Ráfagas de Fuego 11

¡Arg! ¡Sal demonio, sal de mi! Se gritaba ella en su mente.

Llegaron a Viena en apenas un día pues se encontraba a 60 kilómetros de Bratislava y la carretera estaba mejor asfaltada.

Al llegar a la gran ciudad se instalaron en una casa instalada a las afueras, cerca de una fabrica de instrumentos musicales donde se requerían trabajadores.

Ya sin Kirill, y sin poder trabajar por su edad, y sin estudiar por estar en la época de vacaciones, Anastasia estaba sola en casa la mayor parte del tiempo, y fue en este tiempo cuando su miedo a ser transexual se acrecentó. Tenia miedo de día y de noche, por un lado sabia que no era transexual y por el otro tenia miedo a que esa seguridad fuera falsa y que sí lo fuera y se lo estuviera negando a sí misma una y otra vez, tenía una lucha interna de manera continua, planteándose dudas sobre sí misma y con miedo al futuro, pues no quería ser un hombre, pero tenia miedo de terminar siéndolo, o serlo ya en su mente sin haberse dado cuenta. Ella misma creía que su temor era estúpido, y no entendía porque no se iba de una maldita vez, pero cuanto más lo combatía más se afianzaba en su pensamiento defensivo, Soy un mujer , su mente obsesiva le decía justo lo contrario, Soy un hombre , había llegado a tener insomnio por culpa de esto, le rezaba a dios todas las noches para que le librara de esa condena y en ocasiones la voz interior tranquilizadora volvía y le decía cosas como ‘’ no debes hacer caso a los pensamientos transexuales, ni a los suicidas, lo cierto es que tu no quieres que eso suceda, y no sucederá, son solo versiones de la realidad que crea tu imaginación’’. Pero ni aun así se tranquilizaba totalmente, el miedo volvía una y otra vez, hasta que un día decidió que no debía tener miedo y que debía enfrentarse al problema en vez de intentar eliminarlo sin solucionarlo.

Me dije : ¿Soy transexual?, y mi voz interior me contesto : no

¿entonces, para que me atormentas? - le dije.

Por tu bien, esto te distraerá mientras tu corazón se repara.

¿pero porque tengo miedo? - le pregunté.

No has de tenerle miedo, no eres transexual, tu misma lo sabes, prefieres la muerte antes que ser un hombre.

¿Pero y si algún día quiero ser un hombre?

Jamás llegará ese día, puedes estar tranquila.

Pero la tranquilidad no llamaba a su puerta, ya estaban a mediados de agosto, Vladimir y Shura trabajaban, y Anastasia procuraba estudiar en su tablet, pero de vez en cuando el malestar en su cabeza llegaba a ella y con él los pensamientos repetitivos, a los cuales tenia pánico que dijeran la verdad.

¿Yo un hombre mentalmente? No, por favor dios, dime que no, no, no puede ser, pero si yo quiero ser una mujer y me considero mentalmente una mujer como puedo pensar estas cosas... ¿y si fuera verdad? ¿y si yo fuese transexual y a partir de ahora dejara de amar mi cuerpo como antes y lo traicionara cambiándome de sexo? ¿Alguien me lo impediría? No, pues yo tengo plena libertad sobre mi misma, puedo desde suicidarme hasta cambiarme de sexo, y hasta prefiero el suicidio antes que cambiar mi precioso sexo femenino...¿ves como no eres transexual?...¿Y porque me atormentas?... Porque lo necesitas, y ahora es el momento justo... ¿Justo para qué? ... para ponerte a prueba, para ver como es tu tenacidad y constancia y seguridad en ti misma, pero he de decir que con tu miedo a ser transexual descontrolandote me has defraudado bastante, pero luego lo arreglas enfrentándote cara a cara a tus miedos, aunque lo hagas de la manera incorrecta, vas por el camino apropiado, no te rindas nunca pequeña reina.

La ansiedad y el insomnio eran comunes, una vez soñó que pensaba lo mismo que cuando estaba despierta ''no, no soy un hombre, soy una mujer, quiero ser una mujer, soy una mujer, no soy un hombre, no mentalmente, por favor dios ayúdame'', en ocasiones soñaba que ella se convertía en un hombre y se levantaba sobresaltada y con el susto en la cara, tenia miedo, mucho miedo.

Pero con el paso de los días la ansiedad iba pasando y cada vez entendía mejor que era una estupidez, pues ella no quería ser un hombre, ella quería ser una mujer, lesbiana por supuesto, pero mujer hasta el fin de sus días.

Soñaba incluso consigo misma en el futuro, ella siendo mujer y con novia, esos sueños la tranquilizaban y le hacían sentir bien, como antes.

Llego el 25 de agosto y recordó lo que le dijo Naris, que ese día podía abrir el sobre y leer lo que en él había escrito, según decía ella, para superar la transfobia, lo gracioso es que los demás transexuales le daban igual, la que no quería ser transexual era ella, pues no soportaba si quiera la idea de disfrazarse de algo que no era y aguantar con ello el resto de sus días, ¿yo siendo un hombre? No por favor, dios no lo permitas, mátame si yo lo permito, pues estaría afectada de locura, por lo menos si lo hago yo, prefiero la muerte antes que tan alta traición contra mi propia persona.

Después de preguntarse qué habría dentro del sobre, lo desgarró, de ahí salió una carta, y un colgante en forma de ea , primero cogió la carta y se puso a leerla:

Querida Anastasia, me dejaste muy sorprendida con tus comentarios transfóbicos en voz baja cuando creías que nadie te oía, sí escucho a escondidas, pero continuando con el tema, tu comportamiento me sorprendió sobre todo teniendo en cuenta que según me contó tu padre estuviste perdidamente enamorada de una chica (sí tu padre lo sabía y te aceptaba tal cual eras), por lo cual, por lo menos eres bisexual no lo puedes negar. ¿Siendo lesbiana, porque discriminas a otros como algunos te han discriminado a ti, o a las anteriores lesbianas del mundo como nosotras mismas?

Ser lesbiana implica tener un amplio sentido de tolerancia y de respeto hacia los demás.

*Y como sé que eres lesbiana, también sé que no eres transexual, pero aquí el problema es que tú no lo sabes, probablemente tu mente te haya dicho en más de una ocasión que no eres transexual ¿verdad? Pues bien, para eso te he escrito esta carta, para ayudarte a aceptarte a ti misma, tal y como eres, y

tal y como te aceptabas antes de la obsesión

. Te voy a hacer 3 simples preguntas:*

  1. ¿Has soñado, antes de la obsesión, que te convertías para siempre en una persona del sexo opuesto y has estado conforme con ello? Anastasia respondió: no, nunca, soñé eso sí, que me convertía en hombre para dejar embarazada a Sasha, y luego me volvía otra vez mujer, pues no me veía en un futuro como hombre.
  2. Supongamos que tienes a dos personas, un hombre y una mujer, ninguno de los dos te atrae físicamente y las dos personas son buenas y amables ¿Con quien te sentirías mas a gusto en una amistad a secas?

Anastasia respondió: con una mujer, me siento mas identificada, mas cómoda y mas comprendida con una mujer que con un hombre.

  1. De cara al futuro, cuando te imaginas a tu persona en el sexo contrario al de tu nacimiento ¿que sientes? Ahora sí, en el presente.

Anastasia respondió: Ansiedad, miedo, angustia, repulsión, en definitiva, un deseo inmenso de que eso nunca pase.

Bien Anastasia ahora te voy a contar mi historia, pues, aunque no te lo creas, yo también he pasado por lo mismo que tú, somos dos almas sensibles e hipocondríacas con trastorno obsesivo-compulsivo del pensamiento, se que es mucho nombre, pero es la realidad.

Yo de pequeña siempre he sido una autentica marimacho, o por lo menos eso decían, y en esa casilla me encasillaron. Yo no quería ponerme vestidos, ni era una niña cursi, ni me gustaba el color rosa, ni quería ser una princesita, a excepción de una princesa-guerrera, no quería que me tratasen como a una muñeca, ni quería jugar a hacerles peinaditos a las muñecas que me regalaban, yo quería organizar sus vidas, mejor dicho, crearles vidas, pero no hacerles de peluquera, irónicamente, aunque yo sea lesbiana, nunca de pequeña intente que dos de mis muñecas se liaran juntas, quizás por que desde que nací mis padres me han dicho que el lesbianismo estaba mal, y probablemente, si me conozco bien, sí que tuve manifestaciones lésbicas en la infancia, pero fueron tan reprimidas por mis padres y a tan temprana edad que hasta mi cerebro las ha reprimido.

Yo nunca fui una niña normal como el resto, era una mini bestia que usaba la fuerza física para ser la líder del grupo en caso de que hubiese algún revoltoso que me quisiera dar la vara, he peleado mucho de pequeña, hasta se me podría considerar una matona, pero por aquel entonces aún creía que me iba a casar con un hombre y tener muchos pequeñuelos. Fue después, cuando mis pechos crecieron y mi menstruación apareció cuando comencé a tener sueños eróticos, el primer año fue con hombres, bueno ángeles, mejor dicho, y al año siguiente ya empecé con los sueños eróticos lésbicos, por culpa de Jenika, todo hay que decirlo, y cuando digo lésbicos es lésbicos, no hombre-mujer, eran sueños con todas las posturas lésbicas que aún no conocía, las descubrí en sueños, pero sin nombre, desde las tijeritas, hasta el 69. y recuerdo que el sueño mas deseoso de ser un hombre que he tenido ha sido el de que todo el mundo nos convirtiéramos de personas a animales, cada cual, según su corazón, dado que yo tengo corazón de león, y no pienso renunciar a mi melena, yo seria un león macho y Jenika seria una leona hembra, para así tener cachorros.

Yo jamás quise ser un hombre, me vestía masculinamente sí, porque me era cómodo, porque me gustaba, y porque, según tenia oído, era la forma de vestir tradicional en las lesbianas y que facilitaba el reconocimiento mutuo y la facilidad para ligar. Pero toda esa masculinidad tuvo su efecto secundario, una vez que estaba yo viendo la tele, veo un programa muy chulo en que sale un transexual, yo nunca odie a los transexuales, al revés, algunos me caían bien, pero fue preguntarme a mi misma sobre si yo era un hombre transexual, no supe que contestar, y se empezó a liar la bola, y ante el miedo a ser transexual comencé a despreciar a los transexuales, deseando incluso la muerte de todos para que no quedara ni uno, pero todo ello era consecuencia del miedo que yo tenía de serlo, y tener que perder mi amado cuerpo y a mi misma, pues mi cuerpo es una parte fundamental de mi misma.

Yo tenia miedo... y ese miedo lo plasmaba en el odio a los transexuales o transfobia. Pero luego, al cabo de muchos meses de interminables reflexiones me puse a pensar ''¿Y qué si soy transexual? ¿si siendo lesbiana me he aceptado porque no siendo transexual? Me dí total y completo permiso para vestirme de hombre, comportarme como un hombre y reclamar a la gente que me trataran como a un hombre y no como una mujer como hasta ahora'' ¿Y a que no sabes que pasó Anastasia? Pues que no quería, sencillamente, no quería vestirme de hombre, no quería comportarme como un hombre y tampoco quería que la gente me tratase como a tal. Entonces cree las 3 preguntas:

  1. ¿Has soñado, antes de la obsesión, que te convertías para siempre en una persona del sexo opuesto y has estado conforme con ello?
  2. Supongamos que tienes a dos personas, un hombre y una mujer, ninguno de los dos te atrae físicamente y las dos personas son buenas y amables ¿Con quien te sentirías mas a gusto en una amistad a secas?
  3. De cara al futuro, ¿cuando te imaginas a tu persona en el sexo contrario al de tu nacimiento, que sientes? Ahora sí, en el presente.

(Las preguntas se podrían mejora desde luego, pero fue lo único que se me ocurrió en el momento.)

Por eso te digo Anastasia, se fuerte, confía en ti misma, hazle caso a tu corazón, no a tus pensamientos repetitivos, que reviven tu pasado, que te hacen sentir mal, pues si un pensamiento te hace sentir mal, sea el que sea, es que no te conviene.

Solo aquello que te haga feliz es lo correcto, ¿A que nunca has tenido miedo ni malestar por ser lesbiana? ¿y por qué? Pues porque te hacia feliz, por eso te digo esto, nuestra cabeza nos juega malas pasadas y hay que aprender a mantenerla bajo control, tu y yo.

Firmado: Naris

Anastasia - Al leer esto me sentí muy identificada, yo también era muy marimacho de pequeña, recuerdo que en la ciudad, antes de que cayera el meteorito, me llamaban Anastasio, y en la aldea me ponían motes como tanque o marimacho y de vez en cuando me llamaban por nombre de chico, todo me enfadaba, incluso llegué a llorar, Sasha era la única que nunca me trato como a un hombre, hasta me defendía cuando los chicos me molestaban, era tan buena... joder me están dando ganas de llorar... es a ella a la que siempre he querido, en un amor puro y orgullosamente lésbico, lo peor es que esta fobia a hecho que me entren dudas de si la quise como un hombre hetero o como una mujer lesbiana, ya ni lo se, cierto es que la penetre con un palo de madera de abedul, que lo hice para estimularnos en la intimidad, pero ¿lo hice porque yo quería tener pene? ¿alguna vez desee tener genitales masculinos? Bueno sí, para dejarla embarazada, pero no recuerdo que nunca allá querido que me tratara como a un hombre en lugar de una mujer ¿o sí? ¡Arg! Ya ni lo se, estoy muy confundida ¿o confundido?... ¡cállate mente maligna! ... no dejes de ser tu misma.

Empiezo a pensar que estoy loca ¿por qué después de leer la carta y responder a las preguntas sigo cuestionándome estas cosas? ¿acaso no tengo aún claro que he sido, soy y seré mujer y lesbiana? ¿por qué las dudas no me dejan de atormentar? ¿por qué no dejo de auto-analizarme una y otra vez? ¿por qué mi mente le cambia el genero a todo lo que oigo, digo y pienso? ¿por qué no acaba esta maldita obsesión que me sacará loca, que pareciese que tengo el demonio dentro?

Anastasia ya había leído la carta y se había embarcado en otro de sus viajes al país de ¿seré transexual? , cuando acabaron sus pensamientos se dio cuenta que aún no había visto que ponía en la nota que había junto al collar. Lo agarró con su mano derecha y despego la nota del colgante, allí ponía:

''Este colgante que te regalo fue fabricado por mi madre, ella era una artesana del metal, si eres una verdadera mujer recordarás que llevaba un colgante parecido al tuyo, este collar fue bendecido por mi madre, una autentica mística, una semana antes de que nos asaltaran los bandidos, ella los guardo en una caja que me dio a mi y me dijo que pasara lo que pasara no los perdiera pues serian útiles en el futuro, yo le hice caso y los guarde hasta el día de hoy, que te doy el ultimo de los 7 que tenía a ti Anastasia, (¿a que le has cambiado el sexo a tu nombre mentalmente mientras pensabas esto? Eh Anastasio) no te preocupes lo que no te mata te hace mas fuerte, póntelo durante un mes y tendrás suerte por el resto de tus días, duerme con él, dúchate con él y vive con el durante un mes y volverás a ser tú, bueno Anastasia, cuídate, y recuerda, sé tu misma, vuelve a ser tu misma.''

Al terminar de leer la nota en la que la cuerda del colgante estaba envuelta, no pudo evitar sonreír, ésta Naris, tan parecida a ella, que pareciese que le estuviese leyendo el pensamiento mientras leía la carta. Pero ¿y si Naris se equivoca y resulta que al final quiero convertirme en hombre? ¿Y si yo en el fondo me siento más hombre que mujer? Otra vez volvió el malestar, aunque esta vez con menos fuerza, no sabía por qué. Se puso el colgante y decidió que empezaría el mes del colgante a partir del 1 de septiembre.

Salió al monte y mientras caminaba cientos de mariposas blancas y negras revoloteaban a su alrededor como si quisieran jugar con ella, era divertido, mientras ella caminaba no dejaba de repetirse una y otra vez lo bonito que era ser mujer y prometía en nombre de todo lo que le venia a la imaginación que jamás seria un hombre, y que prefería la muerte mil veces antes que terminar siendo un chicarrón. Cuando recogió las hierbas, y volvió a casa, las machacó y las trituró hasta convertirlas en un pasta, después fue al baño y se ducho con ellas a modo champú, y lo que sobraba a modo gel, se lo restregó por toda la cabeza, cuando pensaba en volver a ser como antes alegre y ligona sonreía, cuando se imaginaba de hombre transexual sentía sudores fríos y una extraña sensación en la nuca y en la frente, allí prometió, otra vez, y esta vez en nombre de dios y de su propia vida, que jamás seria un hombre ni querría ser ni que la trataran como a tal, y por un momento el malestar desapareció y continuo su ducha, ya feliz.

Al terminar se sentía como nueva, pero al cabo de una hora volvía a sentirse igual que antes, en varias ocasiones le habían dado ganas de contárselo a sus padres, pero ¿que les iba a decir? '' mama, papa, tengo miedo de ser transexual, aunque sé que soy lesbiana, ¿que puedo hacer?'' la respuesta que le iban a dar la tenia clara ''échate novio y se te pasaran las tonterías'' seguro que le diría eso tanto su madre como su padre, aunque él fuera más tolerante, no diría nada opuesto a lo que dijera su mujer. Había pensado en ir a algún psicólogo de los que habían en las ciudades pero eran muy caros y sus padres no querían gastos en aquellas tonterías.

Además, ella sabia que era lesbiana, sino, ¿porque en casi todos sus sueños antes de la obsesión ella era una mujer, y cuando no lo era o quería volver a serlo o es que era un león y en ese estado se encontraba bien? ¿Porque cuando veía en el ordenador pelis en las que aparecía un transexual masculino no entendía porque ocultaba sus encantos femeninos? ¿porque ahora y no antes cuando era mucho más masculina y jamás se planteó estas dudas?

La vida era un asco, empezaba a echar de menos los pensamientos suicidas, de esa manera al menos no se mancillaría la vida y la honra haciendo algo que nunca a querido hacer, pero aunque prefería la muerte a ser transexual, ella no quería suicidarse, ya ni pensando en el suicidio como antes volvía a tener aquel malestar, ya podía volver a hacer bromas sobre el suicidio sin venirse abajo, ya volvía a ser ella en ese aspecto, ahora solo faltaba volver a hacer bromas sobre cambiarse de sexo como cuando se depilaba las piernas y del dolor decía ''¡ojala hubiese nacido hombre, así no tendría que sufrir esto!'' A lo que su madre le respondía ''Para estar guapa hay que sufrir'', pero lo decía en broma, todas las veces en que había deseado ser un hombre lo decía por broma o por envidia, jamás lo dijo en serio ¿entonces? ¿porque estos pensamientos le decían cosas sobre cambiar de sexo y la intentaba convencer de que a ella le gustaría ser un hombre?

¡Arg! ¡Sal demonio, sal de mi! Se gritaba ella en su mente.