Quédate a mi lado...

Podría no parecerlo pero, María estaba celosa de Hakko… ella tenía a alguien con quien despertar a su lado, sintiendo la calidez y la seguridad de amanecer en los brazos de alguien a quien ama… decidió ir a ordenar algo de comer

Quédate a mi lado…

“Canaan… Canaan…”

Era lo que susurraba entre sueños una chica rubia sobre una cama, abrazando con fuerza la almohada bajo su cabeza… todavía no había podido verla desde su llegada y ansiaba con todas sus fuerzas volverla a ver… habían pasado dos días y aún no daba con Canaan, su “amiga” aunque prefería llamarla su “amor”…

Así es, la chica rubia cuyo nombre era María, se había enamorado de la chica de cabello gris, piel morena y unos ojos grandes pero muy poco expresivos… se había enamorado perdidamente de ella… tal vez fue la forma exagerada en la que ella la salvaba por meterse en tantos problemas, o quizás fue la forma en que en su primera salida, Canaan le había dicho hermosa… “Increíblemente hermosa”…

El sonido del despertador hizo abrir los ojos y encontrarse con un sol que acariciaba levemente su piel; María estaba hospedada en un 5to piso del hotel, por lo que la vista era muy hermosa…

“Si tan sólo estuvieras conmigo ahora para ver este bello amanecer…”

Mencionó María mientras se levantaba de la cama y dirigiéndose a la ventana para abrirla y poder sentir el aire, escuchar las aves cantar y más que nada, esperando a que la chica atlética apareciera para quedarse con ella…

Podría no parecerlo pero, María estaba celosa de Hakko… ella tenía a alguien con quien despertar a su lado, sintiendo la calidez y la seguridad de amanecer en los brazos de alguien a quien ama… decidió ir a ordenar algo de comer…

“¡María!”

Rápidamente, la chica de cabello rubio giró la cabeza para encontrarse con la mirada de la sinestésica…

“¡Canaan!”

Pronunció con mucho asombro la chica rubia para volver a pronunciar su nombre de forma alegre al ver a la persona a quien más amaba  en su ventana…

“¡Eres tú Canaan!”

La sinestésica sonrió al ver tanta felicidad en el rostro de María… quizás sea mala expresándose, pero ella amaba con todas sus fuerzas a la rubia que ahora se encontraba frente a ella sonriendo al saber de su presencia. En un abrir y cerrar de ojos, la morena envolvió sus brazos alrededor de María quien se había ido contra ella para poder colocar su cabeza entre el cuello y el hombro de ella.

Sintiendo el dulce aroma de su cabello, la suavidad de su piel, escuchando la hermosa voz de la rubia y más que nada, viendo su aura color amarillo que la caracterizaba de toda la aburrida ciudad, ser más fuerte…

“¡María, vamos a jugar!”

Mencionó la sinestésica con una sonrisa al ver los hermosos ojos cafés de la rubia.

“¡Vamos! Sólo necesito cambiarme de ropa”

Canaan solamente asintió y se sentó en la cama mientras que María se fue directo al clóset, por supuesto, el clóset estaba frente a la cama; Canaan al ver a María comenzar a quitarse la ropa, sintió un calor enorme, la espalda lisa y suave de la rubia terminando en una cintura muy bien delineada… María sintió la mirada de Canaan por lo que volteó un poco la cabeza para darse cuenta de que efectivamente, la chica de cabello gris la estaba observando con mucha atención.

Por un momento sintió que su rostro se tornaba de color rojo, pero algo en su interior decía que no estaba mal lo que hacía…

“Podría jugar por un momento”

Pensó con picardía, así que sacó un brassier, colocándoselo lentamente y acomodándose el pecho dentro de la copa, volteó a ver a Canaan quien seguía mirándola con mucha atención y le dijo…

“¿Podrías abrocharlo?”

Canaan salió de su pequeño trance y asintió mientras tragaba fuerte, se dirigió lentamente hacia la rubia quien todavía le daba la espalda y se recogió el cabello a la derecha para que así Canaan obtenga mejor acceso.

Canaan con mucho nerviosismo, abrocho el brassier de María, a lo que ésta, reacciono con un suspiro, lo cual hizo aparecer un leve rubor en el rostro de la sinestésica…

“Listo”

Pronunció la chica de cabellos grises. María se volteó para verla a los ojos y tomo ambas manos de Canaan y las colocó en su cintura…

“María… ¿?”

“Tócame Canaan”

A lo que ésta reaccionó con caricias hasta la espalda de María, la piel de la rubia se erizo al instante y se estremeció levemente, María con un poco de miedo, colocó las manos acariciando las mejillas de Canaan

“Bésame”

Pronunció María al estar convencida de querer probar los labios de la sinestésica y al haberse dado cuenta, de que Canaan podría sentir lo mismo que ella estaba sintiendo.

Canaan por ser un poco más alta, se fue inclinando levemente hacia la rubia quien ya se había dispuesto a cerrar los ojos y…

“¡El desayuno!”

Se escuchó a través de la puerta principal, a lo que María reaccionó empujando levemente a Canaan y observar la puerta…

“¡Ya… ya voy!”

Dijo mientras se separaba rápidamente de las manos de Canaan y tomaba una bata para cubrirse, ya que sólo llevaba puesto un brassier y un pequeño short.

“Lamento la demora”

“No se preocupe, aquí tiene su orden”

“Gracias”

La chica que había traído el desayuno, se  fue y María, al cerrar la puerta y darse la vuelta, tuvo una sorpresa al encontrarse con los labios de Canaan… sus ojos cerrados y tomándola por la cintura, por supuesto, María le devolvió el beso y colocando un brazo detrás del cuello de Canaan para acercarla más hacia ella.

“Ahh Canaan”

Dijo la rubia entre beso, sintiendo que se le acababa el aire; hábilmente la sinestésica coloco una mano sobre uno de los pechos de María y les dio un leve apretón a lo que su otra mano se deslizó por su cintura hacia su lindo traserito el cual también le dio un apretón a lo que María gimió suavemente entre beso dejando el desayuno de lado…

Canaan alzó una de las piernas de María, sintiendo cómo su suave y blanca piel se erizaba al contacto con su mano; María en un momento a otro, se trepó a Canaan acercándola por el cuello sin interrumpir el beso mientras sus piernas rodeaban la cintura esbelta de la sinestésica.

Canaan con tanta habilidad, colocó a María contra la pared mientras seguía disfrutando de la unión de sus labios con los de la hermosa rubia quien tímidamente comenzaba a gemir tiernamente junto un leve rubor en sus mejillas cada vez más notorio

“Canaan… hazme el amor”

Sólo esas tres palabras causaron en Canaan una gran excitación mientras que su pervertida imaginación comenzó a hacer de las suyas, imaginando a María gimiendo su nombre, colocando sus manos sobre su cabeza presionando contra su sexo, las mordidas que podía causarle a la rubia mientras bajaba de su barbilla hasta sus suaves pechos, chupando hábilmente sus pezones, explorando todo su cuerpo y las sensaciones que podía causarle con suaves caricias…

La sinestésica sentía que la posición era un poco incómoda pero decidió llevar a María entre sus brazos hacia la cama para poder hacer caso a las peticiones de María.

Una vez estando cerca, Canaan detuvo el beso para poder dejar suavemente a María sobre la cama, una vez hecho esto, se colocó sobre la rubia para mirarla fijamente a los ojos y sonreír al ver tanta belleza en una sola persona, el corazón de Canaan tronó al mirar las mejillas sonrojadas de la hermosa mujer que había ahora debajo de ella y la dulce expresión de su rostro; María estaba un poco confundida por la profunda mirada de su amante de cabello blanco.

Canaan entrelazó una de sus manos con las de la rubia mientras que con la otra se sostenía para no dejar caer todo su peso sobre María y lentamente se fue acercando hacia ella para apenas rozarse los labios, este pequeño tormento era un plan que Canaan pensó para poder escuchar la dulce voz de su compañera volver a decirle esas tres palabras mágicas… pero María no estaba para juegos por lo que, al no sentir los labios de la sinestésica fundirse con las de ella, dio un rápido giro dejando a Canaan debajo de ella.

María junto un gran rubor en su rostro tomo ambas manos de Canaan y las coloco sobre sus pechos aún sobre el sujetador dándole un leve apretón para incitarla a hacerlo ella misma; Canaan por supuesto, entendió el mensaje y dio un apretón leve haciéndole suspirar. María estaba que no aguantaría por mucho tiempo, así que se abalanzó sobre ella uniendo sus labios en un beso húmedo, sus manos se colocaron a los lados de la cabeza de la sinestésica mientras que sus pechos hacían presión contra el pecho casi inexistente de Canaan a lo que esta, comenzó con suaves caricias a la espalda de la rubia llegando hasta el broche del sujetador que minutos antes, había abrochado y ahora trataba de deshacerlo.

Con mucha habilidad con los dedos, Canaan finalmente pudo deshacer el broche de María y cuando la rubia se levantó, dejo caer la prenda de ropa y sus bien formados pechos quedaron a la vista de Canaan.

Canaan comenzaba a sentir un enorme deseo de probar los pechos de María, así que se sentó y coloco una mano sobre uno de ellos, sintiendo el pequeño botoncito rosado erectarse contra la palma de su mano, María se sonrojo ante el acto pero dejó escapar un pequeño gemido…

“Ahhh Canaan”

Canaan sintió estremecerse al escuchar su pequeño gemido, colocó ahora ambas manos sobre los pechos de María y les dio un apretón de nuevo sintiendo la suavidad de su piel y los pequeños botoncitos apuntar a su rostro descaradamente.

La sinestésica acercó su rostro y beso entre ambos pechos de la rubia pasando las manos por su cintura acercando su cuerpo aún más a ella, poco a poco fue bajando hasta llegar al seno derecho donde comenzó a jugar con sus labios, dándole besos por toda la aureola hasta terminar por usar la lengua y delinear su lindo botoncito color rosado a lo que María tembló al sentir la húmeda y cálida lengua de la morena jugar con sus pechos.

En toda la habitación comenzaron a escucharse leves gemidos y suspiros por parte de la rubia, Canaan fue acostándose sobre la cama nuevamente atrayendo a María hacia ella dejando a la altura de su rostro sus senos.

En un abrir y cerrar de ojos, María paso de estar arriba a estar debajo; Canaan se acercó para besar la piel ahora sudada de su cuello mientras escuchaba los gemidos de María demasiado cerca de su oreja; poco a poco bajo la mano hasta la ropa interior de María y pudo darse cuenta de que estaba sumamente húmeda.

“Ahhh que rico”

Gimió la rubia en voz alta, Canaan bajo ahora sí, rápidamente hasta su abdomen, besando la suave piel de su lindo abdomen hasta bajar a su punto de placer, donde aún con la ropa, inhaló su aroma y dio un beso, hasta que se levantó.

Con la mirada sobre la rubia, hizo a un lado su ropa interior dejándola desnuda sobre la cama, María sentía un poco de vergüenza por estar de esa manera y por la profunda mirada de Canaan sobre ella.

Canaan pensó en deleitarse un poco, mirando atentamente al cuerpo de la hermosa rubia y con una mirada de amor, se acercó para besarla ahora estando entre sus piernas, bajó demasiado rápido hasta encontrarse con su lindo sexo rosado, inhaló de nuevo su aroma, lo cual hizo encender aún más sus sentidos, dio una leve lamida a lo que María se estremeció arqueándose un poco.

La chica de cabello blanco siguió con su labor de besar el sexo de la rubia la cual había comenzado a gemir con cada respiración que daba; la sinestésica levantó la mirada y vio a la hermosa rubia morderse el labio inferior oprimiendo un gran torrente de gemidos mientras su pecho subía y bajaba rápidamente por su forma de respirar.

La habitación que antes estaba en total silencio, se llenó de jadeos…

“Ah, ah, ah, ah…”

Canaan siguió con su labor de besar su sexo, chupando su clítoris que más hinchado no podía estar, la sintió palpitar contra su lengua por lo que, con ayuda de sus dedos, pudo llegar hasta la entrada de la rubia en la que metió su lengua lo más que podía.

María se estremeció por completo ahora si arqueándose demasiado y dejando escapar un fuerte grito de placer, las paredes de su interior temblaron contra la lengua de su amante, sintiendo la gran ola de placer terminar en los dedos de sus pies.

“Ah… aahh”

Gemía la rubia colocando sus manos sobre la cabeza de Canaan tratando de no empujarla cada vez más a su sexo…

“Ca… Canaan… aahh y…ya… CANAAN!!!”

Grito mientras sintió llegar al orgasmo aunque Canaan había hecho caso omiso al grito por lo que siguió chupando y lamiendo todo su sexo para después concentrarse en su clítoris, hasta que María la separo de entre sus piernas para dejar pasar los espasmos.

Su cuerpo quedó con una pequeña capa de sudor a lo que Canaan subió hasta estar a la altura de su rostro para besar sus labios, a lo que María correspondió aun con los ojos cerrados.

Canaan se colocó a un lado de María abrazándola y cubriéndola con las sabanas a la altura de sus pechos, todo era perfecto, la luz del sol entrando por la ventana, el amor de su vida en sus brazos y ahora sabiendo que sus sentimientos fueron correspondidos, la hizo sentir una gran felicidad hasta que…

Bip… bip… bip

El móvil de Canaan interrumpió todo ese bello panorama. Sacó el móvil para ver quién era el culpable de haber interferido en el brillante pensamiento que inundaba su mente, no fue nada más ni nada menos que Natsume

“Canaan… tienes trabajo que hacer”

“Está bien… ¿Dónde te veo?

“En tu departamento”

“Ahí estaré”

“Bueno”

María escucho toda la conversación y cuando sintió a Canaan intentar irse de su lado, le tomó fuertemente del brazo…

“Quédate a mi lado… por favor”

Canaan vio los ojos tristes de María, cosa que hizo tronar su corazón casi dolorosamente…

“Está bien…”

Respondió con una sonrisa, acomodándose de forma que María pudiese abrazarla…