Que no lo sepa mi marido (2)
Mientras mi marido viajaba, le decia a mi hijo Tu te quedas como el hombre de la casa y lo cumplió al pie de la letra.
¡POR FAVOR QUE NO LO SEPA MI MARIDO¡--- por Melissa
Para un mejor entendimiento de este relato, les sugiero vayan a la Primera Parte publicada erróneamente en la Categoría "Confesiones", correspondiente al 13 de Mayo de 2008, con un alto record de lectores (24.500) para una sección poco visitada.
Ahora su segunda y última parte .
Mi nombre Isabel, 35, casada, 1 hijo varón.
Carlitos mi hijo único, a sus 18 años, era ya un muchacho fantástico y se había transformado en una gran compañía para mi madre y para mi, al habitar bajo el mismo techo, por ausencia de nuestros maridos, que en su calidad de marinos mercantes, viajaban constantemente a través del mundo.
Jacqueline, (36) la mujer de mi cuñado, en mis ultimas conversaciones con ella, me había abierto la mente respecto a la conducta sexual de mi hijo y su abierta apetencia por mujeres maduras como ella, con quien ya había intimidado en su propia casa y había probado los goces de su atractiva y madura anatomía, pero la misma Jacqueline, me había insinuado, que el muchacho ya era un precoz y diestro amante y su manejo que demostraba con ella en la cama, provenía de enseñanzas recibidas con entera seguridad de mi propia y caliente madre. Eso me entraba a preocupar al ir atando cabos sueltos en muchas y variadas actitudes que observaba últimamente entre ambos. Cosa que no se me había pasado por la mente, por lo insectuoso que podría resultar esta aventura, especialmente de un muchacho despertando recién al sexo y que ya se deleitaba con su tía Jacqueline, una tremenda hembra y la hacía acabar como quería, según su propia confesión, pero que a la vez, me había sumergido en un estado de alerta, quizás no tanto por el hecho de hacerlo con una mujer muy mayor para él, si no porque es su abuela. Aunque debo confesar que físicamente pareciera que fuera su madre y no existe mucha diferencia con Jacqueline, cuyos físicos y atractivos atraían fuertemente a mi muchacho.
Por las noches y a solas en mi cama continuaba discurriendo sobre el tema que me preocupaba ya que antes de saber su comportamiento con Jacquie, nunca me opuse cuando mi madre lo dejaba a dormir con ella, encargándose ella misma de sus cosas hasta el más mínimo detalle, fuera de adularle continuamente, resaltando el hecho que él era el hombre de la casa. Era ella quién se encargaba después que regresaba el muchacho del colegio de prepararle y servirle bocadillos ricos para él, se arreglaba y se ponía sexy para él y dedicaba religiosamente una hora en revisar sus tareas y estudios.
Después se encerraban en su cuarto y los escuchaba reír, jugar y hasta gritar a mi madre algo sofocada, cosa que en esos momentos no le daba mayor importancia. Pero ahora, recién me empezaban a cuadrar las cosas . Así en este estado de sospechas, puse más oídos y atención a sus encuentros a solas y pronto una tarde descubrí, que mi Carlitos, aprovechaba esa ocasión para darse algunas licencias con mi madrecita, pensando que nadie los veía o escuchaba:
Mi niño, le susurraba mamá --- ¡ Quite su mano de ahí, por favor ¡
Mire jovencito, no empiece con eso, que me voy a enojar y lo voy a dejar sólo.
Déjame sólo un momento --- replicaba él --- ya no seas egoísta, tu sabes que me gusta mucho meter mi mano ahí.
¿Cómo que egoísta? --- Ve que Ud., ya es todo un hombre, joven por cierto, pero hombre al fin y hacer eso le hace mal.
¿Por qué me hace mal, si ha mi me gusta?
Ya por favor Carlos, pórtese bien, o le voy a cortar esos dedos, que buscan meterse donde no corresponde --- ¿estudiemos mejor?
¡Carlito! -- por favor mis tetas -- ¡No! --- ya compórtese, Ud sabe que cuando se porta bien yo no le niego nada, pero ahora a estudiar, sea buenito ¿Ya?
¡Pero mi niño! --- ¿Cómo se lo voy a mamar aquí, no ve que nos puede sorprender tu mamá?
Ya lo voy a dejar solo estudiando, porque estoy convencida que junto a Ud., le produzco una verdadera transformación y se desvía de lo principal para usted, que es estudiar , no lo volveré hacer contigo mientras sus notas no sean sobresaliente --¿Me escuchó?
¿Por qué siempre que le niego algo me amenaza que se quiere ir donde su tía Jacqueline? --- ¿cree que no me doy cuenta que ella lo tiene así? Ud mismo me lo ha contado la forma desenfrenada con que le hace el amor--- Otra vez que me amenace, me negaré a llevarlo conmigo a la cama y usted bien sabe que ahí yo no le niego nada ---- y ahora me voy a mi cuarto.
Escuche el taconeo de mi madre, abandonando apresurada la sala de estudio de mi hijo, le vi abrochando y ordenando su vestuario, mientras caminaba en dirección a su alcoba, unos pasos más atrás Carlitos, la seguía como un sonámbulo con la vista fija en esas bellas piernas y el hermoso trasero de su sexy abuela. A escondidas le escuche decir mientras le cerraba el paso a su alcoba:
Carlitos, entiéndame, no quiero que vuelva a suceder lo de hace dos días atrás, Ud., se está transformando en un adicto al sexo conmigo y yo tengo la culpa de darle gusto a todos sus caprichos y no me deja ni a sol ni a sombra y lo peor mi amorcito, es que no estudia bien.
Si, yo se que a mi amor que usted me hace gozar y mucho, pero usted, ahora debe estudiar.
Vi a mi hijo convertido en un hombre ya, devolverse tras sus pasos algo descompuesto después que su apetecible abuela le había cerrado la puerta casi en sus narices, acto seguido le vi hacer un giro frente a la cerrada puerta, bajar su corto pantaloncillo a media cadera, así de espalda a mi escondite, tomo su pene al descubierto y golpeo la puerta de Nelly, esta demoró unos segundos en abrir y al verlo en su postura desafiante, lanzo una exclamación de asombro ante su impetuoso nieto, quiso cerrarle la puerta pero mi muchacho fue más diestro y con una rapidez felina ingreso a su habitación empujando a mi madre sobre su cama, mientras que con un pie se las arregló para cerrar la dichosa puerta.
En punta de pie me dirigí a escuchar lo que pasaba adentro, al parecer ambos luchaban por conseguir hacer ceder al otro y por fin me llegaban con cierta claridad los alardes de mi madre que le decía:
¡Qué fuerzas de hombre tienes ¡ --- Por favor no me estropees mis bragas --- ya tu ganas esta vez y déjame desvestirme yo sola --- y ya veras --- te juro que te voy a estrujar hasta la última gota de tu rica leche --- ya veras diablillo.
Escuchar el vaivén de la cama de mamá y sus primeros gemidos, me calentaron de sobre manera, busqué un lugar mejor para espiarlos bien, no me quería perder detalle de cómo mi hijo prácticamente se estaba violando a mi caliente madre. Corrí al patio en busca de la ventana aquella que da a su alcoba, las cortinas como siempre algo corridas, por lo que tomé refugio sin ser vista desde adentro y los observe en primer plano. Mi muchacho volvía loca a mamá a clavadas, se la penetraba a voluntad y ella se contorneaba rítmicamente, sintiendo las estocada a fondo del hermoso pene de Carlitos, mi buen flaco, estaba sacando sus gustos con otra madurita como a él le gustan. Vi a mamá agitarse al máximo y llenarse de espasmos mientras un fuerte orgasmo la abatía en las garras de su joven depredador sexual. De solo verla y observar su rostro gozador con la respiración entre cortada por su inmenso goce, no me pude contener y también caí con mi cuerpo convulsionado mientras mis fluidos mojaban mis piernas, las que me costó mantenerla en posición pues también el orgasmo me las doblaba, mientras mi vista se me nublaba de la tensión corporal que me producía.
Debo reconocer que pese a sus años, mi madrecita se conserva en muy buena forma, sus tetas aún firmes y su piel tersa y bien estructurada, o sea una mujer apetecible al cien por ciento.
Lo visto y escuchado esa tarde, me dejaron claras las cosas, sobre lo que sucedía entre mi hijo adolescente y mi madura y ardiente madrecita, a ella le había entregado su virginidad de muchacho y ha sido ella quien le ha enseñado todos los secretos del sexo y como comportarse con una mujer madura. Jacquie, tenía razón. Todo me indicaba que debía tomar resguardos, pues ya le había confesado él mismo a Jacquie, que por mi sentía una fuerte atracción sexual y que no pararía hasta no meterse en la cama conmigo y hacerme gozar con su linda herramienta. Ello producía una tremenda en mi interior, una serie de sentimientos encontrados. Por un lado la mujer potencialmente deseosa de sexo y dispuesta a gozarlo a como viniera y por otro la lucha de reconocer que debía ser fuerte y no cometer incesto con su propio hijo.
Esa noche, no quise hablar con nadie y me fui pensativa a mi cuarto, me di una ducha de agua tibia y cubrí mi desnudo cuerpo con una pequeña braga y un camisón a media pierna, así me metí en la cama entreteniéndome en un programa de TV, antes de querer dormirme, apagué el aparato y la luz, pero en la quietud de mi soledad, empezaron a agolparse en mi mente la situación observada en mi hijo ese atardecer y su actitud de macho caliente que demostraba con mi madre. Ello lentamente se me fue traduciendo en un ardor sexual incontrolable y mis manos fueron a manipular mi húmeda vagina mientras que con la otra apretaba mis turgentes y sensibles pezones y un hálito de placer y deseos se apoderaba de mí. La escena de Carlitos con mi madre se repetían en mi cerebro entre sueños y las imagines se me sucedían una y otra vez y me gustaba que así sucediera, aunque mis interrogantes me decían que como un muchachito tan esmirriado físicamente, pues es un muchacho muy delgado, aunque deportista, tenga a sus jovenes años esa tremenda capacidad sexual para montarse a ese par de hembras tan voluptuosamente potentes y les produzca los orgasmos que Jacquie me ha confesado, como así mismo debo reconocer que esta también me dijo riendo un día: --- ¡ Mira Carlitos, no tiene mejor físico por que todas sus energías se las consume su lindo garrote que tiene y lo bien que lo maneja.
Estaba caliente en esas cavilaciones, cuando me pareció escuchar como un impacto de un balazo procedente de su habitación, ello golpeó mi cerebro como un latigazo y mi reacción fue saltar tal cual de la cama y correr a su pieza, en mi rápido desplazamiento, puse oídos al cuarto de mamá, por si esta hubiese escuchado lo mismo, pero reinaba absoluto silencio. Nerviosa abrí la puerta del cuarto de mi hijo y este para mi sobresalto y tranquilidad, dormía desnudo y boca abajo sobre el cobertor de su cama, la TV, estaba encendida, cosa que apagué, con mis ojos escudriñé cada rincón en busca de lo que me pareció un impacto, pero felizmente, nada. No niego que me costó tranquilizarme, al fin pude salir de la habitación y dirigí mis pasos hasta la alcoba de mi madre, quien también dormía placidamente, producto de sus píldoras para el sueño que tomaba todas las noches.
Volví enseguida al cuarto de Carlitos, quien seguía en la misma posición de hacía unos minutos, a su lado encontré un pequeño calzón mío o una diminuta braga, que tenía extraviada desde hacía algunos días y al otro lado una antigua fotografía donde aparezco yo, con toda mi joven y exuberante anatomía y en una posición súper sexy, que fuera tomada por mi marido en una de esas noches de sexo y fantasías que nos prodigábamos y que también se encontraba perdida de su escondite. O sea sin pensar mucho, concluí que yo, me había constituido en su objeto sexual, directa e indirectamente y seguramente él mirando mi sexy fotografía y recorriendo con su vista todo mi guarro físico de joven mujer, se masturbaba creyéndome poseerme en su más íntima de las fantasías.
Trate de no despertarlo para que se metiera entre las ropas de la cama, pero mientras lo intentaba abrió sus ojos y sólo atinó a decirme --- ¡Mamita! --- ¿Tu?--- Tomándome con una mano me suplicó que le acompañara a su lado, cosa que en principio rehusé tratando de cubrir mi casi desnudo cuerpo, pero ante su insistencia rogatoria no dude en perderme junto a él, ávido de cariño me estrechó en sus brazos y me atrajo fuertemente a su cuerpo, estuvimos unos minutos así piel con piel, pronto sentí el roce de un fuerte pene que rozaba mis muslos de mujer caliente, eso me aceleró a cien, para luego besarlo y acariciarlo entero, mientras nuestros desnudos cuerpos, trasmitían nuestras exquisitas sensaciones y mi calor de madre y mujer, hacían rápidamente reaccionar a mi niño al que pronto y con desesperación lo sentí encima mío, respondiendo como un hombre grande a cada una de mis caricias, a mis besos y recorriendo con sus manos todo mi cuerpo, susurrando a mis oídos, lo dichoso que se sentía al palpar con sus ávidas manos toda mi anatomía, para después su ansiosa boca fue en la búsqueda de aquellos botones que emergían de mis senos y que me producían un deleite especial al ser succionados por sus labios y excitados por su lengua. Fui yo misma que ansiosa de mi muchacho, guié su potente miembro a la entrada de mi ardiente vagina y pronto lo sentí todo dentro de mí., estaba siendo inundada por ese pene maravilloso hacia el interior de mi humedecida y excitada vagina. Me penetraba con tantas ansias y deseos y se esforzaba tanto por hacerme sentir bien y hacerme gozar, que nadie habría creído que hacía solo un par de horas atrás con la misma pasión se lo había prodigado a mi madrecita. No tuve fuerzas ni voluntad de impedir en caer en un palpitante y exquisito orgasmo, mientras él continuaba con nuevos aires su accionar sobre mí. Por unos instantes lo vi a través de un gran espejo que acompañaba a un mueble frente a su cama, había una diferencia física increíble entre ese esmirriado pero potente jovencito y su voluptuosa y ardiente madrecita. Esa noche me entregó su joven leche dos o tres veces, mientras yo caía una y otra vez en fuertes y deliciosos orgasmos. Con sus profundas penetraciones y sus viriles caricias, más las ansias de tenerme para él solo, gocé enormemente esos lindos momentos. A medianoche le dejé durmiendo tranquilo y muy satisfecho, recordándome cuando era un bebé y se extasiaba tomando de mis jóvenes pechos la leche materna para después dormirse plácidamente. Yo me fui al mi cuarto feliz satisfecha y contenta pero débil y mareada de tanto gozar a mi hombrecito.
Ya en mi cama y a solas pensaba y pensaba, pero en mi mente no había recriminaciones para lo sucedido con mi hijo, ello se veía venir pues mi destino ya estaba marcado con ese designio. Lo dicen las líneas de tu mano, me dijo una vez una "Gitana", poco antes de casarme. "Sufrirás muchas veces la gran ausencia de quien te ama, pero cuídate, pues en esas ausencias, serás objeto de pasiones y deseos de seres muy cercanos a ti, que por tu temperamento dudo que digas que No . Ahora creo que la Gitana, tenía razón.
Unos días después volvimos a sincerarnos con mi madre, le hablé con calma y sin enojos lo que estaba sucediéndonos con nuestro hijo, le enrostré sin criticarle su relación incestuosa con el muchacho, pero también le relaté mi conducta pecaminosa con él y la presencia en mi vida de Jacqueline y en la vida sexual de mi hijo. Nos convencimos que estábamos inmersas en un círculo en que el sexo gobernaba nuestras voluntades y conductas y aunque esto estaba sucediendo en la secreta intimidad de nuestras vidas y no trascendía a otros entornos, nos dábamos perfecta cuenta de que nadábamos en contra de la corriente, pero también me daba cuenta que no existía en nosotras la voluntad de detenernos y fue así como el muchacho se fue posesionando de nuestros cuerpos y de nuestra voluntad, él astutamente nos manejaba e inteligentemente sabía como encendernos y disponernos para él, y aunque yo trataba de imponerle cierta disciplina y frenar sus impulsos cada vez más osados y llenos de fantasías, pronto sucumbía en mis intentos y a cambio de ello muchas veces, debía canjearlo cediendo algo de mi. Sin embargo ante mi negativa, encaminaba sus pasos donde mi madre, quién más permisiva y caliente que yo le hacía todos sus gustos y ya no era extraño para mí verlo fornicar con ella donde la pillaba y hasta sobre la mesa de la cocina, los encontré furibundos de sexo. Era un muchacho inagotable y su actuar así con nosotras lo hacía sentirse feliz.
En el ínter tanto Jacqueline, me seguía asediando con llamadas telefónicas e invitaciones que no podía dejar de cumplir, puesto que detrás de esos llamados estaba Walter, mi querido suegro, quién nos seguía teniendo como sus esclavas sexuales, salvo cuando recalaba en el Puerto mi marido o el de Jacquie, por lo cual cesaban nuestras actividades de sexo extras para dedicarnos a nuestros hombres y que nada sospechaban de nuestras vidas licenciosas que desarrollábamos en sus a veces prolongadas ausencias.
Carlos mi hijo, estaba terminando su año de estudiante y para sorpresa mía con muy buen promedio de notas, ya tenía programado su viaje junto a un par de amigos a la finca de uno de ellos, por lo que pronto lo vería partir por unas dos semanas, pero estaba pendiente nuestro regalo del termino de su educación media y nos hizo prometer a Jacquie, mi madre y yo, que si lo lograba con éxito debíamos las tres regalarle una noche en conjunto y eso nos recordaba cada vez que fornicabamos con él. Lo increíble es que después supe, que nos chantajeaba a las tres, a mi madre, a Jacqueline y yo, haciéndonos jurar que así sería, justo en los momentos que nos tenía al borde de un orgasmo y nosotras tres hembras ardientes y gozadoras de orgasmos múltiples, ustedes comprenderán que en esos momentos y en ese estado de excitación, no trepidábamos en confirmarle y jurarle que así sería.
No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague, dice un viejo refrán en mi país. Conversada la situación con Jacquie y Nelly, mi madre, ya nuestra conciencia moral, no funcionaba, sólo el guardar muy bien nuestro secreto nos permitiría disfrutar de nuestras vidas pecaminosas. Así claramente no nos fue difícil acceder a los deseos y premios de nuestro muchacho, flaco, largo, pero de buen garrote. Jacquie, se apresuró en llevar sus hijas a casa de su madre a pasar algunos días con ella. Como lo hacían a menudo, por lo que lo pasaríamos las tres juntas en nuestro hogar.
Tuvimos la precaución de dejar a Carlos casi una semana sin sexo, a objeto recargara sus pilas, pues el desafío para él no era menor y menos con el tipo de mujeres con las que se enfrentaría, que aunque nos había tenido para él en forma individual, las tres juntas éramos dinamita pura.
La noche de ese sábado debimos armar una gran cama en la alcoba de mi madre que era la más grande, para lo cual pusimos una gran alfombra y sobre ella dos colchones grandes con sus respectivas mantillas, Carlos había salido esa tarde a casa de unos amigos y retornaría a eso de las 10 de la noche, mientras las tres mujeres, después de vestirnos muy sexy, nos juntamos en la sala de estar a brindar con unos tragos que muy pronto empezarían a causar sus efectos a tono a lo que se nos venía.
Nos empezamos a poner súper calientes al relatarle a Jacqueline, nuestras aventuras sexuales con Andrés, el hombre con retardo y su madre, durante su estadía en nuestra casa, de lo espectacular de su gran verga y de cómo nos hacía gozar incansablemente y de la forma en que su madre cooperaba en nuestros encuentros. Cosa que Jacquie, se tuvo que sostener en mí al caer en un orgasmo fulminante al relatarle Nelly con lujo de detalles de cómo la hacían gozar, ¡Oh! --- Me muero por probar una verga así.
Si tu la deseas, la tendrás querida le susurraba mamá un tanto enarbolada con el licor consumido y muy cerca de ella. --- Andrés y su madre, vienen en estos días a control médico y se quedarán con nosotras otros tantos, será en esa oportunidad que te lo presentaremos y nosotras vamos a tomar "palco" para verte en acción con ese muchacho, que es un verdadero "potro semental", ahí verás lo rico que es acabar con una buena "tranca" hasta el fondo de tu zorrita. A mi ---agregaba mamá --- me agarra y me lo pone duro, es como si me poseyera el Potro de Fuego, de Nva York y me deja muerta de tanto hacerme gozar, la única que lo domina, se la aguanta toda y lo hace acabar como diablos, es esta muchacha, mi querida hija, que resultó ser más puta que yo.
Cuéntale, quien es el Potro de Fuego de Nva.York le dije yo al verlas tan calientes y metiéndose manos por todos lados.
¡Ah hijita!.--- Esa es una historia que la guardo como un secreto muy de nuestro matrimonio y que un día esta niñita encontró unas fotos comprometedoras mías y se la tuve que contar a ella. Yo creo que ahí se vinieron abajo todas las barreras íntimas y morales entre nosotras, si hasta la vi entornar sus ojos y agitarse tanto de un tremendo orgasmo que le vino al ver como me manejaba con el garrote del negrito aquel.
Así mi ardiente madre se acomodó para su relato:
Te contaré que al cumplir quince años de matrimonio, mi marido me llevó a conocer N.York, lo hicimos invitados en un barco muy grande de la Empresa Naviera en la que trabajaba, el viaje fue maravilloso y el Capitán del barco, un tipazo excepcional, no quitó sus ojos de mí desde que fuimos presentados a bordo. Su amabilidad y preocupación por nuestra comodidad y atención no pasó desapercibida y menos pienso yo, al mostrar mis atributos de mujer que en ese tiempo no eran pocos a un hombre joven y solitario e inicio una suerte de acoso sexual hacia mi, que se traducía en invitaciones a cenar con él acompañada de mi marido a su propio camarote, donde disfrutábamos de sus finas y obsequiosas atenciones. En esos encuentros se encargaba de ofrecerle y cargarle la mano de tragos a mi esposo, que es varios años mayor que yo, hasta dejarlo inconsciente de borracho y tendido en un sofá, luego me tomaba a mi con una pasión desenfrenada, bailábamos mientras sus manos me recorrían entera y sus besos ardientes me ponían a mil por hora para sucumbir a la pasión carnal sobre su cama.
Pronto en los días que duro la navegación pude darme cuenta como mi marido se transformó en el gran carnudo que es y por fin descubrí su debilidad sexual de consentidor ya que lo veía disfrutar plenamente cuando el Capitán me acosaba y hasta me fornicaba en su presencia. Su lujuria de verme bien penetrada por otro hombre lo transformaba en una fantasía y un goce infinito para él que yo complacía encantada.
Una de las últimas noche de aquella tormentosa y apasionada navegación por el Mar Pacífico, El Capitán nos comento que muchos matrimonios que llegaban de paso por N.Y. aprovechaban de satisfacer viejas fantasías que los hacía compartir sus mujeres con hombres afro americanos que poseían unos miembros extraordinarios y que por unos cuantos dólares podías conseguir sus servicios. No te miento ---continuaba mi madrecita --- que a partir de esa noche mi marido lo único que quería era verme penetrada por un negro con esas características y con varios tragos en su cabeza comprometió al Capitán a que le acompañara para hacer realidad con su mujer algo que rondaba por muchos años en su cabeza. Abandonamos la cabina de este, al tocar nuestro puerto de destino. Dos noches después con el capitán como nuestro guía y a petición de mí marido, llevamos a nuestro cuarto del hotel en que nos hospedamos a Gregor, el capitán, y a Thomás, el negro bien dotado a quien mi marido bautizó como el Potro de Fuego . Para mi fue un bacanal de sexo, el negro poseía un pene de unos 26 cmtrs. pero grueso y fuerte como un músculo pero suave en su estructura. Imagínate la expectación de mi marido y de Gregor al ver a Thomas desnudo y con ese tremendo garrote que yo mamaba y que apenas podía dar cabida en mi boca. Los tragos ingeridos aumentaban nuestros deseos hasta que sentí ensancharse al máximo mi caliente vagina y notar como me iba penetrando aquel potro humano, produciéndome cierto dolorcillo al principio para después sentirme completamente inundada por un formidable pene el que gozaba con una intensidad tal que por mi habría estado toda una vida con él adentro.Te dire que me hacía acabar como un derrame de placer inconfesable, sin contar el entusiasmo que despertaba en Gregor que no perdía oportunidad para metérmelo por todos lados y mi marido que disfrutaba y gozaba enormemente viendo a su mujercita acabar con tan hermosos ejemplares de macho. De esa ocasión son el set de fotografía que fueron a caer en manos de mi caliente hija.
Claro dije yo riendo Tengo a quien salir, a una madrecita puta y un padre
"carnudo"
¡Oh! --- Vamos a la cama mi amor me dijo Jacquie, mientras se apegaba a mi visiblemente excitada. A lo que mi madre tomándonos a las dos nos impulsó a avanzar, diciendoSi buena idea vamos a la cama y esperamos allí a nuestro hombre.
Entre las dos con Jacquie fuimos quitando las prendas a Nelly, quien se dejaba acariciar con una voluptuosidad increíble, ya les he explicado que una mujer caliente y deseosa de miembro es capaz de cualquier cosa para satisfacer su anhelado placer y eso era lo que nos sucedía a las tres, que ya desnudas sobre la improvisada cama nos acariciábamos y besábamos sin ningún miramiento hasta quedar jadeantes.
Pronto y sin darme cuenta sentí que manos firmes me tomaban de las caderas y me atraían, hacia un delgado cuerpo masculino, mientras mi madre gozaba introduciéndole un hermoso consolador de silicona a Jacquie. Me di vueltas tendida, cosa que aprovecho Carlos, mi hijo que se encontraba también desnudo y se me vino encima, dándome besos y caricias con demostraciones directa de penetrarme delante de mis dos acompañantes y que él ya conocía como sus grandes amantes, estaba tan caliente que cuando sentí su fuerte miembro impulsándose muy dentro de mi, le abrasé con ansias y nos dimos a la tarea de gozar intensamente dejando que mi hijo me penetrara con todo su vigor juvenil. En el ardor de nuestra entrega copular no me daba cuenta real que sucedía con las otras dos mujeres ya que yo me encontraba en el piso y sobre un cobertor disfrutando a mi Carlos, y sólo escuchaba gemidos y exclamaciones que se fueron haciendo más fuertes especialmente de parte de Jacqueline, la mujer del hermano de mi marido. Estaba a punto de sucumbir con un nuevo orgasmo, cuando Carlos me hace que mire sobre la cama de las mujeres. No podía creer lo que veía, el mismísimo Andrés, el Vergudo, metiéndoselo todo a Jacquie, mientras mi madrecita cooperaba para que la penetración fuera completa. No me pude contener acabando en forma estrepitosa y alocada, llevándome consigo a mi querido hijo quien me inundo de su rica leche, hasta el fondo de mi ardiente ser.
Después supe que mi hijo Carlos, se había encontrado casi en la puerta de nuestra casa con Andrés, quien había adelantado su viaje de control médico y lo había pasado a dejar una persona conocida de él, hasta nuestra dirección y su madre nos llamaría al día siguiente.
Esa noche mi muchacho no se quería despegar de mi, pues tenía temores de ver a Andrés meterme esa bella tranca en mi ardiente vagina. Mientras mi madre y Jacquie, no le daban tregua al muchacho. En un momento observé a Jacquie al borde de la cama sobre mi madre y a Andrés de pie sobre ellas se las penetraba al unísono intercambiando su gran verga de vagina en vagina hasta hacerlas acabar a las dos juntas, por supuesto que yo también sucumbí ante tan extraordinaria visión. Sólo al dormirse completamente satisfecho y agotado mi hijo, pude dar paso a la gran verga de Andrés y gozarlo hasta agotar mis potenciales de mujer caliente.
Como sabíamos que Andrés era un verdadero semental y que en su mente albergaba ese instinto animal de la repetida copulación, nosotras lo excitábamos en demasía, aprovechando la presencia de la sensual y apetitosa Jacqueline, nos pusimos de acuerdo con mi madrecita, para que en esta ocasión Andrés, estuviera a su entera disposición y ella preparada para recibirlo en cada oportunidad que a este le dieran ganas de fornicar, Así una noche le preparamos una escena de novios que van a casarse. Ella vestida de novia con gasas transparentes, tacones blancos etc. Yo me encargaba de preparársela mientras mi madre se encargaba de hacerlo con Andrés, el cura fue oficiado por Carlos, a quien en son de aprobación debíamos las mujeres succionarle el miembro y la novia a la hora de la bendición, el señor cura la hizo doblar, dejando su hermoso trasero junto a él, con su miembro erecto, se lo perdió hasta el fondo dando así su bendición, el entusiasmo del falso cura fue tal que los gemidos de la novia no se hicieron esperar, por lo que hubo que quitarle la novias, si no acaban los dos juntos. Eso apresuró a que el novio Andrés, con su estaca tiesa se la llevara desesperado a la cama para consumar alborotado este ficticio matrimonio, la caliente novia desfalleció de placer rápidamente, mientras el falso cura, caliente como estaba, lo vi haciendo vibrar a mi madrecita, mientras yo socorría a la novia dándole un pequeño respiro mientras Andrés me llenaba la zorrita de pene y después de leche.
. Jacqueline, se fue dos días con Andrés a un Motel exclusivo, me decía después que nunca se la habían fornicado tanto en su puta vida y de solo acordarse de esas escenas, acaba sola. Como recuerdo de ese desenfreno y del precio que debió pagar por ser tan buena y rica en la cama, como me dice mi hijo Carlos, cada vez que hacemos el amor, Ella se embarazó de Andrés y como resultado hoy tiene un hermoso niño de dos años, es el retrato de Andrés, aunque el marido de Jacquie, que todo lo ignora está feliz con su hijo y se explaya mostrando con no disimulado orgullo la gran "tula" que muestra el bebé. Hijo de tigre, le dice a sus amigos socarronamente. Mientras su mujer mira al muchachito entusiasmada y dice: "Lo cuidaré con mucho cariño para la vejez, ¿Verdad Cuñada ? --- me dice con una sonrisa malévola.
Por otro lado, mi padre ha jubilado de su empleo y ahora se lo pasan más en casa de la madre de Andrés, quien sigue viviendo al interior de la provincia con su madre, que en la nuestra. El Viagra ha hecho maravillas en mi padre y Andrés ha hecho también maravillas con mi madrecita, que llega renovada y eufórica de sus visitas al interior.
Mi hijo sigue siendo mi amante inagotable y en las largas ausencias de mi marido, él lo reemplaza a la perfección. Hoy va a la Universidad y se junta de vez en cuando con un grupo de compañeros de carrera a estudiar hasta altas horas de la noche y después se mete a mi cama mentalmente agotado, ahí me encargo yo de revivirlo y premiar su esfuerzo de estudiante.
Hace unas noches atrás y mientras jadeábamos juntos, me insinuó que un par de muchachos de su grupo de estudio que vienen a casa se han mostrado muy entusiasmados conmigo y que me encuentran muy jovial y sexy. En otra oportunidad en que se juntaron me dedique a observar a mis admiradores, claro que antes me vestí muy sexy e insinuante, logrando que los muchachos, esbeltos ,atléticos y buenos mozos no me despegaran la vista de encima, cosa que me excitó de inmediato y mis braguitas sintieron mojarse de sobremanera . Esa noche mientras hacíamos el amor con mas desenfreno que otras veces, en los momentos culminantes me volvió a tocar el tema de sus amigos y que los había notado que estaban calientes conmigo, para arrancarme una confesión de que a mi también me atraían mucho.
A partir de ese momento fue como abrirle una llave de escape a su lujuria juvenil, me acosaba permanentemente en casa, me insinuaba cosas, me adulaba, antes de llegar su grupo el me vestía de pie a cabeza, sexy pero con mucho gusto y recato, mis pies calzados en bellos tacones y mis piernas perfectas les producía una erecciones fuertísimas que yo observaba a escondidas.
¡Mamá! --- me dijo esa mañana antes de partir. Este sábado por la noche voy a reunirme con mis amigos en casa a tomarnos unos tragos y algo para comer.
¿Y cuantos son? --- pregunté yo.
¿Con cuantos te gustaría a ti? --- me preguntó riendo
Inocentemente les respondí --- ¡Que no sean más de tres!
No te preocupes, serán tres que tu conoces .. y cuatro conmigo, y tu serás la única mujer, así es que prepárate--- me dijo sarcásticamente.
¡Bueno mi amor¡ -- le respondí
Me di media vuelta en mi cama y cubrí mi semi desnudes, aún sentía un agradable cosquilleo en mi ano, que se encontraba humedecido con la leche depositada al interior de él, esa noche de sexo como tantas otras que pasaban a constituir en mi alimento diario, al que ya me había acostumbrado de tal forma, que al no tenerlo porque a mi hijo también le respetaba su horario de estudios, me iba a casa de Jacquie, donde rápidamente llegaba mi querido y bien armado suegro y nos cobraba su cuota de sexo, dejándonos livianitas nuevamente.
La reunión de ese sábado me quedó rondando en la cabeza. Pensaba--- Yo la única mujer y ellos tres muchachos y cuatro con Carlos. Recién me daba cuenta del contenido de sus palabras. He aquí a mi hijo, que tanto me ha hecho feliz en toda su gama y que cuanto nos ha hecho gozar sexualmente junto a mi madre y Jacquie, quiere compartirme con sus amigos de universidad, que por lo que he sabido están calientes por darme sus lindos penes y hacerme gozar como lo hace tan bien mi Carlos. Esto me excita de sobremanera y al tocar mi vagina esta me hace soñar deliciosamente haciéndome pensar que podría tener a esos lindos muchachos entusiasmados a mi alrededor, todos desnudos y con sus miembros fuertes y duros, ansiosos de mi cuerpo, ansiosos y locos por penetrarme por donde sea en una ardorosa batalla por ver acabar a una madura mujer producto del irrefrenable deseo de jóvenes machos que la bañan con el semen de su máxima excitación que le produce mi cuerpo ondulante y mi tersa piel que al acariciarla y penetrarla con sus inagotables miembros, le surgen a borbotones el máximo elixir del sumo placer carnal.
Esa mañana de solo imaginármelos al final de la jornada, los veo dormidos, desnudos y agotados junto a mi, lo he gozado a todos intensamente y les he exprimido su virilidad juvenil que he atesorado íntimamente dentro de mi. Esa visión que me parece tan real hace explotar de goce mi cuerpo y salto convulsionada de un maravilloso orgasmo que estremece mi ser.
Fin ..