¿Quién soy? (5)

Salí de casa caminando para calentar la mañana siguiente...

Salí de casa caminando para calentar la mañana siguiente, al llegar a la entrada estaba Berta esperándome, nos dimos los buenos días y empezamos a correr.

BERTA: ¿A qué te dedicas?

YO: Perdona pero corriendo voy justo de aire y no puedo ir hablando.

BERTA: Apretamos el paso, llegamos a la mitad del parque y nos sentamos a descansar y hablar un poco, vale.

No le contesté y aumenté el ritmo de carrera, llegué a la mitad casi ahogado, ella se sentó en un banco y yo a su lado recuperándome.

BERTA: Pues eso, ¿qué trabajo tienes?

YO: Pues esta conversación es la que pretendía tener contigo en la cena.

BERTA: Vale, pues quedemos para cenar y la tenemos.

YO: ¿No vas a parar hasta que cene contigo?

BERTA: No, ya te pedí perdón, creo que te debo una cena para compensar.

YO: ¿Tú mala educación?

BERTA: Por favor Mario, quedemos y empecemos de nuevo.

YO: Muy bien, esta noche a las nueve en la puerta de tu piso.

Sonrió y me lo confirmó con la cabeza, me levanté y seguí corriendo, hicimos todo el recorrido en silencio y nos despedimos.

Por la noche la esperé en el coche delante del bloque de pisos, salió y estaba guapísima la cabrona, yo no me moví y ella se quedó parada delante de la puerta, le hice esperar un poco y acabé saliendo del coche para abrirle la puerta.

YO: Pensaba que estás cosas no te gustaban.

BERTA: Claro que me gustan.

Di la vuelta y entré al coche poniéndome el cinturón.

BERTA: ¿Hoy no tienes una rosa para mí?

YO: ¿Para que la tires?, hay detrás está la del otro día.

Giró la cabeza y la vio, estiró el brazo y la cogió poniéndosela en la nariz para olerla medio chuchurría que estaba ya, nos miramos y nos pusimos a reír.

YO: Empecemos de nuevo, ¿a qué te dedicas?

BERTA: Trabajo en la farmacia de mi padre, ¿y tú?

YO: En una empresa llevando la contabilidad.

BERTA: Y tú…, ¿vives solo?

YO: Sí, soy viudo.

BERTA: Hostia, eres muy joven para eso ¿no?

YO: Si no te importa prefiero no hablar del tema, ¿y tú?

BERTA: Sola, estuve un tiempo en pareja y por eso alquilamos ese apartamento, pero el cabrón se largó con otra.

YO: O él es gilipollas o tú muy cabrona.

BERTA: ¿Cómo?

YO: Que no sé de quién es la culpa si de él o tuya, si se lio con otra teniendo en casa una cosa tan bonita como tú sin motivo es que es gilipollas, pero si tú te comportabas con él de la misma manera que lo hiciste conmigo el otro día no me extraña.

Se quedó un momento pensando con una sonrisilla.

BERTA: ¿De verdad piensas que soy bonita?

YO: ¿Tú te crees que yo voy a cenar con cualquiera?

Se puso a reír mirándome a los ojos.

YO: ¿Qué te gusta a parte de correr?

BERTA: Me gusta la ropa, pasar una tarde en casa viendo una película o series, el mar, no sé, cosas así, ¿y a ti?

YO: A parte de correr, trabajar, comer y beber bien no lo sé, bueno estirarme en el sofá a escuchar música me gusta mucho, es como si volviera al pasado.

BERTA: ¿Al pasado?, que raro ¿no?

YO: Si te cojo confianza te explicaré algo importante de mi vida.

Le desperté el interés.

BERTA: Va explícamelo, porfa.

En ese momento llegábamos al restaurante y aparqué el coche, sentados en la mesa después de haber pedido.

BERTA: Explícamelo por favor.

YO: No sé si tengo la confianza suficiente contigo, ¿tú la tienes conmigo?

BERTA: Claro que te tengo confianza, hemos hecho deporte juntos, hemos hablado mucho, te enfadaste conmigo y hemos hecho las paces, mira las cosas que nos han pasado ya.

YO: Vale, no hace demasiado tiempo por un golpe en la cabeza en un accidente me quedé en coma durante un mes, al despertarme no recordaba nada de mi vida, ni como me llamaba, todavía estoy descubriendo cosas que no sé.

BERTA: Qué fuerte tío.

YO: Ya ves, te podía conocer de antes como si fueras de mi familia y ahora estar contigo como si nos conociéramos de hace dos días.

Nos trajeron los platos y empezamos a cenar.

BERTA: ¿Me perdonas?

YO: ¿De qué?

BERTA: De lo del otro día, eres el primer hombre con el que salgo después de que me dejaran y me puse un poco borde, lo siento.

YO: De eso ya estás perdonada y lo sabes, dime más cosas que te gusten.

BERTA: No lo sé, pregunta.

YO: ¿Te gusta el sexo?

Se quedó con el tenedor a medio camino de la boca.

BERTA: ¿Qué?

YO: ¿Qué si te gusta el sexo?, hacerlo, practicarlo, si te lo pasas bien cuando lo haces.

Se puso roja mirando para los lados comprobando que nadie nos estuviera escuchando.

BERTA: Me acabas de dejar helada tío con la pregunta.

YO: Tampoco es tan rara ¿no?, te podía haber preguntado si te gustaba el arte, o la paella, el sexo es parte de la vida también.

BERTA: Bueno no sé, un poco atrevida tienes que reconocer que es la preguntita.

YO: Pero, ¿te gusta o no te gusta?

Estaba nerviosa y la veía un poco acorralada.

BERTA: Como ha todo el mundo supongo.

YO: Todo el mundo no es una buena respuesta Berta, te gusta o no te gusta.

BERTA (agobiada): ¿Y a ti, te gusta?

YO: A mí me encanta, y cuantas más marranadas mejor.

BERTA: Joder, eso me pasa por preguntar, perdona pero esta conversación no me gusta.

YO: Vale.

Pedimos los postres y seguimos en silencio.

BERTA: ¿No me vas a hablar?

YO: No, porque te puede molestar lo que te pregunte, pregunta tú y yo te respondo.

Me sonrió metiéndose una cucharada en la boca.

BERTA: ¿Y qué marranadas te gustan?

YO: ¿Quieres que te las diga aquí o en el coche con más intimidad?

BERTA: ¿Qué haremos después de cenar?

YO: Correr por el parque, no.

Se puso a reír.

YO: Podemos ir a tomar algo por ahí o en mi casa.

BERTA: Tú directo y sin rodeos.

YO: Claro coño, para que darle vueltas a las cosas, tarde o temprano acabarás viniendo.

BERTA: Vale a tu casa, pero tengo que advertirte algo para que no te sorprendas, yo no me voy a la cama con nadie en la primera salida.

YO: Pues anda que no hemos salido veces ya, hemos corrido juntos muchos días, “hemos hablado mucho, me enfadé contigo y hemos hecho las paces, mira la de cosas que nos han pasado ya.”

Reímos, acabamos la cena que la invité y fuimos a mi casa.

BERTA: Tienes una casa muy chula.

YO: ¿Qué quieres tomar Berta?

BERTA: Lo que tú te prepares, me da igual.

YO: ¿Gin tonic?

BERTA: Vale.

Se sentó en el sofá y esperó que llegara yo con las bebidas.

YO: Esta es mi casa desde hace un montón de años y no me acordaba de nada de ella, todavía estoy descubriendo rincones de la casa.

BERTA: No te hagas el despistado que me has dicho que me responderías y todavía no lo has hecho, tú mucha boca pero te acojonas como todos.

Me acerqué a ella hablándole a un par de palmos de su cara.

YO: ¿Quieres que te conteste?, pues lo hago, una de las cosas que me encanta es besaros suavemente, rozando los labios sintiendo el contacto, sacando la puntita de la lengua, pasándola lentamente mojándolos notando su sabor.

Me miraba quieta fijamente a los ojos mojándose los labios, acerqué mi cabeza a la suya, me miró los labios y volvió a mirarme los ojos estando ya muy cerca, nos los rozamos separándolos volviendo a rozarlos, abriendo un poco la boca para sacar la lengua y seguir saboreándonos los labios acabando metiéndonos la lengua dentro, me separé antes de que empezáramos un morreo sin retorno, a ella se le quedó una carita de querer seguir.

BERTA (susurrando): ¿Y qué más te gusta?

YO (susurrando): Me gusta seguir sintiendo tus labios y acariciarte suavemente empezando a desabrocharte los botones de la camisa.

Me miró a los ojos acercando sus labios a los míos, ahí supe que la tenía en el punto que buscaba, nos besamos de nuevo con tranquilidad y dulzura, pero ahora le pasaba la mano por su carita y su cuello acariciándola, ella me pasaba un brazo por la espalda moviendo la palma de la mano, pasé del cuello al primer botón de la camisa desabrochándolo, siguiendo con todos los demás hasta abrirla, volviendo a separarme mirándole el sujetador de color clarito que llevaba, su mano seguía dando vueltas por mi espalda.

BERTA: Me tiene intrigada, ¿como sigue esto?

YO: Pues ahora de los labios pasaría a besarte el cuello, después el hombro mientras te voy quitando la camisa, cuando te la quite bajaré los labios despacio hasta besarte un pecho, a la vez que con los dedos te desabrocho el sujetador, entonces podré concentrarme en ponerte los pezones duros como piedras.

Me cogió de la cabeza y se la puso en el cuello levantando la suya para que empezara ya, se lo besé suavemente de un lado para otro, por un lado fui bajando a un hombro apartándole la camisa, mientras con la otra mano se la quitaba del otro hombro dejándola caer por detrás, ella sacó los brazos apartándola a un lado, le desabroché y quité el sujetador, volvió a rodear con sus manos mi cabeza que ya estaba besándole una teta por la parte de arriba, bajando por un lado pasándole la lengua suavemente, viendo como los pezones se le erizaban, acabé pasándole la lengua por encima a uno y acariciándole con dos dedos el otro, dejándolos tiesos y a ella respirando fuerte y jadeando, me volví a separar y tenía la carita de estar excitada, me desabrochó la camisa quitándomela tirándola encima de la suya, me miró los ojos con sus brazos rodeándome el cuello.

BERTA: ¿Y cómo sigue?

YO: El siguiente paso sería seguir bajando la lengua por encima del ombligo, para llegar al borde de los pantalones que te iría desabrochando, te abriría la cremallera y pasaría la boca por encima de tus bragas a la vez que te voy bajando los pantalones con las dos manos, te los quitaría con los zapatos, me pondría delante de tus piernas abiertas para acercar mi boca a tu coño besándolo por encima de las bragas, olerlas y quitártelas para comerte el chichi con tranquilidad y suavidad, te lo recorrería todo con la lengua, mojándotelo más de lo que lo debes de tener a estas alturas, después de saborearlo por todos lados me centraría en tú clítoris, chupándotelo, cambiando las presiones, hasta que te corras con unos gemidos de puta madre.

Cuando acabé de explicárselo me miraba con los ojos encendidos, le hice paso a paso lo que le había dicho, se corrió mirando para el techo con los ojos en blanco, me puse a su lado pasándole un brazo por el hombro, acariciándole la carita con la otra mano.

YO: ¿Te ha gustado esta marranada?, a mi me encanta.

Me miraba sonriendo pasándome la mano por el lado del cuello acariciándome, acercó su boca a mi oído susurrando.

BERTA: Es la primera vez que me lo comen y me corro.

YO: Pues ninguno de los novios que has tenido te merecía cariño.

Bajó las manos y me desabrochó el pantalón estirando de él quitándomelo con la ropa interior.

BERTA: A ver, a ver, ponte de pie por favor.

Me puse de pie delante de ella con su vista clavada en mi polla.

YO: ¿Qué pasa, que tus novios tampoco tenían polla?

Se puso a reír.

BERTA: Si tenían tonto, es que quiero verla bien.

YO: Pues todavía no ha crecido del todo.

BERTA: Vale, acércate.

Di un pasito para adelante, ella se sentó delante mirándomela como si fuera algo extraterrestre, la cogió y empezó una paja lenta destapándome el glande cada vez que me bajaba la piel, fue creciendo pero me molestaba que tuviera las manos tan secas.

BERTA: ¿No te gusta cómo te lo hago, te hace daño algo?

YO: Está muy seco todo y me molesta.

Me miró sonriendo y acercó su boca aguantándome la polla con una mano, dejó caer saliva encima del capullo volviendo con la paja, ahora resbalaba mejor y era más placentero.

BERTA: Mejor así Mario.

YO: Ya lo creo, mucho mejor.

Me volvió a sonreír y se metió la punta en la boca pasándole la lengua, metiéndosela un poco más chupando, consiguió ponérmela al cien por cien.

YO: Ahora sí que la tienes en su tamaño.

Me la sujetó con una mano mirándosela de frente, levantándola, poniéndola a un lado y al otro, finalmente la rodeó bien con su mano midiendo el grosor, giró la cabeza de un lado a otro.

BERTA: No me va a caber, es demasiado gorda.

YO: Pero criatura ¿qué es lo que te han metido a ti?, no es pequeña pero tampoco es un tamaño exagerado.

BERTA: No lo sé, tendremos que probarlo.

Me senté en el sofá.

YO: Ven ponte encima de mí y te la metes a tu ritmo.

Se puso encima con las piernas bien separadas, me mojé dos dedos para pasárselos por el coño y mojárselo, al hacerlo noté que estaba empapada, me miró sonriendo.

BERTA: No te preocupes que mojada lo estoy de sobras.

Me cogió la polla con toda la mano, se acercó la punta al coño pasándosela de arriba abajo humedeciéndola, se la fue colocando en el agujerito moviendo las caderas de lado a lado, fue entrando muy despacio, abrió los ojos y sopló bajando un poco el culo metiéndosela más adentro dando un fuerte gemido, notaba como sus dedos me tocaban la polla y su chichi, como midiendo cuanto tenía dentro, me miró a los ojos y fue bajando lentamente hasta que noté su culo en mi pubis, se la había metido entera.

BERTA: ¡Joder!, si que ha cabido, y que gusto me está dando tan apretada.

Se empezó a mover sacándola un poco y volviéndola a meter.

YO: Berta cariño, no sé si lo sabes, pero me estás follando.

BERTA: Como coño quieres que no lo sepa hostia.

YO: Es que como me has dicho que tú el primer día no…

BERTA: Cállate coño.

Estaba gimiendo sin parar y super excitada solo moviéndose en círculos, cambió el movimiento a adelante y atrás pero casi sin sacársela, empezó a correrse otra vez de forma espectacular abrazándose a mi cabeza.

BERTA: Madre mía Mario, que pasada.

YO: Sigue, sigue lentamente.

Fue moviendo otra vez las caderas despacio, puso los ojos en blanco del gusto volviendo a gemir, poco a poco fue subiendo y bajando más su culo follándose más trozo de polla, yo la notaba empapada y antes de darme cuenta se estaba volviendo a correr a gritos con mi cabeza entre sus brazos, otra vez quedándose quieta.

BERTA: Por favor, no puede ser que me corra de esta manera y siga teniendo ganas.

YO: Sigue Berta, sigue por favor.

Ver como se corría una vez detrás de otra me estaba poniendo como un burro, me miró y volvió con los movimientos, primero despacio de lo sensible que lo debía de tener acabando de correrse, poco a poco fue aumentando la altura del culo metiéndosela más fuerte, pegando un grito cada vez que bajaba y chocaba contra mi pubis, acabo subiendo y bajando a una buena velocidad sin parar de gritar de nuevo corriéndose poniendo los ojos en blanco, pero esta vez no paró, directamente bajó el ritmo sin parar de moverse siguiendo con los jadeos, se estaba dejando ir sin pensar en nada más, subió el culo hasta casi sacársela y lo volvió a bajar lentamente hasta el final, lo fue repitiendo bajando cada vez más rápido, gritando cada vez más, acabó subiendo y bajando con una fuerza que pensaba que me iba a romper la polla, ella pegaba unos gritos que parecía que la estaban matando, me empezaron a salir tiros de leche por la punta de la polla haciéndome gritar como ella que en ese momento se corría gruñendo como un animal herido, notaba la leche como salía por los lados cayéndome en los huevos, ella se dejó caer encima de mi cuerpo abrazándome con sus brazos por el cuello.

BERTA: ¿Te has corrido?

YO: ¿Es que no lo has notado?

BERTA: He notado como se me inundaba el coño y he tenido un orgasmo brutal tío, no entiendo cómo me he podido correr tantas veces seguidas, no me había pasado nunca.

YO: Serás multi orgásmica nena.

Me abrazó fuerte y nos quedamos un momento en silencio.

BERTA: ¿Nos veremos mañana?

YO: ¿A qué hora acabas de trabajar?

BERTA: A la hora que me sale del conejo, por algo soy la hija del jefe.

YO: Pues a partir de las cuatro y media ya estoy en casa.

BERTA: Aquí estaré si te parece bien.

Nos tomamos las copas y la acompañé a su casa, me bajé para despedirme en la puerta.

YO: Falta una cosa Berta.

Me miró y se me tiró al cuello besándome en los labios.

YO: No es eso.

BERTA: Coño Mario no querrás tener más sexo aquí en la calle.

YO: Lo que quiero es tu teléfono por si pasa algo avisarte.

Nos reímos y quedamos para vernos en el parque corriendo por la mañana.

Aquella mañana en el trabajo estaba hablando con Roberto y llegó Julia saludando a su marido con un beso en los labios.

JULIA: Hola chicos, venía a tomar un café con mi cuñado que quiero hablar con él.

Roberto siguió con su trabajo y nosotros fuimos a la cafetería de la esquina, nos pusieron los cafés…

JULIA: Esta tarde vendré a verte.

YO: No, esta tarde he quedado.

JULIA: ¿Tú?, ¿con quién vas a quedar si no conoces a nadie?

YO: Con una chica.

JULIA: Si hombre, ¿y yo qué?

YO: ¿Y tú qué, de qué?

JULIA: Coño que yo también quiero marcha hombre.

YO: Pues que te la dé tú marido hostia, que es quién tiene que hacerlo.

Se puso sería mirándome.

JULIA: ¿No vas a querer verme nunca más?

YO: Y yo que sé si será para siempre, yo te he dicho que esta tarde no puedo y ya está, no sé hasta dónde llegaré con esta chica, estoy bien con ella y punto.

JULIA: Esta bien perdona, supongo que es normal que intentes rehacer tú vida.

Nos tomamos los cafés y me despedí de ella, se fue triste y de alguna manera me sabía mal, pero tenía su marido y yo estaba solo, si conocía alguien y estaba a gusto no me la iba a jugar estando con ella.