un sonido en dirección a la casa. Y me animé que sería Gorky que venía a liberarme.
Y el efecto era él. Se acercaba despacio hasta mí. Era horrible escuchar sus pasos cansinos, que parecían no llegar nunca. Cuando pude verle con mis ojos cubiertos por una película de lágrimas, vi que se acercaba con una gran jarra de agua con hielos.
Y me animé solo de ver aquella bendición. Necesitaba beber y estaba tan desesperada, que los rigores de mis urticantes desaparecieron, solo con pensar en el agua que iba a recibir. Pero Gorky, dejó la jarra sobre la mesa y se sentó a fumar un cigarrillo, mientras mi mente se debatía entre la cordura y el histerismo.
Con mis ojos le pedía que me diese de beber, pero él solo sonreía y fumaba tranquilamente. Una vez hubo terminado su cigarrillo, lanzó la colilla contra mi cuerpo abrasado. Sentí el contacto, pero no sentí dolor alguno. Estaba tan terriblemente calcinada que casi nada me podía dañar y sin embargo, cualquier roce me hacía morir de dolor.
Y cuando de nuevo mi hundimiento mental era inminente, le escuché levantarse de la silla y acercarse hasta mí. Ya era incapaz de verle, pero pasó sus manos por mi muy sensibilizada piel, mientras se desataban todos los demonios dentro de mí. Pero, a pesar de hacer vivir segundos de una crueldad sin límites, le escuché decir :
Bueno, mi niña quejica, te liberaré de este pequeño castigo. Creo que has tenido suficiente. Además yo no soy así. Empezaré por rociar tu cuerpo con este spray hipotérmico, lo cual hará que te sientas mucho mas fresquita. Y después pasaremos a contrarrestar los efectos de los urticantes.
Me aplicó el spray y quise gritar, pero algo parecido a un frescor se apoderó de mi cuerpo y me sentí viva de nuevo. Luego separó las cintas adhesivas de mi vagina y ano y me introdujo una bola en cada orificio y lo volvio a cubrir con la cinta adhesiva.
Sentí algo peor que el fuego dentro de mí, pero solo fue un instante. Rápidamente, las sensaciones de picor cesaron como por arte de magia. En mi mordaza de bola, inyectó un líquido con una hipodérmica y tras tragar aquello, ya que no podía expulsarlo, sentí un gran alivio dentro de mi conducto bucal.
Entonces, se acercó un poco mas a mí y me quitó la mordaza, mientras me decía :
Ahora, espero que me digas unas palabras de agradecimiento...........sigo esperando......¿a qué esperas tú?.
Gra..cias......gracias, por liberarme.....
¿Sólo por liberarte?.
No, gracias........por todo.........ooooohhhhh, es que me siento muy cansada........
Vale, acepto tu agradecimiento. Ahora volveremos a la casa, pero antes te daré un poquito de agua.......ten, bebe....despacio.......no......así......si, si....así, despacito. Muy bien, ¿ya estás mejor?.
Asentí con mis ojos y comenzó a desatar mis pies, para seguir con mis muñecas. Pero cuando desenganchó la primera y vio que quedaba colgando de la otra, debió saber que mis piernas no soportarían mi peso, por lo que pasó un brazo por debajo de mis pechos y tras desatar la otra, caí pesadamente sobre su hombro izquierdo.
Y de tal modo me llevó hasta la casa, sintiéndome salvada del suplicio, pero sin fuerzas para reaccionar.