Querido diario.
Presento aquí mis buenos propósitos de escribir algo parecido a un diario que podría, o no, tener que ver con el sexo.
Empiezo a escribir esto y me planteo dos cosas. La primera, que lo más probable es que esto acabe como los demás proyectos de diarios, agendas y bitácoras que he empezado… es decir, en nada. La segunda, lo parecido que resulta escribir en un diario de esos de cerradura labrada a hacerlo en un lugar como éste, aunque podría parecer justo lo contrario. Escribir para nadie -si es que realmente lo hacemos alguna vez- o escribir para todos, cuando tiras la botella en medio de la red es prácticamente lo mismo.
Diario y erotismo. Confesiones y sexo. Uno -o yo al menos- piensa rápidamente en nombres como Casanova o Sade, pero claro, a la vez se me saltan las carcajadas por aparecer en la misma frase que ellos. Nada que ver. Esto tiene que ver más con un intento de soltar los dedos, de comprobar si estos instintos me hacen ser más perseverante. Quiero traer aquí cosas que pasaron -las menos-, cosas que estuvieron a punto de pasar pero no lo hicieron y otras que me gustaría que pasaran… o no, porque ya se sabe que las fantasías casi siempre se sostienen precisamente por serlo. Muchas veces serán simples impresiones, deseos que se te cruzan un instante por la mente y se pierden: una mirada con la que te cruzas al salir del Metro, las piernas al final de una escalera, una voz que te recuerda a alguien. Así que a nadie, o a todos, les digo que no esperen nada del otro mundo en estas líneas. Aunque pienso también que si no eligieron una página de videos, quizás les apetezca perder un poco el tiempo conmigo.