Quedando a estudiar
Alfredo el chico que me gustaba de la universidad, me invitó a estudiar en su casa, pero no pensé jamás lo que ocurriría después.....
Hola, tengo veinte años y estoy estudiando segundo de carrera de derecho, en la universidad siempre salimos juntos un grupo bastante grande de chicos y chicas, en las que hay algunas parejas, pero por aquel entonces yo no tenía novio. En nuestro grupo había un chico que me gustaba bastante, Alfredo, rubio, ojos azules y corpulento, pero la verdad es que no le había dicho a nadie que me gustaba, porque él nunca me había demostrado síntomas de que yo también le gustara a él y no quería hacer el ridículo, por otro lado siempre estaba con otro chico del grupo Juan, pelo castaño y ojos marrones, que pese a no ser nada feo no me caía demasiado bien, puesto que siempre estaba haciéndome bromas de no muy buen gusto y metiéndose conmigo.
El caso es que a finales de esta semana empezaban las vacaciones de semana santa lo cual era un asco, ya que casi todos mis amigos se iban a sus respectivos pueblos a pasar las vacaciones y yo no tenía pueblo mis padres eran de la ciudad, y siempre me quedaba sola y aburrida, además el profesor de derecho mercantil había puesto un examen a la vuelta y tocaba estudiar.
Estábamos todos en la cafetería de la universidad, hablando de dónde irían esa semana, y yo pensando lo aburrida que iba a estar, cuando
Alfredo me pregunto ¿tú no vas a ningún sitio en vacaciones?
Yo le dije que no, que me quedaba en la ciudad pero para hacerme la autosuficiente le dije que me daba igual así aprovechaba para estudiar el examen.
Alfredo: Uff el examen de Derecho mercantil sí que me tiene preocupado, mis padres se van al pueblo pero yo prefiero quedarme no puedo permitirme suspender, si quieres como voy a estar solo en casa puedes venir el viernes y estudiamos toda la tarde, después podemos jugar a las cartas, beber algo y escuchar música por la noche. Así me ayudas que tu estas hecha una experta en mercantil y yo estoy pegado.
Yo: (haciéndome la dura) Bueno total iba a estudiar en mi casa, me da igual estudiar en la tuya pero me debes una .
Alfredo: Perfecto, te prometo que te recompensare, ¿a las cuatro en mi casa te viene bien?
Yo: si está bien allí estaré.
Cuanto terminamos nuestros cafés, todos fuimos a nuestras respectivas clases, yo tenía derecho del trabajo con mi mejor amiga María, en toda la clase no para de pensar en Alfredo, no quería hacerme ilusiones, pero pintaba prometedor pasar toda la tarde estudiando con él y luego "jugar a las cartas, beber y música".
En cuanto terminaron las clases me fui al centro comercial, buscando un modelito sexy con el que pudiera impresionarlo al día siguiente, me compre una falda cortita negra rizada y una camiseta muy ajustada con bastante escote, cuando pasaba por la parte de alimentación compre una botella de mojito y otra de tequila, estaba segura que no tendría otra oportunidad como la de mañana así que decidí no dejar nada al azar.
La mañana del viernes fueron todo preparativos, me duche, me alise el pelo, me depile enterita por si ocurría algo interesante, me puse el conjunto de ropa interior más sexi que tenía, escogí uno negro entero de encaje transparente, el sujetador levantaba mis pechos y el tanguita era de encaje por delante y de hilo por detrás con una mariposa plateada en medio de los glúteos, después me puse el conjunto comprado el día anterior para la ocasión y me mire satisfecha en el espejo, ¿Cómo no iba a caer esta noche? Estaba impresionante.
Cogí mi coche y conduje hasta su casa, llame a la puerta nerviosa, con mis dos botellas en una mano y mis libros en la otra, cuando Alfredo abrió la puerta, note en su expresión que se había quedado boquiabierto nada más verme.
Alfredo: Valla, que arreglada vienes para estudiar, estas muy guapa.
Yo: gracias, vengo a estudiar, pero después fiesta, dije guiñándole un ojo y subiendo la mano con las botellas.
Alfredo sonrió y abrió la puerta del todo para dejarme pasar hasta el salón, y en ese momento fue cuando mi ánimo cayó en picado, allí en la mesa del comedor estaba Juan, con sus libros listo para estudiar.
Juan: Hola, valla te has disfrazado de maestra sexy para explicarnos derecho mercantil ¿si lo hacemos mal nos darás unos azotes?
Yo: ja ja ja (con ironía) Hola Juan, no sabías que venias tú también a estudiar.
Alfredo: Si, lo invite, el también llevaba mal el examen y se quedo a estudiar espero que no te importe.
Yo: no .. para nada, mientras que no empiece con su humor tan particular por mi estupendo, cuantos más mejor ( y una leche me había chafado todo)
Alfredo: No te preocupes, Juan se va a portar mejor que nunca está aquí para aprender nada más ¿verdad Juan?
Juan: pues claro, solo le he hecho una bromita por la ropa, es que esta chica es demasiado susceptible.
Total que nos pusimos a estudiar, cuando ya llevábamos más de medio temario repasado, los tres estábamos más que artos, eran las ocho de la noche, así que decidimos dejarlo por hoy, había una semana de por medio, tampoco había prisas, así que decidimos llamar al restaurante chino de abajo para que nos trajeran la comida. Cuando comimos, Alfredo saco mis botellas y un juego de chupitos con una ruleta.
Empezamos a jugar, depende que saliera en la ruleta así tenias que beber, a mi la bebida me sentaba fatal, cuando salía de marcha bastaba dos cubatas para que ya estuviera con el punto tonto y esta noche no hacía nada más que perder y señalarme la ruleta chupitos de dos en dos. Yo no pensaba beber demasiado puesto que quería ligarme a Alfredo, pero visto que me había quedado sin esa opción me apetecía y mucho cogerme una buena borrachera.
Cuando todo el alcohol se termino, estaba completamente borracha, Alfredo dijo que nos iba a poner un cubata más diciendo que era de un Ginebra especial que tenían sus padres. Y se fue hacia la cocina para prepararlos con Juan mientras yo esperaba en el salón.
Mientras en la cocina:
Alfredo: ¿Te acuerdas de lo que hablamos no?
Juan: Claro, tu poli bueno yo poli malo.
Alfredo: ¿Te has acordado de traer eso?
Juan: Si aquí tengo los polvos que me pediste, la pondrán a mil seguro, toma échaselos en el cubata.
Cuando volvieron con los tres cubatas Juan propuso ver la tele un rato haber que ponían, y nos sentamos los tres en el sofá, yo en medio de los dos. Juan se puso a hacer zapping repetidamente, hasta que se paró en un canal donde ponían una película porno.
Yo: puaggg¡¡¡ qué asco Juan, por favor quita eso.
Juan: ¿Porqué? ¿No te gusta el sexo? ¿Eres frígida o algo así? Jajaja
Yo: Nada de eso, es que no me gustan las películas porno, las veo sin sentido, además esas cosas que hacen no se hacen en la realidad, por eso no me gustan.
Juan: ¿Qué no se hacen? Eso lo dirás tu, que tienes que ser muy sosa en la cama
Alfredo: Venga chicos, haya paz, con lo bien que nos los estábamos pasando, no vamos a fastidiarlo ahora, porque no hacemos un trato para ponernos de acuerdo.
Juan: Por mi vale, se hace lo que queramos todos, es doña minifalda la que se queja, porque no le gusta el sexo.
Yo: yo solo he dicho que no me guste el sexo, solo que esas películas no me gusten.
Alfredo: Mira Juan y yo queremos ver la película, hagamos un trato, vamos a verla quince minutos y si después no te gusta la quitamos y hacemos lo que tú quieras.
Yo: me parce buena idea.
Juan: a mí también, ¿pero como sabemos si le gusta o no?
Yo: pues yo os lo digo
Juan: no, podrías mentir
Yo: entonces, ¿Cómo vas a saber si miento o no?
Alfredo: fácil, si no estás mojada no te gusta, si lo estás es que te gusta.
Yo: ¿Y cómo lo comprobarás, con eso también puedo mentir no?
Alfredo: no, yo lo comprobare si estas mojada o no.
Yo: estás loco si piensas que te voy a dejar tocarme hay, de eso nada (aunque la idea me está poniendo a mil, era extraño nunca me ponía tan rápido, sería el efecto del alcohol, entre tanto chupito y ahora este cubata que ya me había bebido más de la mitad me estaba jugando una mala pasada)
Juan: Ya he dicho yo que es una estrecha, esto no hace más que confirmarlo
Alfredo: Venga acepta y si no te gusta, haremos Juan y yo todo lo que tú quieras toda la noche, y si te gusta esta noche mandamos Juan y yo. La apuesta es aceptable no?
Yo: he dicho que de eso nada
Alfredo: valla, Juan, no quería pero al final te voy a tener que dar la razón.
Juan: Te lo dije ..
Yo, no quería que Alfredo pensara eso de mi, asique aun no sé como acepte.
Yo: está bien, pero sólo tocaras un poquito pon la dichosa película Juan, sólo 15 minutos.
Estábamos viendo al fin la película, en ella se veía como una rubia se lo montaba con un tío en plan salvaje, no sé cómo pero me estaba poniendo a mil, nunca me habían puesto estas películas, era cierto que las veía demasiadas rudas y sin sentido, pero esta estaba haciendo que me mojara en exceso. Pasaron los 15 minutos.
Juan: Ya han pasado los 15 minutos Alfredo comprueba si le gustan estas pelis o no.
Yo estaba a mil, Alfredo me sonrió pícaramente y me acaricio la rodilla para ir subiéndola lentamente hasta debajo de mi faldita, instintivamente abrí las piernas, Alfredo empezó a acariciarme encima del tanga, luego lo hecho a un lado y me metió un dedito dentro.
Alfredo: Mojada no, está mojadísima
Juan: Valla, después de todo no va a ser frígida, sino una mentirosilla ..
Yo: Vale, me ha gustado la película, ahora Alfredo sácame la mano de ahí
No me dejo terminar cuando Alfredo ya me estaba besando, y me había metido toda la lengua en la boca y empezó a moverme el dedo dentro, me está encantando, a parte del beso tenerlo tocándome ahí era una delicia, después saco el dedo y empezó a frotarme el clítoris haciendo círculos, creí que iba a morirme de tanto placer. Después empezó a acariciarme el pecho hasta que me saco uno y empezó a cariarme los pezones, y luego a lamérmelos.
Un momento, si me está besando, ¿cómo me está lamiendo los pezones a la vez .? Caí en la cuenta era Juan, me había olvidado completamente de él, me separe de Alfredo y lo vi hay enganchado a mi pezón, succionadlo a vilmente
Yo: He, ¿esto qué es parad ahora mismo?
Juan: ¿por qué? Es el trato, hemos dicho que si te gustaba mandábamos nosotros esta noche
No pude contestar, ya que Alfredo, me había introducido nuevamente el dedo y lo movía en mi interior dándome demasiado placer, Juan interpreto mi silencio como un sí y casi sin darme cuenta ya me había quitado la camiseta y el sujetador.
Ahora tenía a los dos cada uno chupándome un pezón, Alfredo me había quitado el tanga y subido la falda como si fuera un cinturón, Alfredo tenía un dedo dentro, mientras que Juan me acariciaba el clítoris. Por un lado pensaba ¿Qué estoy haciendo me he vuelto loca? Pero por otro lado estaba tan caliente y excitada que mi cuerpo lo único que me permitía hacer era dejarme sentir placer.
Alfredo se levanto y se desnudo completamente, mientras Juan comenzó a besarme en la boca, y Alfredo me quito la falda, luego separó mi cara de la de Juan y me encontré con su polla totalmente erecta apuntando a mi boca, la abrí y comencé a comérsela cada vez más rápido, Juan también se quedo totalmente desnudo se arrodillo delante de mí y empezó a comerme las tetas, alternando de una a otra y pellizcándome los pezones, después fue bajando por mi estomago lentamente y chupándome, hasta que llego a mi clítoris, solté un chillido ahogado por que tenia la boca llena de la polla de Alfredo, cuando me succionó tan fuerte el clítoris que pensé que iba a arrancármelo.
Luego comenzó a hacerme una estupenda comida, comenzó a lamerme todos los labios, metiéndoselos en la boca y dándoles pequeños tironcitos, y succionándolos suavemente, subió de nuevo a mi clítoris y comenzó a besarlo, le dio golpecitos con su lengua, lo succiono lentamente y después empezó a chuparlo con frenesí, yo ya no podía más y no pude evitar correrme mientras me chupaba y yo me comía con ansia la polla de Alfredo, cuando en medio de mi orgasmo note que me estaba llenando la boca y la garganta con su semen, nunca había dejado que me lo echaran en la boca, pero esta vez no me habían dado opción y la verdad era que no era desagradable para nada.
Juan: ahora me toca a mí, que me devuelvas el favor
Dicho esto y sin darme tiempo a respirar se cambio de lugar por Alfredo y me metió entera su polla en la boca, en seguida empecé a chupársela, después de lo que el me había hecho se merecía una buena mamada.
Alfredo se colocó entre mis piernas y empezó a darme golpecitos en el clítoris con su polla, ya me estaba poniendo cachonda otra vez, cuando de una sola estacada me penetró y empezó a darme embestidas salvajes. No tardo mucho Juan en llenarme la garganta de semen, cuando terminó, se sentó a mi lado en el sofá y comenzó a comerme las tetas y a acariciarme el clítoris, mientras Alfredo seguía fallándome a toda marcha, empecé a tocarle la polla a Juan la cual no tardo en ponerse erecta, y otra vez me corrí gracias a las embestidas de Alfredo y la mano hábil de Juan en mi clítoris.
Alfredo se salió de mi, y me levantaron del sofá Juan se tumbó y yo sabía lo que tenía que hacer, me senté encima de él y me metí su polla despacito para empezar a galoparlo rápidamente en cuanto la tuve entera dentro, Juan me abrazó y me acercó a él, para empezar a besarme con su lengua en mi boca, Alfredo estaba detrás de mí, se agachó y empezó a darme mordisquitos en el trasero, para pasar a lamerlo hasta introducirse entre mis glúteos y lamia mi agujerito más estrecho, se retiró y me metió un dedo, lo metía y lo sacaba como si me estuviese follando con el dedo, después dos dedos, me queje y se retiró, yo no veía que estaba haciendo porque Juan me había abrazado aún mas fuerte contra el y no paraba de besarme, ahora era él quien me envestía desde abajo.
Note frio en la entrada de mi ano, Alfredo debió de echarme algo frío y viscoso cuando note de nuevo dos dedos dentro de mi culo, luego tres y después cuatro. Hecho más gel y note como ponía su punta en mi ano. Retiré mi boca de la de Juan, para quejarme
Yo: no eso ni se te ocurra suéltame
Alfredo: Venga si el día de hoy va de que pruebes cosas que crees que no te gustaban
Quise soltarme y forcejee, pero Juan se reía y me apretaba más con sus brazos dejándome inmovilizada, note como la punta de Alfredo se abría paso en mi ano, me estaba destrozando, cuando por fin la metió entera y se quedo ahí quieto esperando a que me dilatara y me acostumbrará.
Alfredo: Uff, que apretadito esta esto tío tienes que probarlo.
Dicho esto empezó a moverse muy muy despacio para ir aumentando la velocidad al ritmo de sus envestidas en mi culo, Juan también seguía moviéndose, los dos cada vez más rápido, hasta que no pude evitarlo y tuve un orgasmo salvaje mientras Alfredo me llenaba el culo de semen. Los dos se salieron de mí, Juan aun no se había corrido por segunda vez.
Alfredo se tumbó en el sofá y Juan me puso a cuatro patas con mi cara encima de la polla de Alfredo. El cual cogió mi cabeza guiándosela hasta su polla para que se la comiese, mientras Juan de un solo golpe hundió su polla en mi culo, que esta lubricado y abierto gracias a la sesión de Alfredo y empezó a follarse mi culo lo más rápido que pudo.
Entonces, Alfredo fue bajando hasta poner su cara en mi coño, y empezó a chuparme el clítoris, yo no podía más, nunca había estado tan cansada, pero empezaron a recorrerme nuevamente las oleadas del orgasmo justo a tiempo de que Juan se corriera y me llenaran de semen por segunda vez aquella noche el culo.
Cuando terminamos, nos fuimos a dormir los tres a la cama de los padres de Alfredo, yo en medio de los dos aun todos desnudos. A la mañana siguiente cuando desperté y vi la imagen en el espejo del armario quería morirme al recordar todo lo que hice la noche anterior, y empecé a incorporarme, quería salir de ahí lo antes posible. Para mi desgracia, se despertaron Juan y Alfredo.
Juan: ¿Dónde vas tan rápido?
Yo: Me voy a mi casa, ni por asomo se te ocurra que lo de anoche va a volver a suceder. Aun no sé cómo siquiera pudo pasar una vez.
Alfredo: paso por que querías que pasara, o si no donde ibas con esa ropita ¿a la iglesia?
Se rieron los dos a carcajadas y yo me sentí humillada.
Juan: Claro que ayudo los polvitos del amor que te echamos en el ultimo cubata.
Yo: Seréis cabrones, os pienso denunciar a los dos os vais a enterar.
Alfredo: No corras tanto, que no tienes ninguna prueba, además por lo que yo recuerdo tú disfrutaste más que nadie ¿o no te acuerdas?
Yo: no tanto os sobrevaloráis (mentí descaradamente)
Juan: déjame que te refresque la memoria .
Se levanto y puso una cinta en la televisión y comenzó a pasar delante de mis ojos todo lo ocurrido desde que nos sentamos en el sofá
Yo: ¿Cómo?....
Alfredo: jajajaa, lo hemos grabado todo y como veras por tu cara de placer en el video te gusto muchísimo, si no quieres que toda la universidad vea lo que eres capaz de hacer, a partir de ahora harás siempre lo que nosotros queramos