Quiero que seas mi puta durante un día (Parte II)
Parte II. Pensando que hacer con Claudia, mi vecina, casada y necesitada, se cruza en mi camino. Mi tranquila vida cambio a una vida repleta de puterío, desenfreno, engaños, manipulaciones y sexo, mucho sexo.
Segunda parte de la historia. Es recomendable leer la primera parte (http://www.todorelatos.com/relato/110538/) si bien no es abdolutamente necesario para esta segunda parte.
Permanecía allí haciéndola mi puta o me iba para no volver?
Y porque no un mix de ambas opciones? Mi corazón me decía que esa zorra había jugado con mis sentimientos y debía alejarme de ella porque la persona que miente una vez, miente dos, y tres, y cuatro… Además, mi profundo orgullo me impedía perdonarla. Pero por otra parte la zorra reprimida que había descubierto en ella el día anterior me difuminaba mi idea original, que no era otra que volverme a mi ciudad natal y borrar todo contacto con ella de manera que no pudiera localizarme.
Como no sabía si pensar con el corazón o con el pene, opte por escuchar a los dos y mezclar ambos consejos. Vete pero que sea tu puta. Sonaba bien. Mi plan pasaba por irme un tiempo alegando que mi cabeza era un lio, que necesitaba un tiempo de reflexión a solas pero sin cortar el contacto. Si ella estaba dispuesta a esperarme ese tiempo que necesitaba, trataría desde la lejanía de hacerla desearme y emputecerla aún más.
Si, igual la jugada era arriesgada y estaba pecando de pardillo cuando me hubiera resultado muy fácil haberme quedado y tener una zorra sumisa con la que jugar todo o que quisiera, pero como digo mi corazón y mi orgullo también tiraban de mí, y cuando has compartido tu vida tres años con la misma persona, cuesta reconocerlo pero en el fondo fondo… aun tenia sentimientos por ella y no la podía ver solo como mi puta. Y tenía miedo de que si me quedaba, mis sentimientos me acabaran superando y acabara sufriendo otra vez.
A la mañana la senté en la cocina para contarla como me encontraba. Más bien se lo disfrace un poco con palabras bonitas pues si la decía que necesitaba dejar de quererla pero guardarme el derecho a metérsela como y cuando quisiera me mandaría a la mierda.
Estuvimos más de una hora hablando. No quiero centrarme en la larga conversación porque, primero, casi no la recuerdo exactamente, y segundo, era redundar una y otra vez en lo mismo. Yo básicamente la pedía tiempo a solas, compresión y espera, y ella lloraba como una descosida contradiciéndose a sí misma. Me rogaba que no me iría y al mismo tiempo me decía que me esperaría toda la vida si hacía falta. Insistía en que me amaba con toda su alma, que quería hacerme feliz y que me seguiría allá a donde fuera y al rato me decía que si para que yo fuera feliz ella tenía que desaparecer, lo haría. La contradicción echa persona.
Tenía tomada la decisión así que por la tarde después de comer (porque conducir con hambre no me mola nada) salí hacia Logroño. Nos despedimos con un gran abrazo y estuve a punto de pedirla una mamada en plan “chupadita de despedida” pero igual en ese momento se hubiera cagado en mi santa madre y no quería estropear el momento.
La situación en Logroño era la siguiente: Mi familia tenía un piso en un barrio casi a las afueras en el que habíamos vivido y en el que yo había crecido. Con la muerte de mis abuelos paternos heredamos su piso, mucho más amplio y en el centro de la ciudad con lo que nos habíamos mudado a él. O mejor dicho mi familia se había mudado a él porque prácticamente coincidió con el momento en el que salí a estudiar fuera y en aquel piso casi no viví. El piso de las afueras por tanto había quedado vacío de habitantes y casi de muebles porque muchos se habían llevado con la mudanza pero aún guardaba lo básico, camas en las habitaciones, sofá y televisión en el salón y electrodomésticos en la cocina. Yo no necesitaba más. Ya había hablado con mi familia de mis intención de volver a casa, les había contado que la relación se había acabado sin entrar en detalles porque me parecía auto-humillarme gratuitamente y les había informado de mi intención de entrar a vivir en el piso vacío.
Me había acostumbrado a la libertad de vivir con mis propias normas y eso no lo cambiaba por nada. Aceptaron encantados, casi me atrevería a decir que se alegraron de la ruptura porque eso suponía que volvía a estar en casa, o al menos en la misma ciudad.
La primera noche la pase en casa de mis padres ya que en el otro piso no tenía ni un triste yogurt. Ni siquiera saque las maletas del coche. Las saque al día siguiente después de pasarme por el Mercadona para hacer cuatro compras básicas. Aparque el coche frente al portal en zona de carga y descarga y subí primero las maletas. Posteriormente fui a por las bolsas de la compra. Mi táctica es supongo que la misma que usa la gran mayoría de gente, meto las bolsas del coche al portal, cierro el coche, y subo todas las bolsas a la vez como puedo. No hay ascensor y no fio mucho de dejar bolsas en el portal mientras subo un par de ellas así que cargo con todas a la vez.
Cuando hacia malabarismos para coger todas a la vez, la puerta del portal se abrió tras mí y un “ Hombre, cuanto tiempo ” me sobresalto.
Era Susana (nombre ficticio), la vecina del 4º, justo encima mío. Amiga de toda la vida de la familia, había sido durante mis años de adolescente pajillero una de mis musas a la hora de masturbarme. Ya hacía años que no la veía pero me daba el mismo morbo de siempre. Como dirían nuestros amigos de American Pie, era toda una MILF, o en castellano, una MQMF, Madre Que Me Follaria. Le echaba a ojo unos 45 años, pelo castaño por debajo de los hombros, ojos negros y labios carnosos siempre pintados de rojo. Sus tetas podían alimentar media África y su culo… bueno, tenía un culazo para agarrarse y no soltarlo en la vida. Siempre solía ir maquillada y muy arreglada de una manera muy femenina, habitualmente con tacones, caminaba erguida lo cual realzaba sus grandes pechos y su tremendo trasero. El morbazo de esa madurita experimentada que te pilla y te deja seco no lo perdía.
-Te ayudo con las bolsas?- Pregunto cogiendo directamente un par de ellas. No había dicho ni Hola cuando mis ojos ya estaban mirando su escote al agacharse a por las bolsas.
- Deja, que no hace falta.- Pero ya había cogido las bolsas.
-Que raro verte por aquí si hacia años que no se te veía el pelo¡¡-
-Pues sí, pero me vuelvo a casa, que ya se echaba de menos esto.- Conteste mientras comenzábamos a subir las escaleras.
-Pero vienes tu solo o que?- Pregunto.
- Si si, que solo es como mejor se vive.- Dije sonriendo.
-Que listo eres eh, y cuando has vuelto?-
-Anoche llegue, pero fui donde mis padres y ahora vengo directamente de las compras, solo he dejado las maletas y no he entrado más en casa.- Ya habíamos llegado al tercero y me disponía a abrir la puerta.
-Ah que bien, pues si necesitas algo estos días ya sabes que estoy arriba.-
-Vale vale¡ Y gracias por la ayuda.-
- Nada hombre nada.- Y con un par de “ hasta luegos ” nos despedimos. Y si, disimuladamente sentía la obligación de mirarla el culo mientras subía por las escaleras hacia su piso, y si, seguía tan apetecible como lo recordaba.
-Que buena estas hija puta- Me dije para mí mismo cuando ya estaba dentro de casa.
Tenía un problema, y era que estaba casada. Yo toda la vida la había conocido con su marido (al que llamaré) Jose. Su matrimonio era de esos que uno nunca se explica. Es de los que ves pasear por la calle y te preguntas que hace esa pedazo hembra con ese mindundi. Más bajito que ella y regordete, siempre se le veía ir a casa con el buzo del trabajo el cual deduzco que sería el de pintor, electricista o algo similar. No vivía montado en el euro desde luego. A su favor destacare su tremenda labia, era un hombre que hablaba con todo Dios y de los que si te encuentras por el portal siempre tiene algún comentario graciosete que decirte. Supongo que en eso se fijaría ella. En eso, o quizás era una bestia sexual aunque sinceramente no lo parecía.
Fruto de ese extraño matrimonio habían surgido dos hijas, la primera Natalia de 18 años recién cumplidos, no adelantare más de ella… de momento. La había visto por última vez con 13 o 14 años cuando era una criaja y no quiero parecer bestia pero en aquellos momentos apuntaba maneras y tras ver como se conservaba su madre, tenía ganas de ver cómo había crecido esa niña. Tenían otra hija, la cual calculo que tendría entre 7 y 9 años, soy realmente malo calculando edades a ojo y apenas recordaba su nombre.
Total, que estaba en casa y me puse a deshacer las bolsas. Cuando estoy solo la verdad es que soy bastante perezoso así que después de guardar todo me puse a ver la tele hasta que dieron por lo menos las dos y pico del mediodía y aun no me había hecho nada para comer. Fui a la cocina dispuesto a ello pero caí en la cuenta de lo empanado que soy y de que se me había olvidado comprar aceite. Por muy absurdo que parezca si, se me había olvidado el aceite. Que podía hacer? Pues subir donde mi vecina Susana a pedirle un poco, obvio.
Toque el timbre y me abrió. En pijama. En pijama corto. Sandalias, pantalón corto dejando sus piernas al aire y una camiseta de manga corta. Azul con dibujitos verdes. La vista que me ofreció cuando se dio la vuelta para ir a por el aceite era maravillosa. Nunca la había visto así y si antes me ponía, ahora mucho más.
Me dio una botella por la mitad, le di las gracias y baje a mi casa. Comí y subí a devolverle la botella. Seguía igual de fresquita que antes.
-Oye, porque no me das tu Whatsapp por si otro día necesitas algo?- Me pregunto cuando ya me iba.
-Vale, apunta….- Y tras volverla a dar las gracias volví para mi casa.
Cuando baje ya tenía un mensaje dejándome su número. Le volví a dar las gracias a riesgo de ser pesado y me hice una paja en su honor. Lo merecía.
La tarde transcurrió normal hasta que casi a la hora de cenar recibí otro mensaje suyo preguntándome con sorna si ya tenía aceite o necesitaba más al que yo respondí con el mismo tono vacilón que ella. A todo esto los mensajes de Claudia diciendo lo mucho que me echaba de menos y lo mucho que me necesitaba eran continuos. Yo simplemente la daba la bola justa.
Desperté al día siguiente y me volvió a saludar. La conversación fue del todo normal, yo aún andaba tirado en la cama y ella por lo visto ya había hecho todas las cosas de casa y estaba aburrida en casa sola así que le eche un poco de cara la dije que yo iba a desayunar ahora mismo, que si tan aburrida estaba que bajara a re-desayunar y así le compensaba el favor del día anterior. Aceptó y en diez minutos la tenía abajo. Volvía con el mismo pijama que tan malo me ponía.
La preparé un café y me hice para mí un ColaCao, la ofrecí galletas y me senté para poder solo mirarla a los ojos y evitar que me viera como la repasaba de arriba-abajo con la vista y la follaba mentalmente. Hablamos un poco de todo, yo la comente un poco mi vida universitaria y como lo había dejado con Claudia y que por eso me había venido aquí solo y ella me comentaba lo aburrida que estaba. Como sus hijas ya habían acabado el curso las habían mandado al pueblo con los abuelos, su marido trabajaba prácticamente todo el día así que ella estaba todos los días sola sin tener nada que hacer más que limpiar y ordenar la casa así que se moría del asco. Además cuando su marido venía de trabajar se tiraba en el sofá durante toda la tarde-noche porque decía venir cansado por lo que no solían ir a ningún lado. No lo decía abiertamente pero mi detector de hembra cansada de la rutina y deseosa de nuevas emociones estaba a punto de estallar.
Al cabo de un buen rato alegando que tenía que hacer la comida se volvió a su casa. Este desayuno se repitió al día siguiente pues ella me invitó a subir a su casa y devolverme el desayuno del día anterior. Yo subí encantado. Esto se fue convirtiendo en una especie de rutina, un día bajaba ella y otro subía yo. Si ella no tenía nada que hacer, yo menos. Nos contábamos nuestras vidas e íbamos cogiendo confianza mutuamente… hasta que llego el punto en el que empezamos a wasapear por las noches. Si bien a los desayunos no les veía nada de extraño, solo dos vecinos compartiendo las mañanas, que hablaría conmigo durante dos o tres horas por la noche con su marido allí se hacía más raro. Aunque por lo que me había contado yo me imaginaba a cada uno en un sofá y callados sin decirse nada.
Esto para mi tenía un gran punto, ya sabéis cómo funcionan las cosas por internet. Puedes decir cualquier comentario que si la cagas, con una carita con la lengua fuera lo solucionas. Y si encima te siguen el rollo mínimamente te sientes más libre de decir esas cosas que cara a cara no te atreves, como por ejemplo tirarle la caña a tu vecina casada de encima o llevar la conversación hacia temas calientes. Ya me entendéis.
Todo empezó con comentarios inocentes, hablando de cómo me aburría dejaba caer que necesitaba encontrar alguna amiga ya porque solo me aburría. Todo por supuesto con los iconos apropiados que indiquen que no la estoy diciendo nada a ella directamente, pero que soy un hombre y como tal necesito follar. A esos comentarios ella me seguía el rollo y se reía. Y se iba soltando y contando intimidades. Recuerdo extractos de conversaciones como:
-Es que ando muy desesperado jaja
-Pues a ver si te crees que eres el único jaja
-No me digas…que no…eso
-Poco hijo poco jaja
-Joder, dios da pan a quien no tiene dientes
-Que mal repartido está el mundo jaj
Y con conversaciones así y preguntas “inocentes” me iba contando cosas como que con su marido nada de nada y que ella necesitaba hacerlo y cosas así, que chocaban bastante con las conversaciones que teníamos por las mañanas las cuales eran mucho más cordiales.
Todas las noches indirectamente yo sacaba el tema del folleteo. Trataba de aumentar mente calenturienta y al mismo tiempo dejar caer que yo estaba disponible para lo que fuera. Y la cosa parecía ir funcionando. Chateando un día me soltó que no exageraría tanto, que seguro que yo tenía 400 detrás y ante mi negativa me dije literalmente:
-Serán gilipoyas, anda que si yo tuviera tu edad…
-Si tuvieras mi edad que? ;)
Y comenzó a reírse e irse por los cerros de Ubeda. Visto lo visto, la noche siguiente ataque yo con una frase similar: “Anda que si no estuvieras casada…” replicándome ella de la misma manera que yo había hecho la noche anterior solo que yo no me corté y se la lancé directamente: “Seguro que no estábamos tan desesperados” .
Se había abierto la veda, el tonteo ya era descarado por parte de los dos aunque no sabía hasta qué punto seria ella capaz de llegar, si para ella era solo un cachondeo con su vecino o estaba dispuesta a más. Si solo era un cachondeo lo llevaba claro pues visto el cariz que estaba tomando la situación, yo sabía cómo iba acabar eso. Susana necesitaba rabo.
Aumente mi ofensiva y nuestras conversaciones nocturnas pasaron a tratar directamente sobre el sexo. Yo, haciendo como que no quería la cosa, llevaba la voz cantante. Así vi que ambos coincidíamos en varias cosas como por ejemplo que un polvo al día era necesario para vivir más relajados. Acabamos directamente hablando de cómo nos gustaba hacerlo. Cuando ella hablaba yo la interrumpía con frases como “al final me vas a poner caliente” o “ es que a estas horas me pongo a pensar y buff” a las cuales ella muy morbosa me respondía que “si tienes que ir a aliviarte vete que te espero jaja me avisas cuando acabes”.
Las conversaciones por las mañanas se volvieron más tensas que nunca. La tensión sexual se notaba, las miradas eran esclarecedoras pero ninguno daba el paso… hasta que la vi lista y sabía que no se negaría y se dejaría llevar por sus instintos más básicos.
Esa mañana subí dispuesto a todo. Estaba cansado de calentarme cuando la veía con su pijama cortito enseñándome sus preciosas piernas, ansiaba follarmela.
La conversación empezó con temas banales, yo me hacia el tonto hasta que en cuanto pude prendí la mecha:
-Bah, es que ando despistado… Que llevo dos días sin aliviarme y me va a dar algo.-
-Jaja, anda… Que poco aguante.- Respondió riéndose.
En ese momento ella se encontraba de pies en la cocina haciendo la comida y yo a sus espaldas apoyado sobre la mesa sin perder detalle de su culo.
-Poco aguante… Estoy que me subo por las paredes.- Dije.
-Pues si tanto lo necesitas… háztela¡- Me dijo a carcajadas girando el cuello para mirarme.
-Calla, que me caliento muy rápido y mira como me pongo.- Y me agarre el paquete que ya estaba en buen estado mientras ella instintivamente giraba la cabeza de nuevo para mirar cómo me ponía. Sus ojos fueron directamente a mi paquete.
-Pues ya sabes dónde está el baño¡-
-Bah, pero paso de ir al baño.-
-No me voy a asustar por vértela eh?-
-Entonces perfecto.-
Y dicho esto me baje los pantalones por debajo de los huevos y mi polla salió disparada en dirección a su culo. Mi capullo rozaba su pantalón de pijama, me la agarre y comencé un movimiento suave al tiempo que suspiraba. Susana ya no me miraba pero sabía perfectamente que acababa de pasar justo detrás suyo.
-Y en que piensas?- Me pregunto. Una pregunta trampa, ella ya sabía en lo que pensaba.
-En ti. En hacerlo contigo. Este culo y este pijama me pone…-
En ese momento vi su brazo derecho estirare hacia atrás despacio, casi con miedo. Palpo con su mano hasta que encontró mi polla tiesa apuntándola. La agarró fuerte.
-Joder como estás.- Suspiró.
Yo la agarre los pechos desde atrás. Casi no me cabían en las manos.
-Estás muy buena Susana.-
Eso la activó y comenzó a menear su mano lentamente. Yo agarre sus pezones duros como piedras a través de la camiseta. Sin soltar mi polla y sin dejar de menear su mano se giró y se puso de frente a mí con la cabeza bajada sin dejar de mirar como su mano me hacia una señora paja.
-Joder como estás.- Volvió a repetir esta vez con más énfasis.
Su mano era poesía en movimiento. Desde luego era una experta en hacer pajas, como seria en lo demás?
-Estoy deseando follarte.- Dije firmemente llevando mis manos a su culo y por fin agarrándolo por primera vez.
Sin decir ni una palabra con la mano que tenía libre me agarró por el cuello de la camisa y a semi empujones me hizo sentarme en una silla de la cocina. De pies frente a mi agarró una pata de su pantalón y se la subió hasta arriba dejándome las bragas que mantenían oculto su tesoro. Con el dedo del medio agarro su braga y la aparto junto al pantalón dejando al aire su codiciado coño. Un coño elegante, morenito y con una mata de pelos recortados encima y unos labios vaginales perfectos, ni muy grandes ni muy pequeños. Se abrió de piernas y se dejó caer sobre mí introduciéndose toda mi polla.
Casi exploto en ese momento. Estaba empapada y no le había costado nada metérsela entera del tirón. Me agarró la cabeza y empezó a botar encima mío gimiendo como una loca con los ojos cerrados. Yo la subí la camiseta y por fin pude contemplar en primera fila sus enormes tetas. Enormes es decir poco. Sus pezones eran perfectamente del tamaño de mis ojos. Me lance a devorarlos. Los chupé, los lamí, los mordí… les hice de todo y cuanto pude mientras ella me cabalgaba a un ritmo que pocas veces había visto.
Nuestros orgasmos se sincronizaron. Con lo calientes que estábamos los dos no tardamos en corrernos, la mía especialmente fue intensa. Descansó sentada en mi polla que volvía poco a poco a su estado de relajación. Cuando se levantó un buen chorretón de semen cayó de su coño sobre mí.
-Es mejor que te vayas que está a punto de venir mi marido.- Me dijo.
No eran ni las 11 y hasta la una y pico no solía llegar, pero en ese momento parecía avergonzada y no quería forzar nada. Con naturalidad me levante e intentándola tranquilizar me despedí de ella con un pico y un “ ha sido increíble ”.
Baje a mi casa y me saque una cerveza para celebrarlo. Cogí el móvil y lo primero que vi fue un “ Necesito sentirte en mi ” de… Claudia. Esa zorra era como si se lo hubiera olido. Tan eufórico como estaba ni me lo pensé y la mande un “ En unas semanas tengo que ir a hacer un papeleo, espero verte el finde ”. Ni papeleo ni leches, quería follarmela otra vez.
Era curioso, había pasado de corneado a corneador. Y ciertamente sí que veía similitudes entre ambos casos, o entre ambas mujeres más bien. Ojo, yo con Claudia sí que follaba y mucho, no pasaban más de 2 días sin que lo haríamos, pero sí que habíamos caído en la rutina y los polvos eran absolutamente todos iguales, a la misma hora, de la misma duración, de la misma manera… y ella con la zorrita que llevaba dentro se acabó cansando y busco algo diferente. Aunque me quisiera, su zorra interna la pedía más aventuras que la que yo en ese momento la daba. Era más o menos lo que le pasaba a Susana con la diferencia de que con su marido apenas lo hacia una vez a la semana y ella lo necesitaba diariamente. Necesitaba sus buenas raciones de buen sexo, de aventura, de rabo… Necesitaba que alguien sacaría, como a Claudia, esa putita interior que tenía reprimida tras casi dos décadas de matrimonio. Y yo no iba a desperdiciar esa oportunidad.
En eso estaba pensando cuando sonó el timbre de casa. Susana. Entro directamente.
-Tenemos que hablar.- Empezó. –A ver, esto que ha pasado…es como… no se explicarlo, pero no está bien sabes? No debería haber pasado.-
-Por?-
-Como que por? Porque yo estoy casada y tú eres mi vecino¡-
-Y?-
-Y además podría ser tu madre¡¡- Se la empezaba a notar nerviosa.
-Pero no lo eres. Venga, que ha sido la ostia y los dos lo estábamos deseando.-
-No… tú me has liado.- Me soltó.
-No, te has corrido como una loca como yo. Tenías tantas ganas como yo. No me puedes negar que no ha sido la ostia…- Yo me acercaba a ella mientras ella retrocedía.
-Que no, a ver, que te estas confundiendo…- Seguía retrocediendo hasta llegar a la puerta de casa.
-A qué has bajado?- La pregunte mirándola a los ojos, ya la había arrinconado contra la puerta de casa- A que te vuelva a follar? Si vienes con los mismo pantalón a calentarme.- Agarre la goma del pantalón y tire hacia a fuera.- No te has cambiado ni de bragas.- Y metí la mano debajo de ellas hasta llevar mis dedos a su coño.- Igual todavía llevas mi corrida dentro.-
-Para por favor…- Se empezaba a alterar.
-Tú necesitas que te follen bien y yo puedo hacértelo.- Mi dedo entraba y salía de ella.- Tú te mereces que te follen bien.
-Estate quiero por favor….-
-Porque quieres que este quieto si te estas mojando? No te gusta lo que te hago? Te estas mojando porque sabes que lo que dije es cierto.-
-Joder….-
-Yo te puedo follar bien, te puedo dar polla todos los días… quieres? Quieres que te eche un polvo de verdad?.- Mis dedos la estaban follando a gran velocidad.
-Escucha… ahhh…escúchame.-
-Dime.-
-Necesito que me folles bien joder….joder necesito follar bien, si, estoy desesperada por un buen polvazo….ahhhhh jod-
Y me lance a comerla la boca, mi lengua casi se la metí hasta la tráquea. Y de repente… se corrió en mi mano. La verdad es que no me lo esperaba.
-A qué hora se va tu marido?- Pregunté. Me la podía haber follado en ese mismo momento peor quería echarla un buen polvo en condiciones de los que no se olvidan y hacen a una persona entregarse por completo.
-Siete y media.-
-Pues mañana a las ocho me tienes arriba para darte lo que necesitas.- A lo que me respondió metiéndome la lengua hasta donde yo se la había metido antes. Era un “ si, por favor ”.
Lo tenía claro, la idea esa de bajar haciéndose la víctima y hablando de que no debía haber pasado solo era una manera de lavarse al conciencia y buscar que sea yo el que la anime a hacerlo para no sentir la culpabilidad de ponerle los cuernos a su marido. En este caso me echaría a mí la culpa moralmente de que la lleve a hacer algo que no deseaba, y sinceramente me daba igual mientras me la podría follar como quisiera.
Se fue y volví a lo mío, es decir, planificar mi escapada a Madrid a resolver un papeleo inexistente y hacerle una visita a mi puta, tal y como Claudia de había autodefinido la última vez que estuve con ella. Solo con decirla que iba a bajar estaba dando palmas con el coño, pero ya tendría tiempo para ir calentándola adecuadamente. Me tenía que centrar en mi nueva amigüita.
Deje que pasaría la tarde y por la noche, a la hora a la que normalmente hablábamos, la mande lo siguiente.
-Ya sabes lo que toca mañana no?
No tardó en contestar.
-Siii
-A las 8
-Siii, mañana toca a las 8 por fin un buen polvazo
-Jeje eso es
-Cumplirás no? Jeje
-Te voy a dejar reventada¡¡
-A ver si es verdad jeje si me follas, me follas bien ehhh
-Por supuesto
-Asi que nada de pajas ahora eh, te quiero bien cargado
-Toda la leche para mi ajaj
-jeje, pues no me calientes¡¡
-Yoooo? Jaja
-Ufff que me caliento yo jaja Solo pensar….
-Mañana a las 8, mañana a las 8, me pongo…jeje
-ajajja
-Yo también te voy a follar bien eh no pienses que solo tú a mi
-Vas a ver lo que es una hembra de verdad¡¡¡
-uyyy que miedo, no lo he visto ya?
-No has visto nada pequeñin, esas niñatas de tu edad no saben follar jaja
-Joder, sabes como la tengo ahora?
-Ya me la imagino bufff que ganas de saborearla, no te toques¡¡¡¡
Su franqueza me estaba dejando asombrado. Sin pensarlo dos veces abrí la cámara del móvil, saqué una foto de mi miembro en toda su grandeza y se la mandé.
- Mira lo que tendrás mañana
-Joder joder joder tengo que ir al baño¡¡¡
-A que? Jeje
-A correrme tio buff que ganas de follarte ahora mismo
Tuve que rezar a los doce apóstoles para no hacerme una paja en ese momento, pero lo que me esperaba mañana iba a ser mejor.
-Que agustito diossssss
Se acababa de correr. La conversación se relajó un poquito en cuanto a calentura se refiere y con una enorme concentración pude abstenerme de tocarme. Tras un rato se despidió.
-Hasta mañana a las 8, me voy a dormir pensando en la que se avecina
-No te doy un beso, eso te lo doy mañana… en algún sitio
No había visto una mujer tan deseosa de rabo en la vida.
-Buenos días¡¡¡ estas lista???
Escribí nada más levantarme poco antes de las 8.
-Buenos días¡¡¡ jeje sube que está listo el desayuno
A tus órdenes, pensé, y a las 8 clavadas estaba tocando su timbre. Me abrió con una sonrisa de oreja a oreja y me invito a pasar a la cocina. Me agarre a su cintura y la seguí por la casa. Me tenía preparado el ColaCao con galletas de siempre.
-Disfruta el desayuno que como hoy no cumplas no te dejo venir mas.- Me dijo con tono de broma.
-Ya ya… Luego vendrás tú a buscarme a mi casa…- Respondí con el mismo tono.
-Una cosa te anticipo, a modo de norma… en mi casa con tanta ropa no puedes estar¡¡¡ Cuando vengas, si es que te dejo, más ligerito jaja- Quería guerra desde el minuto uno.
-Pues quítamela tu.- La reté- Que así se cómo tengo que venir.-
Se puso frente a mí.
-Vamos a empezar por la camiseta fuera.- Y me la quitó restregando sus pechos contra mí.- Mucho mejor. Y el pantalón… creo que también sobra así que fuera.-
Tiro de mis pantalones hacia abajo y me los quite dejándolos en el suelo. Tan rápido como me había semidesnudado, me había empalmado con la polla apretada contra el calzoncillo echada hacia la izquierda. Se arrodillo y paso su mano suavemente por mi paquete.
-Y con esto que hacemos?- Me pregunto.
-Igual es mejor quitarlo también, no crees?- Contesté.
Y con una habilidad digna de una autentica profesional y dejándome los ojos como platos, agarro con sus dientes la goma de mi calzoncillo y tiró de ellos haciendo que mi erecta polla saldría disparada hacia arriba. Tiro con los dientes hacia abajo y mi capullo se posó en su frente. Todavía era capaz de sonreírme sin soltar mi calzoncillo.
Lo soltó cuando lo tuvo por debajo de mis huevos y me agarro la polla por la base.
-No te lo había dicho, pero tienes una buena polla.- Me dijo desde abajo clavando sus ojos en los míos.
-Te gusta eh?-
-Me gusta, me gusta.-
Saco la lengua y con la punta la recorrió de abajo a arriba hasta llegar al capullo el cual se introdujo en la boca y sacó succionando.
-Y encima esta rica uhmmmm-
La agarro con sus labios, como si estaría mordiendo, y recorrió toda su extensión mientras comenzaba a subir y bajar su mano, todo ello a un ritmo desesperadamente y excitantemente lento. No quería que se acabara nunca y al mismo tiempo quería que se la tragara entera como una posesa.
Bajo a los huevos y se metió todo lo que pudo en la boca. Por dentro los recorría con la lengua. Ver a una tía así comerme los huevos con mi polla reposando sobre su cara es uno de los mayores placeres que he podido sentir en la vida.
Los soltó para volver a mi polla. Besó mi capullo y lo rodeo con su lengua. Su mano no dejaba de pajearme. Echo saliva sobre el capullo y la esparció con la lengua. Abrió su boca y se la metió dentro, todo lo profundo que pudo con la primera intentona. Se la sacó succionando de tal manera que pensaba que me la arrancaba.
-Me encanta tu polla.-
Y la volvió a engullir. Lo hacía despacio y suave, disfrutando de cada centímetro de la polla que le ofrecía. Cerraba los ojos y la disfrutaba. Yo solo podía posar mi mano en su pelo apartando que no le cayera sobre la cara y disfrutar de la mamada que esa Diosa me estaba proporcionando. Aumentaba el ritmo poco a poco. En un momento dado, torció su cabeza y mirándome a los ojos me dejo ver el bulto que mi polla formaba dentro de su boca, el bulto de mi capullo contra su papo, y eso me puso a mil.
Aun no habíamos empezado casi y ya estaba a punto de correrme así que tenía que parar aquello.
-Joder, vamos a tu cama, te quiero comer el coño ya…- Dije como pude.
Me quito los calzoncillos del todo y los dejó en la mesa de la cocina, se levantó y me llevó de la mano a su habitación. Nada más entrar, en el tocador, la foto de la boda. Verla y ver como ahora se entrega a mí a espaldas de su marido me excitó sobremanera.
Me lance a quitarla la camiseta y morderlas los pezones. La empuje a la cama, agarre sus pantalones y se los quite hacia arriba. No me sorprendió descubrir que no llevaba nada más debajo. Cayó boca arriba con las piernas abiertas y sin pestañear me lance a su coño. Lo comí como si llevara una semana muerto de hambre. Lo abrí con las manos y hundí mi morro en él. Lo comía como un león devorando a su presa. Susana agarró mi cabeza y me empujaba más hacia él aun, y con la cadera trataba de impulsarse para arriba. Un poco más y meto mi cabeza dentro. Estaba delicioso, cojonudos, incluso con sus pelillos recortados y todo.
-Dios que bien, cuanto hacia que no me lo comían así no pares joderrrrrr- Chillaba. Y sus ánimos me motivan a comérselo más deprisa aun. Sus líquidos me encharcaban la boca y caían por mi barbilla.
-Necesito tu polla, follame ya, follame ya¡¡¡- Se estaba volviendo loca.
Me levante y tire de ella hasta poner su culo al borde de la cama, sujete sus piernas y puse sus tobillos sobre mis hombros… y se la clave de golpe. Pego un berrido que si no despertó a todo el edificio, poco le falto. En esa postura comencé a follarmela.
-Así te gusta eh pedazo de puta.-
-Diosss si…follame…ahhhh…que bien me follas….joder no pares.-
-Esto necesitabas zorra, una buena polla.-
-Dame fuerte, follame sin parar.-
Creo que ni siquiera me escuchaba, estaba gozando al máximo. No tardo el llegar su primer orgasmo. Se retorció, tiro del edredón, se tiró del pelo, enloqueció… Parecía que llevaba sin correrse años. Aproveche su orgasmo para bajar el ritmo y no correrme yo también.
-Déjame que te folle.- Me pidió.- Túmbate.-
La sudada que teníamos ya era increíble. Me tumbe boca arriba y ella se vino sobre mí. Puso una pierna a cada lado mío, me agarró la polla y la dirigió hacia sus entrañas. En esa postura vi cómo entraba toda en su interior. Y sin más dilación comenzó a cabalgarme. Era una bestia. Me follaba de una manera brutal, una autentica bestia. Desde luego no me había cruzado nunca antes con ninguna otra capaz de llevar ese ritmo. Yo me agarre a su culo y disfrutaba. Cada poco lo azotaba y como si fuera un caballo de carreras eso parecía acelerarla y cabalgaba más rápido y más rápido. Sentí que me iba a correr y no quería acabar aun, la pedí que se bajara pero ni me escucho así que tuve que agarrarla por la fuerza y quitármela de encima. Ya me había corrido la mañana anterior con ella encima y quería cambiar.
-Ponte a cuatro patas.- La ordené.
La agarre por detrás y la puse mirando hacia el tocador y hacia un enorme espejo que estaba colgado en la pared sobre él. La agarre la de melena mientras se la metía y la dejaba dentro.
-Abre los ojos¡¡¡ Mira quién es el que te folla¡¡- Empecé a moverme.
-Que bien me follas…ahhh…como lo necesitaba…no pares…-
-Mírame mientras te follo a cuatro patas, mírame…eres una puta.-
-Si joder si ahhhhhh-
-Mírame a los ojos mientras me corro dentro tuyo- No aguanté más, y ella tampoco. Nuestros orgasmos se unieron y mi corrida la lleno entera. En ningún momento osó apartar la mirada. Era una zorra autentica y ya se había entregado a mí.
Agotada se tumbó en la cama y yo a su lado abrazado a ella.
-Bueno, que tal? Me das el aprobado?- Pregunte besándola por el hombro.
-Te lo doy, te lo doy.
-Entonces para repetir no?
-Uffff todos los días jeje…De verdad, necesitaba un polvo así, hacía que no follaba así…años¡¡-Su cara era de felicidad plena.
-Joder, si lo llego a saber antes¡¡ Con la de pajas que me he hecho contigo¡¡-
-Ah sí, eh?-Dijo poniendo cara de interesante y haciendo ver que no le sorprendía.
-Hombre, con este culazo que tienes¡¡- Y lleve mi mano hasta él agarrándolo con pasión.- Desde los 13 años, imagínate todas las que han caído¡¡-
-Pues mira ahora, además de puta te pongo la cama¡¡-
Ambos reímos. Nos quedamos tumbados un rato el cual yo aproveche para sobarla todo lo que pude y más. Nos comíamos la boca mientras mis manos apretaban ese culo que me tenía obnubilado, la agarraba un pecho, luego el otro… Teníamos tiempo de sobra ya que no era ni media mañana.
-Tendremos que ducharnos no? Que huele aquí a sexo que apesta…-Me dijo con sorna.
Se levantó y abrió la ventana para ventilar la habitación. La seguí al baño. Yo siempre la seguía solo para ver su culo en movimiento. Saco dos toallas y entramos a la ducha la cual era bastante moderna y amplia, con suelo antideslizante y mandos para regular la temperatura del agua, nada que ver con la vieja bañera que tenía yo justo debajo.
Puso el agua a 38 grados y la abrió. A los pocos segundos ya estaba a esa temperatura y me arrime a ella para meterme debajo del chorro de agua. Con el agua cayendo sobre nuestras cabezas nos besamos. Cerro el agua para coger el jabón y lo que iba a suceder era obvio. Se echó jabón en las manos, las froto y comenzó a enjabonarme por el pecho. Siguió por los brazos volviendo hacia el pecho y bajo hasta mi polla. Allí se quedó y se entretuvo en enjabonármela bien.
Yo la imité, me eche jabón en las manos, froté y la enjabone haciendo hincapié en sus grandes tetas y sus duros pezones. Mi polla estaba dura en sus manos. No me enjabonaba, me estaba haciendo una paja.
-Esta polla todavía quiere más eh chico…-Dijo mordiéndose los labios.
Abrió el agua que al instante volvió a caer sobre nosotros, se dio la vuelta, inclinó su cuerpo, se agarró con una mano a uno de los tubos por los que sube el agua hacia el plato de la ducha y la otra la apoyo en la mampara de cristal. Giró su cabeza y me miró.
-A que estas esperando?-
A nada, no tenía que esperar a nada. Agarré sus caderas y apunté mi polla hacia su ardiente agujero. Entro como un cuchillo en la mantequilla. La hice separar las piernas un poco más y la empuje en la espalda para que su trasero quedara más en pompa. Me agarre a él y comencé a taladrarla con el agua resbalando por nuestros cuerpos. Lleve un dedo a su otro agujero, al agujero de su culo. Era precioso, chiquitín y cerradito. Según ella no lo había hecho nunca por ahí, es decir, su culo era virgen y su marido gay porque si no era inexplicable que nunca se lo hubiera roto. Yo estaría encantado de estrenárselo, pero no hoy, era pronto aun y hacerlo sin previo aviso podía ser peligroso.
-Me quiero correr en tu cara.- Dije mientras entraba y salía de ella a gran velocidad y ella comenzaba su orgasmo. Casi había perdido la cuenta de las veces que se había corrido durante esa mañana.
-En….ahhhhh……mi…..bo….ahhh…caaaaahhhhh- Atinó a decir mientras un orgasmo sacudía cada poro de su piel y parte de su cuerpo.
-Joder, ponte de rodillas y cómemela¡¡-
En medio milisegundo se había arrodillado y tragaba a un ritmo infernal mi polla que acababa de salir de su interior y estaba recubierta de su corrida. Me apoye contra la pared y acompañe su movimiento de cabeza con mis manos. Con una mano me agarraba la polla y con otra se acariciaba su coño.
Cogí la mano que tenía sobre mí, la mano con su anillo de casada, el mayor símbolo físico de un matrimonio. El anillo que su marido y ahora cornudo le había puesto como símbolo de amor y fidelidad yo se lo quite.
-Que anillo tan bonito.-
-Que vas a hacer?- Por primera vez se sacó la polla de la boca desde que estaba de rodillas.
Con sumo cuidado coloque el anillo coronando mi capullo. Mi orificio quedaba justo en el centro del anillo. La agarre del pelo y con un tajante “ chupa ” la acerque a mi coronado miembro. Saco su lengua y medio excitada, medio alucinada, pego un lametón de abajo a arriba. Desde mis huevos hasta su anillo de casada. Conscientemente o no, acababa de firmar el contrato no escrito que la certificaba como mi puta sumisa total y absoluta.
-Qué pensaría tu marido si te ve así?-
-Que… soy…una puta?-
-Una puta. La mía.-
Con las dos manos sujetándola del pelo la hice que me diera un par de lametones más y mal no la debió parecer porque su mano no dejaba de acariciar su entrepierna. Era tal el morbo que prácticamente me corrí solo. Me agarre la polla con una mano para que no se caería el anillo durante la corrida y el poco semen que me quedaba en los huevos salió disparado hacia su boca que me esperaba abierta y con la lengua fuera. Quede vacío por completo. En esa corrida eche hasta el alma y el espíritu santo.
Cogió su anillo de vuelta, lo chupo para limpiar las gotas de mi semen que habían quedado atrapadas en él y se lo volvió a poner. Me la hubiera vuelto a tirar de no ser porque mi polla ya no se levantaba ni con una grúa.
Salí de la ducha con una sensación de felicidad plena. ¿Cómo es posible que en un mes hubiera pasado de ser engañado y quererme morir, a ser yo ahora el corneador y tener dos putas sumisas dispuestas a todo? Me daba igual como, si era el karma, un regalo divino de Dios o la suerte de los tontos, pero las tenía.
-Eres un cabronazo.- Me dijo mientras nos secábamos. Yo la mire sorprendido porque en ese momento yo estaba en mis mundos de Yuppi y no me lo esperaba para nada.- Si, un cabronazo. Eso ha sido muy humillante.-
-Anda ya…- Fue lo único que acerté a decir.
-Que yo a mi marido le quiero eh, que es mi marido, lo nuestro es sexo, eso sobraba.-
-Bueno, no ha sido para tanto.- La abrace por detrás.- Perdona vale? Que no pensaba que te molestaría.-
En realidad solo se estaba haciendo la digna porque se estaba dando cuenta de lo que ese momento había significado, que ahora era mía.
-Pero es que…- Seguí.- Estas tan buena y que te tengan así de necesitada… Joder, es que no lo entiendo. Si yo estaría casado contigo…. Vamos, no ibas a poder ni cerrar las piernas¡¡-
Sonrió.
-Y este culito… Como que virgen??¡¡ Ya verás cómo te gusta¡¡-
-Bueno bueno¡¡ Tranquilo niño no corras¡¡- Contesto riéndose.
Ahí estaba la prueba. No se atrevía a decirme que no. Ese culo… Iba a inaugurarlo yo.
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