Quinto encuentro con mi amigo
Cómo fue haciéndome saber quién era de quién y eso me daba más placer
Hola todos y todas:
Soy Fer tengo 27 años, soy de un pueblo de Andalucía. Soy alto 1.86, moreno, 77kg, fornido, ojos miel claros.
Hoy les comentaré mi quinta vez con mi amigo.
Al llegar a casa todavía notaba en mi culo como algunos restos del semen de mi macho caían, y como mi boca aún sabía a los flujos de la madre, antes de cenar me pegué un ducha, cené y me fui a la cama. Caí rendido de todo lo que había sucedido. A la mañana siguiente todo iba normal, fui a clase y después de clase a casa a comer y hacer las tareas, pero mientras hacia las tareas no dejaba de pensar en ir a complacer a mi macho.
Terminé me tomé un zumo y fui directo a casa de Sergio. Rápidamente me respondió y abrió. Al entrar y cerrar la puerta noté que estábamos solos, no se escuchaba ni ruido ni la tele. Se alegró muchísimo de verme, tanto que nada más entrar en el hall me empujó contra la pared y me puso mi mano contra su pene que estaba erecto.
-Quiero que me la chupes aquí y ahora - me dijo con voz alta y sería.
No dije nada, sabía que debía obedecer, quería hacerlo, lo deseaba. Rápidamente me puse de rodillas y le bajé los pantalones dejando ante mí ese pedazo de carne que estaba apuntándome. Abrí la boca cuando la estaba acercando, me cogió de la cabeza y me empezó a penetrar hasta la garganta. Yo no hacía nada, solo me dejaba, puse mis manos en mis muslos y me dejé hacer. Luego entendí con los años que me dominaba, mi posición era de sumiso y el de mi Amo, pero no importaba me encantaba, me daba placer complacer a mi macho.
No medía su fuerza y la verdad algunas veces me hacía daño de la brusquedad que me la insertaba, pero él lo estaba gozando y yo también al verlo gozar.
Llevábamos un rato así, me empezaban a doler las rodillas, mi cara, su pene, sus testículos y el suelo estaba lleno de mis babas.
La sacaba entera y la metía hasta lo más profundo que entraba, cada penetración era una arcada mia, pero me conocía, sabía que aguantaba perfectamente. La sorpresa vino cuando la sacó entera y se empezó a correr en mi cara, me la echó entera, me llenó toda la cara de semen, de su semen, de mi macho. Notaba como de mi frente caían las gotas, pero aún así me la puso en la entrada de la boca para que se la limpiara, cosa que hice con gusto, se la lamía de arriba abajo y succionaba el glande, mientras entre sus gemidos me dijo:
- quédate con mi semen en la cara hasta que te diga
Al terminar de limpiarsela, notaba como algunas gotas llegaban a mis labios y yo me relamía para tener algo de su semen en mi boca. No sabría explicar cómo me sentía, era entre placentero y humillante, pero realmente me gustaba porque él, mi macho, me lo pidió.
Al ratillo de no dejar de mirarme me dio la mano y me llevó al baño para que mirara al espejo con todo su semen en mi cara:
-te gusta lo que ves? - me preguntó
Asentí con la cabeza al verme, me gustó la imagen. Acto seguido me dijo que me limpiara,lo cual yo aproveché para relamer las últimas gotas que caían y limpiarme la cara con agua y jabón.
Fuimos al salón y empezamos a jugar a la play, estábamos pegados el uno al otro, no decíamos nada de lo sucedido solo comentábamos la partida. De vez en cuando le miraba de reojo a su pene, que parecía estar cobrando vida, pero no me decía nada, solamente jugábamos. Al buen rato puso la partida en pausa y me dijo:
Ponte a cuatro en el sofá que quiero follarte.
Podríamos probar otra postura, tú te sientas y yo me subo, si quieres claro - le dije sin mirarle.
Se quitó el pantalón y los calzones y se sentó en el sofá, mi ano se abrió de golpe, me pedía su rabo a gritos. Me bajé los pantalones y los calzones y dándole la espalda me coloqué de cuclillas en el sofá y él se cogió su pene apuntando hacia mí ano. Podría decir que me dolió al insertarmelo de una, pero no, mi ano de abrió entero al sentir su pene apuntandole, ya estaba acostumbrado. Me senté con su pene dentro de mí ano y empecé a moverme de arriba abajo, Dios que rico se sentía, mis piernas al estar de cuclillas me empezaron a temblar de placer, por lo que me dejé caer entero y él como pudo con mi peso empezó a mover la cadera, yo aproveché para masturbarme, estaba excitadisimo, estaba en las nubes del placer, solo me dejaba hacer mientras yo me hacía. Al rato de estar así no aguanté más y solté un chorro de mi semen en el suelo y cuando me recuperé me la saqué y volví a estar de cuclillas para que no de cansara y me diera su semen en lo más profundo de mi ser. Subía y bajaba, subía y bajaba, no paraba, mis piernas respondían, solo gemía y gemía, él resoplaba y resoplaba y soltaba frases tipo "que putita eres", "por esto viniste", "serás mi putita", eso me ponía más la verdad que me dijera así, yo contestaba solo con "sí lo soy" no me salían más palabras. De repente noté como sus manos se pusieron en mis hombros y jalaron de mí hacia abajo, lo hizo brusco, lo reconozco, me dolió mucho, solo abrí la boca pero de mi boca no salió ni un suspiro, acto seguido noté como empezaba a llenarme el culo de semen, notaba cada chorro en mi culo. Cuando terminó, me dio una nalgada fuerte y me dijo que me quitara. Así hice y fui al baño a escurrirme pero algo me llevó a coger con mis dedos el semen que se escurría por mis muslos y llevarlo a mi boca, sabia tan rico.
Al terminar de escurrirme me fijé en mi corrida en el suelo y al verla me dijo:
- ve a por la fregona y limpialo, pero me gustaría que la lamieras.
Me lo pensé, me daba asco, el suelo estaba muy limpio pero no dejaba de ser suelo, pero la verdad me apetecía, me puse a cuatro y recogí un poco, no sabía mal, pero preferí seguir con la fregona.
Desde ese día la verdad fue tomando más y más dominación sobre mí pero eso será otro relato.
Si tiene apoyo subiré a petición vuestra como fue la segunda con su madre o como marcó su territorio, es decir a mí.
Muchas gracias