¡Que trio! : Disfruté viendo a mi novia con otro
Siempre me gustó la idea de ver a mi novia con otro. La primera vez que lo intentamos no funcionó bien. La segunda vez, no falló. Se llevó una buena follada a dos bandas: Dos pollas para ella. Y le gustó.
Este relato es totalmente real. Lo único que he cambiado son los nombres para que no haya malos entendidos.
Llevamos más de dos años saliendo juntos, y la verdad que en el tema sexual nos compenetramos perfectamente, y compartimos las mismas fantasías y ganas de probar cosas nuevas.
Ella, Alicia, es una chica joven, 25 años, alta, delgadita, con poco pecho y un culito respingón muy apetitoso. Tiene el pelo largo moreno, y una boca grande que le adorna una cara con aspecto de niña buena, angelical.
Desde bien pronto una de las fantasías que han acompañado a nuestros momentos sexuales es la de hacer un trío con una chica, con un chico, o hacer intercambios con una pareja.
La verdad que lo de la chica, parece que se antoja como misión imposible, por lo difícil que es encontrar a una chica disponible para compartirla entre los dos. Las parejas son complicadas de llegar a algo, sobre todo por lo difícil que es congeniar en los gustos de los 4. Y un hombre es mucho más fácil. Todos están dispuestos a acceder. Hay muy pocas excepciones.
A mí siempre me dio mucho morbo ver a mi novia teniendo sexo con otro chico y conmigo a la vez, o con más de dos. A ella sin embargo, le motivaba más la idea de estar con otra chica, y verme con otra, hasta esta última experiencia que voy a contar ahora, y que pienso que ha cambiado su forma de pensar.
Nuestros primeros contactos en este mundillo fueron con parejas, pero nunca llegamos a nada, por diversos motivos.
Decidimos una vez quedar solo con el chico de una pareja, en la que su novia se echó atrás en el último momento, y así realizar nuestro primer trío. Esto fue hace un año más o menos.
Yo lo preparé todo, y quedé con él. Se llamaba Mario. El lugar donde íbamos a tener el encuentro era en nuestro coche, grande, pero después se demostró que insuficiente. Quedamos en un descampado, llegué yo primero con Alicia, le comenté lo que íbamos a hacer, y ella, aunque reticente accedió. Lo mejor de este encuentro fue el morbo, la tensión sexual entre nosotros previa al encuentro, y ahora cuento por qué.
Al poco rato, llegó Mario. Se bajó de su coche y nos metimos los tres en la parte de atrás del nuestro. Tras muy pocas palabras, empezamos con la acción. Ella en medio, entre los dos. La empezamos a tocar y a desnudarnos poco a poco. Las cuatro manos la tocaban por todos los sitios. Verla a ella entre los dos chicos era muy morboso. Ella se fue animando y se decidió a empezar a chuparnosla. Primero un poco a él, y después a mí. Y así se fue turnando. No parecía muy concentrada en el tema. La veía un poco distraída. Además el tamaño de la polla de Mario y la falta de erección, no ayudaba en exceso.
Tras estar un rato de polla en polla en su boca, le dijimos a Mario que se pusiera un condón y que la empezara a follar. Alicia se situó a cuatro patas, y él, como pudo, se la empezó a meter. A la vez, yo se la metí en la boca, y viendo aquella morbosa escena me corrí rápidamente. Ella se lo tragó todo, y el otro ni se dio cuenta de mi orgasmo. A Alicia se la veía que no estaba cómoda, ninguno estábamos muy cómodos, y yo una vez llegado el clímax, me senté a ver como acababan la faena.
Ella se puso encima de él, y empezó a cabalgar como queriendo que se corriera rápidamente. El la agarraba fuertemente el culo, y la chupaba las tetas con ansia, pero resultó imposible, y tras un largo rato de sube y baja, y de mucho sudor, los dos se dieron por vencidos y lo dejaron. El único que consiguió correrse fui yo, y ellos, ambos, se quedaron sin su recompensa.
Yo sentía viéndolos una especie de morbo y celos a la vez, que es su mezcla, la que debe hacer que excite tanto esta situación. Es extraño el sentimiento de disfrutar, mientras ves como se follan a tu chica, y más todavía cuando la ves a ella que disfruta comiendo la polla de otro, o con otra polla dentro de su coño. Pero así somos los viciosos. El vicio y el morbo pueden con los celos u otros sentimientos.
Siguiendo con este encuentro, el cual estábamos todos deseando que terminara ya, el chico nos dijo que era mejor dejarlo para otro día, debido a que no estaba muy concentrado. Charlamos un poco, y con las mismas él se fue.
Menuda decepción de trío y de chico. No nos había gustado nada, y nuestros posteriores comentarios, solo fueron para reírnos de la situación, por lo cómica que pareció.
No tuvo ningún efecto en nuestra relación, salvo algún día mientras estábamos follando, recordar algunos momentos, pero nada más.
Seguíamos fantaseando con la idea de los tríos, pero ahora afloraba más la posibilidad de hacerlo con una chica. Por eso, me puse manos a la obra y empecé a buscar a una chica, en Chat, en páginas de contactos, pero la mayoría eran chicos que se hacen pasar por chicas, solo para conseguir una foto, lesbianas insoportables, y muchas indecisas.
Pero a mí me seguía rondando la cabeza, hacer un trío con un chico, y que se follara a Alicia de verdad, que la hicieran disfrutar en serio, junto a mí. Ella decía que no lo necesitaba, que disfrutaba de sobra conmigo, que prefería una chica para compartirla conmigo. Está claro que a cualquier chico le gusta la idea de estar con dos tías, pero por mi cabeza pasaban constantemente imágenes de ella con dos pollas, la mía y otra, y realizando lo que hicimos con aquel chico pero más consistentemente.
La seguía sacando el tema en nuestros momentos íntimos, pero ella no entraba al trapo. Sabía que la excitaba la idea, y de alguna forma lo estaba deseando, pero no era capaz de reconocerlo.
En mi búsqueda, de una chica, estando en un Chat me hizo un privado un chico, llamado Juan. Para quitármele de encima le dije que buscábamos una chica, o un chico que fuera muy dotado, por lo menos de 22 cms.
La sorpresa fue que él me dijo que tenía una polla de esa medida, y claro, por curiosidad le dije que me lo demostrara. Y si que la tenia. Si era cierto. Tenía una polla considerable, y encima el chico parecía majo y educado. Desde entonces entablamos una pequeña amistad por Messenger y empezamos a hablar de la posibilidad de un encuentro.
Un sábado en el que mi novia me dijo que aquel día me tocaba planear lo que íbamos a hacer, tuve la ocurrencia de quedar con Juan y llevar a cabo mi fantasía. Quedamos a una hora, y el encuentro lo llevaríamos a cabo en su furgoneta, a la cual le ponía un colchón, y sería un sitio cómodo para llevar a cabo la experiencia.
Mi novia y yo, quedamos a ir a cenar por ahí, y luego sin decirla nada, la llevaría hasta donde había quedado con Juan. Cuando ya quedaba poco para el encuentro, Juan me mandó un mensaje diciendo que no estaba preparado para quedar con nosotros, y que sintiéndolo mucho era mejor aplazarlo.
Bueno, que le íbamos a hacer. Otra vez sería.
Yo seguí hablando los días siguientes con el por el Messenger, y casi estaba convencido de quedar. Le daba mucho corte, ya que nunca lo había hecho, pero eso a la vez me inspiraba más confianza a mí, ya que demostraba que no era un salido psicópata, que buscaba sexo por sexo. Varias veces intentamos quedar, pero una vez por unos motivos o por otros no lo conseguíamos.
Un domingo por la tarde, empecé a hablar con él por el Messenger, y nos confesamos que estábamos aquel día bastante calientes. Era un buen día para quedar. Nadie tenía nada que hacer. Además coincidió que Alicia vino a verme a casa, y de paso le presenté a Juan por Internet. Ella le pidió que la enseñara la polla por la cam, y el accedió gustosamente. Por la cara que puso Alicia, vi que era cuestión de tiempo que aceptara. La propuse quedar hoy y hacer un trío, y aunque se hizo la remolona un rato, al final accedió. Me dijo que lo preparara yo todo y que solo la dijera la hora en que íbamos a quedar.
Ya estaba todo listo. Hablé con Juan, le dije que ella había aceptado el quedar hoy, preparamos el plan y quedamos a las 9. Ambos nos fuimos a dar una ducha, y yo aproveché para hacerme una buena paja, y de esa forma liberar tensiones y estar preparado para aguantar lo máximo esa noche. La cosa prometía.
A las 8 y media recogí a Alicia en su casa. Se había arreglado todo para la ocasión y se mostraba tranquila, pero con algo de miedo. Yo también estaba igual. Nunca sabes lo que te vas a encontrar y lo que va a suceder, pero eso sirve para aumentar la tensión sexual.
Decidimos ir al sitio del encuentro y esperar a que Juan nos llamara para decirle exactamente donde estábamos. Puntualmente nos llamó a las 9 y le indicamos donde estábamos. El teléfono lo cogió Alicia, que aunque ella nunca quiere hacer nada de esto, siempre accede rápidamente: No sé si será porque hace todo lo que le diga yo, o porque realmente le pone, y bastante, la situación.
Mientras el llegaba, nos abrazamos en el coche y nos empezamos a sobar suavemente. Estábamos a flor de piel, deseando que llegara Juan y ver como era realmente. Mientras hablamos de cómo sería, que hacíamos si no nos gustaba, si era un psicópata, y todas esas cosas que se te van ocurriendo provocadas por el miedo y la excitación.
Por fin llegó él. Traía una furgoneta nueva negra, bastante grande, y con los cristales tintados. Aparcó justo al lado de nosotros. Alicia miraba a ver como era, y decía que parecía que no le gustaba. Seguíamos dentro del coche y no nos atrevíamos a bajar. De repente el abrió la puerta grande de su furgoneta y encendió la luz. Le debió de gustar a Alicia, porque enseguida abrió la puerta y bajó del coche, y me dijo que bajara yo también. Y así hice.
Nos bajamos del coche y entramos en su furgoneta. El era un chico bajo, delgado, aspecto de "surfer", no demasiado atractivo, pero tenia una voz melodiosa. Nos presentamos y nos sentamos en círculo los tres en el colchón que estaba dentro de la furgoneta. Tuvo un buen detalle nada más empezar a hablar; regaló unos bombones a Alicia y sacó una botella de champán, para tomar previamente y quitar el miedo.
Comenzamos a hablar y a tomar el champán. Hablamos sobre nuestras experiencias anteriores, que no eran muchas y de otras cosas para romper el hielo. La botella de champán iba al tiempo vaciándose, sobre todo por la cantidad que se estaba tomando Alicia, y que parecía que la iba a propiciar una buena borrachera.
Después de un rato de charla, decidimos empezar hacer, aquello para lo cual habíamos quedado: Sexo.
Ella se tumbó entre los dos. Juan y yo nos quitamos la ropa, nos quedamos en calzoncillos, y Alicia decidió que la desnudáramos nosotros. El alcohol había empezado a hacerla efecto.
La quitamos poco a poco toda la ropa. Yo me centré más en lamerla el cuello, besarla, y tocarla las tetas, mientras Juan, se había quedado por la parte de abajo. Le chupaba sus piernas, sus muslos, y su entrepierna, todavía tapada por su tanga.
Así estuvimos un rato. La excitación iba en aumento, y ella mismo lo dijo: "voy entrando en ambiente". Seguimos chupándola por todo su cuerpo. Sus pechos, su cuello, sus muslos, su coño por encima de la braga hasta que le quitamos su tanguita y nos turnamos a tocarle su chochito bien depilado y jugoso, y darle de vez en cuando unas lametadas. Nosotros a la vez nos quitamos nuestros calzoncillos. Ella enseguida echó mano de nuestras pollas. La de Juan, mucho más gruesa y grande que la mía, pero menos dura. La mía medirá unos 17 cms, la de él unos 22.
Fue el principio de un trío, inolvidable, y que ha propiciado que a partir de ese día, lo tengamos presente en nuestras relaciones. Juan fue un estupendo complemento para nuestro sexo, y satisfizo las ganas de nuevas experiencias que teníamos tanto Alicia como yo.
Nos estuvo masturbando a los dos durante unos minutos, a la vez que nosotros la magreabamos y la lamíamos todo el cuerpo. Ella ya empezaba a gemir, sobre todo cuando Juan, le metía la lengua en su coño. Yo pensaba que era la novedad, o que el chaval lo hacia muy bien, y me gustaba la situación.
Ella levantó su cabeza y empezó a chuparmela. Él se dedicó a chuparle bien su coño, que debía estar ya bien abierto y jugoso. Decidió cambiar de polla. Le preguntó a él, que si no se ponía un condón, y el la contestó que nunca se la habían chupado con condón.
Me preguntó mi opinión, y yo le dije que quien la que iba a chupar era ella, no yo, así que decidiera ella. No insistió mucho.
En un momento tenia metida aquella pedazo de polla en su boca. Desaparecía por completo, y ella la chupaba como si fuera la última polla que iba a comer en su vida. Él flipaba con la mamada que le estaba dando. Incluso se agarraba al techó, para aguantarse del gusto que le estaba dando ella. Alicia nos pidió que nos pusiéramos juntos para chuparnosla a los dos. Y así fue. Solo que la mía parecía que le gustaba menos, porque la tenia poco tiempo en su boca. Mientras que la de Juan la desgastaba. Me estaba poniendo supercaliente viéndola como mamaba aquella polla, y a veces estaba a punto de corredme solo, sin tocarme.
El se sentó, y ella se aproximó a él, para seguir con su tarea. ¡Como la comía la zorra! Yo aproveché que me daba su culo para metérsela por detrás.
Juan, me preguntó si la podía besar. Él estaba a tope por la espectacular mamada que le estaba dando la puta de mi novia desde hacia diez minutos. Le contesté que lo decidiera ella, y ella no lo dudó y se empezaron a morrear delante de mí mientras le masturbaba, le comía la polla, los huevos El la decía que me dijera a mí, lo mucho que la gustaba aquella polla. Pero ella a lo suyo. No podía ni hablar. Solo decía, si, cuando le preguntaba si la gustaba.
Yo estaba a reventar al ver aquella escena, y pensé durante mucho rato, sentarme a ver como follaban, porque era digno de ver.
Ella se dio la vuelta y empezó a chuparmela a mí de nuevo. Él se tumbó y se puso debajo de ella, para comerle bien todo el coño desde abajo. En cuanto metió su cabeza y la empezó a chupar el coño, ella empezó a gemir. De vez en cuando se metía mi polla en la boca o se la restregaba por la cara, mientras Juan, la estaba dando una comida de coño de las que hace historia, a tenor de cómo sobaba su coño por la cara de él y movía su culo en círculos. Los gemidos cada vez eran más altos, estaba a punto de correrse. Tenía la cabeza agachada, y yo casi no atinaba a metérsela en la boca. Llegó al orgasmo, un orgasmo largo y que la dejó un momento fuera de juego, pero rápidamente se incorporó y se puso de rodillas, a cuatro patas mirando hacia mi.
El se puso un condón, y en la posición que estaba a cuatro patas se la metió lentamente. Su cara era para haberla grabado mientras se la metía. Los ojos se le cerraban, a merced de que le entraba aquel pedazo de carne dentro de sus entrañas. El empezó a follarla fuertemente, mientras decía como le ponía ella. Estaban bien compenetrados. Incluso era ella la que le follaba a el, y se la metía hasta que hiciera tope.
Mi polla, estaba que reventaba. El semen salía solo de la excitación que tenia. No la podía ni tocar, porque me corría. De vez en cuando Alicia me la chupaba y de vez en cuando me masturbaba. Pero ella estaba concentrada en la presencia de aquella polla tan gorda dentro de su coño.
Debía de estar disfrutando como una zorra, como la puta que era en aquel momento. Estaba tan concentrada en aquella follada, que parecía una autentica porno-star.
Le dije que cambiara de postura y empezó a cabalgar encima de él como una posesa. Le debía de llegar la polla a la garganta por las envestidas que ella daba.
Intenté metérsela por el culo cuando estaba cabalgando encima de el. Lo hacia tan rápido y tan fuerte, que no me daba tiempo a atinar a metérsela.
Me agaché a chuparle el culo un poco, y casi me destroza el cuello de los brincos que pegaba la guarra. Cuando la había salivado el culo de sobra intenté follársele de un solo golpe, pero debía estar bastante seco, porque pegó un brinco y un chillido, y volvió a la realidad..
Se bajó de encima de él, la pedí disculpas y propuse ya ir terminando.
Se tumbó boca abajo y yo la empecé a follar, hasta que me corrí.
Rápidamente se levantó, le agarro la polla de nuevo a Juan, y se la empezó a mamar con unas ganas impresionantes. El se iba a correr en su boca o en su cara, y ella parecía que no le importaba.
Me gustaría haberla grabado aquella escena final. Meneando y sobando la polla de Juan por su cara, mientras se la chupaba a ratos y le comía los huevos, con una cara de vicio y de devorar aquella polla, a parte de pedir a gritos toda su leche.
El empezó a correrse sobre su cara, y ella reflejaba en su rostro el éxtasis.
La corrida no fue muy grande, por suerte para mí (ya que según acabó, ella vino a abrazarse a mí).
El incluso la tuvo que pedir que parara después de correrse.
Alicia se tumbó desnuda, exhausta y borracha. Decía que no se había enterado de nada, pero ya estaba yo allí para recordárselo después. Ya creo que se enteró y disfrutó.
Nos vestimos los tres, nos comimos un bombón de los que trajo Juan. Comentamos lo bien que nos lo habíamos pasado, y con las mismas nos despedimos y nos fuimos.
A ella de repente le había dado una borrachera de espanto, y tuvimos que parar para dar un paseo y que la diera un poco el aire.
Tras un paseo, en el que ella iba dando eses por la carretera, subimos al coche y decidimos ir a descansar a casa, y ya hablaríamos al día siguiente de todo.
Aunque resulte extraño aquella experiencia nos unió más de lo que hubiéramos pensado. Al día siguiente quedamos y follamos como loco leyendo este relato, y nos confesamos que nos queríamos más que nunca.
Fue una prueba de que nuestro amor es muy fuerte, y todas estas experiencias sirven para dar ambiente y complementar nuestra vida sexual, que es muy activa.
Ahora tenemos la mente puesta en otra chica, para en ese caso, compartirme a mí con otra. Pero no me importaría repetir esta experiencia, y seguro que será así.
A ella le va el rollo de las dos pollas, y a mi me encanta verla disfrutar con lo que sea.
Un abrazo a todos. Espero me mandéis y comentéis vuestras experiencias similares.