R me folla en casa de mi tía

R y yo íbamos a vernos. Estaba nerviosa. No tenía ni idea de lo que me esperaba. Lo cierto es que llevábamos semanas hablando por Whatsapp. Todo comenzó como un cómo estás inocente, hacía meses que no veía a mi primo por este rollo de la pandemia y todo derivó a una conversación en la que mi primo me contaba cuánto tiempo llevaba sin correrse en un coño.

R me folla en casa de mi tía

-Voy a salir hacia tu casa.

-Vale, aquí estaré. ¿Recuerdas las normas?

-Sí. Nada de hablar y plug puesto.

-Buena chica. Ahora nos vemos.

R y yo íbamos a vernos. Estaba nerviosa. No tenía ni idea de lo que me esperaba. Lo cierto es que llevábamos semanas hablando por Whatsapp. Todo comenzó como un cómo estás inocente, hacía meses que no veía a mi primo por este rollo de la pandemia  y todo derivó a una conversación en la que mi primo me contaba cuánto tiempo llevaba sin correrse en un coño. Pasamos a enviarnos videos y fotos, un qué buenas estás primita dio paso a mi desatado exhibicionismo. Tenía ganas de mostrar desde hace tiempo y mi primo me estaba dando pie. Finalmente nos masturbamos juntos y decidimos quedar.

Hicimos un pacto de silencio. Sólo podíamos hablar durante el sexo.

-¿Ni siquiera un hola?

-Si acaso un hola de cortesía.

Me dispuse a caminar hasta su casa. Llevaba un plug anal metido dentro del culo. Era terriblemente incómodo caminar con los vaqueros, sin bragas y un plug en tu ano. A la vez era muy excitante. Paré en el paso de peatones que me llevaba al puente peatonal que debía cruzar. Una señora y sus dos hijos pequeños estaban parados conmigo. La señora me sonrió. Me reí por dentro sólo de pensar que esa señora no me sonreiría si supiera lo que llevo dentro y lo que iba a pasar después en casa de mi tía. Cuando iba llegando le mandé un mensaje a R para decirle que estaba cerca: Estoy cerca, primo. Qué cabrón eres, no te imaginas lo que es llevar un plug metido en el culo mientras caminas 20 minutos.

Al llegar llamé al telefonillo. Para mi sorpresa me contestó mi tía. Me puse aún más nerviosa. No sabía que iba a estar, qué hijo de puta. Subí el ascensor y R estaba en la puerta esperándome. Le miré y le dije hola con los ojos. Él se limitó a ignorar mi hola y me sirvió en silencio un vaso de agua.

-Hombre, guapa. Qué de tiempo. Me ha dicho tu primo que va a echarte una mano con el proyecto.

-Sí, tenemos trabajo pendiente- me acerqué a mi tía y le di dos besos, ella me sonrió. R permanecía callado mirándonos.

Me acerqué a él y bebí el agua del vaso. R me indicó con su mano la puerta del pasillo que conducía a su habitación. Todo se me hacía terriblemente extraño, sobre todo a ojos de mi tía, pero R siempre había sido un chico callado así que posiblemente a ella no le extrañase demasiado.

Entré en su cuarto. Todo estaba justo como lo recordaba. Él cerró la puerta justo detrás de mí y empezó a desnudarme con la mirada mientras se quitaba la ropa en silencio. Yo procedí a quitarme los zapatos y los vaqueros. Me había puesto un body de red negra sin bragas ni sujetador. Me quedé en body delante de sus ojos y se abalanzó hacia mi cuerpo y empezó a tocarme por todas partes. Su mano derecha fue directa a mi culo y buscó el plug. Me dio la vuelta y me tiró en la cama.

-Ponte a cuatro patas, zorra.

Al colocarme a cuatro patas me rajó el body por el culo haciendo un corte perfecto que llegaba desde mi ano hasta la entrada de mi coño.

-Joder, qué bien te has portado. Cómo me voy a poner.

Yo no alcanzaba a mediar palabra aún. Estaba atónita por cómo se había dado todo en un momento. Me dejé hacer.

-Estás chorreando… Ya puedes hablar si quieres, ¿eh?- decía mientras metía dos dedos en mi coño.

Yo giré mi cabeza para mirarlo. Estaba como poseído observando mi cuerpo. Al ver mis ojos posarse en él me agarró del cuello.

-Qué bien te portas, pedazo de guarra. Qué ganas te tenía. Ahora túmbate boca arriba que quiero ver tu cara.

Me agarro por las piernas y me atrajo hacia él. Mi primo medía dos metros y yo, es cierto, que era más bien pequeña. Me sentí totalmente fuera de control en brazos de un gigante y eso me estaba poniendo aún más cachonda.

Comenzamos a besarnos mientras él rompía el body por la zona de mis pechos. Mis tetas salieron disparadas logrando escaparse de la red. Yo alcancé a tocar su pelo y su barba. Su cuerpo olía bien, a hombre, a sudor, a deseo. De repente me encontraba completamente fuera de mí y empecé a acariciar, a arañar, a morder, a lamer insaciablemente todo lo que alcanzaba de su cuerpo. Él a veces me cogía de los brazos para inmovilizarme y me pedía que me estuviese quieta. Su polla seguía metida en el calzoncillo.

-Quiero que te la saques.

R se acercó a mi cara poniendo sus rodillas justo encima de donde quedaban mis hombros. Se bajó de golpe el calzoncillo y su polla salió disparada rebotando contra mi cara.

-¿Esto querías?

Alcancé a abrir la boca y sacar la lengua. Era tan inmensa que quedaba justo a la altura de mi frente y sólo podía lamer su tronco. R la agarró dejando libres mis brazos y la metió en mi boca. Empezó a follarme la boca lentamente y su pollón iba abriéndose hasta llegar a la campanilla. Luego agarró su glande y lo puso sobre mi lengua.

-Chupa así.

Estuve un buen rato salivando. No podía apenas respirar por la postura. Hilos y hilos de saliva caían de mi boca hacia mi barbilla. Tenía la polla completamente empapada de mi boca chorreante y entonces lo miré.

-Por favor, fóllame el coño.

No hizo falta decirle nada más y volvió a su postura inicial, justo antes de quitarse el calzoncillo.

-Hija de puta, qué buena estás. Voy a reventarte el coño. ¿Estás segura de que esto cabe ahí?

Yo me llevé una de mis manos hacia mi boca, al comprobar que no tenía mucha saliva le pedí que me escupiese dentro, él lo hizo automáticamente. Yo recogí toda su saliva y la llevé a mi mano derecha y comencé a masturbarme. Él miraba atónito todo el espectáculo y sus ojos parecían salir de toda su expresión. Estaba serio.

-Sigue así. –comenzó a masturbarse frenéticamente mientras me miraba.

Yo introduje dos dedos, de dos pasaron a tres, de tres a cuatro, y cuando ya tenía casi toda mi pequeña mano dentro de mi coño él comenzó a reírse.

-Hija de puta, un poco más y te cabe entera. A ver, ahora me toca a mí.- quitó mi mano con brusquedad y me la metió de golpe.

Yo sentí de repente que me estaba atravesando un palo de hierro, inmenso y duro, que me llegaba hasta el estómago.

-Ahg…-gemí con dolor.

-¿Te duele?

Abrí la boca de forma involuntaria y él se acercó para escupirme.

-Toma polla, zorra.

Yo de repente sentí que me moría de placer y me comencé a mover para quedar aún más pegada a su cuerpo. Los dos llevábamos un ritmo perfecto, encajábamos a la perfección. Mi clítoris se rozaba con su piel y yo estaba a punto de correrme mientras ese animal en celo, que era mi primo, me follaba sin apenas dejarme respirar.

-Vas a hacer que me corra con tu polla dentro.

-Dios, sí. Córrete, puta. Siento la estrechez de tu plug en tu culo.

Todo un calambre inmenso atravesó mi cuerpo y mis piernas empezaron a arquearse. Estaba temblando.

-Noto tus contracciones. Qué zorra eres.

De repente paró y la sacó de golpe. Yo me quedé temblado con los ojos llorosos y la cara empapada en sudor. Él seguía mirándome a la cara.

-Me encanta tu cara.

Yo no daba crédito de todo lo que había pasado.

-Todavía no hemos acabado, quiero que lo sepas. Tengo que correrme yo.

-¿Tienes condones?

-No te preocupes, no acabaré dentro.

Yo permanecí en la misma postura y él cogió un bote de lubricante de la estantería. Observé cómo se ponía lubricante en toda su polla. Luego levantó mis piernas y me metió la polla de golpe. Buscó mi culo con una de sus manos y llevó sus dedos a mi plug. Comenzó a moverlo para intentar sacarlo, su polla seguía dentro de mi coño.

-Dios, cómo lo noto. Eres una pasada. Qué estrecha estás.

Lo movió un par de veces y de repente lo sacó de dentro de mí dejándome una sensación extraña de vacío. Acto seguido, comenzó a moverse como si no hubiera un mañana.

-Me estoy haciendo una paja con tu coño que está siendo monumental. Qué zorra que eres. Hija de puta. Tanto tiempo provocando a tu primito… Estabas deseando tenerme dentro, ¿verdad?

Yo me volví a correr mientras me decía un montón de cosas guarras. Y de repente noté cómo su cuerpo se retorcía y me dijo al oído que estaba a punto de correrse. Yo esperaba que la sacase rápido y se corriera sobre mi cuerpo, pero para mi sorpresa comencé a sentir como chorros y chorros de semen recorrían todo mi coño hasta llegar a mi útero. Mi primo estaba corriéndose dentro de mí y mi cuerpo estaba alcanzando un último orgasmo.

-¿Acabas de llenarme el coño de leche?

Él, exhausto, se retiró.

-Vete al suelo. Ponte en cuclillas, perra.

Le obedecí sin poner objeción.

-Aguanta bien mi semen. Déjalo dentro un segundo. Ahora pon tus dos manos debajo de tu coño y expúlsalo.

Seguí obedeciendo y chorros de esperma cayeron disparados hacia mis manos y el parquet.

-Ahora lame, perra. Y ven conmigo.

Me arrodillé en el suelo y empecé a lamer todo el semen que tenía en mis manos mirándole a los ojos. Él estaba sentado en la cama observando todo ese espectáculo. Yo me sentía la tía más guarra y sexy del planeta en ese momento. Cuando acabé me levanté y él me cogió de la mano. Me senté en la cama junto a él y me dio un beso.

-Ahora sígueme.

Dentro de su habitación había un pequeño baño. Me pidió que entrase en la ducha y me arrodillase.

-Llevo meándome un buen rato… Y quiero mearte.

-Pero ¿dónde?

-Quiero mearme en tu boca.

-Pero yo nunca he hecho eso.

-Pues hoy va a ser la primera vez, ¿o no quieres contentar a tu primo? Las putas tienen que obedecer.

De repente me encontraba arrodillada en una placa de ducha, mi coño estaba lubricando sin parar de la situación que inevitable y extrañamente me estaba poniendo a mil. Mi primo estaba empalmado y apuntaba con su polla a mi cara.

-Abre la boca.

Yo obedecí y saqué mi lengua.

-Qué preciosa estás.

Su orina comenzó a caer en mi barbilla y yo busqué que el chorro coincidiera con mi boca. Comencé a tragar. Sabía a limón, tenía una acidez particular. Estaba buena. Pero creo que mis ganas de seguir comportándome como una perra sumisa hacia que todo me pareciera buena idea en ese momento así que mientras mi primo se meaba en mi boca de perra sucia yo comencé a masturbarme.

-Así me gusta, tócate.