RAD - Capítulo 17 de 20
Este es mi primer relato con una orientación Sci-Fi. Muy inspirado en los tradicionales hentai japoneses transcurre en un futuro apocalíptico imaginario donde la radiación ha hecho casi inhabitable a nuestro planeta. Espero les interese la propuesta ...
Capitulo 17
-¡¡Laura!! ¿¿Estás bien??-
Cuando Laura abrió los ojos y vio la cara preocupada de Patricia frente a ella, recordó lo que había sucedido.
-Ya se fueron... Estamos a salvo...- le decía Patricia acomodándola sobre su hombro.
Laura sintió una extraña sensación de ternura y cariño por esa muchacha. Era increíble que la hubiera podido perdonar aún después de saber que había sido ella misma la que la había enviado a este infierno. La mano de Laura envolvió la cintura de Patricia y acercándola a ella la besó suavemente, comiéndole sus tiernos labios con los suyos. Pudo sentir cómo la mujer se estremecía entre sus brazos y se dejaba hacer sin oponer resistencia.
Las manos de Patricia subieron hasta los pechos de Laura y comenzaron a acariciarlos suavemente. Ambas mujeres estaban ardientes de deseo y buscaban en el placer de la otra, el suyo propio. Sus cuerpos se enredaban sobre la hierba, tocándose, besándose, lamiéndose, acariciándose en un frenesí de sensaciones que solo dejaba lugar a los gemidos y a la brisa como sonido de fondo.
Con su corazón ardiendo de deseo y de pasión por su bella compañera Laura se acomodó entre las piernas de ella y abriendo su vulva comenzó a lamer con empeño el mojado sexo de Patricia. Ella arqueó su espalda en un placer que la invadía y la llenaba. Luego se acomodó también entre las piernas de Laura y la hizo gemir y suspirar mientras comía su sexo.
El nudo sexual fue intenso y prolongado. Parecía que ambas competían en sacarle más orgasmos y gemidos a la otra. Sus bocas se mostraban brillantes de flujos ajenos, sus dedos ágiles y expertos en estimular y exprimir el clítoris de la otra. No mediaron palabra ni hubo recelos de ningún tipo. Sólo se dieron lo mejor que tenían una a la otra hasta caer rendidas, abrazadas bajo el sol del mediodía.
-¡¡Waaw!!- dijo Patricia abrazando fuertemente a Laura
-¡¡¡Mmmmm!!!- le respondió ella sonriéndole
-Deberíamos haber hecho esto hace mucho...- rió Laura
-Yo no podía... estaba atrapada por esa araña enorme...- respondió bromeando Patricia
-Lo sé, pero tenía que ocuparme de liberarte... Aunque ganas ya te tenía...- admitió Laura
-¿En serio?-
-Si... me calentaba mucho verte gozar con esa araña calentona.-
-Mmmm... No me hagas acordar... lo mucho que me gustaba...- dijo Patricia llevando su mano entre sus piernas
-Si... debo admitir que a mi también me encantaron varias de estas cosas... Pero si no te rescataba te hubiera matado...- le respondió Laura
-Bueno... vos viniste para cuidarme que no me pase nada malo...- respondió Patricia
-Pero mirá las cosas que te pasaron a vos...- agregó riéndose
-Disfruté mucho cuando la araña nos violó estando yo arriba tuyo...- admitió Laura
-¡¡Qué putas que nos volvimos!!- rió Patricia
Laura bajó la cabeza y por primera vez se sinceró completamente con Patricia. Le contó cómo la habían encontrado desmayada y desnuda en los alrededores de la base, cómo había decidido ella misma no correr riesgos y tratarla poco menos que como una cosa. Un objeto en el que poder probar sus teorías sobre la relación de las impregnaciones mutantes y la protección contra la radiación. Le contó del Dr Gin y cómo la había sometido a lo que ella misma había practicado con otras mujeres. Le contó lo humillante que fue comenzar a sentir ese deseo sexual irrefrenable frente a sus colegas, efecto colateral que ella misma estaba experimentando.
Le contó de la lucha mental de esos últimos días entre el deseo de quedarse sin hacer nada al encontrarse en manos de un mutante que le provocaba un delirante placer sexual, y la realidad de saber que si lo hacía moriría en algún tiempo.
-Eso también lo se yo...- respondió Patricia
-Pero si es mi destino y mi suerte el morir como esclava sexual de un mutante, quizás es mejor aceptarlo que torturarse con la idea...- agregó
-No. No vas a morir. Te voy a llevar de regreso a la base, y te prometo que te vamos a tratar como la dulce persona que sos.- dijo Laura dándole un beso en la boca.
-Gracias... Voy a ayudarte en lo que pueda. Si me enseñás, hasta puedo ser tu ayudante.- respondió Patricia
-Pero antes hay algo que debemos hacer.- dijo Laura con cara preocupada
-Debemos asegurarnos de no llevar ningún engendro de estos en nuestros vientres.-
La cara de Patricia denotaba preocupación. Sabía que algo no le iba a gustar, pero también sabía que era necesario y por su propia salud. Obedeciendo ciegamente a Laura, se recostó sobre el pasto e intentó relajarse. Los dedos de Laura estimulando su excitación ayudaban mucho, mientras su otra mano, introducía algunos dedos por su vagina. Luego sumó otro dedo, y otro más, hasta que pudo sentir como esa mano, en puño cerrado se iba hundiendo lentamente dentro de ella.
-Hubiera sido mas fácil con un espéculo y una luz, pero no tengo otra alternativa.- se excusaba Laura
-Uhhh... no se... es fuerte, pero se siente rico...- resoplaba Patricia mientras la muñeca de Laura desaparecía dentro de su sexo
Laura sacó dos veces la mano de dentro de ella. En ambas ocasiones traía entre sus dedos pequeños huevos que habían sido plantados dentro. Patricia miraba atónita sin poder creer lo que había dentro de ella.
Finalmente, la mano de Laura hizo un último recorrido y no encontró nada.
-Creo que no hay mas...- dijo
-A ver... un momento...- se detuvo
Laura comenzó a acariciar el punto G de Patricia jugando con sus dedos dentro de su vagina, y ella comenzó a retorcerse de placer.
-¡¡¡Ahhhh!!! ¿Que haces? ¿Que es eso?- preguntaba entre gemidos Patricia
-Es tu Punto G, hermosa. ¿Te gusta?-
-MMMucho...- dijo ella entre gemidos y algo sonrojada.
Unos pocos minutos después, un fuerte chorro de líquido se escapaba por sobre la muñeca de Laura, bañando su brazo. Patricia se revolvía en un orgasmo delicioso mientras gemía y se tomaba de los hombros de Laura.
Al momento en que Laura sacó el brazo de adentro de ella, Patricia estaba exhausta, pero con una sincera cara de felicidad.
-¡¡Waaw!! ¡¡Que intenso!! ¡¡Gracias!!-
-Descansá un rato... Si podés y te animás, sería bueno que me revises a mi también.- respondió Laura
Pocos minutos después Laura se abría de piernas delante de Patricia para ser examinada.
-Despacio... por favor...- le rogaba Laura
-Si, linda... te va a gustar...-
Esta vez Patricia fue la que se esmeraba en que Laura se humedeciera bien. Luego, no sin temor, fue metiendo los dedos, lenta y suavemente de a uno, hasta que con muy poco esfuerzo la vagina de Laura comió todo su puño.
-Uhhhh... si, ya estas adentro... Se siente muy rico...- guiaba Laura
-Ahora fijate si encontrás algo... son como pequeñas piedritas...- continuó indicando
Patricia solo sacó dos huevos de adentro de Laura, para luego vengarse estimulando el punto G como había sufrido hace un rato. No tenía mucha idea de cómo hacerlo, pero recordando aproximadamente dónde había tocado su amiga comenzó a explorar, observando atentamente y dejándose guiar por las reacciones en el rostro de Laura.
-¿Que haces...?- preguntó sorprendida Laura
Patricia sonrió sin responderle. Su puño, hundido entre las piernas de Laura no dejaba de explorar y de sentir cada detalle de su sensible cueva.
-Hmmm... Uhhh... No sabía que vos también sabías hacerlo...- decía Laura entre gemidos
-No se nada, pero creo que voy aprendiendo... ¿no?- reía Patricia
-Uhhh... siii... aprendés rápido.-
Laura por primera vez sintió que su cuerpo tenía un punto de debilidad absoluta. Era increíble lo que Patricia podía lograr con solo acariciar un poco esa zona. Su rostro pasaba del deseo mas intenso a explosiones de placer que la transformaban por completo. Se tomaba del brazo de Patricia como queriendo detenerla, pero sin desearlo ciertamente. Ella, mientras tanto, le extraía gemidos y gritos guturales con cada sutil movimiento de su mano.
-Esperá... no doy mas... pará...- pedía Laura ya casi sin aliento
-Si que podés... y ¡¡cómo te gusta!!- le respondía Patricia redoblando sus movimientos
Con su espalda arqueada sobre el piso, sus ojos perdidos y su boca entreabierta dejando escapar gemidos, Laura se sentía derretir en un orgasmo explosivo.
De repente, ya no aguantó más, y su cuerpo explotó en un último orgasmo mientras sentía una sensación extraña y cálida derramándose como una fuente entre sus piernas. Levantó la vista y pudo ver como estaba eyaculando sobre el brazo de Patricia, que sonreía como una niña que acaba de descubrir un juguete nuevo.
Cuando ya su cuerpo no pudo eyacular más y sus músculos le temblaban, Patricia decidió que era tiempo de dejarla descansar.
Abrazadas una junto a la otra, se dispusieron a pasar la noche en algún lugar seguro. Sus sexos rogaban por algún nuevo ataque nocturno, pero sus cuerpos cansados y sus ganas de volver a la base pudieron más.
Subidas a la copa de un árbol, se turnaron para mantener la guardia y poder, al fin así, descansar un poco.
Los ruidos de la noche eran escalofriantes, y revivían en ellas todas las intensas sensaciones, dolores, placeres, inclusive los olores de esos encuentros indeseados con los mutantes de la zona.
Desnudas y desarmadas, parecían gacelas atentas a huir ante cualquier intento de ataque por la fauna depredadora de la zona, atenta a cualquier sombra, cualquier ruido, cualquier sensación que alterara sus sentidos.