Quieres jugar conmigo? La cereza del pastel
Faltaba la cereza en el pastel, el juego debía terminar, al menos hasta ese momento.
Quieres jugar conmigo? La cereza del pastel. Yo Ivonne 3
Esta es la última parte del juego, al menos hasta ese momento. Faltaba la cereza en el pastel…
Resulta que en la empresa, tenía un empleado joven bajo mi mando, Roberto (se llama igual que el padre de Ivonne), tendría unos veinte años, aunque aparentaba tener algunos menos con su cara de tonto...
En el fondo sentía pena por él, por lo que poco a poco fui tratando de acercarme más a él para conocerlo mejor, lo invitaba a comer de cuando en cuando, le daba un aventón a su casa al regresar, y cosas así. Poco a poco fui entrando en confianza y me empecé a convertir en su mentor. Así pude enterarme que era virgen, y que apenas había besado a una chica , y en esa ocasión solamente... Un tipo serio, callado y educado. Un buen chico en general.
Él pensaba que yo era todo un galán, ya que entre las empleadas siempre hablaban de mi buen porte y de cómo algunas no dejarían pasar la oportunidad de salir con el jefe. Aprovechando esa imagen que tenía de mí, le dije que lo iba a llevar a un lugar donde conocería a una mujer, que dejara todo en mis manos.
- Espera al viernes, ya veras como la pasamos!, le dije.
Pasaron los días hasta que llegó viernes, llamé a Ivonne y le dije que saldría tarde de trabajar, pero que tenía ganas de ir a tomar una copa por ahí, así que le propuse ir a un bar.
- Pero vas a tener que llegar sola, yo me encuentro allá contigo. Ah, ponte el vestidito negro corto, ese que queda suelto y que sabes lo caliente me pone, lencería transparente y por supuesto zapatillas altas cariño.
Ella obviamente no sabía que pensaba llevar a alguien más a nuestro encuentro, y él no conocía a mi mujer, ya que a las fiestas a las que voy con ella son solo las de directores, y como ni siquiera tengo fotos en mi despacho, no podría conocerla... Trato de mantener mi vida privada así, privada. Lejos del ambiente de mi oficina.
Entré con Roberto, la busqué alrededor del lugar pero no la vi. Supuse que no habría llegado. En eso estaba cuando la veo entrar, estaba espléndida con esa ropa, era un bombón. No faltó uno que no la volteara a ver cuando caminaba por el bar. Estaba deliciosa, para comérsela ahí mismo.
Mira ese bombón, Roberto, ¿qué te parece?.
Está guapísima, una mujer como ella jamás que haría caso...
Pero vamos, porque no...
Pero él no era de tomar la iniciativa. Entonces me acerqué a Ivonne por atrás, le susurré unos piropos al oído, y le comenté que no estaba sólo. Que me siguiera la corriente en todo lo que yo dijera o hiciera. Ella no entendía nada, pero aceptó, confiando plenamente en mí.
- Roberto, mira que amiguita me acabo de encontrar, te la presento se llama Ivonne...
Estuvimos bailando y tomando un buen rato. Apenas algunos roces entre nosotros, nos acercamos a la mesa para sentarnos y tomar un trago más... Todo iba sobre ruedas, platicábamos y nos divertíamos mucho.
Al rato, Ivonne se levantó para ir al baño. Aproveché el momento para guiar a mi compañero.
Desde que nos sentamos le estoy acariciando las piernas y no me dice nada, ¿y tú?.
Yo nada.
Pero que esperas, está regalada, hazme caso.
Cuando Ivonne estuvo de regreso, volvió a sentarse. Roberto comenzó a acariciarla despacio, muy tímidamente. Ella, para animarlo, apoyó su cabeza sobre el hombro de él, lo que hizo que se fuera atreviendo más... Ivonne ya con un par de copas estaba más que integrada al plan. Sabía perfecto mis intenciones y estaba de acuerdo, muy de acuerdo. Su actitud hacia nosotros lo decía todo.
Dejaba que le acariciarnos las piernas y la abrazáramos abiertamente. Los roces iban en ascenso conforme la noche iba avanzando.
Ivonne ya se estaba humedeciendo, pero no tenía idea de que seguía en mi plan.
- Síganme, conozco un lugar ideal para seguir esto, dije yo…
Discretamente le hice un guiño a mi esposa, el cual ella respondió con una coqueta mirada.
Al subir al auto, le hice señas a Roberto para que se sentara en el asiento de atrás con Ivonne. Yo acomodé el espejo retrovisor para no perderme ni un segundo el espectáculo que estaba por iniciar.
Apenas arranqué la camioneta, ella empezó a acariciar sus piernas con sus manos y subiendo poco a poco hasta su entrepierna. Separaba las piernas brevemente al ritmo de la suave música, mientras sus dedos llegan al borde de su ya mojada tanga. Invitó a Roberto a acariciarla, lo tomó de la mano y la puso sobre su tanga empapada de sus cálidos jugos, su conchita se estremeció, se subió el vestido un poco más. En ese momento él pudo ver por primera vez a mi mujer en plenitud, disfrutaba de sus nalgas, y la forma en que la tanga ya se había clavado en la concha húmeda de Ivonne. Empezaron a tocarse, unos momentos después, el vestido de Ivonne ya estaba en el asiento del copiloto junto a mi. Le pidió que bajara el cierre y sacara su miembro. Le pidió se comenzará a masturbar mientras ella se acariciaba los senos lascivamente. Yo había detenido la camioneta a un lado, y miraba el espectáculo mientras me tocaba y masturbaba tremendamente.
Ivonne corrió su tanga de lado, dejando lugar para acariciar su sexo con sus dedos, ella gemía como loca (luego me diría que el estar yo tan cerca, y ella poder verme, la excitaba el doble). Se sobaba las tetas con la otra mano, no quería parar. Roberto siguió jalándosela hasta que explotó salpicando las piernas y pies de Ivonne.
Arranque de nuevo y di vuelta en la esquina, estábamos a la vuelta de casa de Roberto. El pobre chico no acababa de subirse el pantalón cuando le pedí que se bajara. Era momento que diera paso a los profesionales. Volví a nuestro hogar con mi hermosa y exhibicionista esposa, donde siguió la fiesta por un buen rato.
Al parecer se han empeñado en borrar mi correo de las historias, dratentacion gmail com Pero no nos daremos por vencidos, recuerda que me puedes escribir por ese medio. Cuentame tus fantasías o ideas, me puedo encargar de hacercelas llegar a Ivonne. Cuenta con eso. Sigan apuntandose en la lista para la compilación, fatla muy poco para que reciban noticias!