Que mejor manera de empezar el 2020

Comida de año nuevo. No estaba planeada ni prevista, pero aunque voy a regañadientes, al ver el grupo de mujeres, se me alegra el inicio de año.

Como finalice el anterior relato (Despidiendo el año 2019), llegue cansado y agotado de estar la noche de fin de año con Adeleta y su marido. Fue una sesión de sexo bastante buena, aunque siempre digo lo mismo, todo se puede mejorar. Como dije llegue me dormí sobre las 06:42 según el reloj. Entraba la luz del día, pero eso no fue lo que me despertó, lo que interrumpió mi agradable descanso era la mierda del móvil, no paraba de sonar y no lo tenía a mano. Pase de él y seguí durmiendo, pero el móvil o mejor dicho quien llamaba no pasaba de mí. Al final me levante y me aparecían innumerables whatsapp y seis llamadas perdidas. Cuatro llamadas eran de mi amiga y compañera Victoria, una de su mujer y otra de Adeleta.

Esta ultima no la di mucha importancia. A las que si se las di fue a las otras. Leí los whatsapp, por si alguno me aclaraba lo que pasaba. Casi todos eran de Adeleta, interesándose por cómo había amanecido y si me apetecía comer con ellos. No lo pensé, conteste que imposible, que tenía un compromiso ya adquirido. Otros mensajes con las típicas felicitaciones de esas fechas, que me limite a decir igualmente, no estaba para estrujarme la cabeza y un par de mensajes de Victoria, donde me decía que la llamara en cuanto pudiera. Eran las 12:18 y la llame.

  • Espero de verdad que sea urgente, que me has despertado en el mejor momento del sueño. Tú me dirás…

  • Urgente yo no he dicho que era. He dicho que cuando pudieras me llamaras.

  • Vale Victoria, lo que tu digas. No perdamos el tiempo que me quiero volver a dormir. ¿Qué es lo que quieres? o ¿Qué es lo que ha pasado?

  • Que va a suceder, ayer noche te marchaste de pronto, apenas te despediste. Quedaste muy mal, calme la situación diciendo que te habías indispuesto. Que aunque no quieras hablar de trabajo, por lo menos no cerrar las puertas.

  • Bien vale, ya está hecho, ¿Qué quieres que haga ya? Lo pasado, pasado esta.

  • Por eso me tienes a mi… tenemos comida en casa de Natalia.

  • ¿Qué quieres decir con eso de que… T E N E M O S?

  • Pues eso, que tenemos… tú también.

  • Venga Vic no me jodas… que no me apetece salir y mucho menos conducir, además no puedo usar la moto ya lo sabes, que por ciudad es lo mejor.

  • Jajaja… aquí no tienes excusas, Natalia vive… ya ves andando tres portales de distancia, no hay excusa.

  • ¿Natalia quién era? Que ahora mismo la cabeza no me da para más.

  • La que es médico…

  • Encima esa. ¿A qué hora es la comida?

  • A las tres en punto.

  • Vale mándame la dirección exacta y no vuelvas a llamar que voy a apagar el móvil y antes de que se me olvide, de verdad Vic, no trates de emparejarme con nadie... POR FAVOR.

Dicho y hecho. Nada más acabar la conversación apague el móvil, cuando lo encendiera ya vería la dirección. Me tire de nuevo a la cama, hasta las dos de la tarde, que sonó la alarma. Me fui a la ducha y me despeje del todo. Lavándome los dientes, me preguntaba que hacía de comida, cuando lo que me apetecía era estar relajado. Como no soy nada friolero, me vestí muy normal. Zapatos, pantalón vaquero, una camiseta manga corta, de color verde oscuro, con algunas rayas horizontales en ver más claro. Una cazadora y a donde tocara ir. Encendí el móvil y vi la dirección, era verdad no me llevaría ni cinco minutos.

Fui el último en llegar a lo que era la comida. Era un ático, con mas metros de terraza que de vivienda. Me gustó nada más entrar. Lo que no me gusto la decoración, para mí, demasiado cargada, pero tampoco estaba yo para criticar, que mi casa estaba todavía a medias, esperando, esperando, a que llegue un angelito gruñón y me ilumine. Los comensales, Victoria y su mujer, Teresa, Vanesa y Adolfo, Natalia la anfitriona y yo. la comida era fría y sospecho que la habían comprado cocinada. Aun así estaba muy bueno todo. Lo mejor un arroz con leche, que es un postre que me vuelve loco, que tenía toda la pinta de haberlo hecho la mujer de Victoria y así me lo confirmaron después. Como todos habían llevado algo, me disculpe un momento y me fui a mi casa, a por un molinillo, café, una cafetera y una vasija de barro.

Me quite la cazadora y me puse a preparar un café que me habían traído especialmente para mí de Eritrea hacía poco y todavía no lo había degustado. Ya moliendo solo el café, todo se llenó de su aroma, pero una vez lo hice, el olor inundaba todo. Lo pase a la vasija de barro y al rato lo fui sirviendo. Querían tomarlo con azúcar y les dije de probarlo sin nada. Casi todos al final pusieron azúcar. Adolfo me toco un bíceps y me dijo… “Menudos brazos… ¿Cuántas horas le dedicas” y antes de poder contestar Natalia haciendo una pregunta casi afirmación… “Hay mucho que se cicla para estar musculado, a que si Carlos y se ponen como tú”, no me gusta ni que me lo insinúen, primero porque jamás lo he hecho.

Como el comentario iba con carga de profundidad, contuve un poco la respiración y le conteste… “No se ponen como yo. No están tan definidos. No me entrometo en lo que hacen los demás, pero como todo en mi vida, esto es con esfuerzo y sacrificio, no por ponerme hormonas, ni tomar esteroides… nada de eso, esfuerzo y tesón. Te lo repito como todo en mi vida”, ante la mirada de todos los presentes, Natalia trato de quitar hierro a lo que dijo y lo dejamos estar.

Después de este pequeño “contratiempo” salimos a la terraza porque alguno fumaba. Buena conversación, risas, alguna que otra broma. Cantamos un poco, bailamos también. La verdad que muy buen ambiente. Llamaron abajo y Natalia se fue a ver quién era. Poco después apareció con Adeleta, que nos saludó y excuso a su marido porque estaba empalizado, risas y todas diciéndole que le había hecho por la noche. Ella en plan de broma y mirándome dijo… “Esta noche le he hecho hombre, le he poseído yo” risas y mas risas. Adolfo le decía a su mujer que había que ir a ver a un familiar, no sé a quién. Vanesa se excusaba y protestaba, el caso que al final iría solo Adolfo.

Me despedí de él, porque le dije que en el momento que pudiera me iba y por si no estaba cuando volviera. El sonriéndome y en voz baja me dijo… “No si tampoco voy a volver. Hare la visita del médico y a mi casa, pasando… jajaja”. Me fui sintiendo cómodo y ya no tenía prisas en irme. Pasadas las cinco, las que se marcharon eran Victoria y su mujer. Quedándome a solas con Teresa, Adeleta, Vanesa y con Natalia. Presentía que Adeleta aguantaría hasta el final para tratar de ir a mi casa, es lo que me daba en la nariz, porque desde que llego sus miradas eran muy significativas.

Las risas y las bromas iban en aumento, según aumentaba la ingesta de alcohol, que yo seguía con la misma bebida desde que llegue y ellas se habían cargado las dos botellas de hiervas que habían sacado. A pesar de ello no quería decir que estuvieran borrachas y que no supieran lo que decían o hacían. Simplemente se habían desinhibido más de lo habitual.

Y como no, se llegó al tema del sexo. Las primeras que empezaron fueron Teresa y Natalia, hablando de sus ex, de lo malos que eran en el sexo, uno lo llamaba a su ex picha floja y la otra picha corta. Daban detalles bastante gráficos pero con mucha gracia. Saliendo el tamaño de los penes. Se dirigieron a Natalia y ella que era muy simpática decía… “Mirar la media de las churras está en nueve y pocos centímetros cuando está muerta y en no más de catorce cuando resucita… jajaja… la de mi marido siempre estaba en estado catatónico”, muchas risas y le seguían preguntando y Natalia decía que aunque lo había dicho entre risas, los datos eran esos.

Teresa que estaba muy animada también, confeso que su ex la tenia de quince y bien medidos, lo que pasaba que la tenía un poco gordita, su expresión exacta, que no la usaba muy allá y que terminaba siempre antes de lo que debía y añadió aunque empeño le ponía mucho y nuevas risas de todas.

No me acuerdo quien le pregunto de nuevo a Natalia si ella no había visto algo digno de mención. Se echo a reír… “No hija mía, nada digno de mención y eso que alguno se le ha puesto animada, pero nada que destacar, lo de esas enormidades solo en las películas porno o en los sex shop con los lates gigantescos… jajaja…”

Adeleta con muy mala leche dijo… “Lo mismo aquí nuestro amigo Carlos, con lo grande y hermoso que es, tiene algún secreto oculto que rompe con la media” y todas se quedaron mirándome en espera de no sé qué. Sonriendo les dije… “A mí no me miréis, yo soy muy normal”. Adeleta con la misma mala leche… “No me lo puedo creer, un tiarrón como tú, tiene que estar proporcionado… ¿O no?”, Vanesa que parecía la más centrada le dio la razón y pregunto… “Déjate de rollos… ¿Cuánto te mide?” y luego añadió muy deprisa… “Perdón, perdón, perdón… no quería decir eso?”, riéndonos todos por la cara que puso.

Se acabaron las risas y cuando creía que todo se había calmado, empezaron a preguntar que cuanto me media, que no pasaba nada por saberlo y como para tratar de convencerme, Adeleta y Teresa dieron sus medidas de pecho, añadiendo un… “Ves como no pasa nada”. Para salir ese momento del paso dije que nunca me la había medido y se echaron a reír diciendo que no se lo creían.

Adeleta que llevaba la voz cantante, con sus manos fue indicando distintas medidas, mientras preguntaba cuál era la medida. Me sonreía y no contestaba. Se metían conmigo porque decían que era vergonzoso y Vanesa dijo… “Es que le estamos acojonando, el solo contra cuatro víboras, bueno tres porque yo soy muy buenecita” risas y parece que se tranquilizaron.

Ahora la conversación se desvió a las vidas matrimoniales. Unas a otras se animaban con sus propios comentarios. La conclusión, que lo maridos las tenían un poco olvidadas y que se estaban volviendo comodones en la cama. Me preguntaron a mi como solucionaba la monotonía en el sexo, mi respuesta fue fácil, porque al no tener pareja fija pues era diferente, pero ante la insistencia les conteste… “También puede ser problema vuestro, no solo de vuestros maridos. Tenéis que huir de la monotonía hacer cosas nuevas o las mismas de otras maneras, mucha imaginación” y casi al unísono me preguntaron qué cosas se podían hacer.

Tenía muy claro que mi respuesta podía levantar polémica, aun así me dio igual… “Cuando digo imaginación, me refiero por ejemplo… jugar con fantasías, comprar artículos sexuales, probar a hacer cosas fuera de casa, buscar sitios con cierto peligro de que os pillen… (Hice una pausa porque iba a soltar el bombazo) meter a terceras personas en vuestros juegos sexuales…”, aquí oí una exclamación generalizada.

Lo que me llamo la atención y me hizo gracia, que ninguna dijo que locura, o algo similar. Coincidían las que estaban casadas que era muy arriesgado meter a alguien conocido porque y si luego lo contaban. Añadiendo que si era alguien extraño, lo mismo era un psicópata o un degenerado.

Teresa nos contó que en su día su ex quería hacer un trio pero con otra mujer, que ella se negó y con cierto humor dijo, que si no podía con ella, con dos sería un ridículo espantoso. Hubo una opinión generalizada sobre los maridos, que todos querían hacer tríos, ya fuera con hombres o mujeres y el sexo anal. Como vieron que coincidían hubo hasta carcajadas y algún ataque de risa.

Me limitaba a escuchar y no abrir la boca, eso sí, reír me reía con algunos comentarios y entonces me preguntaron mi opinión sobre sus comentarios y la respuesta fue la que les dije antes, entonces les intereso saber sobre mis experiencias y se me quedaban mirando con mucho interés. No quise ser concreto, porque sabría que vendrían demasiadas preguntas… “Pues normalmente trato de averiguar lo que quiere la otra parte y dárselo. Mucho morbo, mucha imaginación y no cerrarme a nada”, Teresa se echó a reír y dijo… “Joder tío… lo que quiera la otra parte… ni que fuera un contrato… jajaja… es que no eres concreto”

Querían jugar, pues a jugar… “Vamos a ver. ¿Qué queréis saber? Ser claras, ahora eso si, a mí también me responderéis”, la mas provocadora era Adeleta y no sabía lo que se le avecinaba. Teresa no se quiso cortar y fue de momento la más decidida…

TERESA.- ¿Tú has hecho tríos?

YO.- Si.

ADELETA.- ¿Muchos?

YO.- Bastantes, no sé el número y ahora un momento que os pregunte yo y no podéis mentirme que lo sabre (Lo decía por Adeleta) ¿Habéis hecho tríos vosotras?

TERESA.- No miento, estuve a punto pero… es que el tío era feísimo. Jajaja…

ADELETA.- Si, uno.

Aquí se acabaron las preguntas hacia mí. Todas se volcaron en Adeleta. Lo primero que quisieron saber si había sido con Mario y ella dijo que si, pero que no saliera de allí. Mintió pero como una bellaca, que si fue por culpa de la bebida, que si no llego a ser completo… bla, bla, bla… hasta que interrumpí y dije que no la creía. Me miro con rabia y al final lo admitió en parte, que la bebida tuvo mucho que ver y que si, que fue completo.

Las siguientes preguntas eran sobre cómo era la tercera persona y sé que me describía a mí, haciéndolo de forma justa. No sé cómo, la conversación se desvió por otros derroteros ya acabaron proponiendo jugar a un juego que tenía Natalia, nadie se opuso y si era aburrido me marcharía, porque la verdad que estaba cansado. Cuando lo trajo, vimos todos que era un juego de adultos. Empezó una breve discusión, de los síes y los noes, aproveche para ir al aseo.

Podía oírlas, no es que no quisiesen jugar, es que les daba corte estando yo. Natalia dijo… “Es que si no, no tiene gracia. Lo bueno es lograr verle en pelotas… ¿O no?”, Vanesa algo compungida le decía… “Tú lo ves muy fácil, ahora que no tienes pareja, pero nosotras (Por Adeleta y ella) tenemos maridos, que nos le haría ni pizca de gracia” y fue Adeleta la que le respondió… “Oye tu habla por ti, que a mí me apetece ver ese cuerpazo”, Teresa riéndose daba el visto bueno y decía… “Al final acabaremos desnudas nosotras y el vestido… vamos a tener la misma suerte que con la lotería de navidad, que llevábamos seis números y no nos tocó nada, ya veris… jajaja…”

No hare muy largo la narración del juego y si de cómo fue. Tenía que haber tres mazos de tarjetas. Uno correspondía a preguntas, otro a prendas y otro a penitencias. Quitaron el de las preguntas para que no se hiciera largo el juego según ellas. No hicieron trampas pero el primero que perdió fui yo. Me toco quitarme la parte de arriba. Como no llevo camiseta ni nada, quede con el torso al aire.

El único comentario el de Natalia, que dijo que menos mal que había puesto el calor. Se miraban entre ellas y se sonreían. La siguiente me quisieron hacer el lio, pero no las deje y precisamente quien perdió fue Vanesa, la que más reticencias había puesto. Todo se ponía mal, porque tenía un problema, venia con vestido y le dijeron de quitarse las medias, no llevaba. Empezó a protestar y se metieron con ella, le dijeron que se quitara las braguitas y eso la puso de mas mala leche, hasta que dijo vale un momento. Sin el mayor esfuerzo y sin enseñar nada, manipulando no sé de qué manera el sujetador, se lo saco por una manga.

Demostró mucha habilidad y pericia. Era un sujetador bonito y grande. El pecho ahora lo tenía un poco mas caído y se veía mas grande y se marcaban los pezones. La siguiente que perdió fue Adeleta, ni se lo pensó. Se quito la blusa con una tranquilidad pasmosa, todas se quedaron embobadas, porque ella si llevaba media negras o pantys. Se quedo con un sujetador negro, trasparente y se podían distinguir perfectamente los pezones.

Pasado un buen rato la situación era la siguiente. Teresa, Natalia, estaban en braguitas y sujetador. Adeleta en braguitas, sujetador y medias con liguero. Natalia con el vestido y las braguitas, porque no volvió a perder y yo solo había perdido la primera. Me toco quitarme los pantalones y me quede en boxers y con un empalme considerable, que no pasó desapercibido.

Adeleta se quitó el sujetador en la siguiente ronda, luego Natalia perdió dos seguidas, quedándose desnuda. Vanesa que también perdió dos seguidas, quitándose en la primera las braguitas y en la segunda hubo que animarla para que se quitara el vestido, lo hizo con mucha vergüenza y tapándose con un cojín grande. Me toco perder a mí y mi polla quedo totalmente expuesta. Miraban unas con mas descaro que otras y no dijeron nada.

Ahora es importante saber cómo estábamos colocados. Teresa, Adeleta, Vanesa, yo y Natalia. Porque la siguiente que perdí me tocaba dar un beso con lengua a la de mi lado, en este caso a Vanesa, que cuando lo vio se quedó confusa. Le quite la confusión, me acerqué a ella y le metí la lengua hasta la garganta, respondió de una manera caliente, hasta que oímos que nos decían entre risa que respiráramos. Vanesa se puso coloradísima.

Ya estábamos todos desnudos y tocaban pruebas. Hubo muchos besos, que incluso se dieron entre ellas y todo se fue al traste cuando le toco a Teresa hacer sexo oral con la persona que sacara el número más bajo en los dados. La que perdió fue Vanesa y ninguna de las dos estaba de acuerdo sobre todo teresa, que se levantó de malas maneras y se puso a vestirse atropelladamente. Vanesa también empezó a vestirse y eso llevo a que los demás hiciéramos lo mismo pero sin tanta prisa.

Vanesa acabo y se marchó sin apenas despedirse. Natalia que estaba sin vestirse tratando de controlar los “daños” por la actitud de Teresa, soltó de pronto… “Bueno se ha ido la amargada, podemos seguir, por lo menos por mi” y Vanesa dudaba, Natalia dijo que iba a por mas bebida y que se decidiese. Vanesa entonces nos dijo… “Es que es muy fuerte y puede ir a mas, ¿Lo habéis pensado?, COÑO que me he morreado con otra tía” y Adeleta le respondió… “Oye que yo no me he morreado nunca con una mujer hasta hoy ni he tenido nada, pero ha tenido su punto, que me ha puesto… algo”

Nos reímos todos menos Vanesa, que al final también se echó a reír y nos dijo que estábamos todos locos. Estábamos todos desnudos menos Vanesa que se puso las braguitas y no se las quito. Cogimos las bebidas que trajo Natalia y Vanesa con mucho suspense y después de darle muchas vueltas, señalando a mi polla pregunto… “Carlos si no es mucha indiscreción… ¿Cómo lo llamas?”

La mire sin saber muy bien que contestar hasta que le dije… “Tiene muchos nombres, pero yo la llamo simplemente polla”. Todas se echaron a reír y se oyó alguna que otra carcajada. Lo entendí cuando Vanesa me dijo que su marido la llamaba hermanito pequeño, las otras dijeron como las llamaban su marido y su ex. Me llamo mucho la atención y cuando creía que todo lo había visto en esta vida, a Natalia se le ocurrió la idea mas disparatada del mundo… “Pues ya que él no lo ha hecho, vamos a decidir nosotras el nombre y a bautizarla”, no me pude aguantar y no pare de reírme.

Se pudieron a disparatar con nombres, algunos muy zafios y otros graciosos, los que más recuerdo… cíclope, el cabezón, palito de carne, el bollycao, el serrucho, el alacrán, el pelao… y muchos más. Me reía porque oía las explicaciones para cada nombre y era para reírse. Cada uno relleno cinco papeles con nombres y los metieron en un bol. Me hicieron cerra los ojos y coger un papel. Nada más verlo no me aguante de la risa, había salido “palito de carne” lo más indicado. La verdad que me daba igual. Ahora empezaban a diseñar como hacían el bautizo. Se inventaron como un conjuro, frases graciosas, mucha tontería.

Para meterlas en un apuro les dije… “Bueno en toda ceremonia se da un beso de felicitación” y no sabían que hacer. El caso que iban a felicitar a mi polla, la primera y más nerviosa Vanesa, que se agacho y rozo de manera veloz los labios. Se volvió a poner colorada. Adeleta la siguiente, dio un beso y de pronto se metió la polla en la boca, ante la estupefacción de todos, sobre todo de sus amigas. Era mejor que la pasada noche. Sospechaba que acaba de cortar a todas y había finiquitado la tarde.

Después del impacto, Natalia se acercó, agarro del hombro a Adeleta y la quito, limpio con su mano mi polla de saliva y ni beso ni historias, continuo con lo que acaba de empezar Adeleta. La tragaba con ímpetu y Adeleta le empujaba suavemente la cabeza y les decía… “No sabias ni os podéis imaginar como folla este verraco, porque es un verraco no veáis como chilla cuando se corre” se agacho y se puso con su amiga, un mano a mano, o más correcto un boca a boca. Ahora les daban a las dos igual sus babas.

Vanesa no se acercaba, se había quedado de pie y se tocaba su coñito, pero estaba distante, pero con una cara de vicio preciosa, si se dio cuenta de que la estaba mirando y cuando se dio cuenta, miro vergonzosa y se mordió el labio inferior. Sonó un móvil, era de Vanesa, sería su marido diciéndole que se había ido para casa. Nos tuvimos que aguantar la risa, este fue el escueto dialogo que se le oyó a ella, escueto pero… “Adolfo tú no te preocupes… no sé lo que tardare… si es que Natalia está preparando unos palitos de carne y… Adolfo, pues como los palitos de merluza, pero en carne… pues no lo he probado todavía, pero tiene muy buena pinta… vale, pero no sé si te gustaría, aunque lo mismo si… vale amorcito, ya si eso cojo un taxi…”

Aun así no se acercó, se quedó mirando. Natalia dejo sola a Adeleta, se puso a mi lado y nos empezamos a comer la boca con bastante frenesí. Sentía el placer que me estaba dando Adeleta y me ponía mas cachondo el desenfreno de Natalia. Adeleta fue subiendo lentamente, mientras me lamia y mordisqueaba la tripa, el pecho y los pezones, aparto un poco a Natalia y nos morreamos los dos. Tenía uno de mis brazos por detrás del cuello de Natalia, la atraje hacia nosotros y aunque hubo pequeñas reticencias al principio, acabamos besándonos los tres, jugando con nuestras lenguas.

Nos habíamos olvidado de Vanesa, hasta que noto una mano fría tocando mi polla. Eso me puso mas cachondo si podía ser posible, que era difícil. Adeleta y Natalia se besaban ya solas sin ningún problema, lo tomaron con muchas ganas. Hice que Natalia se cambiara de lugar, que se pusiera junto a Adeleta, para así poder dedicarme un poco a Vanesa. Que me estaba haciendo una paja de manera lenta, con la cara pegada prácticamente a mi polla, mirando como subía y bajaba su mano.

La miraba fijamente y ella empezó a mirarme a mí, saco su lengua y empezó a lamer todo el tronco de mi polla. Lo la mía con impudicia y deseo. Esa mirada que tenía me ponía muy cachondo. Puse mis dos manos sobre su cabeza y ni se lo pensó, empezó a meterse la polla en la boca, fue a la que menos le costó y eso que parecía que tenía la boca más pequeña. Aguantaba el ritmo que le marcaba con mis manos. Adeleta y Natalia dejaron de mirar a Vanesa, pasando de los besos entre ellas a acariciarse. Yendo sus gemidos en aumento.

El ambiente era de calor y olor a sexo. Ya estaba cansado de que me comieran la polla, quería algo mas y una de las tres me daría lo que quería. Aparte a Vanesa, me fui a donde estaba mi ropa y saque un preservativo, me lo coloque y no me hizo falta preguntar. La modosita Vanesa, se colocó apoyada al respaldo del sillón, dejando su culito y su coñito a mi entera disposición.

Ante la atenta mirada de las otras dos mujeres, que estaban prácticamente junto a Vanesa, me acerque y sin mas preámbulos la ensarte bien ensartada, agacho la cabeza sobre la parte de arriba del sillón y dijo… “Que bestia… MADRE MIIIIIA… AAAHHHHHHH…” y oí a Adeleta decir… “Fíjate que cuerpo, mira cómo se le tensan todos los músculos… uufff… es una máquina de follar”

Seguía follándome a Vanesa y gemía sin parar hasta que se corrió, me pedía que no me parara y otra vez Adeleta le hablaba a Natalia… “Folla tan bien porque busca el placer de la mujer y porque follando es puro vicio, es muy perverso follando, no se corta nada y ya comprobaras que dura la tiene, pero sobre todo como arde, que la tiene calentísima, es una pura gozada”, las dos seguían besándose y acariciándose, pero no pasaban de ahí. Estaban colocadas de tal manera, que Adeleta estaba apoyada en un extremo del sillón con las piernas abiertas y Natalia dándole la espalda y recostada sobre ella, teniendo las piernas también abiertas.

Adeleta, tenía una mano jugueteando con el pezón de Natalia y con la otra mano acariciando su coñito. Sin sacar mi polla del coñito de Vanesa, la hice girar, tuvo que poner sus manos y brazos, entre las piernas de Natalia. Que le dijo a Vanesa… “Vanesa que cara de puta se te ha puesto… joder si tu marido te viera…”, Vanesa solo gemía y no podía ver su expresión. Empecé a embestirla con bastante fuerza, fui poco a poco en aumento, mi intención no era solo que notara toda mi polla dentro de ella, era el sonido de nuestros cuerpo y que en cualquier momento perdería la fuerza de las manos y caería entre las piernas de Natalia.

Llegue al tope en mis embestidas y acabe empotrándola contra el sillón, cayo y su cabeza quedo no entre las piernas, quedo encima del pubis de Natalia. Por cierto un pubis con una tirita de vello solamente, el resto se veía bien depilado. Se aturullo al verse en esa posición y torpemente trato de alzarse, pero no la deje. Sostuve su cabeza y la aprete contra el coñito de Natalia, que lo único que hizo fue abrir más las piernas y poner cara de sorpresa, con mirada de estar alucinando.

Vanesa después de muchos movimientos, termino relajándose y cuando vi sus movimientos de cabeza, quite mi mano y la cara de Natalia me decía el resto. Natalia estaba con los ojos cerrados, estaba llena de placer y Adeleta como pudo, sin brusquedad, se quitó de donde estaba, quedando Natalia con la cabeza en el reposabrazos del sillón. Adeleta se acercó a mí, me dio un beso metiéndome la lengua hasta la garganta y sonriéndome me dijo que ahora le tocaba a ella.

Se fue a donde estaba Natalia, se colocó de pie, haciendo algo de equilibrios, con las piernas abiertas sobre Natalia, luego poco a poco se fue bajando hasta posar su coñito en la boca de Natalia, que en u principio hizo aspavientos como hizo antes Vanesa y Adeleta le dijo… “Cielo tranquila, si una vez que empieces no querrás parar hasta que me hagas correrme, luego te encantara como le está gustando a la perra de Vanesa y a ti so puta”

Se “rindió” mucho más rápido que Vanesa. Se la veía levantar hasta la barbilla para llegar mejor al coñito de Adeleta. Estaba claro que no era novata en esos menesteres y ya le habrían practicado sexo oral seguro, eso como mínimo. Fueron varias corridas encadenadas, los gritos y gemidos se entremezclaron, produciendo un sonido mucho mas que morboso. Después solo se oía la respiración agitada de todos, estábamos sumidos en una “tranquilidad” agotadora. Que fue rota por Natalia cuando hizo el comentario… “Madre mía Carlos… ¿Has echado todo eso? como donante de esperma no tienes precio… jajaja” y las demás se rieron también.

Nos dimos un momento de respiro, porque nadie dijo que eso se había acabado y fue cuando Natalia no se ando con rodeos… “Tu golfa (dirigiéndose a Adeleta) ¿Tu ya habías estado con mujeres, verdad?” y la respuesta de Adeleta fue muy clara… “Pues sí, me paso como a vosotras, no, no, no… y al final si, si, si… después lo vi como que ahora tenía más oportunidades…. Jajaja…”, Natalia ahora le pregunto a Vanesa… “Y tu… como lo has sentido, ¿Que te ha parecido?”, parecía que dudaba y al final respondió… “Tú eres la que mejor podías responder, porque has hecho y te he hecho, yo solo he hecho. Y lo que he hecho, pues… no me ha disgustado. Tu muchas preguntas, pero tú que dices”

Natalia se echó a reír fuertemente y después de hacer un par de muecas respondió… “Pues como habéis sido sinceras yo también lo seré. Cuando empezamos a jugar esta tarde, pensé que podía haber posibilidades y la verdad que no me desagradaba, porque alguna fantasía si he tenido. También curiosidad y porque tengo una compañera de trabajo, que me ha tirado los trastos, aunque muy discretamente, porque está casada con otro médico que es compañero y para no enrollarme, no me importaría repetir, me ha gustado mucho”

Entonces Vanesa dijo… “Que lista… a ella a dos bandas” y Adeleta dijo que se dejara de quejar, que lo suyo tenía solución. Dicho y hecho, se agacho metió la cabeza entre sus piernas y aunque protesto, le empezó a comer el coñito a Vanesa, que al principio se tapaba la cara y decía que no la miráramos. Hasta que Natalia por un lado y yo por el otro, nos metimos sus pezones en nuestras bocas. Ahí dejo de decir tonterías y empezar a gemir como una desesperada. De pronto sonó el portero automático como si fuera una alarma, a alguien se le había quedado pegado el dedo. Natalia fue a ver quién era, tardo unos segundos y volvió diciendo… “Niñas os esperan. Adeleta es tu marido Mario que viene a recogeros a ti y a Vanesa, que Adolfo le ha dicho que te recogieran a ti también”

Vanesa dijo un vale seco y a Adeleta que acabara, no hacía falta que se lo dijera, porque Adeleta ni se inmuto, no paro ni un segundo de comerse el coñito. Vanesa me miro y de forma muy cachonda me pidió que le metiera la polla en la boca. Joder con la modosita, que manera de tragar, mejor que antes. Me fije entonces que Natalia, estaba metiendo la mano por detrás de Adeleta y se corrieron las dos casi a la vez, Adeleta y Vanesa.

Una vez que acabaron se vistieron sin prisa pero sin pausa. Mientras lo hacían, repetían una y otra vez, que lo que sucedía en Las Vegas sé que daba en Las Vegas, pues que lo que había sucedido en casa de Natalia se quedaba en casa de Natalia y si Tersa pregunta, que Carlos se marchó a los diez minutos de irse ella y nosotras no nos quedamos mucho más. Se despidieron de nosotros con besos en la boca bien dados y cuando iban a salir Vanesa colorada nos dijo a todos… “Pensándolo bien, si montáis otra merienda de estas… me podéis avisar”

Se fueron y nos quedamos solos Natalia y yo. Me pidió disculpas y se fue al aseo. Lo que aproveche para ir vistiéndome. Cuando ella volvió, me había puesto los calcetines, los boxers y los pantalones. Me iba a poner la parte de arriba, cuando me agarro por detrás, me acariciaba el pecho y la tripa, metiendo luego sus manos por la parte de arriba de mi pantalón. Me besaba la parte de atrás del cuello y siguio besando hasta llegar al lóbulo de mi oreja, sabía que me estaba gustando, porque sus manos notaron como mi polla salía de su letargo.

Como una serpiente se agacho y se puso delante de mí, en segundos desabrocho mi pantalón, bajándolo junto los boxers. Era muy hábil. Me quite con mis propios pies mis zapatos, mientras ella seguía a lo suyo. Luego logre quitarme los pantalones y como pude acabe quitándome los calcetines, no puedo follar con los calcetines puestos estando desnudo. Natalia se dedicaba a lamer suavemente mi polla y de vez en cuando pasaba de la suavidad, a dar ligeros mordisquitos en lo que es el tronco.

Su boca era como una ventosa. Me di cuenta de que quería hacerme sufrir, que deseara que se la metiera en la boca. Me trataba de “putear” y conmigo había pinchado en hueso. Me gustaba su juego y más cuando vi nuestro reflejo en uno de los ventanales. Yo de pie, recibiendo un maravilloso tratamiento de placer y Natalia una bellísima mujer de rodillas dándomelo. Como ya he dicho muchas veces soy muy expresivo y me gusta serlo, me hace sentir mejor, por eso mis gemidos se oían perfectamente y mis resoplidos.

Cuando me di cuenta de que ahora si me iba a hacer la mamada, me agache un poco y la cogí de las axilas hasta levantarla, ella no quería, pero tenía que saber quién mandaba allí. Desde que entre en su casa me había fijado, que había un gran espejo en una de las paredes. La lleve hacia allí y moví un pequeño butacón. Hice que se pusiera de rodilla y la tenía como quería. No la follaría tan rápido, ahora quien la iba a “putear” era yo. Acaricie su culo, con suavidad, mis dedos recorrieron todo su coñito y cuando llegaban al clítoris, se lo “castigaba” sacándole unos gemidos placenteros.

Se lo hice varias veces y las ultimas, cuanto rozaba mi dedo contra su clítoris, ya no salían gemidos, salían exclamaciones sonoras de placer. Me puse un preservativo y por su cara debía de pensar que me la iba a follar ya. Y no era así. Pase mi polla a lo largo del coñito, cambie los dedos por mi polla. Me decía que la estaba volviendo loca, que se la metiera ya. me gustaba ver su cara en el espejo. Se la metí sin esperárselo y menudo bufido que dio, su cara era encantadora cuando la llene de polla. Como abrió los ojos.

La follaba de momento suavemente, pero con penetraciones intensas, sacando casi toda la polla y volviéndosela a meter de golpe, parándome un momento y volviéndola a sacar para luego repetir lo mismo. Me gustaba como se meneaba para que se la metiera más deprisa. Estaba cada vez mas cachonda y me decía… “Somos casi vecinos y seremos los mejores folla amigos del mundo… ¿Verdad?” y no la contestaba, no quería estropear el momento mágico, pero ella insistía en que la contestase.

Empecé a acariciar la entrada de su culito, me alegro ver que no rechazaba esa caricia, pero cuanto me equivoque, porque cuando trate de meterle un dedo en el culito se reboto… “No te pases ni un pelo… POR AHÍ… ¡¡NO!! que si no deje a mi ex, no vas a venir tu ahora a… que NO”, quise tantear un poco mas el terreno y le di un azote mediano. Se quito de golpe, me miro con intensidad a los ojos y me dijo… “¿De qué vas tío? A mí me gustan las cosas normalitas, soy en eso muy clásica, así que si quieres bien y si no ya sabes…”, se volvió a colocar y con las mismas, yo me empecé a vestir.

  • No me fastidies que te vas a ir, será una broma… ¿Es una broma?

  • ¿Tú me ves reírme?

  • No me lo puedo creer, con la buena tarde que estábamos pasando y las que pueden venir. Todo se puede hablar… ¿NO?

  • No creo que haya nada que hablar, tú has dejado tu postura y no va con la mía. Tu eres clásica y yo no soy clásico… así de sencillo. Ni tú me vas a cambiar a mí y no voy a tratar de hacerte cambiar, mucho menos tratar de convencerte.

  • ¿De verdad te vas a ir con el calentón?

  • Pues sí.

  • ¿Es que te da igual? ¿Me vas a dejar así, me vas a hacer este desaire?

  • Si me da igual. No me va la vida en follar por follar. Lo hago para hacerlo pasar bien y pasarlo bien. Con otros te funcionara ponerte en ese plan, conmigo no y no es un desaire, es que se me han quitado las ganas.

  • Eres un engreído, un prepotente y… y…

La deje con los “Y…” marchándome con total tranquilidad y sabiendo que cuando me pillara Victoria, si esta le contaba lo sucedido, me iba a echar la charla, así que el día nueve cuando la viera charla segura, pero vamos que me daba igual. Mas tarde y en la tranquilidad de mi casa, no es que me arrepintiera de lo sucedido, pero no me había quedado bien del todo y no por lo sucedido a última hora con Natalia. Era porque mi mente ni en esos momentos de total relax, me libraba de ciertos pensamientos o más “gruñidos” mentales. Poco a poco tendría que hacer que desaparecieran.