Que mirada... (3)

Lucia y Manuel ahora se vuelven cómplices, hasta donde llegaran sin que les cause problemas en el trabajo...

Lucia tomaba la orden de una mesa cuando sintió que era observada por alguien a sus espaldas pero como estaba en el trabajo se preocupó por dar atención a los clientes y se contuvo de voltear, repitió la orden para prevenir cualquier error y se marchó a la cocina. Algo que había aprendido al ser mesera es que te vuelves el centro de atención de muchas miradas y a saber no incomodarse por algo tan trivial sin embargo deseaba que esa mirada fuera de cierta chica de ojos azules.

Manuel llamo a Lucia a un rincón apartado del local y señalo hacia una mesa donde se encontraba una Chica Pelirroja despampanante acompañada de dos hombres, parecía ser un cierre de negociosos por los documentos que ocupaban la mesa en dicho momento.

“La mujer quiere tú número ¿Qué quieres que haga?” le dijo en voz baja.

Mirando bien a la hermosa mujer y no pudiendo negar interés “¿ella?... mi número ¿seguro Manuel?” incrédulamente pregunto una tímida Lucia.

“Sí, no ha dejado de verte y sin más me pregunto por ti, pero le dije que como meseros no podemos conversar íntimamente con nuestros clientes” dijo decidido, ya que eran reglas del local  “pero me ha dicho que tal vez podría conseguir tú número, de manera persuasiva debo decirte Lucy, y aquí estoy, ¿dime que hacer?” dijo resignado.

“Manuel sabes las reglas y aunque es muy bella… no se lo des, niega que lo sabes ok.” Dijo firmemente “ya sabes que en eso el gerente es muy quisquilloso, mejor no moverle”

“Está bien Lucy pero mira que es muy linda” dijo pícaramente. “adiós, debo darles la cuenta” saliendo del rincón despistadamente.

Lucia se dirigió a atender una mesa cercana y  cuando quiso realizar el encargo se dirigió a la salida topándose con la Chica Pelirroja que no perdió el tiempo y se dirigió a ella provocativamente, Lucia no se movió sabía a qué venia y solo debía no llamar la atención.

“Buenas noches esperemos que vuelva pronto” siendo esa su despedida habitual de cada noche en el trabajo acompañando la frase con una sonrisa.

“Si chicas tan lindas como tú atienden siempre aquí, me verás muy a menudo” sin dejar de verla a los ojos. Lucia sonrió por el comentario y bajo la vista. “No te apenes bonita, solo digo la verdad…” retirándose.

Mientras la veía saliendo Lucia se mordía el labio inferior sonriendo para sí misma y volvió su atención al trabajo.

“¿Es ese el tipo de chica que te gusta?” pregunto Diana que estaba detrás de ella. De inmediato Lucia quiso preguntar qué fue lo que dijo pero Diana siguió hablando “Como sea, solo venía a saludar y cerciorarme que trabajabas aquí” le dijo con una sonrisa de medio lado.

“No, ese no es mi tipo…” dijo rápidamente Lucia contestando a la pregunta.

“No tienes mal gusto ¿sabes de quien se trata?” dijo divertida. Pero Lucia no comprendió su pregunta. “por tú cara veo que no” cruzando los brazos y volteándose para dejar sola a Lucia. “creo sabes las reglas del local” puntualizo.

“Sí y no pienso causar molestias” por lo que Diana se detuvo pero no volteo a verla “otra cosa Srita Ferrer, ¡No es mi tipo de chica! las prefiero morenas” dijo esto pasando de largo hacia la cocina. Hasta que fue consciente de lo que dijo y no poder entender como fue capaz de decirle eso a Diana siendo ella siempre tan tímida con respecto al ligue.

Inmediatamente en la cocina fue emboscada por Manuel que presencio la escena y su necesidad de chisme le exigía respuestas.

“No niegues nada yo vi todo, ahora creo que dormiremos tarde por platicar esta noche” dijo riendo Manuel. Lucia roja por la situación solo asintió.

“Quiero agua y baja la voz Manuel, por favor” empujando a Manuel totalmente dentro de la cocina mientras reían juntos.

Como el trabajo era demandante en el restaurant dejaron la conversación y el nerviosismo para después y continuaron realizando sus labores pero en cada ocasión que Diana podía -molestaba a Lucia- buscando su mirada y sonriendo haciendo que el sonrojo la dominara y delatara a la chica más joven, no paro de molestarla hasta que se retiró del restaurant y Manuel por su parte no perdió nota de la divertida situación.

Cuando llegaron al final de la jornada los dos amigos decidieron que su cigarro diario seria compartido en casa de Lucia mientras platicaban.

“hablemos de tu problema, porque cuando llegue al trabajo estabas muy mal, me tienes preocupada” dijo Lucia a Manuel afuera de su departamento.

“Creo que me estoy enamorando” volteando al piso. Lucia lo tomo de la mano feliz por la noticia. “El problema es… que este hombre es mi jefe” dijo esto frunciendo el ceño y volteando a mirando a su amiga. “dime algo, no me gustan los silencios en las conversaciones” nervioso.

“¿Él sabe de tus sentimientos?” dijo al fin.

“Tal vez… no lo sé” recargándose en la pared y soltando todo el aire de sus pulmones. Lucia lo ínsito a que hablara del tema, y siguió “cuando admití que era gay en el trabajo, algunos compañeros quisieron molestarme con el tema pero el gerente se dio cuenta y les paro en seco, hasta ahí le estaba agradecido por lo que hizo, durante los días siguientes me preguntaba si todo estaba bien y cosas así, me dije a mí mismo que era porque debía mantener la armonía en el trabajo lo que mostraba ese interés en mi situación… pero un día se ofreció a llevarme a casa, pero sabes no se fue sino que charlamos un rato antes de despedirnos y entre la conversación me pregunto si mi pareja supo lo que me dijeron en el trabajo aquel día, y yo le conteste que no salía con nadie, toda esa noche me preguntaba si él sentía interés por mi o yo lo estaba malinterpretando, al día siguiente quise hablar con él antes de trabajar en su oficina pero estaba ocupado con la Srita Ferrer fue el día que la presento y ya no hemos hablado, no se me acerca como días anteriores y no sé qué pasa” termino su relato con pocos ánimos.

Lucia siguió el hilo de toda la historia y recordó ciertos momentos que encajaban con lo platicado “Amigo si hay algo de interés por parte del gerente hacia ti, no dejes que se pierda. Hasta ahora no le conocemos novias, no tiene anillo de matrimonio y es una gran persona” animando a Manuel “Si es uno de nosotros lo sabremos y nosotros sabemos guardar secretos o no…” dijo riendo

“Te olvidas que es mi jefe y según las reglas del local…” diciendo la misma cantaleta de todos los días entre ellos.

“Si se eso pero es tu felicidad no la pierdas o por lo menos arriésgate a perderla pero que no quede en un ¡y si hubiera!” dijo esto último no solo para su amigo.

“Lucia a ti te gusta la Srita. Ferrer verdad” afirmo Manuel y sin mirarla supo que su amiga asentía “También sabes que es una trabajadora más, tal vez no como lo somos nosotros, con más rango quiero decir pero no podemos relacionarnos íntimamente entre compañeros… así que ¿cuál es el plan?” mirando y dedicándole una sonrisa recibiendo otra de Lucia.

“Creo que desde hoy seremos cómplices” dijo una feliz Lucia y afirmo un alegre Manuel.

Ya estando dentro del departamento Manuel realizo un tendido en el suelo del cuarto mientras Lucia tomaba un baño rápido. Saliendo del baño, Manuel tomo su turno de bañarse, estando los dos cómodos en el cuarto con pijamas acordaban que actitud tomar para sus respectivos amores.

“Sabes lo tímida que soy con las mujeres que me llaman la atención” mirando el suelo “Pero con la Srita. Ferrer no presento timidez y en cambio me vuelvo aventada” riendo “no sé cómo pasa” volteando a verle dime que crees que debo hacer con respecto a eso.

“Creo que no debes cambiar eso, parece que a la Srita. Le gusta eso de ti” empujándola de lado un poco.

“Entonces vamos por buen camino” rio Lucia “ella es en todo caso una trabajadora más del restaurant aunque es un misterio cuál será su papel en un futuro, pero pensemos como competimos contra las reglas” dijo pensativa.

“Bueno mañana es mi último día de la semana y no la veré hasta  el viernes o si topamos en el parque” poniendo las opciones claras “que actitud me recomiendas tomar con ella” cuestiono a su amigo casi en suplica.

“Primero ve cómo actúa ella contigo mañana”

“Tengo miedo, viste su actitud después de lo que le dije hoy, solo buscaba incomodarme, porque me tuvo que consumió el sonrojo si antes fui tan valiente ¡qué pena!” tapándose la cara.

“Tienes que relajarte, nada más ok” tranquilizándola. “Pero si ella se acerca más a ti, debes ser precavida comprendes” puntualizo. “busca una excusa para alejarte un poco de ella, tal vez hasta le gusta el juego” rio.

“Sabes que aun ocupo el trabajo estos meses” estirándose “Bueno ahora que me ayudaste… sigues tú” dijo animada.

“No quieres que pensemos en alternativas de lo que puede pasar si ella te invita a salir” propuso

“No, ahora lo importante es que debes hablar con el gerente como días atrás, aun si él es cortante” sugirió Lucia. “así puedes preguntar en privado directamente a él si pasa algo, fingiendo no entender porque el cambio ¿crees que es muy arriesgado?” Manuel asintió.

“Bueno que tal si hablas con él sobre un problema en el trabajo, algo común y si no te resuelve nada, le cuestionas su actitud pero en privado ¿te parece más razonable?” a lo que Manuel negó con la cabeza.

“Vamos Manuel debes arriesgar algo para saber si paso o no pasó nada aquella noche en su carro” dijo firmemente Lucia.

“Sí está bien, te hare caso en esta ocasión” dijo afligido.

Ese domingo en la mañana Lucia durmió más tiempo que el de costumbre ya que no fue a correr y resulto que desayuno muy bien con Manuel, este chico era un chef frustrado. Después él se marchó a su casa y Lucia teniendo tiempo fue a la lavandería, comió y  se marchó al trabajo.

Para Lucia el trabajo iba a un ritmo habitual solo que en esta ocasión estaba alerta de la llegada de la Diana, se saludó con Manuel cuando apareció en el local pero debían hacer sus labores diarias y eso les mantenía cuerdos en su actual situación. El restaurant abrió y Diana seguía sin aparecer, las horas pasaron y como era habitual se llenó.

“¡Oye Lucia! Te vez preocupada ¿Todo bien?” le pregunto el gerente. Lucia asintió y continúo trabajando. Pero ella sabía bien que estaba así por la ausencia de Diana. “te creo pero sal un momento toma aire” le sugirió.

Ella sin dudarlo un segundo salió por la puerta trasera de la cocina y respiro el aire fresco que había esa tranquila noche, cuando volvió dentro pregunto por los platillos de sus mesas y un cocinero dijo que Manuel estaba atendiéndoles por lo que volvió a su trabajo y se topó con el gerente.

“Ya estas mejor” afirmo “ahora mismo dile a Manuel que vuelva a sus mesas” dijo sonriendo.

“¡Sí, señor! ahora mismo, gracias” dijo devolviendo la sonrisa.

“¿Qué sucedió con la Srita Lucia?” pregunto detrás de ellos Diana con cierta preocupación. Lucia no pudo agrandar su sonrisa al escuchar su voz.

“Solo que antes se veía pálida y salió a tomar aire… pero ahora ya volverá al trabajo” dijo despreocupado el gerente.

Diana tomando el rostro de Lucia con sus manos la observo mejor y le pregunto “¿Estas bien?” sin apartarse de ella.

“Sí Srita estoy bien, creo que debo atender mis mesas” intentado retirarse pero la mujer no mostraba intención de soltarla.

“Lucia si sigues mal dime la verdad” dijo inseguro de la situación el gerente, sabía que ocupaba que volviera al trabajo pero no podía permitirse poner en juego la salud de un trabajador “Puedes retirarte aquí nos la apañamos, está claro” sugirió.

“Sí mejor que descanse, mira que te veo algo pálida aun” afirmo Diana, soltándola “Yo te llevo a tu casa” volteando a ver al gerente, él cual no cuestiono sus palabras.

“Lucia retírate por hoy, espero que te mejores” dijo retirándose ya que se ocupaba su presencia en otra parte del local.

Lucia se dejó guiar por la mujer mayor y subió a su carro sin despedirse de nadie, ni agradecer a su amigo.

“¿Quieres ir a ver un médico antes?” pregunto Diana. “Lucia, me escuchaste” mientras manejaba.

“No gracias” viendo el perfil de Diana mientras conducía.

“¿ya cenaste?”

“No” contesto por instinto, sin dejarla de mirar.

“Bueno tal vez sea eso” volteando a verla y sonriendo de lado.

“Le están dando mucha importancia cuando no ha pasado nada” dijo sonriendo levemente.

“Hay un local nuevo en la ciudad de comida italiana te apetece ir” dirigiendo sin importante la respuesta del todo.

“Sí vamos” pensando que contaba con dinero ya que le pago el gerente antes de que salieran, lo que sea que costara traía para no quedar tan mal con su compañera, pero cuando llegaron al lugar y vio que tenían gente hasta para estacionar el auto se dio una idea de qué clase de lugar era.

“Vamos”

Lucia vio su propia vestimenta y sabía que no encajaba en el lugar, Diana adivinando lo que pasaba por su cabeza le tomó del brazo y le dio confianza. Había una pareja esperando lugar ya que al parecer debía haber una reservación con antelación para poder pasar, pero cuando el recepcionista vio que nos acercábamos camino directo a nosotros.

“Srita Diana que placer tenerle aquí, por favor permítame, ahora mismo le consigo una mesa” volteando a su libro de citas “No le esperábamos hoy” disimulando el nervio

“No hay problema podemos esperar” dijo educadamente al hombre. Pero a Lucia le dedico un guiño que aunque no lo supo hasta después le detuvo el corazón a la pobre chica.

“Pasen por favor” guiándonos a una mesa personalmente, la pareja que seguía esperando solo torcieron los ojos pero no dijeron nada.

Que será lo que pase con nuestras chicas en esta cena... ¡¡¡ ¿será el inicio de algo? !!! Hasta aquí el tercer capítulo de esta historia, espero les guste como a mi el escribirlo.

¨Gracias a las personas que han comentado en los otros capítulos.