Quizas esta vez II. Choque de mundos.

Mi cabeza exploto y el aire salió de mi cuerpo.

Pues al parecer las musas estan de mi lado, he logrado sacar otro capitulo, prometo que si las cosas siguen asi, voy a continuar con Golpe por Golpe.

Gracias a los que se han tomado la molestia de leerme.

- S

Mamá, ya estoy en casa

Dejé mi mochila en el sillón y fui a la cocina de donde venia un olor delicioso

¿Cómo te fue hijo? – se encontraba de espaldas moviendo algo en un sartén – ¿Qué tal la facultad? ¿Encontraste a alguno de tus antiguos amigos?

Mamá siempre me recordaba a los dibujos de mamás perfectas, aunque no teníamos mucho dinero, ella lograba hacer maravillas con su guardarropa, su cabello perfectamente estirado hacia atrás, pantalones ceñidos, una blusa con botones, su mayor adicción eran los tacones y coleccionarlos era una afición que compartía con mi hermana, pero desde su partida lo único que usaba eran bailarinas, aunque parecía más cómoda, no podía dejar de extrañar a su antigua yo – llegue por detrás y la abrace – más alta, más segura.

¡Nha!, ya sabes que nadie sobrevivió al primer semestre – me beso en la mejilla y continúo moviendo la comida – Pero hable con Dani, creo que vamos a empezar a irnos juntos, nuestros horarios coinciden, por lo menos a la hora de entrada

Que bueno cielo, esa niña me cae muy bien, deberías pensar en andar con ella

Tomé un vaso y serví un poco de agua

No mamá, ya sabes que ella tiene novio, tú lo conoces – amaba a mi madre, pero su constante presión por encontrarme novia siempre lograba ponerme de los nervios – vino a ver películas con nosotros, ¿recuerdas?

Pero tu eres mas guapo cariño

Media 1.60 y hasta hace poco usaba base de maquillaje, rubor, labial de colores neutros, me rizaba las pestañas desde que tenía 13 y había comenzado a usar un poco de mascara de pestañas, no comprendía como es que mi mamá no podía ver todas las señales, sobre todo cuando antes de la rutina de maquillaje – desde que tengo memoria – había sido muy afeminado.

Lávate las manos y pon la mesa, voy por tortillas – tomo su monedero y salió


Había sido un día infernal y por si faltara poco la ciudad estaba inundada

Lo que era un tramite de 15 minutos me llevo 3 horas, tuve que unirme a los chicos de nuevo ingreso para conocer las instalaciones, al parecer debí haber asistido desde el lunes y como resultado me había visto obligado a hacer en un día lo que los demás habían tenido una semana para hacer, entre esos la aplicación de vacunas, revisión médica – que incluía salud bucal – y un estúpido examen de aptitudes.

El celular comenzó a sonar y tuve que buscar un lugar para estacionarme mientras la lluvia caía sobre mi – lo sabía,  tenía que haberme traído el casco, pero de lo único bueno que había tomado de haber venido a vivir en esta ciudad era que la seguridad vial no era tan estricta y el olvido del casco era pasado por alto si le dabas a los policías algo así como una disculpa en papel – justo cuando encontré un lugar, el teléfono dejo de sonar y un carro paso a mi lado, justo sobre un enorme charco, causando que toda esa agua estancada me mojara de pies a cabeza e incluso juro que algo de ella había caído en mi boca.

Hijo de Puta – le grite y señale con el dedo medio – aprende a manejar imbécil

El camino a casa fue largo y mi estomago protestaba por no haber recibido más que un yogurt esta mañana

Nadie me esperaba en casa por lo que generalmente me daba igual estar en casa o no, aunque por primera vez en días, agradecí haber llegado.

El departamento era de lujo, había pagado una considerable suma por estar en una buena ubicación, sin embargo, ahora me arrepentía de haber elegido el último piso.

Saque el móvil de mis mojados jeans y omití las tres llamadas perdidas de mi padre, moría de hambre, él podía esperar, maque el numero de la pizzería mientras me desvestía.

El agua caliente quemo mi cuerpo y lentamente me fui relajando.

Este seria mi ultimo fin de semana, debía de aprovecharlo al máximo, aunque estaba muy tentado a quedarme a dormir por los próximos 2 días, ya había quedado con Juan Luis de ir de antro, así que a regañadientes salí de la ducha y comencé a mirar entre mi ropa, el timbre sonó y fui por mi pizza, abrí la puerta y el chico se me quedo viendo con un ligero rubor tome la caja y cuando la puse sobre la mesa, caí en cuenta del porqué de la reacción del repartidor, estaba desnudo, supongo que debía cubrirme, pero la desnudez nunca había sido un problema para mí, estaba muy bien equipado y lo sabía.

¿Cuánto va a ser? – busque la cartera entre mis pantalones mojados - ¿Amigo?

El chico seguía en la puerta como hipnotizado, mirando descaradamente, mi entrepierna parecía interesada y comenzó a mostrar su alegría, eso pareció sacar al chico de sus pensamientos.

¡Ehm! Es una de pepperoni grande de sartén, son 150 – se mojo los labios - ¡por favor!

Que me maten si eso no era una invitación y Isaac nunca había rechazado una.

Me quede mirando fijamente al chico - esta era la única oportunidad que le daría de salir corriendo, si no la tomaba, él era mi presa – el evito el contacto y en su lugar miro mi miembro que ahora lucia en todo su esplendor, la tome con una mano y le di unas palmaditas.

Pues cóbrate…


Dani había venido tarde como siempre y todo nos había pasado, el camión venía muy lleno, el metro aún más y como si fuera poco, se había detenido más tiempo de normal en una de las estaciones de transbordo, solo a mi podía pasarme y tenía que ser precisamente el primer día.

Por suerte había descubierto el año pasado que la facultad no estaba muy lejos del metro, por lo que me despedí de Dani y corrí – aunque no acostumbraba a hacerlo, hasta yo sabía que había momentos que lo requerían – salte sobre los charcos y corte camino sobre las jardineras. Entre por el estacionamiento de maestros y apenas pude saludar al policía que solo me despidió con un gesto de su mano.

Era el primer día y solo unos pocos estaban fuera de los salones, me faltaba la respiración ya – no debí haber fumado ese cigarrillo anoche antes de dormir – pero me obligue a continuar, subí las escaleras de dos en dos – temeroso de resbalar – y corrí por el pasillo justo en el momento que un chico iba saliendo del elevador, intente frenar, pero fue demasiado tarde.


Me había quedado dormido – sabía que ir de fiesta el domingo no era buena idea, pero por alguna extraña razón, Alejandro había logrado convencerme, él y su muy redondo trasero – traía una resaca horrible y me había tomado 2 vueltas por el estacionamiento para poder encontrar un lugar vacío para estacionarme.

Sabía que iba tarde, así que no me tome la molestia en apurarme, el esfuerzo será innecesario y mi cabeza lo resentiría, lo mismo que mi estómago y el resto de mi cuerpo.

Camine tranquilamente hacia el edificio y me tome la molestia de esperar el elevador.

Justo cuando las puertas se abrieron, algo duro se estrelló contra mí y luego sobre mí.

Mi cabeza exploto y el aire salió de mi cuerpo.

Debí haber cerrado instintivamente los ojos, por que tuve que abrirlos para evaluar los daños y después de dos parpadeos lo vi.

Sobre mi abdomen había un chico con el cabello más negro que había visto. Me parecía conocido, pero antes de poder si quiera moverme, se levanto de un salto tomo su mochila y corrió.

Me levante detrás de el con la intención de hacerle pedir disculpas, quizás golpearlo un poco fuera necesario; el dolo de mi cabeza había decidido recordarme que estaba ahí por lo que lastimosamente tome mi mochila y camine a mi primera clase.

Entre al salón, pedí disculpas por mi tardanza, el profesor solo me indico un lugar para tomar asiento, me coloque detrás de un chico, respire profundamente deseando haber elegido otro horario.

Intente prestar atención al profesor, pero el cabello negro frente a mi tomo toda la atención que claramente no debía estar dirigida hacia ahí.