Ramsés, Venus y Afrodita (2)

Comienza el juego oculto de la sensualidad y el amor. Y se dá paso a los primeros juegos de SadoMaso. Roberto, la hace descubrie un mundo nuevo y ella, enamorada perdida, le seguirá hasta el fin del mundo. Espero que os agrade esta larga lectura. Un beso especial. Sandra Raquel.

Una jovencita ante la inseguridad, el amor y la pasión

  • No, no me importa alguna de las dos primeras, de verdad....pero es que me siento aún muy nerviosa junto a tí.

  • Bueno, en ese caso y para que veas que soy bueno te ordeno que aceptes la segunda.....¿lo harás?.

  • Si.......vale. Creo que mañana no podré ir ya a trabajar, avisaré por la mañana.

  • Mejor. Yo anularé una entrevista y la pospondré. A mi compañero, no le venía nada bien mañana. ¿Te parece bien que nos vayamos a Las Palmas, mañana por la tarde?.

  • Sí, la verdad es que me gustaría huir de mi cuarto, para estar contigo, amor.

  • Sandra, tranquila. No hace falta que te aceleres por mí. Habrá tiempo de todo. Ahora, creo que será mejor ver como es tu casa, parcela a parcela, ¿te parece mejor?. Además, no me has dicho aún si deseo tomar algo.

  • Jo, es verdad.....discúlpame.....Ven, te mostraré toda mi casa y te prepararé lo que desees. ¿Has cenado?.

  • Pues no, la verdad es que después de salir del chat vine directamente aquí.

  • Ahora mismo preparo algo para los dos. ¿Deseas que sea algo caliente, o te valen embutidos, amor?

  • Lo que tu me prepares me parecerá extraordinario. ¡Sorpréndeme!.

  • Vale, puedes sentarte en el salón o venirte conmigo a la cocina. Prepararé algo ligero para tí, mi amor. Ah, si deseas ducharte ya sabes donde está el baño. Y hay toallas limpias en el armario.

  • Si es buena idea, me ducharé mientras preparas algo de cenar.

Nada mas quedarme sola, me doy cuenta de que todo se ha acelerado. Pero me siento bien, demasiado bien con él. Comienzo a preparar fiambres y un poco de melón. Y lo presento en una fuente que le da un aspecto muy apetitoso.

Lo dejo colocado en la mesa, con cervezas y vino (el mas valioso que tengo) en un cubo nevera. Aguardo unos minutos y al no verle aparecer, me dirijo al baño. Abro la puerta sin llamar y lo encuentro masturbándose.

Me quedo algo turbada mientras él sigue maniobrando hasta que al final explota en un chorro largo, que por mirarme a mí se estrella contra la manpara del baño. Parece no importarle que le mire como se corre entre grandes chorros de esperma y resoplando furiosamente.

Cuando consigue calmarse un poco, le pregunto :

  • Amor, ¿te has duchado ya?.

  • Si, pero creo que necesitaré otra ducha. Ahora estoy algo pringoso.

  • Vale, te sacaré otra toalla. Ten, ésta te irá bien. Ah y estás en mi casa y conmigo, puedes utilizarme si lo deseas......ya no siento miedo alguno. Y además estoy tomando la píldora desde hace 2 meses.

  • Sandra, no es por nada, pero estaba tan excitado que no hubiera funcionado lo que nos ha deparado el destino, amor. Por cierto, ¿te apetece probar un poco de lo que queda de mi corrida?. No, mejor lo dejamos para después.

  • Sí, deseo probar tu semen, aunque no sea muy reciente.

Y me agacho y abriendo mis labios chupeteo su pene, sorbiendo y degustando el elixir de su cuerpo. Noto un sabor extraño y muy pastoso, pero lo trago llena de felicidad. Me separo de él y mirándole a los ojos con una expresión extraña, o quizás sugerente, le indico que se duche para que se relaje y que le esperaré en el salón. Salgo del baño y cierro la puerta, dejándole tranquilo.

En cuanto llego al salón, mi boca siente la esencia del ser que mas amo en mi vida y degusto de nuevo su sabor. Me encanta que todo se haya adelantado, aunque me siento algo nerviosa. Pero, para nada dejaría escapar la oportunidad de aprovechar las sensaciones de nuestros cuerpos unidos en la sensualidad. Han sido tantos días de ansiedad y excitación, que ahora estoy dispuesta a ser amada por él.

Pienso en Victoria y siento la necesidad de llegar a ella a través de él. Sé que él me llevará hasta ella, pero por el momento deseo tenerle a él, para que me domine y me ame como tantas veces lo ha hecho en el chat.

En estos momentos tengo puesta una bata, para estar algo mas decente ante su aparición.

Escucho la puerta del baño y como se acerca descalzo por el pasillo. Nada mas verle mi cuerpo experimenta una sensación que no sabría definir, pero maravillosa y muy excitante a la vez. Y le veo aparecer con una toalla enrollada en la cintura. Y pienso, que es el ser mas guapo y perfecto del mundo. Y pienso que está a solas conmigo. Y pienso que nunca podré ser tan feliz como lo soy ahora. Y pienso y pienso......y pienso.......y..........

Pero él ya está ante mí. Me levanto y me acerco presurosa y le doy mi beso mas lleno de amor que poseo en ese momento. Según le estoy besando, recuerdo que mi boca esta impregnada con su aroma de sexo y me retraigo un tanto, pero él, me aprieta contra su cuerpo aún húmedo y nuestros labios se juntan como si fueran sellados para la eternidad.

Y desde ese instante sé que soy suya, para cuanto desee de mí. Me siento feliz y dichosa por haber encontrado al hombre de mi vida. Puede que no llegue a conseguirle en mi vida, pero al menos llevaré la esencia de su amor y su vida, dentro de mí. Y eso es ya inviolable.

Mezclo mi lengua con la suya, hasta que su toalla cae y siento su pene rozar mi sexo depilado. Mientras me besa, me desnuda y quedamos los dos vírgenes para nuestras caricias y amor, que nos entregamos con profusión ilimitada.

Después de múltiples caricias y jadeos, se separa un poco de mí y me dice :

  • Sandra, he intentado imaginar este momento muchas veces, pero no creí que fuera tan maravilloso, como lo que acabo de recibir de tí, mi amor.

  • Ohhh, no digas éso, amor......sabes que siempre te he amado.......aunque debo confesar, que yo tampoco había pensado que esta unión pudiera ser tan poderosa y maravillosa.

  • Sandra....Sandra.......sólo pronunciar tu nombre me hace sentirme feliz.........Sandra. Es el nombre mas bonito que he sentido en mi vida.

  • Roberto.....¡¡ te quiero !!........jo, como te quiero. Que tonta he sido de esperar tanto, cuando te tenía tan cerca....amor........jo, que tonta..............te amo tanto, que daría mi vida por hacerte feliz, amor mío.

  • Sandra, mi amor.......no hace falta que des tu vida por darme tu amor........ya lo tengo......y además estamos juntos.

  • Amor, amor........ohhhhh.......me estoy poniendo muy tonta..........

  • Tranquila, mi niña, yo también me he puesto muy tonto.........Creo que mejor cenamos y después compartimos nuestras pasiones si te sientes con ganas. Para mí el solo hecho de estar junto a tí, me hace sentir un ser superior.

Le miré a los ojos llena de lágrimas y dejé que él me las secara, para después llevarme hasta el sofá en donde me hizo sentar desnuda, sentándose él a mi lado y sin dejar de acariciarme en momento alguno.

Fue él quien se encargó de alimentarme con las viandas que yo había preparado, sin dejar de rodearme con su brazo.

Me sentía tan plena y feliz que no me hubiera importado dar la vida en aquel instante por él. Era algo que no supe describir en momento alguno posterior. Era la ternura, el amor, la vida, la dicha, la felicidad, la excitación, la sensualidad y la serenidad.....todo estaba allí en aquel momento. Y sobre todo, estaba él.

Me dejé alimentar de sus manos y admití dichosa sus besos y caricias, sin hacer el mas mínimo gesto de rechazo ante él.

Realmente, me sentía enamorada..........ohhhhhh......

Y deseaba a toda costa que la cena acabase pronto, para irme con el a la cama o al fin del mundo. Porque estaba dispuesta a todo por él.

De vez en cuando, rozaba con los dientes del tenedor mi piel desnuda. Algunas veces pasando por encima de mis pezones. Sentía estremecimientos, pero nunca me retiraba o hacía gestos de rechazo ante él. Era tanta la confianza que tenía en él que hubiera podido rajarme, apuñalarme o clavarme el tenedor, sin que estuviera a la defensiva.

Sabía que él se sentía feliz de controlarme y maravillado de mi pasividad, aunque sentía mis sofocos y excitaciones de cada contacto.

Nada mas terminar de cenar, me conminó a posar mi cabeza sobre sus muslos, dejando su pene sobre un lado de mi cara, para él poder acariciarme de la manera mas suave y sensual que yo alguna vez hubiera podido imaginar.

De algún modo, me las arreglé para que su polla se acoplara en mi boca, sin que existiera actividad alguna, pero al menos estaba protegida de elementos extraños y así la podía mantener caliente y resguardada.

Pareció agradarle y estuvimos así durante una hora larga, mientras él me hablaba de su vida.

Mi actividad sobre su polla era cero, pero la sentía pulsar dentro de mí. Sin embargo ninguno de los dos estaba dispuesto, al parecer, que aquello llegara a mas de un modo mas veloz. Me sentía bien, con algo tan importante de él guardándolo dentro de mi boca, como él de que yo fuera la encargada de mantener su aparato caliente y protegido.

¿Era sexo?...¿Era amor?......No lo supe entonces y creo no saberlo ahora. Aunque lo mas sabio sería decir que era la verdad entre los dos, que traducido sería amor, pero no puedo asegurarlo así.

El caso es que después de esa hora intensa, yo ya me sentía suya. Y creo que él sentía que eso era así. Era tal la calma que mantenía mi cuerpo, que me quedé dormida con su polla dentro de mi boca.

El se encargó de acostarme y cuidarme durante toda la noche. Me despertaba sobresaltada, pero siempre había una mano amiga que me calmaba y me protegía de todo mi sub-mundo.

Cuando comenzaba a amanecer, me desperté sudando copiosamente y le ví junto a mí, en una postura muy incómoda y con su brazo protegiéndome por debajo de mi cuello. Me sentí morir de gozo y amor. Le ví tan desvalido, que hice todos los esfuerzos posibles por dejarle acostado bien, para que pudiera descansar. Pero su llama ya había arrasado mi corazón. Y ya nada me detendría para él.

Ahora era yo quien le protegía en sus sueños. Le mimé con todo el amor que era capaz de entregarle, haciendo que descansara junto a mí. Coloqué una de sus manos sobre mis senos, para que su contacto fuera agradable. Y sin más y dejando que pasaran los minutos, dejé que la mañana nos invadiera. Recordé que hoy debía ir a trabajar, pero con mi mando a distancia, programé un envío para mi jefa. Ante esa señal, ella ya sabría que me encontraba no disponible.

Miré a Roberto y le vi tan tierno y tan maravilloso, con su mano sobre mi pecho izquierdo, que me sentí morir de gozo ante semejante vivencia en mi vida. Y decidí entregarme completamente a él. Se lo diría mientras desayunáramos.

Despertó aferrándose a mi pecho, casi con rabia, pero me sentía tan deliciosamente bien, que soporté sus caricias y sin rechistar aguardé a que despertara por el mismo. Nada mas hacerlo y ser consciente de donde estaba y como estaba conmigo, me sonrió. Fue la sonrisa mas maravillosa que recordaré en la vida. Acercó sus labios a los míos y me dio un beso corto, pero que me hizo erizar el vello de mi piel.

Con mis manos, mesé sus cabellos y acaricié su cara mientras conseguía salir del sueño en el que aún se hallaba inmerso. Sentía como mis caricias le gustaban, hasta tal punto que colocó su cabeza sobre mi pecho y se volvió a quedar dormido. Y me sentí como una madre dando calor y amor a su criatura.

Durmió durante otra hora mas y cuando comenzaba a despertar, se encontró con mis caricias que le hacían el sueño confortable y a salvo de todo mal.

En cuanto fue consciente y sin retirar su cabeza de mis pechos, me dijo :

  • Buenos días amor mío.......Nunca imaginé que pudiera vivir lo que he vivido en tan pocas horas. Sandra, eres el ser mas extraordinario que he conocido en mi vida. Gracias por amarme.

  • Amor mío.......gracias a tí por haber encontrado a una chica solitaria y por haberla sabido enfocar en el amor y en la vida.

Levantó la cabeza y me besó de un modo que me quedé sin aliento. Mi mundo estaba junto a él y no me separaría de él, salvo que se alejara de mí. Sería para él su esclava en todos los sentidos. No me importaba nada de mí, si no era junto a él. Y pienso que él era capaz de leer mi mente, cosa que me agradaba porque mis pensamientos eran puros para él.

Jo......que suerte haberle encontrado. Y aún no había recibido su sexo dentro de mí, salvo mi boca, pero de un modo un tanto displicente. Me propuse que me hiciera el amor por primera vez en la "Cruz de Tejeda" de Las Palmas, en un atardecer o amanecer.

Cuando estábamos levantados y desayunando se lo dije. Observé como se quedaba perplejo por un momento, pero enseguida reaccionó y me dijo :

  • Sandra, has elegido el lugar que mas me encanta de este mundo. Amor, allí te amaré para la eternidad. Gracias, por ser siempre tú y sólo tú.

Esas palabras suyas me hicieron llenar de gozo. Ahora estaba segura de que viviría mi paraíso junto a él. Y aunque durara el tiempo de mis vacaciones, sería suficiente para mi vida. Demasiado mucho mas que suficiente.

Me levanté y preparé un desayuno a base de postres y cereales. Cuando todo estuvo dispuesto en la mesa, me dirigí a la habitación. Y ........se había vuelto a dormir. Estaba destapado y veía su desnudez y me encantó poder pertenecerle. Yo aún seguía desnuda y me acurruqué a su lado y comencé a ofrecerle mis caricias, hasta que poco a poco fue tomando consciencia de donde estaba. Me volvió a sonreir, pero esta vez fui yo quien dio el beso. Un beso cargado de amor y electricidad.

Se dejó besar, mientras se removía lleno de placer desnudo en mi cama. Yo podía apreciar sus prestaciones, pero me había prometido a mi misma, que haría el amor en el sitio indicado y debería cumplir mi propia regla.

Cuando nos calmamos un poco del frenesí del beso, le ayudé a salir de la cama. El, al principio se dejó sacar del nido de amor, pero en cuanto estuvo con los pies en el suelo, me cogió por la cintura y tras darme tres manotazos en el culo, me llevó de esa forma hasta la cocina. Me sentó en una silla y me dijo :

  • Sandra, anoche yo te di de cenar. Hoy, debes ser tu quien me des el desayuno. ¿Te atreves?.

  • Pues claro, amor.

Me levanté decidida a darle cucharada a cucharada el maravilloso desayuno que había preparado, pero él insistió en que me sentara sobre sus muslos desnudos.

Acepté llena de un placer que no le dije, pero que se notaba a una legua de distancia. Y mientras llevaba mi cuchara a su boca, le dejaba que toqueteara mis pechos en los que ponía especial énfasis sobre mis pezones. Cosa que hacía temblar a veces mi mano y el caldo de leche y cereales, caía sobre mis muslos y parte de los suyos. Sabía que el desayuno sería largo, pero era lo mas maravilloso que tenía por hacer en esa mañana. Una vez tomaba él y otra yo, así hasta que terminamos pringados de leche y resto de cereales.

Pero me sentía tan sublimada, que dejé que restregara su lengua sobre los restos de desayuno esparcidos sobre mi cuerpo. La verdad es que lamió mucho, ya que estaba pringada completamente.

Después de semejante sesión, nos fuimos a la ducha directos y dejé que me duchara y restregara con sus manos cuantos sitios y lugares míos quiso.

Una vez limpios y secos, me dijo :

  • Sandra, hay algo que deseo en estos momentos. Me gustaría ver tu ropa interior y tus vestidos. ¿Puede ser, amor?.

Ni siquiera le respondí. Le cogí de una mano y desnudos ambos, llegamos hasta mi habitación en donde guardaba toda mi ropa. Al llegar a la mesilla mía, le dije :

  • Roberto, no tengo mucha ropa interior, solo braguitas y pañuelos.

  • No importa, deseo ver tus braguitas ahora. ¿No te importará que elija las que vas a llevarte, verdad?.

  • Pues no, claro.......lo que tu decidas me parecerá bien.

Y le saqué un juego de minitangas que tenía reservado para ocasiones muy especiales. La verdad es que llevaban casi un año guardadas. Y después saqué otros tangas mas eróticos.

Le ví como se quedaba prendado con semejante miniaturas y me pidió que me los pusiera para él. A mí me pareció una idea excelente. Me sentí mas entregada a él aún. Y me fui probando tanga, tras tanga, dejándome a cariciar y toquetear todo el rato por él.

Seleccionó 12 mini tangas de varios colores. La verdad es que no servían para nada mas que provocar, pero me hizo ilusión que los escogiese. Luego pasamos a mis vestidos y combinados. Y los que elegía me los iba probando. Al final seleccionó las falditas mas cortas y algunos tops que casi no me atrevía yo a ponerme. Y un par de vestidos, que se trasparentaban completamente.

No me importaba la elección que había hecho. Sabía que deseaba que fuera provocando con él, aunque aún, no imaginaba cómo.

Después de supervisar todos mis vestidos y verme desnuda, se acercó a mí y rodeándome con sus brazos, me susurró :

  • ¿Qué siente una esclava ante su amo?.

Me quedé azorada y algo tensa, pero él con sus magreos por todo mi cuerpo me ayudó a salir de mi estado de congelación.

Intenté desasirme de él, aunque no lo conseguí. Pero mirándole de reojo le contesté :

  • Roberto, mi vida va muy acelerada. No sé como he llegado a ésto, aunque me siento dichosa de que haya llegado. Pero lo que me preguntas es demasiado brutal para tan pocas horas, ¿no crees, amor?.

  • Es verdad, pero tu me has puesto una condición para hacer el amor. Y yo sólo estoy preguntando por mi esclava, o ¿es que acaso ya no tengo esclava?.

  • Si, si, claro que la tienes.......soy yo.....pero dame tiempo, por favor......

  • Y ¿crees que a una esclava se la escucha?......y ¿además se la da tiempo?.

  • No, no es eso......pero es que estoy demasiado frenética como para aceptar mas cosas sobre mi mente.

  • Tonterías. Busca un cable de la luz, para que te de unos azotes en el culo. ¡ Hazlo o lo haré yo!, pero serían el doble de los que he pensado.

Me quedé prepleja ante semejante arrebato por parte de él. Y nada menos que en mi propia casa. Cuando me soltó, simplemente caminé hasta donde guardaba herramientas y descubrí una bobina de cable flexible. Cogí la bobina entera y la llevé hasta la habitación y se la entregué, algo turbada y temblorosa.

La cogió y analizando el cable asintió, pero me envió a buscar unos alicates de corte. Regresé de nuevo a la especie de almacén y busqué los alicates. Los cogí y los llevé ante él.

Pude observar, como cortaba un trozo de cable de medio metro de longitud y que al ser de dos hilos, lo habría por la mitad hasta formar un azote, dispuesto para ser usado. Me lo mostró y me dijo :

  • Sandra. Esta será tu prueba de sumisión. Te daré unos azotes en las nalgas, hasta que te ardan. Y taparé tu boca con algunas de las tangas que hemos desechado. ¿Lo podrás soportar por mí?.

  • Sí, Roberto. Podré soportar todo, al menos eso creo yo, porque realmente sé que me he enamorado de tí.

  • Sandra, eres tan sincera y tan llana, y me colmas de tanto amor que no tengo fuerzas para poder agredir tu cuerpo. Este cable lo utilizaré para dejar constancia de tu nombre. Por cierto, ¿sabes que nombre expresas tú?.

  • Pues, no.........no, no lo sé.

  • Sandra, tu siempre expresas amor. Con cuantos, me has dicho que has conocido por el chat, todos te han declarado tu amor, ¿estoy equivocado?.

  • No, no estás equivocado. Así ha sido, al menos lo que me han dicho.

  • Deben ser sinceras sus palabras, porque a mí me pasó algo similar a los demás y también te declaré mi amor......y ahora lo ves, realmente te amo. Y no es por tiempo de verte precisamente. Cualquiera que no te amara lo suficiente se iría. Y aún se irían mas, si no pudieran acostarse contigo. Pero lo curioso de tí es que sabes conservar amigos y amigas.....y todos te aman. Y lo mas importante, jamás se olvidan de tí. Todo ésto viene, amor mío, porque simplemente ofreces tu amor como intercambio de nuestras fantasías.

  • Si amor, eso es lo que he intentado siempre. Para mí el chat, desde el principio, fue un medio en donde comunicarme con mis semejantes.........Luego descubriría que las fantasías son las que mas libremente se pueden expresar, sin que alguien te pueda reprochar nada en particular. Pero siempre entregué mi amor a cuantos y cuantas contacté. Unos y unas lo aceptaron y el resto no. Tu me aceptaste, aunque no me hubiera aturdido que al final te hubieras ido de mi lado. Mi política era un tanto particular. Y la verdad es que pienso que fue la mejor que pude emplear, porque.....¿cuantos desengaños hubiera tenido?.

  • Tienes razón en eso, Sandra. Y la suerte la he tenido yo, ¿verdad?.

  • No, tu no has tenido la suerte, amor. No era una lotería. De tí, simplemente me enamoré como una tonta.....y sigo mas enamorada cada día. ¿Te quieres enterar ya, amor?...........Estoy enamorada de tí, desde hace muchos días........Para mí, casi mi eternidad. Puede que termine siendo tu esclava, tu esposa, una amiga, una conocida....no lo sé, pero tampoco me importa. Y además sabes que estoy igual de enamorada de tí que de Victoria. Y sin embargo, a ninguno de los dos le entrego un complemento de mi amor. Mi amor no es finito...........es igual de serio, directo y real, tanto para tí como para Victoria.

  • Sandra, sé que serás mi esclava, mi esposa, mi amiga y todo para mí. Porque tú eres la delicia de cualquier ser humano. Y también sé que cuando Victoria te conozca, te pertenecerá y tú a ella. Y también a mí. Lo comprendo perfectamente, porque eso es el amor real y el verdadero.

  • Si Roberto, por eso no me importa ya ser tu esclava. Estoy tan enamorada de tí que lo que pase con mi vida o con mi cuerpo, solo servirá de testimonio del amor que entregué a alguien muy especial para mí.

  • Sandra, eres lo mas preciado y maravilloso de un ser. Y debo decirte, que no sabré estar a tu altura, pero lo intentaré. Y te prometo, que conocerás a tu Victoria. Yo haré todo lo posible porque sea así, porque estoy enamorado de tí. Y si te perdiera por ella o por otro, no lo deseo, no me importaría. Sólo de saber que he sido amado y he estado junto al ser mas maravilloso que se pueda encontrar en una vida, ya será un paraíso anticipado.

  • Jo, no digas eso amor.........yo, nunca te dejaré ya. Sólo me separaré de tí, si tu me dejas....solo así.

  • Sandra, desconozco como será nuestro futuro, pero si todos los enfoques en la vida se iniciaran como lo has hecho tú, todo sería una maravilla terrenal.

  • Roberto, sé que estás deseando darme unos azotes con ese cable. Sólo deseo decir, que me entrego a tí. Pero también decirte, que una vez lo probé por mi misma y las señales tardaron mas de una semana en desparecer. Y si me vas a mostrar ante tus amistades a partir de mañamna, pues creo que me mostrarás ya marcada. Salvo que lo desees así, amor mío.

  • No, Sandra, no. No deseo presentarte marcada. No estarás marcada mas que el tiempo que yo decida, amor.

  • Pero....¿cómo dices eso?.

  • Sandra, ten en cuenta que soy médico. Yo tengo mis recursos. ¿Y si te digo que este cable no dejará marca alguna.............?.

  • Jo, amor, eres mas fantasioso que yo por el chat.

  • No estoy fantaseando Sandra. La marca que producen los azotes, sé como hacerlas desaparecer.

  • Pero......eso no es posible amor...un destrozo en la piel, siempre deja algún tipo de huella.

  • No, Sandra, estás equivocada, por desconocimiento, claro. ¡Mira, para convencerte, te lo demostraré conmigo mismo!. Coge el cable y dame un par de golpes muy fuertes sobre la parte de mi cuerpo que elijas, ¿vale?.

  • Pues no, no vale. A mí no me importa entregarme a tí para que disfrutes con mi dolor, pero yo odiaría esa acción contra tí el resto de mis días.

  • Sandra, deja de ser una acomplejada, al menos por unos minutos. Coge el cable y dame un par de golpes con todas tus ganas.

  • Jo, pero es que ésto me da miedo......no puedo hacerlo, de verdad.

  • Si puedes hacerlo, amor.......Además es necesario que veas lo que produce y como se queda. Te lo pido por mí. Hazlo por favor.

Cogí el cable con manos temblorosas y miré su cuerpo desnudo intentando hallar un lugar en donde marcarle con el cable. Cada zona que pensaba, se me erizaba la piel. Sabía que él me azotaría diversas partes del cuerpo, sin pensar tanto como yo. Quizás sin pensar algo. Y me decidí por asestarle los dos azotes en su costado izquierdo.

Elegí esa zona, porque había sido la mas difícil de curar, cuando tiempo atrás lo probré sobre es misma parte.

  • Roberto, ya he elegido la zona....pero deseo que me perdones por adelantado....porque esto ofende mi espíritu y amor hacia tí.

  • No te preocupes amor mío. Esto, precisamente, lo sufro por tí. Para que veas que no te miento. ¿Qué parte de mi cuerpo has elegido?.

  • Pues...tu.......jo.........

  • Sandra, deja de ser una niña por un momento y dímelo, ¿vale?.

  • Si, si.........tu........costado..........izquierdo.....lo siento, amor.

  • ¿Te ha gustado verdad?. Una parte dolorosa.....bueno sea mi costado izquierdo. Pero te pido una cosa......Dame los azotes muy fuertes y no muy seguidos, ¿vale?.

  • Si, lo intentaré....jo...es que nunca he hecho eso amor......y me siento muy mal........no quisiera hacerlo, de verdad.

  • Mira Sandra, me estás poniendo nervioso......Si no dejas de llorar y haces lo que tienes que hacer, hoy va a ser un día muy doloroso para tí.

  • Si, Roberto, lo haré.....espero que bien.

Le veía ante mí, desnudo. Me quería morir antes que agredirle con algo. Mi desnudez era para él. Le pertenecía a él, ya se la había entregado. Pero ser yo quien abusara de su cuerpo maravilloso, me parecía algo abominable.

Las manos me sudaban sin cesar, mientras sujetaba el trozo de cable bífido. Lo icé y pasando por mi cabeza, cayó suavemente sobre mi espalda, sintiendo un efecto extraño. Sin pensarlo, en cuanto el subió su brazo izquierdo, lancé mi brazo dirigiendo el cable contra su costado. Lo ví incrustarse sobre su piel y como ésta se enrojecía y se quedaba marcada con dos verdugones.

Le miré aterrada a la cara, pero no me dijo nada y tampoco rechistó. Y volví a lanzar de nuevo el cable, aséstandole un golpe aún mas fuerte que el anterior, que le cogió el costado y parte de la cintura. Ví como soltaba un gemido largo y soplaba como un burro, a la vez que las partes tocadas, se cubrían de rojo y se abultaban.

Me quedé como atontada con los efectos que le había provocado. Me hubiera gustado morirme o desaparecer, pero al parecer mi vida estaba enfocada de otro modo.

Roberto, resoplando aún por los escozores de los recientes azotes, me cogió de la mano y me llevó hasta el salón, en donde le ví manipular su maletín de emergencias y sacar un frasco de plástico con un líquido transparente.

Mojó un algodón en el líquido y me dijo :

  • Sandra, ¿Ves lo que me has hecho?.

  • Si, pero yo no pretendía hacerlo, perdóname...por favor.........

  • Nada de perdones. Toma este algodón impregnado y pásalo suavemente por las marcas de los latigazos.

Cogí el algodón con manos muy temblorosas y lo acerqué a su cuerpo, pasándolo sobre sus marcas, suavemente, pero por todas ellas.

Roberto, en cuanto terminé de pasar el algodón, se abrazó a mí. Imaginé por un instante que deseaba estrangularme, pero enseguida me di cuenta que solo me apretaba contra su cuerpo.

Lo que me produjo un estado de excitación tal, que no puedo describirlo ahora. Y se quedó así, conmigo, por espacio de media hora mientras me besaba y palpaba mi cuerpo. Le sentía muy tenso y a veces como muy alterado, pero al término de la media hora se separó de mí y me dijo :

  • Sandra, cuando me vas a dar los dos azotes de los que hemos estando hablando, ya hace un buen rato......

  • Roberto....pero, si ya te los dí hace unos minutos.

  • ¿Sí?........¿Y dónde se supone que me los diste?.

Centro mi atención sobre su costado izquierdo, pero no hay rastro de marca alguna. Y pienso, si no estaré dormida y soñando. Pero él es real y está ante mí. Siento sus manos y sus toqueteos en mis pezones. Y le respondo.........:

  • Roberto, han desaperecido......o estoy soñando.........pero no están en tu cuerpo, las marcas.

  • Exactamente, mi niña.......no están......estuvieron, pero ya no están. Y gracias al nuevo descubrimiento de mi equipo.

  • Jo, pero es que parece increíble..........no puede ser......

  • ¿Lo ves pequeña mía?. Las marcas solo estarán el tiempo que yo decida que estén. Después se van. Y ahora..........

Le miré algo aterrorizada, pues sabía lo que significaba su frase sin terminar. Pero no me moví del lugar en el que estaba. Palpó mi cuerpo en mis costados, los pechos y el vientre y las nalgas, mientras me decía :

  • Sandra, ahora te toca a tí. Primero te daré un par de azotes para que sientas el horror de cada azote. Y no gritarás ante ninguno de ellos. Tu rabia te la tragarás sin emitir sonido alguno. Sube los brazos y deja tus manos en la nuca. Te daré un latigazo en cada costado, no serán muy fuertes, sólo lo suficiente para que rabies de dolor.

Sabía que mi mundo de esclavitud, comenzaba a partir de esos dos latigazos y elevé mis brazos, dejando mis manos puestas detrás de mi cabeza.

Le miraba a los ojos directamente y notaba un ligero temblor en mis labios y también en mis muslos. Le ví como se separaba un metro de mi cuerpo y primero dejaba que el cable rozara mis pechos y mi espalda.

  • Sandra, estos dos azotes solo serán la antesala de unos cuantos mas. Pero eso te lo diré después, mientras rabias de escozores ante mí.

Observé el movimiento de su brazo y como el cable blanco se acercaba a mi costado por mi izquierda. Sentí como un pinchazo muy agudo en mi costado, pero no me miré y solo mi cuerpo se movió un poco. Según retiraba su brazo, sentí un fuego abrasador en mi costado y una lágrima asomó en mis lagrimales.

Cogí aire en mis pulmones, cuando vi que procedía a realizar la otra maniobra. Y soporté el latigazo en el otro costado, que me hizo doblar un poco las piernas y resoplar. El fuego invadía todo mi cuerpo y respiraba muy excitada, mientras mis lágrimas acaban de lanzarse al vacío desde mis ojos.

Me sentía tan mal que no sabía como aliviar el extremo escozor en ambos costados. Y sin poder soportarlo mas, miré los verdugones que aparecían en mis costados. Podía apreciar dos rayas finas en cada costado.

Muy bien, Sandra. Realmente te has portado muy bien. Ahora haremos los siguiente. Trae las tangas que hemos desechado para hacer un ovillo y ponértelas dentro de la boca, mientras te azoto de verdad. Además, te ataré en algún lugar....uummm, si, quizas sobre el respaldo de dos sillas unidas, si......esa será una buena posición para empezar. Ah, Sandra, a parte de las tangas, trae mas cable para atarte de manos y pies, ¿vale?.

Mientras me alejaba, escuché como cogía dos sillas y las juntaba por sus respaldo en medio del salón. Tardé menos de un minuto en estar de vuelta y ya me estaba esperando. Le entregué la bobina de cable y cortó cuatro trozos de 25 cm. Y otro de medio metro mas. Muy bien esto ya está. Sandra, acerca tus manos para que coloque un trozo en cada muñeca.

Estiré mis dos brazos y dejé que me pusiera un trozo de cable en cada muñeca, haciendo un nudo y dejando dos extremos sueltos, en cada muñeca. Para mis tobillos, me los hizo subir alternativamente a una de las sillas, hasta que quedé preparada.

Y cogiendo las tangas desechadas, hizo un ovillo con ellas y antes de ponérmelas en la boca, las restrego por entre mi sexo, varias veces hasta quedar ligeramente pringadas. Y mirándome con una sonrisa maliciosa, me las metió en la boca.

Ni siquiera pestañeé, ni moví mis brazos. Una vez dentro de mi boca, pasó el cable de medio metro sobre el ovillo y dando un par de vueltas, lo ató detrás de mi cabeza.

Se colocó de nuevo ante mí y pasó sus manos por mis pechos y después por mis brazos. Y dijo :

  • Muy bien Sandra, ha llegado el momento de sufrir por mí. Ponte de rodillas sobre esta silla y deja que tu vientre se quede apoyado sobre los respaldos de las sillas. Puedes ayudarte con las manos cuanto quieras, porque quedarás colgada solo por tu vientre. Ataré tus manos y pies a las patas mas alejadas de las sillas, ¿vale?.

Asentí, algo aterrada y me puse de rodillas sobre la silla, pasando mis pechos y brazos a la otra. Ajusté mi vientre en los respaldos, para que cuando quedara colgada no me molestara en exceso. Incluso, Roberto, tuvo que ayudarme un poco hasta quedar en la postura conveniente, teniendo ligeramente mis rodillas separadas del asiento de la silla.

Entonces se situó a mi izquierda y estirando mi brazo izquierdo lo ató en la pata de la silla mas alejada por ese lado. Me sentí muy extraña, mientras me sujetaba la otra muñeca a la otra pata. Era como si fuera a ser sacrificada por un verdugo cruel.

Luego se situó por detrás de mí y cogiendo uno de mis tobillos me hizo estirar la pierna, para atarlo en la pata correspondiente. Me sentía ya casi colgando de mi vientre. Y cuando hizo lo mismo con mi otra pierna, supe que estaba preparada para ser torturada.

Antes de hacer nada, se acercó hasta mi cabeza, pasando sus manos por las marcas hinchadas de mi costado derecho. Sentí un escalofrío al sentir esa caricia en la zona que estaba tan sensibilizada.

Y nada mas llegar ante mi cara, me cogió del pelo y me obligó a mirarle a los ojos, mientras me decía :

  • Sandra, sé que estás asustada y muy incómoda. Pero es necesario que recibas tu primera educación en el lugar desde donde comenzó todo, ¿comprendes?.

Como no podía hablar y tampoco mover mi cabeza, simplemente asentí, cerrando mis ojos. Y nada mas abrirlos de nuevo, el soltó mi pelo y mi cabeza cayó entre mis brazos.

  • Sandra, te daré una serie de 5 latigazos y mientras resoplas y te retuerces de dolor, iré a llamar por teléfono a mi amigo para que vaya preparando el vuelo y la casa de Canarias.

Sentí correr lentamente las dos tiras del cable sobre mi cuerpo, mientras notaba como mi cuerpo se revolucionaba. Y en cuando el cosquilleo desapareció, escuché un silbido en el aire y como algo pinchaba mis nalgas. Me quedé rígida e inmóvil por un segundo, pero para cuando quise intentar gritar, un luevo latigazo abrasaba mis nalgas de nuevo.

Me debatí en mis ataduras, pero eran imposibles mis movimientos, al carecer de puntos de apoyo. Y otro latigazo mas, se hundió sobre mi espalda, dejándome aterrorizada de las malditas sensaciones que me producían. Y otro y otro más........para seguir un periodo de calma, mientras terribles picores y pinchazos me hacían insoportable aquella sesión.

Cuando conseguí serenarme un poco, le escuché hablar algo por el teléfono, pero mi respiración fuerte, me impedía saber que hablaba.

A los pocos minutos volvió y tocó con sus manos, mis marcas recientes, haciéndome sentir cada vez mas alterada. Le ví ponerse ante mi cabeza y mientras dejaba que las tiras del cable se arrastrarabn suavemente por mis marcas recientes, me dijo :

  • Bueno, amor mío. Está todo arreglado. Antes de 4 horas estaremos en el aeropuerto, pero hemos de hacer el equipaje. Aunque antes terminaremos esta primera sesión, con unos golpes mas. Es un buen lugar para cruzar esos costados tan preciosos. Procuraré no rozarte las tetitas, amor. Y después otros pocos en ese culito que tanto me enloquece y ya estará todo terminado. ¡Bueno, prosigamos!.

Le veo separar un poco su cuerpo de mi cabeza y puedo ver las tiras del cable oscilando a un lado de la silla.......y........

Ziisccccccc

Siento como el látigo se clava en mi costado, haciéndome contraerme de dolor.

Ssshhiisssszzzzzz

Zzziiiiisssssssscc

Zaaassss

Zaaaaccccccsssssss

A cada latigazo me siento mas y mas aterrorizada.......siento mi cuerpo convulso y abrasado de sensaciones horribles que pinchan todo mi cuerpo.

Después de azotar mis dos costados, siento un silbido mas largo y como algo choca contra mis nalgas sensibilizadas. Me arqueo y creo morirme de dolor.

Chhaaasskkkk,....chhaaassssssssss

Los latigazos caen de forma continuada y a veces siento como alguna tira, toca el interior de mi sexo. Me siento débil y tan aterrada que casi mi cabeza ya no se mueve. Pero sigo soportando una serie de 4 azotes mas en la misma zona, hasta que por fín todo termina y veo el látigo caer sobre un rincón del salón.

Y en dos minutos mas, noto que manipulan mis tobillos, liberándolos. Para poco después, hacerlo con mis muñecas. Pero estoy tan debilitada y angustiada, que quedo colgando en una postura extraña, sobre los respaldos de las dos sillas.

Roberto, me separa de las sillas, metiendo sus fuertes brazos por debajo y levantándome en vilo hasta dejarme sobre la cama, bocabajo.

Luego se sienta al lado mío y me hace girar la cabeza. Mis lágrimas no me permiten verlo bien. El seca mis lágrimas y cuando ya consigo verle, me dice :

  • Sandra, ya ha terminado todo. ¿Estás mas tranquila, amor?.

Asiento con mis ojos y él prosigue :

  • Te voy a quitar la mordaza. Espero que no grites, date cuenta que estamos en viviendas públicas y podrías asustar a tus vecinos.

No le digo nada, pero no gritaré, casi no tengo fuerzas de respirar.

Me quita la mordaza y comienzo a respirar entrecortadamente, mientras él seca mis lágrimas que han vuelto a aflorar de nuevo y toca mis cabellos. Después, me hace levantar de la cama tirando de uno de mis brazos. Pero mis piernas no me responden y quedo medio tirada en el suelo. Entonces, él me dice :

  • Deseo que hagas un esfuerzo y te pongas en pie. Porque si no lo haces, mira en donde se ha quedado el cablecito que tanto calor te ha dado.

Miro hacia el cable, al que odio con las pocas fuerzas que tengo y me concentro para poder incorporarme, aunque un poco ayudada por él.

Y conseguimos llegar al baño en donde una vez dentro de la bañera, vuelve a atarme las manos al soporte de la ducha. Y a ponerme la mordaza, cubierta con mis babas. Y me espero de nuevo el terror. Pero mi alegría se hace inmensa, cuando le veo acercarse con el frasco de plástico y un algodón. Lo impregna bien y me dice :

  • Sandra, estás atada de nuevo y amordazada, porque ésto pica y escuece mucho. Pero sé que serás fuerte y lo soportarás. Después todo habrá pasado y te sentirás bien. Nos ducharemos y nos prepararemos para el viaje.

Cada aplicación suya, me hace rabiar de sensaciones horribles. Pero lo peor comienza a los 5 minutos. Todo mi cuerpo comienza a sentir unos efectos muy extraños y aterradores, que de no haber tenido la mordaza, me hubieran hecho gritar hasta romperme la garganta. Y para colmo, me ha dejado sola y con la luz apagada. Todos mis terrores y fantasmas, me torturan a sus anchas.

Media hora después de inmumerables sufrimientos, todo comienza a ceder y una sensación de frescor, se va apoderando de todo mi cuerpo. Y de repente, quedo cegada por la luz del aseo. Sé que se trata de él, pero solo veo lucecitas en mis ojos. Cuando poco a poco mi visión se va adaptando, le noto ya desatar mis tobillos y después las muñecas. Y por último me quita la mordaza y me besa.

Al principio intento rechazarle, pero mi amor es muy fuerte y él debe saberlo ya. Y cedo ante su beso y participo, tocándole y dejándome tocar, durante algo mas de 15 minutos.

Cuando nos retiramos para respirar un poco, me pregunta :

  • Sandra, ¿estás muy resentida conmigo?.

  • No, amor......ha sido horrible.....pero mi amor ha podido mas. Soy tuya, deseo ser siempre tuya......

  • Muy bien, si. Creo que serás siempre mía. Ahora nos ducharemos y haremos el equipaje, para irnos de viaje a mi isla. Y esta noche, te haré mía en la tan ansiada por tí y por mí "Cruz de Tejeda".

  • Si amor, si...deseo tanto estar junto a tí y ser tuya, que todo lo que ha pasado se me olvida muy aceleradamente. Dúchame mi amor, deseo estar muy limpia para tí.

Y después de darme un par de besos mas y toquetear mis pezones, lleno de amor, nos duchamos lenta y cálidamente para poder relajarnos de las experiencias tan fuertes vividas.

Después de secarnos, hicimos el equipaje y comprobamos la casa. Roberto me pidió que me pusiera una minifalda de vuelos, debajo un minitanga y por arriba uno de los top, de finos tirantes, escote amplio cuadrado y sisas exageradas y además con vuelos en la parte inferior, que mas vergüenza me daba ponerme a mí porque solo tapaba el pecho si no me movía mucho.

Le miré un poco extrañada, pero él me dijo que por encima, me pusiera la cazadora vaquera. Y la verdad es que así el conjunto quedaba mas decente e incluso me gustaba a mí misma.

Una hora después bajábamos a la calle y para mi sorpresa un enorme Mercedes negro, nos aguardaba a nosotros dos.

Subí al vehículo. Roberto, cerró la puerta y se fue a la delantera al lado del conductor. Nada mas cerrar su puerta, me indicó que me quitara la cazadora y ponerme cómoda en el asiento enorme.

  • Sandra, así estás mucho mas bonita. Gorky, te presento a mi chica. Sandra, acerca tu cuerpo y tu cara hacia adelante, para que mi amigo pueda verte bien.

  • Hola, así que tu eres la chica que tiene loco a mi amigo..........No me extraña, eres muy guapa.

  • Hola Gorky, gracias.

  • De nada preciosa. Bueno Roberto, camino del aeropuerto, que esta chica vive muy lejos, me he perdido 4 veces.

  • Gorky, no seas exagerado y procura atender a la carretera, no vaya a ser que mi chica te distraiga mas de la cuenta.

  • Roberto, la verdad es que será un poco difícil de cumplir. No he visto a una belleza así desde hace muchos siglos.

Yo me sentía ruborizada ante las alabanzas que hacían sobre mí. Y mientras hablaban y me elogiaban, Roberto me pasaba la mano por debajo del top, cosa que a mí me parecía un poco descortés hacia su amigo. Pero no dije nada y me dejé toquetear sin oponer resistencia. Mantenía mis brazos apoyados sobre los respaldos de ellos dos. Sabía que mis pechos de algún modo asomaban por debajo de mi top, pero no me importó viajar así hasta llegar al aeropuerto.

Era una zona especial de jets privados. Cuando llegamos, no vimos a nadie cerca del avión que al parecer me llevaría a Las Palmas, junto a Roberto.

Salieron del coche los dos y Gorky, abrió mi puerta para que saliera del coche. Y nada mas inclinarme para salir me ayudó cogiéndome de un brazo, mientras añadía :

  • Eres una chica muy guapa. La verdad es que siento envidia de Roberto. Ven, aquí no hay mas azafatas que las nuestras. Y además, te encantarán. Roberto vendrá enseguida, pero mientras te acompañaré hasta el interior.

  • Espera, se me ha olvidado la cazadora.

  • No te preocupes Sandra, la subirán al avión con tu equipaje. Venga, sube y ten cuidado con los primeros escalones.

Ascendí algo nerviosa y cuando llegué a la puerta de acceso, me encontré de frente con dos azafatas ataviadas con solamente un minitanga como los míos. Me sonreían y se afanaron en ayudarme en todo. Eran muy jovencitas y realmente guapísimas. Y yo que pensaba que iba descarada.

Una vez dentro del avión, miré a Gorky inquisitivamente. Y él debió entender mi asombro, ya que pasó una mano por mi costado y me dijo :

  • Sandra. Es un avión privado y ellas son nuestras azafatas, tan respetables como las demás de vuelos civiles y regulares. Lo que sucede es que nosotros pagamos 10 veces mas que en las otras compañías, pero exigimos una presencia determinada, entrega, disponibilidad y aceptar vestir los conjuntos que en cada viaje creamos oportunos. ¿Era eso lo que te angustiaba, pequeña?.

  • Si, Gorky. Si es así, me gustará mas este viaje. ¿Cuándo aparecerá Roberto?.

  • Tranquila, que yo soy el amigo bueno......¡mira!..ya está subiendo......anda, siéntate y que te vea lo guapa que estás.

La verdad es que era una persona ideal. Jamás dejaba de sonreir y animaba mas de lo que una chica en mi situación pudiese imaginar.

Y en efecto, en dos segundos aparecía Roberto, que nada mas vernos su cara se distendió y la sonrisa apareció en su rostro. Le atendieron un par de azafatas que acababan de aparecer. Jo, que guapas eran y que desnudas estaban.

Pero a ellos les parecía normal. Al menos esa sensación me daba a mí.

  • Hola mi vida, ya estoy aquí. ¿Te gustan las azafatas?.

  • Jo, es que no me esperaba que pudieran llevar esos modelos. Y yo que creía que venía provocativa.......

  • Lo que deberías hacer, sería desnudarte del todo, para que mi amigo te viera lo guapa que eres.

  • Si, Sandra, por favor........somos como una familia, hazlo.

Les miré con una cara tan espantada, que Gorky fue el primero en reaccionar, diciendo :

  • Bueno Sandra, solo si te apetece, ya tendremos tiempo de vernos con menos ropa. ¿Verdad Roberto?.

  • Sandra, no pensaba que ibas a ser tan púdica. Desde luego puedes hacer todo el viaje así, si lo deseas. Gorky, ya habrá otras ocasiones. Por cierto, ¿que hay de lo del barco para el Martes?.

  • Está todo prácticamente acordado. Ah y la casa en la montaña, ya está dispuesta, me lo están comunicando en este momento por mi correo personal. Y otra cosa, abrochaos los cinturones, vamos a despegar ya mismo.

Pude observar como las azafatas se sentaban en unas butacas enormes y colocaban los cinturones de seguridad sobre sus vientres lisos.

Yo hice lo propio con el mío y también Roberto y Gorky.

Aquello, produjo una leve vibración y en unos segundos, sentí que mi cuerpo pesaba hacia a bajo y mi cabeza flotaba.

Dos minutos después, Roberto me soltaba el cinturón y me besaba suavemente.