¿Qué me está pasando?
Ante una discursión de mi novio, decidí salir sola a una playa nudista y conocí a alguien muy especial.
¿Qué me está pasando?
Tuve una discusión con Marcelo, mi novio, todo fue porque me tiene harta de sus celos, ayer me enfadé demasiado cuando en la playa me quise quitar la parte de arriba del bikini. Me llamó puta, me dijo que quería que me mirasen todos los chicos de la playa, en fin me montó un numerito muy feo.
Así que le pedí que no me molestase mañana, ni me llamase por teléfono, que estaba muy cansada de sus celos y que quería pensar un poco.
Él al verme enfadada de verdad, se temió lo peor y me pidió mil perdones pero no lo perdoné, y le insistí en que no me llamase, así que me fui a casa sin despedirlo ni nada.
Al despertarme al día siguiente, me sentía un poco mal por lo que le dije, aunque en el fondo no quería verlo, quería hacer algo por mí misma. Tras la comida me dispuse a ir a una playa nudista, pensé que era una venganza. Sabía que la única playa nudista más cercana estaba a treinta kilómetros, era un poco lejos pero mis ganas de ir no pensaron en las dificultades.
Ante esta decisión, corrí al cuarto de baño me desnudé y me paseé por el espejo, soy muy coqueta y no quería que al desnudarme causase mala impresión, también me retoqué el bello del pubis para que no fuese demasiado alborotado.
Poseo licencia de conducción pero mi coche no estaba en el taller, así que me fui a la estación de autobuses y me monté en uno destino a donde quería. Tras media hora de camino llegué al pueblo, y no sabía donde estaba la playa, por lo que me puse a caminar donde me sonaba, iba un poco asustada, hacía calor y no había nadie por el camino.
De pronto vi a un señor, y pensé en preguntarle por la dichosa playa, pero pensé que me podía indicar otro lugar para violarme, soy muy ingenua y miedosa. Lo cierto es que no le pregunté y seguí con mi camino, mi desesperación estaba rebosando, no sabía si lo que hacía era correcto, me arrepentía de todo e incluso estaba a punto de volver por donde había venido.
Hasta que a lo lejos, tras unos palmerales, vi un montón de coches aparcados, he pasado alguna vez por aquí y me vino a la cabeza que era el sitio que andaba buscando. Me acerqué sudada y muy cansada, llegue y si era cierto, era la playa nudista más cercana.
Busqué un sitio discreto, donde no hubiese mucha gente, y coloqué mi sombrilla junto a otra, en la otra sombrilla no había nadie por eso me decidí situarme allí. Estaba muy nerviosa, asombrada por ver a tanta gente desnuda, hombres, mujeres, niños. Sólo estaba yo vestida, coloqué mi toalla en el suelo y comencé a desvestirme hasta que me quedé completamente desnuda.
Sinceramente estaba incómoda, porque nunca había estado completamente desnuda, tan sólo para mi novio Marcelo. No podía dejar de mirar a la gente, porque todos me llamaban la atención comencé mirando a los chicos, muy guapos por cierto y con todo su miembro en la calle, unos penes más grandes otros pequeños. También me fijaba en las chicas, no se porqué, supongo que por compararlas conmigo, puede que sea duro decir que hacía más hincapié en las chicas que en los chicos.
Mis ojos miraban para todos los lados a través de mis gafas de sol, y siempre miraba a una chica rubia, con un cuerpo dorado por el sol y unas curvas de infarto. La veía entrar y salir en el mar, era muy linda.
¿Qué me está pasando?, porqué miro a esta chica, debería de mirar a los chicos, o tal vez no mirar a nadie. Será que esta chica me atrae, cuando miraba ella también miraba hacia mi, y nos cruzábamos la mirada hasta que una de las dos miraba hacia otro lado.
Decidí darme un baño, así que me levanté hacia el agua, sentía como me miraban y eso me hacía sentirme insegura, pero por otro lado me gustaba que me mirasen, incluso oí a unos chicos silbarme, a lo que no hice caso. Me metí en el agua y nadé un poco, me refresque y volví a mi toalla. La chica seguía en el agua, mientras observaba el paisaje de tantas personas desnudas entre un palmeral y un fondo tan bonito, yo me echaba protección en el cuerpo desnudo.
Cuando de pronto la chica rubia se acerca hacia mí, me puse muy nerviosa, porque parecía que venía a decirme algo, respiré porque se sentó cerca, bajo la sombrilla vacía de al lado. Yo seguía con mi crema, tenía lleno todo el cuerpo de protección y me tocaba la parte de la espalda, pero como todos sabéis la espalda es muy difícil darse crema. Así que, me eché el producto en la mano derecha y por encima del hombro me di un poquito como pude. Seguro la chica me vio las dificultades que tenía y se dirigió a mí con un "¿te ayudo?", me puse muy nerviosa pero acepté, por su entonación supe que era extranjera. Se untó sus manos con mi crema y comenzó a frotarme la espalda con suma delicadeza, mi cuerpo reaccionó enseguida erizando el bello.
Me puse roja, y ella se rió, pero no paraba de frotarme la espalda, las axilas e incluso llegó a tocarme un poco mis pechos con sus dedos, mi cuerpo se estremeció. Por un lado quería que acabase, pero por otro me gustaba mucho que me acariciasen como lo estaba haciendo.
Una vez terminado le di las gracias, y me ofrecí a darle crema en su espalda, ella aceptó sin lugar a duda. Se tumbó boca abajo y podía ver su cuerpo desnudo como si fuese un lingote de oro, que guapa era esta chica. Me puse de rodillas y comencé a darle crema pero acompañé esta con un masaje en su cuerpo, conozco muy bien los masajes porque ese es mi trabajo, he visto a muchos cuerpos pero nunca tan bello como este. Con mi masaje ella disfrutaba y notaba como sus músculos se contraían al masajearla. Recorría todo su cuerpo con la crema, llegué hasta los pies.
Dios mío!!, me estoy fijando en su rajita, ¿que me pasa?, su rajita estaba depilada, excepto un poco de bello rubio en el pubis.
Decidí dejar el masaje porque me estaba excitando, y además no conocía a esta persona. Ella, cuando me vio irme a mi toalla, me dio las gracias y no dejaba de mirar mis ojos, entre su español e inglés me explicó que le había gustado mucho mi masaje y me dijo que nunca nadie le había relajado tanto.
Mi cabeza, estaba confundida no paraba de pensar en Natalie, así se llamaba esta chica, pedía ayuda a Dios, porque estaba muy nerviosa. También pensaba en mi chico e hice una valoración de mi relación, mientras no dejaba de mirar de reojo a mi vecina de toalla.
Pronto se hizo tarde, miré mi reloj y decidí irme, tenía que coger el último autobús y no quería perderlo, así que me despedí de Natalie y recogí mis cosas.
Me dolía dejar a esta chica allí solita, me sentía bien con ella. No se que pasaba en mi cuerpo.
Comencé a andar por el camino con mis cosas, dándole vueltas a la cabeza. Tenía mucha prisa y aún me quedaba un buen rato andando hasta la parada del bus. Cuando detrás de mi siento un claxon, me aparto y veo un precioso todo terreno negro, que se detiene a mi lado. Me puse nerviosa porque creía que me podían raptar o algo, de pronto, oigo mi nombre "Carmen, Carmen" miro y era Natalie, se ofreció a llevarme a la parada del autobús. Acepté dudando un poco. Me monté en su bonito coche y me sentía muy cómoda con esta chica.
Estaba atardeciendo y se podía ver que el sol empezaba a desaparecer, dibujando en el cielo colores rojizos preciosos, las dos mirábamos asombradas. Ella detuvo el coche y miramos este acontecimiento, ella me propuso bajar a verlo, yo le expliqué que tenía prisa porque tenía que coger el bus.
Intentó convencerme, "este atardecer es único", "me ofrezco a llevarte a tu casa, si pierdes el autobús". Logró convencerme para quedarme.
Nos colocamos en un mirador encima de un acantilado, y el espectáculo era precioso, me sentía muy tranquila y disfruté mucho junto a esta desconocida.
Ella cada vez estaba más cerca de mí, hasta que se colocó detrás de mí, rodeó a través de mi cintura y colocó su cabeza en mi hombro. Uhhhh, resoplé, me estremeció este abrazo, yo no hice nada para impedirlo.
Miramos así el espectáculo hasta que se hizo de noche por completo. No nos dijimos nada, me di la vuelta y nos miramos a los ojos fijamente, no sabía que me estaba pasando. Nunca me había excitado con una mujer, miraba su boca, sus blancos dientes y me moría por besarla, ¿Qué hago?, ¿pasará algo si la beso?.....
Mis ojos se cerraron y me acerqué a su boca, pronto noté como sus labios chocaban con los míos, ¡la besé!
Retiré mi cabeza y la miré, ella se rió, yo estaba muy nerviosa y le dije que había sido un error, que me perdonase. No se quitaba la sonrisa de la cara, y comenzó a contarme que desde que me vio en la playa sus ojos se fijaron en mí, sintió que le gustaba y que quería tenerme en sus brazos. Me acariciaba mientras me decía lo guapa que era y me susurraba que le había puesto excitada con el masaje en la playa.
Me sentía muy alagada por las palabras que oía, y volví a besarla, esta vez introduje mi lengua hasta la garganta y ella no fue menos, nuestras lenguas se fundieron en un beso que duró unos minutos. Que minutos más bonitos, mi cuerpo estaba preparado para tener una relación sexual, y el bello de mi amiga estaba de punta.
Mis manos se fueron de la cintura hacia su culete, le apreté su glúteo con todas mis fuerzas y ella se estremeció .
Nos acariciamos por encima de la ropa, ella tocó mis pechos, estaban duros como una piedra y mis pezones se iban a salir, no llevaba sujetador y se notaban mucho.
Ella bajó su cabeza por mi cuello y se dirigió a mis pezones que con su lengua hacía círculos sobre ellos. Me quitó el tirante del vestido y apareció mi pecho por completo, me lo besó como nadie me lo había hecho antes. Notaba un placer inmenso, me gustaba mucho que mis tetas me dieran tanto gusto.
Me dio la vuelta y me apoyó junto a la Baranda del acantilado, había un pequeño mirador hacia el mar. Me abrazó y tocaba mis pechos fuertemente, me inclinó haciendo que mi culete chocara con su pelvis, ella meneaba esta como si fuese un chico, si os soy sincero no echaba de menos un pene.
Tocó mis piernas y subió lentamente hacia mis intimidades por debajo del vestido, acarició mi culo. Yo notaba como mi tanga estaba completamente mojado, ella bajó lentamente esta tanga hasta quitármelo. Estaba muy excitada, y ella no paraba de acariciarme con sus manos y pelvis.
Se agachó un poquito y se introdujo dentro del vestido dando lametones a mi cuerpo, me separó las piernas con suma delicadeza, notaba como mi coño se abría. Al rozar su lengua por mi vagina noté un orgasmo muy intenso. Natalie, siguió con su hazaña y me comió todo mi sexo durante muchos minutos, haciendo de mi lo que quería, mi culo también estaba mojado por los flujos y saliva de mi amiga. Sus dedos me los introducía por todos mis agujeritos y yo me corría, sentía que me moría de gusto.
Sentí varios orgasmos, supongo que mi mente estaba muy receptiva, ¿sería la situación?, o ¿la experiencia de mi amiga?, creo que estaba tan cachonda debido a que lo estaba haciendo con una chica, porque estaba siendo infiel a mi novio, y puesto que estábamos en un lugar público que nos podían ver. Suerte que no pasaba nadie, estas tres situaciones me excitaron tanto que perdí la cuenta de mis orgasmos.
Ya estaba rendida, y estaba en deuda con Natalie, quería hacerla sentir por lo menos la mitad de lo que me había hecho sentir a mi, así que la coloqué sentada en la baranda y me coloqué de rodillas, levanté su vestido y pude observar que sus braguitas eran negras, me gustaron tanto que decidí arrancarlas, los tirones con mi boca a estas eran muy bruscos. Notaba como le hacía daño a ese cuerpo tan bonito, lo cierto es que ella no se quejaba, veía como disfrutaba y gemía. Arranqué las braquitas como pude, lastima porque eran muy bonitas, y vi todo su coño a escasos centímetros de mi boca.
En estos momentos pensé: Dios mío, nunca creía que iba a comerme un coño, siempre me ha dado asco. Lo observé y lo veía muy bonito, su pubis tenía un hilillo de bello rubio que nacía de la rajita y terminaba a unos escasos cinco centímetros, sus labios sobresalían de la rajita con un color más oscuro que la piel, sus flujos estaban haciendo presencia y notaba como su humedad descendía por gravedad.
Me lancé, mi lengua se dirigió hacia estos bellos labios, cuando la toqué ella se movió y suspiró. Le dije que nunca había comido un coño, pero que haría lo que pudiese, besé y besé su aparato, toqué su clítoris y me llené la cara de flujos. Pronto tuvo un orgasmo, para mi sorpresa este orgasmo venía acompañado de muchos flujos, al principio me dio asco, mucho asco, pero al ver que no sabía mal seguí lamiendo aquel conejo.
Como lubricaba esta tía, introduje mi dedo en su vagina, luego dos y hasta tres ella se derretía en mis brazos, yo con mis movimientos de vaivén hice que se volviese a correr tras unos minutos besándola y metiendo mis dedos. Esta vez también vino acompañado del líquido que me chorreaba por la barbilla. Que excitación, que gozada
Nos incorporamos y nos limpiamos en la medida de lo posible, me sentía sucia y muy satisfecha, nos subimos a su gran coche y me incliné hacia su pecho, ella me rodeó con su brazo y comenzó a conducir hasta las inmediaciones de mi barrio. El trayecto se me hizo muy cortito, me sentía muy segura entre los brazos de aquella desconocida, nuestras palabras fueron pocas pero si muchas caricias.
Me despidió en la puerta de casa con un magnifico beso, me sentía como una colegiala cuando despides a un chico que te gusta.
Una vez en casa y tras una ducha, organizando mis cosas encontré un papelito con un número de móvil y estas palabras: "Te quiere, Natalie".
Ay señor, ¿qué me está pasando?, ¿me estaré enamorando de esta chica?.
Esa noche me dormí pensando que estaba rodeada por los brazos de Natalie