Querías un amo, ya lo tienes...

Quien me iba a decir que me fuera a dar miedo mi novio...

Parecía mentira que por fin hubiera llegado el día, tras toda una semana esperándolo por fin había llegado. Hacia una semana que mis padres me habían dicho que pasarían el finde en la sierra con unos amigos, estaba claro que mi novio se vendría a casa pero esta vez queríamos planear algo, aprovechar bien esos 3 días. Así que cuando quedamos hace una semana  para planear esos días solos me arme de valor, tome la iniciativa y le expuse mi idea.

Así que allí estábamos, sentados en el sofá de siempre de nuestro pub de siempre, yo había decidido ese día ponerme falda, una bien corta que tengo, con mi camisa blanca. Me encanta esa camisa porque el escote deja que se vea un poco el sujetador, no lo iba exhibiendo en plan puton pero quien se asomara un poquito tendría una vista preciosa, estaba preparada para tender mi malvada red, segura de que él picaría. Tras un rato de charla trivial sobre que nos haríamos de comer ese finde y otras muchas cosas me arrime a él y le dije convencida:

-Ese finde quiero que seas mi amo-

Tal y como yo esperaba él se negó nada más oírlo, no quería ser mi amo, una cosa era mandarme alguna cosilla mientras lo hacíamos con cierta autoridad, pero otra muy distinta era darme órdenes. Yo sabía que esa iba a ser su respuesta pero esta vez no me iba a dar por vencida tan pronto, tenía que convencerle. Me acerque un poco más a él, le mire con una cara muy dulce y le susurre al oído:

-¿Estás seguro?-

-Sabes que si-

-Piénsatelo…- puse mi pierna sobre la suya aprovechando que nos tapaba la mesa- Si fueras mi amo ahora mismo podrías hacerme cualquier cosa-

-¿Cualquier cosa? ¿Cómo qué?- me sonríe

-Pues… ahora mismo, si tu quisieras…-cogí su mano y la coloque sobre mi muslo desnudo- podrías meter esta mano por debajo de mi falda, y hacerme lo que quisieras ahí abajo, tan fuerte como quisieras y tanto tiempo como quisieras-

-Sabes que no puedo hacerte eso, te pondrías a gemir y se enteraría todo el bar-

-Sí, es posible, pero no abriría la boca si mi amo me lo ordenara…-le meto la mano debajo de mi falda hasta que toca mis braguitas, sé que eso lo va a calentar-…anda ¿porque no pruebas?-

Me sonríe de nuevo y tal y como yo esperaba cae en mi trampa, empieza a acariciar mis braguitas y el notar que están mojadas le motiva a seguir. Me mira, yo le sonrió y aprieto su brazo para animarle a que siga. Empieza a calentarse y mira a la gente de alrededor mientras aparta mis braguitas y me acaricia. Yo respiro un poco más fuerte, el me mira de nuevo al notar mi humedad en sus dedos, agacha la mirada hacia su pantalón  que empieza a abultarse y de repente me mete dos dedos. Yo dejo escapar un leve gemido, leve, pero lo suficientemente fuerte para que unos chicos sentados a pocos pasos se giraran y nos miraran con curiosidad.

-¿Qué haces? ¡Estás loca!- Se pone rojo de la vergüenza al pensar que nos han pillado- Se suponía que ibas a estar callada-

-Yo no he dicho que fuera a estar callada, he dicho que lo haría si mi amo me lo mandaba-le miro con malicia y me rio por lo bajo.

-No hagas ruido por favor- me suplica.

-No pienso callarme, si quieres que lo haga será mejor que pares porque si sigues tocándome gemiré más fuerte- los ojos se le abren como platos, está absolutamente indignado.

-¿Qué pare? ¿Y qué hago yo ahora aquí quieto y empalmado?- está al borde del enfado.

-No sé, vete al baño, hazte una paja…- lo conseguí, me mira furioso, lo tengo en el bote. Parece como si me fuera a comer, acerca sus labios a mi oído y me dice:

-De acuerdo, tú te lo has buscado, voy a ser tu amo y tú te vas a quedar bien calladita mientras te meto los dedos, ¿entendido? Cuando acabe contigo me iré al baño y al rato tú también vendrás y allí mismo me la vas a chupar-empezó a meterme los dedos de nuevo.

-Sí, amo-

-Shhh…-

Fue la primera vez que él me masturbo en público y lo pudo hacer gracias a que ahora era mi amo y me había dado una orden. Había sido algo nuevo y súper excitante para los dos, sobre todo para mí que lo deseaba tanto. Desde esa noche no habíamos hablado más del tema ni habíamos vuelto a nuestros nuevos roles de amo y esclava pero yo no veía el momento de que llegara el viernes, y por fin había llegado.

Eran las diez de la noche cuando llamó al timbre, yo le recibí con mi camisoncito rosa, no me había dado ninguna indicación sobre cómo vestirme así que me puse ese camisón extremadamente corto porque sabía que le encantaba. Nada más abrí la puerta me lancé a él para saludarle con un beso como siempre pero él me freno poniendo una mano en mi pecho sin dejar que me acercara más. No entendí porque no podía besarle y puse cara de incomprensión:

-Te recuerdo que ahora soy tu amo, así que olvídate de hacer nada sin que yo te lo haya permitido primero, ya no llevas tú la iniciativa…- Me miró de arriba abajo mientras yo me quedaba boquiabierta con aquel saludo-…y, hablando de llevar o no llevar, tampoco deberías llevar nada de ropa. Pero bueno eso lo arreglaremos luego, ve al salón y siéntate en el suelo, tengo que coger unas cosas-

Tuvo que chasquear los dedos ante mi cara para que yo reaccionara, saliera de mi ensimismamiento y me fuera para dentro como me ordenó. Entré al salón y me senté de rodillas en la alfombra apoyando mi trasero sobre mis talones. ¿Qué sería lo que tendría que traer del coche? Yo ya tenía condones en casa, y había encargado pizza hacia un rato. Mientras pensaba esto oí como se cerraba la puerta de la calle y él apareció con una bolsa grande y roja.

-¿Qué es lo …-

-Shh. No te he dado permiso para hablar- me quede más callada que en misa, me lo dijo con un tono muy serio- Además lo que haya en esta bolsa lo iras descubriendo poco a poco.

Dejó la bolsa detrás del sofá donde yo no podía verla y se sentó, por primera vez me sonrió y eso me hizo sonreír a mí también.

-¿Cuánto tiempo tardaran en traer la cena?-me preguntó.

-Una hora-

-¿Una hora que?-

-Una hora, amo-

-Creo que me voy a divertir bastante contigo esta noche- volvió a darme un repaso con la mirada de arriba abajo- Quítate la ropa-

Yo me puse de pie y me quite el camisón, debajo llevaba un conjunto monísimo de tanga y sujetador gris y rosa que él me había comprado hace tiempo, estaba hecho de un tejido medio trasparente y aproveché para lucirme porque me había depilado justo el día antes. Estaba a punto de volver a sentarme cuando él me paró:

-Te dicho que te quitaras la ropa, toda la ropa-su sonrisa me parecía ahora un poco malévola.

-Pero sabes que…-

-¿Te he dicho yo que pudieras hablar? Creo que no… y mucho menos protestar, quítate la ropa- me repitió con un tono sereno pero autoritario.

Me quedé parada él sabía que una de las pocas cosas que me avergonzaban era quedarme completamente desnuda mientras él me miraba. Claro que estaba igual de desnuda cuando follabamos pero estarlo delante de él así, en frio, me hacía sentir expuesta y no me gustaba.

-¡Venga!- El grito que me dio hizo que diera un respingo y al ver su cara de enfado pensé que sería mejor hacerle caso.

Me desabroche el sujetador, era de esos que se cerraban por delante y al abrirlo rápido mis pechos botaron libres. Esto hizo que yo me sonrojara y que el sonriera mirándolos embelesado. Hice lo propio con mi tanga y me volví a sentar en la misma posición. Era curioso porque esa posición al estar sentada es la que había adoptado desde pequeñita por costumbre y ahora por primera vez pensé que debía ser muy sexy, al mirar cabizbaja vi mis brazos que se apoyaban en el interior de mis muslos y enmarcaban mis pechos haciéndolos más respingones. Me estaba muriendo de la vergüenza.

-Así está mejor, pero…creo que estoy siendo demasiado permisivo contigo por estar empezando, y ese intento de negarte no me ha gustado nada. Me parece que voy a tener que empezar a dejarte claro quién es tu amo-

La verdad es que esas palabras me dejaron un poco trastocada, ¿demasiado permisivo? Pero si me tienes desnuda en medio del salón…Se había levantado mientras yo me quejaba mentalmente, se acercó y se agacho frente a mí.

-Como solo ha sido una falta no seré muy duro-dijo eso y empezó a acariciarme los pechos, pensé que si era ese el castigo me iba a portar muy mal. De repente note un dolor muy fuerte, me había cogido los pezones y los había retorcido al máximo sin el más mínimo miramiento.

-¡Ay!- se me escapo un chillido fruto de la sorpresa por aquel dolor tan inesperado. Siempre he tenido los pezones muy sensibles y él sabía que aquello me dolía de verdad.

-No me mires con esa cara… esto no ha sido nada. Pórtate bien y no pasare de aquí, ¿entendido?-afirme con la cabeza- He dicho, ¿entendido?-

-Si… amo.

Se levantó y volvió a sentarse en el sofá, con las piernas abiertas. Estando así sentado vi cómo se abultaban sus pantalones. El hacerme eso le había puesto caliente, y lo peor de todo, a mí también.

-Ahora levántate y ve a traerme algo de beber, tengo sed-

Me levante inmediatamente y me fui a la nevera, notaba como me miraba el culo mientras me alejaba. Volví en seguida con un vaso en la mano y se lo ofrecí.

-No, no, no… Así no se le ofrecen las cosas a tu amo. De rodillas- me arrodillé.

-Eso es, muy bien, tienes mucho que aprender…- ¿y dónde has aprendido todo esto tú? Pensaba yo mientras el bebía.

-Ahora quiero que hagas algo con esto- dijo mientras se tocaba la polla por encima de los pantalones-¿Me la quieres chupar?- Se me iluminó la cara cuando me dijo esto, en eso sí que estaba yo más que dispuesta a complacerle.

-Si amo- le respondí sonriendo.

-Pues ya estas tardando-

Me hizo un gesto para que me acercara y empecé a desabrocharle los pantalones, le baje los calzoncillos y se la saque. Estaba durísima y súper hinchada, se le notaban las venas por los lados y parecía vibrar en mi mano, empecé a darle besos y a lamerla de arriba abajo mientras se la meneaba con la mano.

-Chupa, si lo haces bien te premiare-dijo esto mientras cogía mi cabeza con las dos manos y me empujaba hacia abajo para hacérmela tragar.

Yo empecé a chupársela contenta de que me hubiera mandado eso, lo que quiera que fuera el premio ya era mío, la verdad es que la chupo bastante bien, no creo que sea una cuestión solo de técnica sino más bien de ganas, cuando se la chupaba siempre me concentraba al máximo porque eso no solo le ponía cachondo a él sino que a mí también, me encantaba chupársela y esta vez no iba a ser menos. Notaba como mi coñito se empapaba, estaba deseando tocarme así que alargue la mano que me quedaba libre con esa intención.

Pero él estaba bien atento a lo que yo hacía y me paró:

-No te he dado permiso para que te toques-

Le mire con cara de súplica mientras se la seguía chupando pero volvió a negar con la cabeza, y me colocó la mano sobre su polla junto a la otra, así que resignada me aguante. Seguí chupándosela cada vez más rápido siguiendo el ritmo que sus manos marcaban en mi cabeza. Como siempre llegaba solo hasta la mitad de su enorme polla pero lo que no alcanzaba lo compensaba con mis manos. De repente parecía que no era suficiente para él, empezó a aumentar la fuerza con la que sus manos presionaban mi cabeza, empecé a pensar que pretendía que me la metiera entera en la boca. Entonces él me lo confirmó:

-Hoy te la vas a tragar toda-

Un escalofrío me recorrió el cuerpo, él sabía que no era capaz de hacer eso, por mucho que lo intentaba nunca lo había conseguido, levante la mirada e intente negar con la cabeza, el sonrió y empujo más fuerte, no me cavia más, era imposible. Quite las manos de su polla y agarre las suyas asustada intentado soltarme. Volvió a empujar y yo no pude soportar la presión, me vino una arcada y de un empujón me aparte cayendo de espaldas sobre la alfombra mientras tosía en un intento de reponerme.

-Eso que has hecho ha estado muy muy muy mal, me has desobedecido, te has negado a una orden de tu amo, eso lo vas a pagar- me dijo mientras se volvía a meter la polla en los pantalones.

  • ¡Sabias que no puedo hacer eso!- proteste indignada.

Al oír esto se agacho me agarro del pelo y me grito:

-¿Cómo? ¿Encima te atreves a responderme? Ponte a cuatro patas ahora mismo, te voy a dar una lección-

Asustada me puse en la postura que me había ordenado mientras él se disponía a sacar algo de la bolsa. Si antes tenía curiosidad por saber que había allí dentro en esos momentos tenía miedo por lo que pudiera sacar, nunca me había tratado así.

Cuando volvió me obligó a  pasar las manos entre mis piernas quedando apoyada solo con las rodillas y con la cara completamente pegada a la alfombra. Vi que tenía unas finas cuerdas de color negro con las que empezó a atar mis muñecas a mis rodillas quedando yo totalmente inmovilizada y expuesta .No me gustaba nada estar así, me sentía avergonzada y vulnerable.

Él volvió a la bolsa a coger algo más y de repente dejo sobre la alfombra al lado de mi cara un bote enorme de lubricante que me pareció un consolador gigante. ¿Qué querría hacer con eso? Yo nunca había necesitado lubricante para nada…De repente una idea vino a mi cabeza y me asuste tanto que empecé a temblar. Ignore lo de pedir permiso para hablar y con un hilo de voz le pregunte:

-¿Eso no será para…no iras a…?- no me salían ni las palabras.

El me miro sonriente adivinando lo que yo quería decir, se sentó en el suelo a mi lado y me respondió:

-No tranquila, no te la voy a meter por detrás-oír eso  hizo que yo me relajara- lo que voy a hacer es meterte este enorme bote de lubricante por ese coñito que tienes.-sonríe.

-Querías un amo, ya lo tienes…-

Segunda vez que escribo un relato, y primera que es sobre dominación, decidme por favor que os parece para que siga o no la historia, está en vuestras manos. Gracias