Que mirada... (2)

Por instinto Lucia paso su brazo por la cintura de Diana y a pesar de saber que podía sola, la mano de Diana fue a parar a los hombros de Lucia con familiaridad...

Mientras Lucia solo observaba a la mujer y se debatía internamente sobre quien era y porque les acompañaba ese día en el restaurant uno de sus compañero se le acerco pero ella sin querer no lo escucho cuando le hablaba por lo que la codeo molesto pidiendo atención.

“eh ¿qué pasa?” mirando enojada a su compañero que se  empezaba a divertir por la situación. ¡Porque me golpea este! Pensó.

“Te decía que la mujer de allá, esta como quiere” diciéndolo de manera coqueta, “pero tú ya te la estas comiendo con la miraba” riéndose de Lucia.

Sonrojara “¿Qué? No, claro que no…” mientras más se reí el hombre de ella “¿tanto se me nota?” mostrando una sonrisa a su compañero por ser descubierta.

Riendo aun el joven dijo “Sí, pero mira creo que nos hablan, Vamos” y aun sonriendo se juntaron a los demás trabajadores ya que el gerente les daría unas palabras.

Mientras se juntaban los trabajadores Manuel se acercó a Lucia que se encontraba atrás de todos sus compañeros y debido a su escasa altura se perdía entre ellos. “Hola ¿Por qué tan alegres?” viendo que reían juntos y pensando que se trataba de un chisme quería escucharlo de inmediato.

“¡Hola Manuel! después te platico” dijo Lucia sonriendo. Manuel iba a protestar cuando el gerente empezó hablar.

“Buenas tardes compañeros hoy como en los próximos días nos acompañara la señorita Ferrer aquí presente” dijo esto dirigiendo su mirada a la mujer que solo contesto con una sonrisa de medio lado “Ella tiene acceso a todo el restaurante para que no se alarmen ok” y mirando a todos seriamente añadió “bueno como ya es hora de abrir el local por favor hagan que esto cobre vida.” Se despidió acompañando a la señorita Ferrer a darle un recorrido para familiarizarse con el local. Todos fueron a sus sitios y el restaurant no tardo nada en estar lleno como de costumbre, cuando se acercó la hora de cerrar, Manuel fue por Lucia para compartir su habitual cigarro.

“oh Dios, que día no” decía Lucia mientras se tronaba el cuello “Sabes, esta semana ya se confirmó la fecha de la ceremonia y graduación en mi grupo, y también se lo he dicho al gerente” le dijo a Manuel.

“¡Hay que bien! que padre por ti Lucy pero… ¿qué te dijo el gerente?” mirando a Lucia con atención insistiendo a que comenzara hablar.

“Primero que felicidades por mi esfuerzo y todo lo demás” dijo feliz  “pero después yo le dije que me gustaría trabajar en lo que era mi profesión y él me entendió de alguna manera, lo sé, pero me dijo que por el momento los dueños no estaban buscando personal con mi preparación y dijo que se avecinaban cambios, en sí yo creo que buscara futuro por mi cuenta” dijo esto último sin mucho ánimo.

Manuel abrazo a su amiga “Vamos no pasa nada, tampoco es el fin del mundo, cuando una puerta se cierra…otras 2 se abren no.”

“hay eres el mejor amigo que tengo” devolviendo el abrazo.

“haber dime de que se reían ustedes antes de abrir, no se me ha olvidado” dijo Manuel sonriendo.

“a eso, pues” cuando la puerta de la cocina hacia la calle se abrió ruidosamente y ellos del espanto se abrazaron con miedo, soltando la carcajada ambos por lo sucedido.

“chicos nos hablan a todo el personal” dijo uno de los cocineros y volvió adentro.

“otra vez” dijo Manuel cansado, “Bueno ahora si dime” dijo intrigado.

“Nada solo que eh sido pillada enlelada viendo a una chica” dijo de manera picara Lucia.

“¿qué chica?” dijo Manuel con una sonrisa cómplice.

“La Srita. Ferrer” dijo en voz baja porque ya iban llegando con los demás empleados.

“Bueno ya estamos todos y debo hacerles llegar cierta información, los dueños han vendido el local, los motivos no los sé con claridad…” todos empezaron a reclamar pero el gerente volvió hablar “escuchen, escuchen, los dueños dejaron claro que querían que se mantengan a los trabajadores en su puesto y con el mismo sueldo si era posible” todos volvieron a levantar la voz por lo que el gerente volvió hablar “silencio, yo les digo que los nuevos dueños tenían derecho a negarse pero aceptaron dicho acuerdo y la visita de la Srita. Ferrer es por órdenes de los nuevos dueños, por lo que les pido que sigan trabajando como normalmente lo hacen así evitaremos problemas… pueden retirarse que tengan buena noche.” y salió directo a su oficina seguidos de unos cuantos trabajadores.

Lucia iba camino a su casa, era más tarde de lo habitual debido a la junta de última hora que tuvieron, en cierta parte se sentía preocupada por lo que podía pasar en el trabajo por estos nuevos dueños pero como ella no tenía mucho tiempo trabajando, nunca conoció a los antiguos dueños todo su trato como empleada siempre fue con el gerente y sabiendo en unos meses dejaría su puesto decidió quitarle importancia al asunto por el momento.

Llegando decidió tomar un baño caliente y como es normal la mente empieza a vagar llevándola a un lugar agradable, era una escapada de relajación, luego ese lugar desapareció para volverse una mirada, la mirada de la Srita. Ferrer, cosa curiosa, en la vida real sus miradas no se habían cruzado y eso le hizo sentir triste volviendo a la realidad de que solo estaba en la bañera.

Era ya sábado muy temprano y Lucia se encontraba camino al parque para correr un rato, puso música en su iPod mini y con sus audífonos empezó a calentar realizando estiramientos fáciles que ya conocía por sus años deportivos sabía bien que debía evitar lesiones. Observo que no estaba sola, en el parque habría 8 personas todas con la misma intención de Lucia por lo que  empezó a correr, cuando llevaba la primera vuelta vio que entraba la ojoazul al parque y directamente se ponía a correr, Lucia detrás de ella la observaba a una distancia razonable, decidiendo que no servía de nada arrebasarla aun cuando tenía condición para lograr ese objetivo pero para que perderse de tan maravillosa vista pensó para sí misma. Después de 3 vueltas más la ojoazul bajo la velocidad casi parando en seco y sus manos fueron a su pantorrilla izquierda Lucia sin pensarlo fue hacia ella.

“Señorita ¿se encuentra bien?” bajando para ayudar.

“Sí, solo fue un estirón” haciendo una mueco de dolor. Para Lucia era difícil no intentar ayudar a la gente.

“le ayudo a levantarse apóyese de mí por favor” dijo tomándole por la cintura para incorporarla y luego un brazo fue a dar a sus hombros y se dirigieron a una banca.

“Gracias” que pena pensó “en un momento se me pasara” dijo la ojoazul quitándole importancia al dolor. Pero para Lucia escuchar la voz que salía de aquellos labios carnosos fue un afrodisiaco que no dudaba en oír de nuevo.

“De nada, déjeme ver su pantorrilla por favor” Lucia decidió concentrarse en atenderla ya que pensó que sería un desgarro leve tal vez porque no calentó antes de correr “No tengo hielo, pero mi botella de agua esta fría eso ayudara” le dijo riendo mientras la sacaba de una pequeña mochila que llevaba en su espalda.

Empezó a frotar la botella fría en la piel blanca de la señorita y no oyó quejido alguno siendo raro que no se inmutara por el cambio de temperatura como debía ser norma voltio a verla al rostro y se topó con ese azul intenso de sus ojos mirándola en silencio, no dijo nada y no quito la vista de encima, estaba hipnotizada por su belleza hasta que sintió unas manos suaves rozar las suyas y le hizo volver la vista a la lastimada pantorrilla.

“¿Cuál es su nombre?” pregunto la Srita. Ferrer aun mirando a Lucia. Perdiendo contra quien tuviera la botella cerca de su piel

“Lucia Hernández” contesto sonriendo por ganar lo que sea que gano “Usted es la Srita Ferrer verdad” dijo Lucia mientras retiraba la botella de agua para ver la pantorrilla en cuestión.

“Sí” dijo con sorpresa. Pero Lucia solo pensó ¡nunca me vio esta belleza ayer y yo toda desconcentrada cuando inicio el día!

“Sí ayer la vi en el trabajo por eso se su apellido” espero me diga su nombre de pila aunque sea, pensó. Busco en su mochila una venda y empezó su tarea.

“Siempre viene preparada para la ocasión no es así Señorita Lucia” dijo de manera juguetona.

“Bueno uno nunca sabe cuándo puede llegarse a ocupar una venda” siguiéndole el juego. “Listo, intente apoyarse en su pie” sugirió.

En el momento que lo intento sintió incomodidad pero podría caminar a su carro mejor que antes. “creo que mejor vuelvo a casa…y mi nombre es Diana, muchas gracias por todo” contesto sonriendo.

“De nada, otra vez Srita. Diana y le hare compañía a la salida del parque no se preocupe” sonriendo a su vez.

Por instinto Lucia paso su brazo por la cintura de Diana y a pesar de saber que podía sola, la mano de Diana fue a parar a los hombros de Lucia con familiaridad. “y ¿traes carro? porque puedo llevarte” dijo de manera sincera Diana.

“No, pero mi departamento no está lejos de aquí puedo ir andando siempre y no estoy herida como tú” pegando su cuerpo más al de Diana inconscientemente intentando ayudarla.

“Deja que te lleve, es lo mínimo que puedo hacer” dijo de manera sincera.

Lamentablemente no tuvieron mucho tiempo de platicar porque efectivamente su casa estaba muy cerca del parque, se despidieron y Lucia subió feliz a su departamento esperando llegara la hora de trabajar y volverla a ver, tal vez actuaba muy precipitada pues apenas habían intercambiado unas frases pero nadie le quitaba a Lucia la ilusión.

Cuando salió de casa hacia el trabajo era un poco temprano y se alegró cuando vio a Manuel fumando un cigarrillo fuera del local pero conociendo sabía que algo anda mal en la vida de su mejor amigo por lo que se dirigió a su encuentro.

“Manuel ¡Hola!” abrazándolo cariñosamente.

“¡Hola! Lucy” abrazando a su amiga con mucho cariño. Lucia supo por la voz y el abrazo que su amigo estaba pasando un mal momento por lo que no se separó de él y sobo su espalda con cariño.

“¿Qué pasa amigo? Me asusta verte así” dijo preocupada. Pero sintió que su hombro se humedecía por las lágrimas de su amigo. “Oh Dios ¿Qué tienes? cuéntame por favor soy tu amiga y estoy para ayudarte” separándose para verlo a la cara.

“Lucia han pasado cosas que no le he dicho a nadie porque no solo me involucra a mí, por eso no te había dicho nada, grave error porque mira como estoy por ocultarlo” dijo tristemente y quitándose las lágrimas que caían aun de su rostro. “hace 2 semana recuerdas que me viste feliz, con un brillo en los ojos y te dije que no era nada”

“Sí, pero a los días supuse que fue por salir del closet y me olvide del tema, lo recuerdo” confundida por no saber a donde llegaría su amigo. “Manuel sabes que yo soy la última persona en juzgarte” tomándole la mano que era mucho más grande que la suya. Fue la vez que Lucia compartió su secreto abiertamente en el trabajo.

“Sí lo sé” dijo suspirando hondamente. “Bueno saliendo te acompaño a tu casa y te cuento, sí”

“¡Y si te quedas a dormir! yo te presto una pijama. Sabes yo también tengo cosas que platicarte” dijo rápidamente para restarle importancia a lo suyo.

“hay sí, sabía que me propondrías eso y e traído mi propia pijama, las tuyas no me quedan” rieron y entraron al local tomados de la mano.

Hasta aquí la segunda parte espero sea de agrado.

¨gracias por sus bonitas palabras en el primer ralato¨