¿Qué pasaría si...?

6º parte

¿

Qué pasaría si...?

Capítulo 11:

Pase toda la noche abrazada a ella, sintiendo todas y cada una de sus respiraciones. De vez en cuando se movía, pero al notarme, me abrazaba más fuerte, acomodándose en mi pecho.

El sol comenzó a salir.

¡Pitufo!, pensé.

Me fui separando lentamente para no despertarla, consiguiéndolo. Me puse primera camiseta que cogí, busque la llave de las dos habitaciones y salí.

Abrí despacio la puerta, asomé la cabeza y vi como el pequeño le había dado toda la vuelta a la cama, apareciendo en la parte opuesta al la que le habíamos dejado la noche anterior. Entré, y la risa me vino al pensar que se parecía a mí, con lo de dar vueltas en la cama.

De repente, Pitufo abrió los ojos, me miró, se levantó, caminó hasta llegar a mi lado y …:

-Abazo- me dijo medio dormido.

Lo abracé, y corrí con él abrazado en dirección a la cama, tirándonos mientras daba una vuelta para quedar yo debajo. Jugué a levantar le durante unos minutos.

-¿Quieres darle una sorpresa a mamá?

-¡¡Síí!!-grito saltándome otra vez encima.

-Vamos.

Le duche rápido y le cambié la ropa. Llegamos a recepción, y pedimos que dentro de media hora llevaran un gran desayuno a mi habitación.

-Otra cosa. ¿Dónde está la tienda más cercana?-le pregunte al recepcionista.

Me indicó que no estaba muy lejos y cómo llegar.

Entramos a la tienda y vimos un mega koala en la entrada. Nos miramos y asentimos. Al salir, yo llevaba el koala que media un metro y medio más o menos, me tapaba toda la cara y Pitufo solo le daba golpes haciendo que pesara más. Los botones del hotel al vernos llegar con semejante peluche, me ofrecieron su ayuda, la que no negué obviamente.

-Bien Pitufo, cuando lleguemos a la habitación, tu abres y yo entro con el koala, él-dije sonriéndole a unos de los botones.- pasará con el desayuno. ¿Vale?

-Sí, peo ¿y si ya está depieta?-me pregunto.

-No creo...-dije cuestionándome que quizás tenía razón, y mi ángel ya estaba despierta.

Abrimos la puerta despacio mirando dentro para ver si estaba despierta, la encontramos igual que como yo la había dejado, abrazada a una almohada.

-Gracias- le dije al chico, dándole un billete por la ayuda.

Colocamos todo en su sitio y Pitufo y yo nos escondimos como pudimos detrás del enorme peluche. Estiré el brazo, y le quité la sabana que la cubría, haciéndola abrir los ojos, impresionados por el mega koala.

-¿Qué...?

-Buuu!!-dijo Pitufo saliendo de detrás del peluche tres veces más grande que él.

Mi ángel se tapó la boca y recibió con los brazos abiertos a su bebé. Yo salí después sonriendo ante su sorpresa.

Cuando termino de comer a besos a Pitufo, me miró y con el dedo corazón y índice me dijo que me acercara.

-Gracias...-dijo pegada a mis labios, cogiéndome del cuello de la camiseta mientras me deba esos besos que desde el primero se convirtieron en tesoros para mí.

-¿Lo conseguimos?- preguntó contento.

-Tengo que preguntárselo Pitufo ¿Señorita, estaría usted de acuerdo con ser mi novia?

-Mami, tenes que decir que sí-dijo tapándose la mitad de la cara Pitufo, como si yo no pudiera verle.

Nos reímos.

-Por supuesto que sí.-dijo mirándome.

-¿En serio?

-Sí- repitió asintiendo.

Agarré a Pitufo y empezamos a saltar en la cama, gritando “¡¡Ha dicho que sí!!”

Mi ángel se reía al ver como cantábamos, o más bien, como yo le intentaba enseñar a Pitufo la frase de “We are the champions..” con sus respectivos movimientos de manos hacia los lados.

-Que tontos...-decía mientra reía.

Desayunamos y el resto del día estuvimos tumbados en la cama, ya que fuera llovía dejándonos sin parque de atracciones.

Por la mañana vimos dibujitos animados, hasta que Pitufo se quedó dormido en el regazo de su madre, junto a mí.

Mi ángel seguía peinando y acariciando mi pelo, cuando se me ocurrió una idea.

-¿Y sí jugamos a que yo te hago una pregunta, y tu otra a mí?

-¿Eso se considera juego?-me preguntó riendo.

-Si...-dije con una cara así (-.-)

-Venga, vamos a jugar. Pero no mires así que te vas a quedar ciega. -me dijo tapándome los ojos al mirar su precioso rostro desde abajo.

-Vale, pero ¿podrías seguir con lo del pelo?-pregunté refiriéndome a sus caricias.

-Empieza tú a preguntar.

-Mmmm...-me concentré en sus suaves roces en mi frente.- Tu película preferida es “Todos los días de mi vida”, pero ¿tu actor o actriz favorito?

-No sé mucho de actores, supongo que el chico protagonista de esa película.-respondió.- Me toca ¿no?

-Sip- dije cerrando los ojos, son muy suaves, pensé refiriéndome a sus manos.

-A ver...Ah! Si, ¿esa cicatriz que tienes aquí, de qué es?-preguntó pasando unos de sus dedos por encima de mi ceja izquierda.

-Es una larga historia-dije acordándome.

-La quiero escuchar...-dijo poniendo cara de perrito.

  • Como quiera la princesa. De pequeña, había un chico en mi clase que no tenía muchos amigos, y algunos se metían con él. Un día, se me olvidó un libro, y volví al colegio. Cuando llegué el chico estaba en el suelo, llorando. Me acerqué y le pregunté si estaba bien, me respondió que sí, se levantó y se fue. Yo recogí mi libro. Hacia ya unos días que mi padre me había apuntado a unas clases de aikido y al salir de la escuela me esperaba y me llevaba en coche hasta la academia. Una semana después de que pasara lo del chico mi padre se retraso a la hora de recogerme, así que, me quedé esperándolo en la entrada. Vi como a la salida del colegio otros se quedaban también esperando, cuando salió el chico, se acercaron a él y empezaron a pegarle. Al ver aquello me metí en medio y me lleve una pedrada en la cabeza, justo en la ceja izquierda-dije recordando la cara de mi madre al verme llegar de urgencias.- ante todo aquello, el chico y yo nos hicimos amigos, y hasta hace poco seguía en mi clase, pero se tuvo que mudar de ciudad por problemas familiares – terminé de relatarlo y la miré- ¿Por qué me miras así?-pregunté.

-Porque ya cuando eras pequeña demostrabas ser una gran persona- dijo bajando su cabeza para darme un beso.

-El otro día ayude a mi tío a lavar los platos, ¿eso vale para que me des otro beso?- le pregunte sonriendo.

Se rió y negó.

-Jo...-dije.

-Te toca preguntar.

-Es verdad...mmm...¿tendrías otro hijo conmigo?

-Pero si hace menos de 12 horas que me has pedido que sea tu novia, ¿ya quieres hijos?-pregunto carcajeándose

-Contigo quiero una vida entera, pero si es con dos Pitufos más, mejor.

-Ah! Claro, ¿y los tengo que tener yo?-preguntó apuntándose con un dedo.

-Sí, tienen que ser Pitufo-Vanesos...- dije riéndome.-Au... pero que agresiva...

-Por decir tonterías, cuando los vayamos a tener decidiremos quien los tiene.

-¡¿Entonces eso es que si que tendrás hijos conmigo?!-dije abriendo la boca.

-Eh... este...-dije pensando lo que acababa de decir.

-Ya has dicho que sí, se siente- dije sacándole la lengua.

Se rió y me beso como antes.

-Sí... quiero tener hijos contigo...

-Bien!!-me reí.- ¿me das otro besito?-dije poniendo morritos.

Me beso cogiéndome por las mejillas.

-¿Voy a tener hemanitos?- escuchamos decir a Pitufo.

Mi ángel y yo nos miramos así (O.O)

-Eh... Ah...-balbuceamos.

¿Cómo se lo explicaríamos?

-¿No tenéis hambre?- pregunté cambiando de tema.

-Yo sí-dijo mi ángel.

-Entonces, ahora vuelvo me ducho y bajamos a comer.- dije, mientras salía corriendo hacia mi habitación.

¿Cómo le explicas a una niño de casi dos años que para tener hemanitos, necesitas un papá y una mamá, por muy inteligente que sea siempre le creará alguna duda, no?

Dentro la ducha, recordé todo lo vivo la noche anterior, escuchando otra vez sus gemidos, como me arañaba la espalda...

Moví la cabeza negativamente, borrando momentáneamente esos recuerdos para poder ir a comer con la que pronto sería mi familia, y no hacerle el amor delante de todo el mundo a mi futura mujer cuando la viera.

Me vestí, me puse los zapatos, me lavé los dientes y salí.

-¿Qué está pasando aquí?-pregunté al ver la alegría con la que saltaba Pitufo por todos lados.

Paró y me miró.

-Naaaada...

-Nada, ¿comemos?- me preguntó mi ángel andando hacia la puerta.

-Este...Sí, por supuesto.-dije pensando en qué estarían hablando.

Capítulo 12:

La comida fue entretenida, pasamos el rato hablando, riendo con las cosas que se nos ocurrían a Pitufo y a mí, y nuestras pequeñas discusiones, que hacían que más de alguna persona se nos quedará mirando.

La noche caía, aún era pronto, pero el invierno provocaba que hasta el sol tuviera frío y se escondiera antes.

Al día siguiente tendríamos que volver, y en el transcurso de la comida varias dudas golpearon mi mente. ¿Sería muy pronto pedirle que se vinieran a vivir conmigo? ¿Y dónde iríamos? ¿Con Hulk a la casa de la playa?

-Julie-me llamó Pitufo.

-Dime

-¿Mañana vamos al paque?- dijo señalando a lo lejos de lo poco que se podía ver através de la ventana que estaba empañada por el frío y la lluvia.

-Sino llueve, claro que sí-dije sonriéndole.

Las conversaciones cambiaban continuamente de tema, y cuando ya era hora de irnos, nos levantamos, pagué después de discutir con mi ángel, y volvimos a las habitaciones.

Esa noche dormí sola en mi habitación, pero por la mañana cuando me desperté un agradable olor a desayuno y muchos besitos por la cara me despertaron.

-Quiero despertar así todos los días.-dije recibiendo los besos que me daban tanto mi ángel como Pitufo distribuidamente cada uno por un lado.

-Buenos días-me dijo mi ángel al ver que ya estaba despierta.

-Buenos días.-respondí a su saludo.-Buenos días Pitufino.

-Holap.

-Vamos, levántate, que hoy hace un día estupendo.-dijo Vanesa quitándome la sabana.

-No... quiero domiiir...-dije poniendo voz de bebé.

-Noooo, amor. Levántante ya que hoy es nuestro último día.

-¿Cómo me has llamado?-pregunté mirándola, con una grandísima sonrisa en la cara.

-Te ha llamado amor.-dijo Pitufo, aclarándomelo.

Mi ángel se ruborizo causándome más amor.

-Venid aquí-dije cogiéndolos a ambos, tumbándolos a mi lado mientras los abrazaba.