Ramón el polla grande hetero (II)
- Me están diciendo que hagamos un skype guarro con ellas. Tragué saliva y pensé: Joder, le voy a ver los 23cm de pollón y a lo mejor le podré magrear. Una vez en su habitación me tuve que sentar encima de él, que iba solo en shorts, tremendo paquete se gastaba. Nos íbamos a ligar a estas tías ya.
Aquella noche salimos todos juntos al bar donde estaba la chica de Ramón con sus amigas. Toda la noche con ellas, qué pereza, sólo me lo había pasado bien en la casa bebiendo con mis colegas.
Evidentemente, Ramón se fue con la tía, y a la mañana siguiente me dio los detallas que tanto le gustaba compartir. Me la casqué imaginando que me hacía todo eso a mí, pero en realidad tenía celos de esa guarra.
Lo único bueno era que saber que a Ramón no le mola repetir, es un mujeriego, y no me esperaba la sorpresa que me dio:
- Chavalín, ¿te acuerdas de las amigas de mi chica de anoche? Las dos que no nos dejaban de mirar.
- Claro que me acuerdo, pasamos tooooda la noche con ellas.
- Pues parece ser que a la rubia le gustaste tú.
- ¿Qué dices? Si parecía que solo te miraban a ti.
- Que no, que no, hazme caso, que cuando fui al baño intercambié números con ellas sin que mi chica me viese, y ahora me están escribiendo.
No me lo podía creer. En menudo lío me había metido.
- Me están diciendo que por qué no hacemos un Skype con ellas.
- ¿Y por qué no lo haces tú?
- Pues porque están juntas y sólo quieren hacerlo si estamos los dos. Vente a casa.
Me lo pensé dos veces, pero por otro lado parecía claro qué es lo que iba a venir. Y sinceramente, no podía decir que no a esa posibilidad. Estaba obsesionado con ver aquella montaña otra vez.
Me vestí y calcé rápido y tiré hacia su casa, no vive lejos.
Al entrar en su habitación olía a que no había ventilado y hacía mucho calor. Él parecía eufórico conduciéndome a su ordenador y preparando una silla al lado de la suya.
- Le voy a decir que ya estás aquí.
Empezamos una conversación muy picante con ellas. La verdad es que me estaba haciendo gracia el tema. Ellas también iban medio en coña medio en serio.
Tras chatear un buen rato, decidimos poner ya la cam. El juego parece que iba a empezar.
Ramón estaba obsesionado con poderles ver las tetas. Y yo pretendía que también.
- Niñas, me voy a quitar la camiseta que hoy hace mucho calor.
Ramón descubre su torso grande, peludo y musculado a mi lado. Yo solo miraba en la pantalla la cam de Ramón.
- ¿Qué pasa con tu amigo? – Tuve que hacer lo propio.
- Y ahora es vuestro turno, señoritas. – Respondí intentándome ganar a Ramón.
Este se frotó las manos y me miró mordiéndose los labios. El tío no era capaz de disimular sus ganas locas.
Las chicas empezaron a enseñar con disimulo sin llegarse a quitar el sujetador.
Manteníamos una conversación erótica todo el rato y ellas hacían movimientos intentándonos poner cachondos pero sin llegar a enseñar del todo.
Acto seguido, una de las chicas empieza a tocar el pecho de la otra. Ramón y yo nos miramos…. Sus ojos iban a estallar del calentón, asintió con la cabeza, me situé detrás de él, y llevé mis manos a sus enormes y peludos pectorales. Los empecé a acariciar diciéndole en todo de broma:
- Tío, por qué me haces esto?
En realidad mi perspectiva desde encima de él era increíble… mientras y me calentaba tocándole el pectoral a mi amigo hetero podía ver cómo su paquete iba creciendo en su short con el espectáculo de las chicas.
El siguiente paso de una de ellas fue sentarse encima de su amiga, mientras la que estaba detrás acariciaba los pechos de la de delante.
Ramón me agarró de la cabeza y me susurró:
- Tío, tenemos que hacer eso, y yo peso más que tú. Siéntate aquí si quieres que continuemos viendo a estas guarras.
- Que sepas que no estoy de acuerdo, cabrón. – le respondí yo muriéndome de ganas de sentarme sobre su paquete.
Ramón tiró de mi brazo y me sentó sobre él.
Visualicé la situación: dos tías en una pantalla intentando ligar con dos tíos, jugando a ponernos cachondos, la tía tocando los pechos con sujetados de la otra, y yo sentado sobre el paquete de Ramón el polla grande.
Él llevaba shorts y yo también, pero podía sentir esa montaña entre las nalgas de mi redondito culo.
Ramón, imitando a las chicas, llevó sus dedos hacia mis pezones con sus grandes manos y los empezó a apretar. Yo me estremecía por el gusto que me daba pero me dolía por lo tosco que eran los movimientos de Ramón.
- Cabrón, me haces daño.
- Joder perdona, es que me dejo llevar por estas zorras. – Me responde
Al ver eso, la tía de atrás retiró el sujetador de la de delante y sus tetas quedaron al descubierto.
Todo el cuerpo de Ramón se puso ipso facto en tensión, y cuando digo todo, digo todo. De repente estaba sintiendo una polla 100% dura bajo mi culo metida en unos shorts. Que tremendo trabuco tenía el cabrón. Como quería que me perforase. Joder. Por qué me dejaba llevar a estos límites con un hetero guarro.
Yo también me puse a cien. Pero no exactamente por las tetas de las chicas.
Una de las chicas apartó el pelo de la otra, y empezó a dar besitos por el cuello a su amiga. Se estaban meando de risa de nosotros al imaginarnos. Pero Ramón no lo dudó, apoyó su barba sobre mi cuello.
Yo le dije entre dientes:
- Como me beses te corto los huevos.
- Tranqui, tranqui, sólo voy a apoyar a barba, se trata de disimular.
- Me haces cosquillas! Solté en voz alta.
Las chicas se murieron de risa. Les encantaba este juego. Y la verdad es que a mí también. Y qué decir de Ramón…. Parecía que al que más, por ese mástil que notaba en mis nalgas.
En esto las chicas se levantan, enseñan las dos las tetas, y empiezan a bajarse la braguita.
Llegaba el momento que yo más esperaba. Iba a poder volver a ver el pollón de Ramón. Mi cuerpo sudaba de emoción.
Ramón y yo nos levantamos, nos miramos, miramos hacia la tienda de campaña del otro, nos reímos. A ambos nos daba algo de vergüenza, por un lado por estar uno delante del otro, sobrios, y por otro a mí porque mi polla en comparación con la de Ramón iba a quedar minúscula, y eso que tengo 18cm.
En cuanto pudimos ver el chocho de una de las chicas, la que me “tocaba”, yo hice lo propio, bajé mi short y dejé a la vista mi pene. Las chicas sonrieron tímidamente.
A continuación la otra hizo lo mismo, y mientras Ramón miraba embobado la pantalla, los 6 ojos se centraron en la polla que asomó de los shorts de Ramón.
Una preciosa tranca de 23cm gorda como cuatro veces mi pene. Un capullo enorme que goteaba precum.
La cara de las chicas cambió instantáneamente, sus bocas se abrieron y sus ojos quedaron de piedra. Yo no podía evitar que mi reacción fuera la misma.
- Macho, que pollaco que te gastas, que me dejas quedar mal.
- Pues esto es lo que quiero que probéis, mis niñas. Dijo mirando a la pantalla.
Las chicas entonces llevaron sus manos al chocho de la amiga, acariciándose mutuamente.
Ramón me miró y dijo:
- Esto queda entre nosotros
Tragamos saliva, y llevamos nuestras manos a la polla del otro. Su mano grande cubría más de la mitad de mi pene, que lo tenía duro como un palo. Llevé mi mano a su polla y no la pude ni rodear con mis dedos. Joder que grande era. Al agarrársela se reblandeció un poco, parecía que no le gustaba mucho el trámite. Yo en cambio la tenía a tope.
La chica de Ramón se agachó entonces y agachó su cara hasta el coño de la otra, y lentamente empezó a soplar. La otra se estremecía y sus pechos se pusieron con piel de gallina y pezones en tensión.
Ramón me volvió a mirar y dijo:
- Yo ni de coña. Aquí sabemos quién tiene que ceder.
Yo hice de tripas corazón (mentira), y escondiendo una risa interna me agaché quedando a un cm de su rabo.
¡Qué espectáculo madre mía! Era más grande que mi cara. Hice lo propio, soplé.
En esto la tía dice:
- Si le chupas esa tremenda polla, le como el coño a mi amiga.
Ramón saltó rápidamente:
- Ni de coña, se nos va de las manos.
La tía dice:
- Pues solo una chupadita rápida.
Ramón:
- Creo que es mejor que continuemos en persona.
Y la tía de Ramón suelta ahora:
- Sólo un segundo, si el lo hace, os venís y nos coméis el coño.
Ramón llevó las manos a su cabeza, estaba muy incómodo.
Y yo suelto:
- Venga Ramón, han dicho solo un segundo, sé que es un asco pero ¿queremos con ellas o no?
Acerqué mi cabeza a su rabo, y antes de que él volviera a quejarse rodeé con mi boca todo su prepucio que me llenó como nunca antes. Sabía que era solo un segundo por lo que cerré mi boca, deslicé mi lengua rápidamente por todo su prepucio sin dejar ninguna parte, y absorbí todo el precum posible mientras la sacaba de mi boca. Todo en una rápida jugada de un segundo.
- Cabrón, que llegaba con una chupadita, que parece que te gusta.
Yo escupí haciendo como que me había dado asco, pero tragué varias veces el sabor que me había quedado dentro.
Ramón se había rallado con el tema y su tranca empezaba a decrecer.
Chicas, esto lo vamos a acabar todos en mi casa. – Les dijo Ramón antes de cortar la llamada y dejarlas con las ganas.
Bien dicho colega, las tenemos en el bote. Y tío… que puto asco el sabor de tu semen. – Le dije entre risas.
Él se echó a reir:
- Ya te dije que por ahí no pasaba yo, que puto asco, te estaba viendo la polla toda viscosa y pensaba… ni de coña todo eso con mi lengua.
- Que cabrón, pues yo pensaba lo mismo (mentira) y mira… gracias a mí las tenemos.
- Ya tío, la verdad es que ahí te has portado. – Dice Ramón.- Vente a mi cama, ¿acabamos con una paja?