Quiero que me emputezcas
A veces soy yo misma la que me tengo que ofrecer, la que tengo que obligarte, la que tengo que hacerte ver que soy tu puta zorra, porque eres tan distraído que se te olvida. Estás leyendo el periódico y ni me miras, ni me atiendes.
Quiero que me emputezcas
Porque no comprendes las necesidades de amor de tu mujercita, las necesidad de cariño, de tus mismos y atenciones, y entonces vengo hacia el sofá en el que lees, me arrastro a cuatro patas con la correa de tu pantalón en la boca y te toco la pierna con la cabeza para que me mires, para que me atiendas, para que les des cariño a tu perra sumisa, a tu puta zorra que se muere por tus caricias y mimos.
Y tú me miras, me sonríes y sigues leyendo, pero yo no me rindo y vuelvo a tocarte en la pierna con mi cabeza para molestarte, para enfadarte, para que me des el cariño que necesito. Pero no me haces caso y tengo que suplicarte porque mi sexo te espera abierto, húmedo, cerdo; un coño de gata abierta a ser expuesta, follada. Un coño que es tuyo mi macho, mi hombre, mi macarra, mi vida, para ser usado por ti para tu placer. Porque mi coño babea por ti, mis tetas están duras, mi coño ya esta húmedo, abierto, ofrecido para ti. Sé que soy una perra, quería serlo y tú lo has conseguido. Y tu perra está caliente, siempre caliente y me pregunto cuáles son mis límites, cuánto podré aguantar así, abierta, sin sentir tu polla dentro de mí. Te amo, te adoro Y sabes que así es porque deseo ser tu perra, deseo que me trates como tu perra para rozar mi coño con todo lo que encuentre pues con cada roce mi deseo aumenta hacia ti . Te deseo mi cielo.
Y tú me sonríes, me das un tierno beso en los labios, me dices que me quieres y me echas sobre el sofá para azotarme el culo, por fin, mientras yo te digo que soy tu puta zorra, tu perra salida en celo permanente que necesita tus mimos, es decir, el castigo y ser follada. Que necesito que azotes mi culo de perra y que te folles mi coño de guarra, mis tetas de puta y mi boca de zorra.
Pero tú sólo me azotas el culo sin mucho entusiasmo, para cumplir. Y entonces es cuando sé que tengo que emplearme a fondo para que seas más tierno y cariñoso.
- Pareces un maricón azotando.
Y tú me coges del pelo, me arrodillas ante ti, te bajas los pantalones y me metes la polla en la boca para follártela, para atragantarme con tu hermosa polla que adoro, para hacerme sentir tu poder en mi boca. Eso pretendes, pero yo la escupo y te digo que ahora pareces un maricón con polla. Y tú te separas, me das una hostia y me besas con cariño y ternura. Por fin te has enfadado, por fin vuelve mi Amo.
Y luego me das otra y yo te digo que te quiero, que soy tuya, que quiere ser más puta zorra y que me emputezcas. Y me das otra y yo te respondo que ahora te quiero más y te suplico que sigas zurrando a tu puta, por zorra, por no ser lo suficientemente perra para ti.
- Emputéceme más, mi Amo - te digo mientras me preparo para recibir otra hostia
Y tú me dices que sí, y me das una más fuerte que me voltea la cara y que esta vez sí, por fin, me ha llevado a un brutal orgasmos que me ha hecho desmayarme en el suelo. Y cuando me has visto allí tirada entre convulsiones, te has acercado a mí preocupado, pero al ver mi cara de satisfacción, que todavía gozaba con orgasmos seguidos, en cadena, me has besado en los labios y yo te he musitado que te amo. Y he seguido corriéndome entre espasmos y gemidos.