¿Quieres saber cómo te comería la polla?
Sé que quieres saberlo. Como me comería tu polla mirándote a los ojos y sabiendo lo loco que te estoy volviendo.
Es fácil. Primero te miraría a a los ojos. De pie. Delante de ti. Sabiendo lo que quieres en ellos. Y que veas en los mios lo mucho que quiero hacerlo. No dejaría de mirarte un minuto mientras lentamente me arrodillo ante ti. Mirando hacia arriba mientras me muerdo el labio en anticipo de lo que viene.
Dejaría de mirarte solo para que mis manos recorran tu pecho desde donde lleguen hasta el borde de tus pantalones, jugando con la cinta elástica de tus calzoncillos y dejando que mis dedos rocen el inicio de pelo. Deshaciendo la hebilla de tu cinturón, bajaría tus vaqueros sin poder evitar que mis manos roce tu polla casi inapreciablemente por encima de tus boxers, eligiendo ese momento para volver a mirar tu mirada y toda la anticipación que ha ido creciendo en ti.
Sin esperar más, después de haberte bajado los pantalones, los calzoncillos seguirían el mismo camino, dejandome expuesta a tu polla bien erecta a la espera de mí. Y sé, sin ninguna duda, que en ese momento querrias que volviera a mirarte a los ojos. Para ver mi deseo y el tuyo, creciendo juntos.
Mi mano bajaría delicadamente desde el inicio de tu pelo hasta la base de tu falo, para rodearlo con fuerza. Y mi lengua, fina en tensión y con mucha delicadeza trazaría un camino desde la punta hasta mi propio pulgar en la base. Sin parar. Lamiendo mi propia mano y siguiendo hasta tus testículos. Sin apretar. Solo rozándote. Y cuando la desesperación empieze a consumirte, volviendo a capturar tus ojos, bajaría mi boca al completo para meterme uno de tus huevos en mi boca, aplastándolo con la lengua contra mi paladar y apretándote con la mano que tengo rodeándote. Al mismo tiempo, mi otra mano viajaría subiendo a tu abdomen para jugar con los mechones de pelo y con mis uñas.
Liberaría mi boca para reunir toda la saliva posible dentro de ella y juntar mi saliva con tus flujos al poner mi boca en el inicio de tu polla. Y con todo ese líquido en mi boca, empujando tu miembro a tu cuerpo, recorrería toda su longitud dejando un camino mojado hasta mi mano, que aprovecharía el final de paseo y toda esa lubricación para subir por toda tu longitud hasta arriba, repartiendo todo el líquido por ella, ahora brillante, mojada y lubricada.
Una vez recorrida tu polla, mi pulgar haria círculos en tu apertura, mientras mi boca atrapa tu otro testículo y mi otra mano se mueve por tu abdomen hasta tu ombligo, y después por el lateral hasta tu espalda.
Y sin esperar más, devolviendo mi mano a la base, volvería a llevar mi boca a la punta mientras te recorro con la mano un par de veces, pajeándote mientras mi lengua juega con los pocos centímetros que hay en mi boca. Tu polla, totalmente empapada pulsaría de placer cuando haga vacío en mi boca con la punta. Como si fuera una pajita y absorbiera todos tus flujos.
Ese sería el momento en el que volvería a mirarte y, cubriendo mis dientes con los labios, avanzaría por ti hasta llegar al final esperando que no me atrape una arcada al notarte en mi garganta mientras mi otra mano empuja tu culo para que entres incluso un poco más. Y sacarte poco a poco hasta que vuelva a estar solo la punta, sabiendo que te estoy volviendo loco al mirarte a los ojos.
Pero como ya he jugado bastante y es suficiente, elegiría ese momento para liberar mi otra mano, la que no está en tu culo y avanzar por tu abdomen hasta tu lateral, saltar a tu muñeca y entrelazar tus dedos con los mios de forma que la palma de tu mano esté libre. Libre para llevarla a mi pelo y entrelazarla en él hasta las raíces. Que lo agarres en tu puño y no haya forma de que mi cabeza escape a tu control. Y todavía con mi ojos en tí, sabrías que ahora tienes el contro para follar mi boca a tu ritmo, rápido y profundo. Para usarme como sé que quieres.
Y mientras avanzas y retrocedes, con toda mi saliva en mi barbilla, liberaría mi mano de la tuya y jugaría con tus pelotas en ella, aunque no paren de escaparseme entre los dedos con tus empujes. Mis ojos, lagrimosos de las arcadas contenidas, mirándote fascinada con tu expresión de placer, verían lo cerca que estás de correrte. Y, sin esperar a que llegue ese momento, recuperando el poco control que puedo, llevaría la mano que tengo en tu espalda a mi barbilla, mojando mi dedo índice para volver inmediatamente a tu espalda otra vez. Con tu ímpetu, casi incapaz de alcanzar el destino que quiero, mis dedos bajarían entre tus cachetes para apretar con cuidado el agujero de tu culo con ayuda de mi saliva como lubricante y para introducir solo el dedo ligeramente. Sabiendo que eso te va a llevar al límite. Y recibiendo como castigo tu corrida sin avisar a medio camino de mi garganta; a mitad de la maniobra. Aterrizando casi toda a mi boca, y un reguero escapándose por mi barbilla y goteando al resto de mi cuerpo. La que estaría en mi garganta se pasearía un segundo por mi boca, porque sé que quieres que la saboree. Y después, mirandote directamente, me la tragaria.
Separaría mi boca de tu polla para sacar la lengua y, mientras terminas de recuperarte del orgasmo, limpiarla completamente y tragarme los restos de ti. Aunque algunos hayan goteado a mis tetas y por mi vientre, acompañados de toda mi saliva. Que no es poca.
Dime. ¿Crees que te gustaría como me como tu polla?