Que mirada... (5)
Se acabaron las dudas...
Cuando llegaban al departamento de Lucia ese domingo después de cenar y darse cuenta que debían separarse, una tristeza inundo sus rostros, Diana no lograba hallar un motivo para permanecer más tiempo con la rubia que le alegraba el día con tan solo tenerla cerca, no entendía bien porque no podía dejarla pero sabía que si eso pasaba se encontraría perdida y se sentiría muy sola en cambio con ella era feliz y autentica, sin embargo la razón le decía que no le conocía ¿Cómo podía tenerle cariño o llegar a quererle? Pero solo aumentaba su curiosidad de saber todo de ella, su pasado, sus sueños, sus triunfos.
Lucia al darse cuenta de que estaban en su departamento voltio a ver a Diana para saber que debía hacer, cuando platico con Manuel le dijo que se fijara en la actitud que tomaba la Srita Ferrer para saber cómo debía actuar y así lo hizo.
“Bueno te dejo en tu casa sana y salva” dijo Diana con voz apagada.
Por lo que Lucia pensó que estaba cansada y decidió bajarse del auto aunque deseaba seguir con ella. Agradeció por la cena y cuando abrió la puerta para salir decidió despedirse con un beso en la mejilla pero fue tan rápido el giro y con el movimiento no alcanzo a parar cuando ambos labios se tocaron. Lucia sintiendo electricidad corriendo por todo su cuerpo solo pudo decir “Lo siento” rápidamente pero fue la actitud de Diana lo que hizo más ameno ese momento.
Diana al ver la cara de Lucia acercarse rápidamente a ella, no evito el contacto y encontró ese roce tan magnifico, su cara se ilumino y sintió miles de mariposas en su estómago generando un efecto en ella -una risa automática que contagio a su compañera. Entre las risas de ambas se relajaron, aun así, Lucia no podía controlar las tonalidades de su rostro y repetía -lo siento miles de veces.
Lo que se suponía sería una triste despedida, una noche más donde dos corazones estarían separados, se convirtió, en un momento mágico en la historia de cada una. Diana supo inmediatamente que no habría poder que la apartara de la rubia. Lucia quito de su mente cualquier duda sobre la ojoazul, la atracción entre ambas era obvia, en ese momento la mano de Diana encontró la mano de Lucia y fue así como sus almas conectaron, Lucia no le importó la hora ni lo cansado del día, Diana olvido todos sus compromisos para el día siguiente y ambas chicas vivieron el momento.
La primera en hablar fue Diana que dulcemente dijo “Lucia me agradas mucho” mientras acercaba la mano de Lucia a sus labios, plantando un suave beso en ella para después volver la vista a la chica rubia a Lucia que se le paro el corazón con tal gesto, por lo que dedico un suave apretón en dicha mano mientras con la otra mano libre acaricio dulcemente la mejilla derecha de Diana, mientras sus cuerpos se iban acercando poco a poco, entre caricias sus rostros se acercaban y a escasos centímetros cerraron sus ojos para dejar que sus labios guiaran, en un beso tierno y dulce, separándose un poco para tomar aire y después volver a juntar sus labios un poco más, decidieron juntar sus frentes para impedir separarse la una de la otra y así sonriendo suspiraron.
“No me quiero separar de ti” dijo a lo bajo Lucia, mientras disfrutaba del momento, respirar la esencia que desprendía esa piel tan cerca de su nariz era un manjar que solo ella disfrutaba.
“No tendrás de que preocuparte, que nada nos separara, hermosa” dijo Diana buscando esa mirada que la transportaba a otro lugar.
“Me lo prometes” dijo en suplica Lucia, mientras ponía los ojos como el gato en shrek.
Y Diana perdiendo todo el control que tenía, tomo en sus brazos a la pequeña rubia y dándole un pequeño beso en la frente dijo “Te lo prometo Lucia, nada me separara de ti, ni a ti de mi”. Lucia no cabía de gozo al ser abrazada por la mujer mayor, sentía su calidez, ternura y protección. Y así estuvieron dentro del carro por un poco más de tiempo, poco a poco el cansancio y el sueño tomo presencia y Diana viendo como esos ojos verdes se cerraban poco a poco opto por dejarla descansar ya que ella también estaba sintiendo el cansancio en su cuerpo por lo que paso en el transcurso de su día.
“Lucia” abrazándose más a ella “Lucia es momento de ir a dormir” dijo esto último en el oído de la rubia.
“Perdón, el cansancio pudo conmigo” riendo tiernamente “Que tengas buena noche o lo que queda de ella” dijo soltando el abrazo, fue en ese momento donde un frio aire tomo el lugar de Diana.
“Te vez muy cansada por eso te dejara irte a dormir aunque no quiera, sé que mañana tienes escuela” dijo esto con tono maternal “Así que a la camita, me escuchaste” alzando la ceja.
“Cuídate” dijo mientras salía del carro. Diana también salió de él y abrazo a Lucia otra vez.
“Me cuidare, si me besas otra vez” y terminando de decir estas palabras Diana tomo por la cintura a Lucia mientras Lucia pasaba sus brazos por el cuello de Diana, besándose. Lucia entro a su departamento muy cansada pero ni al dormir se le quito la sonrisa de su rostro. Ya para esa hora faltaba poco para que saliera el sol dando paso a un nuevo día para nuestras chicas.
Lucia se despertó tarde ese lunes por lo que no hizo ejercicio, no desayuno y se fue a la empresa donde realizaba servicio y debido a la hora en que se presento fue llamada por su superior donde le explico “la importancia de la puntualidad” después de eso tuvo que aguantar las burlas de sus compañeros y albures que no faltaron pero hicieron que la mañana pasara entre carcajadas, ya que mencionaron una posible noche apasionada y Lucia que no controla los sonrojos, le delataban ella recordaba a Diana, los besos y el abrazo, le compartieron desayuno en cambio de la verdadera razón de su retraso y cabe decir que Lucia desayuno muy bien esa mañana.
Llego a la escuela a una clase que tenía a medio día, llego a tiempo y saludo a sus amigas que ya estaban reuniéndose en una banca fuera de su edificio, Lucia se encontraba feliz, animada, radiante y no pasó desapercibido para nadie así que la plática se centró en Lucia.
“¡Dinos Lucia! ¿Qué paso?” sonriendo todas a Lucia mientras ella se hacia la interesante poniendo cara de niña traviesa. “¡Ya Lucia! Porque mira que la sonrisa que te cargas no te la quita nadie cuenta, cuenta…” le animaba una.
“¡Creo que estoy enamorada!” riendo “y lo más importante soy correspondida” mientras sus amigas le daban un abrazo de grupo y le felicitaban.
Pasaron a tomar la clase pero se estuvieron mandando papelitos o notitas, como en la secundaria, entre todas. Lucia solo pensaba en Diana y sus labios pero como era de esperarse empezó también a extrañarla, su aroma, sus labios, su ternura y solo quería correr a verla otra vez pero en su mente apareció la imagen de su padre diciéndole que “El esfuerzo que hacemos nosotros por tenerte estudiando, sé que no es en vano, así que no me hagas retractarme de estas palabras” un escalofrió recorrió su cuerpo y pensó -debo esperar a estar libre de responsabilidades porque ante todo estoy preparándome para ser alguien y estando tan cerca de salir no echare todo a perder, solo por unos meses más debo concentrarme.
Se terminó la clase y todas las amigas se despidieron, Lucia emprendió camino a casa colocándose sus audífonos y como acostumbraba subía el volumen muy alto impidiéndole oír lo que pasaba a su alrededor. Cuando se acercó más a su departamento pudo ver el auto de Diana estacionado enfrente y las mariposas en su estómago empezaron a revolotear inmediatamente, se acercó a la ventanilla del piloto el cual no se encontraba dentro y por inercia busco en el interior… entonces fue sorprendida cuando unos brazos la sujetaron por detrás y recibió un beso en la mejilla derecha.
“¿A quién busca señorita?” dijo sensualmente en el oído de Lucia.
“Una bufanda negra ¿No la deje en tu auto anoche?” mintió, mientras se recargaba en Diana, riendo por haber sido sorprendida.
“No la vi, pero puedes subir a buscarla” siguiéndole el juego a Lucia. “Te apetece ir algún lado o tienes cosas que hacer” mientras giraba a la rubia para verla a la cara.
“No tengo nada que hacer hoy, estas de suerte” dijo a la alta mujer dedicándole una sonrisa traviesa.
Sus miradas se perdían en los ojos de la otra, azul y verde se unían por fin, sus labios pedían a gritos ser besados y así fue, profundizando las dos el momento que más anhelaban repetir este día, saciando su necesidad volvieron a unir sus miradas con ternura y deseo.
“Vamos entonces” y se fueron juntas en el auto de Diana, tomaron camino mientras oían la música en la radio, tomadas de la mano sin necesidad de decir nada solo disfrutar de estar juntas otra vez.
¨Gracias a las personas que me leen y a los que se toman el tiempo de poner un comentario en los relatos !!!