¡Qué vida la mía! (1)

Eran las 3am. Alejandra no podía conciliar el sueño.

Eran las 3am. Aleja no podía conciliar sueño, el casi beso con Ariel la tenían sumamente confundida y algo nerviosa lo podía sentir dentro suyo, no era cuestión de solo corazón la humedad entre las piernas la delataba.

-¡Soy una idiota!- exclamó.

A pesar del encuentro cercano y casi conseguir su objetivo no podía dejar de sentir esa pesadez, algo realmente no la dejaba vivir. ¿Quizá sea por que Ariel era el ex de su amiga? o que simplemente la situación era bastante absurda para todos los problemas que tenía.

Sentía la angustia y estres aproximarse entonces lo decidió, tomó la chaqueta de Ariel tenía un particular aroma entre cigarrillos y vodka pero más distinguia el olor natural a varón, quizá sea el sudor emitido tras el intenso encuentro que al parecer careció de besos mas no de tocadas.

Dobló cuidadosamente la prenda, deslizó las sábanas junto a su ropa interior, la situación aumentaba su morbo tenía a sus amigos descansando en la misma habitación pero todos tan sumergidos en copas que no tendrían un poco de conciencia o al menos nadie creería lo que verían.

Con la luz apagada viendo tras las ventanas comenzó el toqueteo imaginaba que era Ariel quien la manoseaba, tocaba atrevidamente sus senos y recorría el brasier negro logrando así que se vieran más apretadas, comenzó a tocar circularmente el pecho derecho desde los bordes hacia el pezón tal de un color café que poco a poco tras su tacto se enduraba más, lograba exitarse bastante sin embargo paraba al estar cerca le gustaba esa agonía. Siguió con el seno izquierdo en este no tuvo mucha paciencia y lo pellizcó; le gustaba sentir como aquella presión se sentía vivazmente entre sus piernas.

Llegó el momento puso su mano entre su humeda vagina y sacó algunos fluídos imaginaba que era el semen de Ariel por lo que se los restregó en las tetas el choque de calores era agradable. Tentada a tocarse tradicionalemente con su mano derecha y pellizcarse el pezon con la otra se negó, pusó la chaqueta de Ariel en el clítoris con las piernas abiertas y comenzó a frotar la tela con ella, al comienzo era incómodo pero tras acomodar la prenda logró poner un tanto en la entrada de su vagina y otro tanto en el clítoris, conocía tan bien su sexo que dió cavida a las caricias en el capuchón, arriba abajo cual si el miembro grueso y duro la tentara, presionó la prenda más hacia ella imaginando a Ariel meneando su verga en el clitoris, se sentia demasiado bien teniendo el aroma dejando volar su imaginación, dejó de mover la tela se correría si seguía.

Paró un poco y acomodó la chaqueta cual simulara un consolador, intento metersela pero su apretada virginidad no le permitirian tal osadez, solo fingió ser embestida por él, cerró los ojos y le gustaba sentir como era empujada, paró un poco y sintió como la prenda estaba mojada era la señal.

Se recostó boca abajo posicionó estrategicamente la prenda bajo, y comenzó a moverse se imaginaba a ella cabalgando a Ariel teniendo el control volviendolo loco de placer rozando ferozmente su clitoris e intentando hacer el menor movimiento se corrió sintió su vientre tensarse y cerrar fuermente los ojos, tras calmar un poco la respiración su clitoris inflamado anunciaba que fue uno de los orgasmos más intensos vividos en su pequeña vida sexual sin embargo sabía que significaba esos latidos del mágico botón, un poco de estrategia y entusiasmo le daría otro intenso momento, no lo pensó más sería rápido froto rápidamente la prenda contra ella y finalmente expulsó tanto líquido que creyó que habia tenido un accidente sin embargo tal parecía que era de las afortunadas que se corría así.

Tras el relajante momento cayó en cuenta todos sus amigos estaban ahí dormidos pero quizá no, al salir de su momento le rondaba en la cabeza si alguno escucho algo o peor aún si vió algo, sin embargo el silencio y la penumbra le dieron tranquilidad, cualquiera de las chicas podría haber sido después de todo era Alejandra la aburrida del grupo.

¿Qué probabilidades había?

T.

Psdt: Soy nueva en la escritura, tengo 21 años. Estaré agradecida por los comentarios.