¿Quién soy? (7)

Con Berta siguió creciendo la relación...

Con Berta siguió creciendo la relación, una tarde que le dije de pasar un fin de semana juntos, saliendo el viernes al medio día para volver el lunes por la mañana que no habría tanto tráfico, cogimos una habitación en un pueblecito de la costa delante del mar, todo era muy bonito, la habitación tenía una terraza y se podía ver el mar desde la cama, estábamos estirados boca abajo mirándolo y le quité la camiseta dándole unos besitos por la espalda, Berta me miró sonriendo sabiendo que empezaba el “sarao”, se la besé suavemente bajando poco a poco hasta llegar a las bragas, mientras le seguía besando con la nariz se las iba bajando hasta que se las dejé por debajo del culo, volviendo a subir la lengua por la raja parándome en el ojete mojándoselo.

BERTA: Mario por favor, que ya hace tiempo que estás jugando con mi culito y cualquier día de estos me la querrás meter y me da mucho miedo.

Le empecé a meter la punta de un dedo como ya llevaba tiempo haciéndoselo, entró sin problemas.

YO: No te preocupes y relájate.

Le iba tirando saliva de mi boca para lubricarlo y poder ir dilatándolo con el dedo que se lo metía más profundamente, bajé la boca intentando llegar al coño para lamérselo, como vio que no lo conseguía abrió las piernas para que pudiera meter la cabeza dentro, lamiéndole el agujerito del chichi intentando meterle la lengua, gimió cerrando los ojos y yo seguía moviendo mi dedo dentro de su culito que casi se lo había metido entero, le mojé el chocho todo lo que pude con la lengua y me senté en la cama sin sacarle el dedo del culo, empezando a hacerle una paja con la otra mano, Berta seguía mirando el mar boca abajo cerrando los ojos, de vez en cuando de la excitación dejaba ir algún gemido, le metí el dedo gordo dentro de la vagina y con otros dos dedos le frotaba el clítoris, ahí empezó a gemir seguido moviendo el culo, yo ya tenía el dedo entero dentro del ojete moviéndolo lentamente sin parar de hacerle la paja, vi que empezaba a cambiar la cara subiéndole los colores a los mofletes, en nada se estaba corriendo por primera vez.

Yo seguía con el mismo ritmo y ella seguía jadeando volviendo a excitarse, cuando dejó ir otro gemido le saqué lentamente el dedo del culo volviendo a dejar caer saliva encima, juntando dos dedos para meterle las puntas, dio un pequeño grito y siguió gimiendo por la paja folleteo con el dedo gordo, no sé si conscientemente o no que subió el culo metiéndose más adentro los dedos, pegando un grito volviendo a correrse apretando la boca contra la cama para ahogar sus gritos, cada vez que se corría relajaba el culo pudiendo meterle los dedos un poco más, yo seguía sin parar de mover la mano encima de su coño frotándoselo y follándoselo con un dedo, para que ella siguiera con los jadeos y se preparara para otro orgasmo, la mano del chocho la tenía empapada de los flujos que le salían, ella seguía mirando el mar con los ojos y la boca abierta, está vez le aceleré el trabajito con los dedos del chichi, metió de nuevo la cara entre las sabanas para que no se la oyera gritar a kilómetros a la redonda, yo le aumentaba la velocidad y la fuerza con la que le frotaba el clítoris y le metía el dedo gordo, se le movía todo el cuerpo descontrolado y eso facilitaba que los dedos del culo los tuviera metidos casi enteros dentro, le di toda la marcha que pude a la paja y le acabé de meter los dos dedos hasta el fondo, empezando un último orgasmo que se agarraba con las manos a las sabanas sacándolas de la cama, intentando ahogar unos gritos que se le debían de estar oyendo por todo el hotel, acabó relajándose, yo le saqué la mano del chocho despacio y los dedos del culo se movían tranquilamente teniéndolo totalmente dilatado, levantó la cara de la cama para mirarme, había dejado toda una mancha de saliva en las sabanas, me estiré encima dándole un beso en la cara, saqué los dedos y apunté con la punta de la polla a su agujerito del culo.

BERTA: Con cuidado amor, con cuidado por favor.

YO: En cuanto me digas algo la saco y paro cariño.

Me confirmó con la cabeza y poco a poco le metí el glande parando la penetración, hizo un gesto con la cara de dolor o desagrado y apoyó una mano en mi cadera acariciándome, se la metí un poco más cerrando ella los ojos soplando un poco, me miró diciéndome que siguiera y se la metí un poco más, me apretó la cadera con la mano cerrando los ojos, pensaba que me iba a pedir que acabara con aquello, me apretó la cadera otra vez pero bajándomela para que se la metiera más profundamente pasando de la mitad de polla dentro, abrió los ojos mirándome.

BERTA: Hasta el fondo cariño.

Lentamente se la fui metiendo hasta chocar con mi pubis en su culo.

BERTA: Hostia que impresión más rara.

Me empecé a mover despacio sacándola un poco volviendo a meterla, la saqué un poco más y adentro, casi la mitad y vuelta a meterla, siempre muy despacio y sin dejar de mirarle la cara para ver que gestos hacía, no quise sacarle más polla y seguí follando de la mitad para abajo, a cada penetrada se dilataba y entraba mejor, sin darme cuenta la iba sacando más metiéndosela más rápido, entraba tan apretada que me empezó a venir el orgasmo bastante rápido, no quise aguantar más para no hacerle sufrir demasiado, le tiré un par de lechazos dentro y la saqué haciéndome una paja tirándoselo por encima del culo, Berta por fin relajó la cara y yo me estiré a su lado besándola.

YO: Perdóname Berta, se que para ti no ha sido agradable.

Ella me sonreía.

BERTA: Pensaba que esto iba a ser tan malo y me iba a hacer tanto daño que al final no ha sido para tanto, pero el culito me lo has dejado un poco raro.

Nos reímos besándonos otra vez, pasamos un fin de semana estupendo y el lunes al medio día estábamos de vuelta en casa.

No penséis que me había olvidado de Carmen, la seguía teniendo muy presente y me acordada de ella muchas veces, le estaba muy agradecido para siempre de todo lo que hizo por mí en un momento tan delicado de mi vida, pero también tenía claro que la despedida con ella había sido bastante definitiva, creí que llamarla o vernos para saber de ella le iba a hacer más mal que bien, con quien me veía casi cada día era con María – Marlen, siempre la saludaba con dos besos y un abrazo, de momento que supiera no estaba con ningún hombre, supongo que quedó bastante hasta los cojones de estar con tantos y buscaba algo realmente especial.

Un sábado por la mañana estábamos con Berta en un centro comercial que quería mirarse algo de ropa, me pareció raro ver a un tipo mirando un aparador con una cámara de fotos bastante grande colgada del hombro, mientras mi novia se miraba alguna tienda y yo la esperaba fuera mirando otros aparadores para hombres, pude ver aquel tipo hacer fotos desde la parte alta, pensé que estaba haciendo panorámicas del centro comercial, cuando Berta acabó de comprar y mirar fuimos a comer algo a una pizzería que había en la planta baja, estábamos comiendo y hablando tranquilamente cuando por el efecto espejo de un aparador vi al tipo de la cámara haciendo una foto, me giré y descubrí que nos estaba apuntando a nosotros directamente, me levanté saliendo detrás de él, el tío salió corriendo por la puerta y al llegar yo fuera no pude verlo, estaba el parking lleno de coches y debió de esconderse entre ellos, me quedé quieto mirando a ver si lo descubría y vi salir por uno de los accesos a un coche bastante rápido, saliendo en contra dirección, pensé que debía ser él, al entrar Berta ya había pagado la cuenta y salía para buscarme, aquello nos pareció muy extraño, le dije que tuviera cuidado y que estuviera atenta, sobre todo cuando fuera sola por la calle.

Hacía días que con Berta estábamos haciendo planes para vivir juntos, la idea como es lógico es que ella se trasladara a mi casa que era muy grande y estábamos de puta madre en ella, Berta quería decírselo a sus padres pero antes estábamos esperando tenerlo todo a punto para hacerlo, un día por la tarde estábamos hablando de todo esto y llamaron a la puerta, al abrirla me encontré con una mujer muy bien vestida con ropa cara que me miraba fijamente, observé por detrás de ella que en la calle había un cochazo enorme con un tipo apoyado en la puerta, pensé que debía ser el chofer, me sonreía.

YO: Perdone, ¿usted es?

MUJER: Pues es verdad que no te acuerdas de nada, soy tú hermana Esperanza.

Oí por mi espalda a Berta.

BERTA: Cariño, ¿pasa algo?

Me había quedado sin habla, la dejé entrar pasando los dos al salón, Berta se levantó de golpe supongo que por la cara que yo hacía.

BERTA: ¿Quién es Mario?

ESPERANZA: Soy Esperanza la hermana mayor de Alex.

YO: Perdona, ¿Alex?

ESPERANZA: Sí, ese es tu nombre de nacimiento, luego te lo cambiaste.

BERTA: ¿Pero no me habías dicho que eras huérfano?

YO: Eso pensaba yo cariño.

ESPERANZA: Eso os lo inventasteis tú y Ana.

YO: ¿Cómo?

La cabeza me estaba dando mil vueltas sin entender lo que pasaba, que pintaba aquella mujer en mi casa, ¿sería verdad que era mi hermana?, Berta que estaba más lúcida en esos momentos que yo, le dijo que se sentara y si quería tomar algo para que nos lo explicara todo, me trajo un whisky sin preguntarme para ver si reaccionaba, nos sentamos en el sofá.

ESPERANZA: Tú te llamabas Alex, conociste a tú mujer y te fuiste con ella cambiándote el nombre, supongo que para renegar de quien eras antes, siempre te tuve controlado, sabía que vivías aquí con tú familia hasta la desgracia.

Hizo un momento de silencio dando un suspiro.

ESPERANZA: Después reaccioné tarde y te perdimos la pista, hasta hace un tiempo que un detective privado te localizó curiosamente aquí mismo, en tú casa, haciéndote unas fotos, lo pillaste el otro día cuando te estaba haciendo otras para enviármelas a mí como hacía cada mes.

BERTA: ¿Nos vigilabais?

ESPERANZA: Sí, bueno en realidad a quien vigilaba era a mi hermano, no hace mucho que me enteré que había perdido la memoria, creo que sí estás intentando saber quién eres tienes que saberlo todo, como me imagino que ahora estarás dudando de quién soy yo tengo hora para mañana ir a hacernos unas pruebas de ADN, para que te quedes tranquilo, yo me voy a ir, nos vemos mañana en la dirección que te enviaré al móvil y así también tendrás el mío.

YO: ¿Sabes mi móvil?

ESPERANZA: Ahora mismo guapo sé yo muchas más cosas de tú vida que tú.

Se fue y nos quedamos Berta y yo que si nos pinchan no sacan sangre, cuando parecía que estaba encaminando mi vida con tranquilidad, pensando que ya sabía quién era y lo que hacía, vino aquella tía tirándomelo todo a tomar por culo en diez minutos.

Al día siguiente nos presentamos en la dirección que me envío y nos sacaron sangre a los dos, el resultado nos lo dirían por teléfono cuando lo tuvieran, en la puerta del laboratorio.

ESPERANZA: Yo me vuelvo a casa, cuando tengamos los resultados te enviaré una dirección por si quieres saber quién eres realmente tú.

Se subió en el coche y se fue, nosotros nos fuimos a casa, nos preparamos unos cafés y nos sentamos en el sofá.

YO: No pienso ir a ninguna parte diga lo que diga esa mierda de prueba.

BERTA: Tranquilo cariño, espera a saber el resultado y después decides que haces.

YO: No Berta no, estoy arto, empecé porque quería saber quién era, pero cada vez que siento que soy feliz con mi vida pasa algo que me la complica, ya le hice daño a una chica por esta mierda y no quiero hacértelo a ti, ¿me entiendes?

BERTA: Lo que entiendo es que hasta que no sepas toda tú historia será imposible que seas feliz, tienes que seguir Mario, o Alex, o como coño te llames, ¿lo ves?, no sabemos ni cómo te llamas, tienes que ser fuerte y acabar con esto, llegar hasta el final.

YO: Pero eso puede significar…

BERTA: Ya lo sé, sé que eso puede ser nuestro fin como relación, pero tú tienes que saberlo y despejar todas las dudas o será imposible que vivas tranquilo y en paz, yo lo veo así, primero tú y luego nosotros si puede ser.

Me llamaron para decirme que Esperanza era mi hermana como ya nos esperábamos, ¿sino para qué coño se iba a exponer ella a hacerse la prueba?, recibí en el móvil un mensaje con una dirección que era de las islas, eso todavía me despistó más de lo que me esperaba.

Con Berta pasamos un fin de semana entero encerrados en casa, follando sin parar, sintiéndonos, amándonos, riendo, llorando, un sinfín de emociones para despedirnos sin saber cuándo volvería y los más importante, ¿qué coño descubriría en aquel viaje tan extraño?, cuando volaba para la isla me sentía tan desamparado como el día que Carmen me “rescató” de aquella sala de espera del hospital, no tenía ni idea de lo que me encontraría y eso me estresaba mucho.

Al llegar me encontré a un tío con un cartelito con mi nuevo nombre, me cogió la maleta y me acompañó al coche llevándome a no sé donde, me sonó el teléfono…

ESPERANZA: Hola Alex, ¿ya te están trayendo verdad?

YO: Sí.

ESPERANZA: Te espero que llegues, hasta ahora.

YO: Vale.

Entramos en una calle al lado del mar con casas muy grandes parando delante de una, Esperanza salió de un coche deportivo descapotable, el chofer bajó mi maleta del coche dejándola en la acera y se fue.

ESPERANZA: Coge la maleta, esta es tu casa.

YO: ¿Mi casa?

ESPERANZA: Sí, tú primera casa cuando te independizaste.

Era un caserón de la hostia, con una terraza con piscina delante del mar, Esperanza me la enseñó toda, nos paramos en la terraza mirando a la playa que había gente bañándose.

ESPERANZA: ¿No te has acordado de nada Alex?

YO: No, es como si la viera por primera vez.

ESPERANZA: Cuando te fuiste de la casa familiar te compraste esta, aquí estuviste viviendo unos tres años.

YO: ¿Y nuestros padres?

Puso una cara rara intentando disimularla.

ESPERANZA: A ellos será mejor que no los veas, por lo menos de momento. Ten, coge las llaves de la casa, en la mesita que hay junto a la puerta del garaje tienes las llaves de un coche, por si tienes que moverte por aquí, descansa, mírate bien la casa a ver si te vas acordando de las cosas, mañana nos volveremos a ver.

Subí la maleta a la habitación, una enorme con un balcón que daba a la playa, coloqué la ropa dentro del armario y me puse el bañador, busqué una toalla y me fui a la piscina tirándome de cabeza para despejarme, dentro del agua saqué los brazos para apoyarme en el borde mirando el mar pensando, ¿qué coño pasaría para que dejara aquella vida y me fuera de allí sin querer volver?, todo aquello cada vez era más misterioso.

Me levanté temprano el día siguiente porque no pude dormir muy bien por los nervios, desayuné y me fui de visita por mi propia casa con tranquilidad, a ver si en alguna habitación o rincón me venía algo a la cabeza, nada de nada, estaba en el salón mirando cosas y oí una voz que venía de la playa, salí a la terraza, por unas escaleras de madera que subían de la arena una chica descalza con los zapatos en la mano me llamaba, una chica que parecía un pastelito de buena que estaba, se puso delante de mí sonriéndome como si ya me conociera.

CHICA: Hola, Esperanza ya me ha dicho que no te acuerdas de nada, así que supongo que tampoco te acordarás de mí.

Yo la miraba “embobao”.

CHICA (levantando la voz): ¡Alex!

YO: Sí, sí, perdona, mi hermana tiene razón, no me acuerdo de nada y por eso he venido, ¿tú me has dicho que te llamas?

Se puso a reír.

CHICA: No te lo he dicho, Greta, me llamo Greta.

Le di dos besos, ella seguía riendo.

YO: ¿Quieres tomar algo?

GRETA: Perdona que me ría tanto pero es que me hace mucha gracia verte así, sí, un zumo de naranja si tienes.

Saqué de la cocina dos zumos y nos sentamos en una mesa de la terraza a la sombra.

YO: ¿Y tú eres?

GRETA: Yo soy la novieta que tenías aquí.

YO: No me jodas, perdona es que no me lo esperaba.

GRETA: Por eso me llamó Esperanza, para saber si al verme te vendría algo a la cabeza, pero me parece que no ha funcionado.

Me puse a reír.

YO: No, no ha funcionado, pero tú sí que me podrías decir cómo era yo antes de desaparecer de aquí.

GRETA: ¿Como eras?, madre mía, eras el tío más divertido de la isla, todas las tías te íbamos detrás, no parabas de hacer cosas, conducías el mejor deportivo, ibas a los sitios más de moda, eras un juerguista incansable, empezamos a salir y contigo me lo pasaba increíble, lástima que nunca supiste guardarte la polla dentro de los pantalones.

La miraba con los ojos abiertos como platos.

GRETA: ¿No te lo crees?

YO: Conociéndome ahora me cuesta un poco la verdad.

O no, pensé. La verdad es que no me costó mucho follarme a mi cuñada cuando todavía estaba con Carmen, ni conocer a Berta y tener buen sexo con ella.

GRETA: Un día de estos te presentaré al grupo de amigos con los que salíamos a ver si hay más suerte.

YO: Vale.

GRETA: Te importa si me quedo un rato en la piscina a tomar el sol y bañarme, hace mucho tiempo que no había estado en esta casa.

YO: No hay problema, te voy a buscar una toalla.

Subí a la planta de arriba a buscársela, cuando bajé la tía estaba al lado de la piscina en pelota viva, me quedé quieto con la boca abierta.

GRETA: Ya veo que así tampoco te acuerdas de mí, y mira que te lo conocías bien todo.

Me subieron los calores a los mofletes, ella se moría de risa.

GRETA: Ven anda, báñate conmigo.

YO (nervioso): Es que no tengo el bañador puesto.

GRETA: Pero si tú no has usado bañador en tú vida, va ven para acá.

Pasé de todo y me despeloté poniéndome a su lado, me cogió de la mano y me arrastró con ella al agua, me cruzó los brazos por el cuello abrazándome poniéndome la cara delante.

GRETA: No me puedo creer que esté contigo otra vez en esta piscina así.

Le puse las manos en la parte baja de la espalda tocándole medio culo, me sonrió.

GRETA: Ya sabía yo que algo del sinvergüenza que eras tenía que quedar dentro de ti.

Acercó sus labios y me pegó un morreo que me dejó sin aliento, le metí la mano agarrándole el coño depilado moviéndome para empotrarla contra la pared de la piscina, abrió las piernas rodeándome la cintura, me cogí la polla para metérsela en el coño sin pensar si estaría lubricado o no, entró sin ningún problema hasta el fondo levantando la cabeza dando un buen gemido, la cogí por las caderas y empecé con un ritmo suave acelerándolo poco a poco hasta corrernos los dos.

GRETA: No has perdido para nada las facultades, sigues poniéndome a mil como antes.

YO: ¿Te quedarás esta mañana conmigo?

GRETA: Claro, porque no.

Nos tumbamos un rato al sol y nos volvimos a bañar.

GRETA: Vamos a secarnos y llévame a tú cama que ya la echo de menos.

Se me escapó una risilla tonta, la cogí de la mano y subimos a la habitación, la estiré en la cama y me metí en medio de sus piernas comiéndole el coño, solo pasarle la lengua la primera vez pegó un grito de la hostia que me asusto y todo, se la volví a pasar lamiendo más fuerte y lo repitió, seguí con un poco más de intensidad y se estaba corriendo que daba gusto, ¿cómo se podía correr tan rápido aquella mujer?, no paré pasándole la lengua por el culo y ella jadeaba poniendo los ojos en blanco, volví a subir la lengua lamiéndole el agujero metiéndosela un poco y levantó las caderas de golpe, le cogí el clítoris en medio de los labios succionándolo y empezó a darle unos calambrazos el cuerpo gimiendo fuerte, más fuerte, corriéndose por segunda vez con unos gritos que se debió de enterar toda la playa, no le solté el clítoris siguiendo con él chupándolo y succionándolo, no dejaba de gritar moviéndose sin parar entrelazando orgasmos de forma espectacular, hasta que en el último gruñó más que gritó y dejó caer el cuerpo encima de la cama totalmente desfondada, me aparté de ella poniéndome a su lado.

YO: Nena has estado espectacular.

Me miró con una sonrisa enorme.

GRETA: Esas palabras son las que me decías siempre Alex.

YO: No me jodas, pues las debería de tener en el cerebro en algún cajón sin abrir.

GRETA: Déjame descansar un poco y te haré lo que más te gustaba a ver si te acuerdas de algo más.

Me estiré intentando recordar alguna cosa, ella apoyó su cabeza en mi hombro, esa postura la recordaba con todas las chicas con las que había estado y siempre me había gustado mucho, Greta se levantó de la cama.

GRETA: Ven levántate.

Me puso delante de ella y se arrodilló, me cogió la polla metiéndosela en la boca acariciándome los huevos con la otra mano, me la puso a tope en nada, se la fue metiendo más profundamente apretando con sus labios, la sacó y la volvió a meter más profundamente, la sacó de nuevo y se la metió toda dentro tocando con sus labios apretados alrededor sobre mi pubis, no me podía creer lo que veía, la sacó otra vez, respiro profundo y se la metió hasta la garganta desapareciendo entera dentro de su boca, me puso las manos en las caderas moviéndolas adelante y atrás para que me follara su boca de aquella manera, le cogí la idea rápidamente haciéndolo por mi cuenta, la hostia como me estaba poniendo aquello y los ruidos guturales que salían de su boca, la sacó de golpe tosiendo tirándole saliva encima para esparcirla al momento con una mano, haciéndome una paja que me volvía loco del ruido de la saliva en contacto con su mano y mi polla, me empezaron a temblar las piernas, ella abrió la boca acercándola a la punta de la polla sin dejar de pajear a buen ritmo, sacando la lengua poniéndola justo debajo de la punta para que me corriera en su boca, movió la lengua para lamerme la punta del cipote por debajo y al notar el contacto le pegué un lechazo en toda la boca, ella se colocó bien sin dejar de pajearme para que le fueran entrando los siguientes y le cayeran por los labios y la cara, en aquel momento que me estaba corriendo intentando que no me fallaran las piernas vi imágenes de ella más joven, haciendo lo mismo con mi polla en la misma habitación con algunos muebles diferentes, cuando acabé se la volvió a meter en la boca succionando las últimas gotas que pudieron salir, me dejé caer en la cama hecho polvo mirándola, se tragó lo que le quedaba en la boca.

GRETA: Por la cara que haces me parece que te has acordado de algo.

Se lo confirmé con la cabeza, entró en el cuarto de baño riéndose, me levanté y me metí en la ducha.

GRETA: ¿De qué te has acordado?

YO: Estábamos haciendo lo mismo pero éramos bastante más jóvenes, los muebles eran diferentes, de color marrón y habían unos cajones que ahora no están.

GRETA: Muy bien Alex, eso es cierto, la habitación era como tú dices.

Pasamos el resto de la mañana en la piscina, comimos juntos y por la tarde me llevó a casa de unos amigos, eran cuatro que me presentó explicándoles mí problema de memoria, pasamos la tarde bebiendo y me explicaron anécdotas de cuando salíamos de marcha cuando éramos más jóvenes. Ya por la noche en casa me llamó mi hermana para saber cómo me había ido con Greta, le dije que me había acordado de alguna cosa y que estaba bien, nos despedimos hasta el día siguiente que había quedado con ella por la mañana y con Greta por la tarde.