Rachel 3. juegos a tres
Los 40.000 $ que él ofrece por tu cuerpo es por un servicio completo; en él se incluye cualquiera de tus agujeritos que se le antoje al cliente, boca, vagina y culito, querida Lucy.
- Kate, quiero contarte una cosa ..... - miré con una cálida sonrisa el bonito rostro de mi socia de la agencia de publicidad, mientras tomábamos café en el bar de la esquina.
Como creo haber contado anteriormente, Kate y yo habíamos fundado nuestra agencia de publicidad tres o cuatro años atrás. Ella, entonces, era una jovencita que estudiaba el último curso de licenciatura con nula experiencia laboral, pero con un entusiasmo sin límites, dedicaba todo su tiempo a nuestro pequeño negocio, mientras que yo cada vez participaba menos desde que inicié mi nueva “ profesión “, tres meses atrás.
- Soy todo oídos, cielo. Hace dias que no hablamos y cuando lo hacemos es por whatsapp, cada vez estás más ocupada Rach. - sus ojos color miel de acacia miraban los míos de modo triste.
- Precisamente de eso te quiero hablar, Kate, de lo muy ocupada que estoy. Por cierto, ¿ que tal va la nueva ayudante que contrataste ?.
- ¿ Kim ?. Es un encanto de chica; claro está, no tiene tu experiencia pero se esfuerza mucho. Estoy contenta de mi elección. – sonrió - Lo malo es que la Agencia no marcha, Rach, cada vez tenemos menos clientes y a este paso ni siquiera vamos a obtener los suficientes ingresos para pagar a final de mes nuestros modestos sueldos.
- Ya, hoy día todo está difícil especialmente la publicidad. Las grandes empresas se tragan a las pequeñas, como los tiburones se comen a las sardinitas. – acaricié su mano que estaba sobre la mesa - ¿ Y tú Kate, cómo estás a nivel personal ?.
- Buuufff. - resopló - La verdad es que bastante fastidiada, si no fuese por mi padre que me ayuda con la puñetera hipoteca del apartamento, ya me habrían desahuciado.
- Deberías habérmelo dicho a mí, gilipollas. – le grité enfurecida y le dí un cachete en la mano - Creía ser tu amiga, pero ya veo que para ti no lo soy.
- Eres mi mejor amiga, Rachel, la única en quien confío. – acercó mi mano a sus labios, la besó.
- Vale Kate, voy a hablarte claro. Nuestra agencia no tiene futuro, más pronto que tarde tendremos que cerrar, lo intuí hace tiempo. – miraba las delicadas líneas de su carita con mi mirada firme, seria. - De hecho ya he iniciado otra profesión, otro negocio; lo inicié hace tres meses y me va muy bien. Requetebién.
- Jo Rach, yo te lo cuento todo y tú nunca me cuentas nada. - sus ojos destilaban tristeza - Parece que desees expulsarme de tu vida, pasar de mí.
- Nunca pasaré de ti, cariño. Soy puta. – dije contundente.
Keit empezó a reir a carcajadas, tirando la cabeza hacia atrás sacudiendo su melena trigueña, mostrando su marfileño cuello mientras bailaban las tetitas, de la risa.
- Rachel, me pareció oir que eras ... puta, fíjate ... – seguía riendo, aunque se calmó - Es que estoy algo resfriada y se ve que tengo cera en los oídos.
- ¡ Katherin, para ya de reir !. Te lo voy a repetir solo una vez más: Soy - pu - ta. – enfaticé - Iniciamos este negocio, Tom y yo hace tres meses, como ya he dicho. No puedes imaginar la enorme cantidad de pasta que ganamos. Mi marido dice que soy una puta de lujo; él se encarga de proporcionarme clientes día tras día, pero ya no puedo contentar a la gran lista de espera de clientes. Estoy agotada.
- ¿ Entonces es verdad que eres ... eso que has dicho ?, ¿ Thomas consiente ?. –preguntó embobada.
- No solo es cornudo consentido, también es mi chulo y se lleva su comisión, como es natural. - le hice un resumen bastante detallado de nuestra aventura, desde el inicio hasta la situación actual - Aunque te parezca increíble, estoy perdidamente enamorada de mi marido como nunca lo estuve. Pero necesito ayuda y te la pido a ti, Kate. ¿ Te interesaría formar parte de nuestro equipo, de nuestra Sociedad ?.
- ¡ Mery, qué grata sorpresa !. – giré mi cabeza y ví a Ronald de pié a mi lado, me levanté y nos dimos un estrecho y cariñoso abrazo. Él miraba con descaro a Kate.
- Os voy a presentar, Lucy. Ronald. – los presenté como es debido. Mi socia levantó su mano hacia él con la intención de estrecharla, pero Ron se hizo el loco y le dio un muy, muy, muy cariñoso abrazo. Dedicamos unos minutos a comentar sobre el hermoso sol que nos iluminaba esa bonita mañana y Ron siguió su camino.
- ¿ Mery, Lucy ?. – preguntó titubeante Kate.
- Mery es mi nombre de guerra en el negocio. Si te decides a integrarte en el equipo, Lucy será el tuyo. Termino de bautizarte so tonta. - reí feliz - Ron es uno de mis buenos clientes .... – sonó mi móvil.
- Hola Ron, tiempo sin escucharte, ¡ cinco minutos !. - reí - .............. No Ron, Lucy no está en el escaparate, es una querida amig ...... ...................... No insistas Ronald, no es cuestión de dinero. Ella no se dedica a estas tareas ........................ wuuuaaauuu, eso es una barbaridad, pero ya te digo que no puede ser. De momento. ............. Yo también te quiero, cielo. Chao.
- Rachel, ¿ estás insinuando que sea una ......, bueno, eso que eres tú ?. – titubeó frunciendo los labios y abriendo los ojos como platos.
- No insinúo tal cosa, Lucy, ¡ Dios me libre !. - puse los ojos en blanco - Más claro no te lo puedo decir: ¿ quieres ser mi compañera ?, ¿ una puta de lujo ?. Si lo haces ya tienes tu primer cliente, Ronald; acaba de llamarme y se ha quedado prendado de tí. Deberías pensártelo, nena, está dispuesto a pagar 40.
- ¡ Ni siquiera tengo que pensarlo, Rach !. ¡¡ NO !!. - respondió con un gritito - Ayudaré a mi mejor amiga en cualquier cosa que necesites de mí, pero jamás seré la puta de lujo de nadie. - hizo una breve pausa mientras se rascaba la oreja derecha - Aunque es cierto que las 40 libras me vendrían bien, pero tampoco me solucionan gran cosa, mis deudas ascienden a mucho más.
- La tarifa siempre se cobra en euros o dólares, Lucy, en metálico. - miré sus ojos con mucha atención - Ron no ofrece 40 libras por tu cuerpo, son 40.000 $.
- Cua ... cua ... – tartamudeó como un patito, con una cara de boba que me hizo reir - ¿ Cuarenta mil por mi cuerpo vulgar ?, ¿ por un polvo ?.
- Por un polvo, no. Por un servicio completo; en él se incluye cualquiera de tus agujeritos que se le antoje al cliente, boca, vagina y culito y un tiempo máximo de tres horas, querida Lucy. – expliqué mirando su asombrada carita - La tarifa actual es 15.000 la normal, labios y coño, y la especial con culo incluido 18.000. De estas cantidades se deduce un 30%, la comisión del chulo, de Thomas. Aunque, puedes ver que el ofrecimiento de Ron está muy por encima de la tarifa, así que, habrás de ser especialmente cariñosa con él.
- ¡ Aún no he dicho que sí ... ne - na !. - arrastró la palabra - Y no me llames Lucy ... todavía . Soy Kate, tu amiga del alma. – volvió a acariciar mi mano con dulzura - Rach, tengo que pensarlo. Lo que me explicas es tentador, no solo por lo económico, que también, pero estar a tu lado es lo más importante para mí.
Aunque mi deseo más imperioso en ese momento era abalanzarme sobre los labios de Kate, morderlos y enlazar su lengua con la mía, sonó mi móvil y tuve que atender la llamada de mi marido.
- Rachel, ¿ dónde coño estás ?. – vociferó - Hoy he terminado el trabajo antes de lo habitual. Estoy en casa esperándote y preparando nuestro almuerzo, unas pizzas que tenemos en el congelador. Por cierto, Ant, el cliente de esta tarde ha tenido que volar a Nueva York por un asunto urgente.
- Lo primero, no grites tanto, amor mío, que te vas a quedar afónico. – reí feliz al escuchar los gritos de mi hombre - Lo segundo, si Anthony no puede venir esta tarde es la mejor noticia que puedes darme; estoy hecha polvo, Tom, ¡ ni se te ocurra poner a un sustituto !. Lo tercero, espera, - separé el móvil de mis labios y mirando a Kate pregunté ¿ te apetece almorzar con nosotros ?, ella asintió con la cabeza y una dulce sonrisa iluminó su rostro
- Tom, estoy con Kate sentadas en una terraza. Prepara pizzas para ella también, que nos va a acompañar en ese “ suculento “ almuerzo que preparas. Chao.
Apuramos las cervezas que nos habían servido antes y subimos a la oficina a recoger el bolso de Kate y despedirnos de la jovencita Kimberly quién, dicho sea de paso, era un bomboncito de 18 años, delgadita pero con unos rasgos faciales y corporales altamente deliciosos.
- ¡ Vaya porquería de almuerzo que has cocinado, Tom !. – exclamé masticando la pasta descongelada - Menos mal que el vino que compré yo , es muy bueno. – dí un sorbo de la copa.
- Pues haber cocinado tú; sabías que Maria libraba hoy. - me miró enfadado - Cualquier otra esposa hubiese cocinado para su marido encantada. Aunque, claro, tú no tienes ni repajolera idea en la cocina.
- Resulta que yo no soy cualquier otra esposa y tú eres el chulo de tu puta de lujo. – lo miré enfrentando nuestras caras, muy cabreada . ¡ No faltaba más que aparte de tu 30% tuviese que cocinar para mi jodido chulo !.
- Yo .. encuentro .. muy buenas las .. pizzas. – musitó Kate visiblemente asustada de nuestros gritos. Thomas la miró inquieto y después me miró frunciendo su cejo.
- Cariño, no me mires de esa manera. - agarré con mis manos su cabeza y le estampé un beso en los morros - Le he contado a Kate todo lo nuestro y le he hecho una propuesta: que se una a nosotros, a nuestro negocio.
- Mmmmm, Kate es poco más que una niña .....
- ¡ Ya tengo 25, los cumplí la semana pasada !. – gritó Kate, alzando el mentón con orgullo.
- Además, esto es cosa nuestra, tuya y mía. – continuó Tom, haciendo caso omiso de la aclaración de la niña - Tú Rach eres una mujer experimentada en estas lides, muy sensual, pero esta niña ... – la miró dando un repaso al cuerpo de Kate.
- Esta niña, - lo interrumpí - a partir de hoy se llama Lucy. Y mira, querido marido, esta misma mañana mientras tomábamos café en una terraza se nos acercó tu amigo Ronald Wood, ya sabes uno de mis clientes favoritos y se embelesó de la niña, de Lucy. Cinco minutos después me llamó al móvil y directamente ofreció 40.000 por tu puñetera niña.
- Jo-der, está claro que es un diamante en bruto, pero es inexperta ....
- Nosotros no lo somos, cariño, ya nos encargaremos entre los dos de pulir este precioso diamante. Lucy, has de decidirte en este mismo momento, la respuesta es sencilla: sí o no. - miré sus ojos con firmeza.
- Haré lo que tú me digas, Rach, perdón Mery. Sé que no me aconsejarás algo que no sea bueno para mí. – su dulce mirada me cautivó - Sí quiero.
- Empecemos a preparar a Lucy, Thomas. Tenemos la tarde libre, es seguro que no hallaremos mejor ocasión en nuestra apretada agenda. – dije resuelta, recogimos la mesa y subimos a nuestra habitación.
Nos duchamos los tres juntos, enjabonando nuestros cuerpos con suaves caricias. Lucy, al entrar en el dormitorio se asombró del tamaño de la cama, era inmensa. Su cuerpecito temblaba presa de los nervios, aunque al ver el desenfado con que nos desnudamos mi marido y yo, se desnudó en un santiamén totalmente decidida, aunque se dejó puesta su diminuta braga blanca que yo le bajé hasta los tobillos. Tumbados en la cama, Lucy entre los dos, acaricié su pelo rubio y retiré una guedeja que caía sobre su frente.
- Te noto algo nerviosa, nena. – susurré en su oído - Debes tranquilizarte, vamos a darte todo nuestro cariño. – ví a Tom amasando sus tetitas y el cuerpo de mi marido pegado a la espalda de Lucy.
- Algo nerviosa no, Mery, estoy temblando de los nervios. – gimió - Bésame, por favor.
Junté mis labios a los suyos entreabiertos. Ese beso me volvió loca de pasión, devorábamos nuestros labios mientras nuestras lenguas se enroscaban peleando en nuestras bocas. Tom, se unió a nuestro beso lamiendo nuestros cuellos y nuestros pechos sin dejar de frotar el trasero de la niña con su miembro. Lucy, suspiraba en mi boca; sentí una convulsión en su cuerpo y sus gemidos se transformaron en un grito, abrazaba mi cuello con desespero, tras esto quedó inmobil.
- Kate, digo Lucy, ¿ has tenido tu primer orgasmo de la tarde ? - pregunté asombrada.
- Creo ... que .. sí. – respondió abriendo la boca, aspirando oxígeno - Nunca había sentido nada parecido; tan dulce, tan profundo ...
- Vaya, tendrás que aprender a controlarte, Lucy. – miré a Tom - Es tu turno, cielo, veo que se te ha puesto bien gorda. Jo, no la había visto de ese tamaño ¡ jamás !.
Thomas se arrodilló entre las piernas de Lucy, quién había puesto uno de sus brazos sobre sus ojos, intranquila, como si no quisiese ser testigo de la penetración. Él puso el glande entre los pliegues y lentamente se hundió en la cueva coronada por una matita de vello rubio. Lucy exaló un fuerte gemido, a la vez que empujaba con las manos el pecho de Tom.
- Jo-der, tiene la vagina muy estrecha. - dijo mi marido, mirándome - Aquí no han entrado muchas pollas.
- Kate, no eres virgen, ¿ verdad ? - pregunté alarmada, tras besar su mejilla.
- No, cariño mío, no lo soy. Solo entró una, una sola vez. – atravesó mis ojos con los suyos - Fue hace cinco años.
Tom la sacó de golpe, tenía la polla dura como un palo.
- Ella dirá lo que quiera, pero no seré yo el que destroce su coñito. – rugió mirándonos a las dos.
- Thomas, has de ser tú el que dilate mi vagina. Ahora ya es tarde para cambiar de opinión. – la nena gritó con cara de mala uva, había sacado su carácter que estaba escondido - Además, eres mi chulo y yo tu puta, así que, esta es una de tus responsabilidades. Tenerme preparada para los clientes.
Tom y yo nos miramos y empezamos a reir a carcajadas. Ver a Lucy sentada sobre la cama, los brazos cruzados sobre su pecho y poniendo morritos con la boca torcida, era un verdadero espectáculo. Lucy terminó riendo con nosotros. Él volvió a ponerse en posición y de un decidido empujón llenó la vagina con su dura polla, mi marido cuando estaba animado era un amante perfecto, y esta tarde estaba animadísimo entre las piernas de Lucy. Ella pasado el primer susto, empezó a retorcerse entre sus brazos, su dormida vagina notaba los frotes del capullo acariciando sus paredes vaginales golpeando su cérvix, metida hasta lo más profundo, sus manos empujaban la espalda de él hacia ella. Tom, como siempre solía hacer, terminó refregando su glande sobre el dorado y húmedo clítoris. Los gritos de Lucy no se hicieron esperar, sus temblores se volvieron continuados espasmos y las piernas abrazaban las nalgas de Tom, con los tobillos golpeando el trasero. Yo con mi cara junto a la suya, besaba sus labios, su cuello y cuanto podía. Estuvieron casi una hora gozando los dos, los orgasmos se sucedían uno tras otro.
- ¿ Qué tal va, Lucy, has disfrutado con nuestro hombre ? - acaricié su cara sudorosa, apenas podía abrir sus ojos.
- Ha sido .. ha sido ..ha sido, ¡ brutal !. – jadeó - Esta tarde he descubierto la maravilla del sexo. – se abrazó a mi cuello y después puso su dedo indice sobre su mejilla, pensando - Aunque todavía queda mi culito, por qué quiero dar el servicio completo, como haces tú. – me dio un cachete en el culo, riendo feliz.