Quieres ver mi lado más perverso?
Una sesión de Dominación y Somnofilia.
Te despiertas en mitad de la noche y, cuando te dispones a moverte o intentas abrir los ojos, descubres horrorizada que eres incapaz de ello. Intentas gritar en busca de ayuda pero el sonido queda ahogado en tu garganta. Consigues abrir los ojos, tu terror llega hasta sus límites, a los pies de tu cama, percibes una extraña figura, un ser monstruoso que te observa y que parece tener control absoluto sobre ti. Yo soy el monstruo que te acecha por las noches, que guarda tu sueño y domina tus pensamientos al píe de tu cama. Soy el icor de tu miedo. Pero también soy la esencia de tus deseos más profundos. Te encuentras indefensa, con las ropas rotas, desgarradas por mis manos, las muñecas y tobillos atados con correas a los extremos de la cama, El cuero te aprieta el cuello, llevas un collar, no lo ves pero lo sientes. Te bordea el filo del rostro y te asfixia un poco. Esta frío. La luna ilumina parcialidades de tu alcoba, apenas matiza la oscuridad triunfante y yo al píe de tu cama te contemplo como un animal en celo. Quieres gritar pero de nuevo no puedes, sientes el frío de mis manos acariciando tus pantorrillas y muslos mientras me acerco a tu rostro. Mi mano, dura, grande, áspera, tapa tu boca mientras la otra la llevo a mi boca para indicarte silencio Asientes con la cabeza. No entiendes. El ambiente es embriagador, la atmósfera huele a sexo, a miedo, a adrenalina, a mí, a ti. Retiro mi mano de tu boca y me observas. Tiembla cada parte de tu cuerpo cuando tus ojos encuentran mis ojos y te ves reflejado en el cristal oscuro de mis lentes cuadrados. Rico. Te hielas cuando ves mi sonrisa macabra y perturbadora y esa mueca que sabes, es el gesto victorioso del monstruo que resulta triunfador. De un girón dejo tus senos al descubierto, la tela no te sirve, y sin mediar en las marcas, tu piel ahora exhibe muestras de mis uñas.
¿Tienes miedo? - Te pregunto incitante, seductor, acercando mi boca a tu oído para susurrarte mi pregunta - Deberías.
Soy como las pesadillas que dibujó Fuseli, soy el Caminante sobre mar de niebla, G. Friedrich. Soy el monstruo que se devoró tu consiencia. Me quieres hablar pero no puedes, te ignoro y me doy la vuelta; mis palabras te callaron y sigues sin saber porqué. Pero no es desagradable. Los minutos que pasaron ya se volvieron horas, pero extrañamente la luz diurna no se asoma por tu ventana, sigues ahí, desnuda y atada.. Luego de pronto una tela morada cubre tus ojos, y todo se vuelve oscuridad. Sólo mi voz sirve de guía para ti, no necesitas más igual da. Sientes mis manos serpentear por tu cuerpo desnudo mientras te dejo marcados mis dedos en tu piel. Llego a tu cuello y aprieto inmisericorde, bajo por tus hombros apoderándome de tus senos y de tus pezones Es tan placentero escucharte gemir cuando los pellizco y jalo de ellos, Una sensación electrizante recorre tu cuerpo, huele a madera, recién cortada. sientes el dolor en tus pezones cuando la pinza te prensa, Inmisericorde las dos placas de madera se cierran aprisionando tus pezones entre ellas, una a cada uno. Gritas o al menos lo intentas.Pero mi boca tapa tu boca con un beso apasionado, mi lengua recorre tu lengua y mis labios juegan con tus labios. El dolor se ha ido.
Sigues atada a la cama, con el compás abierto y tu sexo depilado, expuesto sin miramientos para mi regocijo y mi placer. Eso me excita. Por eso te toco como se me antoja, paso mis manos por tus piernas y luego mi boca por tus muslos y mis dientes que se clavan en ellos fuerte, Tus ojos vendados solo aumentan el miedo que sientes, y por eso cuando estás por emitir el sonido de dolor un objeto redondo cubre tu boca, Pasa de nuevo el tiempo, el miedo se vuelve expectativa que a su vez se vuelve excitación. Sin pensarlo mojas la cama a la que estás presa, El tiempo se vuelve un concepto vago y distante, efímero y borroso. no escuchas nada, tienes el cuerpo entumecido, entonces sientes eso...
El monstruo ha vuelto con sus deseos más perversos enfundados con tu nombre: El monstruo ha vuelto con sus deseos más perversos enfundados con tu nombre. Sin miramientos te toma, te posee, te penetra, te muerde, el monstruo clava sus dientes en tus senos, en tus pezones, en tus muslos, en tu vagina, en tu clítoris, en tu vientre, en tu cara y cuello; el monstruo usa sus manos para azotar tus carnes, tus piernas, tu abdomen, tus senos, deja sus dedos marcados, claros en todo tu cuerpo. El monstruo te hace añicos y tú, enclaustrada bajo la venda y la bola en la boca no haces más que aceptar tu destino. Entonces sucede, no sabes como ni cuando pero el dolor va transmutando, tu cuerpo y tu mente lo convierten en deseo, calor y placer desmedido, en tu mente, que es en el único lugar donde suena tu voz, resuenan tus gritos que hace mucho dejaron de ser de dolor para volverse ecos locos de tu placer incontenible.
Por favor, no más, no más, detengase - te repites una y otra y otra vez. Pero entonces te sorprende otra parlabra en tu mente. Porque tu deseo se ha cumplido, el monstruo se ha detenido y ha sacado su falo erecto y chorreando de tu humedad de tu vagina. Que dolor. ¿Dolor? - te preguntas, te cuestionas porque te duele tenerlo fuera de ti, porque el deseo de sentir su verga dentro es más grande que nada. Entonces sientes la embestida del monstruo contra tu culo indefenso - ¿A qué hora te desató las piernas? - no sabes y no te importa, porque entiendes que eres una perra, una puta que de tan caliente no es cociente ya de nada.ni de tiempo ni espacio ni nada. Ni de ataduras; porque sólo sientes la verga dura de tu señor entrando y desgarrando tu ano, las manos que acarician tus nalgas redondas en forma de nalgadas, Te voltea y te pone a gatas y recibes placer por el agujero trasero sin decir más nada. luego por el delantero - ¿y a qué hora me desató? - te preguntas de nuevo, no importa, sólo deseas que no paré, sólo deseas que te empale tan duro y fuerte como él pueda hacerlo, que feliz. Qué feliz es la puta que en tí vive, la perra que se somete al monstruo y que con ello libera el placer contenido que dormía en tu interior.
Todo ha perdido espacio y tiempo, no sabes si te has desmayado o simplemente has muerto. El orgasmo más placentero de tu vida ha pasado. Yaces en el suelo tirada, mojada, chorreando sin venda, sin cadenas, sin nada, y a tu lado está él, estoy yo, el monstruo que te ha tomado, que te ha cambiado, al que a partir de ahora llamaras amo.
Para una sumisa el primer paso siempre es importante, siempre es complicado y siempre es el menos placentero, lo es porque por más placer que obtengas con el, los siguientes pasos, que das más en firme, serán mucho mejores, mucho más excitantes, no sólo en el cuerpo, sino en la mente y el alma. Es un placer darte la bienvenida a la comunidad, y al mundo de los seres nocturnos y oscuros que algunos llaman monstruos. Encontrar tu verdadera naturaleza no es fácil, vivirla tampoco, por ello es importante que en estas, tus primeras jornadas, tengas pies de plomo y des pasos seguros y firmes; aunque eres como una niña, una bebé que tambalea, debes saber aprender a distinguir pronto a los AMOS y SEÑORES de los impostores y falsos. Es un placer encontrarte pequeña. De verdad lo es, considerate afortunada porque a partir de ahora tienes un verdadero amo. Considerate afortunada, porque me tienes a mí.