¿Quién soy? (9)

Esperanza me invitó a un café...

Esperanza me invitó a un café y me enseñó en el portátil la contabilidad de la empresa, la fui repasando viendo algunas cosas sospechosas.

YO: Esperanza, ¿tienes las cuentas de los bancos donde se hacen los ingresos?

Abrió una ventana de internet con diferentes cuentas, al repasarlas vi que todo estaba muy liado.

YO: ¿Tienes prisa?, es que me gustaría estudiar esto con detalle, hay algunas cosas que no las entiendo mucho.

ESPERANZA: No, tenemos todo el día si quieres, hoy no voy a la empresa, podemos comer juntos aquí en casa si hace falta.

Estuve horas repasando cantidades cotejándolas, mi hermana estaba a mi lado leyendo sus cosas y yo de vez en cuando le hacía alguna pregunta sobre las cantidades, al medio día le dijo a una chica del servicio que seriamos dos para comer, nos sentamos en la mesa.

YO: Esperanza, espero equivocarme pero me parece que algo raro está pasando.

Me miró fijamente a los ojos.

ESPERANZA: ¿A qué te refieres?

YO: ¿Quieres que te lo adorne o te lo suelto tal cual?

ESPERANZA: Tal cual.

YO: Tú marido le está robando a la empresa.

Se le cayó el tenedor encima del plato mirándome con los ojos muy abiertos.

ESPERANZA: Es una broma, ¿no?

YO: Mañana queda con el director de la sucursal donde hacéis los ingresos más importantes, luego te explico la estrategia que vamos a hacer para qué cante por los codos, porque creo que para hacer lo que hace necesita la colaboración de alguien que trabaje en un banco.

ESPERANZA: Alex, me estás poniendo muy nerviosa.

YO: Mira Esperanza, con suerte es otra cosa, puede que los aparte para tenerlos como reserva en otra cuenta, pero lo más lógico sería que esa cuenta fuera del mismo banco, pero ese dinero desaparece y me da a la nariz que el director le ayuda a pasarlo vete a saber cómo a cuentas extranjeras, seguramente en algún paraíso fiscal.

ESPERANZA: ¡Jooder!, pues no me has tranquilizado demasiado.

Me subí al coche y fui por la carretera de la costa subiendo una montaña desde donde había un mirador, me bajé y miré la vista de toda la playa con sus casas, enseguida vi cual era la más grande, ya tenía localizados a mis padres, llamé a Greta.

GRETA: No me llames más por favor, será mejor que no nos veamos.

Colgó sin dejarme hablar la hija de puta, llamé a mi hermana.

ESPERANZA: Espero que no me des más sorpresas hoy que ya he tenido bastante con la de esta mañana.

YO: No tranquila, ¿Greta vive sola, sabes su dirección?

ESPERANZA: Sí cabroncete vive sola, y la dirección te la envío ahora por mensaje.

YO: Gracias Espe.

Mi hermana se empezó a reír.

ESPERANZA: Sabes que de pequeños siempre me llamabas Espe. Un beso, hasta luego.

Parecía que la relación con mi hermana se iba estabilizando, ahora tenía que descubrir qué coño le pasaba a Greta conmigo. Fui hasta su casa y llamé a la puerta abriéndome ella.

GRETA: ¿Qué haces aquí, es que eres sordo tío?

Empujé la puerta y a ella para dentro de su casa.

YO (levantando la voz): ¿Y tú quien coño te crees que eres para hablarme así gilipollas?

Se le abrieron los ojos de la sorpresa quedándose parada, la cogí del pelo besándola con pasión, me rodeó con sus brazos la cintura.

YO: Ahora mismo te vas a hacer una bolsa, te vienes conmigo a mi casa a pasar unos cuantos días.

GRETA: Pe…

YO: Qué te calles coño, no me lleves la contraria y espabila que no tengo toda la tarde para perderla aquí contigo por tus tonterías.

Se quedó un momento dudando sin saber qué hacer.

YO (levantando la voz): Ya.

Salió rápida mirándome, no se creía que le hablara así, al poco rato apareció cambiada y con una bolsa en el hombro, la cogí de una mano y la saqué de su casa.

YO: Cierra bien la puerta que volverás cuando a mi me salga de los cojones.

Subimos al coche, llegamos a mi casa sin decir ni una palabra, saqué su bolsa del maletero y la cogí de la mano para entrar.

GRETA: No me puedes obligar a hacer esto.

Solté la bolsa, le cogí la cabeza y la apoyé contra la pared besándola, metiéndole una mano por debajo del vestido agarrándole el culo, separé los labios siguiendo con mi cuerpo apretándola contra la pared, me miraba moviendo los ojos excitada. Miré el coche.

YO: Está bien, ¿quieres que te devuelva a tu casa?

Me giró la cara y me besó con pasión, con la mano que tenía en su culo la bajé un poco más y le subí la pierna a mi cintura, ella subió la otra rodeándomela con ellas y el cuello con sus brazos, me moví con ella abriendo la puerta entrando en la casa, la bolsa se quedó fuera en el suelo, la apoyé contra otra pared dentro y le metí la mano por debajo agarrándole las bragas, de un tirón se las arranqué dejándolas caer al suelo, me bajé la cremallera del pantalón sacándome la polla, le busqué el coño y se la metí de golpe, pegó un grito abriendo la boca, yo movía las caderas para metérsela con fuerza hablando cada vez que lo hacía…

YO: Es…te… es… tu… si…tio... has…ta… que… me… lar…gue…, en…ten…di…dooo.

La última penetrada la hice con mucha fuerza empezando a correrse, seguí moviéndome suavemente para que se corriera a gusto, cuando acabó puso la cabeza en mi cuello besándomelo.

YO: ¿Te ha quedado claro?

Me miró a los ojos enamorada y me lo confirmó con la cabeza, le solté las piernas apoyándose en el suelo.

Ahora coge tu bolsa y sube a la habitación, que te voy a tener toda la tarde corriéndote por portarte mal, me sonrió y salió a recoger la bolsa, subimos a la habitación y estuve jugando con ella toda la tarde dándole “gustirrinin”, en uno de los descansos.

YO: ¿Qué coño te ha pasado hoy?

Me miró seria.

GRETA: Que me estoy enamorando de ti joder, y te volverás a ir y me quedaré jodida, eso me pasa.

YO: ¿Y prefieres quedarte jodida ahora en tú casa que estar conmigo follando como conejos?

Se puso seria.

GRETA: Hombre visto así.

YO: ¿Y cómo coño lo vas a ver si no es así?, daté la vuelta que me voy a correr en tu culo llenándotelo de leche.

Se le escapó una risa y se giró mojándose dos dedos de saliva pasándoselos por el ojete, le metí la polla en la boca para que me la pusiera dura y llena de babas, apuntársela en el culo y meterle un trozo, gritó sin parar de reír y se la metí entera, pasó por debajo de su cuerpo una mano y se empezó a hacer una paja levantando el culo, lo que favorecía que se la pudiera meter más adentro, me quedé quieto y ella con la paja subía y bajaba el culo follándoselo ella misma, aguanté hasta que se empezó a correr y le descargué toda la leche dentro de su culo bonito, cayendo los dos encima de la cama rendidos.

YO: Con lo buena que eres haciendo estas cosas, ¿por qué no quieres hacerlas conmigo?

Levantó el tronco echándose encima de mí abrazándome.

GRETA: Claro que quiero hacerlo contigo, ¿o no lo ves?

YO: No lo veo, no lo veo, si está tarde no querías ni verme. Te puedes ir cuando quieras, no quiero tener que ir detrás de ti como si fueras una niña mimada.

GRETA: Por favor Alex, quiero estar aquí contigo, quiero quedarme todos los días que pueda en esta casa vale.

YO: Vale, así me gusta.

Me levanté de la cama cogiéndola en brazos.

YO: Ahora una ducha, después miraremos que cenamos y después no sé si tomaremos unas copas o te volveré a hacer algunas guarradas más.

Ella reía cogiéndose a mi cuello.

GRETA: ¿Y no pueden ser las dos cosas?

Antes de cenar llamé a mi hermana para quedar en el banco al día siguiente.

Nos encontramos en la puerta, nada más entrar se levantó el director de su despachó y vino a saludarla.

ESPE: Querríamos hablar con usted en su despacho.

DIRE: Sí, sí claro, pasen.

El tío se sentó y Espe sacó el móvil.

ESPE: Le presento a uno de mis asesores.

Antes de que pudiera decir bueno días.

YO: Ve ese teléfono que la señora tiene en la mano.

DIRE: Sí.

YO: Pues ya nos está diciendo donde va a parar el diferencial del dinero que se tendría que ingresar en cuenta y no se ingresa, o llamará a la policía y a la central de su banco ahora mismo.

DIRE: Me está usted acusan…

YO: Señora llame.

Espe hizo el gesto de marcar y ponerse el teléfono en la oreja.

DIRE: Espere, espere, por favor.

YO: Ya, dígalo todo o llama, va, va…

DIRE: Por un entramado de empresas llega a un paraíso fiscal.

YO: ¿Y a cuánto asciende el robo?

DIRE: Hombre rob…

YO: Llama.

DIRE: Más de veinticinco millones.

Espe se puso de pie de un salto.

ESPE: Sera hijo de puta, le voy a cortar los cojones, ¿y tú sabes qué coño quería hacer con ese dinero?

Al tío no le habíamos dejado respirar ni pensar y se estaba agobiando cada vez más, intentó pensar un momento pero Espe estuvo rápida, le enseñó el teléfono.

ESPE: ¿Lo sabes o no joder?

DIRE: Creo que al llegar a los treinta quería desaparecer.

ESPE: Hijo de la gran puta, y encima me iba a abandonar el pedazo de cabrón.

Salió del despacho con una mala hostia del copón.

DIRE: Señora acuérdese de que yo…

ESPE (gritando): Cállate cojones y que te den por culo a ti tan bien.

Lo miré antes de salir.

YO: Muy bien, lo ha hecho muy bien, no se preocupe, pero no se te ocurra llamarlo para avisarlo porque entonces el que va a pagar el pato serás tú.

Salí del despacho y el tipo se sentaba en su mesa con las manos en la cabeza, en la puerta estaba mi hermana con la cara roja de la mala leche que tenía encima.

ESPE: ¿Y cómo sabías que este cantaría?

YO: No lo sabía Espe, lo único que podíamos hacer era no dejarlo pensar y que el tío se agobiara y lo soltara todo, si el cabrón se llega a callar la boca nos vamos de aquí sin saber una mierda y sin poder hacer nada.

ESPE: Tengo que ir a hablar con padre, no quiero que ese cabrón esté ni un segundo más en la empresa ni en mi casa. Lo voy a joder bien.

YO: Llámame cuando acabe todo por favor, quiero saber cómo estás.

Sobre las seis de la tarde me llamó para decirme que ya había pasado todo, que al explicárselo a nuestro padre se montó la de Dios, entró en cólera y quería matar a Max, reunió a todos los abogados y fueron a la empresa a acorralar a su marido, acabó confesándolo todo y se fue de la empresa y de casa con un acuerdo, el devolvía el dinero y le daban una buena indemnización para que se fuera y pudiera vivir. La invité a que viniera a mi casa y cenamos con Greta explicándonos con detalle lo que había pasado.

ESPE: Alex, yo te agradezco que me invites a cenar para calmarme un poco de lo que ha pasado pero quería pedirte algo.

Le miré a los ojos pensando que querría.

ESPE: Que me ayudes a tirar para adelante la empresa, a hacer una buena auditoría para saber en qué punto estamos, te pagaré lo que sea pero ayúdame por favor.

No supe que decirle y acepté. Y aceptar significó ocupar las mañanas en la empresa y alargar el tiempo que en principio tenía pensado estar, un tiempo que nunca tuve claro cuánto sería porque dependía de mi memoria y de mis recuerdos que todavía me faltaban por completar.

Lo cierto es que el tiempo fue pasando casi conviviendo con Greta, no dormía en mi casa cada día pero casi.

Mis recuerdos con Greta aumentaban en muchos sitios que íbamos, me venían a la cabeza imágenes antiguas de los dos juntos o con amigos, pero tenía un problema, no tenía imágenes ni nada parecido de cuando éramos pequeños, ni de mi hermana ni de mí, solo aquel recuerdo de un sueño de un niño con un chaleco salvavidas levantando la mano en el mar, que no sabía si era real o no, empecé a darle la tabarra a mi hermana para ir a visitar a mis padres, ella siempre se negaba poniéndome alguna excusa barata, hasta que un día estando reunidos en la empresa por la mañana.

YO: Esperanza, si tú no me quieres acompañar a ver a padres iré yo solo, pero de esta semana no pasa que los vea.

Me miró muy nerviosa, sabía que cuando la llamaba por el nombre completo es que estaba mosqueado.

ESPE: Por favor Alex, no lo hagas, padre está muy cabreado contigo por qué te fuiste sin decir nada.

YO: ¿Cómo que me fui sin decir nada?

La notaba muy nerviosa intentando decirme algo creíble.

ESPE: Pues eso, que cuando te fuiste no les dijiste nada a ellos y están muy enfadados, no te quieren ver.

No quise entrar más en el asunto porque me pareció que ella estaba convencida de no decirme nada, no quería que me mintiera descaradamente como me daba la sensación de que estaba haciendo, aquella tarde al llegar a casa nos vimos con Greta, le pregunté porque me había ido en su momento de la isla, me dijo que ella no lo tenía claro, que un día me despedí y me fui. Entraba en otro dilema mental, que me pasó para largarme de aquella manera.

Noté que Greta en los siguientes días intentaba distraerme como fuera, me pedía ir a sitios diferentes, no parábamos de ir a fiestas de las que salía bolinga perdido y al día siguiente tenía una resaca de mil pares de cojones, me daba sexo, mucho sexo, tenía ganas de hacerlo en cualquier lugar y a cualquier hora, muchas mañanas estando en la ducha se metía conmigo, me daba un beso de buenos días y se arrodillaba para meterse la polla en la boca, me pasaba la lengua por la punta, se metía un buen trozo y me follaba con su boca acariciándome los huevos y el culo, me la ponía todo lo tiesa que daba de sí, se la metía en el coño apoyada en la pared con una pierna levantada enrollada alrededor de mi cintura, la giraba y ella sacaba el culo para poder penetrarla desde atrás, acabábamos con unas buenas corridas de buena mañana, y cuando ella no dormía en casa sabía que a primera hora de la tarde siempre me gustaba hacer la siesta en la terraza, aparecía y se me tiraba encima, allí mismo en los sillones la liábamos bien liada.

Normalmente estaba en la empresa con mi hermana por las mañanas, al medio día comíamos juntos en algún restaurante cercano que pagaba ella como comida de empresa y yo me iba para casa. Aquel día pensé que ya estaba bien de tanto secretismo, me propuse visitar a mis padres y que saliera el sol por donde quisiera, me acerqué a la entrada de la casa que tenía una verja grande por donde entraban y salían los coches, no me atrevía llamar por el miedo a que no me quisieran abrir la puerta, esperé a que saliera o entrara alguno, estuve un rato y salió una furgoneta de mantenimiento, aprovechando antes que se cerrara la puerta para colarme y conducir hasta la puerta de la casa, llamé y me abrió una chica joven con un uniforme del servicio.

CHICA: Perdone, ¿pero como a entrado usted hasta aquí?

YO: Le puede decir a los señores que Alex está aquí.

CHICA: ¿Pero quién es usted?

YO: Su hijo, soy su hijo Alex, por favor anúncieme.

Puso una cara extrañada mirándome de arriba abajo, me hizo entrar dejándome allí mismo en la entradita de la casa para ir a decírselo a alguien, mirando aquella parte de la casa empecé a tener imágenes de cuando era pequeño entrar y salir por aquella puerta, pensé que si veía más me podría acordar de más cosas, abrí la puerta que ella había cerrado entrando en un salón enorme con varias zonas de sillones, aquello parecía más un club social que una casa particular, me adentré mirándolo todo, acordándome de muchos momentos en aquel salón, me acercaba a una estantería que habían muchas fotos cuando entró alguien en la habitación, me giré y era la chica de antes con mi madre al lado, que la reconocí al momento, al verme se puso las manos en la boca de la sorpresa.

MADRE: ¿Pe, pero, qué haces aquí?

YO: Necesitaba veros madre.

MADRE: No tenías que haber venido, será mejor que te marches, yo quedaré contigo para hablar.

Me había cogido de un brazo acompañándome a la puerta, yo intentaba pararme para preguntarle qué pasaba y ella insistía, y entonces entró otra chica empujando una silla de ruedas con mi padre que además llevaba un bastón en una mano.

PADRE (gritando): ¿Qué hace este cabrón en mi casa?

Yo me quedé parado sin entender nada, él se levantó de la silla de ruedas apoyándose en el bastón.

YO (nervioso): Yo, yo, solo quería saber como estaban.

MADRE: Será mejor que te marches.

PADRE: Vete de esta casa y no vuelvas más en tú puta vida cabrón de mierda.

Aparté la vista no pudiendo creer como me estaban echando de aquella casa, vi en las estanterías un foto familiar con mis padres y tres niños, uno era yo, reconocía a mi hermana, pero no sabía quién era un tercer niño que había en la foto, no podía perder la oportunidad de saber quién era aquel niño pensando que me ayudaría a entender muchas cosas, di unos pasos rápidos y cogí la foto enseñándosela a ellos.

YO: Me voy, pero decirme quien es este que está con nosotros.

PADRE (seguía gritando): ¿Que no sabes quién es asesino de mierda?, tú lo mataste, tú me dejaste sin el mejor hijo que tenía, asesino, eres un puto asesino que tendrías que estar muriéndote en la cárcel.

Perdió las fuerzas con cara de sufrimiento, la chica le ayudó a sentarse en la silla y la empujó sacándolo de la habitación, mi madre lloraba tapándose la boca con la mano sin moverse y la chica del servicio no sabía qué hacer mirándonos a uno y al otro. Entró mi hermana corriendo en casa.

ESPE: ¿Qué coño haces aquí?

Yo estaba que no sabía ni que decirle, me cogió del brazo empujándome a la salida, me sacó de la casa y me acompañó al coche.

YO: Espe me tienes que dar una explicación de todo esto.

Ella estaba muy nerviosa.

ESPE: Vete a casa por favor, te prometo que cuando acabe aquí te iré a ver y te lo explicaré todo.

Me fui y ella volvió a entrar en la casa, llegué a la mía con la cabeza hecha un puto lío, ¿porqué mi padre me había dicho todo aquello, que coño pasó tan fuerte y que no me acordaba?, al entrar en la casa me encontré con Greta que me venía a saludar con una sonrisa que se le borró en cuanto se fijó en mí.

GRETA: ¿Qué te pasa Alex, y esa cara?

Nos sentamos en la terraza y le expliqué lo que me había pasado, se tapó la cara con las manos, me miraba por encima con los ojos muy abiertos.

YO: Tú sabes de lo que va todo esto.

Me decía que sí con la cabeza.

GRETA: Mejor que cuando venga tú hermana te lo explique ella Alex, es una cosa de vuestra familia y no soy nadie para decirte nada.

Me dejó igual que estaba la cabrona, le insistí un poco pero no soltó prenda, por suerte mi hermana no tardó mucho en volver, nos quedamos en la terraza y Greta se fue para adentro para dejarnos intimidad.

YO: ¿Cómo están Espe?

ESPE: Bien, a padre le han dado una pastilla para tranquilizarlo y se ha quedado dormido, madre sabía que algún día pasaría lo que ha pasado.

La miraba impaciente por que empezara a contarme.

ESPE: El que has visto en la foto con nosotros es..., era Andrés, padre le tenía devoción, primero nací yo, después él y tú el pequeño, el primer hijo varón de la familia era quien tenía que heredarlo todo, lo trataban mejor que a ninguno de nosotros, si quería algo lo tenía en el momento. Cada sábado salíamos a navegar en un barco de vela que tenía padre, uno de madera clásico, padre estaba en el interior y nosotros estábamos fuera sentados, él nos dijo que no nos moviéramos, Andrés quiso ir a la parte de atrás y tú le seguiste tropezando con un cabo que sujetaba la botavara soltándola, la botavara se fue para un lado empujando a Andrés al agua, grité fuerte y salió padre, con la velocidad del barco nos habíamos alejado de él que estaba en el agua con el chaleco salvavidas levantando la mano…

Entonces supe de donde coño venía el sueño del niño en el agua, me tapé la cara con las manos, Esperanza seguía con su relato.

ESPE: …Bajó las velas todo lo rápido que pudo, puso en marcha el motor dando media vuelta al barco para ir a buscarlo, cuando llegamos más o menos a la zona donde se había caído no lo pudimos ver, lo que si encontramos al cabo de un rato fue el chaleco salvavidas flotando, aquella fue la última vez que nosotros vimos a Andrés.

Paró respirando fuerte y le cayeron lágrimas por la mejilla, yo estaba asustado de lo que me había contado.

ESPE: Un par de días más tarde apareció el cuerpo en la playa, el mar lo había sacado.

YO: Dios mío Espe.

ESPE: Fue un accidente Alex, tú no tuviste culpa de nada, le adorabas y siempre estabas con él.

A mí se me saltaban las lágrimas.

ESPE: Padre no lo superó nunca, te envió a un internado que estuviste varios años sin vernos, hasta que cumplí la mayoría de edad y te fui a visitar, habías perdido la inocencia que yo conocía de ti, aquel puto sitio te cambió, cuando acabaste los estudios te traje a una casa que tenía yo para independizarme, te estuve cuidando un par de años, tú te empezaste a moverte con una gente que no te llevaba por buen camino, era demasiado joven y no supe recuperarte, te compraste esta casa que no quiero ni saber de dónde sacaste tanto dinero. Por suerte conociste a Greta, con ella empezaste a hacer una vida más ordenada, sí, con juergas cada día y con una vida nada sana pero yo sabía dónde estabas y lo que hacías por lo menos. Lo siento Alex, me voy para casa, creo que por hoy ya he tenido bastantes emociones.

Se levantó, me dio un beso en la cara y se marchó, escuché que le dijo a Greta que cuidara de mí, Greta salió y me abrazó, apoyé mi cara en su hombro intentando asumir toda la historia que acababa de oír.

Más tarde nos fuimos a la cama a dormir sin cenar, ella no dijo nada y yo no pensaba en comida en ese momento, me estiré desnudo boca arriba mirando el techo y Greta se puso a mi lado en bragas apoyando su cabeza en mi hombro acariciándome el pecho, del pecho pasó a la cara, levantó la cabeza y me besó los labios con suavidad, lo volvió a hacer y le devolví el beso, nos besamos otra vez, le puse una mano en el pelo acariciándole la cabeza, nos tocamos las lenguas y bajé la mano a la cara, ella se fue colocando encima de mí a horcajadas sin dejar de besarme, le fui pasando la mano por la espalda llegando al culo acariciándoselo por encima de las bragas, se fue colocando bien poniéndome el chocho encima de la polla frotándomela, poco a poco fue creciendo y nuestros besos eran más profundos moviendo los cuerpos, Greta me cogió la polla comprobando que estaba dura, se quitó las bragas y volvió a sentarse encima de mí metiéndosela despacio en el coño, apoyó sus manos en mi pecho y empezó a moverse con tranquilidad, nos íbamos excitando por momentos moviéndose más rápido, ella miraba el techo jadeando y gimiendo y yo tenía toda mi atención puesta en su cara como iba cambiando hasta correrse en un orgasmo controlado y largo.

Cuando acabó la giré poniéndome yo encima, se la metí de golpe cogiendo un ritmo de locura pensando en todo lo me enteré aquella tarde, como queriendo en cada golpe de cadera que me hacía chocar el pubis contras su coño, dejar un poco de la mala leche que me había cogido, ella gritaba apretándome el culo y yo no podía parar de dar golpes de cadera hasta que ella pegó un grito enorme, corriéndose una segunda vez moviéndose como una loca que me hizo despertar de mi letargo, corriéndome y llenándole el coño de leche quedando estirado encima de ella relajado, me acarició la cabeza susurrándome.

GRETA: Tranquilo, tranquilo, todo irá bien.

Me quedé dormido.