Que mirada... (4)
Diana a su vez giro su rostro para verla salir cuando sin tiempo a nada los labios de Lucia fueron a dar a sus labios y con ese primer contacto ambas chicas retrocedieron sintiendo electricidad en todo su cuerpo...
Lucia seguía a Diana por el restaurant Italiano y empezó a sentir incomodidad a cada paso que daba porque los demás comensales la hacían presa de miradas desaprobatorias que no pasaron desapercibidas por nuestras chicas. Diana se acercó al oído del mozo para después cruzar su brazo con el de Lucia en un intento de dar confianza como hizo antes, Lucia que llevaba rato observando el suelo al sentir ese pequeño contacto alzo la vista y se topó con la mirada más gentil que había visto regalándole una sonrisa.
“Esta mesa le parece bien Srita. Diana” ofreció el mozo. Era una mesa un poco más apartada de las otras en el recinto pero sin dejar ser parte del salón.
“Sí gracias” tomando asiento una enfrente de la otra.
“Perfecto” sonriendo “ahora mismo mando que les atiendan…pero déjeme decirle Srita Diana que tenemos un vino tinto exquisito” dijo de manera persuasiva, mientras entregaba un menú a cada una.
Diana dirigió una mirada rápida a Lucia para volver la vista al mozo “tráiganos una copa a cada una” contenta de disfrutar una cena con Lucia añadió “cuando llegue nuestro mesero estaremos listas para ordenar ¡Gracias!” volviendo la vista a Lucia que parecía concentrada en que elegir.
Pero Lucia más que ver la carta miraba el precio en cada platillo, buscaba un platillo que conociera pero sobre todo no quedar mal con su compañera sin embargo debía cuidar que este dentro de su economía, y solo fue el escuchar su nombre lo que la saco de su trance. “Lucia…” dijo Diana
“Perdón ¿me decías?” sonriendo como una niña
“Te digo que pidas lo que quieras esta noche yo invito la cena” sonriendo de medio lado como acostumbraba hacer.
“No, como crees, déjame pagar mi parte” dijo rápidamente.
“Yo te invite a cenar, yo pago” afirmo “no está en discusión” volviendo su vista a la carta. Lucia quiso protestar pero en ese momento llego el mesero con sus copas de vino.
“¿Listas para ordenar?”
“Si, como entrada traiga dos ensalada caprese, para la señorita pasta pomodoro y para mí un parmigiana” dijo Diana observando a Lucia que aprobaba la decisión. El mesero tomo la orden.
“¿Quieres pedir otra cosa?” volviendo a observar a Lucia.
“No, es lo que iba a pedir” sonriendo. Mientras Diana mostraba conocimiento en como catar un vino tinto, dio su aprobación y Lucia decidió probar un sorbo.
“¿Qué te pareció?” dijo rápidamente Diana.
“Esta bueno” dijo Lucia pero Diana no apartaba sus ojos de los suyos por lo que decidió confesar “La verdad no soy de tomar vinos, pero sabe bien” dijo sinceramente Lucia.
“¿Quieres que te pida otra bebida?” ofreció.
“No” afirmo Lucia.
“La señorita pedirá otra bebida” cediendo la palabra a su compañera.
“Una limonada, por favor”
“Agua mineral o natural” dijo el mesero
Lucia que no hallaba mucha diferencia entre las dos opciones y sin darle importancia dijo “Mineral, por favor” el mesero se retiró pidiendo permiso en llevarse la copa de vino y así lo hizo.
Ya estando las dos solas y sabiendo que ya no eran tan observadas por los demás clientes ambas se relajaron por fin.
“Y ¿Qué te paso? ¿Por qué te sentiste mal hoy?” volviendo la voz de una preocupada Diana.
“Creo que solo estaba tensa o un poco preocupada pero nada grave” quitándole importancia porque decirle el verdadero motivo, en ese momento, para Lucia era imposible. Diana por su parte sabía que Lucia le atraía y quería saber que sentía la chica más joven.
“Bueno como no fuiste al parque esta mañana pensé que estabas enferma desde la mañana” dijo suavemente Diana mientras quitaba una arruga al mantel de la mesa.
“Oh no, esta mañana me era imposible levantarme de la cama, pero cuando el olor del desayuno que me esperaba apareció no pude negarme” mostrando una cara traviesa.
“El puesto de mesera es muy agotador ¿verdad?”
“Bueno a veces no te alcanza con dos manos y dos pies pero al poco rato te das cuenta que tampoco es imposible” dijo riendo, pensando que sea como sea, Diana es la empleada directa de los nuevos jefes del local.
“Pero dime ¿crees que el restaurant deba cambiar en algo urgentemente?” cuestiono Diana.
“Con el poco tiempo que llevo trabajando… no sé, si yo pueda sugerir algo del tema” se quiso zafar Lucia y como Diana no quería hablar de trabajo con ella, bueno no esa noche, cambio de tema.
“Entonces ¿Qué tipo de noche tuviste? Para no poder levantarte” dijo Diana retomando la conversación anterior.
“Oh, es que nos dormimos muy tarde Manuel y yo, por estar platicando” dijo Lucia recordando que no le había agradecido la ayuda a su amigo al salir del trabajo. “Él preparo el desayuno esta mañana” dijo lucia tocando su barriga.
“Y ¿Manuel… es?”
“Un compañero del trabajo” pero viendo que Diana no entendía de quien le hablaba dijo “El mesero alto de cabello teñido de rojo oscuro” dijo Lucia entrecerrando los ojos esperando ser clara en su descripción sobre su amigo del alma.
“Ah sí, suelo verlos muy juntos a los dos a veces” sin mostrar ninguna expresión en su rostro. En ese momento el mesero se acercaba para entregarle la limonada a Lucia. “Gracias, puede retirarse” dijo Diana sin quitarle la vista a Lucia.
“Sí… bueno es mi amigo” aclaro Lucia “Gracias” repitió al mesero que ya se retiraba.
“Un amigo que se queda a dormir en tu casa por lo que veo” dijo Diana buscando indagar en la vida de su compañera sin percatarse del tono que uso.
Y Lucia notando un poco de molestia en su voz dijo “Sí, solo él tiene acceso directo a mi cocina, yo le digo que es un Chef frustrado porque cocina riquísimo” sonriendo pícaramente porque pudo notar un tono de celos de parte de su compañera, y era solo cuando Diana insinuaba cosas sobre Lucia cuando ella respondía con algo de coquetería.
“Lo que sea de cada quien pero la cocina es mi fuerte” dijo una segura Diana “No por nada estudie Gastronomía” presumió.
“Así que eres Chef” dijo Lucia interesada por saber más y feliz de ver algo más de celos o eso quería pensar.
“Si pero saliendo hice una maestría en gerencia avanzada por lo que ahora busco…” en ese momento llego el mesero con la ensaladas Caprese para las chicas.
Debido al hambre que tenía Lucia empezó a comer su ensalada. “¡Dios, esta riquísima!” dijo mientras tomaba limonada para pasar la comida más rápido.
“¿Sí?, déjame probar” asintiendo.
“Perdón, me decías” dijo Lucia después de comer otra rebanada de tomate.
“Estudie para poder llevar la empresa familiar” dijo algo desanimada “No eh pisado otra cocina que no sea la de mi casa desde que termine la carrera” desviando la mirada a otra mesa en el centro del salón.
“Y porque no hacerlo, si es lo que te gusta y no fue fácil lograr tu sueño o me equivoco” dijo Lucia animada.
“No es tan fácil…” dijo Diana sonriendo “Entonces Manuel es tú AMIGO” afirmo
“Si solo somos amigos” pensando en afirmarle que ambos eran gays pero no lo hizo.
Antes de que llegara el otro platillo Lucia ya se había devorado la encelada y por instinto observo el plato de su compañera pero Diana percatándose de esa acción decidió ofrecerle lo que le quedaba de ensalada a Lucia. “¿Quieres más?” dijo suavemente.
Lucia se puso roja de la cara y viendo a su compañera negó rápidamente “No, come tú, por favor” dijo apenada evitando encontrar su miraba “Ya traerán el otro platillo” mientras observaba otras mesas como los platillos en ellas y lo más importante la forma de atender de los meseros.
Diana al ver el sonrojo en su compañera le parecía algo tan natural, tan tierno que no se negó sonreírle y entregar su plato a la chica “te ves muy linda sonrojada” dijo tiernamente mientras Lucia aceptaba una rebana de queso, culpando al hambre de esa mala jugada.
“Lo dirás en broma, pero es algo que no puedo evitar” devolviendo el plato de ensalada a su dueña.
“Es enserio Lucia, te ves muy linda cuando te apenas” dijo sinceramente Diana. Por lo que ambas miradas se perdieron una con la otra, donde un bosque y un mar se unían. Momento que no se sabe cuánto duro solo que término con la llegada del mesero con los platillos.
“Provecho” retirando los platos de la encelada
Lucia no aparto su vista de la pasta hasta que se redujo la cantidad, aunque tardo un poco más en comerla no quería quedar como una hambreada otra vez y porque sabía lo fácil que era para ella perderse en la mirada de su compañera ojoazul. Diana por su parte se rindió al observar que esas esmeraldas no le darían una mirada más a su dirección y se dedicó a comer. Después fue servida otra copa de vino a Diana y otra limonada a Lucia, mientras la plática pasó a ser sobre ejercicios de calentamiento y la importancia de estos.
“Lucia no olvides dejar espacio para el postre” dijo Diana.
A Lucia se le ilumino la mirada con esa frase “Postre…ahora ya me preocupe, porque cuando me toque invitarte a cenar debo superar o igualar la cena de hoy” dijo riendo.
“No te estoy pidiendo nada a cambio pero me alegra que planees volver a quedar conmigo” dijo Diana sonriendo coquetamente.
“Claro que después me toca a mí” afirmo pero preocupada sobre cuando llegue dicho día y tener el dinero.
“Bueno ya estoy esperando que llegue ese día” dijo coquetamente mientras sonreía de lado. “Pediré la carta de postres” llamo al mesero.
“Escoge Lucia” le ánimo. Para cuando el mesero trajo los postres que fueron un Tiramiso y un Panna Cotta retiro los otros platillos.
Diana tomo una cucharada de su postre y se lo ofreció a Lucia, aceptando el bocado, y en viceversa Lucia dio de su postre a Diana en la boca, ambas sin perder el tiempo se veían a los ojos mientras realizaban dicha acción. Eran tan naturales dichos movimientos para las dos, que se sentían tan cómodas la una con la otra, no podían ignorar lo que sucedía en el ambiente que estaban creando, Diana acerco su mano con la de Lucia tomándola y acariciando con su pulgar mientras hacía lentos movimientos circularessobre la piel de la mano ajena, Lucia por su parte no quito su mano evitando mostrando algún rechazo sobre la iniciativa de la mujer mayor, esquivando de sus mentes cualquier miedo o duda sobre lo que pasaba con ambas porque por un momento ambas chicas estaban en otro lugar lejano, solas en un espacio de paz y armonía.
Saliendo del restaurant ya en carretera Diana se dirigía a casa de Lucia, aunque sabía que llegarían en poco tiempo no quería despedirse de la pequeña rubia pero no podía pensar en ninguna excusa para alargar ese tiempo. Lucia por su parte estaba feliz de tan maravillosa noche en compañía de la ojoazul que en tan poco tiempo se había vuelto el centro de su mundo. Fue entonces que el auto paro enfrente del departamento de Lucia lo que dio a las chicas un sorbo de realidad sobre lo que continuaba ahora, Lucia bajaría del auto, entonces Diana hablo.
“Bueno te dejo en tu casa sana y salva” buscando hacer reír a su compañera sin lograrlo del todo ambas miradas eran tristes por tener que dejarse una vez más.
“Gracias por la cena” respondió “Bueno… que tengas buenas noches” abriendo la puerta del auto pero antes de que saliera giro rápidamente para besar la mejilla de Diana en forma de despedida. Diana a su vez giro su rostro para verla salir cuando sin tiempo a nada los labios de Lucia fueron a dar a los carnosos labios de Diana y en ese primer contacto ambas chicas retrocedieron sintiendo electricidad en todo su cuerpo y sin apartar la vista una de la otra, ambas soltaron una carcajada que llenaron esa noche el auto de risas. Lucia se disculpó mil veces por no poder decir otra cosa, pasando de varias tonalidades de rojos en toda su cara. Mientras para Diana no podía ser eso noche más encantadora.
¨A quí esta la cuarta parte de esta historia, espero no tardar tanto en publicar, lo siento por estos días de olvido pero quiero que sepan que escribo esta historia con mucha entrega de mi parte solo para ustedes.