Quiero que seas mi puta durante un día (Fin)

Parte IX y final. Mi nueva vida repleta de puterío, desenfreno, engaños, manipulaciones y sexo, mucho sexo.

Partes anteriores:

Quiero que seas mi puta durante un día (Parte I)

*Quiero que seas mi puta durante un día (Parte II)*

**Quiero que seas mi puta durante un día (Parte III)****

Quiero que seas mi puta durante un día (Parte IV)

*Quiero que seas mi puta durante un día (Parte V)*

*Quiero que seas mi puta durante un día (Parte VI)*

**Quiero que seas mi puta durante un día (Parte VII)****

*Quiero que seas mi puta durante un día(Parte VIII)*


En aquel jacuzzi volví a follarme aquel culo que tan loco me había vuelvo durante toda mi vida. Cada vez que me lo follaba era como entrar en el paraíso y a cada estacada que le clavaba menos culpable me sentía. Lo follé hasta correrme en su interior. Posteriormente la senté sobre el borde y devore aquel delicioso coño. Los orgasmos que tuvo Susana aquella noche fueron incontables.

Cerca de las seis de la mañana nos duchamos y emprendimos el viaje de vuelta a casa. La noche, o día ya que cuando llegamos a Logroño comenzaba a amanecer, acabó con Susana regalándome una nueva mamada en el portal, en el rellano entre su piso y el mío. Cuando me hubo exprimido hasta la última gota de leche que guardaba en mis huevos, le pedí que me regalara su tanga como recuerdo de aquella noche, nuestra primera noche juntos. Encantada se lo sacó allí mismo y me lo dio. Se lo agradecí con un cachete en el culo y nos fuimos cada uno para su casa.

Susana se equivocaba, quería divorciarse para ser una mujer libre, pero en realidad no lo seria. Seria mía. Ya lo era de echo. Y de Claudia. Sería la puta de Claudia. Mi querida novia-puta quería una puta a la que dominar y de la que abusar como yo hacía con ella y quien mejor que Susana. Era la elegida, no sabía cómo me las ingeniería para juntarlas pero debía hacerlo. Vanessa, aquella muchacha a la que me había follado delante de Claudia y esta había tratado de dominar probablemente sería la favorita de mi novia pero resultaba imposible hacerlo con ella. Primero por la distancia y segundo y más importante porque Vanessa hacia caso omiso a mis mensajes por Facebook.

Solo quedaba mi querida Susana. Convencerla a ella no me sería muy difícil. ¿No quería ser libre y probar cosas nuevas? Me había ganado su confianza de tal manera que no me costaría nada convencerla para hacer un trio junto a otra mujer. Otra cosa seria convencerla de ser la sumisa de esa mujer, pero eso ya lo haría sobre la marcha. Convencer a Claudia sería más difícil. En el momento en que le presentara a mi vecina intuiría lo obvio, que llevaba meses tirándomela a escondidas y su reacción sinceramente me daba miedo precisamente porque no sabía cómo podría reaccionar.

No sabía cómo hacerlo pero seguro que alguien si, la persona más fría, calculadora y perversa que conocía, Tatiana. Que suerte tenerla de mi lado.

Tatiana que fue justamente la que me despertó esa resacosa tarde de domingo llamándome por teléfono. Estaba viniendo hacia mi casa. No me apetecía mucho verla pues sabía que Tatiana y yo solos era sinónimo de sexo y estaba agotado pero para cuando quise decirla nada ya estaba tocando el timbre de mi casa.

Abrí la puerta en calzoncillos y la hice pasar. Entró con una sonrisa de oreja a oreja sin decir nada.

—¿Disfrutarías ayer no? ¿Más o menos que yo?— Comencé preguntándola.

—Joder… No pensé que al final te atreverías pero cuando lo vi, Dios, me corrí cuatro o cinco veces viéndoos. Cuéntame que hicisteis luego porque te la seguiste follando después de correrte en su boca y lo cortaste de repente— Respondió tumbándose en el sofá.

—Espérate… Que te vas a poner cachonda, vas a querer tema y ayer me dejo vacío del todo.

—Jaja, pues vete recargando porque llevo cachonda desde ayer y o follo o exploto. Hazte a la idea que no salgo de esta casa sin que me folles chaval. Venga cuenta, desde que saliste de casa hasta que volviste.

—¿Desde que salí? Pues mira, la recogí allí abajo donde la tienda esa de chinos, durante todo el camino fue comiéndome la polla mientras conducía.

—Joder— Interrumpió Tatiana.

—Llegamos allí, cenamos, fuimos a tomar un par de copas y luego nos fuimos al hotel. Ya íbamos súper calientes y en ese momento vino lo que vistes.

—Lo grabé por cierto.

—Gracias por el detalle, conociéndote me lo esperaba, ya me lo pasaras.

—Ni de coña, con eso te puedo chantajear por si te portas mal jaja. Ya te lo pasaré pero sigue, no te desvíes.

—-Pues eso, cuando apague el ordenador seguimos un poco y luego fuimos al jacuzzi y seguimos follando allí. La di por el culo y todo lo demás. Lo típico vaya. Y como ya era casi de día nos volvimos y antes de irse a su casa me la volvió a comer aquí en el portal. Mira, me ha regalado su tanga de recuerdo.

Fui a la mesita en al que lo había dejado y se lo enseñe a distancia. Tatiana ya había metido su mano bajo su pantalón y se acariciaba lentamente.

—¿Me lo regalarías?

—Ni de coña. Este es especial, todavía huele a su coño. Si te hace mucha ilusión tengo algún tanga más suyo por ahí guardado.

—Yo quiero ese que es con el que la vi.

—Pues olvídate.

Tatiana se levantó y camino con paso firme hacia mí.

—¿No me dejas ni probármelo?

Era muy difícil decirle que no a Tatiana cuando se ponía así. Me quitó el tanga de la mano y se fue al baño. No podía hacer otra cosa más que sentarme en el sofá a esperarla. Un par de minutos después apareció Tatiana por la puerta del salón. Descalza, con el tanga negro de hilo de Susana y la camiseta puesta marcando unos erectos pezones.

—Uhmm vecinito— Dijo desde la puerta masajeándose los pechos— Estoy muy caliente hoy y el pichacorta de mi marido no sabe follarme bien ¿Me ayudas a bajar esta calentura?

—Jaja, pero que zorra eres tía.

—¿Cómo lo has adivinado?— Caminó hacia mí— ¿Es porque me gusta tirarme jovencitos que apenas tienen un par de años más que mi hija?

—Sí, más o menos jaja. Empieza a chupármela anda, igual todavía esta fresquita de la última mamada que me hiciste ahí fuera.

Bajé mi calzoncillo dejando asomar mi polla que con este jueguecito volvía a cobrar vida. Se arrodilló en el suelo y agarró mi polla pasando la lengua por todo el tronco de la misma. Ya que Tatiana se había metido tanto en el papel de Susana seguí con el juego y aproveché para contarle mis intenciones.

—¿Quieres que te cuente los planes que tengo preparados para ti, zorrita?

—Soy todo oídos.

—Bien, pues chupa y escucha. ¿Te acuerdas de aquella morena llamada Claudia? Es otra zorra tan grande como tú. Era mi novia hasta que un día se pensó que podía jugar conmigo y me engaño. Se folló a otro pero me enteré y decidí que me las iba a pagar convirtiéndola en una puta sumisa. ¿Y sabes qué? Superó todas mis expectativas— Tatiana me estaba dando una mamada de campeonato mientras me escuchaba atentamente— Es tan puta que es capaz de tener orgasmos delante de sus padres y pedirme que la lleve a solas a follarla. Mira si es puta. Es tan puta que la última vez me follé a una amiga suya con ella delante y se corrió del gusto. Y como las dos sois mis zorritas partículas he decidido que os voy a dar el gusto de que os conozcáis y el honor de que compartáis esta polla ¿Pero sabes lo mejor de todo?

Levanté la cara de Tatiana sujetándola de la barbilla y dejando mi capullo en sus labios.

—Lo mejor de todo es que Claudia aparte de ser mi putita, también quiere tener una putita para ella y esa no va a ser otra más que tu— Dije sujetándome la polla y atizando a Tatiana en los labios y por la cara.

—Me parece fenomenal.

—Levántate y demuéstrame como me cabalga una zorrita como tu sin quitarse el tanga.

Tatiana se incorporó y apartando con un dedo el tanga me enseñó su lubricado coño dispuesto a engullirse mi polla. Se sentó sobre mí y ella misma agarró mi polla dirigiéndola hacia su entrada vaginal y se la clavo sentándose sobre ella.

—Eso es zorra, cabalga toda mi polla. Aun no sé cómo os voy a juntar a las dos pero tengo una amiga llamada Tatiana, que por cierto, es un poco zorrita también— La pellizque un pezón cariñosamente— y seguro que algo se le ocurre y me echa un cable.

—Tu amiga va a estar encantada de ayudarte en todo lo que pueda, estoy segura.

Tatiana se agarró a mi cuello y comenzó a cabalgarme con pasión. En silencio, no volvimos a decirnos nada más, solo nos besábamos. Entre nuestros labios se escapaban  gemidos y suspiros de placer. Enseguida comencé a notar sus contracciones en el interior de su vagina, mordió mis labios, me tiro del pelo y se corrió sobre mí. Ver su orgasmo me produjo unas irremediables ganas de correrme y expulsé en su interior el poco semen que había acumulado desde la noche anterior. Tatiana como siempre había conseguido lo que quería.

Quedó exhausta sentada sobre mí.

—Necesitaba esto joder…—Suspiro en mi hombro.

—No te he contado… alguna cosa.

—¿Qué cosa?

Levantó la cabeza mirándome fijamente a los ojos.

—Ayer Susana, entre polvo y polvo, me dijo que… se iba a divorciar. Y lo tenía clarísimo.

Tatiana no pareció sorprenderse. Hizo una leve mueca con la boca y volvió a apoyarse sobre mí.

—¿Qué piensas? ¿No vas a decir nada?

—¿Qué voy a pensar? Que se joda su marido, me alegro de eso. Me da algo de pena por Nati que es mi amiga y su hermana, pero eso son cosas que pasan y es de lo más normal del mundo. Sin más.

No mostraba ningún tipo de empatía. La daba igual todo. Incluso diría que disimulaba su alegría interior.

Se levantó y fue a vestirse.

—Oye, devuélveme el tanga que te lo he prestado, no regalado.

—Voy a subir a hacerle una visita a Natalia y luego te lo devuelvo— Me dijo guiñándome un ojo.

—Eres insaciable tía.

Se abalanzó sobre mí y metió su lengua hasta mi garganta.

—No lo sabes tú bien.

Recogió su bolso y sin decir nada más abrió la puerta de su casa, salió y la cerró a sus espaldas.

Era media tarde y no había comido nada desde la noche anterior así que saque una pizza pre-congelada y me dispuse a hacerla. Rápido y sencillo. A media comida recibí un mensaje de Tatiana que casi me hace atragantarme con el trozo que en ese instante masticaba. Era dos fotos de la preciosa Natalia. Una de espaldas y otra de frente en su cama luciendo el tanga negro de hilo de su madre. El mismo tanga a través del cual yo había chupado y lamido el coño de su madre, el mismo tanga que yo había quitado a su madre para follármela y el mismo que ella me había regalado en el portal apenas unas horas antes. El mismo con el que veinte minutos antes me había follado a su amiga Tatiana. Ahora lo lucía Natalia, supongo que, a punto de ser devorado por su novia secreta sin saber nada de esto.

Era morboso desde luego, aunque ni a mí se me hubiera ocurrido jamás semejante maldad. La pobre Natalia sin tener culpa de nada vestía orgullosa ese mancillado tanga que su madre y su mejor amiga habían empapado previamente y que a buen seguro tendría rastros de mi semen por alguna parte.

Estuve incrédulo hasta que unas horas después Tatiana volvió por mi casa para devolverme dicha prenda, que por supuesto guardaría y protegería con mi vida. Tatiana me dio la enhorabuena con sorna porque según ella no había visto a Susana tan feliz en la vida y eso era sin duda mérito de mi miembro. Me contó cómo se había intercambiado la ropa interior con Natalia para hacer un 69 encerradas en la habitación y quedamos en hablar durante la semana para tramar el plan que uniera a Susana con Claudia.

Debíamos pensar rápido pues como anteriormente expliqué, Claudia había insistido en venir a verme ese fin de semana pero había conseguido convencerla para que vendría el siguiente ya que la estaba preparando una sorpresa. Ya intuís de qué se trataba. 5 días teníamos de margen.

O eso creía.

Desperté al día siguiente Lunes con intención de pasar un día tranquilo. Desayuné mientras no me quitaba de la cabeza como lograr mi objetivo. Un timbrazo me alejo de esos pensamientos mientras fregaba la taza del desayuno. “Perfecto, ya viene Susana a por su ración de leche” pensé. Error.

Abrí la puerta. Claudia. Enfrente mío. En la puerta de mi casa. Me quedé sin habla.

Soltó su maleta, entró sin yo decirla nada, rodeó mi cuello con sus brazos y me besó. Mordió mis labios con los suyos y recorrió toda mi boca con su lengua. Noté sus pezones atravesar su blusa y mi pijama y clavarse en mi pecho. Dobló sus rodillas hasta apoyarlas en el suelo. Bajó mi pantalón y se metió mi flácida polla en la boca.

Ni si quiera había cerrado la puerta de mi casa. Mi polla crecía en su boca a la vista de cualquiera que pasara por mi planta.

—Claudia, ¿Qué…? Dios…

Como siempre sus mamadas eran geniales. En segundos había levantado mi polla hasta ponerla en su máximo esplendor. Era la tercera mujer que me comía la polla de esa manera en menos de 24 horas. Sujeté su melena desde atrás y empujé su cabeza hacia mí haciéndola tragar un par de centímetros más. Sus dos manos masajeaban la poca polla que quedaba fuera de su boca. Claudia con los ojos cerrados disfrutaba de mi polla como un niño de su helado favorito.

Agarré su pelo con fuerza y empecé a menear la cadera hacia atrás y hacia adelante follándola la boca lo más rápido que podía. Metía mi polla hasta notar mi capullo chocar contra su garganta y la sacaba inmediatamente para volver a meterla. A cada golpe Claudia recibía una arcada y escupía saliva formando hilos de ella que caían desde el tronco de mi miembro hasta casi el suelo. A cada golpe que daba, mas aumentaban mis ganas de hacérselo más y más fuerte.

Recogí dichos hilos de saliva con la mano y se los esparcí a Claudia por la cara. Saqué mi polla de su boca y dirigí su cabeza a mis huevos. Comenzó a chuparlos con las mismas ganas que chupaba mi polla y por primera vez abrió los ojos mirándome a la cara. Su mano seguía pajeándome fuertemente.

—Que sorpresa Claudia, no te esperaba hoy ¿Venias hambrienta eh? Venga, sigue que te vas a tragar ahora toda mi leche.

Volví a meter mi polla en su boca y a follarla violentamente, prácticamente sin dejarla respirar.

—Abre la boca puta, abre la boca y saca la lengua. Espera mi leche como una buena puta.

Me obedeció. Abrió la boca y sacó la lengua tragando grandes bocanadas de aire. Su cara estaba repleta de sus babas y de sus propios labios colgaban más. Mechones de su pelo se pegaban a su cara fruto de la saliva. Me pajeé durante unos segundos y enfoqué mi capullo hacia su boca. Con la otra mano sujete su barbilla con fuerza. Mis chorros de semen fueron directos a su boca. Inundé su boca y su lengua se tiñó de blanco.

—Traga preciosa traga.

Cerró su boca y vi como todo mi semen bajaba por su garganta. Abrió la boca vacía y respiró sofocada.

—Recoge lo que se te ha caído al suelo, de mis corridas no se desperdicia ni una gota.

Agachó su mirada y busco las gotas de semen que había por el suelo. Las recogió con la mano y se las llevó a la boca.

—Y límpiame la polla, me la has dejado llena de babas.

La agarró y como si fuera un aspirador fue succionando toda la saliva que me había dejado. Con la lengua recogió las últimas muestras de su saliva que colgaban de mí.

—Vengo a por ti— Dijo Claudia desde el suelo— La semana que viene empiezo las clases y no voy a volver a Madrid sin ti. Puedes hacerme lo que quieras que te voy a llevar conmigo a Madrid cueste lo que me cueste.

—Entra y cierra la puerta.

Se levantó, cogió su maleta y cerró la puerta.

—Soy tu puta y me encanta serlo. Viólame, abusa de mí, fóllame como te dé la gana, hazme lo que sea. Yo te amo y no descansaré hasta que vuelvas a estar conmigo, a vivir conmigo y dormir conmigo todas las noches.

Saqué la mejor sonrisa que tengo y la di un abrazo.

—Vete a ducharte anda, que estas asquerosa.

La acompañé hasta el baño y llevé su maleta a mi habitación. En cuanto cerró la puerta del baño fui corriendo a por mí móvil. Lo primero fue avisar a Susana de que ni se le ocurriera bajar, hoy no podía atenderla. Lo segundo poner a Tatiana al tanto de las cosas. Debíamos improvisar rápidamente.

Me senté en el sofá a reflexionar sobre todo lo que me estaba ocurriendo en mientras esperaba a Claudia. La sumisión total que tenía hacia mí me hacía sentir realmente poderoso. Me encantaba esa sensación. Su infidelidad era algo que jamás podría olvidar pero ya no me dolía, gracias a ella mi vida había cambado radicalmente a mejor. Había  conocido a Susana. Había experimentado los momentos más morbosos de mi vida acostándome con mi ella, casada y con veinte años más que yo, y ahora estaba dispuesta a que yo la hiciera recuperar el tiempo perdido y abierta a experiencias nuevas. Y estaba Tatiana, la mujer con la que mayor complicidad había tenido jamás, no en vano, yo era el único que conocía sus secretos y ella los míos. Incluso diría que era capaz de leerme la mente, pero la escasa empatía que mostraba por su mejor amiga y la manera en la que la usaba para sus propios fines me hacía pensar que no tardaría mucho en traicionarme a mi si me planteaba tener algo serio con ella. Y no me olvido de Natalia, era un bombón y un cielo de chica, pero aparte de lesbiana, la pobre me daba pena ante todo lo que la rodeaba sin saberlo y no quería hacerla más daño a ella directamente por lo que había optado por enfriar un poco nuestra relación y dejarlo en una simple relación de amistad cordial.

Que sea lo que Dios quiera. En ese momento Claudia salía del baño con una toalla enroscada en su cuerpo. Dejé de comerme la cabeza.

—¿Qué te parece si nos vamos a comer juntos fuera? Ponte guapa, voy a llamar para reservar en algún restaurante.

Llamé mientras se vestía a un restaurante de un pueblo cercano a Logroño y me fui a duchar. Encerrado en el baño chateé con Tatiana sobre las posibilidades que teníamos. Ya había ideado un plan rápido: Hacer pasar a Susana por una prostituta. De esa manera Claudia no pensaría que llevaba todo el verano acostándome con ella. La dejaría deducir a ella sola que se trata de una profesional contratada y aunque quizás para ella no sea tan morboso someter a alguien pagado como hacerlo con alguien que se presta voluntariamente, yo me cubría las espaldas. Convencer a Susana de ejercer ese papel no me resultaría muy difícil.

Sobre la una del mediodía salimos en dirección al restaurante. Comimos sin ningún incidente reseñable y sobre las dos y media pagamos a medias y nos fuimos.

Como siempre yo conducía pero decidí que en vez de volver a casa tan pronto, prefería pasarlo bien un rato. Cambié de dirección, salí de la carretera y me metí por unos caminos sin asfaltar que llevaban a kilómetros y kilómetros de huertas y viñas de las que sale el tan famoso vino riojano. Frené el coche en medio de la nada y en ese momento Claudia levantó su cabeza del teléfono y vio donde estábamos. Árboles frutales y viñas en todo alrededor. Ni rastro de civilización. Abrí mi puerta y me bajé del coche. Claudia un tanto incrédula y dubitativa se bajó junto a mí.

—Desnúdate— La ordené sentándome sobre el capó de mi coche.

—¿Qué?— Respondió casi en shock.

—Eres mi puta pero eso no te da derecho a comerme la polla cuando tú quieras sin pedirme permiso. No es la primera vez que lo haces y luego te tengo que castigar. Desnúdate ahora mismo— Repliqué con voz autoritativa.

Claudia comenzó a desabrocharse los botones de su camisa uno a uno. Llego al último dejando al aire sus pechos y se sacó los brazos quedándose sin nada arriba.

—Cuelga la camisa sobre aquel árbol. Quédate en zapatos si quieres, no quiero que te hagas heridas con las piedritas.

Colgó la camisa en un manzano y se quitó los zapatos para bajarse el pantalón. Como siempre la había ordenado, no llevaba nada de ropa interior. Su volvió a calzar y fue al árbol a colgar el pantalón. El sol de mediodía la golpeaba directamente haciendo su figura tremendamente sexy. Su cuidadosamente depilado coñito estaba para comérselo con los rayos de sol iluminándolo.

—Mastúrbate para mí.

Dudo un instante pero rápidamente llevo su mano izquierda a la entrepierna. Abrió las piernas ligeramente y comenzó a acariciarse con toda la palma de la mano mientras con la mano derecha se frotaba los pezones. Se chupó los dedos y volvió a llevárselos abajo, esta vez metiendo uno de ellos en su interior.

Me recliné sobre la luna del coche para observar más cómodamente el espectáculo. Bajé la cremallera de mis vaqueros y asomé mi gruesa polla. Me apretaba demasiado bajo el pantalón. Me la acaricié con suavidad.

Claudia volvió a chuparse los dedos y paso a introducirse dos.

—Sigue preciosa, lo estás haciendo muy bien. Métete otro dedito más y gime un poquito, que aquí nadie te va a escuchar.

Inmediatamente metió con esfuerzo otro dedo en su interior y comenzó a gemir suavemente.

Me levanté del coche y camina hasta ella. La agarré de un brazo y la hice andar junto a mí hasta el coche. La empujé contra el capó e instintivamente apoyó las manos sobre él para no caer de golpe, quedando su culo en pompa. La sujeté de la cintura y me agaché tras ella. Separé sus nalgas y estiré mi lengua hasta tocar su maravilloso coño. Lo lamí con la punta de la lengua y chupé sus labios tirando de ellos. Metí dos dedos en su interior y la masturbé moviéndolos primero en círculos y luego sacándolos y metiéndolos rápidamente. Volví a pasar mi lengua por su empapado coño y me incorpore.

—Ábrete las nalgas.

Se apoyó sobre el caliente capó del coche con sus pechos y estiro las manos hacia su culo para abrírselo. Apunté mi polla hacia su entrada y me deje caer de golpe introduciéndosela entera de una vez y arrancándola un ensordecedor grito.

—Qué coño tan caliente tienes, zorra.

Me levanté la saqué por completo y me volví a dejar caer sobre ella haciéndola gritar de nuevo. Hice lo mismo una tercera vez. Me quedé ensartado sobre ella aplastándola contra el coche.

—Tengo muchas ganas de follarte pero si lo hago te correrás y ya no sería un castigo. Tendría que castigarte otra vez ¿no crees? Por eso te voy a dar a elegir. Puedo follarte bien fuerte— Me levanté y me deje caer sobre ella otra vez mas—, puedo hacer que te corras dos o tres veces y llenarte con mi leche pero a cambio dejaras tus ropas aquí y volverás desnuda a casa. Puedes elegir eso o la otra opción… Iba a decir que te quedabas sin follar pero con ropa, pero voy a cambiar esa opción. Estoy tan cachondo que voy a tener que follarte. Te follaré el culo pero a cambio te dejare elegir una prenda, la camisa o el pantalón, la otra se queda aquí. Elige, te doy cinco segundos para pensar.

Levanté mi cuerpo y agarrándola de la cintura comencé a contar mientras la penetraba al mismo ritmo.

—Cinco… cuatro… tres… dos…

—¡Por el culo!

—¿Qué has dicho?

—¡Que me folles por el culo!

Saqué mi polla de su coño y la apoyé sobre sus nalgas.

—Creo que has elegido una buena opción cariño. Al menos podrás volver medio tapada. Hubiera preferido acabar en tu coñito, pero también le tengo muchas ganas a tu culo. Prepárate porque no tengo lubricante.

Coloqué mi capullo en la entrada de su ano e intente empujar sin obtener ningún resultado. Aquel agujero estaba cerradísimo. Escupí en él e intente meter un dedo con grandes dificultades. Cuando conseguí por fin meterlo lo moví en su interior intentando abrirlo y ancharlo. Claudia gritaba de dolor.

Azoté su culo y apreté nuevamente mi capullo contra su entrada. Haciendo fuerza como una bestia conseguí atravesarla para meter casi la totalidad  de mi capullo dentro.

—¡¡¡¡AAAAHHHHH!!! ¡¡¡¡¡ME VAS A REVENTAR!!!!!

—Calla zorra, que cuanto más chilles más fuerte te voy a follar. ¿Te acuerdas cuando no me dejabas follarte el culo? Si me hubieras dejado ahora no te dolería tanto.

Abrí sus nalgas y seguí empujando. Claudia daba puñetazos sobre el capó de mi coche y pataleaba. Por momentos quedaba con los dos pies en el aire apoyada en el coche sujetada por mi polla.

—Hace tanto que no te lo follo que lo tienes súper cerrado. Me estas reventando la polla joder.

Casi podía sentir la sangre correr por las venas hinchadas de mi miembro. Empujé hasta dejar media polla dentro y paré para descansar.

—Cristian por favor para, no me has dilatado nada y me estas partiendo en dos, para favor…

—Relájate, que ya tienes media polla dentro, solo te falta otra media.

—¿¿¿SOLO MEDIA???

Volví a agarrar su culo y volví a empujar hacia dentro. Metí las manos por debajo de su vientre para poder agarrarla mejor y empujar con más fuerza. Conseguí meter un par de centímetro más de polla. Intenté empujar más pero resultaba imposible así que comencé a sacarla lentamente.

-Sácamela por favor sácamela…

Saque dejando solo el capullo dentro y volví a empujar a lo que Claudia respondió con más gritos. Esta vez conseguí meter unos centímetros más que la primera vez. Agarré su pelo y tiré de ella poniéndonos los dos de pies. Gritó arqueando su espalda. Torcí su cuello y callé su grito juntando mi boca con la suya.

Volví a empujarla contra el coche.

—¿Quieres que pare? Pues haz que me corra, pídeme mi leche…

Apoyé mis manos en su espalda dejando haciendo fuerza para poder metérsela y sacársela con mas potencia.

—Co..córrete…dame tu leche…no…no aguanto..mas— Suplicó sollozando.

Follé su culo a toda la velocidad que su estrecho agujero me permitía. Nunca se lo había follado tan violentamente peor no me detuve ni un momento a pensar el daño que la estaba haciendo. Me apretaba de tal manera que iba a reventar en cualquier momento.

—Joder, joder, joder… me corro…me corro ya… me corro en tu culo…dios…

Agotado me eché sobre ella mientras descargaba todo mi semen en su culo. Quede allí tumbado besándola por el cuello mientras limpiaba las lágrimas que caían de los ojos de Claudia.

—No llores cariño, has aguantado muy bien. No llores…

Seguí besándola por todo el cuerpo.

—Me…duele mucho. Casi me matas bestia…—Siguió llorando.

—Ya está nena ya está. Ven, bésame.

Me mantuve besándola hasta que dejaron de caer lágrimas de sus ojos. A pesar de todo, Claudia me abrazaba tratando de buscar refugio en mí.

—Venga cariño, coge una prensa y vámonos. Yo te guardo la otra que tampoco es cuestión de dejarla aquí y que te quedes sin ropa para otro día.

—¿Pero iremos a casa ahora no?

—Sí, claro.

Examinó la camisa pero decidió ponerse el pantalón. Con la camiseta la llegaba para taparse ambas cosas pero prefería no correr el riesgo de enseñar sus partes más íntimas aunque la supusiera enseñar las tetas.

Guardé la camiseta en el maletero y emprendimos el viaje de vuelta a casa. Cruzó los brazos para taparse los pechos y se recostó en su asiento. Cuando entramos en la ciudad se hundió más aun en su asiento.

—Aparca en frente del portal por favor.

—Eso será si hay sitio. Pero aun así son las cuatro de la tarde, no hay casi nadie en la calle…

—Pues déjame bajarme a mí y subir corriendo, pero no me hagas ir así por la calle, que vergüenza…

No era mi intención pero sus ojos de corderito degollado ablandaron mi alma y accedí a su petición. La deje bajar y me fui a buscar un sitio donde aparcar. Cuando volví me abrió la puerta con su pijama puesto. Tenía los ojos con ganas de llorar. La abrace.

—¿Estas bien? ¿Me he pasado contigo?

—Estoy bien, si… Es que… No pensaba que me ibas a llevarme así por la calle, pensaba que me darías la camisa. Acepto que me castigues pero cuando he salido del coche, los dos metros de acera hasta el portal me he sentido… Sola. Desprotegida. Solo eso, pero estoy bien mi amor.

—Lo siento. No te volveré a sacar así a la calle. ¿Quieres saber una cosa? Te estoy preparando una sorpresa que te va a encantar. Este viernes cariño— La sujete de la barbilla para mirarla a los ojos— Vas, y vamos a disfrutar más que nunca.

La llevé abrazada hasta el sofá. Se durmió sobre mí durante toda la tarde. Despertó para cenar y volvió a dormirse en la cama abrazada a mí.

Al día siguiente me levanté pronto y antes de que a Susana se le ocurriría pasarse por mi casa o hacer algo y sabiendo que yo no podía subir ya que Natalia seguramente andaría por casa, la mande un mensaje citándola en 5 minutos en el último piso del edificio, donde está el cuarto de ascensores. Una planta de apenas 2 metros cuadrados sin ventanas y una sola puerta cerrada al motor del ascensor.

Le dije a Claudia que iba a casa de mi madre a darla una cosa y que tardaría sobre una media hora. Me vestí corriendo y me fui casi sin despedirme. Cuando llegué Susana ya me esperaba allí. Llevaba un pijama largo azul y tenía una mano metida bajo el pantalón.

—¿Te estas masturbando?— La dije saludándola con un beso.

—Te estaba esperando y con el morbo que me da en el portal… Solo de pensarlo me he calentado…—Se bajó el pantalón junto a las bragas y apoyándose en la barandilla me dio la espalda poniéndome su culo en pompa— Y venga, clávamela ya porque llevamos dos días sin follar y estoy ya que necesito una polla dentro sí o sí.

—No me has dado tiempo ni a que se me ponga dura tía…—Dije acariciando sus nalgas mientras me bajaba el pantalón.

—Pues date prisa porque les he dicho que iba donde una vecina a por una receta y diez minutos tengo.

Me pajeé mientras la metía un par de dedos en su más que lubricado coño hasta que mi polla cogió un grosor considerable y sin esperar más la enfilé hacia su coño y se la clavé.

—Joder Susana, cada día estas más buena…

—¡Fóllame fuerte que me corro! ¡Fóllame fuerte que me corro!

Y apenas pude darla dos embestidas más cuando Susana se vino en un intenso orgasmo.

—Susana, pero que no te he follado ni medio minuto…

—Es que… estaba muy cachonda. Si te digo la verdad… Cuando me has mandado el mensaje para subir aquí, estaba en el baño masturbándome y llevaba un buen rato así que ahora estaba… a punto de caramelo.

—¡Claro, ahora tú ya te has corrido y a mí me dejas con la polla dura!

—¡No hombre! Sabes que eso nunca. Fóllame un rato más si quieres pero córrete rápido que tengo que bajarme.

Realmente ni siquiera había sacado mi polla de ella. Seguíamos con los pantalones bajados, mis manos en su cintura y mi polla ensartada en ella moviéndose muy lentamente.

—Por cierto, ¿Tienes la casa vacía? No, ¿no? ¿Tienes a alguna allí metida?— Me cuestionó.

—Buff, de eso quería hablarte.

—Ayer me dijo mi hija que se cruzó con una chica jovencita en el portal y que iba medio desnuda, enseñando las tetas, y pensé: este cabrón ya me ha cambiado por una más joven jeje

—No tranquila, que las mamadas que me haces tú no me las hace nadie jaja. Vete reservando la noche del viernes, vamos a tener fiestecita.

—¿Ah sí? ¿Otra noche como la del sábado pasado? Que ganas…

Saqué mi polla de Susana y me senté en las escaleras.

—Ven aquí, que metiéndotela así no acabo en la vida y vas a tener que irte. Hazme una paja rápida para poder correrme. Fíjate que hemos hecho cosas y nunca me has hecho una paja ¿no?

—Creo que no— Respondió Susana mientras se subía el pantalón y se sentada junto a mi agarrando mi polla y comenzando una paja frenética.

—La chica esta que se me ha metido en casa es mi ex. O mi novia, no sé exactamente en qué punto estamos y he pensado juntaros a las dos el viernes y hacer un trio.

—¿Un trio? Yo con una chica no sé yo si… ¿Y siendo tu novia lo ve bien?

—Es que tenemos una relación un poco especial en el ámbito sexual. Ella es como mi sumisa, hace todo lo que yo la ordene.

Susana se acercó a mi polla y me escupió en el capullo. Se levantó y se arrodilló un escalón más abajo, frente a mí, y allí me la agarró con ambas manos y esparciendo su saliva por todo mi miembro siguió con la paja. Una mano subía y bajaba por el tronco de mi polla y la otra se centraba en masajear mi capullo recubierto de babas.

—Joder, vaya pajas haces, tenía que habértelo pedido antes…

—¿Te gusta? Creo que desde que empecé a salir con mi marido no hacia una. Más de 20 años…

—Me encanta. Pareces una profesional de las pajas. Bueno, como te decía… Ella hace todo lo que le diga así que por eso no va a ser un problema. Lo único es que ella no sabe que tú y yo llevamos todo el verano follando así que había pensado… que te harías pasar por una prostituta.

—¿Cómo?— Preguntó sorprendida pero sin dejar de pajear mi polla.

—Solo tendrías que hacer como si no nos conociéramos de antes. Hago como que te he contratado esa noche, vienes y ya sobre la marcha nos hacemos el trio.

—Vaya ideas tienes tío… Pero a esta polla no le puedo decir que no.

Se acercó y le dio un beso en la punta del capullo.

—Mañana quedamos aquí arriba otra vez y te comento como lo vamos a hacer todo porque tengo que buscar hotel, hablar con mi novia todavía… Abre la boca que voy a correrme y no vamos a desperdiciar una corrida.

Me puse de pies y sujeté mi polla con mi mano encima de la suya e imprimí un ritmo mayor.

—Así que voy a ser prostituta de una pareja de veintipico, si no lo veo no lo creo…

—Lo vas a pasar bien ya veras, una experiencia unic… ¡Abre la boca que me corro!— El semen comenzó a brotar de mi capullo. El primer chorro se extendió por toda su cara. Abrió la boca instintivamente y se lanzó a por mí polla para atrapar los demás chorros— Toma leche, toma corrida cariño, trágala— El segundo chorro pego contra sus labios y se le quedó colgando de la barbilla. Terminé de correrme dentro de su cálida boca.

Sujeté su cabeza durante unos segundos hasta que sentí mis huevos vacíos.

—Cabronazo— dijo riéndose— Me has dejado leche por toda la cara. Ayúdame a limpiarme que no veo por donde la tengo.

Recogí con mi capullo el hilo que le caía de la barbilla y se lo lleve a la boca. Con la mano recogí lo que le caía por la frente e hice lo mismo.

—Que rica esta la leche para desayunar. ¿Ya estoy limpia del todo?

—Un poco pegajosa pero bueno…

—Bueno, pues me voy para casa que se me ha ido el tiempo volando… ¿Me avisas tú de todo no?

Afirmé con la cabeza. Se despidió y bajo corriendo las escaleras de dos en dos.

Pasado un tiempo prudencial volví yo a mi casa. Recogí a Claudia y nos fuimos a pasar el día fuera. La verdad es que fue un día bastante agradable. Como en los primeros días de nuestra relación. Me preguntó varias veces acerca de la sorpresa que la estaba preparando a lo que la di largas.

—A lo noche lo sabrás— contestaba yo una y otra vez.

Cuando se acercó la noche pasamos por una franquicia de hamburguesas y pedimos un par para llevar. Eran casi las ocho y media. Entramos al portal y comenzamos a subir las escaleras.

—¿Debería castigarte ahora en casa?— Pregunté.

—Pues… no, ¿no? Hoy me he portado bien… creo.

—Digamos que te has portado regular. Hoy no me la has chupado sin permiso, pero esperaba que me pedirías permiso en algún momento de la tarde y lo harías.

—Como estábamos en… ¿Quieres que…? ¿Me das permiso para comértela?— Dijo Claudia pegando su cuerpo al mío.

—No. Ahora no. Tengo demasiada hambre. Quiero cenar primero. Después de cenar lo harás. No te castigare porque al fin y al cabo no te has portado mal, pero tampoco bien, así que te follaré y te dejare correrte una vez— Metí la llave en la cerradura de casa— Solo una vez. Si se te ocurre correrte más de una vez o pedirme más te quedaras sin sorpresa.

Cenamos y cumplí con lo dicho. Tras su mamada le devolví con gusto una buena comida de coño y pase a follarla. Lo hice suave, siendo benevolente, para que ella pudiera retrasar su orgasmo y ambos disfrutar durante más tiempo del sexo.

La tenía tumbada en la cama boca arriba con los tobillos en mis hombros y mi polla entrando y saliendo durante una y otra vez cuando levante su cabeza metiendo una mano por su nuca y la acerque a la mía.

—Voy a darte lo que querías. Una puta.

Se quedó callada mirándome a los ojos.

—Una noche— Proseguí— Tendrás una puta para ti durante una noche para que la domines y abuses como quieras, de la misma forma que quisiste hacer con tu amiga Vanessa ¿Qué te parece?— Estrujé sus tetas.

—Me… me gusta… ¿estarás… tu?

—Estaremos los dos. Juntos abusaremos de ella y juntos volveremos a Madrid. Tu y yo juntos otra vez ¿Quieres?

—Si… si…joder…

Escuchar que íbamos a volver juntos a Madrid la hizo estremecerse. Sus ojos se quedaron en blanco y alcanzo su orgasmo prometido. Apretó sus muslos vaginales y me hizo correrme dentro de ella. Nos besamos apasionadamente.

—Eso si nena, ella no sabe lo que la vas a hacer. Tendrás que imponerte y dominarla bien.

Los celos de verme junto a otra mujer habían desaparecido. Lo podían más su vicio y sus ganas de castigar y dominar como yo hacía con ella que cualquier otra cosa. Aun así, me parecía demasiado arriesgado confesarla que se trataba de mi vecina así que seguí adelante con el plan “prostituta”.

Llegó el miércoles. Cuando Claudia se levantó le di una lista con todos los sex-shops de la ciudad.

—Vete y compra todo lo que quieras para el viernes. Recuerda que las esposas y vibradores con mando a distancia ya tenemos, las que use contigo. Y si quieres comprar algo para que usemos nosotros dos solos, también puedes.

Dudo. Le daba vergüenza ir a un sitio de esos sola.

—Allá tu cariño, será tu noche.

—Igual con las cosas que tenemos ya vale ¿no?

La arrinconé contra la pared. Atraje su cuerpo al mío y susurre en su oído.

—-Cariño, ella será tu puta pero no olvides que tú sigues siendo la mía. Quizás me apetezca atarte las manos a la espalda y follarte contra la pared. Y si me apetece eso, no vas a poder utilizar las esposas con ella. ¿Notas cómo se me está poniendo dura contra tu vientre?

Se me estaba poniendo dura de verdad.

—Si

—Y si meto la mano debajo de tu pantalón ¿Notare que estas empezando a humedecerte?

—Sí, también.

—Vete y compra. Cuando vuelvas estaré en la bañera. Te desnudaras en el pasillo y entraras al baño. Te meterás a la bañera y te sentaras sobre mí, y entonces tendrás esta polla atravesándote y haciéndote gozar como una perra. Vete.

Perdió la vergüenza y se fue. Se despidió de mi con un largo beso y palpando mi polla sobre el pantalón.

Cerró la puerta y un minuto después la abrí para salir yo. Susana había mandado a su hija a nose donde y se había quedado sola en casa. Me recibió con el mismo pijama del día anterior.

—¿Cómo lo llevas?— Pregunté nada más entrar.

—Nerviosa. No me lo tenías que haber dicho hasta el jueves, ahora estoy nerviosa cuatro días. Acostarme contigo y otra chica a la que doblo en edad, que va a pensar de mí… Pero me excita al mismo tiempo. Quiero probarlo.

Nos besamos al cerrar la puerta.

—De eso se trata, que piense que eres una puta. Abre tu armario, vamos a ver que ropa tienes para lucir como una autentica profesional.

Me llevo hasta su habitación y comenzó a sacar vestidos. Unos eran muy largos y/o formales, otros muy veraniegos y simples. Tras sacar casi todo el armario apareció al fondo y vestido rojo cortito perfecto.

—Pruébatelo ahora mismo.

—Ni me acordaba de este vestido— Se sacó la parte de arriba mostrándome sus grandes pechos— Me lo compré hace cuatro años y me lo habré puesto un día. Es demasiado… provocador— Se bajó el pantalón.

—Es un vestido de putita. Quítate las bragas también para probártelo.

Se las quitó y se puso el vestido. Era un vestido rojo totalmente y apretadísimo. Seguramente un par de tallas menos de lo que ella usaba habitualmente. Sus pechos parecían a punto de explotar. Estaban tan apretados que casis e salían por encima del escote y si de por sí ya eran grandes, ahora lo parecían más. Su espalda y brazos estaban totalmente desnudos. Por debajo el vestido le llegaba justito a tapar el culo.

La di la mano y la llevé frente al espejo. Me puse detrás de ella para que se viera bien.

—Mira que bien te queda. Unos zapatos de tacón, unas medias transparentes y un tanga rojo semitransparente. Iras así vestida. Serás una prostituta de lujo. Susy será tu nombre.

El vestido se apretaba tanto en su culo que era como si no llevaría nada. Mi erección bajo el pantalón se apretaba tanto o más contra su culo.

—Estas tremenda. Me encantas con este vestido, y lo mejor es que si lo levanto así…—Agarré el vestido desde las caderas y tire de él hacia arriba— Tu culo y tu coño me quedan a mi entera disposición.

Baje mi pantalón por debajo de mis huevos y rocé con mi grande el coño de Susana que ya daba síntomas de excitación.

—Voy a follarte— dije mientras la penetraba lentamente— He mandado a mi novia a un recado y la prometí follarla en cuanto viniera, pero estas tan tremenda que no me puedo resistir a follarte a ti primero. Aunque luego no pueda con ella, no me resisto a ti…

—Ya lo siento por ella, pero no pienso evitar que me folles.

Caminé hacia atrás llevándome a Susana conmigo y me deje caer de espaldas en su cama, sobre sus vestidos. Ella cayó sobre mí de espaldas con mi miembro ensartado en su interior. Se recompuso y se sentó en mi polla comenzando a botar sobre ella. Con esporádicos azotes disfrute de su cabalgada, su figura como mujer diez y sus ansias satisfacción.

Tuvo un primer orgasmo y tras recobrar su respiración, se bajó de mí y se colocó a cuatro patas en la cama. Nos conocíamos demasiado bien como para necesitar hablar sobre lo que necesitábamos o queríamos en cada momento. Poseerla a cuatro patas era lo que yo quería y ella era consciente.

Me levanté, azote su culo otra vez y la penetré hasta el fondo.

—Eso es, fóllame fuerte, como a las buenas prostitutas. Fóllame como una puta de verdad, si…

Tire de su melena callándola. La folle con todas las fuerzas hasta que note mi corrida subiendo por el tronco de mi polla. Tensé todos los músculos de mi cuerpo y eyaculé en el interior de Susana que disfrutaba de su segundo orgasmo.

Sujeté a Susana de la cadera sin sacársela mientras ella dejaba caer la cabeza tratando de recuperar aliento.

—Mañana no te follaré porque el viernes será una noche larga y quiero estar fresco. Espero que tú tampoco te masturbes. El viernes por la tarde te mando por whatsapp la dirección del hotel. Te veo allí, preciosa.

Me dio tiempo a bajar a casa, preparar la bañera, meterme y recuperarme mínimamente hasta que llego Claudia. Tal y como habíamos hablado, entro desnuda al baño y se metió conmigo. Charla, besos, caricias y finalmente sexo. Dos horas después salimos de la bañera. Era el último polvo antes de la gran noche.

Y llegó el viernes. Por fin.

—¿Nerviosa cariño?— Le pregunté a Claudia en la cama antes de levantarnos.

—Excitada.

Le pregunté lo mismo a Susana a través del móvil. “Deseando que llegue ” fue su respuesta. Perfecto. Yo también estaba excitado.

Había reservado una habitación en un céntrico hotel de cuatro estrellas. Visite la habitación mientras Claudia echaba la siesta y coloqué cuatro cámaras camufladas en peluches que grabarían durante toda la noche desde prácticamente todos los ángulos. Debajo de la cama guardé dentro de una mochila todos mis juguetes. Mientras volvía a casa envié un mensaje a Susana citándola en el hall interior del hotel a las diez en punto.

Veinte minutos antes de las diez salí con Claudia de casa. Ambos íbamos trajeados para la ocasión. Ella con un vestido verde hasta las rodillas que la hacía un cuerpo espectacular. Por supuesto, nada de ropa interior.

Le di las llaves de mi coche y la deje conducir. Cuando llegamos a la puerta del hotel la indiqué que lo metiera en el parking y que yo la esperaría dentro en cinco minutos. Conociendo su poca habilidad para aparcar, tenía justamente el tiempo que necesitaba. Entro corriendo y me asome al hall, rápidamente localicé a Susana con la mirada la cual captó mi presencia al instante y vino hacia mí. Me saludó con un beso y sin tiempo que perder la llevé a la habitación.

—¿No venia tu novia contigo?— Me preguntó por el camino.

—Sí, vamos rápido porque esta abajo esperando.

La metí casi a empujones a la habitación mientras me desabrochaba la corbata.

—Creo que voy a tener que taparte los ojos.

—¿Para qué?

—Confía en mí— Dije sentándola en la cama— Claudia es muy celosa y tu estas espectacular, déjame prepararte.

Pasé la corbata alrededor de su cabeza y la tapé los ojos. La ayude a tumbarse en la cama, saqué la mochila con los juguetes y activé las cámaras. Cogí unas esposas y me subí encima de Susana.

—Recuerda preciosa, trata de complacer a mi novia y yo haré que salgas bien follada ¿vale?

Fui subiendo sus manos suavemente hasta el cabecero de la cama y le até las manos. Bajé besando desde sus manos hasta su cuello.

—Se te marcan los pezones a través del vestido ¿Ya quieres polla? ¿Tan rápido te calientas?

Afirmó con la cabeza. Abrí sus labios con los míos y enredé mi lengua con la suya en un beso que mostraba las ganas de ambos.

—Tienes que esperar un poquito. Voy a por Claudia.

Me levante bruscamente y salí de la habitación. Bajé a por Claudia que me esperaba en la recepción del hotel y desde la puerta del ascensor la hice un gesto para que viniera. A paso ligero vino hacia mí y subimos juntos. Nos besamos durante los escasos segundos que tardamos en llegar y finalmente nos encontrábamos ante la puerta de la habitación. Por fin iba a cumplir mi sueño.

Abrí e invite a Claudia a que pasara primera. Entró arrastrando los pies y mirando a todos los lados hasta que descubrió a Susana atada a la cama y con los ojos vendados. Yo entré detrás. Susana al escucharnos entrar giró su cabeza hacia nosotros a pesar de no ver absolutamente nada.

—¡Si es una vieja!— Exclamó Claudia al verla y girándose hacia mí.

Levanté mi brazo y la di una bofetada no excesivamente fuerte. La sujete de la barbilla y puse mi cara a cinco centímetros de la suya.

—Deberías tener un poquito más de respeto. Cómela el coño. Ahora mismo— Claudia enmudeció y se quedó paralizada— Vamos ¿A qué esperas? No me hagas castigarte en una noche tan bonita como esta.

No le quedaba más remedio que obedecerme. Camino hasta la cama y se puso de rodillas en ella.

—Nunca he comido un coño— Dijo tratando de buscar alguna excusa.

—Para todo hay una primera vez. Empieza.

Colocó sus manos sobre las rodillas de Susana y la separó las piernas. Susana levantó un poco el culo del edredón para que Claudia pudiera levantarle el vestido y sacarle el tanga. Sacó un tanga rojo de hilo, del color del vestido, hizo una bola con él e incorporándose se lo metió en la boca a Susana. Volvió a colocar sus manos sobre las piernas de Susana y hundió su cabeza entre ellas.

Mientras tanto yo como espectador de lujo me quitaba lentamente la ropa y la dejaba sobre un escritorio. Coloqué una silla junto a la cama y me senté a observar. Mi polla ya estaba dura como una piedra viendo como Claudia meneaba su cabeza entre las piernas de Susana y estaba comenzaba a emitir sus primeros suspiros y gemidos entre su tanga. Estiré la mano para quitarle el tanga y enrollarlo alrededor de mi miembro.

—Dime Susy ¿Cuántos años tienes?— Pregunté haciéndome el inocente.

—44

—¿Y qué te parece como te come el coño mi novia?

—Me gusta…mmmm…Se nota que no es una experta pero me gusta su estilo.

Me levanté de nuevo a por la mochila de mis juguetes. Busqué y saqué la espuma de afeitar y una cuchilla. Susana siempre había llevado el pubis arreglado pero con una manta de pelo de unos dos centímetros y aunque siempre los había preferido rasurados, me encantaba su look vaginal. Le daba ese toque de madura que me ponía a mil. Hasta hoy.

Se lo acerqué a Claudia que seguía lamiendo allí abajo.

—Toma cariño, que de esto sabes tú más. Hazlo con cuidado.

La idea pareció agradarle a Claudia así que se puso manos a la obra. Susana atada a la cama abierta de piernas y Claudia a cuatro patas afeitándola el coño. Maravilloso. Me situé detrás de Claudia y la levanté el vestido hasta la cintura. Acaricié su excelente culo y saqué la lengua para recorrer su rajita entera. Me tumbé boca arriba con la cabeza entre sus piernas y tirando de su culo hacia abajo comencé a chupar su clítoris. Rápidamente empezó a emanar fluidos sobre mi boca que gustosamente recogía.

Cuando acabo de depilarla me levanté y fui a observar su obra.

—Pruébalo que seguro que así está más rico.

Claudia volvió a pasar su lengua por el coño de Susana y esta vez metí yo también la cabeza como pude y estiré mi lengua hasta encontrar la lengua de mi novia y el chochete que se estaba comiendo. Y si, estaba aún más rico.

—Creo que deberíamos quitarla la corbata y dejarla que vea como la has dejado ¿No crees?

Sin esperar respuesta agarré la corbata y deshice el nudo. Al principio Susana pestañeo varias veces hasta que recupero la visión. Lo primero que vio fue a la fuerza mi erecta polla apuntando hacia ella ya que me encontraba de rodillas junto a su cabeza. La sujeté de la melena y la enfoqué hacia su nuevo coño.

—¿Qué te parece? Te queda precioso así…

—La verdad es que sí. Y tu novia por cierto es guapísima.

—Lo sé— Con una mano en la nuca sujete su cabeza y pose mi polla sobre sus labios. Susana beso mi capullo y saco la lengua para comenzar a lamer mi falo— Claudia, mi amor, desnúdate para que vea el cuerpazo que tienes.

Se puso de pies en la cama y se quitó el vestido verde. Lo lanzó hacia el escritorio donde había dejado yo toda mi ropa.

—¿Has visto? Mira que buena esta. Date una vuelta para que te vea el culito tan bien puesto que tienes— Susana la observaba con mi capullo en la boca mientras Claudia se exhibía con orgullo— Joder, tengo la polla muy dura, una mujer atada a la cama con el coño al aire y otra desnuda encima contoneándose ¿A quién me follo primero?

Las dos me lanzaron sendas miradas que parecían decir “ a mí, por favor ”.

—Vamos a hacer un juego chicas. Me la vais a comer las dos y la que más polla consiga tragarse será la primera en llevarse mi leche. ¿Es justo no?— No esperé respuesta, lo tenía decidido y así sería— ¿Qué te parece si empiezas tu Susy que ya tienes mi polla en la boca? Venga, a la de tres traga todo lo que puedas. Una… dos… y tres.

Susana levantó el cuello todo lo que pudo y engullió mi polla. Consiguió meterse más de la mitad de un tirón. Trató de tragar más pero su cuello no aguantó más y callo sobre la almohada dejando un hilo de saliva que unía mi capullo con su boca.

—Turno para ti Claudia.

Claudia se colocó a cuatro patas sobre la cama, giré mi cuerpo de rodillas hacia ella y se metió toda mi polla en la boca. Entera. Sin usar las manos. Su nariz chocó contra mi vientre y sus labios contra el tanga de Susana que seguía colgando de mi polla. La sacó succionando y apretando con sus labios acabando con un beso en la punta del capullo.

—Creo que tenemos una ganadora— Dije.

—No es justo— Interrumpió Susana— Yo con los brazos atados al cabecero no puedo hacerlo bien.

—Suéltala— Dijo Claudia—Tiene ganas de seguir chupándotela. Déjala que lo intente una vez más. Yo me la he tragado entera y sabe que no puede superarme, solo quiere chupártela un poco más.

Solté sus esposas y la indique que se pusiera en la misma posición que Claudia. Abrió la boca y enfiló el camino hacia mi polla. Tragó y tragó todo lo que pudo pero se quedó a un escaso centímetro y medio de llegar al final. Echó su cabeza hacia atrás para sacársela pero de pronto Claudia la agarró y volvió a impulsarla hacia mi polla.

—Traga zorra traga— Grito Claudia— Que no vas a probar una polla tan rica en la vida, aprovecha que se ve que te gusta.

Yo meneé con disimulo mis caderas hacia adelante y Claudia sujetando la cabeza de Susana hizo que la follara la boca durante unos instantes. Obviamente esta vez sí consiguió meterse toda mi polla dentro.

—¿Ves cómo la podías meter entera? Solo necesitabas un empujón. Saboréala que ahora me vas a comer a mí el coño.

Cuando finalmente Claudia soltó a Susana esta abandono mi polla para respirar forzadamente. Claudia fue a buscar algo a la mochila y volvió con el vibrador con mando a distancia.

—Para que no te quejes tengo un regalo para ti. Abre las piernas y metete esto— Le lanzó el vibrador mientras se tumbaba en la cama— Y ven a comerme el coño, quiero que mi novio lo encuentre bien mojado cuando me la clave hasta el fondo.

Susana se metió el vibrador dentro y se dispuso a satisfacer a mi novia. Esta con las piernas abiertas dejo caer su cabeza colgando en el aire en un extremo de la cama, abrió la boca y sacó la lengua en un claro gesto de llamar mi atención que, como no, fue correspondido. Di la vuelta a la cama y de pies me situé justo encima de donde colgaba su cabeza. Apoyé mi polla sobre su boca y lentamente la fui introduciendo con la mirada clavada en la comida de coño que le estaba dando Susana. Para no haberlo hecho nunca, parecía hacerlo bien. Al menos, se esforzaba.

Vi como Claudia encendía el mando y lo ponía en la intensidad más baja. Susana pego un bote sobre la cama al notarlo.

—¿Qué tal te como el coño, cariño?

—No es ni la décima parte que tú, pero me lo está dejando calentito para ti.

—¿La atamos otra vez?

—No, quiero que vea de cerca como me follas. Es más, quiero que te agarré ella la polla y me la meta dentro— Claudia se levantó y se puso a cuatro patas orientando su culo hacia mí— ¿Me has oído zorra? ¿Pues a que esperas?

Susana se arrastró por la cama hasta llegar a mi polla, la agarró con una mano y la dirigió hacia el coño de Claudia.

—Venga, métemela, haz que mi novio me folle.

Agarrándomela de la base la metió dentro de Claudia y poniéndome la otra mano en la espalda me ayudaba en el movimiento de vaivén, entrando y saliendo. Susana comenzó a gemir de nuevo lo cual me recordó que Claudia todavía tenía el mando en la mano.

—Eso es, así, así… que bien me follas, no pares zorra.

Yo con una mano en el culo de Claudia aproveche para masajear los pechos de Susana sobre el vestido que aun llevaba puesto. Azotaba el culo de mi novia y seguido pellizcaba un pezón a Susana.

—Escúchame. Límpiasela a mi novio. Límpiale mis fluidos y vuélvemela a meter.

Susana la sacó entera de Claudia y me la chupo dos veces tratando de succionar todo lo que recubría mi polla. Volvió a meterla.

—Y ahora otra vez. Límpiala y fóllame todo el rato.

Así estuvimos durante varios minutos. Susana metía mi polla en Claudia, la sacaba, la chupaba y volvía a repetir la operación. Cada vez a más velocidad. Huelga decir que para mí, eso era, el paraíso. El maldito Edén. Y de fondo para redondearlo se escuchaba el vibrador vibrar en el interior de Susana.

—Vamos a cambiar de postura— Cortó Claudia— Átala las manos en la espalda, no quiero que se toque. Solo tiene que utilizar la lengua.

Recogí las esposas y ate las manos de Susana tras su espalda. Claudia me pidió que me tumbara boca arriba así que obedecí impaciente por saber que planeaba. Se puso de pies encima mío con una pierna a cada lado y dándome la espalda. Se agacho a coger mi polla y se dejó caer sobre ella lanzando un grito de placer.

—Vamos, ¿A qué esperas? Chúpanos a los dos mientras follamos.

Claudia comenzó a botar sobre mí mientras yo la sujetaba de la cintura. Cuando Claudia subía apenas veía a un trozo de cuerpo de Susana de rodillas y agachada. Notaba el cosquilleo de su lengua en mi polla hasta que Claudia bajaba y era ella la que recibía los lengüetazos.

Claudia incremento su ritmo y aviso gritando de su inminente orgasmo.

—¡Me corro! ¡Me corro! ¡Si, Dios!

Con semejante panorama mis ganas de correrme también eran inaguantables y así lo dije.

—Joder, me voy a correr yo también.

—¿Has oído? Cómele los huevos que se va a correr dentro mío, ¡cómeselos!

Inmediatamente note como la boca de Susana engullía mis huevos y su lengua jugaba con ellos. Los chupo todo lo bien que su postura la permitía hasta que finalmente me corrí en el interior de Claudia en uno de los orgasmos más bestiales que he tenido jamás.

Cuando termine de vaciar mi esperma en su interior y Claudia se recompuso de su orgasmo, sus órdenes no pararon.

—Ahora sí que me tienes que limpiar el coño guapa, chúpame toda la leche que me sale, venga. Y ni se te ocurra escupirla que es sagrada.

Susana, no sé si disfrutando o metida en su papel, lamió toda la leche que salía de Claudia y de paso las últimas gotas que salían de mi miembro. Levanté mi cuerpo para abrazar desde atrás a Claudia y ver que trabajaba Susana y vi la tortura a la que estaba siendo sometida. Mientras con una mano Claudia agarraba de la cabeza a Susana y la impedía levantarla de su coño, con la otra manejaba el mando del vibrador pasando de apagarlo a encenderlo en su máxima intensidad. Cuando estaba a punto de correrme, la cortaba de golpe y luego volvía a encenderlo.

—Deja que se corra, no seas tan mala— Le dije al oído a Claudia besándola en el cuello.

—¿Quieres que te folle mi novio y correrte?

Susana afirmó con la cabeza.

—No te oigo ¿Quieres que te folle mi novio y así poder correrte?

—Si— Contestó— Quiero que me folle tu novio y correrme.

—¿Te gusta comerte pollas? Dime ¿Te gusta?

—Claro que me gusta. Me encanta.

—Muy bien. Pues vas a salir ahí fuera y vas a traerte al primero que veas a pasar y ya que tanto te gusta comer pollas se la vas a comer entera y si consigues que se corra en menos de cinco minutos le diré a mi novio que te ponga a cuatro patas y te folle como él sabe hasta que te corras con un consolador metido en el culo ¿Esta claro? Pues venga, sal.

Susana se levantó de la cama dispuesta a todo. Solté las esposas de su mano para que pudiera salir de la habitación.

—Me voy a follar a tu novio delante de ti. Con esa polla tan rica que tiene haría cualquier cosa con tal de tenerla entre mis piernas.

Se bajó el vestido, se retocó el pelo y salió por la puerta.

—Joder nena, la has enfadado ¿eh? Jeje— Me reí junto a Claudia.

—Vaya pedazo de puta, no te voy a preguntar de donde la has sacado, pero vaya puta. Como vuelva a decir que te va a follar delante mío con ese tono la doy una ostia jaja.

—Vale, pero vístete antes de que venga con nadie. Ponte su tanga, un regalo.

Tras un par de minutos tocaron a la puerta. Abrí y entró Susana arrastrando de la camisa a un chico joven, de unos 25 años, alto y espigado vestido con el uniforme del hotel.

—Que yo no puedo solucionar nada— Entraba diciendo el chico— Tienes que llamar a recepción y…—Enmudeció al verme desnudo.

—Cállate ¿no ves que lo que quiero de ti es otra cosa?— Le dijo Susana.

—Enhorabuena chaval— Dije cerrando la puerta tras él— Te vas a llevar una mamada así por la cara.

Susana se arrodilló ante él y desabrochó con furia su cinturón.

—¿Cómo? Pero que… Estoy trabajando…

—Relájate tío, ¿Cómo te llamas?

—Sergio… Oh Dios— Susana había desabrochado su pantalón, había bajado su calzoncillo y se había metido su polla aun flácida en la boca. Comenzó a mamársela haciendo que a Sergio se le pondría dura en su boca.

—Pues venga Sergio, disfruta. No es por presionarte pero tienes cinco minutos para correrte. Si te corres mi novia me dejara follarme a esta señorita, sino yo me quedo sin follar y tú con dolor de huevos también. ¿Crees que podrás?

—¿En cinco minutos? Joder que sí, si me la ha puesto dura en diez segundos y además tengo que volver al trabajo.

—Pues ánimo, campeón.

Fui a sentarme junto a Claudia en la cama mientras el chaval disfrutaba de la mamada.

—Que bien la comes, mejor que mi novia Dios mío… Cómela entera, cómela entera— Repetía una y otra vez Sergio.

—¿Sigue con el vibrador dentro no?— Le pregunté a Claudia.

—Sí, pero creo que se ha apagado cuando ha salido antes.

—Vaya. Bueno, déjala descansar un poco. ¡Sergio! —Chillé— ¡tres minutos te quedan!

—Buff, tranquilo tío que me corro si o si, avísame cuando falte un minuto.

Susana siguió durante dos minutos más chupándole la polla a aquel desconocido hasta que le avise en alto de que le quedaba un minuto. En ese momento el chico agarró su polla, se la quitó a Susana de la boca y comenzó a pajearse a una velocidad brutal.

—Abre la boca que me voy a correr. Me voy a correr en tu cara, si, abre, abre abre…

Veinte segundos después explotó e inundó la cara de Susana con su leche blanquecina.

—Joder, que corrida, vaya pedazo de tía…— Dijo entre resoplidos.

—Muchas gracias chaval— Dije levantándome de la cama— Te daría la mano pero va a ser que no.

—Gracias a ti, y bueno, a ella. Que mamada— Le acompañé hasta la puerta mientras él se ataba los pantalones— Oye, y si necesitáis algo más, lo que sea, llamáis a recepción y preguntáis por Sergio Álvarez. Ah, y disfruta.

—Sí, sí, eso está echo— Cerré la puerta en cuanto puso un pie fuera— Bueno Susy, creo que me toca follarte. Vete a limpiarte esa corrida y quítate ya el vestido que no lo vas a necesitar más.

Susana entró al baño mientras yo me tumbaba en la cama. Claudia volvió a quitarse la ropa y se quedó desnuda de nuevo. Un minuto después Susana salió del baño con la cara lavada y el vestido en una mano.

—Susy— Le dijo mi novia— Empieza a chupársela a mi novio y pónsela bien dura otra vez que mientras yo te voy a meter este consolador— Sacó de la mochila un consolador morado de por lo menos 22 cm— por el culo.

Obediente Susana camino hasta la cama, se subió a cuatro patas y gateo hasta mi polla que descansaba sobre mis huevos. La agarró y se la metió en la boca. Vi como mi novia desde atrás se dirigía a su culo con el consolador en la mano y trataba de dilatárselo primero con los dedos y saliva y luego intentaba meterle el falo de goma.

Poco a poco el calor y humedad de su boca fue endureciendo mi polla. Los ojos de dolor y casi llorosos al recibir el consolador en su culo me daban aún más morbo. Claudia también disfrutaba metiéndoselo a la fuerza sin más lubricante que su propia saliva.

—Hazme una paja con esas tetas tan grandes que tienes Susy.

Dicho y hecho, se incorporó entre muecas de dolor, agarró un pecho con cada mano y aplastó mi polla entre ellos. Comenzó entonces a moverlos de arriba a abajo.

—Fóllame ya, te lo suplico— Me pidió. Mi novia reía ante sus suplicas.

—Saca la lengua e intenta lamerme el capullo.

Agachó el cuello y cuando subía mi polla junto a sus pechos sacó la lengua y rozó ligeramente mi capullo. Lo repitió dos o tres veces más hasta que le indiqué que ya valía.

—Te estas portando muy bien y también te mereces tu orgasmo.

Me levanté y me puse detrás de ella dispuesto a follármela a cuatro patas. Claudia había conseguido meter por lo menos la mitad del consolador que no era fino precisamente. Desde luego Susana debía haber sufrido y aguantado bastante para meterse todo eso.

—Demuéstrala como folla un semental cariño— Me dijo Claudia. Sonreí interiormente. Como si yo no se lo hubiera demostrado ya a Susana.

Enfilé el camino hacia su coño y la penetré de golpe. Soltamos un grito de placer los dos. Me agarré a sus caderas y comencé a penetrarla con violencia mientras las gotas de sudor caían directamente de mi cara sobre su culo. Susana que se agarraba al edredón como si le iría la vida en ello comenzó también a menear su cuerpo buscando una penetración más rápida todavía. Tras tres escasos minutos apoyó la cabeza sobre la cama y se corrió entre gemidos de placer.

Deje de bombear y me quedé en su interior pues Claudia había abierto el mini-bar y había preparado dos copas de ron-cola.

—Sí que tenía ganas de correrse esta zorrita— Dijo Claudia.

—Sí, pero a mí me ha dejado a medias—Agregué— Tendré que acabar con su culazo.

Sujeté el consolador de un extremo y tiré de él hacia afuera. Su ano estaba tremendamente dilatado. Coloqué mi capullo sobre él e introduje mi polla con suma facilidad. Como un cuchillo sobre mantequilla. Claudia aprovecho para azotarla. Derramó un poco de alcohol sobre sus pechos y tirando de mí cabeza me los hizo chupárselos. La mezcla estaba riquísima he de admitir.

—Nunca me había follado un culito tan dilatado, es como follarme un coño.

—¿Quieres follarte el mío que está más prieto, cariño?

—Tranquila que el tuyo viene ahora. Mientras acabo con este vete lubricándotelo y metiéndote unos deditos.

Claudia dejó la copa en el escritorio y sacó un lubricante. Se tumbó a un lado, se untó los dedos y comenzó a acariciar su ano e introducirse poco a poco un dedo. Mientras yo seguía follando y azotando el culo a Susana. Cuando ella más sollozaba y bajaba la cabeza yo se la levantaba tirándola del pelo y más fuerte se la metía. Recordaba cuando la había desvirgado el culo y todas las demás veces que se lo había roto pero nunca lo había tenido así de abierto y nunca había podido disfrutar de una follada tan salvaje así que iba a aprovecharlo.

Seguí follándola durante un rato hasta que giré la vista y vi a Claudia que ya se introducía un dedo prácticamente entero y con la otra mano se acariciaba el clítoris. Saqué mi polla de Susana y esta cayó rendida en la cama. Sujeté mi polla, la puse apuntando hacia Claudia y la hice con ella un gesto para que vendría. Dejo el lubricante sobre la almohada y gateo hasta donde mí. Se dio la vuelta y se situó a cuatro patas encima de Susana que seguía tumbada boca abajo, con una pierna y una mano a cada lado, quedando su culo a mi disposición.

Ese paisaje que quedaba ante mí se la pondría dura hasta a un muerto.

Sin pensarlo dos veces enfoqué mi falo hacia el agujero de Claudia y empujé hacia dentro.

—Joder, este sí que esta prieto— Dije según entraba mi capullo en su interior.

—Fóllatelo cariño, fóllatelo. Mi culo prieto como a ti te gusta, fóllatelo, hazle lo que quieras… Es tuyo.

Seguí empujando deslizando cada centímetro de mi polla a través de Claudia. Cuando casi la había metido entera me deslicé hacia afuera para volver a meterla. Con suavidad mientras mimaba las dos nalgas perfectas de mi novia.

—Cariño…—Dije cogiendo aire— ¿Por qué no dejas que Susy se dé la vuelta y así hacéis un 69?

Saqué mi polla por completo de Claudia y tiré de sus brazos hacia atrás para levantarla. Con cara de agotamiento Susana se dio la vuelta boca arriba y luego se giró 180º grados para dejar su cara justo debajo de la entrepierna de Claudia. Empujé a mi novia ligeramente de la espalda y volvió a quedar a cuatro patas sobre Susana.

—Comeros vivas, la primera que consiga que la otra se corra se llevará mi segunda corrida— Y volví a poner mi polla en la entrada anal de Claudia mientras las dos se lanzaban a devorarse una a la otra.

Si de verdad querían mi leche estaban obligadas a esforzarse por comerle el coño a la otra y hacerla correrse antes que ellas mismas.

Penetré a Claudia un par de veces más pero llegado a este punto casi me producía más satisfacción ver como mis dos putitas se comían una a otra que cualquier otra cosa así que con media polla dentro de Claudia paré a descansar.

--Chicas ¡parad! Me ponéis tan cachondo que me voy correr antes de que acabé alguna de las dos— Respiré— Así que voy a ser bueno y os voy a dar leche a las dos. Vamos a la ducha.

Me levanté y pegué un trago a la copa de Claudia. Dejé que ellas fueran las primeras en entrar al baño y se metieran a la ducha. Me paré un momento a rebuscar en el mini-bar y afortunadamente pude encontrar una bolsa de pajitas para beber así que la abrí, metí dos en la copa y fui a la ducha.

Entré apoyando la copa en una de las baldas donde estaban los geles y jabones, fuera del alcance del agua y con mi polla erecta las ordené.

—De rodillas las dos. Chupádmela las dos juntas— Abrí el grifo y empezó a caer el agua sobre nuestras cabezas.

Se arrodillaron lentamente sin dejar de mirarme, luego se miraron entre ellas y de repente Claudia se lanzó a comérmela metiéndose casi toda en la boca y empezando una mamada brutal. Según Susana vio esto, se lanzó a chupar el trozo de polla que Claudia dejaba libre.

Comenzó entonces una batalla de empujones con la boca y cara por llevarse a la boca mi capullo y tener mi ansiada e inminente corrida. Claudia succionaba de mi capullo mientras Susana intentaba hacerse un hueco metiendo su lengua entre la boca de Claudia y mi polla.

Viendo que no conseguía acceder a mi capullo Susana estiró un brazo por detrás de Claudia agarrándola del pelo y tiro de él con todas sus fuerzas para liberar mi polla de Claudia y llevársela ella a la boca.

—Zorra hija de puta— Gritó Claudia y la propinó un empujón haciendo que Susana caería de culo en la ducha y volviendo a hacerse con el control de mi polla.

Nada me ponía más cachondo que ver a esas dos perras en celo mojadas pelearse por mi polla pero temiendo que aquello acabara mal agarré a Claudia del pelo y cuando Susana fue a levantarse la agarré a ella también.

—¿No sabéis compartir una polla como dos buenas chicas? Pues os enseñaré yo a compartirla pero como dos zorras.

Tiré primero del pelo de Claudia y la arrimé a mi polla.

—Un besito en el capullo venga— Tras dárselo tiré de ella hacia atrás y acerque a Susana— Ahora tú. Muy bien, eso es, y ahora las dos a la vez y a la que haga algo, tiro de su pelo y la dejo calva— Arrimé las dos cabezas y ambas dieron su beso en mi capullo.

—Excelente. Y ahora vais a chupar las dos a la vez, cada una desde un lado ¿Entendido?

Fui tirando de sus melenas hacia arriba y hacia abajo haciendo que ambas fueran chupando mi polla desde un lado y rozando sus labios y narices una con la otra.

—¿Veis como hay polla para las dos? ¿Veis como no era tan difícil? Y os prometo que habrá leche para las dos así que vamos a hacer una cosa. Os voy a soltar el pelo y vais a compartir como chicas buenas. Claudia, tú me vas a chupar la polla y tu Susy de mientras me vas a comer los huevos hasta que os diga que os cambiéis ¿Vale?

Solté el pelo de ambas y rápidamente la boca de Claudia rodeo mi capullo y comenzó a chupar meneando su lengua en su interior. Susana agachó la cabeza y se llevó mis huevos a la boca.

Me sentía en el paraíso.

—Cambio— Dije tras casi un minuto.

Obedientes y en orden cambiaron y Claudia paso a lamerme los huevos mientras Susana se esforzaba en tragársela entera. Cuando calcule que ambas habían estado el mismo tiempo en las dos situaciones, cerré el grifo del agua y cogí la copa.

—Hora de la leche. Sujetad la copa— Puse la copa justo debajo de mi capullo y deje que ellas la sujetaran— Ni se os ocurra chupar de la pajita hasta que yo lo diga.

Cerré los ojos y apoyé mi cabeza contra la pared. Agité mi polla y tras un par de segundos comencé a correrme. Notaba el borde del cristal de la copa justo debajo de mi capullo así que supuse que estaban siendo lo suficientemente cuidadosas como para que después de todo no dejaran caer una sola gota fuera de la copa.

Abrí los ojos y vi como ambas sujetaban la pajita con la boca pero no habían empezado a beber. Dejé caer mis últimas gotas dentro y las di permiso.

—Empezad a beber— Inmediatamente aquella mezcla de ron-cola-semen comenzó a subir por sus pajitas— Y no os preocupéis, que dicen que con la leche se corta el alcohol.

No pude evitar hacer el chiste tonto. Nunca había visto a nadie beber tan rápido una copa como a aquellas dos. De pronto los tres escuchamos unos golpes en la puerta de la habitación. Ellas levantaron la vista sin dejar de beber lo poco que quedaba en la copa.

—¿Quién coño viene a molestar ahora? Salid y tapados con una toalla cada una.

Salí yo primero de la ducha y me até una toalla a la cintura. Abrí la puerta con brusquedad y me encontré a Sergio, el afortunado que se había llevado la mamada de Susana horas antes. Esta vez vestido de calle.

—Esto… Soy Sergio, el chico de antes. Veras, es que he acabado mi turno y venia por si necesitabais algo antes e irme…

Me quedé observándole durante unos segundos.

—Tú eres muy listo ¿no? ¿Vienes a por otra mamada o qué?

—No, hombre, yo… a ver… No te pongas así…—Se arrimó a mi oído y bajo la voz— Te doy 50 euros si me dejas follármela— Le miré con incredulidad— O 70, es todo lo que llevo encima ahora mismo.

Se llevó la mano al bolsillo y me los acerco a la mano.

—Yo como mucho— Le dije susurrando también— le puedo preguntar a ella si quiere pero ni una palabra de esto— Dije cerrando la mano con el dinero— ¡Susy! Ven un momento.

Vino caminando con una toalla atada por encima de sus pechos que la tapaba hasta poco por debajo del culo.

—Mira quien ha venido a buscarte. Parece que le has encantado y quiere devolverte el favor de antes ¿Qué te parece?

Susana se quedó mirando al chaval sin saber que decir.

—Deja que te coma el coño y te lleve al cielo, por la de antes— Se apresuró el chaval a decir entrando directamente a la habitación. Agarró a Susana de la cintura y la acercó a él— ¿Notas cómo me pongo solo de pensar en lo de antes?

Susana comenzó a recular, sin embargo, Sergio se resistía a soltarla y caminaba junto a ella. De repente la toalla de Susana se vino abajo quedando desnuda.

—Vaya tetas tienes, me las comeré también— Le decía Sergio a Susana.

Susana siguió reculando hasta que sus piernas chocaron contra la cama haciendo que caería tumbada en ella. Sergio aprovecho para arrodillarse, separar las piernas de Susana y hundir su cabeza en aquel manjar.

Volví al baño donde Claudia esperaba expectante.

—Tu amiguita ha encontrado nuevo divertimento.

—¿Qué pasa? ¿No me digas que ha venido el chico de antes?

—Vete secándote que voy a salir a por tu ropa. Es hora de que tú y yo nos volvamos juntos a Madrid.

La cara de Claudia se ilumino, se abalanzó sobre mí y me empezó a besar por todas partes.

—Te juro que no te volveré a fallar en la vida mi amor— Repetía una y otra vez entre sollozos.

No sé el tiempo que estuvimos abrazados pero cuando finalmente salí del baño, Susana cabalgaba al muchacho con bastantes ganas. Saltaba sobre su polla erecta mientras este se agarraba a su culo y observaba hipnotizado sus tetas botas como tantas veces me habían hipnotizado a mí en esa misma postura. Recogí las ropas de ambos, guardé las esposas y demás artilugios que estaban tirados por el suelo, guardé también las cámaras con las que había grabado todo y volví al baño sin que ninguno de los dos se hubiera dado cuenta de mi presencia.

Claudia y yo nos vestimos con tranquilidad. Cuando salimos del baño de la mano Susana y Sergio ya habían cambiado de postura. Esta vez era ella la que estaba tumbada en cama con las piernas sobre los hombros del chico y este que el bombeaba encima de ella.

—Esa zorra es insaciable— Me dijo Claudia abriendo la puerta de la habitación. Salimos y la cerré tras mí— Es una autentica puta.

Epílogo

Ha pasado cerca de un año de aquella noche. Volví a Madrid junto a Claudia. Afortunadamente encontré trabajo al poco de llegar mientras ella terminaba su último año de carrera. La quiero, pero de vez en cuando inconscientemente su infidelidad me viene a la mente y me enfurece como el primer día. Por otra parte nuestra vida sexual es más plena que nunca. Sigue ejerciendo su rol de putita personal, incluso llega a provocarme muchas veces para que yo la de uno de mis habituales castigos con los cuales ya disfruta tanto como yo. En ocasiones aparece por las oficinas de mi trabajo buscando que la lleve a algún rincón oculto y la rellene por todos los agujeros. En otras, soy yo el que se pasa por su universidad y la espero en los baños de algún sótano para vaciarme en su interior. Mi vida va sobre ruedas pero… Ya lo dicho, de vez en cuando me viene a la mente aquello que hizo… Y seré un cabrón y mil cosas más, pero cojo el coche un viernes y me voy solo a Logroño “ a visitar a la familia ”.

Hago una visita rápida a mi familia y luego si, acudo a casa de Susana que como siempre, tiene las piernas abiertas para mí. Cumplió con su palabra y se divorció. Ella se quedó con el piso, las dos hijas y la pensión que le pasa su exmarido el cual creo recordar que vive de alquiler en otro piso a las afueras de la ciudad. Sigue siendo la misma mujer deseosa de rabo que hace un año. Como nuestros encuentros ya no son tan habituales, cuando la aviso de que voy a ir manda a sus dos hijas con el padre para hacerme un hueco en su casa y pasar el fin de semana entero sin salir de su cama. Me consta y aunque no la he querido preguntar mucho más, que no soy el único que habitualmente la visita y la da placer. Tampoco la culpo ni se lo echo en cara, tiene derecho a disfrutar con quien quiera y como quiera, eso sí, sabe que cuando voy yo, es solo mía.

Con respecto a su hija Natalia, mi relación se enfrió algo cuando entre Tatiana y yo la liamos para acabar haciendo un trio y todo aquello que ya conté. Sin embargo, con la separación de sus padres lo paso bastante mal, le ofrecí todo el apoyo que podía desde la distancia y hemos vuelto a coger mucha confianza mutua. No he intentado nada más precisamente porque apenas nos hemos visto un par de veces desde entonces, pero sigue siendo el mismo bombón que era antes y no descarto que pueda pasar algo si en un futuro nos volvemos a cruzar más veces.

Y la última pata de la mesa: Tatiana. Se ha convertido en una especie de confidente sexual. Yo le cuento mis andanzas sexuales con Claudia y ella las suyas. Ella me da ideas y yo las llevo a cabo. Compartimos fotos, videos y todo lo que se precie. Eso sí, conociéndola, siempre tengo un plan B por si llegado el momento ella decidiera jugármela de alguna manera. Si es capaz de jugar tan fríamente con su mejor amiga que no haría conmigo… Cuando estoy en Logroño y salgo de casa de Susana para volver a Madrid no son pocas las veces que nos da tiempo a un encuentro rápido y un par de revolcones en su casa, en la mía o en el coche. Y me alegro pues mientras lo hacemos no tramará nada contra mi… O eso espero. Su última idea ha sido venir el próximo curso a estudiar a Madrid y ciertamente estoy temeroso de lo que pueda suceder así que de momento seguiré disfrutando de mis vacaciones y cuando llegue Septiembre... Que sea lo que Dios quiera.