!Qué ironía de la vida! 1/2

Esta es una historia real, es mi historia. La terminaré en dos publicaciones. Espero les agrade.

No creo en el destino, no creo en la posibilidad de que dos personas estén destinadas a estar juntas y, mucho menos el pender de un hilo invisible que los une eternamente a pesar de mil sucesos alrededor de ellos que los aparte del camino, hasta regresar, precisamente por el destino. Sin embargo, aún si tengo claro esto… ¿Por qué la anhelo tanto?, ¿Por qué aún guardo la esperanza de estar a su lado?

Si las cosas hubiesen ocurrido de otra forma, hoy viviría una historia de amor distinta.

CAPÍTULO I

Atracción sin aproximación

¿Quién soy? Mi nombre es Michelle, una chica de 20 años de cabello negro y ondulado de largo hasta debajo del busto muy bien cuidado ahora sé que es uno de mis atractivos físicos, piel canela, estatura 1,56, por ahora delgada espero mantenerme así ya que mis caderas hacen juego con mi cintura, rostro circular pero delgado, nariz un poco ancha pero uniforme al rostro, no podría decir que mis labios son finos pero tampoco carnosos, cuando sonrío se forma el tan nombrado y gustado “huequito” en la mejilla, cejas delineadas me gusta cuidar de ellas y frente un tantito amplia.

Cuando hablamos de mis ojos es otro tema, desde niña he mantenido de maquillaje natural las ojeras, no he tratado de eliminarlas o aminorarlas, siempre he tenido la curiosidad de saber si a pesar de ellas las personas se fijarían en mí; comprobando que sí, no son impedimento para ser asediada sobre todo por hombres. Una de las razones para no querer lucir como una modelo, creo que con ir vestida la universidad hago bastante ya.

Soy amante de la naturaleza, por  eso escogí una carrera relacionada a estar en contacto con ella,  amante además de la buena música, poesía y escritura, así como de las historias de ficción, me gustan mucho las series con buen argumento y sucesos impredecibles. He planteado metas para mi vida muy altas, trato de ser positiva y decidida, pero hay veces que las dudas asaltan. Sueño con una biblioteca en mi propio hogar, eso quiere decir que amo leer, aunque no cuento siempre con el tiempo suficiente para leer todo lo que deseo. Quizá en la misma magnitud o aún mayor ¡Amo cantar!, quienes me han escuchado hacerlo me animan a participar en algún concurso o banda musical pero sufro de pánico escénico y creo que no sería lo mío, me basta con poder cantar durante un baño en la ducha o para la persona que quiero a solas.

Una vez descrita mi persona, empezaré por contar esta historia…

En una tarde de verano hace cuatro años, mientras caminábamos hacía el mercado  conversaba con Martín, mi amigo de toda la vida un compañero leal de infancia, adolescencia, y edad de joven adulto; en ese entonces un adolescente bastante inquieto de un alto 1,60 metros, siendo estatura baja  considerando a la  mayoría de los hombres, de piel canela, ojos un tanto  grandes, nariz pequeña y puntiaguda, cabello totalmente afeitado y contextura corporal robusta. El pequeño hombre; sabía aconsejarme y disfrutaba ser espectador de mis conquistas e intereses, siendo esta última la razón para hablarme de ella.

-Sabes hay una chica en mi colegio que es muy distinta. – Dice mientras toca su cabello con la mano izquierda.

  • ¿Ah sí? ¿Por qué lo dices? – Lo miré fijamente llena de curiosidad, sí Martín decía que una chica es distinta en realidad debía serlo.

-Es muy, muy, inteligente tanto como para comandar a todos los brigadieres, incluido yo. No es la belleza Miss Universo pero su forma de ser atrae a cualquiera. – Sonrió y devolvió su mirada a mí, se expresaba de ella con admiración, yo mantenía silencio y arqueaba la ceja izquierda, un tic que todavía no logro controlar.

-Se llama Nadel.- Dijo rápidamente.

Martín estudió durante cuatro años en un colegio de enseñanza militar utilizando uniforme distinto al de otras unidades educativas de secundaria, el alumno de mayor promedio es decir el más aplicado y responsable, se convertía en brigadier de su curso, lo que se entiende en otros colegios y países como presidente de salón o delegado de clase. A su vez los brigadieres de cada salón, cerca de 20 estudiantes, obedecían órdenes del brigadier mayor una estudiante de último año, la más aplicada de todos.

-¿Te gusta acaso?-  Expresé sin dejar de mirarlo expectante.

  • No me gusta, la considero una gran persona no llama mi atención para ser novia, solo para amiga, así como tú. – Sonrío sarcásticamente parando su trayectoria por un momento. – Seguro a ti si te gustaría.

  • ¿A qué te refieres con eso de, su forma de ser atrae a cualquiera? – Al decir esto último mordí mi labio inferior, en ese tiempo no controlaba mis impulsos.

  • Es que ella es muy graciosa, y siempre tiene algo que conversar. Es la mujer más inteligente que conozco, pero también la más humilde. – En ese momento sus ojos se abrieron, acababa de recordar algo importante. - Horita que recuerdo, no ha tenido muchos novios en el colegio, solo he conocido uno, ¡Mazar! Pero ese no sabe ni en donde está parado, tiene mucha suerte de haber sido su novio, mmmm ella es demasiado para él no sé qué le habrá visto. – frunció las cejas y tocó sus labios con dos dedos.

  • Entonces dices que es raro que no haya tenido muchos novios?, tú mismo lo estás diciendo, ella es demasiado inteligente, quizá los hombres se atemorizan ante ella. – Levante mis manos y me encogí de hombros, en señal de no darle importancia al asunto.

Seguí el camino con calma junto a él, hablando luego de trivialidades, pero en realidad Martín había logrado su objetivo Nadel entró en mi mente y no estaría conforme hasta conocerla para así saber si todo lo dicho era cierto.

Había logrado que me interese con esa descripción, no la conocía y me causaba  intriga. Detonó en mí, una atracción sin aproximación.

CAPÍTULO II

Casualidad

Luego de aquella conversación, varias veces Martín me habló de ella e incluso en la red social de Facebook me mostró su perfil. No llegue a prestarle mayor atención.

Al tener 16 años me mostraba con el gran interés de besar por primera vez a una mujer. Y me apresure a tener novia, relación que duró dos meses terminando muy mal. Nuevamente me apresure y tuve novia un mes después, pero esto era porque la chica en realidad me interesaba, aquella relación se mantuvo por casi dos años con altos y muchos bajos. Decidí acabar aquella relación con la cual no me sentía a gusto, además, había dejado de quererla.

Teniendo entonces 18 años me encontraba con la dura decisión de decirle de una vez por todas la verdad a mis padres, afrontar mi orientación sexual delante de mi familia no sería nada fácil. Finalmente lo hice, y todos lloramos, quien se llevó la peor parte fui yo, nadie me comprendió y mi madre me prohibió presentarle como pareja a una mujer. Al cometer esta acción mi mundo tuvo un cambio radical, comencé a trabajar, madurar e intentar ser más independiente. Luego de decirles a mis padres, no tenía ningún problema en hablar de mi sexualidad delante de mis amigas y amigos, si me querían como amiga debían saber la verdad. Fue entonces que comencé a entablar una fiel amistad con Jessenia, compañera de secundaria, ya que a ella también le gustaban las mujeres.

No diré más de ella por ahora, pero es parte fundamental de la historia.

Cada día se transformó en una dura batalla para ser mejor persona, esto me llevo a esforzarme mucho y decidir que en al entrar a la Universidad sería una estudiante de ejemplo, o quizá nerd.

El primer día de clases, mes de Abril del 2014, inicio del pre universitario, se me hizo sumamente desesperante debían pasar 6 meses antes de ser una estudiante universitaria oficial. No tenía ya en mente salir con alguna chica, solo quería concentrarme en mis estudios. Martín al no haber alcanzado cupo en Medicina, decidió estudiar en la misma universidad y carrera que yo. Nos llevamos la sorpresa de ser compañeros de salón, nuevamente como en la escuela. Pasaron los días, Martín y yo salíamos juntos todos los días desde casa a la Universidad, como llegábamos juntos se rumoraba que manteníamos una relación. Pero los rumores son eso, rumores.

Cierto día cuando las clases habían terminado y caminábamos por la facultad de Ciencias Agrarias de la universidad, sucedió lo menos imaginado.  Conversaba con Martín, y de pronto su mirada se pierde por un momento, dejó de prestar atención a lo que decía.

  • Michelle, esa chica que está allí… ¡Creo que es Nadel!, pero no estoy seguro. ¡No creo que ella estudie aquí! – Claramente estaba emocionado y camino tan rápido que por poco no lo alcanzo.

  • ¡Espera Martín! – Dije jalando su camiseta. – ¡Vas muy rápido!

Y Allí estaba ella junto a una amiga, la miré tan disimulada como pude, es un tanto más alta que yo, contextura corporal robusta pero no tanto para verse mal, de hecho se la ve muy bien, su piel blanca y parecía tersa, de cabello corto y ondulado el cual llegaba unos centímetros debajo de sus hombros, no parecía dedicarle mucho cuidado pero ¿eso qué?, definitivamente con una  gran sonrisa, sus dientes muy blancos se notaba el cuidado de ellos, nariz parecida a la mía algo que ahora me resulta extraño, sus cejas claras y finas las delineaba para que fuesen más notorias, frente un poco amplia. - Pero espera. –Pensé.- ¡Dicen que las personas de frente amplia son muy inteligentes!

Recuerdo que usaba converse negros, sus favoritos, y su vestimenta informal  que consistía en una camiseta negra de Guns N' Roses y pantalón jean que solo a ella le va tan bien. Ciertamente no era una belleza de Miss Universo, pero bastó escucharla hablar para saber que la atracción que sentiría por ella, sería la más fuerte.

-¡Nadel! – Martín se quedó delante de ella a la expectativa.

  • Martín? Oooh! ¡No lo puedo creer que grandes estás! – Lo abrazó fuertemente, casi que lanzándose a él. Se apartaron y entonces eufóricamente dijo. – ¡En serio te veo y no lo creo! Eras tan pequeñito, una cosita en el colegio. - Señala con sus manos una altura al nivel de su cadera.- ¿Qué haces aquí? ¿Estás estudiando en esta universidad? – Entonces dice a su amiga aún emocionada.- Mira Adri! Él es Martín estudiamos en el mismo colegio, él era brigadier y yo brigadier mayor yo, eran tan pequeño y ahora es tan grande, más alto que yo.-

  • ¡Mucho gusto!- Extendió Martín su mano y saludó en la mejilla. – Y bueno sí estoy estudiando aquí, junto a mi amiga, Michelle.- Fue entonces que mi presencia se hizo notoria, acercándome un poco saludé en la mejilla a ambas, Nadel al saludar marcó un beso en mi mejilla, lo cual sentí abrumador, su seguridad como persona para hacer aquello a alguien que acababa de conocer, tenía que ser muy alta. Además, su olor era muy agradable.

La conversación entre Nadel y Martín se extendió por largo rato, como pasó hace mucho no recuerdo más de lo que conversaron, lo que si recuerdo es la sensación que tuve desde el primer momento en que la conocí. Se dio una enorme casualidad, aquella chica de quien Martín había hablado años antes, se presentaba ante mí, se encontraba muy cerca. Pero espera, ¿Le gustan las mujeres? No voy a jugar a conquistar a una heterosexual.

A partir de ese momento, se desencadenaron tantos eventos, difíciles de creer. Cuando no sientes ni una mínima atención de la persona que te gusta solo te resignas, pero no te arriesgas…

Dejaré la historia hasta aquí, les aseguro que lo que viene ¡es de telenovela!

Debo dejar claro que no soy escritora, mucho menos poeta, lo único que he tratado al publicar esta historia, es contar algo que puede pasarle a cualquiera así que he tomado este medio como una fuente de desahogo. Sí, es real, me pasó a mí, lidio con la ironía y crueldad de la vida el día de hoy.

Otra razón para publicar esta historia, es saber sus opiniones aunque no busco consejo, he tomado ya una decisión, solo he querido compartir mi experiencia.  Si les agrada este inicio, seguiré con la historia, he tratado de hacer capítulos cortos para llegar al clímax de los hechos actuales. Dependiendo si tiene buen recibimiento, al final de la historia, es decir la siguiente publicación, les mostraré una foto de ella y yo…

Nos vemos? Muchas gracias por leer.