RAD - Capítulo 12 de 20

Este es mi primer relato con una orientación Sci-Fi. Muy inspirado en los tradicionales hentai japoneses transcurre en un futuro apocalíptico imaginario donde la radiación ha hecho casi inhabitable a nuestro planeta. Espero les interese la propuesta ...

Capitulo 12

El Dr. Gin entró silencioso en la celda de Laura. Aún dormida, Laura estaba recostada sobre su lado izquierdo. Dos ayudantes se acercaron a ella y tomándola de los brazos la levantaron.

Laura se despertó sobresaltada, preguntándose aún semi dormida lo que pasaba.

-Hora de comenzar la excursión de rescate 274.- le dijo el Dr. Gin al oído

-Sabes que me llamo Laura Sánchez, desgraciado. No me prives de mi nombre.- dijo ella de muy mal humor

-Su nombre lo perdió junto con su cordura y su honor de mujer. No creo que sea bueno asociar a ese nombre con las cosas que estuve observando últimamente.- respondió él

-¡¡Desgraciado!! ¡¡No tenés derecho!!- dijo ella dándole golpes en el pecho

Los dos guardias retuvieron sus manos. Laura forcejeó al principio pero luego se calmó y entendió que era inútil.

-Todo el recinto estará viendo tus avances en el rescate 274. Quizás quieras peinar o arreglar las zonas de tu cuerpo que estaremos viendo.- dijo él con una sonrisa perversa

Laura miraba al piso. No le iba a dar el gusto de reaccionar. Solo esperaba que no hicieran esto muy largo, o corría el riesgo de sufrir uno de sus acostumbrados ataques allí delante de todos... y entonces si... moriría de vergüenza.

Escoltada por dos guardias con trajes anti-radiación fue llevada hasta la exclusa de salida de la base. Unos momentos antes de entrar a la primera escotilla, y sin que el Dr. Gin pudiera verlos, su amigo, amante, ayudante y reciente dueño de su virginidad anal, le acercó una cantimplora con agua para su travesía. Rápidamente ella le preguntó su nombre y le dio un beso en la boca. Quizás ese pervertido no era tan malo después de todo.

-Estate atento a las cámaras, Marcelo. Te voy a dedicar cada orgasmo que tenga, degeneradito mío. Y cuando vuelva voy a ser tuya para siempre...- dijo ella despidiéndose con lágrimas en los ojos

Laura fue escoltada hasta unos 15 metros afuera de la base. Después de muchísimos años sentía el sol sobre su piel y sus ojos, encegueciéndola. Una vez allí, los guardias soltaron sus manos y regresaron a la compuerta que como un ascensor se hundió en el piso sin dejar rastros de la entrada.

Cuando la compuerta desapareció y Laura miró a su alrededor, un temor profundo cruzó su corazón. Desnuda, inerme y en el medio del mundo mutante todo podía pasar. Un paso en falso y su peor pesadilla de convertirse en hembra de cría para alguna especie extraña, se haría realidad.

Laura miró el único instrumento adicional al traje que le habían permitido, colgando de una cadena a su cintura, llevaba el localizador GPS. Una flecha indicaba hacia dónde tenía que ir para encontrarse con Patricia. Ni siquiera disponía de reloj, así que el tiempo lo mediría buenamente por ese sol al que estaba tan poco acostumbrada.

Comenzó a caminar hacia adelante, mirando con cuidado dónde se metía. Un bosque delante de ella prometía aliviarla del inclemente castigo de los rayos UV que pegaban sobre su espalda. Sabía también de los peligros que podía acarrearle el bosque. Muchas bestias mutantes habían elegido estos lugares para sus nidos, especialmente los M15. Sin embargo esa especie ya no la preocupaba. Con su vientre llevando dos huevos de ellos en gestación la dejarían en paz, pensó acariciándose el monte de venus.

A medida que iba caminando por el lugar, se hacía más cerrado y más peligroso. Laura ya temía haber cometido su primer error, y quizás el último. Un par de veces estuvo a punto de dar la vuelta.

De repente, tropezó con algo. Parecía una rama. Se enderezó otra vez y quiso seguir, pero esa especie de planta se enredó en su talón derecho. Laura trastabilló otra vez, cayendo de rodillas sobre las verdes hojas del piso. Intentó quitarse el enganche de su tobillo, pero no pudo. Silenciosamente otra planta se enredaba de su tobillo izquierdo afirmándose cada vez más.

Con pánico y el corazón latiendo enloquecidamente, Laura se dio cuenta que algo estaba muy mal. Mientras intentaba zafarse, dos más rodearon sus brazos. Ella intentó quitarlas, pero tampoco pudo. Las raíces en ambos tobillos comenzaron a tirar de ellos en sentidos opuestos, y las de sus brazos hacia atrás, llevándola poco a poco a una posición de X, firmemente inmovilizada con la espalda sobre el piso.

-¡¡¡Nooooooo!!! ¡¡Es una trampa!!- gritaba ella desesperada

Desnuda, expuesta, indefensa, inmovilizada y con un nuevo y desesperante ataque de calentura entre sus piernas, solo podía esperar sumisamente hasta que todo terminara. De ambos lados del sendero aparecieron pequeñas criaturas de M15, muy similares a las que había visto jugar con 273. En pocos segundos estuvieron sobre sus pechos, sorbiéndolos, humectándolos con el gel excitante y arrancándole largos gemidos de placer que naciendo de sus pezones hacían temblar todo su cuerpo.

-¡¡ Desgraciados!! ¡¡Déjenme ir!!- suplicaba ella sumida en el placer

Otro tentáculo, realmente enorme, muy parecido al del M15 del laboratorio buscaba hundirse en su sexo. Ante la primera descarga de gel sobre su sexo Laura supo que era otro M15.

-¡¡¡Nooo¡¡¡ ¡¡¡No otra vez!!! ¡¡¡Ya estoy preñada... Idiota!!!- maldecía ella

-¡¡¡¡¡¡Uuuuuuhhhhggggg!!!!!!!- exclamó cuando sintió un enorme tentáculo queriendo entrar en ella

-¡¡¡Sos enorme!!! ¡¡¡Deforme!!! ¡¡¡El doble.... uggggghhhh.... me estas matando!!!-

Era una real violación lo que estaba sintiendo. El tamaño del miembro no entraba aún en su vagina. Podía sentir el esfuerzo de su cuerpo por aceptarlo. Íntimamente tan bien podía decir que lo deseaba. Se había vuelto mentalmente vulnerable a los M15. Habían implantado en ella un deseo irrefrenable con solo ver sus tentáculos, un deseo que Laura intentaba reprimir, sin mucho éxito.

Sentía la presión del apéndice del M15 entre sus labios vaginales. Su sexo se mojaba y palpitaba en excitación, sin llegar aún a la dilatación suficiente como para dejarlo ingresar. En su mente crecía el pánico mientras observaba el tamaño de esa cosa que quería entrarla.

Lenta pero dolorosamente el intruso fue empujando y entrando en ella.

-¡¡¡Ayyy...!!! ¡¡Hijo de puta!! ¡¡Me abrís en dooossss!!- gritaba ella

Era una sensación que la mantenía en un pánico constante. Sentía como su cuerpo se estiraba para dejar entrar esa monstruosidad Sus músculos vaginales comenzaban a dolerle, mientras que sus zonas sensibles enviaban cada vez mayores señales de placer a su cerebro.

-Uhhhggg... No puedo creer... que hayas  entrado...- dijo ella mirándo atónita su sexo y lo que entraba dentro de él

Una vez dentro de ella, el M15 se percató de la reciente inseminación de su presa. Al reconocer los huevos de su misma especie, derramó dentro de ella nuevamente el gel estimulante.

Esta vez Laura no tardó nada en perder el control. Los efectos se hicieron sentir a los pocos segundos de que ella percibiera la descarga.

-¡¡¡Uhhh...!!! ¡¡Carajo!! ¡¡¡Es muy intensoooo!!!- gritaba ella con lágrimas en los ojos

Sin poder evitarlo, su cuerpo comenzó a orgasmear de una forma mucho mas violenta que las anteriores. El estado salvaje y quizás la poca actividad reproductiva de ese M15 habían concentrado su gel, aumentando sus propiedades hasta límites que casi desmayan a Laura.

Laura llegó a contar los 5 primeros orgasmos. Luego su mente se perdió entre la lujuria, el deseo y un limbo de placer constante del cual no deseaba salir.

El M15 se retiró de adentro de ella, dejándola chorreando su gel estimulante por su sexo abierto y enrojecido. Como en un estado de shock, Laura permaneció en el mismo lugar, y con las piernas abiertas durante un rato.

Para cuando pudo reaccionar sintió su sexo adolorido y a duras penas pudo cerrar las piernas al ponerse de pie y seguir caminando.

Un par de horas mas tarde, Laura salía del bosque. Podía ver el pie de la montaña a tan solo unos metros de ella. La luz del sol comenzaba a bajar y muy pronto sería de noche. Continuó como pudo el camino y finalmente, con el sol casi ocultándose a su espalda, dio con la entrada de la cueva.

Usando un poco de astucia, buscó ocultarse cerca de la entrada y se quedó observando el panorama desde allí. Su corazón latía violentamente. Su adrenalina estaba al tope y su mente visualizando los flashes de recuerdos de lo que había visto del arácnido.

De repente, desde su escondite escuchó un ruido muy extraño. Una sombra de importante tamaño se acercaba por el sendero de la izquierda caminando hacia allí. Laura sintió un miedo atroz, pero se mantuvo oculta y quieta, mientras observaba como la sombra entraba a la cueva.

Era el arácnido. Parecía mucho más grande e intimidante en persona. Laura sentía la sensación de peligro constantemente revoloteando en su estomago. Su recientemente violado sexo volvía a palpitar y a mojarse recordando las escenas vistas desde la cámara del robot.

Laura dudó unos segundos. Intentaba recordar de sus libros aquellas características de los arácnidos que pudieran ayudarle. Por fin se decidió y eligió un lugar detrás del mutante donde probablemente no tuviera visión de ella.

Delante de sus propios ojos estaba Patricia (273 para ella) amarrada al piso con el gel del mutante mientras el arácnido la penetraba una vez más y ella aullaba de placer sin poder controlarse. Con cada grito de Patricia crecía su excitación. Con lo poco que le quedaba de sentido común, decidió salirse de la cueva y planificar mejor el rescate.

Oculta en las afueras de la cueva esperó que el mutante se retirara para ingresar.

Una vez adentro intentó con todas sus fuerzas liberar al robot, y así disponer de un arma estratégica. Pero no podía. Luego intentó acercarse a 273 sin que ella se asustara.

-Hola linda...- dijo en voz muy baja

-Vengo a sacarte de acá...- agregó

-¿Quien sos?- preguntó patricia asustada

-Soy la doctora Laura Sánchez, aunque me han puesto el número 274 al vestirme así y expulsarme de la base.- aclaró ella

-Ayudame Laura...No puedo escaparme de esto, y en una hora mas volverá la bestia a hacer esas cosas horribles conmigo.- dijo Patricia casi llorando

-No llores, linda. Se como sacarte, pero me va a llevar un tiempo...- dijo ella

-¡¡Apurate!! No tengo mucho tiempo más. Esas cosas adentro mío...- lloraba Patricia

-Te inseminaron. Te impregnó con sus huevos...- aclaró Laura

-¡¡Hizo cosas horribles!! ¡¡Y esas cosas... cuando salgan!!- desesperaba Patricia

-Linda ¿como te llamás? No quiero decirte 273...-

-Patricia. Me llamo Patricia Soria.- respondió un poco mas tranquila

-Patricia. Yo soy doctora. Me gustaría poder revisarte y ayudarte.- respondió Laura

-Revisame si querés... pero yo estoy segura. Los tengo adentro. Los sentí entrar mientras me violaba.- respondió Patricia

Laura gateó hasta donde estaba Patricia. En cuatro patas delante de ella la observó. Se la veía sumisa e indefensa, su cuerpo delgado, sus pechos bien formados, su pubis tan seductor. Por un momento Laura tuvo que reprimir su ataque de lujuria para poder tratarla como médica.

Con sus manos Laura palpó el vientre y los costados de Patricia. Ella gimió levemente al sentirla sobre su piel. Sin embargo, para Laura, el tacto no era concluyente. Necesitaba una exploración interna. Pero ¿como hacerla allí sin nada...?

-Patricia... Voy a necesitar explorarte por adentro...- dijo Laura

-¿Como?-

-Voy a intentar relajarte y meter mis manos adentro tuyo.... Vos relajate...- pidió Laura

Laura llevó una mano hasta su entrepierna, y mordiéndose la lengua para no gemir, suavemente abrió sus labios vaginales, solo para recibir entre sus dedos una copiosa cantidad de gel verde del M15. Con esa mano comenzó a frotar los labios mayores del sexo de Patricia, que en pocos minutos comenzó a gemir.

-Uuhhgg... No más Laura. Por favor...- pedía ella

Pero Laura necesitaba relajarla por completo. Con un incontenible gemido metió sus dedos en su propia vagina, y bañados en el viscoso gel verde los hundió en la vagina de Patricia.

-¡¡¡Nooo....!!! ¡¡¡Es muy intensoooo!!!- gritaba Patricia

-Shhhh...- pedía Laura intentando controlarla

Antes de que las cosas empeoraran Laura hizo un cono con sus dedos y los metió en la entrada de la concha de Patricia.

-Nooo... ¿¿que haces??- preguntó nerviosa Patricia

-Tengo que revisarte Patricia... Es la única forma...- dijo hundiéndose un poco mas

-Uhhhggg... me vas... a hacer... gritaaar... mmmphhhh.- intentó contener Patricia

Laura se apresuró un poco más, y en cuanto pudo metió su puño entero dentro de Patricia que bufaba y gemía descontrolada.

Los ojos de Patricia completamente desorbitados confirmaron a Laura que el agua que bañaba ahora su mano y corría por su codo era ni más ni menos que una eyaculación que la pobre muchacha no había podido contener.

El solo hecho de estarle metiendo la mano completa en el sexo de Patricia y sentir las contracciones y la eyaculación sobre su brazo excitaban muchísimo a Laura, que no podía evitar tocarse con la otra mano mientras miraba con ojos lujuriosos el cuerpo suave y desnudo de Patricia expuesto tan sensualmente por su posición.

-Te ... voy a quitar.... ufff... lo que te ... inseminaron.- dijo Laura entre gemidos

Patricia no respondió. Solo se concentraba en controlar lo mucho que estaba gozando mirando con cara de deseo y lujuria a Laura cada tanto. Laura, por su parte, había extraído el primer huevo y lo dejaba a un costado. Su puño empapado en jugos se volvía a hundir en Patricia, que sorprendida dio un pequeño grito que luego enmudeció, mientras arqueaba su espalda todo cuanto las ligaduras de sus brazos y piernas le permitían.

-Ssshhhhh... Uno mas y... ya está.- decía Laura

Cuando sacó el segundo huevo y lo dejó a un costado, Laura observó a Patricia aún excitada. Sus indefensos pechos subían y bajaban al ritmo de su agitada respiración enarbolando como astas sus erectos y enrojecidos pezones. Bajó su vista hasta su pubis, inquieto, como buscando placer, luego a sus muslos abiertos e invitantes.

La tentación fue mas fuerte que ella, y luego de decirle a Patricia lo bella y excitante que era, hundió su cabeza en el pubis de Patricia y comenzó a comerle el clítoris con avidez y calentura.

-Uhhh Laura... nooo... voy a... acabar... uhggg.- suplicaba Patricia

-¡¡¡Ahhhhiiiiiaaaa!!!- gritó Patricia sintiendo que la vida se le iba en el orgasmo.

Laura levantó la cabeza sonriendo satisfecha, para ver la expresión en la cara de ella. Pero Patricia tenía cara de asustada.

-El mutante... la araña... vuelve...- balbuceaba Patricia

Laura dio vuelta su cabeza mirando la entrada a la cueva.  A unos 20 o 30 metros el mutante ya comenzaba a entrar en la cueva. Un frío le corrió por la espalda. Las dos sabían que si la atrapaba era el adiós a la libertad de ambas. Pasarían a ser esclavas de inseminación y cría hasta que sus cuerpos no lo aguantaran más.

Tenían que pensar rápido en algo. La araña ya estaba entrando a la cueva.