Ráfagas de Fuego 15
Calla, no vaya a ser que me arrepienta
La familia Anastasia se montó en el coche aerodeslizador de Victoria, estaba cargado de estar todo el día al sol, por lo que no tuvo que echarle la pastilla recargadora de energía, era un coche de 6 plazas, conducía Sasha, pues Victoria no tenia mucho arte manejando aquel cacharro, sobretodo en los aparcamientos, Sasha era un buena conductora, llegaron en menos de 10 minutos a aquella sala que estaba en la otra punta de la ciudad, aparcó entre un carro de caballos, y una multibici aérea. Al salir del coche subieron por las escaleras hasta una gran sala adornada por multitud de objetos de celebración anticipada, Victoria les dirigió hacia una barra donde 2 personas atendían al publico, allí vendían bebidas y los últimos boletos que quedaban.
Shura, la madre de Anastasia, preguntó cuanto costaba un boleto y el señor que la atendió le respondió que costaba 4 euros, Shura y Vladimir se miraron y finalmente Vladimir dijo:
- Déme dos – dijo mientras le entregaba un billete de 10 euros.
- Gracias, le deseo suerte, aquí tiene el cambio – dijo mientras le daba el euro que sobraba.
Victoria miró a Anastasia y viendo que estaba un poco cabizbaja y pensativa, fue a comprarle un boleto para que se distrajera y experimentara la adrenalina de una posible gracia del destino.
Cuando se lo dio Anastasia no dio muchos signos de alegría, mas bien se quedo como con la palabra en la boca, como si quisiera decirle algo, Victoria creyó que se le quería declarar como le había advertido su novia Sasha, para suavizar sus inquietudes le sonrió con una sonrisa entre compasiva y amigable, le dio dos suaves palmadas en el hombro izquierdo y se fue junto a su novia que la esperaba en la 2º fila, junto a sus amigos organizadores.
Anastasia en realidad quería hablar con ella, pues al tratarse de la única mujer transexual con quien tenía trato, deseaba tratar el tema de la transexualidad, tenia muchas dudas, sobre ¿cómo se dio cuenta?, ¿desde cuando lo sabia?, ¿se puede vivir sin darte cuenta de que eres transexual?, varias cosas que le revoloteaban en la cabeza de una forma insistente, todo y aunque ella ya sabia que era mujer mentalmente y no un hombre transgénero, pero tenía un miedo profundo de haberlo sido siempre y no haberse dado cuanta hasta ahora, tenia tantas dudas, preguntas y timidez que en el fondo se alegro de que Victoria se fuera sin decirle nada.
La familia de Victoria se sentó en la 7º fila empezando a contar desde el escenario, allí había una especie de rueda, o barril, algo que Anastasia jamás había visto con anterioridad, y que no sabia ni como se llamaba.
- Espero que el número 33904 y el 00998 nos traigan suerte – dijo Vladimir mirando y agarrando con las dos manos los boletos que había comprado – si nos toca veremos Basilea, pero como un hormiguero, desde lo alto del cielo – A Vladimir, el padre de Anastasia, se le escapaban las sonrisas de entusiasmo a cada segundo que se acercaba el sorteo.
- Yo sigo pensando que es tirar el dinero – dijo Shura con un claro tono de reproche.
Al cabo de 10 minutos de esperar sentados, se apagaron las luces del público y se iluminó el escenario, se iban a repartir 10 premios, y el sorteo se retransmitiría en directo por las holopantallas de toda la región de Austria y alrededores, al estilo del siglo XX, empezaron por el premio mas bajo el número 10, era un lote de películas de los éxitos del ultimo año, se lo llevo una señora de sombrero con plumas de la 3º fila a la derecha, mirando desde el escenario claro. La señora empezó a gritar y a hacer gestos bruscos con las manos en alto, subió al escenario sofocada, allí mismo, mostró su boleto, se lo validaron y le entregaron el premio, después entregaron el premio número 9, un reproductor de música, el número 8 una caja de herramientas de última generación, el número 7 una tablet-retro, el número 6 eran 4 sillas último modelo para el máximo confort, el número 5 un cheque para reformar la casa por valor de 200 euros, el número 4 un cuadro de una pintora famosa de mitades del siglo XXI, un cuadro de más de 100 años, el número 3 un carruaje de 3 caballos, este era un premio que Vladimir pego un pequeño grito de rabia al no conseguirlo, habría sido el transporte perfecto para proseguir el viaje de la familia por la media Europa que les quedaba por recorrer.
- Bueno, aún quedan los mejores premios por entregar – se dijo Vladimir así mismo en voz alta para intentar tranquilizarse.
El número 2 era un lote de 30 libros de los mejores autores de la historia, Anastasia deseaba con locura ese premio, pero no fue para ella, fue para un tal numero 08453, en ese momento sintió la envidia más grande que había sentido en su vida, y por fin el premio numero 1, 10 plazas de viaje dentro de 10 días a París, los encargados del sorteo hicieron un pequeño descanso para mantener el suspense entre el público y que no decayera el animo, intentando poner en todos un poquito de esperanza de que el premio grande seria para ellos.
Los pensamientos de Anastasia se volvieron locos de repente:
¿Y si mataras a todos los aquí presentes?
Nunca
No digas eso, se lo merecen, no te han dado lo que querías, todos merecen morir.
¿Has visto aquella anciana?
¿La de el moño gris y la piel arrugada?
Sí, esa, ya le queda poco de vida, o ¿es que no eres suficiente hombre para matarla?
No soy un hombre.
¿Seguro? Yo creo que sí, y tú también lo crees, incluso Sasha, tu querida Sasha, tu novia MUERTA lo creía, eres muy machorra, peluda, agresiva, un gran hombre, una mísera mujer.
Vete a la mierda.
¿Crees que las ancianas tienen apetito sexual?
No
Te equivocas
¿Por qué me hablas? no quiero hablar contigo.
Yo soy tú, tú no puedes escapar de mi, sería escapar de ti, ¿acaso quieres suicidarte?
No
Que tonta, estarías mejor muerta, no pintas nada en este mundo, nadie te quiere, estás sola,...
Basta
Eres débil
Anastasia trató de mirar alrededor, nadie se había dado cuenta de la lucha interna que había estado manteniendo con sus propias pensamientos, la lucha más intensa que había tenido desde que salió de su hogar en Rusia, su madre seguía mirando el escenario, y su padre no dejaba de mirar sus dos boletos del sorteo que sostenía entre sus manos.
Al cabo de media hora de descanso, una vez la mayor parte del público volvió a sus asientos, dieron un discurso motivador que se podía resumir en la frase '' lo importante es la salud'', finalizado el discurso comenzó a girar el bombo, parecía durar mas de lo normal hasta que finalmente salió la papeleta, salio el numero 78158, al cual un señor de unos 70 años de edad se levanto entusiasmado para recibirlo, el juego ya había finalizado y ya se perdieron las esperanzas.
- Bueno, al menos hemos tenido una ráfaga intensa de ilusión durante unos minutos, ah, y no os olvidéis que ahora nos van a invitar a cenar. - dijo Vladimir en su inquebrantable optimismo.
- Bueno ahora tenemos 8 euros menos y una decepción más, Vladimir, creo que aún no has salido del mundo de los sueños. - dijo Shura mirando a su marido como quien mira a un niño pequeño.
- ¿Vamos a ver a Victoria y a … Sasha? - dijo Anastasia, pausadamente, y miró hacia el escenario dónde parecía que había problemas pues el anciano se había puesto a llorar.
- ¡Atención señoras y señores! El numero premiado con el primer premio aún no ha sido encontrado, este pobre hombre a confundido por su estado eufórico un 8 con un 3, el número que él tenia era el 78153, buscamos el número 78158, repito por si alguien no lo ha oído 7...8...1...5...8, tenéis hasta dentro de una semana para reclamarlo, pues el viaje es para dentro de 10 días, para los que nos estáis viendo desde casa podéis consultar los premios y los números premiados con más detenimiento en nuestra web euromunich/123.
- Anastasia, ¿has mirado tu número? - dijo Shura
- ¿Qué número? - preguntó desconcertada Anastasia.
- El que te ha dado Victoria, ¿que no te has dado cuenta o qué?
- No, no lo he mirado ¿Y?
- Dámelo anda.
Anastasia le entregó el boleto a su madre para que lo revisara, está al verlo se quedo más blanca de lo que ya era por naturaleza, era el número 78158, era el número premiado, dentro de 10 días irían a París ¡en avión!, Shura se desmayó y el numero cayó al suelo, mientras tanto, y por suerte, nadie se había dado cuenta de que ese era el número premiado, todos estaban atendiendo el desvanecimiento de Shura, en especial Anastasia que estaba muy asustada ante aquella situación, más incluso que ante sus propios pensamientos.
Victoria y Sasha se aproximaban, Victoria vio el boleto que se le había caído a Shura y lo recogió, y enmudeció al ver que el número que le había regalado a Anastasia era justamente el numero premiado con el viaje a París.
Shura se iba reincorporando y Victoria le devolvió el billete a Anastasia diciendo a la vez que sonreía:
- Mira el billete, se te ha caído, fíjate bien en el número.
Anastasia se fijó y se dio cuenta de que su número era el numero premiado, que podrían ir a París volando y en menos de un día de viaje, Anastasia estuvo a punto de saltar de alegría, y lo habría echo si no fuera por su carácter templado y vergonzoso.
- Mamá, ¡mira! - le dijo entusiasmada a su madre.
- ¿Porque crees que me he desmayado?
- ¿Que? - pregunto el padre que aún no se había enterado de nada.
- Papá...¿cómo te lo digo?... ¡nos vamos a París! - dijo Anastasia con un alegría en su voz que no era capaz de controlar.
Vladimir no se lo podía creer hasta que vio el numero del boleto premiado en manos de su hija, y no puedo sino silbar tan fuerte que le habrían oído hasta en Moscú. Vladimir abrazó a su hija tan fuerte que la levanto del suelo hasta casi lanzarla por los aires, pero Anastasia le remordió la conciencia saber que ese boleto en verdad no era suyo, pues lo había pagado Victoria y no ella.
- Aunque lo cierto es, que es decisión de Victoria si nos vamos o no a París, pues el boleto en verdad es suyo y no mío. - dijo Anastasia casi avergonzada.
- No te preocupes, yo confió en ella, se que nos dejara ir, además, ¡son 10 plazas de avión! Que no es ni una ni dos – Vladimir sonreía, cada vez más ampliamente, a cada palabra que decía.
- Bueno, primero vamos a hablar con Victoria.
Se giraron para hablar con ella, pero no se habían dado cuenta de que ella estaba allí y lo había escuchado todo, al ver la cara de padre e hija Victoria no pudo más que sonreír hasta casi la frontera de la risa.
- ¿Así que queréis ir a París y tenéis miedo de que yo no os lo permita?...Anastasia te he regalado el billete, para empezar el billete no es mío desde hace casi una hora y solo ha sido mío durante menos de un minuto, en lo que he tardado desde que lo he comprado hasta que te lo he dado, para terminar, a mi no me hace falta ir a París, ni tan siquiera me apetece, así que, creo que queda claro, muy claro, que este billete... es para ti. Anda, ves y canjéalo por los 10 viajes que esta noche vamos a celebrarlo.
- Pero pagamos nosotros, que con lo que saquemos vendiendo los billetes restantes, podemos pagar 100 cenas de lujo. - dijo Vladimir haciendo muchos gestos al hablar.
- De ninguna manera, es a mi a quien le sobra el dinero, pago yo, y no hay mas que hablar.
- Hay, de verdad, a veces pareces todo un hombre.
- Calla, no vaya a ser que me arrepienta – dijo Victoria sonriendo ante la ocurrencia.