¡Que rico, papi!
Mi papi me desflora.
¡Que rico, papi!
|Esta historia es ficción, es una adaptación de un sueño húmedo que tuve, espero y la disfruten|
Mi relación con mi padre siempre había sido estable, si bien teníamos diferencias muy seguido, después del divorcio ambos nos volvimos más unidos, como si nos necesitáramos mutuamente para no hundirnos.
Dejé de verlo con los mismos ojos cuando crecí. Cuando las cosas comenzaron a excitarme, los pezones se me ponían duros y mi conchita se mojaba cada que dormíamos abrazados. Supe que él también había notado, lo supe por la creciente erección que picoteaba mis nalgas todas las noches y la cual fingía ignorar, cómo si no supiera qué era aquello, como si aún fuera la inocente niña que preguntaba cómo se hacían los bebés.
Creí que era una simple paranoia mía pensar de aquel modo de mi padre… ¡Joder, era mi papá! El hombre que me había visto en pañales ahora deseaba que me viera en tanga, era una locura. Cada que veía porno para saciar mis deseos terminara buscando algo de incesto, algo de padre e hija con el cual terminaba imaginándome que éramos mi padre y yo.
Necesitaba intentarlo, si algo salía mal, fingiría demencia y lo acusaría de mal interpretar las cosas.
Recuerdo que aquella noche me encontraba realmente desanimada, había tenido un día horrible y sólo quería llorar. Supe que mi padre lo supo de inmediato porque apenas me vio y me abrazo.
— ¿Qué tienes mi amor? —me cuestionó cuando me soltó.
— No fue un buen día, papi —le dije sonriendo desanimadamente.
Mi padre era muy celoso y nunca le contaba de los chicos que me gustaban, mucho menos le iba a contar que uno me rompió el corazón. Ese día apenas había llegado de la prepa y había ido a la cocina, necesitaba comer y luego llorar o dormir, lo que sucediera primero.
Me alejé de su abrazo para acercarme a uno de los gabinetes y me levanté de puntintas para alcanzar el contenedor de cereal, pero como siempre no pude.
— Esta casa está hecha para que sea útil —dije y sólo lo escuché reír y acercase.
Se quedó detrás de mí y pude sentir su cuerpo recargarse en el mío. Sólo con eso me excito. Mi padre tenía panza, pero para mí aquello era excitante; sentir su gran peso sobre mi pequeño cuerpo y después su pantalón…
— A mí también me hace parecer inútil —dijo estirándose. Pude sentir el roce de su pantalón contra mi falda y vi la oportunidad de mi fantasía ahí. Me incline sobre la barra fingiendo que me estiraba por la azúcar sólo para sentir su pene el cual no estaba erecto, pero si se marcaba en su pantalón, o eso creía.
Hubo silencio y lo escuché tragar saliva segundos después.
Bajó el cereal y se alejó.
— No te quedes tanto tiempo despierta mi amor —dijo y subió las escaleras.
Me pasé rápido mis dedos por mi vulva y me dispuse a comer para ir a dormir con él. Después de que se alejara no estaba muy convencida, pero quería ver hasta dónde podía llegar eso, al menos para tener con que masturbarme.
Comí rápido y cuando entré a la habitación lo vi acostado sin playera viendo la tele. Me dirigí al baño a lavar mis dientes y me quité la falda y el sostén, dejando sólo mi blusa y mis calzones cacheteros para dormir.
Me metí entre las sabanas y el apagó la televisión. Me giré hacia el lado opuesto y no tardó mucho en acercarse y abrazarme como casi siempre solíamos dormir. Hice mis nalgas más atrás para acomodarme y sentí su verga en ellas. Aquel morbo sólo hacía que mi vulva palpitara y mi entrada se mojara.
Lo escuché suspirar y espera unos minutos para sentir su erección. El se movía de vez en cuando y yo sentía la erección en su short picoteando mis nalgas, no sabía si lo hacía para acomodarse o porque de verdad quería que sintiera como lo ponía.
Decidí arriesgarme y comencé a frotare contra él. De inmediato lo escuché soltar un gemido y supe que tenía luz verde. Llevé mi mano hasta su verga y comencé a acariciarla sintiendo la punta de la erección mojada, o al menos así estaba su short. ¿Acaso no llevaba bóxer? Aquello hizo casi gritar a mi vagina de morbo y deseo.
Sentí como sus manos acariciaron mis curvas y una de ellas se detuvo en mi nalga para apretarla. Cuando tener a mi mano en aquella posición me cansó lo solté y le arrimé más mi trasero, como ofreciéndolo.
Él sacó su verga y la frotó contra mis nalgas, simulando que me penetraba mientras la metía entre la cavidad que había en mis muslos y mi entrada. Gemí al sentirlo de ese modo y eso pareció excitarle pues lo hizo más rápido.
— Que rico, papi —gemí y me nalgueó.
Sin decir nada se separó de mí y lo escuché moverse. Cuando me giré me di cuenta de que se había quitado el short y estaba desnudo. Aunque su verga no era muy grande como las del prono que miraba, aún así la quería dentro de mí, de cualquier forma y en cualquier orificio.
Me blusa por la cabeza y me quité las braguitas. De inmediato gateé hasta él y me subí para chupársela, poniendo mi coñito en su cara. Mi boca se hacía agua con tan sólo ver su verga parada frente a mí. Llevé mi lengua desde abajo hasta la punta y de pronto sentir la suya lamerme todo. Su lengua era fiera, se veía que estaba lujurioso y lo hacía de una forma salvaje, pero placentera. Recorrió cada milímetro de mis labios, mi clítoris y hasta el ano.
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Yo estaba más que extasiada, no podía creerlo… Se la estaba chupando a mi padre. Mi padre me estaba comiendo el coño.
Comencé a meter su verga en mi boca sintiendo el sabor salado y lo succioné. Mi lengua no era experta. De hecho, en nada era experta, a lo máximo que había llegado era a fajar con alguien, todo lo había visto en vídeos porno, pero escucharlo gemir me decía que iba bien.
Chupé la punta y jugué con el liquido viscoso que salía de ella. Llegó un momento en que simuló penetrar mi boca y su verga entraba y salía provocándome ganas de vomitar. Cuando me dejó, por mera venganza me erguí y casi me senté sobre su cara, sintiendo como su lengua buscaba mi entrada y como de vez en cuando succionaba mi vulva. Gemí con fuerza y moví mis caderas contra él, moviendo mis labios contra su lengua, hasta que paso su lengua a la entrada de mi ano me volví a inclinar hacia su pene.
El porno me había entrenado bien, era cierto.
Con cada lengüetazo o succión por parte de ambos la situación se ponía más cachonda, hasta que me tumbó en la cama y se hecho saliva en su mano, la esparció por toda su verga y tomo mis piernas llevando mis pies hasta sus hombros.
Su mirada era indescriptible. Se veía como un animal fuera de control y eso me hacía explotar.
— Mi dulce niñita —susurro recargando su peso en mis piernas. Su verga poco a poco entro en mi cavidad y juro que sentí como algo se desgarraba en mi interior. Su miembro se abría paso sin prisa alguna y cuando le costaba entrar aplicaba más fuerza, hasta que grité. Se detuvo de inmediato, pero no tardó mucho en comenzar las embestidas, lentas pero dolorosas.
— Duele papi —dije con la voz entrecortada. Una lagrima ya había escurrido por mi mejilla.
— Ya pasara mi niña —dijo con la respiración agitada. Cuando estiré i cabeza pude ver su verga saliendo completamente llena de jugos vaginales y sangre. Volvió a penetrarme con más fuerza y rapidez y yo sólo pude sujetarme de la sabana con fuerza.
Llevo una de sus manos a mis pezones y lo apretó delicadamente. No puedo negar que fuera del dolor me estaba gustando. Mi cavidad poco a poco se acoplaba a él y el dolor disminuía.
Pronto pase una de mis manos a mis tetas y la otra a mi clítoris, complementado el placer que me estaba haciendo sentir. Quería tomar el control y le indiqué que se acostara a mi lado, a lo cual obedeció de inmediato. Me subí a él y tomé su verga metiéndomela y moviendo mis caderas con suavidad contra él, pero tal parece que no quería que yo tomara el control, pues sujeto mis brazos y comenzó a penetrarme con fuerza.
El dolor ya casi no se sentía, pero el placer era difícil de ignorar. La forma en que su pene entraba curvadamente me hizo tener un orgasmo, mucho mejor de los que mis dedos me habían dado y cuando sentí que escurrió, él lo supo.
Las embestidas fueron más rápidas y se le escuchó gemir, luego sentí como un liquido viscoso llenaba toda mi conchita y supe que se había venido. Él aún no me soltaba los brazos y su verga aún estaba dentro de mí, ambos chorreando y extasiados. Mi cara estaba escondida en su cuello y su respiración estaba muy agitada.
— Oh, mi niña —suspiró y nos quedamos un rato ahí pegamos, como perros.
Dos jodidos perros calientes.
— 😊 —
¿Y bien, quién quiere ser mi papi?
No saben qué tanto ha pasado por acá…
Bueno, los primeros días tuve problemas con el correo por no vincularlo y bla bla, el estrés del trabajo me estaba matando que ese era el menor de mis problemas, así que los dejé.
Y pues hace unos días recordé todo esto y volví a intentarlo. Lo recuperé y aquí andamos jajaja
Gracias por leer esto y espero que lo hayan disfrutado viniéndose 😉
Si me enviaron correos y no los contesté, pueden reenviarlos, y claro, la inspiración, sugerencias o quejas siempre son bienvenidas en mu buzón de gmail.
¿Qué les parece la idea de ahora añadir links de gifs? ¿Les gusta o no lo hago?
Por favor, háganme saber de qué desean el siguiente:
- Fantasía en un metro.
- Mi primer encuentro lésbico (sí, soy bi, porque como dice mi madre; en esta vida hay que comer de todo JAJAJAJ)
Besos húmedos :*