Ráfagas de Fuego 18 (FIN)

Hola

La familia fue hasta Zaragoza e hizo lo que la jefa de Shura le había demandado, quedandose la empresa los caballos y el carro. Después tardaron menos de 2 horas en llegar a Madrid.

Shura fue a ver al alcalde de la ciudad pero la ciudad estaba siendo atacada por miembros de guerrillas norte-africanas que querían el poder de la gran ciudad. Shura abandonó el ayuntamiento tan pronto como pudo, pero las tropas invasoras la habían visto y la secuestraron pidiendo un rescate a la empresa para la que, según su identificación europea, trabajaba. La empresa se negó y corto cualquier lazo con ella para no tener problemas judiciales en el futuro. La familia, padre e hija, se veían entonces desamparados ante aquel atentado, y no tuvieron más remedio que coger el toro por los cuernos.

Se dirigieron hacia la tienda de armas y compraron 5 de las más potentes granadas, 10 abrepuertas diferentes y 2 pistolas con silenciadores y 80 unidades de munición. El padre se compró además una lanza ligera y Anastasia una daga curva pequeña y un bastón 10 centímetros más largo que ella con unas puntas de filos asableados que dejaba en su espalda cuando no utilizaba, compraron también trajes protectores completos, con protección antibalas y máscara antigás, se prepararon a conciencia y se gastaron la mayor parte de sus ahorros por salvar a Shura. Según les habían dicho los mismos secuestradores, por 20.000 € Shura seria liberada, pero no disponían de tanto dinero, ni tiempo, además, ya tenían experiencia con la muerte, así que se atrevieron a tomarse la justicia por su mano, a falta de justicia externa que lo hiciera por ellos.

Les llevo casi un mes planear el golpe, intentaban negociar con los secuestradores para que se arrepintieran y la dejaran libre, pero ellos lejos de eso aún pedían más dinero, y en ocasiones parecía como si Shura ya estuviera muerta por la forma en como hablaban.

Un buen día, un 1 de mayo del 94, se prepararon, se dirigieron con el aerodeslizador hacia la sede de los sublevados, la misión estaba clara, Anastasia iría por detrás, Vladimir por la puerta principal, si uno de los 2 era alcanzado tenia que grita ¡Shura! Para que el otro supiera que tenia que huir pues los habían descubierto. Anastasia se puso su traje con el cual parecía más bien un astronauta en Marte, su bastón estaba bien colocado en los soportes de su chaleco, la daga oculta en un pliegue creado a posta para armas pequeñas, la pistola tenia silenciador como la de su padre para poder matar sin llamar la atención de los vivos, y solo disponía de 2 granadas, las otras 3 las llevaba su padre, pues tenía un chaleco más grande.

Primero pasó Vladimir lanzó una granada de gas venenoso a la cuadrilla que estaba en la puerta, tardaron menos de 5 segundos en caer al suelo desmayados, para evitar problemas en el futuro les disparó un tiro en la frente a cada uno con el silenciador puesto y ocultó sus cadáveres lo mejor que pudo.

Anastasia estaba vigilando la parte de atrás, pudo ver como un par de hombres se dirigían hacia la salida trasera, donde estaba ella, así que se preparó. Cogió el Bastón en su mano izquierda como escudo y la daga en la derecha como cuchillo jamonero, y no espero a que los hombres giraran la cabeza para verla mejor, degolló a uno tan pronto tuvo oportunidad, rajó con el bastón al otro hombre desde la clavícula hasta la cadera, él se quedó paralizado pero ella no, apuntó al cuello con la daga y rompió la tráquea, viendo que hacía ruido intentó frenar los sonidos que emitía el cuello con las manos, dejado las armas caer al suelo, cuando dejó de emitir ruido delator los arrastró como pudo hacia un lugar seguro y los dejo allí.

Vladimir subió las escaleras con sigilo hasta el piso 1º, parecía que no había nadie, continuo subiendo y llegó al piso 2º, allí vio a un guardia custodiando una puerta, no iba protegido, por lo que cayó fulminado al primer disparo en la sien.

Vladimir utilizó un abrepuertas que había comprado en la tienda para desbloquear la puerta y entrar a la habitación. Allí habían cerca de 40 personas, parecían civiles, llevaban ropas sucias y no parecían armados, una de ellos lo vio, y avisó al resto, Vladimir viendo que no parecían querer matarlo entró a la sala, buscó los ojos de su mujer, pero no la encontró, tranquilizó a los rehenes y volvió a salir en busca de Shura. Subió hasta el 3º, 4º y 5º piso, quitándole la vida a más de 5 personas en el trayecto, en cada piso parecía haber una sala de rehenes, pero en el 5º acababa el edificio, ¿donde estaría Shura?.

Anastasia subió hasta el 1º piso donde la aguardaban un grupo de 9 hombres con sonrisas en los labios y pistolas en las manos. Ella se quedó petrificada y los hombres comenzaron a disparar. La hirieron y ella cayó al suelo, dejo de oír lo que decían y hasta el ruido de las pistolas se difuminaba, sentía como la vista no le dejaba ver lo que sucedía a su alrededor. Cuando volvió en sí un hombre castaño le sostenía la cabeza y le ayudo a levantarse, eran más de 30 personas las que la rodeaban, y ninguna de ellas parecía querer matarla. Se quitó la armadura que le había protegido de las balas y comprobó que no tenia ninguna herida por sangre, solo sentía el dolor de las balas al hacer golpear el chaleco contra el cuerpo, de eso parecía que se había desmayado, del susto del dolor.

Sintiéndose débil y frágil se enfadó consigo misma, se quito cualquier tipo de armadura para estar totalmente libre, cogió el bastón, la daga y la pistola y se dirigió hacia los pisos de arriba a paso firme y escoltada por un gran escuadrón, escasamente armado eso sí.

En el 3º piso vio como una pareja salía de una habitación y al verla volvieron a entrar, intentó abrir la puerta con alguno de los 5 abrepuertas que llevaba, pero ninguno dio resultado, un señor de los 30 guardianes se ofreció para tirar la puerta a bajo con sus fuertes músculos, pero tenía las granadas, no era necesario utilizar la fuerza humana.

Lanzó una granada abierta cerca a la puerta e hizo señas a las personas que la acompañaban para que retrocedieran y evitar así daños innecesarios. Al explotar la puerta se abrió de par en par, llegando a derrumbarse cuando Anastasia comenzó a caminar hacia su dirección. Miró con cuidado por la orilla de la puerta mientras con su mano izquierda apuntaba al cuarto lleno de humo, allí puedo reconocer a su madre, en los brazos de un hombre de apariencia marroquí que la apuntaba con un revolver en el costado del cráneo, encima de su oreja. Estaban de pies junto a la ventana desde donde se podían ver los rascacielos cercanos y no tan cercanos. El marroquí le hablaba en lo que parecía Árabe y su madre estaba llorando, igual que aquel día cuando Sasha... Anastasia apuntó con la pistola a la cabeza del Marroquí, el cual presiono más el revolver contra la cabeza de Shura.

Fue entonces cuando llego Vladimir e intento negociar con el terrorista. Pero él no sabia esperanto ni ninguna otra lengua con la que comunicarse mutuamente. Viendo que aquello no iba a ningún lado Anastasia decidió tomar una medida a la desesperada. Hizo como que era amable con el Marroquí, le sonrió, levanto su pistola al techo e hizo un gesto como de tirarla al suelo mientras avanzaba casi de forma imperceptible, cuando calculo que ya estaba a la distancia correcta, cerro los ojos para pedir ayuda a dios y lanzo el arma al suelo en señal de amistad, en lo que el marroquí seguía mirando donde había caído el instrumento de matar, ella se echo la mano a la espalda, donde tenia sujeto el bastón en la camisa ligera, los desengancho de un sonoro click y agarrándolo de un extremo, junto al filo, insufló fuerza al instrumento con un golpe de puntería cortándole los nervios a la mano del marroquí que sujetaba la pistola, después con un giro de bastón corto la barba a falta de unos centímetros de cortarle el cuello, finalmente Vladimir disparó al terrorista para acabar con aquel juego macabro. Reuniéndose así la familia tras mucho tiempo de angustia.

Los treinta y tantos saltaron de alegría y les dieron mil gracias a él y a Anastasia, recorrieron el edificio en busca de más rehenes y encontraron un total de casi 70 personas retenidas en aquel edificio.

Vladimir y Anastasia pasaron a ser héroes de la urbe y en recompensa la ciudad les devolvió todo lo gastado en el rescate más intereses y se les invitó a estar unos meses en aquella gran ciudad, a lo cual ellos accedieron encantados.

Asistieron a eventos y celebraciones de la city, y eran tratados como auténticos héroes locales. Pero nada es para siempre y al cabo de 6 meses todo había pasado y decidieron irse de la ciudad con 20.000€ en los bolsillos y muchas experiencias buenas y malas.

Subieron al aerodeslizador y se dirigieron sin pensárselo dos veces a Sevilla, donde cogerían un barco hacia Tánger ya que estaba prohibida la circulación con aerodeslizador en largas distancias sin ayuntamientos. Encargaron los billetes, pero no había plazas disponibles hasta finales de noviembre, así que tuvieron que esperar en Sevilla.

Llegado el día, la familia fue hacia el puerto del rió Guadalquivir, entregaron la reserva de la plaza y los recepcionistas les concedieron el billete de barco que aseguraba que no eran polizones, subieron las escaleras y fueron a sus habitaciones, el barco zarpó.

Era la hora de comer cuando el barco dejo atrás el rió y entró en el mar mediterráneo, Anastasia lo vio desde su silla en el comedor común, miró al mar, se levantó y fue hacia un plato de comida.

En la barra de autoservicio estaba una muchacha de más o menos su edad, bastante más alta que ella, con una cabellera castaña y ondulada que le caía por la espalda cual cascada y unos ojos pequeños y rasgados que le otorgaban un aspecto casi infantil, cuando la vio no puedo evitar sonreír y ella correspondió con una gran sonrisa de grandes dientes blancos.

-        Hola – dijo Inga.

-        Hola – dijo Anastasia.

FIN