Quedate despues de clases

Encuentro entre un profesor maduro y una joven profesora cumpliendo la fantasia de follar en el salon de clases.

Ese día se tenían que quedarse trabajando hasta tarde. Se acercaba el periodo de entrega de notas y todos tenian muchas cosas pendientes.

Dos profesores trabajaban apartados del grupo, un hombre de 50 años y una mujer de 23.

La señorita Lorena Muñoz y el señor Jaime Alvarez estaban en el salón mas apartado del liceo, el la tenia sobre el escritorio lamiendo una y otra vez la dulce vagina de la mujer.

-Sabes que tu conchita es deliciosa verdad?- preguntaba el hombre entre las piernas de la mujer.

Ella lo miraba con los ojos en llamas y la respiración agitada, ese hombre la ponía loca. La experiencia de el era lo mas exitante, podia convertirla en fuego solo con una señal.

Jaime seguía saboreando y succionando con toda calma la humedad de la mujer, le introducía la lengua y la movia dentro de ella dandole espasmos de placer, jugaba una y otra vez con su clitoris mojandola mas aun y haciendola gemir. Las manos expertas del hombre acariciaban sus muslos bajando despacio hasta sus nalgas, alzandole la cadera para explorarla mejor con la boca.

El hombre lentamente subia por el cuerpo de Lorena mientras le iba alzando la polera, lamiendo la piel de sus pechos que quedaba fuera del sostén. Seguia subiendo con sus labios, besando con suavidad su pechos, sus hombros y su cuello. A él le encantaba su cuello, calido, hermoso y con el delicioso aroma de su perfume.

Llegó hasta sus labios, besandolos lentamente mientras acomodaba su cadera entre las piernas de ella y se bajaba la bragueta liberando su verga. Muy despacio y sin dejar de besarla se introducia en ella. Le encantaba eso, sentir su leve temblor cuando despacio entraba en su dulce conchita, la tension momentanea, como se iban acelerando sus latidos y su respiracion.

El se movia con calma sin soltar sus labios ni por un segundo, acariciaba su cabello y su espalda hasta que en un susurro Lorena le pedia mas. Empezaba a acelerar y ella a gemir, le exitaba mas que nada escucharla gimiendo.

-Ahh siiii Jaime aaaahhh- decia echando su cabeza hacia atras llenandose de placer

El la embestia cada vez mas rapido disfrutandola, ella a la vez movia su cadera contra él aumentando la profundidad de la penetracion.

El hombre la tomó en sus brazos y la apoyo contra el pizarrón. Ahí comenzó a hacerselo profundo como le gustaba provocandole suaves grititos en tanto el metía su cara entre los pechos de ella, esos deliciosos pechos que tanto le gustaban. Una y otra vez la embestia hasta que la hizo correrse.

La tomó firmemente de nuevo y se sentó con ella a caballo. Lorena empezó a cabalgarlo muy sensual subiendo y bajando en su palo, moviendo las caderas circular aumentando el placer de ambos, luego saltaba rapidamente haciendo que los dos gimieran con ganas. El la sujetaba abrazandola por la cintura y ella se afirmaba en él abrazando su cuello, sin parar de moverse se besaban apasionados.

Ella se derramó nuevamente en él y siguio moviendose sensualmente hasta que el hombre ya no resistió. La tomó firme con sus manos en sus caderas y la hizo pegarse a el completamente clavado dentro de su vagina, y a esa profundidad se derramó intensamente.

Al terminar acarició la suave piel de la mujer, sus labios, sus mejillas. La besó con pasión y borrando toda evidencia se vistieron y abandonaron el salón dejandolo con el notorio aroma de un apasionado encuentro sexual.