Qué rico volverte a ver
Luego de unos años de no vernos, vuelvo a encontrarme con un hombre con quien disfruté de deliciosas sesiones de sexo y placer.
Qué rico volverte a ver
Hola a todos, soy Caro y voy a contarles lo que pasó hace unos días cuando acepté la invitación de alguien a quien no había visto desde hacía mucho tiempo, soy una mujer de cabello largo, tengo un cuerpo muy bien proporcionado, soy atractiva físicamente y entre lo más bonito de mi cuerpo, sin duda, están mis nalgas y mis piernas.
Daniel es un hombre muy atractivo, tal vez no sea guapo la palabra exacta para describirlo, creo que su atractivo es que se le ve muy varonil; con él tuve una relación hace algunos años atrás que terminó porque al cambiarse de trabajo tuvo que dejar la ciudad y por ciertos desacuerdos que habíamos tenido, hoy aunque está nuevamente acá, cada uno tiene su vida y no tiene nada que buscar conjuntamente, bueno nada es solo una forma de decir porque como dicen por ahí, donde hubo fuego….
La verdad es que nunca pude olvidarme de la forma cono Daniel me hacía el amor, de su apasionamiento y de sus besos, aunque como ya apunté anteriormente tenemos nuestras propias vidas, hay cosas que no se olvidan y que siempre será delicioso recordar, el tema es que luego de un encuentro casual y de intercambiar teléfonos, nos habíamos estado escribiendo y él me había invitado a salir a tomar algo, lo cual yo no acepté porque no creía que estaba bien y porque en el fondo sabía que al estar juntos y solos, tenía miedo de lo que pudiera pasar.
Sin embargo un día en el que tuve descanso en el trabajo, decidí mandarle un mensaje de texto y él como lo pensé, no tardó en responder, quedamos de vernos en un sitio determinado de la ciudad, mientras transcurría el tiempo y se acercaba la hora del encuentro, yo tenía una lucha interna entre lo que debía hacer y las ganas que me daban de volverle a ver y poder estar al menos unos momentos con Daniel, la hora llegó y finalmente decidí que si iba a verlo aunque no sabía qué exactamente sería lo que suceda cuando estemos juntos.
Nos encontramos y fuimos para su casa, conversamos de algunos temas que habían sucedido en nuestras vidas en estos años que no supimos el uno del otro, mientras hablábamos era notorio el nerviosismo de Daniel y pienso que lo mismo me debió suceder a mí, luego de un tiempo de estar hablando él se me acercó y me plantó un beso prolongado y húmedo que me encantó, aunque todavía quería pensar en que no pasaría nada, tengo que reconocer que ese beso fue de lo más rico que me había pasado en los últimos tiempos, al estar pegada a él, sentí como su miembro tenía una erección deliciosa, es bueno comentarles que Daniel está bien dotado, con 20 centímetros de un rico miembro que lo sabe utilizar muy bien.
Mientras el beso se prolongaba más allá de lo “normal” y sus manos rodeaban mi pequeña cintura y bajaban a mis bien formadas nalgas, que siempre fueron objeto de su deseo, yo me iba calentando también de una manera que ya sentía que mi tanguita estaba mojándose, entre besos tomó mi mano y la llevó a tomar su verga que estaba enorme y ardiente tal como me gustaba que estuviese para darme una faena digna de película porno.
Mientras yo jugaba con su cosota, él aprovechaba para mamarme los senos y meter sus dedos en mi vagina que estaba muy mojada para ese momento, ya no me resistí más y me dispuse a disfrutar de una buena sesión de sexo con quien me hizo pasar buenos momentos en la cama hace un tiempo atrás; fuimos a la cama y empezó a desvestirme mientras recorría mi espalda con besos, hasta llegar a mis abultadas y formadas nalgas, para ese entonces yo destilaba mucha lubricación, cosa que a él siempre le gustó mucho.
Aunque tenía muchas ganas de sentirlo dentro de mí, sabía que me pediría algo que siempre le volvió loco, y efectivamente lo hizo, me pidió que le mamara su verga como únicamente yo sé hacerlo, no es que me alabe pero la verdad es que soy una muy buena mamadora, me encanta devorar una buena verga, así se lo hice como antes, me dediqué a lamer todo ese enorme tronco, el prepucio, el glande, todo lo largo de su verga sentía mi lengua caliente y a ratos me lo metía enterito hasta sentirlo en mi garganta, con lo cual Daniel se sentía en el paraíso, lo hice por un buen lapso de tiempo, hasta que ya no pude más y quise sentir en mi conchita el placer de ese tronco.
Cuando me la metió fue riquísimo, una sensación que no había sentido hace mucho tiempo, sentí que me entró hasta el útero y qué buena bombeada me dio, a momentos encima de mí, otras veces yo encima de él, en esta posición aprovechaba para mamarme las tetas, y a ratos yo en cuatro y él atrás de mí bombeándome mientras me acariciaba las tremendas nalgas que la naturaleza me regaló, claro que con semejante visión de mi trasero no se pudo aguantar y quiso penetrarme por detrás, pero solo le permití meter la puntita, como para que se le pase el antojo, pues en ese momento solo quería sentirlo en mi conchita y claro, también en mi boca.
Mis mamadas y mi cuerpo le excitaron tanto que estaba a punto de venirse, pero como aún queríamos disfrutar de nuestro encuentro, me la sacó y se dedicó a darme placer con sus dedos y su lengua, ayyyyyy mi concha no era más que una piscina de tantos jugos que derramaba, le pedí que me montara y que me diera como siempre me había gustado, con fuerza, así lo hizo y yo gritaba de placer, hasta que no pudo más y se vino delicioso; nos quedamos acostados un momento, pero yo tenía que volver a mis actividades y él a las suyas.
Nos despedimos con un delicioso beso, desde ese día no nos hemos visto, aunque si hemos intercambiado mensajes y Daniel me ha preguntado que cuando volvemos a vernos, sin embargo aunque tengo claro que ganas no me faltan, no sé si hacerlo o no, ustedes qué opinan?