Que hubieses sucedido....?

7 años atras comenzo algo que terminaria en esas vacaciones de verano. Sexo, amor, infedilidad, mentiras y ocultamientos y hasta un embarazo; todo queda develado 3 años mas tarde.

En primera instancia, me gustaría agradecer sinceramente cada una de sus valoraciones, lecturas, criticas y comentarios, todos y cada uno de ellos son muy bien recibidos y considerados, también quiero agradecer en especial a la gente que me contacto, eso es muy agradable. Como sea…simplemente gracias, muchas gracias.

Acá estoy nuevamente con suma humildad intentando mejorar cada vez. En este caso relato una nueva experiencia personal. Espero les resulte satisfactoria, como se sabe ya, la esencia de la narración es verídica, pero se le añaden condimentos para hacer un mejor relato, sin que por ello me aleje de la verdad.

Era ya rutinario, hacia más de dos años que sucedía tal cual. Cada mediodía cuando el reloj marcaba las 13.45 ella se apeaba al ómnibus, abonaba el pasaje, e inmediatamente después nuestras miradas se encontraban de algún modo, era un desafió, un juego de inofensiva seducción, ambos manteníamos la vista fija y penetrante en el otro, las retinas eran canales de comunicación por donde miles de emociones, dudas y deseos se traspasaban de uno al otro y regresaban ansiosos de mas, casi con la exigencia de dar, de una vez por todas, el paso siguiente. Nunca lo di. Nunca lo dio. A pesar de la presión ejercida por la obvia y mutua atracción, jamás durante toda la secundaria pude recoger las agallas suficientes para enfrentarme a ella, siempre estuve al borde de hacerlo, siempre pensaba que seria el día siguiente o el otro, pero efectivamente jamás lo hice; tampoco ella. Realmente…aquella rutina de apareamiento animal, jamás llego a efectivizarse, comenzó como por designio divino allá por marzo del 96, yo iniciaba mis estudios secundarios, rondaba los 13 o 14 años, ella era una alumna de tercer año que caminaba sus 16. Trascurrieron cinco años desde ese momento, nunca…nunca pude ni siquiera sonreírle, nunca me anime a acercarme, a dar el paso, a provocar una historia, eternamente el temor al rechazo, la sensación de imposibilidad, el miedo liso y llano fue superior a mi deseo, a mi amor incluso.

Además la tajante realidad nos ubicaba en lugares opuestos de la pirámide social y de popularidad escolar, más aun en los inicios de esta rara situación. Al conocerla, al verla en realidad, Nerina era una alumna de tercer año, una estudiante consumada de aquellas que sienten el colegio como territorio propio, era bellísima, de rasgos finos y marcados, piel clara, cabello oscuro y un cuerpo que generaba mucho mas que mero deseo sexual, su físico provocaba un interés superior, y si sonreía… si lograbas verla reír, indefectiblemente caerías rendido jurando amor eterno era también aceptada y popular, pertenecía al grupo de elite del colegio. Por mi parte, era un ingresante de primer año, inseguro, estructurado, algo excedido de peso, introvertido e ingenuo, era como un marinero pisando tierras vírgenes, nada en mi vida previa se asemejaba a lo que resultaría mi secundaria, obviamente no era socialmente destacado y mi único atributo físico de destacar podría haber sido mi altura.

Ciertamente con el tiempo ambos fuimos desarrollándonos física y mentalmente, ella potencio su lugar de reina escolar, yo comencé a practicar artes marciales y deportes en general , deje crecer mi cabello, perdí mucho peso y gane varios centímetros, en resumidas cuentas al inicio del año 98, era yo un joven tan atractivo como cualquiera, con un cuerpo moderadamente trabajado, algo mas alto que la media y mucho mas sociable, extrovertido y seguro de lo que era al inicio, aun así, nuestros lugares dentro de la jungla escolar eran netamente opuestos. Tanto… que a pesar de asumir estar perdidamente enamorado de una mujer preciosa, pero con la que jamás había cruzado palabra alguna, deje transcurrir 60 meses sin siquiera dedicarle una palabra y esperar respuesta. Francamente creo que me abrumaba su belleza y me atemorizaba el rechazo. Sin hablar, al menos mantenía la duda y continuaba llevándome su mirada cada mediodía.

El curso de mi educación secundaria llego a su fin, el de ella había concluido dos años antes. Nunca mas la vi ni supe de ella, a veces creía haberla olvidado, o más bien intentaba convencerme de ello. En lo personal había mutado radicalmente tanto física como mentalmente, al ingresar a la universidad, era un muchacho muy sociable, confiado, atractivo, simpático e incluso hasta lanzado, totalmente extrovertido; físicamente el proceso comenzado hacia 3 años continuaba pero los resultados eran más elocuentes, mi vida social y sexual era variada y nutrida. Mis días eran activos y agotadores, trabajaba, estudiaba y salía a divertirme con bastante frecuencia. Al poco tiempo de comenzar mis estudios de derecho comencé una relación medianamente seria. Para el verano del 2003, estaba de novio desde hacia un buen periodo de tiempo

Era una tarde de verano, del mes de febrero, el sol se hallaba alto en el horizonte, las playas de la ciudad de Pinamar estaban atestadas de turistas, en su gran mayoría argentinos aunque también andaba por allí algún que otro extranjero. La gente pululaba por las costas del océano atlántico como en una coreografía perfectamente diseñada Yo, como era tradición, estaba allí desde hacia seis días con mi habitual grupo de amigos, la idea había surgido tres años atrás y la habíamos emprendido llenos de dudas y temores, todo salio bien en aquella ocasión y la idea se fue transformando en costumbre, así año tras año, llegando a la primera semana de febrero, cuatro amigos y yo emprendíamos el largo viaje desde Mendoza a Pinamar, 15 días mas tarde regresaríamos a nuestro lugar, sin un centavo, mas agotados que al irnos pero con un cajón lleno de recuerdos y vivencias que perdurarían en nosotros por muchísimos años. Era el quinto día de playa consecutivo, estaba ardido, mi cuerpo y mi mente necesitaban ya un recreo de sol y la arena, intente convencer a alguno de mis acompañantes de que seria buena idea recorrer la ciudad, caminar un rato, ver vidrieras y dejar por un día de tomar sol como lagartos. No tuve éxito, mi ocurrencia no prendió en mis amigos, aun así me fui, y decidido a pasear un rato lejos de la arena, opte por ver si encontraba los regalos de reglamento, buscaba algo que llenara mis aspiraciones sin desfondar mis bolsillos para lo que me restaba de vacaciones.

El centro de la ciudad balnearia no estaba menos abarrotado que la costa, pero al menos no había arena ni el sol pegaba con tanto poder. Llevaba hojotas hawaianas, un short de baño rojo y mi remera en la mano, a todas luces era un turista mas paseando por la céntricas calles de Pinamar. Di varias vueltas en afán de justamente caminar sin sentido, mirar locales comerciales, ver algún lugar para comer luego…nada relevante en si. Estaba frente a una juguetería, la marquesina me mostraba algunos juegos de mesa, varios peluches y un par de muñecos de los "Power Ranger", uno de esos me tenia casi convencido, mi hermano era fanático del Ranger Negro y estaría encantado con tener ese juguete en casa. Me dije que de todos modos andaría un rato mas y que de no encontrar nada que me convenciera mas, el muñeco seria el obsequio perfecto para mi hermano. Conforme con mi decisión continué la caminata, estaba a unos 15 metros de la próxima esquina, un grupo de mujeres, obviamente turistas también cruzaba la calle, el perfil de la segunda desde mi posición, capto mi atención, la vi durante algunos segundos, fue más que suficiente. Mi cuerpo se lleno de emoción, la adrenalina se desparramo por mi torrente sanguíneo, en lo profundo de mi ser sabia quien era, sabia que toda aquella alteración que sufría mi organismo estaba fundamentada. Apure el paso, corrí, llegue a la esquina me detuve y revise el escenario con la mirada, al llegar a mi derecha, a 90 grados de mi lugar, mirando las vidrieras de una marroquinería el grupo de chicas reía y jugueteaba entre ellas. Allí estaba, menos de dos metros me separaban de mi pasado, del único pasado que aun me torturaba en silencio. La observe con justeza, llevaba un pareo marrón chocolote, sandalias de playa y una remera musculosa blanca, su piel estaba algo mas oscura de lo que la recordaba, pero su rostro y su cuerpo eran tanto o mas bellos que antaño. Clave mis ojos en ella unos segundos, capte un momento de risa, no pude evitar reír también. Las dudas, los recuerdos y algo de temor tomaron por asalto mi mente, turbaron mi voluntad y por un segundo casi me obligan a desistir, a pesar de ello mis deseos primaron, la sensación de que tal vez estaba a un par de metros de la ultima oportunidad de hacer lo que tantas veces idealice fue superior a cualquier indesicion. No titubee más y me lance hacia ella. Con paso apresurado avance. Las vi moverse para continuar su camino, tome mas velocidad aun y las rebase, una vez lo hube hecho gire mi cabeza para terminar de convencer a mi ser de que a veces las cosas simplemente suceden. Me sentía en una película, viviendo una canción; como años atrás nuestros ojos se identificaron, nuestras retinas recobraron su memoria, las miradas eran mas profundas, mas sinceras, la vida, el camino recorrido nos había despojado de aquella inocencia, aun así…nos reconocimos.

Gire y bloquee su camino, ella se detuvo, frente a frente por algunos segundos no hubieron palabras. Las amigas naturalmente prosiguieron durante un metro mas, al notar la situación también detuvieron el paso. Una preguntó que sucedía, otra solo sonreía, las otras dos creo que estaban entre sorprendidas y asustadas, nada me importaba. Entre nosotros solo existía el espacio y la incertidumbre de los minutos venideros. En mi cabeza se apilaban las palabras, dudaba acerca de que debería decir, como empezar, de repente ese joven casi soberbio en el que me había convertido, volvía a renacer en ese niño tímido y asustadizo de antes, nuevamente era incapaz de expresar mis emociones, además aun esperaba en algún lugar de mi mente que me rodeara dejándome avergonzado y desilusionado. Por fin...mis neuronas retomaron el control y pude esbozar unas palabras

  • Cinco años de secundaria viéndote todos los días, dos de facultad…sin verte para nada. Jamás logre hablarte, nunca me anime a acercarme. He pasado todos esos años arrepintiéndome de mi falta de carácter, me he castigado tanto por ese silencio…- Mi voz era temblorosa, nerviosa, pero al menos no tartamudeaba y decía lo que efectivamente quería manifestar. Respire para calmarme y proseguí. - No podía dejarte ir sin al menos intentar, sin no se…hacer algo, algo que matara la incertidumbre del "que hubiese sucedido" – Fue un alivio inmenso, fue como liberarme de una gran carga, sabia que probablemente no era la mejor forma de iniciar un flirteo, mas allá de los antecedentes, pero era lo que realmente sentía, era exactamente lo que quería hacerle saber…Luego, la decisión de valorar eso o tomarlo a voluntad corría por cuenta de ella. Al terminar, simplemente sonreí y espere con ansiedad el contragolpe. Tardo en llegar.

– Yooo...bueno, yo tampoco me acerque en realidad…no se, no se dio para hablar…sucedió de ese modo, no se… - Esbozo una sonrisa nerviosa. La calma acudió a mi luego de aquellas palabras, entendí que mas allá de todo, que sin importar el silencio y el temor, que por encima de los reproches, aquello que secretamente nos unía, era efectivamente un sentimiento mutuo.

  • Ahora me anime, aunque siga sin saber bien que decir….es que en realidad son tantas las cosas….realmente me superan, es muy raro esto. Que se yo…encontrarte acá, tan lejos, siete años después. Además…- Dude un segundo, pero entendí que era el momento, que si en verdad pretendía mas que un dialogo nervioso y deletreado, debía jugar mis fichas en ese momento. Tome aire e intente no darle relevancia a las palabras por llegar. - Nerina, puedo… podes…? digo, estas ocupada, ahora, esta noche…, no se mañana por ahí? Que se yo…Me gustaría verte con mas calma y poder hablar tranquilo…jajá jajá, es que aun ahora sigo nervioso; y creo que vos también, ¿no? - Mi vos era mas calma, intentaba ser calido y seguro, lo era de hecho pero indudablemente esa mujer me podía

  • ehh…ahora…- También sonrió, y arreglo su cabello . – Ahora ya, no puedo…estoy con las chicas…pero mas tarde si, estaría bueno, por ahí…entendemos el por que de todo esto…jajaja!! – Obviamente también estaba alterada y la risa le servia como medio de escape. Me reconfortaba el sentir que al menos no le era indiferente. Continuó.

– Juntémonos esta noche a las 23, ¿te parece? Ahí estaría bien – Señalo una pizzería a mitad de cuadra a unos 50 metros de donde estábamos nosotros.

-Ok…Me parece bárbaro. Nos vemos ahí esta noche, entonces – Las palabras salieron apuradísimas de mi boca, como si no quisiera darle tiempo a arrepentimientos.

Recorrí el pequeño espacio que nos separaba para despedirla. Ella Inclino su rostro para ofrecerme la mejilla. No era de estatura corta, en efecto rondaba el metro setenta, tal vez algo mas, pero aun así para poder besarla, debía inclinar el cuello, obviamente fueron segundos, pero mi cuerpo me mataba

Al besarla y despedirla, permanecí un momento observándola alejarse, seguía siendo un monumento a la mujer, y ciertamente me producía un sinfín de emociones, pero a diferencia de hace años atrás…ahora también la deseaba, ahora mi instinto sexual también se veía activado, motivado. Aquel suave contacto con su piel me lo había terminado de confirmar.

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23.07…23.08. Los minutos caían salvajes. A mis ojos las agujas del reloj se movían con la velocidad de las astas de un ventilador . Corría calle abajo, esquivaba la gente y me abría paso como podía, mientras en silencio suplicaba por que aun estuviese ahí. Di un último paso y doble a la esquina, quedando ante mis ojos la pizzería en cuestión. Me detuve intentando recobrar la forma y la respiración. En tanto inspeccionaba el lugar en su búsqueda. Luego de algunos segundos la halle. Estaba allí de pie, a unos 80 metros se alzaba la figura que me provocaba todo ese remolino de sensaciones. Avance a paso lento. Estaba de espaldas a mí, escucho los pasos y giro. Primero sonrió, luego me reprocho la tardanza, y se acerco a saludarme, este segundo beso fue más natural, así también el contacto. Aun así el roce con su piel me alteraba, era un hecho más que claro en mi cuerpo y mi mente. Nos sentamos apurados y la charla fluyo con naturalidad, hablamos del clima y la costa, del mar y de la gente, tocamos un par de cuestiones superficiales y casi sin notarlo estábamos comiendo y hablando de mil cosas. Sin embargo ninguno de los dos ignoraba que existía un tema subyacente, de hecho cierta ansiedad, cierta tensión se ocultaba detrás de cada palabra, detrás de cada mirada, cada roce involuntario o intencional provocaba una reacción que ambos intentábamos aplacar. Habíamos elegido una mesa del interior del lugar, era de esas sin patas, que nacen directamente desde la pared y en lugar de sillas tiene dos sillones enterizos uno a cada lado de la mesa aptos para dos personas cada uno. Al llegar bien podríamos haber elegido ubicarnos enfrentados, sin embargo en un acuerdo silencioso, nos sentamos uno al lado del otro. La conversación comenzó a ser menos impersonal, paulatinamente iba encuadrándose dentro de los caminos inevitables, inversamente la tensión iba en aumento, conforme se acercaban las palabras álgidas, la sensación de estar ingresando en arenas movedizas, era palpable. No soporto más y fue ella quien tiró la primera piedra

  • Sucedió…pasaron muchos años…pero acá estamos, lejos de todo y todos…Cuando salí del secundario, hubiese jurado que no se daría jamás - Su voz era seductora pero calma, la ansiedad del inicio le había dado lugar a la continuación de aquella sugestión, solo que ahora, el riesgo de caer era mas latente, casi concreto. Su riza me resultaba hipnótica, nuestros ojos recorrían nuestras bocas a cada segundo. Casi inperceptiblemente, habíamos acercado nuestros rostros mutuamente, estábamos a escasos centímetros…se puso de pie en forma imprevista. Se acerco mas aun, fue un movimiento suave, estaba medio parada medio sentada, coloco su mano sobre la mesa y arrimo sus labios extremadamente cerca de los míos…Sentía el calor de su aliento tocar mi boca. Bajo aun más el tono de voz…y hablo lentamente. – Ya vuelvo…mantené la comida caliente… - Se sonrió y se alejo.

Me dejo ardiendo, la observe irse, caminar, centre mis ojos solo en ella, su cola se movía con gracia y sutileza de un lado a otro, llevaba un pantalón muy corto de color blanco, zapatillas claras y una remera azul, sin hombros con un escote engañador, que mostraba solo el inicio de los senos, el cabello suelto y una pulsera playera de color caoba sobre la muñeca izquierda. Su andar era seguro, sus pasos precisos…movía sus piernas con ritmo conocido, era inevitable no mirarla, no desearla, como siempre o tal vez como nunca estaba exquisita y hoy tal vez estaba cerca…muy cerca. Al cabo de un par de minutos, la observe regresar, esta vez mis ojos fueron a sus piernas, siempre han sido mi debilidad, estaban como toda ella, tostadas, oscuras y brillantes, era anchas carnosas y largas…Mi deseo, sepultado durante tantos años, estaba en ese momento a flor de piel, sentía el candor apoderarse de mi cuerpo, la excitación crecer en mi interior, dominar mi mente y mi razón. Volvió y se ubico tan cerca mió como estaba…me miro y sonrió en silencio.

  • ¡¡Me estas provocando corazón!!...Me estas matando a decir verdad… - Me surgió confesarlo, hasta ese instante la sinceridad había funcionado perfectamente, no había por que cambiar…Continué. – Decime…¿semejante maquina trae manual, supongo?...jaja!! – Reí nervioso…iba a seguir pero no me dio tiempo.

  • Mmmm...¿Necesitas manual, aun a esta altura…?? Mmm!!! Jeje..!!! – Al hablar lo hizo en el mismo tono que había utilizado unos minutos antes, nuevamente se aproximo hasta quedar lo mas cerca posible sin besarme y su risa ya nada tenia de inocente. – A decir verdad no…Es sin manual, pero dame el plan de vuelo y te digo si nos arriesgamos… - Ya nada quedaba, en lo posterior…era mi accionar lo que determinaría como seguia aquella historia

  • Me gusta la idea…se me ocurren tantos destinos….- No sabia bien que decir, y opte por ganar algo de tiempo. Baje algo mas mi tono de voz y mantuve la distancia, luego… solo me lance. – Todo el territorio es nuevo, me fascinaría explorarlo en detalles…en profundidad. Comenzaría por zonas sin peligro, claras y a la vista, lento y con cautela recorrería el cuello de frente y luego de costado, hombros…oídos, alrededores de la boca, daría varias vueltas por allí. Obvio hasta no conocer mas, no haría contacto directo, solo serian roces…caricias suaves, circulares, solo con la yema de los dedos. –

Mi mano iba despertándose poco a poco, busco por voluntad propia su cabello, luego el cuello…y se detuvo en los labios, allí permaneció, hasta lograr un beso lento y sutil. Mi voz continuo, sabia que debía, sin embargo resultaba difícil, mi mente no estaba en calma ni mucho menos. – Mas tarde luego de incorporar en mi conocimiento todo ese terreno, debería y desearía ahondar más. Con las herramientas apropiadas…descendería hacienda abajo, paulatinamente, primero solo en la superficie, sintiendo como el lugar se inquieta, como el sector reacciona a mi visita, aun con la protección de la tela, se que no tardaría en responder…Al lograr esa respuesta, centraría mis intenciones allí, seria suave pero contundente, rodearía el núcleo, daría suaves giros desde adentro hacia fuera hasta dar con el centro de energía del territorio, recién en ese momento, descubriría la zona, tal vez mis labios visitarían el sector, saboreándolo poco a poco, percibiendo el sabor de la piel, notando su temperatura crecer, adueñándome de cada porción de ella, humedeciendo en donde corresponda. Simultáneamente tal vez enviaría una expedición que se iniciara en forma opuesta a mi…-

Repentinamente, casi sin quererlo, había tomado el control de la situación. Sin dudas estaba excitadísimo, pero mi mente comenzaba a trabajar para mi. Lograba analizar las reacciones y era amo del juego. Mientras la mano que había llegado al principio a los labios, se paseaba ahora por los hombros descubiertos de Nerina, martirizándola con un toque razante, como si fuese una pluma. Mis dedos bailaban sobre todo lo que la ropa no tapaba, pasando en ocasiones muy cerca de lo que si estaba cubierto. Sus ojos también denunciaban excitación, ansiedad y diversión, su respiración era moderadamente agitada, cada tanto humedecía sus labios abiertamente y mordía su boca con cuidado. Entre tanto, mi otra mano, aprovechando la impunidad que nos otorgaba el mantel, inicio su camino un poco mas arriba de las rodillas. Solo con los dedos y con la mayor suavidad posible, avanzada y regresaba, iba desde adentro del muslo hacia fuera y pegaba la vuelta, el ascenso era lento minucioso, me ocupaba de ambas piernas. Gire mi cabeza y me coloque mas cerca de su oído izquierdo. Allí reinicie mi relato.

  • Del lado opuesto, el terreno seria peligroso ya en inicio, aun así mi ascenso seria lento pero seguro, cada vez iría más allá. Exploraría el muslo en profundidad…interior y exteriormente, amenazaría con adentrarme al mas allá, pero no, no lo haría rápidamente, avanzaría con precaución, disfrutando de cada porción de piel, notando como va erizándose ante el toque, a veces, si la situación lo permitiera, mi mano integra tomaría el músculo, apretándolo poderosamente y dejándose resbalar hacia arriba…traspasando la cobertura de la tela y preparando el ingreso hacia el lugar mas deseado de todos…hacia tu centro. – Mi mano acariciaba la pierna…caminaba con mis dedos piernas arriba, lo hacia en forma dominada pero permanente. Avanzaba altanero e iba llegando al objetivo. Mi otra mano, había penetrado la remera por la espalda y estaba recorriendo centímetro a centímetro su cuerpo. Eventualmente se arqueaba con disimulo, sus gestos corporales eran elocuentes, estaba al borde de estallar, ciertamente también yo me encontraba así. El diminuto pantalón era la única frontera entre su vagina y mis dedos, que ya presionaban la zona con la fuerza suficiente para hacerse notar. Sus ojos se cerraban y de su boca escapaban suaves gemidos, su aliento era calido, y sus músculos comenzaban a contraerse involuntariamente.

  • ¿Sigo?...- Mi mano abandono la espalda y fue rápidamente hacia sus labios, busco ingresar y lo logro con facilidad…su lengua absorbió mi dactilares y los mantuvo allí. Mi lengua se poso sutilmente sobre el lóbulo del oído, y fue algo mas allá. Un exclamación mas notoria que las anteriores huyo de su boca esquivando mis dedos… Mis caricias sobre su vagina, se hicieron mas punzantes aun, comencé a dibujar círculos sobre el pantalón y a empujar hacia adentro…- Sigo…? Te animas a ir mas allá?....Queres sentirme, queres tenerme adentro?...Quiero besarte completa, saborear todo tu ser…quiero beberme tus fluidos…provocar tus gritos…sentir tus uñas clavarse en mi piel… - Mi mano seguía masajeando su núcleo, mientras la otra, había regresado a su espalda, y desde atrás…atacaba el inicio de sus senos. Mis uñas raspaban con delicadeza su piel al transitarla.

  • Paraaa…paraaa… - Fue una suplica, un pedido disfrazado de orden. Su voz salio absolutamente distorsionada. Su cuerpo continuaba moviéndose al ritmo de mis disimuladas caricias, sus ojos llevaban minutos cerrados…A penas lograba contener su impulso. De hecho, nunca supe por que yo logre contener los míos. Su mano fue a la mía, y detuvo la masturbación encubierta. – Paraaa…por favor…para, mira donde estamos…- La forcé apenas y su resistencia se desvaneció como arena en agua

  • Ahhh…ahhh… - Era mi turno, y aun mantenía el dominio.

No detuve el masaje, pero con mi mano desocupada, tome la suya y la lleve a mi entrepierna, la asenté sobre mi dureza, absolutamente obvia a esa altura. No hizo falta mas, su mano agarro mi miembro casi por instinto…Lo sostuvo unos instantes y lo apretó fuertemente, intento iniciar un movimiento, pero mi ropa lo evito.

– Pedilo!!…decilo!! Quiero oírte decirme que me deseas….- Al hablar puse mi rostro frente al de ella, nuestras bocas mas próximas de lo que jamás hubiesemos soñado

  • Ahh…te quiero adentro…quiero sentirte…aaah. – Acuso recibo de la intensificación que aplique sobre sus genitales…- Cojéeme…cojéeme…ahora…yaaa…-

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No mas de 10 minutos mas tarde, luego de recorrer a toda velocidad los 700 metros que separaban la pizzería del departamento que compartía con sus amigas en la ciudad balnearia, Nerina abría raudamente la puerta de calle, mientras me explicaba que el resto de las ocupantes no estaban pero que regresarían de madrugada, que de igual modo, nos encerrarariamos en una de las habitaciones bajo llave. Mi cabeza no retenía absolutamente nada de lo dicho, solo imaginaba ansioso los acontecimientos que sucederían en segundos, mi mente solo expresaba el deseo contenido, los años de sueño, la sensación de oportunidad perdida, la desazón de tantas veces habiéndola dejado ir, el regocijo por saber ahora, que siempre fue un deseo compartido…La puerta de la habitación se cerro a sus espaldas, ni bien hubo puesto la traba, nos unimos en un beso animal, absolutamente salvaje, totalmente dominados por la pasión y la lujuria, sacando afuera años de deseo apresado, nuestras lenguas navegaban por nuestras bocas, chocaban entre si, humedecían todo a su paso. El beso estuvo totalmente desprovisto de belleza, de estética alguna, pero se vio desbordado de pasión. Tiro de mi camisa hacia arriba y luego hacia los laterales, haciendo volar varios botones, y dejando mi torso desnudo. Mis manos aprisionaban con violencia sus glúteos, mi lengua hurgetiaba su cuello y sus hombros…lamía todo en mi camino. Baje la remera sin molestarme en quitarla, dejando sus pechos totalmente a mi merced, en tanto los engullía uno por uno y repetía la operación infinidad de veces. Sentía sus pezones tiesos entre mis labios, sus manos luchaban con mi inoportuno short. Al no lograr despojarme de el, acariciaba, agarraba sin miramientos mi falo sobre la tela. Por mi parte, mientras mi boca no dejaba centímetros de piel sin besar y mi lengua exploraba cada centímetro de su cuerpo, mis manos deshacían el obstáculo que significaba su short, quitando también su ropa interior. Minutos mas tarde, por fin estaba también yo desnudo. Nos apretujábamos mutuamente contra la puerta, nuestros cuerpos se refregaban uno contra el otro, mi pene recorría su abdomen de lado a lado, mi rodilla estaba entre sus piernas y estimulaba su vagina. Podía percibir ya el liquido preseminal haciendo su aparición, debía esperar, debía soportar, pero la excitación era demasiada, eran años…muchos años de deseo enclaustrado. Los besos jamás cesaron, eran sin destino queríamos besarnos y lamernos todo, sin perder nada.

Me tire de rodillas y en tanto con mis manos alcanzaba la curva inferior de sus pechos, mi lengua iba descendiendo por el medio de su estomago, detuve la velocidad unos instantes al llegar al inicio de la pelvis, estaba absolutamente depilada, me desvié algo de mi objetivo principal…y lamí, sus ingles, y la parte interna del muslo, lo mas cercano a su vagina que pude. Sus piernas se abrían solas, brindándome por completo todo su sexo…su cadera empezaba tímidamente el movimiento típico del acto sexual. Mi lengua un no la poseía…El aroma a sexo gobernaba la habitación que se hallaba totalmente a oscuras, un desesperado rayo de luz se colaba por la ventana, permitiendo que su brillo a penas dejara ver las figuras sombreadas. Era un concierto de gemidos, de respiraciones agitadas y gritos de placer. Sus uñas penetraron mis hombros casi forzándome a que me comiera su concha…también yo lo deseaba. Comencé de arriba a bajo, lamiendo primero los labios exteriores en forma individual y horizontal, estaba absolutamente empapada y sus manos me presionaban con un poder inusitado. Poco a poco fui abriéndome camino entre sus jugos y su piel, mientras no permitía que ni un poco de carne quedar a la deriva, sin mi saliva en ella. Ayudado por una de mis manos, mientras la otra recorría senos y cola con pericia, abrí del todo su cavidad y engullí su clítoris…lo sostuve dentro de mi boca durante un tiempo prolongado, estimulándolo con mi lengua y mis dientes, también aplicaba succión. La conjunción de sus gritos, su sabor y sus manos empujándome hacia ella, conjuraban un placer único en mi haber. Libere su clítoris y continué devorándome su vagina, descendía mas y lamía la unión con su ano, hundía mi rostros en su entrepierna y me emborrachaba con su aroma, su textura sus reacciones. Su pelvis había iniciado un vaivén frenético…estaba cogiendome el rostro. Me puse de pie.

Intento tomar el imperio del momento y tras besarme burda y pasionalmente, tomo mi pene en sus manos, y quiso comenzar a chuparlo, en sus ojos se notaba el deseo de sentir mi miembro caliente y mojado en su boca, quería hacerme la mejor mamada de mi vida y de la de ella también. Realmente también lo deseaba, pero no se lo permití, no todavía. Tome sus cabellos y no la deje continuar el descenso, tire hacia arriba tan suave como para no lastimarla, tan fuerte como para que acatase, éramos animales cogiendo sin miramientos. Los dos de pie, la obligue a girar y darme la espalda. Tome sus muñecas apoyándolas sobre la pared, mas arriba de su cabeza. En tanto mordía sus hombros, flexione un poco mis rodillas y deje que mi verga se metiera entre sus piernas, sin penetrarla, pero recorriendo la entrada de su vagina y su recto con el tronco de mi pene. Al cabo de unos minutos de rasparla de ese modo, volví a caer de rodillas, con una de mis manos, colabore para abrir su ano, con la otra presione desde su estomago hacia atrás para que levantara la cola y me permitiera hacer mi labor… Comencé a chupar totalmente desbocado su ano, mientras mis dedos, se introducían en su vagina, que estaba a esas alturas totalmente dilatada. Chupe la parte posterior unos minutos y luego arqueándola mas y aun desde atrás…me avoque nuevamente a su concha, sin sacarle los dedos aun, mi lengua iba desde arriba a bajo. Su cuerpo dio inicio un temblequeo que indicaba que estaba cerca del orgasmo, la sensación de poder llevarla ahí con mi boca mi posesiono, estaba deseoso de engullirme sus fluidos. Arremetí mas con mis dedos y mi lengua…fueron menos de dos minutos. Sus piernas se trabaron en una contracción fuertisima, su estomago se endureció como una roca, uno de sus puños golpeo la puerta y el grito fue feroz…y repetitivo. Fue una acabada abundante, aun acuclillado tras ella, continuaba cogiendola con la lengua y los dedos…intentaba tragar todo lo que podía…estaba encantado con todo aquello y apenas podía contener mi acabada.

Así nos mantuvimos unos minutos, hasta que los efectos de su orgasmo fueron menguando. Aun de espaldas…la besaba y lengüeteaba por cada rincón. Se giro y se puso de frente a mi, nuevamente volvió a la carga con la mamada, yo lo deseaba con locura, pero ni bien pusiera sus labios en mi pija…iba a terminar y quería durar mas, quería penetrarla ahora. La bese tirando mi peso sobre su cuerpo y obligándola a sentir mi erección por completo sobre su vientre…Gemí y la alce apoyando su espalda contra la puerta y haciendo que sus piernas rodearan mi cuerpo, su mano dirigió mi miembro a su entrada. No hizo falta nada mas…la penetración fue inmediata, quería hacerlo suave pero mi instinto pudo con mi intención, la clave con fuerza y violencia, provocando gemidos y gritos…Tras algunos instantes encontré el ritmo y supe que iba a poder controlarme algo mas de lo que suponía. Su cadera chocaba contra la puerta en cada embestida, cada penetración provocaba un gemido o un grito en ambos

  • Dale…Dale…cojéeme, cojéeme…lléname de leche….dale…dame, dámela toda, partime…quiero toda tu verga adentro…ahh…así, mas, mas adentro…dale!!! – Sus palabras no hicieron mas que potenciar la calentura a niveles insospechados…La mantuve así unos minutos y luego la devolví al piso. Se la saque y esta vez no pude evitar que se la metiera en la boca casi con desesperación, le suplicaba que se detuviera…intentaba explicarle que no quería acabar aun…Hizo oídos sordos durante algunos segundos, luego con algo de piedad, saco mi pija de su boca y comenzó a lamerla entera, a saborear todo el tronco, en tanto acariciaba y apretaba mis genitales…Así lo hizo unos dos minutos, luego literalmente le robe mi miembro y la lleve al suelo dejándola boca a arriba. Me abalancé sobre ella, bese sus labios y mordí con fuerza sus pezones, descendí a su vagina y estuve allí unos instantes, intentando ganar algo de tiempo. – Aahh…métemela por favor…métela ahora, déjame sentirla adentro…toda, daleee..!!! .

Lógicamente, la penetre de nuevo….mientras nos cogiamos, nos besábamos incansablemente. Esta secuencia solo duro unos minutos. Luego me salí y le insinué con gestos y mis manos, que girara y se pusiera en cuatro patas, así lo hizo…Una vez la tuve así, me coloque con las rodillas flexionadas ubicando mi mástil a la entrada de sus agujeros. Segundos luego, estaba dentro de ella, dude si cogerla por atrás, pero decidí continuar como estábamos…La tome con una mano de las ancas y con la otra enrede mis dedos entre sus cabellos para atraerla a mi. Ahora si comencé despacio, pero incrementando el ritmo metida tras metida, poco me restaba, llevaba 15 minutos aguantando, con todo, continué…metiéndole toda mi verga, tiraba de sus cabellos provocándole arquear mas su cuerpo y sentirla aun mas…cada tanto mi mano, buscaba sus senos y los apretaba con fuerza, también pellizcaba sus pezones…Oía sus gemidos y ya estaba listo. Aumente la velocidad anunciando que mi acabada era un hecho, las clavadas eran casi golpes que aplicaba con mi cuerpo sobre el de ella…fue uno mas…dos mas…ya estaba. En ese mismo instante, gritando me pidió que me detuviera…yo no podía, así es que se salio por si misma. Trate de evitarlo, pero se giro poniéndose boca arriba. Yo permanecía inmóvil aguantando mi leche, presionando con mis manos la punta de mi pene. Me hizo señas para que me sentara a horcajadas de ella, colocando las piernas a cada lado de su cuerpo, dejando mi pija a la altura de sus tetas. Me tire prácticamente sobre ella, y puse mi miembro entre sus senos. Una vez ubicado donde y como me quería, tomo sus pechos desde afuera y utilizándolos…para hacer presión apretó mi pija con ellos, masturbándome, en tanto inclino su cabeza y centro su mirada concentrada en su tarea. Al notar lo que se propia, lleve una de mis manos hacia atrás hasta hallar su entrada, inmediatamente inicie una masturbación que seguía el ritmo de la que ella me hacia, las exclamaciones se mezclaban, era algo similar a dos animales apareándose, todo absolutamente salvaje. Los movimientos de sus caderas, en tanto mis dedos se movían dentro de ella, me hacían saltar.

No fueron necesarios mas de cuatro o cinco movimientos, y ya no pude contenerme mas…Al grito poderoso, le siguió una acaba maravillosa, mi pene escupía esperma a borbotones una y otra vez, los chorros se desparramaban por todo el cuerpo de Nerina e iban a dar a su boca, sus cabellos, sus pómulos, saltaban entre sus tetas…ella continuaba masturbándome, a ritmo mas lento pero sin cesar, de forma tal que mi cuerpo se contorsionaba espasmos tras espasmo y mi falo continuaba expulsando leche a diestra y siniestra. Al sentir mis líquidos esparcirse sobre su propia piel, sumado a la acción de mis dedos, tampoco ella se contuvo demasiado, y segundos luego de mi, también exploto en un grito potente, y viviendo otro orgasmo.

Al cabo de algunos minutos…todo había terminado, ambos sonreímos en silencio, ella aun tenia semen en su boca y su rostro. Me desmonte y acosté a su lado.

Restaban algo mas de una semana de vacaciones, nunca nos separamos mientras estuvimos allí. La secuencia se repitió mil veces, en otros lugares, con mas o menos ternura, siempre con mucha pasión. Cuando se acercaba el ultimo día, yo regresaria primero, ambos confesamos estar en pareja. Por mi parte, sin dudas estaba dispuesto a dejarla, ella a pesar de no explicar por que, se negó rotundamente a hacerlo y mas a explicarme el por que. El día de mi regreso, estuvo allí, nos despedimos con un largo y suave beso. En sus ojos amenazaban con escaparse algunas lagrimas, en los míos ya habían escapado. Ella decidió que mejor dejar las cosas así. Y yo contra mi voluntad, respete su deseo.

Años después, allá por noviembre del 2006. Una noche, cerca de las 8.30 p.m., decidí alquilar una película, me encamine al Video Club de mi barrio, entre y comencé a recorrer los stan en busca de algo que me sedujera. Mi vista iba y volvía, indagando película por película. Una voz atrás interrumpió mi proceso de elección, la reconocí inmediatamente. Gire y la vi, tan bella con siempre, ahora morocha. Me acerque sin pensar, toque su hombro y al girar la avasalle con un abrazo, que no fue del todo bien recibido. Me aparte y la mire, busque sus ojos ansiando una explicación. A metros de nosotros, un niño rubio de alrededor de dos años se aproximo a gatas a ella, un par de metros atrás, un hombre mas bajo que yo, de pelo corto y ropa muy formal avanzaba detrás del niño. Al llegar a mi, alzo al niño y me extendió la mano. – Diego…- dijo con voz firme – el esposo de Nerina, mucho gusto – También extendí la mano y nos dimos un apretón, lo mió fue un acto reflejo, lo del una acción territorial. Cuando estaba recuperando mi mano, mis ojos volvieron a Nerina. Por fin hablo. – Adrián el es Diego, mi marido. Diego el es Adrián, un compañero de la secundaria que no veo hace años… ¿Varios no? …- Tarde en entender, creo que en aceptar en realidad, en consecuencia también tarde en contestar. – Eh…si, hace varios años, es cierto, la ultima vez fue…creo que en Pinamar, hace como 3 años…si no mal recuerdo. – De repente entendí todo…cada cosa cayo en mi cabeza como un rompecabezas ordenado, inmediatamente comprendí absolutamente todo. Decidí dar un paso mas… - Si..Fue en Pinamar, estabas comiendo pizzas con unas amigas y nos cruzamos por casualidad…Sii..Ahora que recuerdo creo que me nombraste algo de tu pareja…no quiero meter la pata…- Termine disimulando una risa, disfrazando mi pesar. Ella contesto inmediatamente. – Si…si me acuerdo, tenias el pelo largo en esa época todavía. Si, me acuerdo. – Esbozo una sonrisa y continuo. – Si algo te hable de Diego, en realidad creo que te dije que estaba embarazada…nada mas…si..- Cada lagrima que recordaba de aquel momento, de pronto era acabadamente justificada en mi cabeza. No podía estar un segundo mas allí, volví a darle la mano a Diego, de mi boca salieron por inercia unas palabras formulistas, acaricie las cabeza del niño y me acerque mucho mas frió a dar un beso a Nerina. Al acercarme sentí lo mismo de aquella vez, y al alejarme, volví a ver aflorar aquellas lagrimas. En silencio nos despedimos y yo salí huyendo del lugar. Días mas tarde, por un conocido en común me entere de que se había mudado al barrio una semana antes. Aun hoy…la veo cada tanto, no puedo evitar preguntarme que hubiese sucedido…que hubiese sido si no hubiese dejado pasar tantos años

FIN.

Eso fue todo por ahora, gracias una vez mas por haber llegado hasta acá, por haberse tomado el tiempo y el trabajo de leer. Todos sus comentarios y criticas son contempladas, del mismo modo todo aquel que quiera contactarse conmigo es bienvenido.

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