RAD - Capítulo 19 de 20

Este es mi primer relato con una orientación Sci-Fi. Muy inspirado en los tradicionales hentai japoneses transcurre en un futuro apocalíptico imaginario donde la radiación ha hecho casi inhabitable a nuestro planeta. Espero les interese la propuesta ...

Capitulo 19

Laura aguantó y alargó su guardia todo el tiempo que pudo. Quizás una sensación de culpa la hacía responsable de que esa muchacha estuviera allí al lado de ella.

Cuando ya no pudo más, y sintió que sus ojos se cerraban un par de veces despertó a Patricia con un beso. En medio de la oscuridad y aún medio dormida Patricia entendió que le había llegado el momento de quedarse despierta y vigilando. Se acomodaron un poco mejor y ahora era Laura quien dormía sobre el regazo de Patricia.

De repente, Laura se despertó en medio de la noche. No había amanecido y aún no había luz, por eso no veía nada a su alrededor, pero algo no estaba bien. Sobre sus piernas había algo que la sujetaba y la arrastraba por el piso, lastimándole la espalda con las ramas que encontraba a su paso.

-¡¡Patricia!! ¡¡Patricia!!- llamó desesperada

-Me dormí, perdoname...- fue lo único que pudo escuchar a lo lejos

Su cuerpo fue arrastrado más de cuarenta metros en pleno bosque, pese a los esfuerzos sobrehumanos que ella hacía por resistirse. Las estaban internando dentro del bosque que ellas tanto habían temido. Sujeta por ambas piernas intentaba  detenerse, tomarse de los árboles por el camino para incorporarse y liberar con sus manos sus piernas y poder escapar, pero era inútil. La fuerza del M15 que la llevaba era muy superior a sus cansadas manos.

De repente el M15 se detuvo. A lo lejos, sujeta de otros de sus tentáculos veía a Patricia como una sombra borrosa en la noche, a punto de ser obligada a ponerse de pie. Un sonoro gemido le indicó que el M15 ya había lanzado su primera carga de fluido estimulante sobre su amiga. Laura sabía entonces que le quedaba poco tiempo de cordura mental.

Sintió el espeso y abundante fluido cuando impactaba directamente contra su sexo desnudo y que luego se escurría entre sus labios. Primero había resultado tibio, luego comenzó a arder deliciosamente al contacto con las partes más sensibles de su piel. Fue entonces que ella tampoco pudo reprimir un gemido que nació en lo más hondo de su vientre.

Sintió cómo su mente comenzó a nublarse. Un abrasante deseo sexual dominaba sus pensamientos. Ya había pasado por esto otras veces, pero increíblemente aún no podía controlarlo. Sus piernas temblaban nuevamente, y todos los músculos de su cuerpo se tensaban hambrientos, a la espera de la penetración.

Con la escasa razón que aún se resistía en su cabeza, pudo ver otras nuevas sombras acercarse al festín. En cuanto vio las sombras de los otros tentáculos imaginó que eso sería lo último que vería en su vida. Cuatro o cinco mutantes M15 más se acercaban al grupo. Su mente de científica rogaba que hubiera una disputa entre machos alfa por ellas, permitiéndoles escapar de ese infierno, o al menos ser botín sólo del mejor. Pero para su desgracia y sorpresa, pudo atestiguar con su propio cuerpo que los M15 cazaban en grupo, tan pronto como sintió varios chorros mas de ese tibio líquido impactar contra sus pechos, su boca y su ano. Toda ella había devenido en un relajo de fluidos ardientes que muy pronto la intoxicaron al borde de la inconsciencia.

Varios tentáculos entraron entre sus piernas y se hundieron dentro de su sexo, con esfuerzo, pero sin resistencia de su parte. Inmediatamente sobrevino el primer orgasmo, que la hizo gritar a voz en cuello en el medio de la oscura noche. Una vez dentro de ella, la cantidad de estimulante que estaban derramando, le parecía absurdamente excesiva. Ya habían llenado su sexo y continuaban eyaculando. Muy pronto los fluidos fueron chorreando por la cara interna de sus muslos hasta que sus piernas enteras estuvieron empapadas y ardiendo en placer.

Algo brillante se acercó a su boca, y ya sin saber por qué, Laura abrió mansamente sus labios y engulló. El caliente y venoso tentáculo dentro de su boca comenzó a abrirse paso impiadosamente y escurrirse por su garganta. Lo sentía derramar inmensas cantidades de es viscoso gel dentro de su boca y estómago, a punto de ahogarla. Laura sintió como su cuerpo era llenado entonces por ambos lados y cualquier vestigio de resistencia la abandonó por completo. Deleitándose con los embistes del vicioso tentáculo entre sus piernas, su cuerpo temblaba como una hoja al viento, solo sostenido por voluntad de los M15.

Una lágrima rodó por su mejilla cuando sintió que su ano era penetrado brutalmente por otro apéndice. Mientras el primero se movía incansable dentro de su vagina, iba sintiendo la rugosidad del segundo que se abría paso en su recto mientras eyaculaba cada tanto el endemoniado fluido. Pero la fiesta para los M15 recién comenzaba.

Cuando el primer grupo de M15 hubo terminado con ella y le hubo robado incontables y constantes orgasmos, otro grupo apareció detrás del primero. Sin darle tiempo a descansar ni un minuto, y con sus orificios aún palpitando de la brutal violación, fue nuevamente penetrada sin piedad.

Los cuerpos de Laura y de Patricia ya parecían simples marionetas en poder de sus agresores. Sus piernas se sacudían con cada embiste, sus pechos se hamacaban rítmicamente al compás de las inclementes embestidas. Sus gritos y gemidos habían pasado de ser fuertes y sonoros a mudos hilos de voz que luchaban por mantener la respiración que les permitiera aguantar el tremendo esfuerzo físico que la violación constante les estaba imponiendo a sus cuerpos.

Cuando sus inflamadas vaginas lograron distenderse suficientemente como para acostumbrarse a esos enormes apéndices, otros más se enroscaron sobre los primeros y pujaron por entrar, arrancándoles nuevas lágrimas y gritos desde lo poco que les quedaba de voz.  La odisea parecía no tener fin.

Las primeras luces del alba iluminaron los transpirados cuerpos de las mujeres, haciendo brillar el intenso sudor que cubría sus pieles. Patricia levantó como pudo sus cansados ojos en medio de su infierno, con su cara desencajada entre el placer y el sutil dolor. A lo lejos, sus ojos se cruzaron con los de Laura. No hubo necesidad de diálogo, ni tampoco fuerzas para sostenerlo. Cambiadas de uno a otro mutante, la constante violación de sus cuerpos ya llevaba varias horas.

Los ojos de Patricia pedían perdón a su amiga por su descuido, y solo rogaban que ambas pudieran salir con vida de esa devastadora y extenuante experiencia. Laura, por su lado la miraba comprensiva y trataba de transmitirle algo de calma. Aún con sus ojos nublados de lágrimas y su mente atrapada por el desbordante cúmulo de sensaciones que la devastaban hacía horas, pudo mirar a su amiga, tan destruida como ella y saber que la amaba.

A la luz del día el espectáculo era aún más dantesco. La cantidad de M15 que las rodeaba era impresionante y todos parecían hambrientos de poseerlas. Las horas pasaban y la orgía de los mutantes no tenía fin.

Laura ya comenzaba a sentir como su sexo le ardía como encendido fuego. Habían pasado más de ocho horas desde su horrible despertar y en ningún momento había podido cerrar sus piernas. Sus muslos estaban casi acalambrados de la obligada posición, mientras que sus tobillos se sentían adormecidos por la constante sujeción y fuerza con la que eran castigados. Sus hombros le dolían, con sus brazos atrapados por los obstinados apéndices de la bestia, hacía horas que mantenían una posición incómoda y expuesta, pese a cualquier esfuerzo de su parte por acomodarse. Sin embargo, todas estas sensaciones incómodas, casi no existían en sus mentes, atrapadas en la constante sensación de deseo y obnubiladas por una secreción de endorfinas tan intensa como constante.

El sol ya había pasado por su cenit y los M15 no dejaban de desfilar entre sus piernas. Ya podían sentir, e inclusive observar aterrorizadas, como eran inseminadas brutalmente con huevos del tamaño de una pelota de tenis que se escurrían entre sus piernas y formaban nítidos bultos dentro de sus vientres. Nada podían hacer por evitarlo. Laura escuchó gritar desesperada a Patricia cuando el primer regalo se abría paso dentro de su sexo. Con sus manos crispadas y mostrando sus dientes en una expresión de intenso dolor, sintió como su cuerpo se abría en dos para darle paso a ese espécimen indeseable.

Pero los ojos de Laura no se detuvieron mucho en Patricia. Su propio cuerpo sufría en mismo martirio mientras sentía ingresar dentro de ella la simiente de quien la estaba violando. Gritó fuerte. Al tope de sus pulmones. Podía jurar que se estaba muriendo en ese momento. Una muerte lenta y agónica con un dolor intenso y caliente que partía de su entrepierna para recorrerla toda.

El segundo huevo siguió el camino del primero, y pese a pensar que si había pasado el primero, el segundo sería más sencillo, dolió tanto o más que el anterior. Sus abdómenes iban abultándose hasta deformarse nítidamente con la nueva carga en sus vientres, Ya no sólo dolía el lento y agónico ingreso, sino también se transformaba en una constante sensación en sus vientres.

Laura sabía que nada estaría terminado hasta que alguno de los M15 pusiera punto final a la orgía con su típico tampón en su vagina. Sin embargo, ya el sol caía y no había indicios de que esto terminara alguna vez. Por un momento a Laura se le presentó en su cabeza el concepto de "eterna violación", y un frío le recorrió la espalda.

Las imágenes comenzaron a verse cada vez más borrosas, sus cuerpos cada vez se resistían menos. Parecía como si flotaran fuera de ellos. ¿Era eso la muerte? Por los resabios de dolor entre sus piernas, que ni aún en ese estado lograba enmascarar, supo que no estaba muerta. Pero finalmente, en ese momento, poco le importó nada. Luego de cerrar sus ojos un par de  veces en agotador cansancio, cayó definitivamente desmayada.