¿Quién folla a quién? (II)

Una tarde cualquiera en la que el amor y la pasión surgen. También lascivia.

Mónica percibe con el rabillo del ojo cómo el miembro de Miguel trata inútilmente de alcanzar una erección dentro de la jaula de castidad. Sonríe de manera imperceptible y acaricia el muslo de su chico con la planta del pie, acomodado al otro lado del sofá y desnudo.

-¿Qué andas barruntando?-Mónica deslizó su pie hacia la jaula para juguetear.

-¿Qué?-

-Estamos viendo El Señor de los Anillos...-movió su pie por la entrepierna de Miguel- ja, ja... ¿te pone Frodo?.

-No- Miguel tomó el pie con sus manos y lo acarició- me pones tú...

-Ya...- se acomodó de forma que su pie pudiera ser besado por su amado- anda, hazme cariñitos...

Miguel besó, lamió y se recreó con los pequeños deditos de uñas moradas, chupándolos delicada y amorosamente. En ese momento pareció en el salón Karla.

-Hola, cerdillas...- se acercó para intercalar un beso entre los labios de Miguel y el pie de Mónica y luego se acomodó al lado de esta última para darse un piquito con los labios y la lengua.

-¿Ya has acabado?-le preguntó Miguel a Karla.

-No, sólo estoy descansando un poco- mesó el cabello rubio de Mónica- ¿El Señor de los Anillos? Qué pereza... ¿cuántas veces lo habéis visto ya?

-Nunca las suficientes...- Mónica introdujo su mano bajo la camiseta de Karla y la deslizó por la espalda-¿un descansito?

-Uhmmm... tienes la mano fría- Karla se giró hacia Miguel- ¿cerdillo?

-¿Simmm...?-

-¿Te vienes un poco al cuartito conmigo?-miró a Mónica- me lo llevo un rato... pero dame la llavecita para que le quite eso...

-No seas pesada... estamos muy a gusto...-protestó mimosamente Mónica.

-Venga...- guiñó un ojo a Miguel- ¿a que quieres echar la lechita, cerdillo?

-Si, claro... ¿Moni?- Miguel se relamió- ¿te importa?

Mónica pausó la película y se sentó para observar a sus dos amores. Se acomodó el cabello y tomó de la muñeca a Karla.

-Al suelo- le indicó con un gesto a Miguel que inmediatamente obedeció- eso es... enséñanos el culo... muy bien, así me gusta.

Miguel expuso sus nalgas y separó las piernas. Apoyando la mejilla en la alfombra, usó sus manos para abrirse los blancos y depilados cachetes.

-¿Miguelito?- le inquirió Mónica- ¿quieres que te quite la jaula?

-Si... por favor-

-¿Y meter tu pichita a Karla?-Mónica le ofreció a Karla la llave de la jaula- ¿eh?

-Si...-

-Mira, Karla... qué culito rico... ¿no quieres comerlo?-

Karla se acuclilló y magreó las nalgas de Miguel. Aproximó sus labios y besó el fruncido ojete, que palpitó. Recorrió con su lengua el surco de Miguel y se volvió con mirada lasciva hacia Mónica, indicando lo que deseaba y obteniendo de Mónica el permiso.

-Vamos, cerdillo, que te voy a quitar la jaula- Karla le propinó un azote en las nalgas y Miguel se incorporó para quedar de rodillas y con las manos entrelazando los dedos en su nuca para que le liberara de la jaula- eso es... uy...uy...uy...mira lo que tenemos aquí...

Deslizó los leggings y el tanga hasta el suelo y presentó su polla excitada a Miguel, acariciándole las mejillas y los labios con ella.

Mónica estudió con la mirada cómo crecía el miembro de Miguel... grueso, potente... y la polla de Karla, larga y fina. La piel blanca y lechosa de Karla, sus pequeños y bonitos pechos, bajo la ceñida camiseta de licra, su rostro afilado... Si, le excitaba ver a Miguel felar esa polla y saberle excitado...comenzó a acariciarse sobre las bragas. Miguel chupaba, acaparaba en su boca, sus labios alcanzaban el pubis y de nuevo hasta el glande.

Mónica se percibió húmeda, sus caricias hicieron perfilar en la tela de las bragas el surco de su sexo... suspiró. Si... eso la mataba, como se frotaban las pollas, las tocaban y las agarraban... Karla cuchicheó algo a Miguel en el oído y rieron y a continuación se ubicó como a gatas para que Miguel la tomara... Este lubricó con su saliva la polla y de rodillas, tanteó hasta que pudo entrar en Karla y lentamente la fue follando, mientras ella estimulaba la polla, que lucía hermosa...

Las bragas de Mónica mostraban marcas de su excitación, deslizó los dedos bajo el elástico y los mojó para saborearse. Los movimientos de Miguel, sus gruñidos y los suspiros y gemidos de Karla... Miguel era atractivo, ni mucho menos era atlético y carecía de “tabletas de chocolate”, pero le producía un morbo impresionante que mantuviera su cuerpo completamente depilado desde el cuello hasta los pies, por sugerencia de ella. El morbo era ambivalente, ¿la sugerencia y el que quisiera complacerla o su piel rosadita y suave?. La cintura de Karla y las manos de Miguel en ella, las pausas que realizaba éste para acariciar a Karla los pechos y su sexo... y mientras copulaban, arrojaban miradas de placer y lascivia a Mónica.

La polla de Karla mostraba hilachas de líquido preseminal que oscilaban al ritmo que marcaba Miguel, cada vez más intenso... Mónica se acariciaba y se había recostado para que incluso pudiera disfrutar de sus dedos dentro de ella.

Karla dejó de tocarse... deseaba correrse únicamente gracias al miembro de Miguel... las sensaciones que le transmitía en su interior la gruesa verga moviéndose de manera intensa, eran desquiciantes... suspiró y mordió su labio inferior al saber que estaba alcanzando el momento culminante...

-Oh...si...si...-musitó Karla al sentir como se venía-oh...cari... cari... no pares... si...oh, más...más...

Saber que ella se venía, aceleró el estallido de Miguel, llenándola de leche entre gruñidos casi animales y gemidos de Karla, que se dejó caer sobre la alfombra.

Hubo una pausa. Sólo los ligeros sonidos líquidos del sexo de Mónica, en el que sus dedos jugaban y respiraciones agitadas rompían el silencio. Los gemidos de Mónica anunciando su orgasmo y los suspiros finales de satisfacción parecieron hacer que el tiempo volviera a su senda real.

-Ha sido... impresionante- le dijo Karla a Miguel sentada en el bidé para lavarse mientras él la observaba con sonrisa bobalicona.

-Si, ya lo creo...- mesó la negra melena ligeramente desordenada de su amada- eres muy diosa, ¿lo sabías?

-Ays... mi cerdillo, cómo lo quiero...- se incorporó y tomando a su amado por la cintura, y el tomando la suya, se fundieron en un largo, intenso y enamorado beso del que salieron chispas- ¿vamos?.