Quise probar a un hombre

Un hetero sexual macho de 30 años, tiene la fantasía de conquistar a otro hombre para que lo desvirgue.

Quise probar a un hombre

Soy supervisor de sanidad, y me enviaron a una misión hacia la frontera brazileña, primera vez que salía solo a una ciudad tan lejana. Por el camino se me metieron en la cabeza miles de fantasías.

A mis treinta años de edad ya había probado de todo con todo tipo de mujeres. Tambien había cojido a dos mariquitos cuando yo era muchacho. En mi mente siempre existió una curiosidad : ¿ como sería tocar el miembro erecto de otro hombre? ¿ qué se sentiría tener clavado en el culo un pene tieso? ¿ qué placer daría mamarse una verga? ¿ qué sabor tendría el semen? Bueno así....infinidades de preguntas que me exitaban y me hacían preguntarme a mí mismo qué tan marico era yo, que me la pasaba pensando en esas vainas.

Al llegar a Boa Vista y comenzar a cumplir mi trabajo, no hallaba la manera de conquistar a la víctima. Me ensaye miles de tretas que lograran atrapar a un macho y llevarlo a mi cama. Como no lo había hecho nunca me costaba bastante. Empecé a mirar disimuladamente los diferentes especimenes de hombres para escoger cual me gustaba. En eso pasé mi primer y segundo día. No encontraba a alguien que me llamara irresistiblemente la atención. Fui a un bar a beber unas cervezas para ver si borracho me desinhibía y empezaba a repartir culito, pero..... tampoco me resultó, por el contrario me atrapó una brazileña a quien me lleve al cuarto donde la encendí a huevo limpio y quien al despedirse me dio una soberbia mamada de huevo que me hizo dormir como un bebé. Faltando tres días para regresar a casa con mi mujer y mis hijos, ya daba todo por perdido. Definitivamente ya no encontraría al macho que me daría la ricura de un falo.

Fue entonces cuando ví al sujeto. Un trigueño pelo ensortijado de ojos aceitunados, de unos treinta y cinco años, de casi dos metros de alturas, de manos gigantescas, fornido de contextura, con una cicatriz en la mejilla izquierda y una cara de coño de madre que inspiraba respeto. Detectivescamente me enteré que era un minero que había llegado de la selva y quien había perdido casi todo lo ganado en aguardiente y barajas. Estaba hospedado en el mismo hotel que yo y para suerte mía estaba debiendo la renta del hospedaje, el dueño lo esperaba con un comisario para encarcelarlo. El hombrón resignadamente se disponía a ir preso sin resistirse. Fue cuando intervine. ¿ Cuánto debe ese hombre? Le pregunté al recepcionista, era una cantidad moderada y ofrecí pagar para que lo dejaran libre. Luego de solucionado el impase. El sujeto me observó con desconfianza y me dio las gracias. Me dijo que se llamaba Orestes y era venezolano. Le invité a unas cervezas. Seguía viendome raro, porque en realidad yo no tengo pinta de marico soy un hombre de uno setenta blanco pelo negro, bien parecido y con aspecto de intelectual.

Me preguntó por qué había pagado su cuenta. Yo le respondí sin titubear y con una gran seguridad. Espero que no te molestes por lo que voy a decirte, solo quiero que decidas SI o NO, yo acepto lo que digas. Ahora bién , lo hice porque vine a esta ciudad que está lejos de mi casa buscando a un hombre que me coja, tu me gustastes y....... bueno. El carajo se echó hacia atrás, puso cara seria como para arrecharse. Yo lo detuve : vale no te vayas a arrechar si no estas de acuerdo está bien, hacemos que no te he conocido y punto. Llamé al mesonero para pagar la cuenta. Fue cuando me contestó : ¿Cuánto me vas a pagar?. Yo le conteste: ¿Cuánto me vas a cobrar?. Llegamos a una cifra un poco abultada, pero yo le hice la advertencia que si me gustaba la vaina yo quería estar con él lo mínimo cuatro horas. El aceptó. Quedamos a vernos en mi habitación en una hora. Me tomé media botella de Brandy y me llevé otra enterita para el cuarto. Me bañé, me coloqué una franela que me llegaba hasta la mitad de los muslos y me coloqué abajo un hilo dental negro que había comprado el día que llegué. Tuve problemas con el huevo que se me salía por la parte de arriba debido a mi erección. Pero qué carajo, solo quería que viera mi culo el cual yo estaba muy seguro que era bastante bonito.

Llegó Orestes. Venía nervioso, y sudoroso a pesar de haberse bañado. Le ofrecí un trago el cual se lo devoró de un solo coñazo, yo, no quería perder tiempo y lo lleve al único sofá que tenía la habitación, Se sentó. Vi el reloj. Eran las tres de la tarde.

Me arrodillé delante de él y comencé a bajarle el cierre del pantalón. De reojo miraba su cara, y no se veía nada agradado, tampoco note abultamiente de su miembro. Saqué su pene del interior. Parecia una goma corta de unos diez centímetros dormido y bastante gruesa. Le díje: Estas a tiempo de echarte para atrás. El contestó : tranquilo Vale.

Comencè a besarselo, había soñado tanto con este momento y lo había ensayado tanto mentalmente que parecía que yo fuese un veterano. Al empezar a chupar su punta y metermelo todo dentro de la boca, su palo se infló de repente descomunalmente. Al calculo, tenía unos 17 centimetros que para su estatura se veía pequeño, pero lo sorprendente era lo grueso y duro que lo tenía. Empezó a respirar profundo y tomó mis orejas, vibraba su miembro como si tuviera vida, de momentos lo metía casi hasta mi garganta, pero ya no podía abrir mas la boca debido al enorme pedazo de carne que había.

Me pidió el culo con voz baja y complice, en susurro. Me paré fui hacia la cama y destape el tubo de vaselina. Nos desnudamos totalmente, al ver su cuerpo quize abrazarlo y besarlo, pero me detuve. Estaba seguro que esa vaina no le iba a gustar. Tambien me gustaron sus nalgas chatas. Le embadurne el palo de grasa. Me puse en cuatro y le díje que me echara vaselina en el culo. El con sus dedos rústicos comenzó a untarme, introdujo un dedo profundamente y dos lágrimas se me salieron, pensé que si eso era un dedo no podría con lo otro.

Coloco la punta de su miembro en mi ano, le díje poco a poco. Al sentir la presión pujé y el lo empujó hacia delante, el dolor fue terrible, pero yo era todo un varón y estaba dispuesto a resistir. Ya con la cabeza adentro empezó a mover su pene unicamente, la sensación era agradable. Me puso sus manotas en mis hombros y le daba suavecito , yo comenzaba a disfrutar, no pensé que estaba dejando que yo me confiara, para luego de manera salvaje impulsar sus cien kilos de un solo envión y clavar ese tronco de un solo coñazo. Un ardor descomunal y un sonido de ligamentos que se rompían bruscamente, casi perdí el conocimiento.

Sentí sus pelos en mis nalgas y su respiración en mis orejas. Empezó a meter y sacar como un salvaje el placer y el dolor eran intensos. Dio un gruñido afincó todo su cuerpo sobre el mío y se quedo tieso de repente, sentí en el culo cómo su huevo convulsionado comenzaba a desparramar leche, eso me exitó tanto que me hubiera gustado que en vez de ser segundos hubieran sido horas.

Se iba a bajar pero lo tome de los muslos y le díje que esperara un rato, comencé apretar y aflojar el culo para acariciar la presa, en momentos sentí como se le inflaba de nuevo y con mas vigor volvió a darme con mas fuerza. mis nalgas sonaban ante sus embestidas , ahora el dolor había desaparecido, tenía el culo anestesiado, esta vez duró casi media hora dandome, yo manaba semen por mi verga pero su peso era tanto que no podía agarrarmela y pajearme. Acabó de nuevo, la contracción de su pene tuvo mas duración. Desconsideradamente se bajo, y me dejo el culo tintineando. –Me llenaste de mierda el huevo me díjo. Yo burlonamente le contesté : así acabo yo.

Se fue al baño y después de bañarse se vistió y se marcho después que le pagué.

Varios días duré evacuando sangre, con un dolor endemoniado que se calmaba con analgésicos, anti inflamatorios y crema. Me sentí con mi fantasía cumplida, es una experiencia inolvidable. Hoy varios meses después cuando estoy en el baño y me tiro un peo escucho el sonido de un trombón, antes sonaba como flauta. Me rió y digo : Hay culito tu tienes tu secretito.