¿Quieres ser mi juguete?
Este relato no lo escribí yo. Lo hizo otra persona para mi, y me lo regaló, porque quería verme así. Y sí. Acepté ser su juguete.
Estaba frente al ordenador este último sábado pasado mirando por la ventana recordando esa noche que me regalaste, esa noche que quisiste ser mi juguete una vez más, te dejaste en mis manos y solo con la mirada te sentías guiada.
Todo sucedió en aquella playa tan escondida, tan íntima y a la vez tan accesible para quien quisiera disfrutar de ti.
Recuerdo perfectamente como bajaste del coche, como te pavoneaste con ese vestido blanco, vaporoso y te mostraste a mi desde la distancia, tuviste el precioso detalle de acercarte a mi cerciorándote que ya eras vista por los que por allí pasaban y con la sutileza que te caracteriza ante la atenta mirada de todos desprenderte del sujetador y del tanga para que te lo guardase. Recuerdo perfectamente lo que me dijiste al oído… “Tú me lo pediste, y así lo haré, así que sigue fumando y disfrutando de lo zorra que será para ti…”
El viento acariciaba mi piel, y revoloteaba mi pelo, levantando mi vestido provocando murmullos entre la gente que paseaba por allí, tú me mirabas gozoso de haber provocado toda esa excitación en mí.
Fui caminando hacia la orilla del mar, abrí los brazos para dejarme penetrar por la brisa húmeda de aquella playa vigilada bajo la mirada de una luna muy llena, que esperaba ansiosa ser mi cómplice en aquella noche sin límites que tú me ibas a regalar, que ambos íbamos a disfrutar, y que todos iban a envidiar…
Quise girarme para cerciorarme de que tu mirada me seguía, pero la sentí clavándose en mi nuca, sentía como iba guiándome el paso, excitándome a cada movimiento que tenían mis pies.
Los murmullos cesaron, parecía como si se hubiera creado una atmósfera paralela en la que no existía el tiempo, en la que solo estábamos tu, yo, los espectadores que caminaban ajenos y los que ya conocían mi disfrute.
Me paré en seco pues noté como una mano me agarraba fuertemente para atraerme hacía sí, despojándome del vestido de un tirón… me cogió la cadera con una mano y me metió el dedo en el culo con tal fuerza que solo pude gritar y arañar su espalda desnuda. Me gustó, y él lo sabía… Giró mi cuerpo ofreciéndome al resto, sabiendo que mi disfrute debía de tener más responsables…
Se acercaron tres personas, dos chicas y un chico que me miraban con lascivia buscando mis rincones más excitados. Una de ellas, se abalanzó sobre mi boca, saboreando mis besos… A la vez, el chico comenzó a penetrar a esta chica, provocando en sus besos cierto grado de brutalidad que me permitió desligarme de todo cerco. Se acercó la otra chica y arrodillándose comenzó a lamer mi clítoris, empapado, encendido, en su máximo punto de excitación. Agarré su cabeza con fuerza para ordenar sus pasos.
Tú no perdías detalle de todo cuanto te estaba regalando, quería complacerte, quería que sintieras que tu juguete estaba dispuesto a jugar, siempre y ante cualquier circunstancia…
Sentía muchas manos en mi cuerpo, deseando consentirme todo el placer escrito y por escribir. Unas manos movían mis caderas fuertemente contra sí, accediendo a mi cuerpo desde mi ano; otras manos giraban en torno a mi cara, a mi pelo, a mi cuello, a mis pechos…. desde la excitación que le provocaba el chico que tenía detrás. Era la locura personificada!! Otras manos querían encontrar mi orgasmo masajeando mis genitales y chupándome con tal fuerza que apenas era consciente de que me excitaba más, si las ganas de hacerme sentir que todos estaban poniendo o tu, mirándome impasible, en la distancia, con una mano en el bolsillo y la otra en tu cigarro, disfrutando de tu imagen, de la imagen que yo estaba provocando para ti…
Me miraste fijamente a los ojos y supiste perfectamente que queria decirte, te acercaste lentamente para que no te pudieran seguir y sin dejar de mirarme, con la pintura completamente corrida de tu rostro, la voz entrecortada y con el vestido irreconocible me dijiste entre jadeos... "ya? me he ganado ya que me folles? he sido lo suficientemente puta o quieres mas?"
Solo tu y yo sabemos como acabo la historia...