Que hizo ella para merecer todo eso??? (4.)

En el internado de las mellizas, un castigo con la hermana Socorro puede a llegarse a convertir en un pecaminoso desafio de voluntades. Caerán en la tentación divina?.

Se apresuro a subirse los calcetines del uniforme escolar, si volvía a retrasarse sabia a ciencia cierta , que la madre directora la castigaría sin la excursión al teatro, apuro el paso y subió corriendo las escaleras de dos en dos.

No contaba con retrasarse tanto, pero... cualquiera dejaba lo que tenia entre manos. Había acudido al instituto a recoger los deberes de Eva, tal como lo hacia desde hacia dos semanas. A Rebeca poco le importaba la egoísta de su hermana, a ella se la traía el fresco.

La detestaba .

La zorra de su hermana pequeña, siempre llamando la atención, siempre queriendo destacar. Cabreada con todo el mundo.

Ella si tenia razones para estar enfadada,-- se dijo refunfuñando al colarse en laboratorio junto a su melliza.

Y se dispuso a escuchar la aburrida clase, su mente voló de nuevo hacia la odiosa Eva.

Ella iba a un instituto publico, rodeada de tíos...-- suspiro mentalmente, entraba y salia cuando le daba en gana y encima tenia la polla de papa enterita para ella.

Refunfuño irritada, provocando la ira de la Hermana Socorro.

  • Vayaaa, vayaaa... veo que la aburre la clase señorita , muy maaal, castigada a final de clase!.
  • Noooo... – protesto Rebeca sin mucho éxito.
  • Si sigue protestando, serán dos días..., – Lo prefiere?
  • Peroooo si yooo...-- intento quejarse de nuevo.
  • Tres días, siga así señorita y la tendré toda la evaluación … Contésteme vamosss...-- le reto la hermana entrecerrando los ojos.

Rebeca vio inútil el intento de rebelión, se agito furiosa mirando a su melliza , como no odiar semejante prisión.

Agachando la cabeza acato las ordenes de la Hermana Socorro, su tormento personal desde que llegara hacia 3 meses al internado.

Otra razón mas para odiar aquello. Poco le importaba si su Madre y su hermana Violeta hubiesen asistido al internado y hubiesen formado parte del cuadro de honor. A ellas les parecía una prisión, los uniformes, la disciplina, las hermanas enfundadas en los hábitos oscuros.

Acudir a la capilla obligatoriamente semana tras semana.

Aquel castigo con la hermana le llevaría directamente allí; a la capilla , primero a limpiar y ordenar el altar mayor, y luego confesarse de sus pecados al padre Sabino.

Si, sin duda detestaba aquello.

Aura sujeto su mano bajo la mesa intentando animarla, pero ella no era la que tendría que quedarse con aquel beato obsesionado por el pecado carnal y el azufre.

El resto de la clase la paso sumida en sus propios placeres carnales, rebulliendose en el taburete del laboratorio , notaba encajado el enorme pepino , provocandole una serie de orgasmos celestiales.

Si se contoneaba en el taburete muy despacito, como hacia en ese momento, podía dejar la mente en blanco e imaginarse montando la monstruoso rabo de Papa.

Otro orgasmo mas, y sus bragas dejarían huella en el taburete..., de eso estaba segura. Mordiéndose los labios para acallar las ganas de jadear ante el contoneo cada vez mas rápido de su pelvis. Joooodeer! Iba como una moto, apurada con las mejillas encendidas busco la mirada de su melliza.

Apretó su mano, para aplacar la brutal corrida que le propinaba el enorme pepino robado de la nevera.

Moriría por los continuos orgasmos que le provocaba, pero le importaba un bledo. Por fin, la cansina voz de la Hermana termino por acallar su incansable cháchara y se sentó tras el escritorio.

Tras dictar los deberes para el día siguiente el timbre sonó milagrosamente. Por fin se terminaba el martirio.

Aura recogió los libros bajo el brazo echándole un ultimo vistazo, su mirada lo decía todo.

  • Suerteee... no te preocupes... les diré que te quedaste estudiando en la biblioteca...-- termino guiñándole el ojo.
  • Aura... Espera...-- intento detener a su hermana-- a punto estuvo de contarle su aventurilla con el pepino , pero la intromisión de la hermana la acallo inmediatamente.-- Bajo la cabeza y rezo en silencio para no ser descubierta.

Su melliza desapareció inmediatamente. la hermana socorro y ella quedaron en silencio en el laboratorio.

--No se lo que le pasa últimamente señorita, pero esto tiene que acabar, entendido?

  • Yo no... quería molestarla hermana... lo siento-- respondió con estudiada timidez.
  • Bueno... bueno! Por lo pronto puede borrar la pizarra, sacudir los borradores, luego buscaremos algo en lo que ocupar su tiempo.
  • Clarooo... se rebullio nerviosa Rebeca.

Sin pararse a pensarlo mas, se levanto muy despacio del taburete, intentando no rebelar nada de su naturaleza secreta a la hermana, temblando de excitación se dirigió hacia la pizarra con paso algo inestable.

La Hermana Socorro contemplo el paso algo titubeante de la chica, extrañada entorno los ojos y miro hacia donde un instante había estado sentada. El cojín negro del taburete parecía empapado, se maldijo en silencio no reconocer los síntomas de indisposición de su alumna, sin duda había manchado de sangre el taburete.

Contemplándola era claro lo que la tenia revuelta, detestando su poca empatía hacia sus alumnas decidió limpiar ella el estropicio del taburete, apresurándose hacia la alacena de material agarro el rollo de papel , intentando reparar su falta de tacto intentando secar el taburete mojado.

Apretó el papel contra la tela, esperando la mancha de sangre, se sorprendió verlo limpio del fluido menstrual.

Extrañada aparto el papel, para directamente palpar la humedad que cubría el cojín del taburete, casi enseguida su mano se empapo revelando la transparencia. Sospechando furiosa su origen, se llevo a la nariz la mano mojada de fluidos.

Olía a coño excitado, de hecho lo hacia como una perra en celo. La hija de satanás se había corrido en el taburete, visto lo visto las suficientes veces para empaparlo.

Enfurecida entrecerró los ojos para contemplar la envarada posición de Rebeca al borrar la pizarra. Ella le enseñaría, perra caliente!, incluso para agacharse lo hacia de una manera extraña y sospechosa.

Rebeca ajena a todo lo que no fuera escapar al lavabo para desalojar el pepino, continuaba notando el cuerpo de gelatina.

Volviéndose hacia la hermana Socorro, la furia de sus ojos los había convertido en dos finas rendijas que parecían humear furiosos.

  • Vaya , vaya señorita Rebeca, le duele algo?-- No me diga que tiene la regla?
  • Ehhh, estoooo... Siiii esoo, la regla...-- bufff! De hecho me encuentro fatal hermana?-- Me da permiso para ir al lavabo.--suplico cada vez mas nerviosa al ver acercarse a la hermana con la vara en la mano.
  • Pero mujer... porque no me decía que le dolía..., tengo aquí precisamente unas pastillas!-- tómesela y se le pasara – dijo acercándose justo a su espalda .

Antes de saber muy bien lo que sucedía, noto la mano de la hermana en su hombro empujándola sobre el escritorio.

La vara choco estrepitosamente contra la mesa, asustando a Rebeca de verdad.

Sin ni siquiera saber lo que la había provocado, decidió permanecer quietecita los acontecimientos.

Casi sin mediar tregua, la mano de la hermana levanto la falda del uniforme hasta dejarla en bragas.

Ahora si que se iba a armar gorda!-- pensó al verla aullar perpleja por el bulto asomando de sus candorosas braguitas de algodón blanco.

Trago saliva nerviosa.

  • Perra lascivaaaa!-- aulló furiosa a pleno pulmón.-- Que eso que asomaaa...-- y sin esperar respuesta de la atorada chica – sujeto las bragas de algodón tironeando con fuerza.
  • Madreee.... noo es lo que pareceee....!-- intento justificarse Rebeca.
  • Madre de Dios Santísimo...-- Murmuro la hermana santiguándose al ver el enorme pepino hundido en la vagina .
  • Espere... madre... Yooo..., – murmuro Rebeca intentando levantarse.
  • Perra del Diablo...! Ramera de Satanás...-- escupió furiosa la hermana – esto es antinatural..., sujeto el pepino intentando desalojarlo de su tierno escondite.
  • Ayyyy hermana...., uffff aulló al ver como la hermana sujetaba el pepino y se lo metía un par de palmos mas. – Con cuidado.... Dioooooosss...
  • Así que te gusta esto... ramera...! aulló clavandole la hortaliza en un furioso empujón...-- te gusta clavarte la polla del diablo bien dentro... eh?-- siguió follandola con furia.
  • Ahhhhhhhhhhhhhh, Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.-- Siiiiiiiiiiiiiiii, repitió Rebeca con las entrañas abiertas por el cada vez mas rápidas envestidas.
  • Te imaginas a Belcebú follándote, verdad?-- susurro la hermana socorro al oído.-- El coño bañado en su semilla caliente..., a que si?- siguió resbalando el pepino dentro del coño de su alumna.
  • Ohhhhh, Ohhhhh, Ohhhhhh, Ohhhhhh, Ohhhhhhh – me corroooooo, me corrroooooo-- termino jadeando Rebeca al sentir el orgasmo arrasándola.

La hermana Socorro contemplo el fluido vaginal bañando su mano hasta escurrirse en su muñeca, aterrorizada por sus reacciones, retrocedió mirando el grueso pepino escurrirse hasta caer haciendo un sordo ruido en la tarima del escritorio.

Acalorada y extrañamente nerviosa, sintió como la toquilla la asfixiaba hasta dejarla sin aliento.

El coño abultado de su alumna rezumaba aun la esencia de sus continuos toqueteos, y sintió el impulso de lanzarse a lamer cualquier resto del pecaminoso encuentro.

  • Zorra del demonio... – susurro acercándose hasta posar su cara a escasos palmos de su culo aun en alto.-- Seguro que esperaras a que el demonio deje tu semilla dentro de ti, tentándolo...-- Ofreciéndote verdad?

Rebeca no entendía ni quería hacerlo, solo se dejaba llevar. Sintiendo el magnifico polvo que la hermana Socorro le había proporcionado. Quien lo hubiese dicho!. Pero lo que jamas hubiera imaginado era su lengua lamiendo sutilmente la corrida, sus manos sujetándola firmemente mientras la chupaba escarbando una y otra vez las paredes de su vagina.

Tuvo que sujetarse a los costados de la mesa para no caerse, era alucinante. Una monja le estaba dando la mejor comida de coño que hubiese gozado, sin duda sabia lo que hacia, porque casi inmediatamente alterno dos de sus dedos con la lengua, provocandole una serie de gemidos angelicales.

  • Ufffffff, uffffffff....-- aulló Rebeca de lo mas complacida.

La hermana siguió castigando el coño con el dedo enterrado dentro de su vagina, enroscando su lengua en el clítoris de su alumna, masturbandola hasta tenerla casi a punto de la locura.

El final les llego a las dos de una manera sorprendente, a Rebeca reventando en otro explosivo orgasmo . Y a la Hermana Socorro tragando hambrienta la corrida de su alumna.

Poco a poco los latidos de ambas se calmaron en sus acelerados corazones, recobrando el poco sentido común olvidado tras unos momentos de lujuria.

La hermana Socorro levanto su cara aun medio empapada de la corrida, retrocedió asustada llevándose la mano a la boca, negando con la cabeza una y otra vez.

Un pequeño gemido escapo de su garganta convirtiéndose en un sollozo, Rebeca levanto su cuerpo satisfecho tras la larga tarde de sexo.

Contemplo la asustada cara de la Hermana Socorro, intentando taparse los ojos con las palmas de las manos abiertas.

Sin duda se arrepentía de haber dejado escapar sus oscuros deseos, – pensó Rebeca traviesa. Ya no parecía la autoritaria profesora de hacia un momento. Es mas , semejaba mas una fuente de flan tambaleante que no un pilar de la enseñanza.

Negando con la cabeza, se agacho para calzarse de nuevo sus empapadas bragas y desde allí abajo escucho a la hermana sollozar cada vez mas fuerte.

Le apeno escucharla llorar como una niña pequeña, y sabiéndose ganadora momentánea de aquella lucha de voluntades, contemplo el rígido habito negro temblando de miedo.

Por un segundo, la maldad cruzo de nuevo por su mente.

Por que no?

Acercándose aun en cuclillas, acaricio el habito de sarga negro de la hermana. Esta , intento huir escabulléndose hasta que su espalda toco la pizarra.

Rebeca la tenia, poco a poco sus manos recorrieron la falda del habito levantándola con mucho cuidado.

Sin dejarla reaccionar las ato con la cuerda de su cinturón, dejándola únicamente con aquellas bragas horrendas de abuela, el tacto de los contorneados muslos dejo la piel deseando ser adorada y besada.

Y así lo hizo Rebeca, beso lascivamente cada centímetro de adorada piel lechosa, avanzando hasta el tesoro de una monja.

Sujetando la cinturilla de las bragas no escucho protesta alguna ante la invasión , es mas la hermana por primera vez bajaba la vista para contemplarla muda.

El glorioso coño de la monja apareció en todo su esplendor, bello rizado castaño oscuro poblando la jugosa raja dispuesta a ser lamida sin compasión.

Rebeca se relamió hambrienta, guiñándole un ojo pícaramente.

  • Noooo... lo hagasss … en nombre de Dios Altisimo...! --suplico la hermana.

La escucho agonizando lascivamente, allí estaban ambas, la maestra apoyada sobre la pared de pizarra con la alumna a sus rodillas hurgando entre sus piernas. Se pregunto como serian las tetas de monja?, acaso tan dulces como esperaba.

Antes de poder protestar observo a Rebeca entre sus muslos lamiendole el coño mamando lascivamente, hundiendo la nariz en el grueso botón de la monja, punteando la lengua una y otra vez en el clítoris de la monja.

  • Ayyyy Dioooooos, Ayyyyyyyyy Diooooosss... – jadeaba la hermana por primera vez sujetando la cabeza de la chica acercándola mas y mas. Mmmmmmmmm!

La lengua de Rebeca no dejo de castigar el clítoris , lamiendo y tragando los fluidos celestiales de la monja, la escuchaba encomendarse a dios, empujando la pelvis para que pudiera pajearla con mayor rapidez.

  • Santa madre de dios...., Ahhhhh, Ahhhhhh.... maaas fuerteeee.... ohhhhh!

A ella le encanto ese aspecto de la hermana Socorro, sumisa y ardiente. Como no excitarse con una monja guarrona – se convenció hundiendo la cara lo mas profundamente posible. Lamió y lamió , usando dos dedos para aumentar el placer divino .

La viciosa monta jadeaba cuando tres de sus dedos se hundían furiosamente en su vagina, las manos de la hermana se crisparon , arañandola, tan cerca estaba del final que la convulsión la llevo al borde de la locura. La cara de Rebeca se lleno del dulce manjar de la corrida, que procuro tragar hambrienta.

La monja apenas podía reaccionar cuando abandono su posición y la tuvo enfrente de ella, debía estar traspasada por el placer, que apenas se inmuto de la mano agarrando la toquilla y acercándola a la alumna.

La lengua de Rebeca abrió la boca de la monja, que aun conmocionada dejo que su lengua se lanzase a un continuo baile lubrico. Cuando ambas se volvieron a mirar fijamente, la hermana Socorro aparto los ojos sonrojada.

  • Sera mejor que vuelva a casa hermana, si no Papa se preocupara por mi.-- volvió a alejarse relamiéndose lúbricamente Rebeca. – Nos vemos mañana hermana.

Aun temblorosa, la monja se llevo la mano al crucifijo prendido en el pecho, santiguándose y asintiendo muda con la cabeza, aturdida seguía sin articular palabra alguna cuando vio a su alumna tomar sus libros y desaparecer por la puerta.

Intento serenarse, aquello era pecado..., aun así..., era tan placentero..., negando con la cabeza, bajo sus manos hasta las tetas sensibles y las estrujo solo un instante. No, no-- se dijo de nuevo asustada, temblorosa desanudo el habito de sarga de la cintura dejándolo caer como una cortina. Mortificada, se subió las bragas con gesto rápido.

Reparando en el horrible pepino abandonado en el suelo de la tarima.

Era el instrumento del demonio, sujetándolo con miedo aprecio el tacto rugoso de la piel aun húmeda .

Debía liberarse de él, y encaminándose hacia el enorme cubo del laboratorio se propuso eliminar para siempre el recuerdo de aquella odiosa tarde.

Pero, algo en su interior le impedía soltarlo, en su mente perturbada se justificaba una y otra vez .

Al fin aturdida, se dirigió hacia el retiro de la oración, había pecado , se confesaría ante el padre y que dios hiciera el resto.

Rebeca ajena al mal interior de la hermana Socorro, se dirigió hacia su casa como todos los días, recordando cada una de las reacciones de la monja. Por que no?, al fin y al cabo el cuerpo humano esta para gozar.

Era antinatural negarlo, no?, solo había que ver los ojos del padre siguiendo cada movimiento del equipo de voley del internado.

Ni aun siendo el entrenador como lo era, podía disimular las erecciones tras una larga jornada de entrenamientos. Como la tendría el padre sabino, Mmmmmmmm – , pequeñita y juguetona o gorda y sabrosa.-- se le hacía la boca agua.

Estaba deseando saberlo.

Ladeo la cabeza al subir la escalerilla hacia casa, la de pajas que debía hacerse en solitario.

Vaya, después de todo si era posible que fuera un demonio!.