Quién me mandaría a estudiar de nuevo 6º

Ayudandola con su coche iba a quedar bien pero se me olvido un pequeño detalle...

Piensa bien lo que estas haciendo. La traes a su casa y ahora la vas a ver fuera del horario escolar. Esto definitivamente no se lo contaría ni a Raúl ni a Sebastián. Salí disparaba para los billares, no llegue muy tarde. Después de inventarme un poco la reunión con Ana, jugamos al billar y terminamos tomándonos unas copas en mi casa, los chicos descansaron y después se fueron a sus casas que eso de coger el coche como una cuba va a ser que no.

A las 8 de la mañana me desperté sobresaltada: ¿lo de anoche lo había soñado? No, era real, un momento, Sergio me podía meter en un apuro, antes de que tocase el coche o hablase con Ana le tendría que poner en antecedente.

Después de una señora ducha, llamé a Sergio. Nos conocimos hace infinidad de años gracias a una ex. Después de que el saliera del armario, nos hicimos mas amigos aun si cabe. Le comenté que una conocida había tenido una avería con el coche, seguramente sería el cable del embrague y que necesitaba asistencia en carretera. Lo único que me preguntó fue que tipo de amiga hace que le llamase a esas horas un sábado: tendría que haber esperado algunas horas mas para llamarle. Le conté por encima lo que pasaba, es mi profe, me gusta, no me dejes en evidencia, blablabla. A las doce y media quedamos donde estaba el coche.

Cargué la cámara de foto y me fui un poco mas temprano a casa de Ana. Hacía mucho tiempo que no sacaba fotografías desde ese mirador, y me parecía una buena idea aprovechar. Salí del coche y me apoye en la barandilla disfrutando la luz que había. La brisa marina llegaba hasta allí y el sonido del mar relajo un poco la tensión que tenía por el rato que me esperaba.

Escuché como se cerraba de golpe la puerta de su casa, pero no le hice ni caso porque justo estaba esperando que un pajaríllo mirase hacia donde estaba yo para sacarle una foto.

Clic.

Perfecto. Lo había capturado en el encuadre y la exposición que quería. Note una respiración en el cuello y me quedé de piedra. Estaba mirando la foto.

  • Ana: no sabía que a parte de socorrer a profesoras en apuros también se te diese bien la fotografía.

  • Yo: umm (no me queda ni un soplo de aliento para hablar)

  • Ana: muy bien.

  • Yo: ehhh, bueno, que se nos hace tarde (intente sonreír, se me había puesto la piel de gallina).

Antes de subirme al coche quise guardar la cámara en la mochila, no se ni cuantas veces se me resbalo hasta que conseguí atinar, tenia que calmarme o parecería una idiota. El viaje de ida fue tranquilo, ella se limitó a escuchar la música y mirar por la ventanilla, yo a pensar y mirarla de reojo. Su look de fin de semana me gustaba, camisa de algodón ibizenca y pantalones blancos por encima de la rodilla, son de esos momentos en los que desmitificas a tu profesor y te das cuenta que son personas normales. Me gusta mas aun.

Llegamos, Sergio estaba esperando ya tranquilamente junto al coche. Al ser sábado era el único que estaba aparcado por fuera del instituto. Después de las presentaciones fue todo bastante monótono. Hizo unas comprobaciones y llego a la misma conclusión que yo, por suerte antes de ir a por el coche se había pasado por la casa Honda y había pedido un cable de embrague. En lo que Ana se puso en mi coche cargando su tablet Sergio se me acercó y me dijo:

  • Sergio: cuando yo iba a clases no tenia este tipo de profesoras (mirada asesina por mi parte) que quieres, tiene un punto la madurita, anda queda como una sabionda y cambiale el cable, en media hora lo tenemos hecho y así no se queda sin el coche el fin de semana.

  • Yo: umm vale, me invento algo de que el enganche es complicado para hacer tiempo y así le doy la sorpresa.

En lo que estábamos hablando mi móvil sonó, Ana me lo señaló y como no me daba tiempo a cogerlo, le indiqué por señas que lo cogiera por mi: en la pantalla salia Sebas.

Sebastián: Tu, penca, que el partido está a punto de terminar. Y ayer no es que termináramos muy tarde, así que la única excusa que me puedes poner es que te hayas ligado a una macizorra y si es así…

Ana: Ehhh, hola, Cristina ahora mismo no se puede poner. Si esperas un momento le paso el móvil.

Sebastián: vaya, lo siento, que corte. Le puedes decir a Cris que tenia un partido hoy, umm ¿tu voz me suena?¿nos conocemos?

Ana: Hola Sebastián, soy Ana. No te preocupes, le digo que te llame desde que termine.

Sebastián: Eh, bueno, como quieras, si estáis ocupadas en algo interesante no, claro, eh, nada que, pues eso, que…ya la llamodespuesadios.

Miré y vi que Ana se estaba riendo. Y de pronto unas letras aparecieron entre neones en mi mente ¡Mierda, el partido! Dios, con lo bestia que es Sebas a saber que burrada le diría. Noté como se me encendían los cachetes y pasé de decir nada metiendo la cabeza bajo el capó. En el rato que lo estaba arreglando me martiricé pensando que le habría hecho tanta gracia.

Yo: ya tienes el coche.

Ana: si que tardaron en engancharlo, no sabía que fuese tan complicado.

Yo: no, que ya tienes coche, ya funciona. El cable está cambiado y te hice una revisión general de los niveles. Puedes irte a casa con el, pero te seguiré en el mío por seguridad.

Ana: ¿lo has arreglado? no tendrías que haberlo hecho, no se que decir.

Yo: no digas nada, y mejor que lo olvides, no quiero que pienses que me debes un favor o algo así. Toma las llaves, yo voy a pedirle los papeles de la pieza a Sergio y ya en tu casa arreglamos todo. (creo que me he pasado de borde, pero es que me mira raro).

Ana: Bien. Avisame cuando quieras salir.