Quien busca donde no debe...
Encuentra lo que no quiere... El resultado de una tarde a solas con mi tío. La verdad es que me ha costado escribir el relato, no por el hecho de escribirlo, sino por el hecho de contarlo.
Siempre había tenido una relación violenta con mi tío, al menos por mi parte. Desde que era una niña solía meterme mano, un típico juego sin importancia. A fuerza de costumbre yo no me quejaba nunca, aunque no podía evitar en cierto modo sentirme incomoda cuando sin venir a cuento me tocaba un pecho. Por suerte se imponía la distancia y no solíamos vernos demasiado. Cuando empecé a desarrollarme usaba la excusa de comprobar si lo que abultaba eran mis senos o por el contrario el relleno de mi sostén.
Cuando alcancé la mayoría de edad, en las escasas veces que nos veíamos, la historia se seguía repitiendo. Yo no podía evitar ver sus miradas lascivas cada vez que me cambiaba de ropa en el cuarto de invitados en el que me tocaba alojarme cada vez que mi madre y yo íbamos a visitar a la familia. De alguna extraña manera esto me excitaba a la vez que aterrorizaba.
Una de las aburridas tardes en su casa le pedí amablemente poder usar su ordenador personal, estuvo un rato encendiéndolo y enseguida me dejó. Al rato mi madre y su hermana, esposa de mi tío, se fueron de compras al centro dejándonos solos a mi tío y a mí.
Estuve un rato investigando distraída varias carpetas hasta que encontré en una de las subcarpetas, un montón de archivos con nombres de lo mas sugerentes; había vídeos, imágenes, relatos, grabaciones caseras... Miré instintivamente a la puerta buscando encontrarle ahí, no estaba. Suspiré aliviada y abrí uno de los vídeos caseros bajando el volumen al mínimo. En el vídeo aparecía mi tío totalmente desnudo y mi tía agachada frente a él lamiendo su miembro ostentosamente. A pesar del horror de ver a mis tíos de esta guisa, noté una leve humedad que me hizo sentirme azorada.
De pronto su aliento chocó en mi nuca y me invadió un intenso olor a ron, entonces escuché unas palabras que no olvidaré nunca:
-Quien busca lo que no debe, encuentra lo que no quiere.
Pegué un bote de la silla sobresaltada incapaz de atinar a parar el vídeo y pude observar cómo en el vídeo estallaba certeramente en la boca de mi tía. En ese momento el pecho de mi tío se apoyo por completo en mi espalda mientras sus manos exploraban descaradamente mi entrepierna. Traté de desasirme de sus brazos y de la prisión que me ofrecía su cuerpo, pero él hizo más férreo su abrazo.
Mi respiración se alteró haciéndome sentir temerosa a pesar de que su mano, que había pasado a explorar en el interior de mi braguita, se deslizaba con facilidad entre mis labios.
Se separó de mí e hizo girar la silla de despacho enfrentándome a el. Eche instintivamente un vistazo a su paquete, sobre su pantalón era fácil adivinar una erección de caballo.
- Van a tardar en volver, así que tengo dos horas para disfrutarte solo yo.
Se desabrochó ante mi cara de incredulidad. Estaba paralizada por la impresión y la excitación que involuntariamente bañaba mi vagina y el lo aprovechó para desnudarme de cintura para abajo a su gusto.
En seguida se arrodilló frente a mí y comenzó a pasar la lengua desde la entrada a mi sexo hasta la punta de mi clítoris en a penas una caricia que me hizo estremecer de arriba abajo. He de decir en su defensa que aunque me invadía el miedo la sensación de sentirlo era maravillosa.
Mi vagina estaba ya lubricada, a pesar de eso continuó lamiéndome pasando de tortuosamente lento a ágilmente, arrancándome suspiros cada vez más y más alterados.
Cuando estaba a punto de llegar al orgasmo únicamente con las suaves y lentas pasadas de su lengua paró en seco muy sabiamente, deduciendo que tras eso lo tendría mucho más fácil para que no le pusiera ningún impedimento.
Tal y como estaba sentada tiró de mis piernas haciendo que toda mi intimidad estuviera expuesta hacia él de modo que pudiera deslizar la punta de su glande para conseguir impregnarlo de mi propia humedad. En uno de esos roces cada vez más intensos que me estaban llevando al mismísimo cielo dio un empujón fuerte de caderas penetrándome de una sentada. A pesar de que mi excitación ya no podía abarcarse dejé escapar un grito antes de que empezara un movimiento de vaivén de forma frenética. Cada vez que sentía cómo su miembro hacía roce contra mis paredes soltaba un pequeños gemido que destacaba entre mis jadeos. Su movimiento ganó en velocidad a medida que yo de forma casi inconsciente le pedía que no parara, que siguiera hasta que no pudiera más. Aceleró el ritmo embistiendo contra el fondo de mi sexo de forma continua con el miembro cada vez más hinchado en mi interior. Abrí los ojos en un momento y se me escapó una mirada a la pantalla, que había congelado el momento en que la corrida de mi tío resbalaba por el cuello de mi tía. En ese momento todos mis sentidos se bloquearon al igual que mi respiración dando lugar a un fuerte orgasmo haciéndome gritar -por qué no decirlo- como una zorra. Presioné los dedos en su espalda haciendo que él saliera de mí para correrse de forma escandalosa sobre mí.
Cerré los ojos volviendo en mí y él tomó mis braguitas limpiándome su corrida del cuerpo, cuando volví a mirarle él estaba contemplando mi sexo dilatado y completamente empapado en mis flujos y susurró con una voz socarrona:
-Había tenido fantasías con esto hace mucho tiempo. Pero jamás me habría imaginado que sería tan placentero follarte.
Tras decir esto salió del cuarto dejándome sola. Me incorporé sentándome para terminar de desnudarme y poder darme una ducha de agua fría.
Cuando llegaron mi madre y mi tía no comenté nada, al fin y al cabo si había ocurrido era porque aunque fuera una pequeña parte de mí lo deseaba. Seguimos yendo a menudo a visitar a la familia. Pero tras eso se acabaron las miradas, los juegos y los gestos lascivos.