Ráfagas de Fuego 8
Siento haber tardado tanto en publicar (estaba en lo mejor de las vacaciones ¡y sin internet!) Aquí os dejo un relato con toques de Esperanto, política post-apocaliptica y toques de TOC, entre otras cosas que no debo adelantar.
Los carruajes iban a paso rápido, pasaron los días y llegaron a Iasi, ciudad de la antigua Rumanía. Allí se aprovisionaron de víveres, y el mismo día que llegaron se marcharon de nuevo hacia Cluj, se turnaban de ir de un carruaje en otro, unos días estaban Vladimir y Borya discutiendo en el mismo carro sobre como llevar mejor las riendas, otros Naris y Jenika conducían cada una un carro, un día en especial por poco tuvieron un accidente pues Naris se acercó demasiado con su carro al carro que conducía Jenika, para poder hablar mejor, y ambos carros se tambalearon cuando las ruedas se rozaron en el acercamiento, por suerte supieron controlar los caballos y estos salvaron sus carros a base de fuerza, mucha fuerza.
A parte de esas emocionantes y peligrosas ocasiones, en general todos estaban un poco aburridos, Kirill se entretenía mirando el suelo del camino por donde pasaban y Anastasia seguía con sus pensamientos entrometidos en su cerebro, no dejaban de saltarle cosas a la cabeza cómo:'' ¿Y si soy transexual? ¿Y si no me siento una mujer de verdad? '' pensamientos que no la dejaban tranquila ni un momento y los cuales le producían ansiedad y dolor de cabeza, aunque también la abstraían de la realidad que la rodeaba.
Katja rompió aguas al poco de llegar a la ciudad de Cluj. Ya era primeros de mayo cuando nació el hijo de Katja y Borya. Fueron rápidamente al único hospital civil activo de la ciudad, estaba repleto de gente, pero por ser un nacimiento le dieron prioridad, todos los viajeros estaban en la sala de espera menos Katja y Borya que estaban en la sala de alumbramientos, al cabo de una hora dejaron pasar a los compañeros, Katja había dado a luz sin complicaciones y ya le habían puesto nombre, se llamaría Flavio.
Todos felicitaron a Katja y a Borya y fueron en manada a ver al pequeñín recién nacido desde la ventana transparente de la habitación de los neo-natos. Lo cierto es que, aunque no habían muchos, no lo podían distinguir, así que preguntaron a la enfermera encargada de cuidarlos.
- Disculpe – dijo Jenika - ¿cuál de los bebes es Flavio Boryovich Vólkov?
- El que está junto al cristal, este de aquí – dijo la enfermera mientras señalaba el bebe que estaba justo delante de ellos, precisamente el que tenían más cerca.
- ¡Vaya! - dijo Naris sorprendida – gracias.
- De nada – dijo la enfermera antes de seguir con su faena.
Katja quedó 3 días ingresada en el hospital, hasta que le dieron el alta y pudo ver la casa que habían alquilado para todos ahora que eran menos gente.
La familia de Anastasia les habían regalado a Katja un carro para el niño, Naris y Jenika ropa infantil hasta 3 años vista, y Borya un ramo de flores diario durante los 3 días que había estado ingresada en el hospital.
Vladimir, Shura, Naris, Jenika y Borya habían encontrado trabajo en la mina de sal de Turda, a pocos kilómetros de la ciudad de Cluj, mientras tanto, Kirill y Anastasia estudiarían en la universidad principal de esa ciudad, donde se había traslado el lugar de enseñanza, desde los 3 años hasta el fin de carrera, ello por culpa de los conflictos en otras zonas de la ciudad y del éxodo de estudiantes.
Anastasia solo tenia la educación primaria y todo lo que sabia de más nivel lo había aprendido gracias a sus padres que la enseñaban en sus ratos libres, Kirill sabia leer y escribir aunque con dificultad, quizás como consecuencia de haber estado más tiempo en medio del bosque que en la escuela a lo largo de toda su infancia.
Vladimir y Shura compraron tablets con toda la materia incluida para su hija y su ahijado, les costaron alrededor 200 euros cada uno, por lo cual su saldo había descendido de 4800 a 4400 euros, más luego tendrían que pagar el alquiler, el saldo no dejaba de bajar, por suerte, gracias a la despoblación, había trabajo para todos.
- Ahora que os ponéis a estudiar – dijo Jenika – os doy esto – les dijo mientras les entregaba a Anastasia y a Kirill un libro en papel, como los de antes - es un libro para comunicarte en Esperanto, os lo doy porque debéis saber, puede que ya lo sepais, que de aquí en adelante no todos hablan ni entienden nuestro idioma, en cambio, dado que el Esperanto es la lengua oficial de la Noocracia, este libro os será muy útil.
- Pero ya tenemos una materia en la que nos enseñan Esperanto – dijo Kirill con gesto de disgusto.
- Esto es mucho más útil, no hay que encender ningún aparato electrónico y en cualquier momento lo abres y buscas lo que necesitas, además, la humanidad lleva siglos utilizando esto para aprender, seguro que no os parecerá tan malo - les aseguró mientras les sonreía.
Kirill esperó a que Jenika se fuera para guardar el libro en su bolsa, con la firme intención de no volver a sacarlo. Anastasia por su parte se tumbo en el sofá y comenzó a pegarle un vistazo, para ver si podía librarse de los pensamientos de miedo a ser transexual que le rondaban la cabeza desde hacia ya varios meses. Al principio vio que el libro estaba organizado en un estructura que comprendía:
- Historia del Esperanto y su difusión en un mapa que reflejaba la situación en el año 2090, dado que estamos en el año 2094 la situación ya habría cambiado.
- Nociones gramaticales como la pronunciación, que todas la palabras son llanas, que su único articulo es ''la'', la formación de los sustantivos, de lo adjetivos, de los adverbios, también hablaba sobre los lexemas de la palabra (su raíz) y la formación de otras a partir de esta, también los pronombres personales, los tiempos verbales, preposiciones, conectores, interjecciones, comparativos, superlativos, numerales, prefijos, sufijos y alguna que otra cosa más a lo que no miro muy atentamente pues ya le estaba entrando sueño.
- Después las 16 reglas de la gramática, que son la base del Esperanto y la razón de sus simplicidad.
- También tenia frases útiles para desenvolverse con cierta soltura en ciertos ambientes, por ejemplo para saludar se utiliza la palabra saluton (hola), para despedirse adiaῠ (adiós) o ḡis la revido (hasta la vista), también frases para expresarse como Tio estas terure! (¡Eso es terrible!) o Ḡi estas nekredeble (¡Es increíble!), y hasta proverbios como Longa konsidero savas de sufero (Una larga reflexión salva del sufrimiento) o Kiu molte parolas, ne multa faras (Quien mucho dice, poco hace).
- Finalmente un diccionario para traducir palabras al esperanto o del esperanto a la lengua propia.
En la ultima página aparecían recomendaciones para buscar mas información en la web y el precio del libro; 3,50 euros.
Mientras leía el libro el malestar que le producía el miedo a ser transexual parecía que disminuía, la ansiedad parecía acabada, pero cuando dejo el libro en su dormitorio los pensamientos temidos volvieron, Soy transexual , el pensamiento era confuso, no sabia si lo estaba preguntando o lo estaba afirmando y eso la ponía todavía más nerviosa, ella se repetía a si misma, No soy transexual, ¿como voy a serlo?, quiero ser una mujer. Pero el pensamiento volvía, y con él el malestar previo y la ansiedad durante esté. Sentía un pinchazo en el cráneo, primero en la parte frontal y después casi en la nuca, estas sensaciones acompañaban diariamente al pensamiento repetitivo, en ocasiones hasta no hacia falta ni que apareciera, solo con el malestar previo ya se decía a si misma soy mujer, muy mujer como método de defensa para eliminarlo. Pero no podía, se acostaba y se levantaba con el pensamiento en la mente, deambulaba por su cabeza como un moscardón en pleno verano, y no podía eliminarlo, lo cual acrecentaba su ansiedad. Solo en clase parecía que se esfumaba, solo cuando estaba distraída en otras cosas parecía que ya no volvería ese malestar ante el miedo a ser transexual.
Los días pasaron, también las semanas, los 5 trabajadores se pasaban 8 horas diarias en la mina de sal menos 2 días a la semana, Katja criaba a su pequeño amamantándolo y cuidándolo todo el día, las 24 horas. Los estudiantes pasaban 8 horas en la universidad, intentando aprender Rumano y Esperanto mientras les daban algunas lecciones en Ruso, su idioma natal.
Pasó mayo y llegó junio, todo seguía igual al mes anterior, Anastasia y Kirill seguían estudiando en la universidad con otros alumnos, ya sabían decir algunas palabras y frases en los idiomas extranjeros, Kirill había echo amigos y jugaba en el descanso con los otros chicos, entre tanto Anastasia seguía solitaria por la universidad, se había fijado en algunas chicas pero siempre le acababan dando igual, ella echaba mucho de menos a Sasha. Los trabajadores seguían igual, cobrando un salario de 120 euros la semana, en el trabajo que ya llevaban 1 mes.
Shura sacó las cuentas y ya tenían 4800 euros, cuando llegasen a los 5000 euros, la siguiente semana. partirían rumbo a Budapest en la antigua Hungría, después, claro está, de la reunión noócrata a la que asistirían, también la semana siguiente.
Durante esa semana todo fue semejante a todo el mes anterior, Anastasia y Kirill ya entendían bastantes palabras y frases del Rumano y del Esperanto, el bebé de Katja y Borya había aumentado de peso y tenia grandes mofletes rellenos de carne, y Naris y Jenika, bueno, ellas estaban como siempre, todo el día juntas, sin separarse la una de la otra, Anastasia cuando las veía tenia envidia sana, pues ella también quisiera estar así con Sasha.
En ocasiones Naris parecía darse cuanta de que Anastasia las observaba, en ocasiones, por las tardes, cuando volvían de la mina, Anastasia veía que Naris se quedaba pensativa mirando al techo, como buscando inspiración, después escribía en su tablet.
Pasó la semana y llego la reunión noocrática.
En una gran sala de la universidad donde estudiaba Anastasia y Kirill, se reunieron los Noócratas de cientos de lugares de toda Europa, algunos venían de Alemania, otros de Grecia, incluso había Españoles. Todos en la misma sala se comunicaban principalmente con un idioma, el esperanto, Vladimir y Shura no lo sabían y al llegar no comprendían nada de lo que allí se decía.
Se sentaron en unos asientos que estaba frente a un escenario. Allí subió una mujer pelirroja con una ancha frente que empezó a hablar en un idioma que aunque Anastasia y Kirill habían estudiado, no lo terminaban de comprender.
Mientras tanto, Naris, Jenika, Borya y hasta Katja con su bebé en brazos, parecían entusiasmados con sus palabras, Anastasia y su familia estaban expectantes intentando comprender alguna frase de las que decían, pero no entendían nada, Anastasia que había traído su libro de esperanto, pues lo llevaba siempre consigo por si acaso, empezó a buscar lo que parecía que entendía, así pudo traducir algunas frases como Ni devas tuj redakti komunika¨jon (Debemos hacer un comunicado), Mi favoras la unuecon de agon (yo estoy a favor de la unidad de acción), La lukto estas la ununura vojo (La lucha es el único camino), Vivu l'ter! For la malbonan regadon! (¡Viva la tierra! ¡Muera el mal gobierno!).
Al final de el monólogo todos aplaudieron entusiasmados, la familia de Anastasia también aplaudió, pero sin saber qué aplaudían.
Al final de la reunión el grupo salio, Katja no dejaba de alabar el excelentísimo discurso de la mujer pelirroja y Jenika le daba la razón diciendo que ojalá todos los Noócratas pensaran como ella. La familia de Anastasia, y ella misma, se quedaron en silencio, dado que no sabían que decir al respecto. De pronto, al llegar a casa, Borya y Katja comunicaron algo al resto que no esperaban.
- Después de esta charla – comenzó Borya mientras Katja le decía que sí con la cabeza – después de esta reunión hemos decidido Katja y yo quedarnos aquí, queremos ayudar a que triunfe la Noocracia, yo me alistaré en la lucha contra el comunismo, el próximo mes estaré combatiendo en Moscú junto al resto de soldados noócratas.
El resto del grupo se quedaron silenciosos, no sabían que decir al respecto, pero Katja rompió el hielo intentando explicarles el porqué de esta decisión.
- Con un niño a cuestas no podemos viajar tan fácilmente como antes, además, la lucha por la libertad también es importante, sé que dijimos que iba a llegar a Ginebra con vosotras para luego ir a Italia – dijo mirando a Naris y a Jenika – pero la situación es distinta, yo al principio del viaje creía que iba a dar a luz en Roma, pero no ha sido así, y como hay que adaptarse a las circunstancias, y en este momento esta es la mejor opción, hemos decidido que nos quedaremos en esta ciudad, por lo menos, un año.
Los demás continuaron sin decir nada, a lo cual Katja se cansó y dijo:
- ¿Estáis ahí? - dijo en tono de burla.
- Sí, sí, es que, bueno, aquí hace mucho frió y... puede ser malo para el bebé – dijo Naris en un intento de convencerla de que siguiera el viaje con ellas, como habían planeado desde mucho tiempo atrás.
- No te preocupes por ello – dijo Katja – el verano ya está cerca y las temperaturas subirán, además, para cuando llegue el invierno el niño ya habrá crecido lo suficiente como para resistirlo.
- Bueno...si ya lo habéis decido... no hay más que hablar – dijo Jenika con un poco de incomprensión en su tono.
- ¿Cuando os iréis? - preguntó Borya.
- Teníamos pensado irnos hoy, pero, visto lo visto, mejor será que nos vayamos mañana, y pasemos la última noche juntos en la misma casa, como tantas veces antes – Naris sonrió, en una sonrisa con lagrimas, pero esas lagrimas no parecían de felicidad.
Katja al comprender la personalidad de Naris, la abrazó como en la primera vez que la conoció, cuando estaban en el campamento de refugiados, justo después de que Naris hubiese perdido a su familia, en una incursión comunista sobre las aldeas siberianas, hacia ya dos años, cuando sus padres fueron capturados por los comunistas, mientras ella estaba en el bosque.
Esa noche no durmieron toda la noche mas que el bebé, Anastasia, Kirill y Shura. Vladimir se acostó al cabo de 4 horas de escuchar los recuerdos y las anécdotas de sus compañeros y compañeras de la mina de Moscú.
A primera hora del día siguiente Borya, Katja, Naris y Jenika ya habían preparado sus cosas y se habían deseado suerte en esta vida y en la siguiente.
Anastasia fue la primera en levantarse de la familia, después se levantaron juntos Vladimir y Shura, y finalmente ya casi al mediodía, se levantó Kirill influenciado por los empujones de Anastasia.
Se fueron al atardecer, cuando el viento les soplaba a favor y el sol pretendía ocultarse.