Quiero / No quiero
No quiero ser el único, ni el mejor ni el peor en nada. Sólo quiero ser el que acierta en la diana desde lejos. Dando en el punto débil, que hace que caigas de rodillas.
No quiero follarte como en los videos porno que ves. Quiero ver que te muerdes el labio inferior dudando. No quiero que sonrías, ni que pongas gestos aprendidos de putilla. Ni quiero que digas “oh sí”. Quiero que pienses “Oh no”. “Oh no, otra vez hago esto. Otra vez caigo. Oh, no, otra vez tengo que reptar para obtener el placer”
No quiero tu docilidad, tu sonrisa cómplice, ni que me des una sorpresa. Quiero darte una lección. Quiero verte pelear y perder. Y en tu derrota, perder de nuevo, al correrte. No quiero humillarte insultándote. Quiero que la humillación te ahogue sólo por reconocerte en el espejo. Semidesnuda, con un collar al cuell, como un objeto de uso. ¿Necesitas que te llame puta, cuando puedes verte a ti misma así? Cuando sabes que viniste porque querías, que volverás porque querrás, porque lo necesitarás.
No quiero un show por webcam. Tus tetas al aire son como otras tetas al aire, pero tu vergüenza es única. No quiero que me digas que es tu papel por ser mujer, es mentira y lo sabes. No es el papel de otras mujeres, es sólo el papel que a ti tu cuerpo te pide. Aunque a tu mente le joda. Y quiero que le joda.
No quiero ser el único, ni el mejor ni el peor en nada. Sólo quiero ser el que acierta en la diana desde lejos. Dando en el punto débil, que hace que caigas de rodillas. Quiero que me detestes y me necesites. Quiero saber sobre ti cosas que la gente que te conoce desde hace años no sabe. Tocarte y que tiembles, no tocarte y que te quejes.
Quiero castigarte. Verte sufrir, y sobre todo, escuchar que finalmente, el cuerpo vence al orgullo y me pides que pare. Ver como te tragas el orgullo y das las gracias. Quiero abofetearte y ver cómo resoplas y agachas la mirada. Quiero que surja en ti la duda de si deberías marcharte y dejarme allí a solas. Quiero que te quedes, pero sabiendo ambos que hemos caminado unos segundos por el borde del precipicio.
No quiero que me seduzcas con tu cuerpo, mostrándomelo poco a poco, como has hecho con otros. Quiero tenerlo disponible desde el principio, robarte esa munición sobre mí. No quiero estar deseoso de complacerte para que me muestres un poco más. No soy tu novio del instituto, tu ligue del Erasmus, tu marido.
No quiero la ceremonia, la entrega, el método, el respeto. No quiero ninguno de esos elementos que sólo intentan hacer respetable nuestra necesidad de crueldad. No quiero que me mientas, ni que te mientas, ni mentirme ni mentirte. Quiero que a solas podamos disfrutar de estar haciendo algo incorrecto.
Quiero que busques el orgasmo que te avergüenza. Quiero que caigas delante de mí y te rindas. Y que luego pasen los días ahí fuera. Que vuelvas a ser tú, que mires al mundo de igual a igual. Y luego, otra vez, unos días después, que vuelvas a abrir la puerta de la escalera que va hacia abajo, hacia lo peor. Y la bajes conmigo de nuevo.